9. "Esos girasoles"
- ¿Está diciendo que ahora tengo un hijo? - pregunté elevando el tono de voz indignado por la repentina noticia que nos dio el comisario pero sobretodo preocupado por toda la tarea de padre que me cayó encima.
El hombre mantuvo una expresión relajada durante todo el tiempo para evitar alterarnos aun más.
- Falta documentación por presentar para dar por finalizada la adopción pero de momento parece que tiene el permiso para llevarlo a casa y por lo tanto ya se le puede imponer la sanción legalmente.
-No, dígame que eso no es cierto...
Claro que quería tener un hijo pero no de esa forma. Había resultado una adopción forzada y sin ningún tipo de preparación.
- Me temo que no puedo hacer nada por usted, señor Chance.
Miré a Jake quien aun seguía sujeto a una de mis piernas y alzó la vista mostrándome sus enormes ojos verdes. Tan inocentes y rechazados.
- Hugo, parece que quierez llorar. ¿Te han dicho algo feo?
Mirando fijamente a sus pupilas como si mi vida dependiera de ello meneé levemente la cabeza de un lado a otro para expresar negación.
- No, Jake, no me han dicho nada feo - bajé considerablemente el tono de voz aun en trance.
De pronto sentí los brazos de Elmer rodeando mi cuerpo y apoyando mi cabeza sobre su hombro.
- Elmer... - murmuró Jake -. ¿Por qué eztá llorando?
¿Yo ya era padre? No me lo podía creer, ni siquiera me había casado con Elmer aun, por no mencionar que no éramos capaces ni de establecer abiertamente nuestra relación. ¿Cómo había podido suceder esto en un momento así? Yo quería acabar mis estudios y asegurarle una vida a mi nueva familia. Esto iba demasiado deprisa y no estaba previsto en absoluto.
- Elmer, no puedo... No soy capaz.
Era muchísima responsabilidad y no dejaba de imaginarme el caos en el que me sumiría.
- Vamos...fuera un momento - dijo Elmer poniendo una mano sobre el arco de mi espalda -. Jake, espéranos aquí cinco minutos.
- ¿Vaiz a volver? - entristeció su expresión.
Yo me dejé guiar por Elmer en cuanto le respondió al pequeño:
- Sí, no tardaremos.
Salimos al exterior y rodeamos el edificio quedándonos en un lugar vacío y donde nadie nos oyera hablar. Entonces me deshice por completo y me dejé caer en sus brazos abrazándolo. Oculté mi rostro y dejé que hablara.
- No me...gustan mucho los niños, la verdad - confesó -. Pero hiciste bien en salvar a Jake de aquella señora. Con escuchar unas palabras salir de su boca ya me pude imaginar el infierno en el que Jake había estado viviendo. Por eso creo que el universo debería recompensarte. Tal vez no sea tan horrible haber improvisado con todo esto. Parece un buen chico y puede que no dé muchos problemas...
- Pero Elmer... - hablé jadeante -. Esto es una locura. No tengo ninguna experiencia en cuidar niños y tú tampoco. Además, ¿qué le diré a Wayne? Lo mires por donde lo mires somos dos hombres viviendo juntos con un niño de 6 años. Es una familia gay a ojos de cualquiera.
- A ojos de cualquiera que pueda ver.
- Lo siento, no pretendía decir eso.
- No pasa nada. Escucha, ya no podemos hacer otra cosa. Y no es tu responsabilidad sino nuestra, ¿de acuerdo? No cargues con todo. Haremos...algo. Hemos sobrevivido a experiencias peores.
De mis ojos comenzaron a caer pequeñas lágrimas y Elmer me tomó el rostro entre sus manos con delicadeza.
- Ey, que no estás solo. Querías tener un hijo igualmente así que no veas esto de forma tan negativa. Tenemos dinero ahorrado suficiente para pagarle lo que haga falta - apoyó su frente contra la mía -. Habrás salvado a un niño de una infancia destrozada.
De repente me vino a la cabeza mi vida a los 6 años, y todo lo que me ocurrió hasta la adolescencia. A los 6 fue cuando me di cuenta de que mi padre no me quería y de que no tenía a nadie.
Elmer me secó las lágrimas y depositó un tierno beso sobre mi helada nariz.
- Tenemos una habitación libre para él pero ya no podremos usarla de coartada para ocultar que dormimos juntos.
Sonreí. Eso era una tontería en realidad. Todos nuestros amigos nos insistían constantemente en que diéramos el paso porque veían mejor que nosotros mismos ese lazo especial que nos unía. Ellos estaban deseando pasar de burlarse de nuestro derecho a roce siendo compañeros de piso a hacer bromas con la organización de la boda.
- Gracias, Elmer.
Él me devolvió una leve sonrisa y bajó sus manos por mi cuerpo hasta localizar las mías.
Ahora era cierto que seríamos padres. Teníamos una nueva familia por error.
- Pero que conste que no voy a cambiarle los pañales - aclaró mientras nos volvíamos a encaminar de vuelta con Jake -. Ni a cantarle nanas.
- Tú vas a disfrazarte de Papá Noel en Navidad.
- Entonces tú me acompañarás disfrazado de la chica helada de Frozen.
- Mira qué gracia me ha hecho - ironicé.
En realidad sería divertido pasar las navidades de una forma más infantil. Sería una experiencia nueva incluso para mí. No podía evitar emocionarme solo de imaginarme ese periodo.
Tal vez Jake cambiara un poco nuestras vidas a partir de ahora en adelante.
*****
(Narrador externo)
Cuando Erik volvió al piso común habiéndose asegurado de que Hugo llegó a casa sin problema dejó las llaves del coche en la mesita de noche de Asier y seguidamente se quitó los zapatos. No se dio cuenta de que entre pensamientos acabó entrando en su propia habitación.
- Uh, mierda... - se dio la vuelta para irse habiendo visto a Greg durmiendo sobre su cama cubierto por la sábana con cabeza.
Justo antes de dar un paso fuera de la habitación se detuvo.
Solo sería un segundo. Solo un momento para ver el rostro de Greg durmiendo. Eso era lo único en lo que podía pensar Erik en ese instante.
Con extrema precaución, Erik avanzó hacia el dormido chico sin hacer un solo ruido.
Ahí estaba, dormido sobre su propia cama; ni siquiera pudo acostarse sobre la de Greg en las veces que se había quedado en su casa. Pero al fin pudieron tener algo compartido aunque fuera una estupidez.
A Erik se le fue toda la emoción del momento cuando al destaparlo descubrió que no había ni rastro del pecoso. Y no solo la emoción sino también el color del rostro al ver la ventana blindada de su cuarto abierta.
Greg había sido secuestrado.
Bueno, o podría haber huído, tendría sentido por la cuerda que colgaba del alféizar.
Decantándose por la segunda opción Erik tampoco descartó la primera así que inmediatamente le escribió un mensaje para asegurarse.
-----------------------
Chat privado
Tú: Greg dime que has vuelto bien a casa y que no te ha seguido nadie
Tú: Por favor Greg
Tú: Por lo que mas quieras dime que estas bien
-----------------------
No dejaba de mirar el móvil esperando una respuesta. Erik andaba en círculos por su cuarto, luego se sentó, se volvió a levantar y se llevó las uñas a la boca.
- No, otra vez no - se contuvo y dejó el móvil un momento sobre la cama para buscar un chicle en su cajón.
En lo poco que tardó en metérselo en la boca su móvil vibró por una notificación y Erik se apresuró en echarle un vistazo.
Era Greg.
---------------------------------------
Pequitas🌻: Lo siento, Erik, no me podía quedar con vosotros. Sé que os doy problemas y no soy quién para desencajar vuestros planes de...lo que sea que hagáis.
Pequitas🌻: De hecho
Pequitas🌻: No hace falta que me cuentes nada. Pensé que había confianza pero me he dado cuenta de que en cinco años que nos conocemos no sé nada de ti a parte de que te gusta el skate, la música antigua y que trabajas en una cafetería a media jornada.
Pequitas🌻: Lo siento otra vez por esto pero...creo que no deberíamos vernos tan a menudo.
Pequitas🌻: Por favor, no respondas a este mensaje, no quiero leer nada más por hoy.
---------------------------------------
Erik dejó caer el móvil en cuanto leyó la última palabra. Se sacó el chicle de la boca sin decir nada y lo lanzó a la papelera que tenía en la otra esquina de la habitación logrando que entrara limpio sin haber mirado siquiera a dónde tiraba.
No quería dejar de hablar con Greg. En absoluto. Diría que era lo que menos deseaba en el mundo pero habían algunas cosas más por delante como el mantenerlo ajeno a sus problemas. Greg era ese mundo de felicidad y pureza que Erik ambicionaba. Jamás se perdonaría su intoxicación.
Se encontró de pronto con una mezcla de sentimientos totalmente opuestos entre sí.
Su cabeza decía que Greg estaba en lo cierto. Su corazón luchaba por decirle que no se fuera nunca de su lado.
En cuanto Greg dejó de escribir esos mensajes también dejó caer su móvil al suelo y se acuclilló cubriéndose el rostro. No se podía creer que acababa de decirle a Erik de forma parcialmante indirecta que no quería seguir viéndolo. Pero nada de lo que le había escrito era incierto. Ya no se podía echar atrás si de verdad quería que Erik reflexionara sobre sus actos y relaciones.
Se frotaba los ojos con las mangas de una sudadera de Erik que se había puesto sin haberle pedido permiso. No la había robado pero muy en el fondo quería seguir teniendo algún motivo para verlo de nuevo.
Se abrazó las piernas sentado entre dos papeleras de un callejón aleatorio en el que se perdió a aquellas horas de la madrugada. Quedaba poco para que saliera el sol así que no había razón por la que preocuparse. Miraba la pantalla de su móvil esperando que, a pesar de todo lo que le había dicho a Erik, él le respondiera, esperaba que le dijera que todo iría a cambiar y que se arrepentía por haberse portado como un cretino. Quería ver una notificación de un mensaje de Erik que no llegó.
Bajó la cabeza comenzando a llorar. Nadie pasaba por ahí, nadie lo escucharía.
Excepto aquella persona que cambiaría el curso de su vida.
- ¿Quieres un pañuelo? - le ofreció una agradable voz masculina que le hizo levantar la mirada del suelo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top