6. "Señales"

- Que rule la pasta, he ganado - decía Iván mientras iba recogiendo el dinero -. Vamos, no os cortéis. Mis 10 pavos.

Con reproche le iban entregando el dinero uno por uno hasta que llegó el turno de Lucas quien se levantó vaciando sus bolsillos sobre la mesa de centro.

- ¡No me jodas! - se quejó Iván -. ¡No voy a contar todo eso!

Entre monedas pequeñas de céntimos ni siquiera llegaba a los 10 euros pero eso no lo iría a comprobar nadie así que salió ganando en la apuesta de cómo acabaría el drama que se montaron Greg y Erik a la puerta de salida.

Erik se quedó deshecho en la puerta viendo cómo Greg se iba a una de las habitaciones por su cuenta. Había aceptado quedarse en el cuarto de Erik aquella noche pero puso la condición de que nadie entrara hasta el día siguiente. No quería hablar más, solo...asimilar lo que había pasado. Estaba muy confuso y tampoco sabía cómo debía actuar a continuación.

Erik, cabizbajo con los brazos colgando como si no tuvieran dueño, caminó hasta donde estaban sus compañeros y se dejó caer en un hueco libre. Se inclinó hacia delante y se cubrió el rostro tensándose a continuación.

- Asier te voy a matar - murmuró teniendo al pelirrojo sentado al lado.

 Asier lo miró perplejo y fingió una sonrisa tocándole el hombro.

- Ey, me alegro de que estés bien...

- No me jodas, tío - alzó la cabeza apartándole la mano y mostrando sus ojos rojos junto a una expresión muy enfurecida -. Tú le mandaste esos mensajes a Greg. ¡Nada de esto hubiera pasado si te hubieras contenido!

Ojos rojos.

- Erik, cálmate, por favor... - pidió Sam al verlo alterarse tan de pronto.

- ¡Me has estado tocando los putos cojones con lo de Gale que ya no sé ni lo que hago! - se levantó enfrentando a Asier desde arriba -. ¿Qué coño te importa lo que haga con Greg? ¡Métete en tus asuntos!

- No me levantes así la voz, Erik - se levantó quedando a la misma altura -. ¿Y qué mosca te ha picado?

- ¿Y a ti? ¿Por qué no dejas de comportarte como si me tuvieras monopolizado? Lo nuestro no fue nada así que olvídalo.

Provocaciones.

- Oh, bien, menos mal que lo has dicho porque pensé que aun querías volver a lo de antes. Se te notaba en lo perdido que estás por el pecoso.

Erik lo agarró de la camiseta con fuerza y lo atrajo hacia sí.

- Te he dicho que no vuelvas a hablar de él. Ni ricitos, ni pecoso, ni rubia, ni Greg. No lo menciones - vocalizó cada palabra.

Amenazas.

Estaba claro.

- Erik tómate ya las putas pastillas - dijo aflojando el agarre con una mano -. Se te ha ido la olla.

Ese no era Erik.

- ¿Que se me ha ido la olla? - rió para golpear a Asier en la cara causando un gran impacto y sacándolo a unos metros del resto -. ¿Es a mí a quien se le ha ido?

Asier no llegó a caerse al suelo pero se frotó la zona adolorida.

- Tómate las pastillas.

- Erik, detente - le dijeron desde atrás pero él los ignoró caminando hacia Asier.

Erik tenía una mirada asesina sobre el rostro. Asustaría a cualquiera a quien mirara así pero no era la primera vez para Asier.

- Por tu culpa cambié de planes yendo con todos vosotros a ese estúpido club - habló Erik -. No solo he vuelto a beber sino que tuve que lidiar con todas esas mujeres otra vez. Por tu culpa Greg fue a buscarme y se metió en el mismo lío que nosotros sin mencionar que oyó lo de Melisa. ¡Por tu puta culpa Greg está ahora destrozado en mi cuarto!

No le importaba gritar y desahogarse a los cuatro vientos ya que en ese escondite habían dejado insonorizadas todas las habitaciones así que no había forma de que Greg se pudiera preocupar por oír esas conversaciones a esas horas de la madrugada.

- Vale, no fue mi mejor idea - confesó -. Pero ninguno de los dos sabíamos que lo del club era una trampa. Y tampoco puedes echarme la culpa de estar enfermo.

- ¡A la mierda la enfermedad! ¿Por qué hiciste todo eso?

- Para protegerte - exclamó en un tono firme -. No puedes estar con nadie de fuera no solo porque lo pondrías en extremo peligro al ser de los más buscados. ¿Has pensado en qué cara se le quedaría cuando te viera desangrándote en el suelo? ¿Piensas en alguien más a parte de ti?

- No eres el más adecuado para decirme eso.

- Ni tú para darme órdenes. Sé lo que hago y conozco mis principios. Tú no haces más que pisar el mismo rastrillo una y otra vez.

- Greg...no es ningún error - rechinó los dientes.

Antes de que volviera a cometer algún acto inconsciente Asier le volvió a repetir:

- Sam te ha dejado las pastillas en la mesa. Tómalas tú o será a la fuerza.

Erik echaba humo por las orejas y no era nada habitual en él llegar a ese estado de enfado.

Con una mano en alto para indicar paz Asier se acercó a la mesa para coger las pastillas por su cuenta tras haber visto que Erik no se movilizaba. Cogió también el vaso de agua y le entregó el medicamento en primer lugar.

Erik seguía muy cabreado pero las cogió y tragó sin haber dado un solo sorbo de agua.

- Me voy a dormir - dijo encaminándose hacia su habitación.

Asier lo agarró del brazo que no tenía herido para detenerlo.

- No es momento de que hables con Greg.

Erik se acordó de la condición de Greg y se lo pensó dos veces.

- Duermes en el sofá hoy - le dijo a Asier dando a entender que se quedaba con su cama.

Poco le importaba a Asier dónde pasar la noche y en ese momento lo prioritario era acabar con la escena de Erik. Había estado de resaca tan solo horas atrás, lo habían disparado dos veces casi seguidas, había discutido con Greg y encima había incumplido sus horarios para tomarse la medicina. Hacía falta tener muchísima paciencia para aguantar a un sujeto así.

Asier volvió con los suyos y se tomó el vaso de agua por el camino.

- ¿Qué hacemos con Greg? - preguntó Iván con los antebrazos apoyados sobre sus rodillas -. Esa tía ya le ha visto flirtear con Erik y será su objetivo también a partir de ahora.

- Voto por mandarlo a casa y confinarlo por un tiempo - dijo Asier muy seguro de sus palabras como si ya lo hubiera planeado tiempo atrás.

- Sin confinarlo pero también voto eso - se unió Iván.

- Yo voto por que se quede - intervino Benny llamando la atención de todos -. Lo he visto luchar una vez y pudo con más de diez hombres. Eso fue hace cinco años y tengo entendido que ha seguido practicando cuatro tipos de artes marciales en todo este tiempo.

- Wow, ¿cuatro? - se sorprendió Iván -. Eso mola que flipas. No tenemos a nadie con técnica aun.

- ¿Os olvidáis de que tal vez no le vaya este rollo? - preguntó Asier molesto porque se apresurasen en tomar una decisión tan importante -. No podemos ir integrando en el grupo a cualquiera de quien se encapriche un miembro. Greg no es nadie para nosotros. La responsabilidad de él recae sobre Erik así que esperemos a mañana para decidirlo con él.

Todos parecieron estar de acuerdo con Asier y procedieron a comentar otros temas. Mientras tanto Lucas comenzó a mostrar su botín de la tarde anterior dejando cada tesoro sobre la mesa.

- Menuda basura - se rió Iván tomando un colgante -. ¿Le has brincado esto a los nazis?

Lucas se lo arrebató de golpe y gestualizó algo ininteligible.

- Es una cruz gamada - interpretó Andy -. Atrae la buena energía, suerte, salud y éxito. Los nazis la adaptaron a su simbología mucho después.

Lucas se lo colgó en el cuello junto a la mano de Fátima la cual consideraba que lo protegía del mal de ojo. Andy pasó a sacar su portátil al ver que la conversación ahora giraba en torno a asuntos sin importancia como lo eran los amuletos y talismanes de Lucas.

Asier vio un monedero y fue el primero en pillarlo.

- Algo útil, por fin - dijo abriéndolo para divisar su contenido.

Cual fue su sorpresa cuando no encontró más de cinco euros y montonazo de tarjetas.

- Lo retiro. Es más bazofia - lo lanzó sobre la mesa de vuelta -. No da ni para una apuesta.

Se guardó el dinero en el bolsillo del pantalón y ya daba por hecho que no habría nada que valiera la pena hasta que se fijó en las tarjetas que cayeron de la cartera y se inclinó a recogerlas.

- No fastidies... 

Reconoció el rostro de Hugo en el carné de identidad y en el permiso de conducir.

- ¿Por qué sonríes? - se asomó curioso Iván -. ¿Es de una chica guapa?

Se decepcionó al ver un rostro masculino.

- Casi se me olvida que eres gay - Iván volvió a su sitio.

- Eh, que este chico era prostituto hace cinco años y lo dejó cargándose a su jefe. Aunque sigue estando buenísimo, por cierto.

- ¿Lo conoces? - se volvió a interesar.

- Le ayudamos a matar al jefe. Fue entonces cuando también conocimos a Greg y nos demostró su habilidad - al mencionar él mismo a Greg cambió de humor y guardó la cartera en su bolsillo junto al dinero -. Vale, me ha entrado todo el sueño así de golpe. 

- No eres capaz ni de hablar de Greg, oh Dioses...

- Nos vemos luego - dijo sin responder a aquella última intervención.

Asier se fue quitando la camiseta de camino a su habitación. Iván se encogió de hombros mirando a Sam.

Sí, Erik se había quedado con su cama y a esas horas ya estaba dormido profundamente así que Asier ni se planteó despertarlo. Simplemente se cambió de ropa y pasó a dejar sus cosas donde hubiera sitio sobre los muebles. Luego intentó hacerse hueco en el estrecho colchón pero la postura de Erik no contribuía demasiado: estaba tumbado boca abajo, con la cabeza girada para uno de los laterales y una de las manos bajo la almohada. Le quitó los zapatos al darse cuenta de que los llevaba puestos aun y decidió ir a buscar algún otro lugar donde dormir unas horas.


Erik no podía dejar de ver a una mujer sin rostro en sus sueños. Ella bailaba a su alrededor dejando que el viento acariciara sus bonitos cabellos cortos. Erik simplemente se limitaba a mirarla. A veces  la chica se le acercaba para tomarlo de las manos y le hacía bailar junto a ella en aquel campo vacío... Un campo que se tornaba más oscuro cuanto más bailaban. 

Las plantas se deshidrataban, perdían su color, las nubes cubrían el sol, las ramas de los árboles encerraban a los dos jóvenes en una jaula sin salida. Las manos de Erik fueron llevadas a la barriga de la joven quien ahora parecía estar embarazada. Sus dedos se fueron hundiendo y llegó a introducir los brazos hasta los codos en el interior de la barriga. Sentía una densa viscosidad cubrir por completo los poros de su piel hasta que percibió un cuerpo.

Era una manzana, verde y jugosa. Le dio la vuelta y pudo ver un pequeño mordisco como si fuera de un niño con la dentadura aun sin formar y los dientes de leche por caer. Poco a poco fue empezando a ver un diminuto agujero abrirse. Salió un gusano, otro, un tercero, se abrió otro agujero y otro más. Erik dejó caer la manzana al suelo viendo cómo se despedazaba tras el impacto y entonces un ensordecedor llanto infantil inundaba los oídos de Erik haciéndole despertar agitado.

Con un dificultosa respiración Erik se había incorporado rápidamente.

La habitación estaba muy oscura y lo único que rompía el inmenso silencio era el sonido que emitían los grillos a esas horas de la madrugada. ¿Qué hora era, por cierto? Las persianas estaban bajadas y tal vez ya hubiera amanecido.

Erik sintió un peso moverse sobre sus muslos y bajó la mirada una vez acostumbrado a la oscuridad. Había alguien acostado y abrazado a sus piernas. Erik no tardó en empujarlo para sacarlo de encima.

Asier despertó por ese movimiento y alzó la cabeza frotándose un ojo para aclarar la vista.

- Ugh, ¿qué haces despierto, Erik? - le preguntó con voz ronca -. No es la hora aun, ¿verdad?

Erik seguía casi dormido pero por algún motivo sentía que no podría volver a caer en los brazos de Morfeo. Se estiró para alcanzar su móvil y lo prendió para reparar en la pantalla de bloqueo.

- Es... muy temprano - murmuró tras un bostezo.

Asier se sentó sobre el colchón bostezando también.

- ¿No te han ayudado...las pastillas? - se acomodó contra la pared.

Erik suspiró. No quería pensar en que las pastillas habían empezado a perder efecto sobre él.

- Será algo del momento. Me puedo hacer una tila.

- Eso es muy débil para tu estado...

- Asier - habló habiendo recordado vagamente lo que ocurrió antes de acostarse -. Lo siento por todo el mal rollo. Sé que no tienes malas intenciones pero me harías un gran favor hablando las cosas antes conmigo que interfiriendo por tu cuenta.

- Y créeme que lo intento pero te bloqueas de una forma que eres inaccesible. ¿Por qué no puedes dejar a Greg?

Esa pregunta debería tener una respuesta clara pero Erik no lograba decirlo en voz alta. 

- Dejémoslo para otro momento - evitó la cuestión -. No razono bien ahora.

Asier se levantó de la cama para alcanzar sus pantalones y sacar algo de ahí que Erik no logró reconocer.

- ¿Qué buscas? - le preguntó.

Asier le entregó las tarjetas que encontró entre las cosas de Lucas.

- Estaba en Santo Ángel esta tarde. No tengo ni idea de qué hacía ahí pero sin monedero no habrá ido muy lejos.

Erik reconoció el rostro al instante e inmediatamente cogió su móvil por si había recibido algún mensaje de Hugo.

- Qué bien sale el capullo en las fotos de carné - sonrió mientras le comenzaba a escribir él mismo.

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Chat privado

Tú: Ey

Tú: Has vuelto a casa?


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