32. "Hasta que me reviente el hígado"
Cerró la puerta de la furgoneta y corrió pegando grandes zancadas. No le importó un correcto aparcamiento ni el haber bloqueado el vehículo con llave cuando comenzó a subir los escalones de dos en dos. La puerta del piso de Greg estaba cerrada aunque no por mucho tiempo. Dio unos golpes sobre la madera y le abrieron en cuestión de segundos. Asier se quedó quieto a la entrada recuperando el aliento. Dio unos pasos al interior y Lucas le indicó a dónde se tenía que dirigir. Caminó lentamente, como si en el fondo tuviera algún miedo sobre lo que podría encontrarse. Tal vez a haberlo imaginado todo. A que fuera real que perdió a su otra mitad.
En cuanto llegó al salón, ahí estaba. Erik se levantó cuando vio al pelirrojo entrar y, manteniendo una distancia de unos cinco metros, los dos jóvenes se quedaron mirando como si pretendieran comunicarse de ese modo.
Entonces Asier dio un paso.
Y otro.
En unos segundos ya estaba abrazando el herido cuerpo de Erik.
Ninguno de los dos dijo nada. Erik lo había llamado para hablar de un tema vital pero supo empatizar con los sentimientos de su amigo en el instante que cruzaron la mirada. Asier intentó matarlo cuando Erik perdió total control sobre su cuerpo. Y a ojos de Asier, Erik murió en sus brazos.
Benny le hizo una seña a Greg para que lo acompañara fuera de la sala y, asimismo, salieron todos los demás sin llamar la atención. Benny era plenamente consciente de la tensión que había entre Asier y Greg, y aquel no era el mejor momento para suavizar el ambiente así que se decantó por evitar su encuentro. Al menos por un tiempo. Sabía que tendrían que hablar de todos modos.
Asier se apartó ligeramente de Erik con la mirada fija en su cuerpo, vendado a mitad y una prótesis en el brazo izquierdo. Sin apartar la mano, fue acariciando suavemente el lateral de su torso, donde quedaban las vendas. Aun impregnadas en sangre necesitaban un recambio, pero Asier no quería apartarse del chico aún.
- Ni algo letal puede acabar contigo - murmuró Asier intentando sonreír -. ¿Qué eres? ¿Terminator? - bromeó haciendo clara alusión al miembro robótico.
Erik intentó devolverle la sonrisa también pero tenía la cara cubierta de esparadrapo y se le complicó un poco más de lo que esperaba.
- Mola, ¿eh? - respondió a la última pregunta.
- Estás que flipas - confirmó dirigiendo su mano al brazo -. ¿Puedes moverlo?
Erik se lo demostró luciendo la poca habilidad que había adquirido en unas horas pero la suficiente como para formar un puño y golpear suavemente el hombro de Asier.
- Suena a chatarra - se rió el pelirrojo ya algo más relajado -. Benny habrá usado restos de otros inventos para hacer el apaño. Pero menudo maestro.
- Lo importante es que todo funciona en orden - Erik se miró la mano mientras abría y cerraba los dedos -. Nunca me habría imaginado que el chaval pudiera llegar a salvarme el pellejo de este modo.
- Benny es el mejor.
A pesar de mencionar a su compañero, Asier a quien realmente estaba mirando era a Erik. El moreno volvió a cruzar la mirada enseguida y se sonrieron mutuamente.
- Me alegra que estés de vuelta - confesó Asier.
- A mí también.
El pelirrojo volvió a abrazar a Erik de forma mucho más lenta que la primera vez y con mayor cuidado. A parte de su familia, no había abrazado nunca a nadie, ni siquiera a Erik, y la sensación era sin duda tan distinta a cualquier otro contacto que había repetido esa segunda vez para volver a percibirlo.
Erik hacía de Asier una persona completamente diferente a su día a día como líder de una secta criminal. Conseguía llegar al vulnerable y débil niño que había en el fondo sin ningún esfuerzo.
*****
El equipo pasó toda la noche buscando evidencias y uniendo piezas de todo lo que estaba sucediendo a sus espaldas. Habían pasado mucho tiempo con los ojos cerrados y ahora se encontraban en un punto crítico.
- No hay duda de esto, tenemos que reunir a todos los demás cuanto antes - habló Erik, quien mayor información había aportado a la investigación.
Greg había permanecido prácticamente en silencio durante la reunión. Aportó lo poco que sabía de Ramón o Neon pero intentó mantenerse al margen cuanto pudo. Sentía la intimidante mirada de Asier de vez en cuando y se le encogía el estómago.
- Benny contacta con las zonas Sur y Oeste, Sam, la periferia, yo me ocupo de los problemáticos del Norte - organizó Asier -. Iré en persona.
- Voy contigo - no tardó en ofrecerse Erik dando por hecho que el pelirrojo no se negaría.
- Ni hablar - repuso al instante -. Aun no sabes controlar el brazo bien y tampoco deberías forzarte en este estado.
Erik se levantó y enfrentó a Asier asesinando con la mirada.
- Años practicando combate cuerpo a cuerpo contigo para que me digas eso. Aun tengo las piernas.
Benny fue quien intervino esta vez poniéndose de parte de su líder.
- Tienes fracturada la pierna derecha. No deberías ir.
Erik no desvió la mirada de Asier sabiendo que su palabra era la definitiva. El pelirrojo lo enfrentó también con un semblante serio y seguro de lo que decía.
- Esta vez no, Erik. Serías un blanco fácil en tu condición.
Aquella respuesta no era nada de su agrado pero no llegó a insistir más.
- Greg, tú vas a venir conmigo - habló Asier entonces sorprendiendo nuevamente a Erik.
- ¿Qué...?
- Vale, iré - contestó el pecoso antes de que Erik pudiera contradecirlo.
- Espera, espera, ¿y con quién me quedaré yo entonces? - preguntó el moreno -. ¿Os vais todos?
- No, Benny y Sam se quedan. Lucas, tú también irás conmigo - le hizo un gesto al mudo.
Erik miró cómo sus compañeros recogían lo necesario y se dirigían hacia la puerta. Le carcomía la impotencia y el saber que no podría decir ni hacer nada para que Asier cambiase de opinión. Detuvo a Greg agarrándolo del brazo y logrando captar su atención. El rubio giró hacia un Erik que se quedó sin palabras.
Quería ir con ellos. Asegurarse de que no iría a perderlos, quería aportar su granito de arena, participar en lo que podría ser el último día para cualquiera de ellos.
- Solo es hablar, ¿no? - intervino Greg procurando sonar apaciguado -. No tiene por qué pasar nada. No te preocupes.
Asier se dio la vuelta sutilmente para mirar a los tortolitos de reojo. Vio cómo unas palabras del rubio cambiaban por completo la expresión de Erik. Asier no entendía qué era lo que podía tener ese chico de especial como para hacerle todo lo que le hacía a Erik.
- Vamos, que tenemos mucho tiempo de camino - intervino para interrumpir intencionadamente aquella escena.
Greg miró a Asier y dirigió una última mirada a Erik antes de irse tocándole la mano para darle esa seguridad que necesitaba. Seguidamente salió detrás del pelirrojo alcanzándolo y, con Lucas cerrando la puerta, los tres chicos desaparecieron del campo de visión de Erik.
El moreno retrocedió unos pasos y se dejó caer sobre el sofá tras un largo suspiro.
- "Solo hablar", ¿eh? - murmuró mirando a la nada -. Ahora me preocupa más que tengas que pasar horas con Asier.
*****
Tensión.
Silencio.
Estaban los tres en la furgoneta de Asier con música rap puesta pero Greg no oía nada, solo la respiración del pelirrojo. Veía sus labios moverse pero solo podía intuir que estuviera rapeando porque tampoco oía eso. Asier iba conduciendo sin distraerse de la carretera mientras recitaba versos de canciones con críticas sociales.
Greg evitaba moverse controlando su respiración para que no se oyera por encima de aquel silencio.
"Yo solo quiero beber hasta que me reviente el hígado."
Una voz grave pronunciando unas palabras sin entonar.
"Somos dos cabrones que van pa' arriba;
Yo como la mayoría odio las despedidas."
Greg empezó a escuchar con mayor claridad la letra que recitaba Asier sobre una base instrumental.
"Almas destinadas desde hace ya a estar unidas;
Es gracioso ver como me dices te quiero pero me olvidas;
Es tarde para darme cuenta o darme la vuelta;
Ya no vuelvo si pillo la puerta;
Y convénceme de que la vela no se apagará;
Que ya me encargo yo de decirle a esos notas que tragarán tierra...;
Como no me va a encantar vivir sabiendo la verdad..."
Greg conocía la relación que Asier tuvo con Erik pero sin mucho detalle y tenía los suficientes dedos de frente para darse cuenta de lo diferente que era Asier a su lado y al de Erik.
El viaje duró más de una hora y no cambió mucho el panorama en aquel tiempo hasta que Asier recibió una llamada. Estando al volante la puso en manos libres y Greg fue capaz de escuchar la conversación.
- Asier, no puedo contactar con la Zona Oeste - se oyó la voz de Benny al otro lado de línea -. Sam está teniendo problemas también. ¿Deberíamos ir?
Asier no cambió su expresión como si hubiera contado con esa llamada desde que partió.
- Seguid intentándolo - ordenó -. Tarde o temprano tendrán que reaccionar.
- ¿Cuánto tiempo le damos?
- Dos horas. Avísame si vuelve a haber problemas.
- Entendido. Corto.
Asier continuó su camino con total normalidad, del mismo modo que llevaba haciendo todo el trayecto. Greg pensó que tal vez estaba tomándolo con demasiada calma.
No les llevó mucho más tiempo llegar a su destino y fue entonces cuando Asier apagó los faros del vehículo. Estaba oscuro y no se veía bien qué era exactamente aquel lugar pero precisamente eso era lo que más asustaba a Greg. No había farolas ni ningún otro tipo de iluminación en esas calles, tan solo lo poco que reflejaba la luna a aquellas horas de la madrugada.
Asier soltó ligeramente el pedal de aceleración llevando la furgoneta a una velocidad muy baja. Para curiosidad de Greg, no paró.
- No sé qué has hablado con Erik - habló Asier sin levantar el tono de voz - pero si quieres jugar a nuestro juego aquí hay un líder.
Greg intentó mirar al chico de su izquierda consiguiendo visualizar únicamente la silueta de su perfil.
- Todo se rige por una jerarquía, por lo tanto, sin obediencia no hay orden - continuó -. Aun así, todos somos peones. Los que caen son los más débiles, los que consiguen levantarse son los que siguen adelante y ascienden.
Se oyó el ruido de un disparo en algún lugar de aquella penumbra. Greg se alarmó y se le erizó la piel pero continuó mirando a Asier acostumbrándose poco a poco a la oscuridad. Asier mantenía su compostura y esa actitud conseguía transmitírsela a sus subordinados y, en este caso, a Greg también.
- Cada vida es importante, somos pocos contra el inmenso enemigo. Por este motivo todos luchan por salvarse a sí mismos en primer lugar. No esperes que nadie te dé la mano. Si caes, caes solo. Así es como funciona esto. ¿Entendido?
Asier detuvo el coche, Greg no respondió a su pregunta aún asimilando la situación.
- En el crimen caminamos con los ojos cerrados, y en esta zona más que nunca. La oscuridad es su territorio.
Apagó el motor y se perdieron en la profundidad de la noche. Nada alrededor, la definición de "vacío".
- Salimos - ordenó Asier ejecutando la mencionada acción.
Lucas obedeció al instante y Greg tardó un poco más en hacer lo mismo. En el momento asumió que al hablar de un líder Asier se refirió a sí mismo como tal, colocándose en un rango superior a los demás aún siendo todos lo mismo: peones.
Al abandonar el vehículo Greg no sabía a dónde ir o cómo actuar a continuación así que volvió a intentar localizar a Asier quien se encontraba a tan solo unos metros de él. Estaba quieto, como si estuviera esperando a a alguien.
O como si ya se hubiera encontrado con quien quería.
Greg miró a su alrededor comenzando a divisar siluetas mezcladas con la oscuridad, cada vez más perceptibles pero no reconocibles. Iban aumentando en número y acabó dándose cuenta de que estaban rodeados.
- Sur - Asier exclamó bien alto para que pudieran oírle todos mientras alzaba una mano con un gesto bastante visible, cerrando el puño y dejando estirados los dedos meñique y anular.
Las siluetas de alrededor no parecieron reaccionar hasta que sonó un silbido. En ese momento, de manera inmediata, la zona de enfrente se despejó abriendo camino.
Asier bajó el brazo aún sin cambiar su postura erguida demostrando la seguridad que tenía en sus acciones. Comenzó a andar y Lucas le indicó a Greg que lo siguiera también. El más joven se sentía tremendamente observado por todos aquellos brillantes ojos que destacaban entre la oscuridad. Sin embargo, pretendió no haberse fijado mientras se limitaba a caminar detrás del pelirrojo. Asier mantuvo el silencio permitiendo únicamente el sonido de sus pasos.
Recorrieron algunos callejones y bajaron a un sótano aún más oscuro que el exterior. Ya ni la luz de la luna les guiaba en el camino. Todo era negro.
Greg cuidó mucho sus andadas para no caerse por las escaleras y se sintió aliviado cuando finalmente llegaron abajo. Antes de que pudiera continuar, Lucas lo agarró echándolo hacia atrás para que retrocediera unos pasos. Sorprendido, no entendía la situación hasta que oyó hablar a Asier a una considerable distancia por delante de ellos.
- Asier, Zona Sur. Solicito una reunión inmediata con el líder.
Asier se mantenía en contacto con todas las zonas pero había algunas donde los altos rangos no duraban más de un año y nunca podía saber con seguridad si hablaría con el mismo líder. Algunos desaparecían, otros morían en combate, otros eran desterrados por su propio equipo, otros rebajados a subordinados.
La Zona Norte era bien conocida por ser peligrosa. Su fuerte era la oscuridad y no conocían la misericordia. No había compasión, compañerismo o empatía.
Y cuanto más peligroso era, más fuerte se mostraba Asier ante ellos.
De las penumbras se oyó una respuesta a su solicitud.
- ¿Por qué has venido?
Una voz potente y femenina fue lo que llegó a oídos de todos entre tanto silencio. Greg dio otro paso hacia atrás inconscientemente chocándose contra Lucas. Este le hizo una señal para que no hiciera ruido.
- Mi gente y yo hemos encontrado a la persona responsable de la compañía de Lorenz, entre otras - dijo Asier de forma breve y directa -. Necesitamos unir fuerzas para enfrentarnos a él.
Por unos segundos pareció expandirse un leve murmullo por el misterioso y oscuro local. La visión de Greg ya estaba más acostumbrada después del tiempo que llevaban en la zona y logró diferenciar algún detalle más a parte de las siluetas. Pero, sobre todo, pudo ver a la mujer de mediana edad que se encontraba a tan solo un par de pasos de Asier.
- Te escucho.
*****
- ¡Vamos, date prisa, novato!
Sin haber dado ninguna explicación, Asier se metió rápidamente en la furgoneta arrancando el vehículo sin demorarse un solo segundo. Greg le obedeció sentándose de forma ágil a su lado.
"¿Me ha llamado novato?" pensó mientras se abrochaba el cinturón. Hasta donde él sabía, su experiencia adquirida con Ramón era bastante superior a la de un novato, fuera cual fuera el sentido en el que Asier había usado esa palabra.
Lo que seguía sin entender era por qué Asier tenía tanta prisa en salir de ahí cuando el trato con la líder de la Zona Norte había tenido un éxito aparente. Apenas tuvieron que discutir tres puntos y acordar una fecha de encuentro.
- Asier... - Greg intentó preguntarle sobre la situación.
- Mierda - exclamó Asier interrumpiendo al pecoso y girando bruscamente el volante -. No vamos a llegar.
Aun más confuso, Greg volvió a intentar hablar.
- ¿Llegar a dónd-...?
- No llegamos, ¡agacháos!
Antes de que Greg pudiera reaccionar, Asier le agarró la nuca bajándole violentamente la cabeza.
Una intensa luz violeta atravesó el vehículo horizontalmente por encima de los jóvenes. Sonó como si una espada láser acabara de cortarlo por la mitad.
Cuando Asier aflojó el agarre Greg pudo ver cómo el pelirrojo no había despegado el ojo de la carretera y lucía una expresión de frustración. Era la primera vez que veía a Asier de ese modo.
- Se han...vuelto a cargar mi furgo - rechinó los dientes con el ceño fruncido -. ¿Me tengo que dejar los riñones cada vez que entro en su zona o qué?
Greg miró a su alrededor viendo como, efectivamente, aquel haz de luz le había hecho un gran corte horizontal separando la furgoneta en dos partes. Con la boca entreabierta buscaba algún tipo de explicación lógica a lo sucedido sin obtener respuesta. Asier seguía concentrado en el camino con la mirada cargada de una furia que iba incrementando por momentos.
Cuando se alejaron de aquella zona a kilómetros el ambiente empezó a calmarse paulatinamente. Asier tomó un profundo suspiro y subió la música para romper el inmenso silencio. Al cabo de unas horas de viaje paró en una gasolinera.
- Lucas, te dejo al cargo de la furgo - dijo Asier lanzándole las llaves -. Greg, acompáñame.
- S-sí... - se incorporó el chico dispuesto a salir del vehículo.
El pecoso agradeció que Asier hubiera bajado los humos y que se hubiera animado un poco después de...
*PLAS*
Asier le metió una fuerte patada a su propio vehículo haciendo que toda la parte de arriba se deslizara dejando el coche abierto.
- Ahora tengo un puto descapotable - refunfuñó -. Otra vez.
Greg se sintió muy mal por no poder hacer nada para ayudar a Asier. Debía de importarle mucho esa furgoneta para que se pusiera de ese modo.
De repente Asier giró la cabeza viendo a Greg con esa cara de apenado. Aquello no hizo más que cabrearle más de lo que ya estaba.
- No me mires así. Solo es chatarra, no necesito tu compasión.
Dicho eso echó a andar en dirección a la gasolinera y Greg dudó unos segundos antes de empezar a seguirlo.
Al cruzar las puertas correderas sonó un timbre avisando al vendedor de la llegada de nuevos clientes.
- Buenas noches - saludó amablemente terminando de organizar los estantes para dirigirse seguidamente a su puesto.
Asier sorprendió a Greg cogiéndolo de la mano y entregándole unas monedas.
- Pilla unos candy hearts - dijo antes de que el rubio pudiera preguntar nada.
Se limitó a asentir en respuesta y se dirigió al cajero.
"Candy hearts..." se repetía Greg al no haber escuchado nunca el nombre de aquellos caramelos.
- Candy hearts - volvió a decir pero en voz alta esta vez al acercarse al mostrador -. P-por favor...
El chico que lo atendía enarcó una ceja.
- ¿Candy hearts? No estoy seguro de que haya. Ya no se venden...
Greg, temeroso por decepcionar aún más a Asier, lo buscó con la mirada para asegurarse que no hubiera oído eso y lo encontró al fondo de la tienda ojeando revistas sexuales.
- ¿Puede mirar, por favor? - pidió en un hilo de voz volviendo a dirigirse al vendedor.
Este no entendía la necesidad de ser explícitamente esos caramelos pero tampoco tenía mucho que hacer a esas horas así que decidió buscar.
- Tal vez...haya en el almacén, dame un minuto.
- Muchas gracias.
*****
- Los caramelos - Greg estrechó la mano para que Asier pudiera coger la bolsa.
- Genial, vámonos - los agarró metiéndoselos en uno de los bolsillos de su chaqueta militar ancha.
Lucas había vuelto a colocar el techo del coche pegándolo con cinta americana, lo cual era obvio que no presentaba ninguna solución y que sólo aguantaría hasta llegar a casa. Entraron en la furgoneta y Asier sacó cuatro botellas del interior de su chaqueta colocándoselas a un lateral.
- ¿Las has...?
"...robado?" iba a preguntar Greg pero se calló al momento. Sí, sabía que eso era normal en el grupo de Asier y parecía ser que el pelirrojo lo necesitaba en momentos así.
- Cierra la boca un rato, ¿vale? - habló Asier cortante -. No estoy de humor.
Greg estaba deseando llegar ya a casa y acabar con todo aquello. Estaba claro que ninguno de los dos disfrutaba de la compañía del otro.
Pero no acabó tan pronto como se estimaba.
Al llegar al piso de Greg, Asier le ordenó a Lucas subir para informar del caso, o al menos intentarlo.
- Tú te quedas - se dirigió a Greg bloqueando las puertas del vehículo -; aún tenemos que ir a un sitio.
*****
"Solo aguanta un poco más" se repetía Greg cuando volvieron a emprender su interminable paseo.
"¿Queda mucho?" quería preguntar cuando no llevaban ni 5 min conduciendo.
"¿Por qué yo?"
- Sal de la furgo - ordenó Asier.
Perplejo, Greg no obedeció. Parpadeó un par de veces mirando a quien tenía madera de líder. El pelirrojo sacó las llaves de la ranura apagando el motor y volvió a repetir.
- Que salgas de la furgo.
Durante esta segunda vez Asier sí que hizo ademán de levantarse y Greg se vio impulsado a hacerle caso.
- Te dije que no estoy de humor - continuó Asier bajando un poco el tono aún mostrándose enfadado mientras bloqueaba el vehículo con las botellas que su mano libre le permitía cargar -. Andando, que ya he tenido suficiente por hoy.
Estaban en un lugar muy abandonado. Aún estaba oscuro pero poco a poco se empezaban a ver los primeros reflejos de la mañana. Greg pudo divisar cómo aquella zona parecía formar parte del barrio de donde provenía Erik por la estética demacrada y pobre, así que supuso que se encontraban cerca de su piso.
No se alejaron mucho del vehículo teniéndolo siempre a la vista y Asier se dejó caer junto a un muro cubierto de graffitis. Soltó un largo suspiro y abrió una de las botellas con la llave. Después de dar el primer sorbo se dio cuenta de que Greg seguía de pie frente a él a una distancia considerable.
No dijo nada. Le dio otro sorbo al alcohol y luego recostó su cabeza hacia atrás.
- ¿Estás...enamorado de Erik? - murmuró mirando hacia el estrellado cielo.
Greg mantuvo su compostura. Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano y de nada serviría fingir no haberlo esperado.
- ¿Por qué lo preguntas? - contestó en respuesta.
- Te he hecho una pregunta fácil -. Asier bajó la cabeza para mirarle directamente a Greg a los ojos -. Sí o no.
Greg no respondió. Si tuvieron una relación Asier y Erik, fuera cual fuera, su respuesta afirmativa podría dañarle. Aunque seguramente ya la suponía.
Asier volvió a beber y se levantó del suelo. Se quitó el polvo de la ropa y se volvió a apoyar levemente sobre el muro.
- ¿Por qué hemos venido aqu...? - no terminó de preguntar Greg observando cada uno de los movimientos del superior hasta que este lo interrumpió.
- Sh, sh... - levantó el dedo índice mirando al joven de reojo -. Sin preguntas innecesarias. Y no muerdo, puedes acercarte.
Con muchísima inseguridad, Greg accedió a avanzar lentamente. Asier se agachó cogiendo una botella cerrada y se la estrechó al pecoso una vez cerca.
- No bebo, gracias - rechazó la bebida.
- Como quieras - volvió a dejarla sobre el suelo.
Era imposible para Greg descifrar en qué estaba pensando el pelirrojo. Pasaba de mostrarse furioso a estar completamente relajado en cuestión de segundos. Incluso empezó a replantearse que realmente se cayeran mal. Tal vez hubiera algo más.
Asier no hablaba, se limitaba a beber mientras miraba al horizonte. Estaban en un callejón largo y estrecho y al final de la calle se podía ver cómo no había absolutamente nada; un enorme descampado sin final visible. Todo estaba destrozado: las ventanas, puertas, paredes, tejados... Se olía a humo constantemente y, estando al lado de Asier, también olía a alcohol. Era un ambiente muy distinto al que Greg solía frecuentar.
Pero se acordó de la primera vez que conoció a Asier y a Erik. Greg había escogido un camino diferente para volver de sus entrenamientos y acabó precisamente en ese barrio. Fue ahí cuando hizo autostop y lo recogieron yendo directos a rescatar a Elmer.
Era nostálgico.
Tanto Asier como Greg se sentaron en silencio. No era un momento incómodo como el que tuvieron de camino a la Zona Norte sino que, al contrario, parecía ser más reflexivo.
- Erik...es la mejor persona que he conocido - habló Asier en tono muy neutral -. Y he conocido a mucha gente, créeme.
Había empezado a hablar de Erik de repente pero realmente era el único tema de conversación que los dos tenían en común.
Le dio otro sorbo largo al alcohol. Greg recogió sus piernas y se abrazó las rodillas mirando al frente mientras esperaba que el pelirrojo continuara.
- También es muy egoísta, agresivo, ensimismado... y muchas más cosas. Todas lo hacen ser quién es.
El sol comenzaba a asomarse tras las montañas y les empezó a llegar una leve porción de aquella luz anaranjada.
- Pero ha cambiado.
¿Desde que apareció Greg? No, eso no era todo. Había pasado demasiado en el tiempo que Asier y Erik se conocían. Definitivamente no era solo por Greg.
- Erik tenía un hijo, ¿lo sabías, no?
Aquella mención pilló a Greg completamente desprevenido. Había oído a Erik mencionarlo pero no sabía nada sobre el tema. No hubo ocasión de preguntarle y tampoco sabía cómo de sensible estaba Erik respecto al tema.
- Murió por la enfermedad hereditaria de Erik. ¿Sabes...lo que es tener miedo a acercarte a la gente porque puedas hacerles daño? Erik ha estado evitando mujeres desde ese entonces, y mira que las atrae en enjambres - se acabó lo que le quedaba de la botella y la dejó a un lado -. El hijo que tuvo se parecía a ti, ¿sabes? Tenía esos ricitos rubios, los ojos pardos y la cara cubierta de diminutas pecas. No llegué a verlo pero así fue cómo lo describió Erik.
Greg mantuvo el silencio. Asier alcanzó otra botella y usó el mismo método para abrirla.
El pecoso no sabía que pensar sobre lo que le acababa de contar Asier. Sería normal que Erik les viera cierta relación pero aún así había una diferencia abismal.
- Te cogió cariño desde el momento en que te conoció, aunque solo fuera por tu apariencia física. Pero no te puedes ni imaginar lo destrozado que está por dentro, cosa que no hizo más que incrementar con el paso de los años. Es un chico humilde en el fondo y no habla nunca de sí mismo. No es por no preocupar a nadie porque sabe que nadie lo haría, pero precisamente por ello es que no habla. Y me sorprendió cuando se empezó a llevar tan bien contigo porque sabía que Erik no era capaz de abrirse a la gente. Perdió a su familia por culpa de personas corruptas, a su hijo y su novia por la enfermedad, y casi muere por la misma causa. Sé que no significa nada para él el haber perdido dos brazos enteros después de todo lo que ha vivido, pero es otra gota más que colma el vaso de su cordura.
Greg le pidió permiso a Asier para coger su botella y le dio un trago. El pelirrojo lo miró sorprendido por unos instantes pero luego sonrió.
- A ver si luego tendré yo la culpa de corromperte a ti también.
Greg no respondió. Se frotó los restos de la boca y le devolvió el alcohol. Asier rodó los ojos con una expresión burlona y volvió a recostarse sobre el muro mirando hacia arriba.
- Que sepas que todo lo que te estoy contando no se lo habría dicho a nadie más. Pero ya que eres una excepción para Erik también lo eres para mí.
Volvió a beber de la misma botella que compartió con Greg sin ningún tipo de incomodidad. La tensión entre ellos pareció romperse y todo tornó en un ambiente mucho más tranquilo.
- Solo quiero que no se vuelva a hacer daño - murmuró Asier bajando el tono de nuevo -. Él no se da cuenta de lo que hace y necesita que alguien lo vaya orientando. Alguien que de verdad se preocupe por él. Que lo quiera. Por eso te lo pregunté, si de verdad estabas enamorado de él.
Sin darle muchas más vueltas al tema, Greg respondió a esto último al momento.
- Lo estoy.
Asier volvió a sonreír sin dirigirle la mirada.
- Cualquier cosa, puedes hablar conmigo - dijo con total sinceridad -. Si se trata de Erik creo que puedo ayudarte incluso más que él mismo.
- Gracias - respondió el pecoso desviando la mirada.
Asier le estrechó la botella otra vez y Greg aceptó volver a beber.
Aún tenían dos botellas cerradas y un hermoso amanecer que los acompañaría durante otra hora más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top