29. "Pide un deseo"

- Estaba deseando poder hablarte cara a cara por fin, sin máscaras.

Ramón era plenamente consciente de que había arrinconado a los chicos y que les había reducido todas las opciones de escape a una sola, pero ni Elmer ni Hugo estaban planteándose aquella rendición de primeras.

- ¿Dónde está mi madre? - preguntó Hugo para hacer algo de tiempo -. ¿Qué has hecho con ella?

¿Hacer tiempo tenía sentido acaso? Estaba claro que les habían bloqueado todas las salidas. ¿Qué otra alternativa tenían?

Ramón se sacó un cigarrillo barato del bolsillo interior de su chaleco con intenciones de acabarlo pronto ya que Hugo no parecía muy seguro de cómo lidiar con la situación. La conversación no sería muy larga.

- Tu madre... - prendió el mechero - ...es una gran mujer - Ramón se cubrió el cigarrillo con una mano mientras lo encendía con fuego. Soltó la primera bocanada de humo -. No deja de preguntarme por ti incluso sin haberte llegado a conocer en persona. Me fascina el amor de madre, pero en especial el que siente la tuya. Tiene un corazón muy grande.

Hugo miró disimuladamente a las paredes del edificio por si había algún tipo de escape de emergencia o alguna ventana. Cualquier salida alternativa era válida.

- A veces te miro y es como si la mirara a ella a los ojos - Ramón se volvió a apoyar en la barandilla aun con el cigarro entre sus dedos corazón y anular -. Os parecéis tanto... Es impresionante. Y dime, Hugo - pretendió llamar su atención fingiendo no haberse dado cuenta de la distracción del chico -, ¿cómo te la imaginas tú?

Hugo volvió a centrarse y se planteó el no responder y dejar de seguirle el juego pero quería mantener esa conversación mientras pensaba en algún plan. No esperaba que Ramón le hablara de aquella forma sobre Cristina y sentía cierta curiosidad por saber más de ella ya que Wayne jamás le había dado mayor detalle.

- Hermosa - fue lo primero que se le pasó por la cabeza -. Con el pelo oscuro y los labios carnosos.

- Tienes una buena imagen de ella - sonrió tomando otra calada y soltando el humo tras mantenerlo durante unos segundos. Le dió unos golpecitos al cigarro desprendiendo las cenizas -. Pero has acertado. Aunque es aún más hermosa de lo que te puedes imaginar. Por dentro y por fuera.

Ramón volvió a una posición erguida y comenzó a caminar lentamente junto a la barandilla apoyando delicadamente una mano sobre la misma.

- Hugo, no lo escuches - murmuró Elmer aún sin soltar su mano -. No tiene buenas intenciones contándote todo eso.

Hugo no sintió necesidad de responderle a su prometido mientras continuaba encarando al enemigo.

- ¿Qué relación tienes con Wayne? - preguntó aún con la reciente conversación en su cabeza -. ¿Qué tiene que ver mi madre en todo esto?

- Tu madre no tiene nada que ver - respondió -. No estoy aquí por ella sino por ti.

- ¿Y qué pasa con Wayne? ¿Cuál es su papel en tus planes?

Ramón dejó escapar una leve risa entre labios mientras se volvía a aproximar el cigarro. Mantuvo una breve pausa sonora tomándose su tiempo para otra calada.

- ¿Wayne? No creas que eres el único que no lo soporta - dijo rodando los ojos mientras le daba la espalda a Hugo -. ¿No prefieres saber algo más de Cristina?

- Wayne - recalcó Hugo -. Trabaja para ti, ¿verdad?

A esa pregunta Hugo jamás obtuvo respuesta. Ramón mantuvo un largo silencio hasta dejar claro que no iba a decir nada sobre el tema.
Hugo dio por hecho que la respuesta era afirmativa. De ser así, ¿qué clase de pacto tenía con Ramón cómo para tener un hijo y ofrecer su vida a la prostitución? ¿Cuándo decidió entregar a Hugo? ¿Cuánto le ofrecieron por eso?

- Wayne nunca quiso tenerte - habló finalmente el sudamericano en un tono de voz bastante bajo.

Hugo levantó la mirada de golpe al oírlo hablar pero se sorprendió por el giro en la respuesta.
Ramón no parecía tener nada de interés por hablar sobre Wayne pero aun así continuó:

- Cristina trabaja para mí desde hace más de 30 años y Wayne la dejó embarazada por un romance casual que tuvieron - dijo sin cambiar de postura -. Él apoyaba el aborto, ella no. Y yo tampoco.

Aquella información dejó perplejo tanto a Hugo como a Elmer. Para empezar, ¿qué clase de aguante había que tener para trabajar en la prostitución durante más de 30 años?Si Hugo se quejaba de sus 7 años con Lorenz, trabajar tanto tiempo para Ramón debía de ser otro infierno.
Y respecto a lo que dijo sobre el aborto... ¿Solo Wayne rechazaba su nacimiento? ¿Incluso Ramón estaba a favor?

- Y te preguntarás por qué yo estaba a favor de sustentarlo si soy una persona tan mala - habló Ramón echándose algo de victimismo -. Aquí es cuando te diría que la forma en la que se le iluminaron los ojos a tu madre al ver que estaba embarazada por su segundo hijo es la razón por la que sigues con vida. Ella te quería igual que al hijo que tuvo conmigo. Como padre podía entenderlo perfectamente.

¿Tanto...le importaban la opinión y sentimientos de Cristina? ¿Como para llegar a aceptar a un hijo que no era suyo?

- ¿Y por qué aceptó tenerme Wayne al final? - se interesó Hugo confuso por la previa afirmación -. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

Ramón volvió a aguantar aquel silencio hasta que alzó una mano aún de espaldas.

- ¿Tú qué crees? El dinero.

Hugo frunció los labios aún sin poder creerse lo que estaba escuchando.
Los motivos que tenía para odiar a Wayne no hacían más que sumarse a una larga lista.

- Entonces hizo un trato conmigo: tu futuro por mi dinero. Aprovechó mi deseo de que crecieras con un padre para salir beneficiado económicamente. Si bien yo llevaba la prostitución legal, Wayne organizó la de menores y se alió con Lorenz cuando vio en él una ruta a través de la cual podría sacar mayor provecho de ti. Mi hijo tenía un gran potencial como hombre de negocios porque yo lo instruí con unos fuertes principios, pero fue Wayne quien lo llevó en otra dirección sin mi consentimiento.

¿Estaba diciendo que detrás de todo lo ocurrido realmente estaba Wayne? Ramón parecía haber estado detrás de la línea todo el tiempo. ¿En qué momento del día habían cambiado tan radicalmente los roles de Wayne y Ramón?

- Por eso considero que ha llegado el momento de que tengas la familia que te merecías desde el principio - se dio la vuelta con la mirada sería y ni un ápice de burla en su rostro -. Tu madre lleva queriendo conocerte desde que te dio a luz y tú tienes todo el derecho de encontrarte con ella, Hugo. Cristina te quiere mucho más de lo que te puedes llegar a imaginar.

Su madre seguía viva y lo estaba esperando... Su única y verdadera familia estaba detrás de la palabra "sí". Era tan fácil y aún así...

Elmer percibió unos pasos próximos a ellos pero el sonido estaba de alguna forma distorsionado que no era capaz de localizar su origen.

- Hugo... - intentó hablar Elmer tirando ligeramente de la mano de su chico para sacarle de la conversación que estaba teniendo con el enemigo -. Hay que salir de aquí.

Hugo no era capaz de prestarle atención a Elmer después de tal revelación sobre su pasado. Le estaba costando asimilar lo ocurrido. ¿Todos estaban a favor de la vida y Wayne solo buscaba el beneficio? ¿Qué había sido de los padres de Elmer? ¿No se suponía que trabajaban con Wayne? ¿También eran parte del juego para que Wayne conociera más a fondo las relaciones de Hugo y el territorio que debía pisar? ¿Wayne contrató en un principio a Brad porque pretendía controlar también sus amistades? ¿Brad se involucró tanto que Wayne le ordenó a Lorenz que se librara de él?
¿Wayne estaba siempre tan cerca y Hugo no fue capaz de ver quién era el verdadero enemigo en ningún momento hasta ahora?

Ramón se dirigió a las escaleras y comenzó a acercarse a la joven pareja mientras Hugo intentaba encajar toda la información.

- Hugo, te mereces mucho más de lo que has vivido, pero aún no es tarde para cambiar las cosas - volvió a intervenir Ramón a tan solo unos 15 metros de distancia -. Te llevaré con ella.

Finalmente conocer a su madre directa, poder reunirse con ella como siempre quiso... Aquel era el mayor deseo de Hugo.

Elmer bajó la cabeza. Estaba oyendo sonidos incorrectos desde muchos puntos de origen a la vez y se iban multiplicando. No podía identificarlos y cuanto más se esforzaba en hacerlo más le perturbaba. Se tapó los oídos con ambas manos y dio algunos pasos hacia atrás.

Hugo seguía mirando al frente sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo a sus espaldas e incluso empezó a avanzar lentamente de manera inconsciente.

- Tendrías alojamiento, una buena alimentación y diversos servicios a tu disposición - prosiguió tentando al chico -. No tendrías que preocuparte por nada a parte de tener con ella el tiempo que no tuvisteis en estos 22 años.

La voz de Ramón... empezó a cambiar de timbre a oídos de Elmer que incluso comenzó a recibir vibraciones como si de una cuarta persona se tratase. Dejó de entender lo que estaba diciendo y eso solo le daba malos presentimientos.
Pero no oía. No oía dónde estaba Hugo. Hugo estaba en todas partes. La voz de Ramón estaba en todas partes. Las pisadas le rodeaban. Había mucha gente a su alrededor y se estaban acercando mas no se oía su respiración. Solo eran pisadas. No eran personas.

En realidad no había nadie.

Elmer se lanzó hacia delante con los brazos abiertos para tener mayor campo de contacto a la hora de intentar localizar a Hugo. Cuando chocó contra él lo agarró de un brazo fuertemente y volvió a bajar la cabeza.

- Hugo hay que irse de aquí, ahora - se le agrietaba la voz.

Hugo reaccionó por primera vez en toda la conversación que había tenido con Ramón y miró a su chico. Al principio estaba muy confuso por la repentina imagen que obtuvo de Elmer sufriendo cuando no había pasado nada aparentemente.

- ¿Qué ocurre, Elmer? - se interesó agarrándolo de los hombros para lograr alzarle la cabeza -. Eh, ¿qué te pasa?

Ramón no esperó a que los chicos solucionaran nada cuando decidió actuar acorde a su plan. Realizó una sutil seña con los dedos y en ese momento pasos reales comenzaron a ser audibles. Mas Elmer ya no diferenciaba la realidad de la distorsión acústica que percibía desde hacía un rato.

Hugo miró a su alrededor habiendo oído a varias personas acercarse a ellos y cuyas pisadas hacían eco en las metálicas paredes del edificio. Volvió a dirigirse a Elmer comenzando a entender la situación en la que se encontraban y saliendo del trance en el que se había sumido al hablar con Ramón. Sacudió su cabeza de lado a lado frunciendo el ceño y abrió los ojos. Miró por segunda vez a su alrededor y entonces divisó cómo unos cinco hombres los habían arrinconado.

- Por las buenas habría sido mucho más agradable vuestro encuentro pero supongo que ahora tendrás que conocer a tu madre de una manera algo descortés - dijo Ramón siendo el centro de los cinco hombres -. Lleváoslos.

Hugo se colocó delante de Elmer como si aquello pudiera defenderlo de algún modo y cuando entendió que no tenía manera de librarse de la situación fijó su mirada en Ramón de nuevo.
Tenía esos mismos ojos de traidor y aquella sonrisa que tanto le recordaba a Lorenz.
Había vuelto a caer en su trampa.

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