28. "Quién es el enemigo realmente"

- No estaremos seguros hasta que volvamos a la ciudad - habló Wayne marcando un número en su teléfono-. No sé qué sitio es este.

Se habían salvado del individuo que los perseguía pero no sabían cuánto durarían escondidos en un lugar desconocido.

- Maldición, no hay cobertura - levantó el móvil por si pillaba algo de señal.

- Tenemos que buscar otra salida - concluyó Elmer -. Hay que irse de aquí.

Intentaron avanzar sigilosamente entre los metálicos pasillos pero los pasos resonaban y eso les tenía en desventaja. Iban probando puerta a puerta cuál estaría abierta. La suerte no estaba de su parte y se vieron forzados a subir a la segunda planta para encontrar cobijo o algún arma al menos.

- Por aquí - habló Elmer al conseguir abrir una puerta.

El lugar estaba oscuro en un principio pero las luces se prendieron de forma automática en cuanto avanzaron unos pasos hacia los adentros. Cerraron la puerta a sus espaldas con seguro y analizaron el entorno. Parecía un laboratorio. Tenía innumerables recipientes rellenando los estantes y luego había cajones dispuestos de manera vertical, uno encima de otro. En el medio de la sala se encontraban un par de mesas separadas entre si, cada una con enchufes integrados y algunos vasos de precipitado sueltos.

- No deberíamos estar en este lugar- dijo Wayne algo que era muy obvio.

Estaban infiltrados en un edificio industrial cuyos materiales podrían ser extremadamente nocivos y ni siquiera conocían una posible salida por la que no tendrían que volver a cruzarse con Neon.

- Podríamos separarnos y buscar cada uno por su cuenta - propuso Wayne sin haber pensado mucho en las consecuencias.

- Creo que deberíamos mantenernos unidos por el momento - contrapuso Elmer -. Ese maniático podría estar rondando por el mismo edificio y no tendríamos nada que hacer en un uno contra uno si tiene arma.

- Entonces busquemos al menos el punto más alto. Tal vez podamos pedir ayuda desde ahí si pillamos cobertura.

- Es una buena idea.

Por primera vez en mucho tiempo fueron capaces de ponerse de acuerdo en algo para trabajar juntos. Buscaron algún objeto cortante para avanzar con algo más de seguridad y salieron con cautela de aquel laboratorio. Elmer iba detrás de Wayne en todo momento pero sabía mejor que el padre por dónde caminaban. Escuchaba el cambio de resonancia en los cruces y la forma en la que rebotaba el sonido de las pisadas le indicaba la longitud de los pasillos.

Lo que le sorprendió fue oír cómo se rompía un cristal a lo lejos y detuvo a Wayne quien no pareció haberse percatado.

- Hay alguien a menos de 100 metros de nosotros - dijo mirando al frente.

Alertados, se escondieron donde pudieron para no avanzar de frente al enemigo. Elmer afinó su oído para precisar la localización de este y fue capaz de oír un leve murmullo.

- ¿A dónde vas? - se sorprendió Wayne al ver a Elmer dejar el escondite.

Aquella voz...le resultaba muy familiar. Le sonaba muchísimo pero... ¿de qué?

Dejó de oírla al creer que había llegado al lugar de procedencia y perdió toda pista. ¿A dónde había ido de repente?

- Elmer, ten cuidado, no te apresures - le advirtió Wayne.

Elmer era consciente de su imprudencia pero realmente le había sonado muy cercana esa voz.

Y ahí estaba otra vez, aquel murmullo. En esta ocasión, Elmer pudo oírlo mucho más claro y avanzó sin miedo alguno hasta la sala contigua. La puerta no estaba bloqueada.

- Oh, profesor, ya he termi... - se dio la vuelta el chico que se encontraba de espaldas a la puerta.

- ¿Hugo? - Wayne fue el primero en intervenir.

El joven de cabello azabache recogido en una pequeña coleta por comodidad llevaba en una mano un matraz aforado roto y en la otra un pequeño tubo de ensayo de contenido desconocido pero aparentemente viscoso.

- Elmer, ¿qué haces aquí? - preguntó ignorando la presencia de Wayne -. ¿También te han llamado para hacer las prácticas hoy?

Elmer se adelantó a Wayne al haberse asegurado del origen de la voz.

- ¿Prácticas? - arqueó una ceja -. ¿A ti también te han acorralado para matarte? - cambió la pregunta Elmer -. Nos está siguiendo un psicópata y casi acaba con nosotros.

- ¿Qué...estás diciendo? - Hugo intentó no tomárselo en serio.

- ¿Y por qué haces las prácticas en un lugar como este? - se preocupó Elmer -. ¿Estás solo?

Antes de que pudiera abrir la boca  para responder, Wayne avanzó hasta su hijo haciéndole reparar en su presencia.

- Hugo, es peligroso quedarse aquí - dijo agarrándolo del brazo -. Tenemos que irnos ya.

Hugo miró el agarre oponiendo resistencia al avance.

- Elmer, explícame qué está pasando - volvió a ignorar a su padre.

Elmer prestó atención al sonido por si se acercaba alguien y, al no reconocer nada, se acercó un poco más a su prometido y le estrechó la mano.

- Nos persigue alguien armado. Tenemos que irnos juntos; no quiero arriesgarme a que te haga daño.

Hugo miró la mano del chico y la aceptó lentamente. Por supuesto que confiaba en Elmer pero que aparecieran tan de repente con un disparate como aquel... Llevaban cinco años viviendo en la tranquilidad y era difícil asumir que pudiera volver a pasar algo serio donde se jugasen la vida.

Ramón.

Aquel era el primer y único nombre que le venía a la mente pero fue suficiente motivo para creer en que pudiera ser él quien estuviera detrás de todo aquello.

- Hugo, ¿por qué hacías aquí las prácticas? - volvió a intervenir Wayne caminando detrás suya -. ¿Sueles venir a menudo?

Hugo guiaba a Elmer a donde sabía que había una salida diferente a la que usaron para entrar.

- He venido varias veces ya a este lugar. Pero es la primera vez que vengo solo.

Al pronunciar aquellas palabras en voz alta Hugo empezó a creer en que posiblemente no fuera una coincidencia todo aquello.
Conforme iban caminando, Hugo se rallaba cada vez más intentando encajar todo lo que estaba ocurriendo.

- Elmer - murmuró mirando hacia el suelo -. Si pasa cualquier cosa y tuvieras que elegir entre salvarte a ti mismo o salvarme a mí, prométeme que me dejarás.

- Jamás haría eso, no puedes pedirme algo as-...

- Tú cuidarías mejor de Jake - lo interrumpió deteniendo su paso -. Y no solo eso. Si soy yo a quien necesita tal vez no os haga daño a los demás si me consigue. Por el contrario seguiría arrebatando gente de mi alrededor.

- Ese chico no pareció estar buscándote a ti y me da igual lo que estés diciendo ahora mismo - repuso Elmer endureciendo el tono -. Si te cogen a ti tendrán que pasar por encima de mi cadáver.

Wayne era el primero en quedar completamente sorprendido por esa respuesta.

- ¡Escúchame, Elmer! - exclamó Hugo hundiendo su cabeza entre los hombros -. Esto no es ninguna tontería. Voy completamente en serio.

Elmer permaneció con el mismo semblante en el rostro manteniendo su opinión sobre el tema sin ceder en lo más mínimo. Estaba claro que seguía sin saber un solo dato sobre Ramón y la forma en la que estaba involucrado en la vida de Hugo por lo que le era imposible comprender lo que su chico intentaba decirle.
Wayne estuvo en silencio escuchando atentamente hasta que decidió volver a intervenir.

- Hugo... no creo que tengáis que recurrir a esa situación.

Lo que debió de haber sonado como una frase tranquilizadora, fue todo lo contrario para su hijo a quien le hizo pensar con esa simple intervención. Hugo relajó su expresión corporal y se permitió desviar la mirada hacia su padre al cabo de unos segundos tras caer en lo que había dicho.

- Tú... - realizó una breve pausa analizándolo con la mirada - ...sabes algo de todo esto, ¿verdad?

Eso era lo que más le importunaba: que su propio padre no hubiera intentado explicarle la situación a Hugo incluso cuando se estuvieran jugando la vida.

Wayne no cambió su seria mirada ni articuló una sola palabra. Hugo frunció el ceño apartándose ligeramente de Elmer.

- Conoces a Ramón, sabes todo lo que hizo con mi madre... - se le fue acercando recogiendo las manos en puños -. Sabías que Ramón vendría a buscarme como venganza. Lo sabías todo, ¿verdad?

Elmer estaba oyendo todo aquello por primera vez y no estaba seguro de cómo reaccionar. Hugo estaba llenando un vaso gota a gota con cada palabra que salía de su boca.

- Dejaste a mi madre para salvarme la vida pero no contarme todo eso no hizo más que convertirla en el mismo infierno - continuó elevando el tono -. Y lo sabías también.

Si Hugo hubiera conocido la verdad desde el principio jamás se habría relacionado con Lorenz en primer lugar.

- Yo jamás te había deseado lo mismo que le pasó a Cristina - dijo Wayne sin sentirse intimidado por su hijo.

No, pero fue exactamente lo que había ocurrido gracias al consentimiento de Wayne. No había otra explicación lógica.

- Tanto que odias a los gays...pero esto es la cosecha que tú mismo sembraste. Ni siquiera...me advertiste que mi propio hermano me iría a prostituir por toda la región. ¿Y tú quieres que te llame papá? - elevó las cejas en ironía -. ¿Quieres que te llame papá, no?

Wayne fruncía los labios inseguro por si tenía que responder algo pero Hugo se estaba llevando todo el protagonismo. Su hijo lo miraba con una expresividad inmensa e indescriptible en sus ojos.

- Te odio tanto. Ojalá nunca me hubieras tenido... - torció los labios asqueado y mantuvo un breve silencio dando mayor énfasis al final de la frase - ... papá.

El corazón de Hugo estaba roto, pisoteado y destrozado de mil maneras posibles, así que no había perdido nada rechazando a su padre otra vez. Aunque en esta ocasión habían sido mucho más dolorosos para ambos aquellos minutos de conversación.

Hugo se dio la vuelta y continuó caminando tras coger a Elmer del brazo.

- No vengas con nosotros - dijo con la misma dureza en la voz.

- Hugo, espera - intervino Elmer oponiéndose al avance.

- ¡No te pares, Elmer! - lo interrumpió su chico sin darle un momento para hablar -. ¡Me da asco respirar el mismo aire que él!

- Hugo...

El chico de ojos esmeralda estaba furioso, si es que había palabra con significado suficiente para describir la tremenda ira que emanaba su aura.

- ¿No lo entiendes? - giró hacia Elmer para dirigir unas palabras con mayor intensidad hacia él -. ¡Me ha jodido la vida! Ha sido él, siempre y desde el más principio fue él quien permitió que me prostituyeran - señaló a su padre -. ¿Y sabes qué es lo peor? Que es él... quien nos ha traído aquí.

Elmer no fue capaz de asimilar toda la información de golpe y de relacionarla con los hechos. Hugo estaba diciendo cosas sin sentido y en todo momento eran puras suposiciones pero que poco a poco empezaban a darle forma a los hechos.

- Hugo, no tienes ninguna prueba para lo que dices. Tal vez tu padre haya intentado defenderte...

- No - volvió a intervenir Hugo esta vez con una leve sonrisa sarcástica y bajando la mirada hacia el suelo. Bajó el tono de voz y suavizó el agarre -. Elmer... él nunca estuvo en la cárcel, ni trató de salvarme en ningún momento - Hugo se fue girando lentamente en dirección a su padre y alzó un dedo hasta señalarlo de nuevo aun sin desviar la mirada del suelo -. Él...es aliado de Ramón.

Aquella repentina y radical acusación atormentó a Elmer y le hizo girar en dirección a Wayne también. El hombre no se había movido del sitio en ningún momento y tampoco había cambiado su expresión.

- Él... - continuó Hugo -. Cuando quiso pagarme la operación era solo para darme esperanzas y por su culpa volví con Lorenz. Y cuando me dijo de quedarme con Eyre... La odiabas, ¿verdad? - se dirigió a Wayne -. Querías que cayéramos los dos en la misma mentira que tú construiste. Ella...está muerta ahora, ¿verdad? ¿Y mi madre? - alzó la voz -. ¡¿Al menos a ella la quieres?!

El hombre había permanecido inmóvil hasta que se volvió a mencionar a Cristina. Se metió las manos en los bolsillos de su pantalón y relajó su postura dirigiendo su peso corporal hacia una pierna más que sobre la otra.

- Eres muy listo, hijo - habló mirándolo directamente a los ojos -. Definitivamente no saliste a tu madre.

La gota había colmado el vaso.
La sangre de Hugo estaba ardiendo y contuvo toda su ira en puños pero ansiaba aprovechar ese momento para averiguar lo máximo posible a pesar de que le estuviera despedazando el alma a gajos.

- Empresario mis cojones. Tu dinero... - rechinó los dientes -. ¿A cuántos como yo has vendido?

Wayne miró desafiante a su hijo indispuesto a ofrecerle una respuesta a aquella pregunta.

- ¿A cuántos... - Hugo volvió a bajar el tono - ...has permitido que mataran?

La mirada de Wayne era tan espeluznante a ojos de Hugo que no podía evitar que se le erizara la piel con tan solo hablarle a esa corta distancia.

Las luces de todo el edificio se encendieron de golpe sorprendiendo a Hugo y haciéndole desviar la mirada para mirar a su alrededor. Las paredes del pasillo que estaban cruzando comenzaron a bajar acompañadas de un pitido ensordecedor. La segunda planta donde se encontraban estaba empezando a abrirse tomando forma de una sola y enorme sala.

- ¡Hugo, vámonos! - Elmer tiró de su brazo con un terrible presentimiento pero Hugo se oponía aún enfrentando a su padre.

- ¿Por qué no salvaste a Brad? - continuó su bombardeo de preguntas sin respuesta -. ¿Qué te ha hecho él?

- ¡Hugo! - volvió a gritar cuando las paredes ya habían bajado a mitad.

Como su chico no reaccionaba decidió no tener en cuenta su opinión esta vez y tiró de él con más fuerza echando a correr en dirección contraria a Wayne. Hugo acabó cediendo cuando se fijó en sus alrededores y tomó control del camino aun mirando de vez en cuando hacia Wayne.

El primer pensamiento que se le cruzó fue bajar a donde sabía que tendría una puerta abierta. Tomó las escaleras sin mirar hacia atrás y llegó a la planta inicial. Estaba igual de despejada que la primera en lo que respectaba a paredes. Hugo miró hacia arriba y también se había abierto el techo central de todo el edificio logrando una forma de recipiente con solo pasillos a los laterales de cada planta circular. Hugo no esperó más a buscar la puerta que estuviera abierta pero, tras probar una tras otra, ninguna dio paso al mundo exterior.

Estaban atrapados.

- No, no, no... - seguía probando puertas con un ápice de desesperación -. Entré por una de estas...

Entonces se empezó a escuchar un lento aplauso dramático desde el otro lado de la sala que les llamó la atención. El sonido hacia eco en toda la nave en cuanto dejaron de sonar los pitidos. Hugo giró rápidamente agarrando a Elmer de la mano. No veía su procedencia.

Elmer giró la cabeza como si pretendiera localizar al enemigo con la mirada hasta que precisó su ubicación.

- Primera planta, ala noreste - susurró.

Hugo dirigió la mirada a la zona ubicada y lo divisó al instante. No necesitaba haber conocido a Ramón para saber de antemano que era él.

Su profesor sustituto de prácticas.

- Siendo profesor a tiempo parcial me tenía controlado dentro de la universidad... - habló Hugo como pensamiento en voz alta -. Y usando a Lorenz, Wayne y Jake también me controlaba fuera.

Ramón los deleitó con una carismática sonrisa como si no tuviera nada entre manos y se apoyó sobre la barandilla del primer piso.

- Te prometo que esta vez me has sorprendido, Hugo - habló en su tono grave de voz -. Deducir la mitad de lo que ocurría a tus espaldas en tiempo récord. Eres un buen partido, definitivamente.

- Espero que lo digas por Elmer - intervino Hugo adelantando un pie sin soltar a su chico de la mano -, porque jamás cometeré el mismo error que mi madre.

- Pensé que estabas dispuesto a ir conmigo si eso implicaba salvar a tu familia y amigos - fue directo al grano.

Hugo enfureció su mirada pero antes de que pudiera responder nada sintió la presión de la mano de Elmer quien lo había agarrado con más fuerza. Eso le dio a entender las claras intenciones que tenía el castaño de no dejarle ir por nada del mundo. Hugo no desvió la mirada de Ramón pero le correspondió a Elmer devolviéndole el fuerte agarre.

"Su vida por la mía, lo veo justo" dijo Hugo una vez cuando pretendió sacrificarse para salvar a Elmer de manos de Lorenz. Funcionó una vez y ambos salieron con vida a duras penas. Ahora se les volvió a presentar una situación similar y posiblemente peor.

No quería ceder ante Ramón otra vez pero se estaba quedando sin opciones.

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