2. "Nereidas"

Erik se despertó en el colchón del suelo de Greg y no podría haber deseado algo mejor, bueno, podría haber deseado no ser él mismo.

Greg empezó a escribirle a alguien y a emocionarse incluso sin haberse levantado aun. En cuanto Erik dejó de fingir seguir dormido y alzó su torso dándole los buenos días Greg se sobresaltó y lanzó su móvil al otro lado de la cama devolviéndole la sonrisa.

"¿Por qué has hecho eso?" pensó el moreno mirando el móvil que había tirado.

- Buenos días, Erik - dijo Greg logrando que volviera a mirarlo.

Erik se frotó el rostro y acto seguido se desperezó estirando los brazos. Abrió solamente un ojo al recibir un gran silencio por parte del pecoso y lo vio sentado en el borde tocándose las manos nervioso. Greg desvió rápidamente la mirada en cuanto notó la atención de su compañero. Este sonrió y levantó una rodilla para apoyar un brazo sobre esta desde una posición sentada.

- ¿Puedo invitarte a desayunar hoy?

- Oh, Erik - se levantó ágilmente de la cama -. Hice ayer la compra así que podemos hacer algo aquí...

- Guárdalo para luego - imitó su movimiento poniéndose en pie también y se ajustó la ropa -. Vamos, que conozco una cafetería muy agradable.

- Pero...me gusta cómo haces el café.

Si Greg parecía estar ruborizado, el rostro de Erik tampoco debía de estar muy lejos de ese color.

Con una ridícula risa y rascándose la nuca no pudo decirle que no al chico.

- Está bien, pero te invitaré algún día fuera.

- ¡Claro! - Greg se alegró de que hubiera aceptado su proposición y saltó sin arreglar la cama siquiera hacia fuera del cuarto -. ¡Voy a hacer tostadas!

Erik lo siguió con la mirada hasta perderlo de vista y entonces cogió el móvil viendo varias llamadas perdidas de Asier de la noche anterior. Suspiró pesadamente pero le marcó.

Respondió casi de inmediato.

- Erik, ¿qué demonios haces que no me contestas al teléfono?

Frunció los labios mirando hacia la ventana sin decirle nada.

- ¿Greg otra vez? Tío, nos dejaste plantaos ayer. Casi la liamos pardísima. Creo que le han visto la cara a Sam pero no estoy seguro. Te necesitamos.

- Déjame en paz, tío - lo cortó -. Te dije que esos tipos me daban igual. Como si les haces el parchís a todos.

- Tampoco es plan lo de matar a nadie que solo fuimos a infiltrarnos.

Meneó la cabeza con un resoplido. De verdad que le interesaba poco.

- Escucha, Erik, seguramente hayas estado de peluches y algodón de azúcar con ricitos pero necesitamos tu ayuda.

- Ni te atrevas a hablar de Greg - endureció el tono -. Apañáoslas sin mí.

- ¡Supera ya al niño ese de una puta vez! Joder - se alteró Asier -. No puedes estar toda tu vida buscándole parecidos. Prometiste vengarlo y ahora te estás echando para atrás.

- Ese niño se llamaba Gale. Y Greg es muy diferente a él.

- Todos estamos en la misma situación que tú así que déjate las mariconadas y vuelve a ser el de antes.

- Eres el primero que debería llamarse maricón.

- No me ato a nadie, al contrario que tú. Sabes perfectamente las consecuencias que eso podría tener estando en nuestra situación.

- Y estoy dispuesto a enfrentarlas.

Se oyó un silencio al otro lado de la línea durante unos segundos.

- Haz lo que te dé la gana. Luego no pidas ayuda si no vienes cuando te necesitamos.

- Y aquí se confirma nuestra amistad. Gracias, Asier.

- ¿Vienes, Erik? - preguntó Greg desde la cocina.

- Eres un hijo de puta - se le oyó decir a Asier.

Erik colgó.

- Sí, Greg, un momento - le respondió al joven de cabello rizado alzando la voz.

A pesar de la conversación que había tenido con Asier Erik sabía que su amigo tenía razón y que estaban juntos o nada. Además, no podían prescindir de Erik siendo este el mejor tirador y un gran luchador en combate cuerpo a cuerpo. Él era consciente de ello, muy consciente.

Fue al lavabo para refrescarse la cara y se dirigió de vuelta con Greg aun secándose el rostro con una toalla que había pillado.

- ¿Todo bien? ¿No te han dicho nada malo por teléfono? Te ves triste, Erik, ¿puedo ayudarte en algo.

Erik no le prestó atención a las preguntas y se limitó a abrirse de brazos.

- Por favor - pidió.

Greg no sabía cómo reaccionar durante los primeros segundos pero luego dejó torpemente lo que estaba haciendo y se apresuró abrazar a Erik. En cuanto se estableció el contacto el moreno deslizó las manos rodeándole la cintura a Greg y bajó la cabeza para apoyarla sobre el hombro del chico.

- Si quieres hablar de lo que sea sabes que te voy a escuchar aunque me gustaría poder ayudarte también pero si ves que no es posible ya no sabría qué más podría hace-

- Greg - lo interrumpió sin cambiar de posición -. No te preocupes por mí. Estaré bien.

- Pero Erik...

- Me tengo que ir enseguida - se separaron el uno del otro aun sin romper el contacto físico -. Pero nos vemos esta tarde en la feria, ¿vale?

Greg sonrió intentando ahogar su preocupación porque de un modo o de otro aquella no era la primera vez que sucedía pero Erik siempre se negaba a contarle la verdad. Tal vez no fueran aun lo suficientemente cercanos como para compartir ese tipo de secretos, mas lo único que podía hacer en esos momentos era ofrecerle su apoyo.

Después del desayuno Erik le ayudó a Greg a recoger el cuarto y a devolver el colchón a su sitio. Más tarde cogió sus pertenencias y se dirigió a la salida hacia la cual su compañero lo acompañó.
Ya abierta la puerta y a punto de despedirse Erik se detuvo.

- Eh, pequitas - giró la cabeza hacia él -. Gracias.

Greg entornó los ojos en una tierna expresión mientras juntaba sus manos tímidamente. Le encantaba que Erik lo llamara de una forma tan bonita y especial.

- No es nada, Erik. Ya nos veremos esta tarde.

Erik retrocedió unos pasos acercándose más a Greg y le tomó suavemente la cintura con la mano izquierda pillándolo desprevenido. Acto seguido le plantó un casto beso en la mejilla que duró unos segundos.

- Nos vemos - susurró aun dejándole el aliento sobre la piel.

Greg solo pudo asentir ruborizado cuando el otro chico se fue definitivamente.

No, por supuesto que Erik no quería irse por nada del mundo y aun así lo hizo. ¿Por qué? ¿Por las estúpidas misiones? Ya lo tenían un poco harto privándolo de su vida personal.

Pero no podía renunciar a ello.

Greg no se merecía a una persona como él. Él era como lo más perfecto del mundo, sin ningún defecto en absoluto. Era esa persona que con tan solo verle le hacía iluminar el alma a cualquiera. Y luego estaba Erik.

Un asesino.

Un mero asesino. No hacía justicia sino que hería e incluso mataba a gente, atracaba locales, espiaba personas. ¿Todo por qué? ¿Venganza? No, había mucho más que eso, pero lo que sí estaba claro era que una vez descubierto la persona más cercana a él podría estar en peligro. Y ese era Greg.
Erik estaba dispuesto a hacer su trabajo y a proteger a la persona que quería a la vez. Era muy arriesgado pero de no ser así tendría que renunciar a una de las dos cosas y dada la situación aquello resultaba imposible.

- Ya estoy de vuelta - dijo Erik al cruzar la puerta de la sala común.

Casi todos sus compañeros se encontraban en el mismo lugar reunidos. En realidad les faltaba más de la mitad de aliados pero ellos no estaban precisamente en ese área de la ciudad en ese momento.

- ¿Erik?

- No puede ser, ¿cuánto hace que no pisas estos suelos?

Y...faltaba él.

- Has venido entonces - habló Asier entrando por otra puerta.

- ¿Por qué no iría a hacerlo?

El pelirrojo se fue acercando cada vez más a Erik hasta abalanzarse sobre su cuello por sorpresa.

- Sabía que no nos sustituirías. Gracias, tío.

- No me lo agradezcas - Erik forcejeó para apartarlo.

Entonces Asier le hizo una llave inmovilizándolo pero el otro respondió con otra. Sus combates con Asier solían estar muy empatados pero esa vez ganó el pelirrojo dejando al moreno en el suelo.

- 357-354 - sonrió triunfante -. Tendrás que ponerte las pilas antes de que pierda la cuenta con tantas victorias.

- Solo me sacas...tres - Erik se impulsó para levantarse e invertir los roles con Asier dejándolo inmovilizado en el suelo -. O una.

Su compañero no conseguía escapar de esa y se dio por vencido. Erik lo soltó y le estrechó la mano al levantarse.

- Esa última fue muy buena, luego me la enseñas - le chocó el puño contra el hombro habiéndole guiñado el ojo.

- Luego te busco un momento.

- Ser misericordioso.

Erik se rió golpeando a su amigo de vuelta.

- Bueno, ¿cómo os fue ayer? - cambió de tema el moreno -. No me diste mucho detalle por teléfono.

- Atracamos al jefe sustituto de Iván que había despedido casi a la mitad de sus subordinados con el objetivo de destruir la empresa dejando sin trabajo a cientos de personas. ¿Te has tomado las pastillas?

- No, aun no - respondió Erik.

Asier le llenó un vaso de agua y continuó hablando mientras se lo entregaba.

- Pues resulta que el cabrón tenía cámaras de seguridad incluso en la caseta del perro. Esa fue la última que desactivó Benny porque conectaba directamente con la red eléctrica y la señal la mandaba a organismos exteriores así que tal vez le hayan visto el rostro a Sam que fue quien entró por ese lado de la casa.

Erik sacó varios tubos de pastillas de su mochila y se echó una de cada tipo en la mano.

- ¿No llevó la máscara? - se las lanzó todas a la boca.

- Sí, la llevé pero me la puse al entrar al edificio - respondió el más novato del grupo.

- Tío, ¿cómo se te pudo pasar eso? - dejó el vaso sobre la mesa tras haber tomado unos sorbos de agua -. Lo más importante ya no es tanto cumplir la misión como evitar que no te pillen. Cuando lo hagan estarás acabado.

- Erik, con suerte pasó de espaldas a la cámara en ese momento así que tengamos esperanzas.

- Es lo único que podemos hacer ahora. Benny borró las grabaciones, ¿no?

- Sí, pero como lo hayan visto al instante sería un gran problema.

- Vale, las posibilidades de que lo pillaran son prácticamente nulas.

- Tendré más cuidado la próxima vez - aseguró Sam.

- No te queda otra - dijo Asier -. Sabes que si te pillan te entregas sin arrastrar a los demás.

Sam asintió.

Erik fue caminando por la sala común hasta apoyarse sobre el respaldo del sofá que correspondía a un asiento vacío.

- ¿Y Lucas?

- Volverá esta tarde antes de irnos al bar. Fue a buscar tesoros, lo de siempre - se burló el pelirrojo.

- ¿Nocturne?

- No, tío, eso solo nos mola a nosotros - se rió insinuando que ambos eran homosexuales -. Vamos a Nereidas.

- ¿Qué? - se sorprendió -. Os vais a dejar un pastón ahí.

- No, de hecho fuimos invitados - Asier se cruzó de brazos -. Hemos conocido al que lleva el recinto y dijo que nos dejaba toda una sala. Es el séptimo cielo, tienes que venir a verla.

- Paso.

- Vamos, Erik - se acercó hasta donde él estaba -. ¿Tienes un plan mejor acaso?

- Estoy ocupado.

- ¿Vas a liarla en alguna parte? - uno de sus compañeros preguntó interesado acomodándose en el sofá con el maletín de póquer.

- Algo así - se levantó rodeando a Asier para pasar de largo -. Voy a darme una ducha. Si necesitáis algo estaré con la puerta abierta.

- Pero cierra la cortina que no te queremos ver el rabo - se rió Iván.

- Mala suerte.

No le molestaba la idea de visitar aquel local pero no podía dejar plantado a Greg. Al chico le hacía tanta ilusión terminar de recorrer toda la feria que sería delito no darle esa oportunidad haciéndole compañía.

A no ser que él mismo lo negara.

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Pequitas🌻: Erik, no pasa nada, ya iremos a visitar la feria el año que viene🙊 Tampoco era mucho lo que nos quedaba por ver así que no te preocupes ^^ ✨🎶🌸

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Erik leyó ese mensaje al salir de la ducha y no sabía bien qué responder a eso. Al final se decantó por un "estás seguro?" recibiendo total afirmación.
Si hubiera preguntado "por qué lo dices?" en lugar de eso las cosas no habrían acabado de la misma manera.

- Iré con vosotros a Nereidas - accedió Erik.

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