19. "Trazos rotos"
- Elmer...trae todo el botiquín.
Jake estaba sangrando mucho y Hugo había quedado en shock por un suceso tan poco esperado. De primera vista pudo ver que no era letal la herida porque sabía dónde había que cortar la piel para llegar a rozar una vena y aquel era claramente un caso distinto. Aun así Hugo estaba quieto y apenas consiguió articular unas palabras para movilizar a Elmer. Cuando vino con lo solicitado, Hugo lo tomó agachándose junto a Jake y tomando con delicadeza su brazo.
- Sal de aquí, Elmer, por favor - pidió como si estuviera conteniendo las lágrimas.
Sabía que al castaño le daba pánico la sangre y le afectaba el simple hecho de encontrarse cerca y reconocer el peculiar olor. Si llegase a imaginarse encima que el origen de la viscosidad era un corte como aquel... Ugh. Después de las experiencias por las que ha pasado cualquier señal como esta le hacía revivirlas.
Hugo trató la herida a lo que Jake no mostró ninguna resistencia. Le escocía y gritaba con cada gota de desinfectante que era arrojada sobre la apertura pero no apartaba el brazo.
¿Qué había sido aquello? ¿Un intento de suicidio fallido? Era lo que le faltó presenciar a Hugo para que el día fuera perfecto.
Toda su infancia había intentado encontrarse un lugar en el mundo refugiándose en las drogas y las relaciones sexuales con transeúntes cualesquiera. La época en la que ansiaba la muerte no fue más que una etapa para él pero le vinieron todos aquellos meses de golpe a la memoria con tan solo mirar a Jake sangrando. El chico buenorro que lo sedujo hasta destrozarle el cuerpo con un paraguas, la agonía, las ganas de no continuar con vida, la impotencia, la ignorancia, el egocentrismo, la venda opaca sobre los ojos. Todas las mentiras, los engaños, los trucos sucios, las maniobras, el arrebato, la desposesión, la venganza, el abuso, la tortura, los juegos psicológicos. Un disparo, una muerte, un final.
Poniendo las cosas así, todos sus problemas se esfumaron con el homicidio de Lorenz. Pero ahora sabía que la muerte no siempre era una opción.
- ¿Por qué...has hecho esto? - se atrevió a preguntar al terminar de vendarlo.
Jake sorbía por la nariz con la cabeza mirando al lado opuesto a donde Hugo se encontraba. No quería responder a esa pregunta por algún motivo.
- Vamos, Jake... - suplicó Hugo -. Me has preocupado mucho. Por un momento pensé que podría haber sido muy grave...
Jake frunció los labios y cerró los ojos.
- Jake, mírame - llevó una mano a su rostro haciéndole girar -. ¿Qué es lo que te preocupa?
Con dificultad y haciendo un gran esfuerzo, Jake lo miró a los ojos. Hugo realmente estaba muy desesperado por conocer los secretos que Jake le ocultaba y el pequeño estuvo a nada de ceder. Pero entonces se soltó bruscamente y volvió a mirar en otra dirección. Se levantó y exclamó:
- Me ha dicho que no hablara contigo y no lo voy a hacer.
Sabía perfectamente de quién estaba hablando. Hugo desvió la mirada también e intentó encontrar una respuesta a eso que no dejaba de darle vueltas en la cabeza.
¿Qué es lo que hago mal?
Se frotó el brazo y habló conservando cierta distancia y bajando considerablemente el tono de voz.
- ¿Por qué...confías tanto en él?
Era de esperar que responder a preguntas de este tipo estuviera incluído en "no hablar con Hugo" así que Jake contuvo las palabras. Cuando Hugo volvió a intentar preguntar o decirle algo Jake ya había salido de la habitación.
No quería, es más, se esforzaba muchísimo por no volver a pensar igual que hacía cinco años pero...todo el mundo mentía, incluso él mismo.
Fue a ver a Elmer quien había vuelto al estudio y se encontraba concentrado escuchando audios de las materias de su grado. Entró en silencio para no molestarle y tomó su cuaderno de dibujo. Hugo se recostó boca abajo sobre la cama y abrió una página aleatoria comenzando a buscar una hoja vacía a partir de ahí. Aquello era lo único que podía calmar las llamas que comenzaban a alterar sus sentidos con solo pensar en Ramón y en lo que les estaba haciendo a las personas de su alrededor.
Conforme iba pasando las hojas Hugo fue viendo sus dibujos de retratos a cuerpo completo del desnudo de Elmer. El último era de tan solo un par de semanas atrás pero decidió hacer el siguiente en ese momento. La cronología comenzaba ni más ni menos que el día en que Elmer fue hospitalizado tras la cruel tortura, por lo tanto, en las primeras imágenes se podía apreciar todo el proceso de recuperación del castaño. Obviamente, desde que ocurrió ese intento de homicidio Elmer había dejado de llevar gafas graduadas y solo se ponía las de sol cuando salía al exterior, y ese detalle era algo importante para Hugo a la hora de dibujar. Ahora se esforzaba en plasmar todos sus sentimientos en la representación de sus bonitos ojos blancos.
Elmer escuchó cómo el portaminas de Hugo se deslizaba por el papel realizando trazos cortos y muy continuados. Nunca le había preguntado qué era lo que le gustaba dibujar y pensó en interrumpirle en ese momento. Justo antes de dignarse a hacerlo le vinieron unas imágenes a la cabeza.
Brad.
Se le encogió el pecho y bajó la cabeza. Imágenes de su hermano era todo lo que recordaba al pensar en el estilo de dibujo de Hugo. Lo último que vio relacionado con ello fue aquel cuaderno con meses de seguimiento de los cambios en el cuerpo de Brad. Las últimas páginas eran las más dolorosas y algunas de ellas incluso tenían esas ondulaciones creadas tras haberse secado gotas de agua sobre la hoja. Pero lo que también recordó fue aquella página en blanco que Hugo dejó al final. Podría no tener ningún sentido, en realidad, pero sobre ella se hallaban marcas profundas de haber presionado el lápiz fuertemente contra el papel. ¿Había más dibujos previos a aquella página en blanco? ¿Algo que él mismo no quería ver?
No podía preguntarle sobre ello. Debía de ser algo importante para él para haber dejado de esa forma las cosas.
Tomó un profundo respiro y volvió a darle al play en el reproductor reanudando las grabaciones de las clases. Hugo las recopilaba todas en audio especialmente para él y de esa forma Elmer no se quedaba atrás con ninguna materia.
Hugo apoyó el rostro sobre ambas manos mientras contemplaba el boceto del cuerpo de Elmer.
"Creo que voy a dejarlo sin afeitar un tiempo" pensó disfrutando del look que le daba esa escasa barba. Los besos no serían lo mismo pero habría valido la pena. Volvió a mirar al Elmer real y aunque estuviera de perfil pudo ver los bonitos rasgos que lucía su rostro. Todo en él era perfecto. Entrecerró los ojos con una sonrisa y dejó escapar el aire entre la comisura de sus labios.
Elmer seguía sin poder dejar de pensar en si realmente había algo que preocupaba a su chico y ya ni era capaz de centrarse en sus estudios. Llegó un momento en el que dejó lo que estaba haciendo y bajó la mirada girando lentamente hacia Hugo. Éste amplió la sonrisa sin dejar de mirarlo y se levantó un poco esperando a que Elmer le dirigiera la palabra.
Cuando al cabo de un rato el silencio permanecía en la sala, Hugo relajó su expresión y habló con un tono ligeramente inquieto.
- ¿Estás bien? ¿Quieres...que te prepare una tila?
Elmer le hizo un ademán indicando que no se molestara.
- ¿Has...dibujado algo? - preguntó con ese interés que llevaba reprimido.
A Hugo le sorprendió la pregunta y alzó las cejas.
- Eh...s-sí - tartamudeó nervioso. Se revolvió en el sitio sacando el cuaderno para volver a echarle un vistazo -. He dibujado...un retrato.
¿Por qué se cortaba tanto en dar una clara respuesta?
Elmer no dijo nada esperando escuchar algo satisfactorio.
- Solo he dibujado una figura masculina cualquiera - contestó finalmente dejando el cuaderno de vuelta sobre la cama y adoptando una posición sentada -. Estaba practicando la anatomía.
Había procurado sonar creíble pero entonces se dio cuenta de que había vuelto a mentirle a su prometido. Esto no iría a acabar bien.
- ¿Siempre dibujas desnudos?
- ¿Qué?
Si antes dibujaba a Brad, tal vez estuviera dibujando a otra persona ahora. A Elmer le habría gustado pensar que lo dibujaba a él, pero no se había dado cuenta de que había iniciado el tema de conversación que pretendía evitar al mencionar el desnudo.
- Nada, solo lo había supuesto porque dijiste que practicas anatomía...
Mentira.
Una detrás de otra.
- Oh, sí - murmuró Hugo -. Eso...
Deslizó la mirada de nuevo hacia el cuaderno y contempló cada línea. Había definido el físico de Elmer en una hoja y aquello era inconfundible. No podía ser eso una "figura masculina cualquiera". ¿Debería decirle la verdad? ¿No lo asustaría?
Hugo recordó cuando se pasaba casi cada día dibujando el cuerpo de Brad, la forma en la que cambiaba sin perder su esencia, cómo fue yendo a peor hasta aquella página en blanco que Hugo dejó resistiéndose a pintarla de negro por completo al igual que hizo con todas las previas a la misma, es decir, a los dibujos que hizo tras la muerte de Brad. Había intentado dibujarlo más veces como si siguiera a su lado pero no conseguía más que aberraciones irreales. Sin musa no había obra de arte, por lo tanto Hugo acababa cubriendo los dibujos con garabatos y arrancando las hojas.
Hasta que llegó a la última, blanca, vacía, serena. Algunas lágrimas cayeron sobre la hoja cuando Hugo quedó hipnotizado y perdido en la paz y tranquilidad que le transmitía. Sus sentimientos descontrolados se calmaron por unos segundos, suficientes para cerrar el cuaderno y guardarlo. Esa última página era la representación del único color que le hacía pensar en Brad como en un ángel que había encontrado la pureza y la calma eterna.
Desde ese entonces Hugo no volvió a dibujar un solo cuerpo porque todo torso le recordaba a los dibujos de Brad. Sin embargo, eso cambió cuando Elmer comenzó a formar parte de su vida también. No era Brad y mucho menos un sustituto, pero tenía algo que los relacionaba mucho y ni siquiera ahora podría decir qué era. Una luz intensa atravesaba el corazón de Hugo cada vez que miraba aquellos ojos negros. Irónico, ¿verdad?
Hugo tomó su cuaderno y justo cuando iba a levantarse de la cama comenzó a oír un fino golpeteo contra el vidrio de la ventana. Pronto se empezó a percibir aire húmedo en la habitación, una sensación agradable y apaciguada.
- Hacía tiempo que no llovía... - murmuró Elmer sin girar hacia la ventana.
El tenor de su voz era muy calmado. El silencio de la habitación solo era interrumpido por las acompasadas respiraciones de los dos chicos y la débil lluvia que poco a poco comenzaba a ganar fuerza. Hugo miraba por la ventana, la cual no estaba cerrada por completo, ni tampoco tenía las persianas bajadas a pesar de haber oscurecido ya bastante.
- Elmer...quería decirte algo... - intentó dar pie a la conversación desviando los ojos hacia su chico -. Es sobre...la universidad.
Su intervención captó la atención del castaño quien giró hacia Hugo ofreciéndole su escucha. Hugo se frotó las manos volviendo a perderse en los ojos de Elmer pero continuó:
- No podré sacarme este año contigo. Hay un par de asignaturas a las que no voy a ir más por algo que debería haberte contado hace tiempo - se tomó unos segundos en proseguir -. Abusan de mi.
- ¿Y cuánto planeabas ocultarlo? - respondió sin dejar margen de tiempo sorprendiendo a Hugo -. Vienes más agotado de lo normal y hueles diferente cada día. ¿Cuánto querías que fingiera que todo va bien?
A Hugo se le aceleró el pulso y comenzó a sentir gotas de sudor resbalando por su frente.
- E-entonces...¿lo sabías? - cuestionó.
Elmer suspiró.
- Sé que no soy perfecto y que mis esfuerzos no llegan a ser suficientes para completar tu vida. Brad lo tenía todo y no te imaginas de lo que sería capaz de hacer por retroceder en el tiempo para protegeros a ambos junto a vuestra relación. Aun así tenía miedo de que... - ladeó la cabeza - ...tuvieras otro.
Hugo meneó la cabeza de lado a lado con los labios fruncidos.
- Jamás había pensado en eso estando contigo. No digas tonterías - se levantó para acercarse a Elmer arrodillándose a sus piernas. Con las manos tomó las de Elmer y lo miró a los ojos fijamente -. No necesito a nadie más a parte de ti. Sácate esas cosas de la cabeza; no se puede cambiar el pasado.
Elmer mantuvo un breve silencio hasta que se permitió esbozar una pequeña sonrisa.
- Perdona, tienes razón, yo...te apoyo en lo que dijiste de la universidad.
Hugo le correspondió a la sonrisa y apretó con fuerza sus manos.
- No volveré a oler a nadie que no seas tú.
En ese momento parecía que realmente se pudieran ver el uno al otro mientras se sonreían tomados de las manos.
Entonces Elmer se acordó del herido.
- Por cierto, ¿cómo está Jake?
Hugo le contó que era como si se hubiera intentado suicidar sin saber cómo hacerlo siquiera y eso asustó mucho a Elmer.
- No puede ser...
- Elmer, no quiero que Jake salga de casa - insistió Hugo.
- Si haces eso estarías educándolo como pretendió hacerlo tu padre.
Encerrado bajo supervisión y estrictas normas. ¿A quién no estresaría con eso? Jake podría tener aun más motivos para buscar la forma de suicidarse.
- ¿Qué propones entonces?
- Hugo... - Elmer acarició sus manos para aliviar su preocupación -. Tal vez...esto haya sido muy apresurado.
- ¿Te refieres...a Jake?
Algo decaído Elmer asintió levemente. Él no lo sabía pero Hugo era el primero que pensaba que ellos no eran lo que Jake necesitaba para un próspero cuidado.
- Voy a ver cómo está - se levantó del sitio sin soltar una de las manos de Elmer -. Y tendremos que esconder todo lo que haya peligroso en casa mientras decidimos qué hacer.
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