10. "Recuerdos por interés"

- ¿Y el de pecas? - preguntó Asier en tono somnoliento mientras se preparaba un café para ayudarse a abrir los ojos.

No era tan temprano pero parecía ser que Asier no había tenido un sueño agradable.

Todos ya se habían levantado excepto Andy, de quien no se sabía nada cuando le echaba el pestillo a su cuarto durante la noche. En momentos así era cuando Lucas intentaba comunicarse con el resto sin éxito alguno porque nunca conseguían entender un solo gesto. No había otro más que Andy que pudiera interpretarlo. Solo esa persona con la que compartió toda su vida sin llegar a estrechar lazos de ningún tipo. Una relación que se basaba en puros intereses.

Si Andy era el único a quien Lucas necesitaba para comunicarse, Lucas tenía lo más valioso que Andy pudiera pedir jamás.

-No está - respondió Erik -. Greg se ha ido a casa.

- ¿Así sin más? - se sorprendió.

- Tenías que haberle dado un beso en la frente al menos - se burló Iván.

- Se ha ido, sí, cerramos el tema, ¿vale? - dijo con claras intenciones de no continuar aquella conversación.

No era precisamente de lo que quisiera hablar a primera hora de la mañana.

Iván se dispuso a prepararse unas tostadas cuando exclamó indignado:

- Pero gentuza, ¿hace cuánto que nadie hace la compra aquí? ¡Ni siquiera hay mantequilla!

Los chicos que se hallaban en el comedor se miraron entre sí.

- Tú tampoco has ido a hacerla. El frigo es de todos.

- El frigo es de todos - imitó a su compañero de forma ridícula y cerró la nevera -. Si me dais 50 pavos bajo.

- Con ese dinero podrías alimentar a una manada de elefantes. ¿De qué vas?

- Voy a alimentar a una manada de vosotros, glotones. Las perras - estiró el brazo en dirección a Asier.

Este urgó entre sus bolsillos y le puso unos billetes en la mano.

- 20. Apáñatelas.

- Os traeré leche y cereales. A ver cuánto aguantáis con eso.

- Date prisa que enseguida nos vamos.

Iván lo obsequió con una mueca y salió por la puerta. Erik no tardó en interesarse en aquella última afirmación.

- ¿Qué planes tenemos para hoy?

Asier se apoyó sobre la encimera de mármol comenzando a darle unos sorbos a su café.

- Hay que hacer algo con las de Nereidas, ¿no? - dijo en un tono muy lineal -. No irás a dejar las cosas ahí después de lo que hicieron anoche.

- Ya, cierto... - deslizó la mirada hacia el suelo.

Volvió a recordar a Greg. Este se llegó a confundir muchísimo tras oír que una tal Melisa le había dado un hijo a Erik. Y bueno, una cosa detrás de otra y al final acabaron...de esa forma.

Erik se llevó una mano a la frente y se sentó en la barra. 

- Tienes cara de querer un café también - comentó el pelirrojo.

- Paso. Te los tomas muy amargos.

- Vamos, no es el primer día que nos conocemos. Me ha salido como te gusta, pruébalo - le estrechó una taza.

Erik lo dudó unos segundos pero la acabó aceptando. No comenzó a beber aun por la alta temperatura pero sí que rodeó la cerámica con ambas manos para entrar en calor.

-Por cierto, ¿qué hace Andy que no sale? - se dirigió a Lucas -. ¿Podrías llamarlo o algo?

Le hizo caso de inmediato y se dirigió a la habitación cerrada de su compañero. Tras unos golpes en la puerta la respuesta fue nula.

- Vamos, Lucas, esto es importante - insistió Asier desde lejos -. Que pague él la puerta; para algo se lleva más botín que ninguno de nosotros.

Oído cocina. Lucas giró su cuerpo lo suficiente como para coger impulso y pegarle una fuerte patada a la puerta. Pero justo antes de que le diera, esta se abrió y Lucas acabó perdiendo el equilibrio. No llegó a caerse al suelo del todo pero le faltó nada para besar el parqué.

- Como vuelvas a intentar eso te arranco la coleta de cuajo - amenazó Andy observándolo desde arriba.

Lucas pareció arrepentido hasta que alzó la vista recibiendo el descubierto torso de Andy y un corto pantalón cubriéndole parte de los muslos.

Andy le dio una patada logrando que definitivamente se viniera abajo.

- Mudo y también te dejaré ciego - dijo en un tono muy bajo para que nadie más pudiera oírlo mientras cogía una camiseta del armario y comenzaba a vestirse.

Lucas lo siguió con la mirada a pesar de aquellas palabras y luego reaccionó torpemente levantándose y sacándose el polvo de la ropa. En cuanto captó la atención de Andy le gestualizó las palabras de Asier.

- ¿Qué? - fingió no haberlo entendido -. ¿Que tengo que hacer qué? 

Lucas volvió a repetírselo pero Andy lo detuvo a mitad agarrándole con fuerza una muñeca.

- Tengo cosas más importantes que hacer y tú te vienes conmigo, ¿entendiste? Que hagan ellos lo que les salga de los huevos. No es asunto mío.

Lucas asintió volviendo a bajar la mirada hacia el ahora cubierto cuerpo del albino. Las imágenes previas las volvió a recrear en su mente imaginándoselo sin la camiseta. Andy lo vio perdido y le retorció la mano.

- Voy muy en serio con lo de arrancarte los ojos. 

De un empujón lo sacó de su cuarto y más tarde lo siguió tras haber cerrado la puerta. Lucas miró hacia atrás para asegurarse de que iba a su espalda y continuó caminando hacia Asier. Le indicó que hablase él mismo con Andy, cosa que no fue difícil de entender con sus escasos gestos.

- Andy, te necesitamos - dijo firme -. ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que somos un grupo de seis y no de cuatro con dos inútiles? No te ofendas, Sam - Asier le hizo un ademán al chico que se encontraba al otro lado de la sala escuchándoles.

Sam fingió una sonrisa a modo de disculpa. Asier volvió a dirigirse a Andy.

- No te pagamos para esto.

- Si no me pagáseis ya me habría ido hace tiempo - le contestó.

- Andy - intervino Erik -, habría menos heridos si participaras un poco al menos en todas las misiones.

- Erik, abstente - lo interrumpió Asier.

¿Disgusto? Tampoco le apetecía a Erik volver a discutir sobre el mismo tema con Andy así que frunció los labios y continuó con el café.

Andy vio tan innecesaria e inútil aquella conversación que fue a coger una lata de Monster y unas galletas. 

- Andy, no estás activo en el grupo. Acabarás sancionado, lo sabes.

- No es cierto - dijo con toda la seguridad en sus palabras.

- No sirves de nada aquí.

Andy le hizo una señal a Lucas y este cogió un par de mochilas que Andy preparó en el suelo de antemano.

- No hemos terminado de hablar - Asier dio unos pasos en su dirección.

Andy pasó de responder y cerró con fuerza la puerta tras haber salido Lucas también del piso. Asier miró a Erik quien se encogió de hombros y dándole otros cuantos sorbos al café que su compañero había hecho.

- Asier... - puso una leve mueca -. Tenías razón; no es el primer día que nos conocemos pero sigues sin saber hacer un Americano.

Sonrió y codeó suavemente al pelirrojo para que cambiara esa cara larga, lo cual funcionó porque Asier relajó su expresión suspirando con una sonrisa mientras deslizaba la mirada hacia el suelo y le devolvía el codazo.

- Para la próxima.


*****

- Vamos, pásame el casco - le ordenó el albino a Lucas -. Espabila.

El moreno obedeció sin rechistar y luego se puso uno él mismo subiendo seguidamente a la moto. Andy se ajustó el casco y se sentó detrás de Lucas. Pero él no arrancaba.

- ¿Y bien? - preguntó.

Lucas giró un poco su cuerpo para que Andy lograra ver sus gestos.

- No me voy a caer, dale al gas. 

Rodó los ojos y tomó el mando haciéndole otra seña a su compañero.

- A Molina - indicó su destino sin dar mayor explicación.

Andy estaba decidido a dar aquel paso desde hacía unos meses. Tal vez Asier y los demás tuvieran un asunto muy importante entre manos pero esto era primordial para Andy. Formaba parte de su escaso recuerdo.

Lucas arrancó y en un par de horas llegaron a un pueblo. 

Un pueblo muy...¿qué palabra lo definía mejor?

- ¿Yo vivía aquí? - se sorprendió.

Las casas, o mejor dicho mansiones, no se asimilaban en absoluto a las imágenes que él se formaba al intentar recordar su pasado.

Lucas asintió descargando las mochilas de Andy e invitándole a avanzar.

- No me toques - le apartó la mano asqueado.

Lucas le mostró las palmas en alto en son de paz y prosiguió el camino respetando cierta distancia entre ellos.

- Pero no te calles, explícame esto - dijo mirando a los lados intentando ubicarse y encontrar la dirección que tenía apuntada en un pequeño trozo de papel -. ¿Qué coño es este lugar?

 Lucas le indicó que esperara hasta que llegaran; aun no era el momento. Mas no tardaron demasiado en avanzar hasta la calle correspondiente y plantarse frente a la única casa con más terreno alrededor que territorio habitable. Entonces Lucas desplegó los brazos como forma de presentación.

- ¿Esto? 

Andy fue levantando la mirada lentamente analizando cada detalle de lo que estaba viendo.

De repente empezó a hacer coincidir en su mente las fotografías antiguas de este mismo edificio en construcción con lo que era ahora. La escala era exacta y definitivamente estaba viendo la misma casa. Era de color crema, tenía un garaje exterior y los grandes ventanales lo llevaban a imaginarse la buena iluminación que debía de tener su interior. No se veía bien de qué estaba cubierto el suelo o si consistía de una extensión de césped pero sí que podía ver alguna que otra plantación cerca de los muros que limitaban el terreno.

Andy había memorizado cada elemento de las fotografías y enseguida se dio cuenta de algo que faltaba.

- La caseta. ¿Dónde está?

Lucas miró al albino con una ceja arqueada y gestualizó.

- ¿Que la habrán quitado? Sí, debía de ser un desván o algo. Qué estupidez - dijo entre dientes.

Continuó mirando ese lugar sin darse cuenta de que Lucas ya había perdido el interés en la casa y se había dado la vuelta con las manos en los bolsillos mirando a Andy de reojo.

Era muy delgado y cualquier prenda que se pusiera le quedaba ligeramente ancha o larga. Siempre fue así, más o menos. Hubo una época en la que Andy estaba algo más corpulento pero esa era una estructura corporal infantil, cuando incluso tenía el rostro redondeado. Ahora estaba muy distinto de aquel entonces. Tanto Andy como Lucas tenían la misma edad y habían cumplido los 25 recientemente. Sin contar al nuevo miembro, Sam, ellos dos eran los más jóvenes del grupo reducido.

- Es suficiente - dijo Andy frotándose suavemente los ojos con las yemas de los dedos mientras retrocedía unos pasos hacia atrás. Lucas comprobó de inmediato que no hubiera ningún obstáculo que pudiera provocarle una desgraciada caída -. Vámonos. Es a una manzana de aquí.

Abrió los ojos y ni se molestó en mirar a Lucas emprendiendo el paso al lugar donde residirían durante un breve periodo de tiempo. Se trataba de un hotel de tres estrellas que les costó un precio razonable, sobre todo para Andy quien hizo pagar la mayor parte a Lucas.

Tomaron las llaves y se dirigieron a su apartamento. Tan solo al entrar, Lucas dejó con cuidado las mochilas de Andy sobre el sofá y se estiró haciéndose crujir la espalda y muñecas.

- Ugh - Andy se apartó de él dirigiéndose a su habitación. No soportaba que hiciera eso, como muchas otras cosas, pero decidía ignorarlo porque ya había comprobado que por mucho que lo amenazara había costumbres de las que no se desprendía.

A Lucas le pareció divertida su reacción. Llevaba años cerca de Andy y sabía perfectamente todo eso que odiaba pero no intentaba evitarlo ya que eran acciones naturales.

El albino se quitó los zapatos y se acomodó sobre una de las dos camas que les fueron otorgadas. Sacó el portátil y volvió a revisar toda la información posible sobre esa casa que había visitado. Leyó artículos de la zona, comprobó más fotografías, incluso de edificios que se hallaron en ese mismo sitio previamente a la nueva construcción.

Mientras tanto Lucas abrió el minibar sacando un par de chocolatinas.

- Corre a tu cuenta - informó Andy habiéndolo visto por el rabillo del ojo.

Lucas se acercó a él lanzándole una y luego se dejó caer sobre la cama que había junto a la de Andy. Cruzó los brazos por detrás de su cabeza y dejó escapar un largo suspiro.

- ¿Con quién vivía? - se interesó Andy sin despegar la mirada de la pantalla.

Lucas explicó que tenía a sus padres, dos hermanas y una abuela por ramas paternas, pero que él siempre había sido de estar solo así que no estrechaba lazos profundos con ninguno de sus familiares.

- ¿Tú dónde estabas?

En la casa contigua, interpretó. Lucas era su vecino y con ambas ventanas abiertas eran capaces de verse las habitaciones casi por completo. Pero Lucas no especificó que además, como le gustaban las supersticiones y la astrología disponía de un telescopio en su ventana el cual usaba de vez en cuando para mirar lo que no debía. Eso fue un gran error por su parte pero a su vez fue lo que lo había llevado a donde estaba ahora y no podía quejarse demasiado ya que su pasado no era algo que envidiar.

- Me espiabas, ¿verdad? - intuyó -. Eres un pervertido.

Lucas fingió no entender a qué se refería y agitó la cabeza de lado a lado. Explicó que ambos hacían lo mismo y que Andy no tenía a nadie más con quien hablar. A pesar de ello tampoco optaba por salir a la calle más de lo estrictamente necesario.

- Ya... - volvió a concentrarse en su portátil.

Andy intentaba enlazar la personalidad de Lucas de ahora con lo que le estaba contando de hacía no tanto tiempo y había hechos que no encajaban a pesar de que Lucas se empeñara en negarlos.

De todos modos, muy en el fondo Andy consideraba esos acercamientos como la poca relación interpersonal de la que sería capaz de disponer debido a su difícil carácter, así que mantener a Lucas a su lado era trascendental.




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