XXXVIII . Mi vida entera por sacarte de las penumbras
9 de Agosto 1943
La mañana había llegado con un sol abrazador, faltaban dos días para el tan esperado evento el cuál a K'ukulk'an le había costado mucho preparar, era cierto que Olivia venía a calmar sus insomnios, sus ataques de estrés y enojo pero no podía negar que estaba preocupado porque todo saliera bien, no solo con el evento, también con ella, tenía que advertirle sobre Zacil, no quería tenerla insegura ante seguramente los coqueteos que le dé.
Está vez no ocultaría secretos, porque podría ser un Dios, alguien fuerte que podría derrotar a alguien solo con un puñetazo, pero era un cobarde con miedo de que ella lo dejará, de volver a lastimarla.
Esa sensación de no tenerla con él no quería volver a sentirla, la verdad se la diría, la pregunta es ¿Cómo? Si le daba vergüenza lo que le hizo a Mactzil con Zacil.
Mañana llegarían todas las visitas de las distintas ciudades que pertenecen al grande Talokan, a ambos les tocaría recibirlos y era algo que aún tampoco le decía.
Pero por lo mientras, la pareja y el pueblo podían estar medianamente tranquilos.
Ella hoy le diría la noticia de su embarazo, tenía miedo de ser usada de nuevo, de que todo de nuevo fuera una mentira, pero quería amar, confiar, quería hacerlo feliz con la noticia que según sus palabras deseaba eso con toda el alma.
Había estado toda la semana ocupada en los preparativos para su noche juntos, adornó toda la habitación en la isla Maya, puso un montón de plantas en macetas colgadas en el techo, con velas también colgadas, caracolas pegadas en algunos lugares de las paredes haciendo el lugar mucho más acogedor.
Yamil le había ayudado en todo, estaba feliz por ella y esperaba que todo saliera bien.
Le dedico tiempo a su tejido, la chambrita con estambre color amarillo que tanto le había costado, así le daría la sorpresa, la había estado tejiendo durante las clases y una vez casi la descubre, también durante los últimos días se había obligado a fingir que no le daba asco todo, hasta lo más mínimo, se había vuelto sensible ante los olores y comidas que una vez de verdad se iba a vomitar mientras estaba con él.
Si no se lo decía ya, él por su cuenta le iba a preguntar e iba a ser más incómodo y difícil de explicar.
-Al rato ¿Puedes ir más tarde por mi?-Mientras la peinaba.
-¿Por qué nena? ¿Necesitas ayuda en algo?-Estaba ya en el final de su trenza.
Ya se había hecho una costumbre que él la peinara y ya amaba hacerlo, pasar los dedos por su cabello color café, como el color del tronco de una palmera, lacio y suave, mientras platicaban, era ya un ritual de su mañana para platicar sobre él dia que les esperaba.
-No, solo quiero mostrarte algo ¿Puedes?-Se volteó a él cuando terminó con su cabello.
-¿A qué hora?-Le beso la frente.
-Cuando el sol ya esté dormido.
Él aceptó, le extrañó un poco pero accedió porque así le daría tiempo de hacer muchas más cosas faltantes, cuando volviera con ella planeaba decirle y también resolver su duda sobre qué era lo que le pasaba en los últimos días.
Fue a dejarla a la orilla del mar teniéndola cargada con sus piernas rodeando su cadera mientras pasaba los dedos por sus orejas puntiagudas y sentía la fría piedra de jade.
-Cuando el sol ya esté dormido.-Rectifico y ella asintió teniendo los brazos en el cuello del Dios mientras caminaba hacia afuera.
-No antes, no después.-Le pidió dándole un tierno beso.
-Estás muy rara.-Olivia negó dándole una risita.
Llegaron a la arena caliente para que ambos fueran por su lado a hacer sus labores.
Namor regresó al agua, era veloz en ella, fuerte dentro o cerca de ella, con una fuerza descomunal, pero aún con todo eso era un muchacho enamorado de ella, comprometido ya con ella.
Iba a atender de todo durante el día, iba a arreglar la comida para los gobernadores, las habitaciones para ellos y los últimos detalles de cada espectáculo.
Todo tenía qué quedar perfecto. Estaba de allá para el otro lado, pidiendo amablemente aún cuando estaba estresado.
-Ts'o'ok u le janalo' ti' le óox=¿Ya está puesta la comida en las habitaciones?-Preguntó él Rey a alguna de las mujeres que limpiaban los muros
-Wa in máako', bey xan ts'o'ok u ti' orden=Sí mi señor, también la arreglamos.-Respondió una de ellas.
-Ka bix kun biin wa u le cena yéetel jaanal yilik=¿Cómo va la preparación de la comida y cena?-Así anotando en una libreta.
-Láayli' si'ipil, Jayp'éel máak vendrán=Aún falta ¿Cuántas personas vendrán?-Dijo la mujer dejando de hacer lo que hacía y girarse al Rey.
-Yaan u k'áatiko'ob ti' ku coinan=Hay que ir a preguntarles a las cocineras.-Levantó los hombros sin saber.
Solo los altos mandos usarían las habitaciones y tal vez los segundos al mando de los gobernadores acompañarán en la mesa, tenía que estar todo en orden en esa gran mesa de madera, con cada plato, tenedor, cuchara en su lugar, ni un error.
Le habría gustado que Olivia lo ayudará en todos esos preparativos que les corresponden a los Reyes, pero ella aún no estaba del todo preparada, así que lo hacía solo y con la intención de no molestarla.
Llegó con la mujer a la isla mientras platicaban de como estaba la familia, viendo como todos en la cocina se apuraban, no solo para mañana para el siguiente también, día que sería el más grande en la celebración.
—Ku mentik kex treinta máako'ob in máako' Bey tuláakal taak a yaantal ti' le mayakche'o'=Son alrededor de treinta personas mi señor, parece que todos quieren estar en la mesa.—Bromeo la cocinera.
Otros años eran menos, con no más de quince invitados, pero la realidad es que Itzayana se había encargado de eso y ahora los gobernadores sabían de aquel rumor: Presentaría a una mujer.
Todos querían verla ya que a palabras de la gobernadora, con ese coraje hecho por Mactzil, era de lo peor aquella "Concubina de rato" "El nuevo capricho del Rey".
No le tomó importancia así que regreso para él mismo poner la mesa de vajilla de oro y vibranium, siendo una tradición que él Rey mismo lo haga así aceptando su visita.
No sabía ya cuantas horas había pasado dentro del castillo, estar ahí era como estar en penumbras, sin saber el tiempo o hora del día.
Olivia mientras tanto estaba regresando a la isla empujando la balsa junto con Yamil, habían ido a la orilla para comprar todo lo necesario ya que prepararian la cena para su noche con Namor.
Se sentía apenada recibiendo más de la ayuda que le pudo pedir a Yamil, ya que ella le había prestado dinero para comprar todo lo necesario, ya vería cómo pagarle, no quería pedirle dinero a K'ukulk'an, como una niña mimada.
"Aprovecha que estás con un Dios, un Rey y pídele las estrellas y la luna si es necesario"
"Eres tan patética haciendo esto por él"
Ya iban las dos cargando las bolsas pesadas de frutas y verduras bajo ese sol de la una de la tarde, darían clases mientras cocinaban.
Olivia se había dado cuenta que aunque la trataba melosamente, la besaba durante las noches claro sin llegar a nada ya que uno de los dos se detenía y le platicaba sobre su día, lo notaba estresado, preocupado y quería hacer esto por él para relajarlo un poco.
Pero mientras iban llegando al aula un hombre llegó corriendo con ellas, preocupado, casi gritando de la preocupación.
Empezó a hablar pero era su miedo y rápida pronunciación que ni Yamil entendió.
—Yantalto'on k'úulo', ba'ax ku yúuchul=Aver aver, cálmate ¿Qué sucede?—Tomó de los hombros conectando con los ojos del hombre.
Ella con la mayoría de ahí era mucho más alta a su lado, con 1.70 lo era, la mayoría eran más bajos, así que bajó un poco el cuello para ver al hombre a los ojos.
—In ko'olelo', leti', ti' le p'isib u kíimile'=Mi mujer, ella, está en la hora de muerte.—Dijo preocupado.
Yamil le quitó la bolsa a Olivia para meterla al aula y dejándola platicar con el hombre.
—Kaajila', ma' k'a'abet u preocupar, le comadrona, ts'o'ok u yéetel=Tranquilo, no tienes de qué preocuparte, la comadrona, ¿Ya la llamaste?—Le preguntó sobando sus brazos.
—Wa, ba'ale' ku ya'alik in ko'olelo' ma' yaan u pujar wa tech ma' le kin taasik k waal u yóok'ol kaab=Si, pero dice mi mujer que no va a pujar si usted no es la que trae nuestro hijo al mundo.—Nervioso a mas no poder, hablando desesperado—Yéetel lelo' ts'o'ok betik óoxp'éel horas...Yaan u kíimil in waal=Y eso ya hace tres horas...se va a morir mi hijo.—Empezó a llorar el hombre tapándose el rostro.
—Ba'ax.! Ma'! Ma' yaan u kíimil, a'al ti' le comadrona waye' le je'el ku, teene' ma' je'el in... Teene' ma'=¡¿Qué?! ¡No! ¡No se va a morir! Dile que la comadrona de aquí la puede atender, yo no puedo...yo no.—Negó preocupada mirando al hombre.
Ella solo era asistente de la partera de Talokan, ella no hacía demasiado, solo veía el proceso y aún así se ponía nerviosa, no sabía cómo, ella no era experta.
—Waye' ku ya'alik u je'el tech ma' u táanlaj ma' puja yéetel k waal ku kíimil=Pues dice que sí usted no la atiende no puja y nuestro hijo se muere.—Empezó a llorar.
Todos ahí de verdad creían que Namor era el verdadero K'ukulk'an, el Dios Serpiente Emplumada cumpliendo la profecía de volver a la tierra, al verla con aquel Dios, comenzaban a creer que ella también lo era, entre la gente decían era hija de Itzamná por la sabiduría que impartía como su padre, así negando rotundamente que él Dios K'ukulk'an estaba con una simple mortal.
-Béet in ko'olelo' ti' yaan in bo'otik ma'alob=Por favor mi señora, le pagaré bien.-Olivia volteo a ver a Yamil sabiendo que tenía que pagar.
—Ma'alob Ko'ox=Esta bien, vamos.—Camino a prisa con el hombre volteando a ver a Yamil así diendo que volvía.
Era un evidente parto temprano, haciéndolo aún más difícil para ella en términos de nervios, se convencía a sí misma de que podría atenderla.
Al entrar los familiares que estaban acompañando la miraron como un ángel caído del cielo, al entrar:
—Ts'o'ok in te'ela', ku káajal u meentik síijil a waal=Empieza a pujar ya estoy aquí.—Al entrar para lavarse las manos.
La mujer no lo escuchó dos veces y comenzó, sentía esas horribles ganas de hacerlo así que soltó un grito mientras hacía el esfuerzo.
En el lugar estaban cada uno de los elementos para el parto, no solo medicinales también espirituales, con el incienso en el aire y Ixchel en cada lugar de la habitación.
—Wa bien ku bisik ma'alob dilatación ti' le túumben peksil óoxp'éel horas, láayli' Jun Kanp'éel yaal dilatación=Si bien lleva buena dilatación durante las últimas tres horas, aún faltan cuatro dedos de dilatación.—Dijo la partera viendo a Olivia sacar los dedos de la cavidad.
—Tal ti' ma'alo'ob posición=¿Viene en buena posición?—La partera asintió—Ts'áa ko'one'ex xíimbal=Dale, vamos a caminar.—Ordenó Olivia a la parturienta poniendo las manos en sus rodillas.
—Ma' je'el in, ma' je'el in...=No puedo, no puedo.—Se quejó con una contracción tomándola.
—Aseguque a ku dilatar, ku máan Ko'ox=Te prometo que te ayudará a dilatar, anda vamos.—Le estiró la mano para que la tomara y aunque lo dudo y sintió abrazarla esa contracción se levantó.
El padre del que luchaba para nacer iba con la parturienta, con una mano en su cadera sobandola tranquilamente, caminaban lento por las calles del lugar. Y detrás iban Olivia y Yamil de brazos cruzados oyendo las quejas de la mujer.
—Cuando llegué K'ukulk'an me avisas por favor.—Dijo algo triste mirando hacia abajo—.No lo hagas pasar ni nada.
A cómo veía la situación era claro que esto iba para largo y no le daría tiempo de cocinar ni de arreglarse y dar los últimos detalles así que tendría que cancelar todo para otra noche, todo el esfuerzo de la semana se fue.
Estaba perdida en sus pensamientos cuando oyó una queja más fuerte de la mujer que se detuvo y alejó a su esposo.
—Ma'alobech=¿Estás bien?—Preguntó Olivia también lejos de ella.
Se había dado cuenta del actuar de la mujer durante el parto e incluso durante el embarazo, desarrollan un extraño odio a quien las embarazo.
¿Sentiría lo mismo con Namor cuando la pasé mal?
Le daría risa alejarlo harta de todo, justo como ahora esa mujer.
—K'abéet a nats'inbae'=¿Necesitas que me acerque?—No le respondió la mujer por pelear con su esposo.
—Ma' a machiken, ka wu'uyiken=¡No me toques! ¡¿Escuchas?!—En un grito le dijo la mujer, con las manos en su cadera y el cuerpo hacia adelante.
—Ba'ale' in yaakunaj Cha' in wáantikech=Pero mi amor, déjame ayudarte.—Tierno su esposo mientras en cualquier momento Olivia estallara en risas.
No era porque se burlara de su sufrimiento, sino porque ya podía imaginarse así a ella y Namor al ser tan atento con ella trataría de estar pegado como chicle a ella.
—Ma'=¡No!—Gritó la mujer desesperada por el dolor.
El hombre volteó a ver a Olivia que sonreía burlesca pero sin grosería, hizo un gesto con las manos para que supiera que tenía que dejarla un momento.
Pero de repente vieron como un líquido empezó a correr por las piernas de la mujer que comenzó a llorar.
—Ba'ax ku yúuchul=¿Qué pasa?—Dijo nerviosa para está vez si tomar la mano de su esposo.
—Táan a ts'o'ok, Ko'ox, ts'o'ok le p'isib=Estás lista, acompáñenme, ya es hora.
Olivia lo dijo con mucha tranquilidad aunque por dentro estuviera temblando, era para no alterar a la embarazada, que de todas formas lo estaba cuando le dijo "Estás lista".
𓆉
Mientras tanto K'ukulk'an se estaba haciendo cargo de todo aún, nadando de un lado a otro para que no hubiera ningún error.
—In chan, le nook'o'ob le ko'olelo'=Ni niña ¿Los vestidos de la señora?—Preguntó Namor a la que ponía también atuendos en las habitaciones de los gobernadores
—Sa'asik in in ko'olelo' ma' u ts'áaik teen k'iin u bin p'atik le u naja' ku=Perdóneme mi señor, no me ha dado tiempo de ir a dejarlos a sus aposentos.—Apenada dijo al Rey.
—Ma'alob, ba'ale' sáamal je'el u páajtal a bin p'atik le Béet in yáax p'isib=No te preocupes, mañana puedes ir a dejarlos, pero por favor a primera hora.—Pidió teniendo una mano en su espalda para que la mujer asintiera.
El Rey salió de ahí con prisa viendo como cada punto de la lista estaba casi resuelto, salió del castillo viendo como poca luz solar había en el mar ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía pero estaba cansado, estresado y harto de hablar.
Llegó con las personas que se hacían cargo del espectáculo de animales marinos que estaban ocupados viendo sus actividades.
—Bix ku=¿Cómo van?—Preguntó a una de las mujeres entrenadoras que veía los movimientos circulares de dos vaquitas marinas.
—Uts in máako', ba'ale' Sikil lanchajal, ts'o'ok u k kaxtik Ba'ale' ma' yéetel ts'o'ok u yojel tech u kiiko'obo' kex le llamen ma' táan u taal, láayli' ma' u Suuk u yaantal yéetel ichilo'ob,...=Bien mi señor, pero Sikil desapareció, ya la buscamos pero no y ya sabe usted que sus hermanas aunque la llamen no vendrá, aún no se acostumbra a estar con ellas.—El Rey negó un par de veces preocupado.
—Yéetel u pixan yaawat le ken úuchuk=Y es el alma de la presentación.—Su hija asintió con pena, se le había escapado.
Aquella bestial ballena se había ganado el corazón de todos los que conviven con ella, era juguetona, fuerte, pero muy torpe, distraída y especial, tenía un canto demasiado diferente al de las demás, era una solitaria ballena en los mares que no era acompañada por ninguna por su peculiar canto.
—Vamos a buscarla.—Dijo el Rey para que feliz lo siguiera la entrenadora.
Aquella muchacha pensó que tendrían que buscarla otro día, esperar a que apareciera de la nada como su llegada o darla por perdida ya que aparte de que ya era muy tarde para ir por ella, el Rey el día de ayer había dado nuevas indicaciones...
Nadie fuera de los límites de Talokan, a menos que se vaya en manada, así, tratando de prevenir cualquier ataque.
—U oksaj óoltik wa u ka'ansaje' táan naats'=¿Cree que esté cerca?—Preguntó a su lado yendo por los demás.
—Yaan u, yaan k séeb biin wa wa ma' Ixchel yaan u taal yéetel ma' k xu'ulbes u k'uchul, yaan k bin=Tiene que, hay que irnos rápido o si no Ixchel llegara y no nos permitirá llegar, hay que irnos.—Apuro el nadó tomando la mano de la mujer.
Se llevaba bien con la mayoría de sus hijos e hijas, todos tratándolo con respeto e incluso cariño y es que él había visto a cada uno nacer y había realizado su hetzmek, era como un padre o amigo para todos.
Partieron con un gran grupo de personas para dividirse y así encontrarla más rápido, como la última vez de búsqueda él subió a los aires.
Vaya que lo necesitaba, respiró profundo para sentir un momento de paz en el aire y después usar la velocidad.
Según Mactzil, matemáticamente hablando era una maravilla que esas pequeñas alas le permitieran volar y sobre todo con rapidez y agilidad, tal y como una abeja, iba rápido en el aire viendo así que el sol ya se había ocultando y en tan solo minutos sería penumbra, tendrían que apurarse antes de que él camino para ellos no estuviera.
En momentos bajaba a platicar con sus hijos sobre ¿Cómo estaba la familia? o ¿Qué tan emocionados estaban por el día de la creación? Ya que era de las fiestas más esperadas del año y de las cuales se prepara desde inicios de éste.
Jugó incluso con ellos también alzandolos en el aire mientras sonreían.
Le gustaba platicar con ellos, más cuando eran apenas unos adolescentes ya que escucharlos era conocer sus puntos de opinión, sus sueños o deseos y eso lo hacía soñar con ellos, ver qué su pueblo seguía avanzando en sociedad.
Tres horas de búsqueda cuando ya la noche había llegado y Namor la vio a lo lejos sumergirse en el agua así que señaló y todos lo siguieron hasta la bestia bella, se metió al agua con velocidad poniéndose en la posición de su ojo y acariciar alrededor de este que al verlo comenzó a cantar, aquel canto que no sería escuchado de lejos por la frecuencia de este, impredecible para el oído humano.
—Yaanakech náachil ya'ab k'iin=Estuviste perdida mucho tiempo.—Le dijo gentil acercando su cuerpo al de esta y abrazarla.
—Way ka'aj Sikil=¡Aquí estabas Sikil¡—Gritó feliz la entrenadora para también abrazarla.
—Yaan in k bin u éejenil ki'ichpam, je'el u páajtal a bisik k=Hay que irnos ¿De acuerdo hermosa? ¿Puedes llevarnos?—Le hablo Namor de nuevo a la ballena.
Parecía incluso enamorada de él porque al escucharlo hablar ella soltaba su canto sin igual como respuesta.
El grupo de buscadores junto a K'ukulk'an subieron a la belleza y está comenzó a nadar con Namor guiándola.
No había más problemas, ella se supo ubicar al instante cuando escuchó el canto de sus hermanas que esta vez haría caso así que empezó a nadar hasta allá.
El animal iba con velocidad estridente, haciendo a K'ukulk'an acariciar su lomo pidiéndole que se calmara, pero está hacía caso omiso, estaba feliz de regresar a casa.
Llegaron en menos tiempo del que estuvieron buscando viendo el mar en total penumbra.
—Ka'a xi'iko'ob je'elel=Vayan a descansar.—Namor después de besar la frente de la entrenadora-
—Wa in máako', ti' juro u ma' u in táan u púuts'ul=Sí mi señor, le prometo que no se me volverá a escapar.—Con pena ante su error.
—Le ma'alob waal, ts'o'ok k ojel u leti'e', beya', k ilikbaj mixtan=Está bien hija, de todas formas ya sabemos que ella es así, muy aventurera, nos vemos.—Se despidió por última vez.
Comenzó a nadar en dirección a la ciudad para así ir por Olivia que tal vez lo estaba esperando desde hace ya mucho, le urgía ya ir con ella para así relajarse, pero sus deseos de besos, abrazos y pláticas con su mujer se vieron interrumpidos por uno de sus hijos que se acercó a él.
—In K'ukulk'an=Mi K'ukulk'an.—Llegó con el Rey que nadaba tranquilamente.
—Ma'=¿Si?—Preguntó con una sonrisa viendo las luces de su ciudad.
—Leti' chokoj pool taak u wilej, tu estuvo pa'atik tak ku beetik ts'o'ok horas, ku ya'alik jach Páaybe'en=El loco quiere verlo, lo estuvo esperando desde hace ya horas, dice que es importante.—Con pena, sabedor de lo tarde que era.
—Ma'alob Yuumbo'otik a'al teen, xeen je'elel=Está bien, ve a casa, gracias por decirme.—Su soldado asintió y se retiró dejando al Rey.
Namor desvió su dirección yendo hacia la casa solitaria y alejada de Talokan que guardaba vistazos del futuro y también sus preguntas y la misma de las visiones de la última vez ¿Qué significaba una pantera entre un río sin escapatoria? No entendía nada de lo visto por la persona.
No se le quitaba de la mente la leyenda de la "Pantera Negra"
_Él Jaguar de pelaje negro, es relacionado con la noche, el sol nocturno del inframundo.
Antes algunas otras culturas lo veneraban, se creía que los nobles decendian de aquel ser.
Este felino se dice también un vínculo con los Dioses del inframundo conociendo su entrada a este así siendo un ser sobrenatural, peligroso, fuerte, portador de energías sagradas, símbolo del poder en tierra e inframundo.
Era un monstruo, Huilz, que significa montaña, se creía también que estos comían astros; chi'bil k'in "Mordida de sol" porque parece que dejan los dientes en las mordidas de la luna, que solo era un eclipse.
Entonces ¿Qué significaba? ¿Un mal augurio? ¿Una pelea? ¿Es él? Era cierto que no creía en eso, pero aunque quisiera negarlo le metió miedo_
Al llegar el hombre estaba comiendo fruta mientras miraba la nada, pero al ver entrar al Rey sonrió gustoso.
—Uláak' visión tin wilaj in máako'=Otra visión se me presentó mi señor.—Se levantó buscando el dibujo.
Esta vez era un lugar ardiendo en fuego, como el mismo infierno, Namor miro esto sin entender, pero sentía una emoción que no conocía, la explicación sobre lo que veía en ese dibujo era aún más inentendible.
—Leti' tech recitaba ka' jo'op' yilike' jump'éel kúuchil yelel te' k'áak'o'="Quememos el mundo juntos" Es lo que usted recitaba mientras veía todo un lugar ardiendo en fuego.—Le dijo a su lado.
—Ba'ale' u k'áat u ya'al ka úuchuk=Pero ¿Qué significa? ¿Cuándo se cumplirán tus visiones?—Enojado por no entender nada, eso haciéndolo sentir nervios.
—Ma' xaan ka' Ma'atech, mina'an mix peek ba'ax ku cumpla tuméen mina'an situación asab te'elo' u yilik=Tal vez, nunca se cumplen, no hay ni siquiera algo que se cumpla porque no hay situación más allá que vea.
—U tojol tuukul=¿Se vale suponer?-El hombre feliz asintió ante el mundo de posibilidades—Leti' jump'éel ba'ate'el, xu'ullsa'al máax le box pantera jach u representación in contrincante, kin jóok'ol bey ganador, teen le pantera wa le pantera cumpliendo yéetel yuumtsilo'ob Taas To'one' páajtalil wa ma'=¿Es una batalla? ¿Contra alguien? ¿La Pantera negra es la representación de mi contrincante? ¿Salgo como ganador? ¿Soy yo esa Pantera? ¿O esa Pantera cumpliendo con los Diosess trae a nosotros poder? O no.-Tenia el dibujo en manos, con la impotencia de no saber.
—In wa'alike' u chéen sobra tuukul, sucedan wa ma'=Creo que solo sobra interpretar las visiones, sucedan o no.—Ambos quedaron sumidos en un silencio de incomodidad—Ba'ale' ti' kin tsoolik u poloktal u ma' quite u u tuukule' ti' le box pantera ts'o'ok u le k'áak'o', Mantats' le mál k'iin=Pero le aconsejo que no quite de su mente "La Pantera Negra" Ya que el fuego en las visiones, siempre es mal augurio.—Con seriedad le dijo.
Sabía de la fuerza de Talokan, tenía más soldados que hierba de un campo en primavera y su tecnología solo iba en prosperidad, pero ahora lo que más le preocupaba era ella.
—Ba'ale' yéetel in ko'olelo'=¿Pero y mi mujer?—Tratando de ocultar su preocupación.
—Yaan u yaantal ma'alob bin ba'ax tin wilaj le heredero séeba'an u tal=No tiene nada de qué preocuparse, según mis visiones el heredero viene pronto.—Le quitó el dibujo viendo su confusión de lo reciente hablado.
—Wa ma'alob, Talokan tu yéetel, Nib óolal=Si, está bien, Talokan lo estará, gracias.—Confundido.
El hombre asintió y Namor salió con velocidad directo con Olivia, ya no soportaba ese día solo quería llegar a sus brazos y escuchar su voz antes de quedar profundamente dormido.
En ese momento Olivia estaba terminando de hacer nacer a un niño, fue un parto pesado, tardado, durante todo el proceso tembló de miedo de que algo saliese mal, pero al fin el pequeño estaba en los brazos de mamá.
Le dolía la espalda, sentía sed, el cansancio estaba sobre ella y la decepción de posponer la noticia para Namor.
Sentía la necesidad de ya ir a descansar en los brazos de él.
Estaba lavándose las manos llenas de sangre en el lavadero, tenía el cabello sujeto en una trenza pero pequeños rizos estaban pegados a su frente por el sudor, la brisa cálida de la playa le pegaba en la piel así secandola.
Pasó una mano por su frente soltando un suspiro.
—In ko'olelo', jach Nib óolal tuméen u áantaj=Mi señora, muchas gracias por su ayuda.—Interrumpió su tranquilidad el padre del recién nacido.
—Mina'an u u, tin betaj yéetel ya'ab je'el bix t'aane', way te' táanil le partera waye' ku je'el u meentik cargo=No hay de que, lo hice con gusto, de aquí en adelante la comadrona de aquí se puede hacer cargo.—Dijo con voz cansada para quitarse de ahí y secar sus manos en la falda.
—Yanak ti'=Tenga.—Dio en manos una bolsa llena de dinero que ella sintió pesada.
—Ma' Sáam si'ipil in ti' tuláakal lela' chéen taak in bo'otik jump'éel p'aax yéetel Yamil, sáamal Búukint in Béet, crear in tin betaj yéetel ya'ab je'el bix t'aane' yéetel ki'imak u ka u pequeño u kaxáant ma'alob=No hace falta que me de todo esto, solo quiero pagar una deuda con Yamil, mañana págame por favor, créame lo hice con mucho gusto y estoy feliz de que su pequeño se encuentre bien.—Le hablo a los ojos dándole una sonrisa tierna.
—Nib óolal in ko'olelo' jaaj jach Nib óolal=Gracias señora, de verdad muchas gracias.—Sonrío feliz mirando un poco arriba por lo alta que era ella.
—Je'el u páajtal in ts'a jump'éel méek' túumben yuum=¿Puedo darle un abrazo nuevo papá?—El hombre asintió repetidas veces y ella lo abrazo sobando su espalda dándole ánimos para su nueva vida.
Fueron interrumpidos por Yamil que llegó corriendo.
—Llegó K'ukulk'an.—Le aviso, recuperando aire viendo el abrazo culminado.
—Te dije que le pidieras me esperara en la arena, ya será otro día la sorpresa Yami, gracias por tu ayuda.—Se acercó a ella tomando sus manos.
—Está preguntando por ti, está en la casa de la mamá de Juan.—Aún juntando aire.
—¿Y por qué no lo trajiste aquí conmigo?—Sin entender la prisa de sus palabras.
—Porqué te tienes que arreglar, la mamá de Juan y yo preparamos todo.—Le sonrió de oreja a oreja viendo cómo de nuevo la sonrisa en Olivia nacía.
—Pero no era necesario.—Abrazó a su amiga fuerte soltando una risita.
—Anda ve a prepararte y le digo que está vez te vea en la playa, te doy quince minutos así que apúrate.
Olivia asintió feliz y corrió directo a la casa junto a la playa a arreglarse para él, corriendo en medio de esa noche así regresandole la vida con la brisa del mar.
Al llegar al lugar encontró la fogata puesta, con el rico olor que despedía la madera de capulín, así alumbraba el lugar un poco más y le agrega ruido por el tronar de la madera.
Entró encontrando cada vela del lugar prendida, con incienso en el ambiente volviéndolo romántico, la comida estaba en la esquina de la habitación viéndose muy apetitosa en esos platos de barro.
Estaba sorprendida por lo hermoso que se veía el lugar, era hermoso y acogedor.
Dejó de mirar todo para comenzar a apurarse.
Se puso un vestido amarillo con bordado por todos lados, un lindo escote tipo barco adornando este y a su esbelto cuello con las perlas que en un principio tantos problemas causaron en ellos, recordaba eso con burla, ahora esas perlas significaban el inicio de su amor.
Yamil la ayudó a hacer pulseras de caracolas que ahora se ponía en las muñecas y en el tobillo así adornandolo, se humecto la piel con aceite de coco que hacía el papel de perfume.
Se soltó el cabello para este volar con unas hermosas ondas por la trenza de hace unos momentos y se pintó de los labios de un cálido color rojo y se puso sus antiguos aretes de obsidiana que bailaban si se movía.
Estaba temblando de los nervios ante su posible reacción, pero también estaba muy feliz de decirlo por fin, así contándole la felicidad que ocultaba.
Mientras tanto Namor estaba aún en la casa de Yamil desesperado por irse.
—Pero dónde está Olivia, Yamil? Solo, quiero ya ir a descansar con ella.—Estaba desesperado por verla, sentado en la mesa de aquella casa.
—In máako' ma' uts tin wich jump'éel uk'aj chuuk waj=Mi señor ¿No gusta un café?—Preguntó la mamá de Juan, Mariana.
—Ma' waal
=No gracias hija ¿Yamil?—Volvió a insistir viendo a Juan hacer la tarea mientras reía por su desesperación—Teeche' a wojel ba'al jaaj. Jaaj.=¿Tú sabes algo verdad? Verdad?—Namor en burla, comenzando a hacerle cosquillas en el cuello al pequeño.
Espero un momento callado moviendo con desesperación los dedos en la mesa para de golpe mirar a Yamil.
—¿O está con Ujo'?—Sus celos florecieron de golpe.
—¡No! Ya está bien K'ukulk'an, estaba atendiendo un parto, pero nos pidió que no te dejáramos ir hasta que estuviera lista, está en la playa.—Yamil quitándose de la puerta.
—Ma'alob, Nib óolal, ma'alob áak'ab=Esta bien, gracias, buenas noches.—Se despidió con una sonrisa saliendo de la casa.
Yamil cerró la puerta soltando un suspiro pesado para sonreírle a Juan
—Kexi' Máanene'ex jump'éel ma'alob áak'ab=Esperemos que pasen una buena noche.—Dijo Mariana sonriéndole también a su hijo.
—Yantio'ob u wa=Seguro que sí.—Soltando una risa burlona para seguirla Mariana con un golpe en el hombro y un mirada confusa de Juan.
—Láayli' k sobró yo'och a cenar yéetel to'on=Aún nos sobró comida ¿Quieres cenar aquí con nosotros?—Propuso después de calmar su risa.
—Wa jul, je'el in taasik Ujo.=¡Si! ¡Claro! ¿Puedo traer a Ujo'?—La mujer asintió y Yamil salió dejando a su hija con Mariana aún dormida en su cama.
Mientras tanto K'ukulk'an iba hacia la playa con una sonrisa por verla de nuevo así obteniendo su medicina para estar tranquilo.
Mientras caminaba veía el hermoso escenario, no tenía competencia en belleza porque Olivia no estaba ahí, el cielo estrellado, la tierna vista de esa noche aún joven eran parte del espectáculo donde el mar calmado también cantaba su canción tranquila.
Al llegar cerca de la playa la vio, como un ángel hermoso, su cabello volando con la tierna brisa, con una sonrisa para él, caminó hacia ella manteniendo una sonrisa para ver sus labios pintados, él olor del coco en sus fosas nasales y el escote que desviaba la atención de sus ojos, se veía preciosa.
—Te ves, eres.—Soltó un suspiro enamorado, profundo, aún tomando su mano y viéndola con ese vestido mientras le daba una sonrisa—.Divina mi amor.
—Cállate.—Rio empujándolo, estaba nerviosa que no podía aceptar el halago.
K'ukulk'an entonces la tomó de la cintura pegándola a él para besar su nariz y ambos sonreír ante su cercanía.
—Eres lo más bello que han visto mis ojos, me traes loco mujer.—Olivia fuerte cuando empezó a recibir besos en el cuello y él la elevará así enredando las piernas en las caderas del Rey.
Mientras besaba su cuello en ocasiones las perlas estaban debajo de sus labios, aún así la besaba destilando las ganas que sentía de ella, dónde unos cuantos besos y ella ya estaba goteando, se detuvo y la miró a los ojos miel que tiene ella.
—Te tengo una sorpresa.—Le dijo con una risita teniendo enredados los brazos en el cuello del Rey que mantenía esa sonrisa solo para ella—¿Me acompañas?
Él se acercó por otro beso a su boca y la bajó a la arena fresca por la noche, comenzaron a caminar de la mano con las olas llegando a sus pies y una sonrisa que no podían ocultar, él aún la miraba embelesado.
—Olivia.—Ella volteo haciendo bailar sus aretes cuando el silencio se vio interrumpido.
—Tenemos que hablar.—Se detuvo con ella de la mano para después tomar la otra—Es importante...
—No K'ukulk'an está noche no es para hablar de cosas que nos estresen ¿Puedes contarme mañana?—Asintió no muy convencido—.Esta noche es para consentirte a ti.—Se puso apenas de puntitas y le dio un beso corto.
Él sonrió y siguieron su caminata tomados de la mano, con una sonrisa, bañados por la luz de la luna y él cansancio.
Disfrutando de ese momento para ambos.
—¿Y cómo estuvo tu día?—Preguntó ella.
—Muy estresante, cansado, por lo que me contaron el tuyo también.
—Si ¿Pero todo salió bien?—Él asintió contento.
—Si, estuve ansiando todo el día estar contigo.—La mano que tomaba la beso mientras la miraba a los ojos haciéndola sonrojar.
Aún le causaba tantas cosas, su sonrisa podía ser eterna a su lado, así la hacía sentir y es que aún estuvieron otro momento caminando viendo las estrellas en libertad, el mar participé en ese espectáculo natural, con una luz tenue en el agua del mar que justo así se sentía su vida futura, tranquila, hermosa.
Olivia miro con más atención aquella agua que al chocar en olas se iluminaba de azul.
—¿Qué es eso?—Preguntó ante la luz azul.
—Es, son millones de algas unicelulares, Noctiluca Scintillans, brillo marino es llamado. Cuando son perturbadas por olas, corrientes, el mero movimiento, las diminutas células parpadean, liberando una enorme fuente de luz que ilumina el agua que las rodea. La luz que ves se llama luciferina, tornándose azul por el proceso de oxidación, por la noche, pero en el día, se crea lo que llamamos marea roja, en lugar de brillar convierten el agua en un tono marrón rojizo, de ahí el nombre.
—Es un bonito color.—Sonrió viendo aún la luz del agua.
—Difícil de ver.
Pero mientras le contaba la casa ya se podía ver a lo lejos, junto con la fogata e iluminación que había por dentro de la casa.
La volteó a ver con una sonrisa esperando que explicará.
—Es, mía.—Le sonrió mirándolo—.Me la construyeron los de aquí como agradecimiento por dar clases y la prepare con algo de ayuda para hoy.
Caminaron hacia allá cruzando la fogata que miró un momento Namor y tomados de la mano entraron para maravillarse por la hermosa decoración.
—¿Te gusta?—Dijo emocionada para él asentir guiando una mano a la vela que más podía alcanzar.
—Les quedó muy bello...
—¿Tienes hambre?—Preguntó mientras aún veía el lugar también cautivado por el olor del incienso.
Amaba ese olor por alguna razón ¿Quizás porque era un Dios?
—Si por favor.—Pidió volviéndose a ella, viendo que ya servía los vasos de agua fresca.
—Siéntate en la cama ¿O quieres comer afuera?—Dijo de reojo.
—Afuera, déjame ayudarte.—Se dirigió a ella, poniendo una mano en su cintura para ella alejarlo.
—No no, hoy me toca consentirte a ti.
Namor alzó las manos rendido y miró de nuevo la habitación viendo un zarape colgado en la pared así que antés de ponérselo queriendo estar cómodo quito todas las joyas de su cuello y cuerpo mientras Olivia lo miraba de reojo; dejó estás en una mesa de madera frente a un pequeño espejo dónde había labial y aceite de coco para él sonreír, se puso el zarape y salió afuera.
Respiro profundo al estar afuera y totalmente calmado, viéndose cautivado por la luna, era un escenario hermoso y con ella lo era aún más, vio el fuego que le hacía falta madera así que tomó un poco del que había ahí cerca y lo hecho a la fogata, se sentó en el asiento de madera de ahí y miró un momento el lugar.
Olivia llegó con él y con una sonrisa servicial le daba su plato y jugo de naranja, le sonrió agradecido y con un tanto de burla, quién diría que la mujer esquiva y gruñona ahora le estaba sirviendo, se extraño por ver pescado en su plato y más aún al ver qué también llegaba con uno en el suyo.
Comenzaron a comer con el calor del fuego acompañándolos y la luna y estrellas alumbrandolos, era un lugar de paz, no solo por la soledad y silencio también porque ambos se acompañaban.
A todo en ese momento de felicidad le podían llamad buena vida como una salsa de habanero que le agregaba un mejor sabor al pescado que comían, gustosos los dos y el jugo que tenía ese toque fresco que ambos necesitaban de ese día atareado.
Era una gran cena, un gran momento para ambos.
—Si no mal recuerdo, a ti no te agradaba el pescado.—Con una sonrisa para beber jugo.
—Eso no es cierto, yo soy fan del pescado, sobre todo si es frito.—Confundida con un poco de aceite en sus labios que al Rey provocaba besar.
Había olvidado que a veces sentía que no hablaba con Oliva y justo ahora tenía con él a la que le gustaba el pescado.
Su cena avanzo feliz entre las pláticas de su día incluso así Olivia relajándose por el miedo ante la noticia que tenía que dar.
—Y luego la mujer estaba que no aguantaba a su marido que durante las contracciones le echaba la culpa, no pude evitar reír.—Dijo burlesca mientras ya solo tenían el jugo y platicaban, él poniéndole atención en todo momento—.Y creo que tiene razón, le dolía demasiado, le gritaba –¡Tú maldito me embarazaste! ¡Esto lo estoy haciendo sola! Después de tener a su pequeño en brazos se agarraron a besos, fue, muy lindo.
—¿Desde qué hora empezó todo?
Siguieron platicando entre anécdotas y risas que se oían en esa noche silenciosa. Estaban tranquilos, felices, esa piedra que tenían en la espalda había desaparecido para estar más tranquilos.
Tenían la cercanía de sus cuerpos con las manos tomadas y sus piernas entrelazadas ante ese fuego.
—¿Y tu día? ¿Qué hiciste?
—Ordene todo para el día de mañana.—Suspiro cansando haciendo sonreír a Olivia que lo oía atenta—.Y fuí a buscar una ballena perdida, es muy linda, tienes que conocerla, es especial...
—¿Por qué?
—Bueno, una ballena común emite un sonido de 15 a 25 en frecuencia, las ballenas azules en un rango algo más alto, entre 10 y 40 Hz, pero ella, usa un 52Hz de frecuencia podríamos decir que esta malformada de nacimiento, pero es una imperfección hermosa, un espécimen único, que canta en frecuencias nunca antes vistas.
Se sabe que las ballenas emiten estos cantos cuando buscan pareja, o quieren comunicarse con otros miembros de su manada pero ella, no hay ballena que le contesté porqué su canto es diferente, sin respuesta vive, posee el canto más solitario del mundo, llegó hace unos días, se estrelló contra un edificio.
—¿Y está bien?
—Lo está, ahora ya está acompañada.—Le sonrió de vuelta—¿Y tú cocinaste todo?—Preguntó viendo como se levantó hacia la casa
—¿Qué? ¡Ah si! Me quedo delicioso.—Dijo con una risita entrando a la casa.
Volvió con un plato de fruta picada, se lo dio para que él le diera un beso rápido y la tomara de la cintura haciéndola sentarse en sus piernas con el plato de fruta en las piernas de ella y la otra de él tomando su espalda para que no cayera.
—Quedó delicioso todo, gracias.
—Si, hay que agradecerle a Yamil y Mariana, a mí no me dio tiempo de ayudarles, no sé cocinar así que.—Rio con pena alzando sus hombros.
—De todas formas, gracias por darme esto, fue un gran detalle Jats'uts.—Dio un beso en su nariz mientras aún comían mirándose a los ojos.
—Creo que lo necesitábamos.—Dijo nerviosa.
Él tenía la mano en su rodilla desnuda, pasando el pulgar en caricias en ese mismo lugar, solo ese toque provocaba el deseo de que la tocará, la besara y la realidad es que todo ahí estaba propició para que la ahogara en besos, preparó su cuerpo el día de ayer, se depilo esa área, se humecto el cuerpo para que así la besara, no tenía ropa interior y estaba perfectamente arreglada para él. Pero no estaba del todo segura.
—¿Me esperas? Debo enseñarte algo.—Empezando a temblar, era el momento.
—Estás muy sospechosa—Olivia rio y negó nerviosa.
Entró, se miró apenas un poco en el espejo acomodando el cabello, busco la caja de madera que contenía la chambrita y se puso en la puerta con el propósito de salir, estaba temblando de nervios, esperando que todo saliera bien, tomó un respiro profundo y salió.
Así al salir él la esperaba y al verla llegar con sus nervios supo que algo ocultaba, no solo con ella, también en esa caja de madera que llevaba en sus manos.
Olivia se sentó junto a él para K'ukulk'an poner una mano en su pierna así sintiendo su temblor.
¿Por qué estás nerviosa, mmm?—Se acercó a ella dándole un beso en la mejilla.
—Es un regaló.—Le dijo mirándolo aún con la caja en manos.
Vió su rostro con esperanza, tenía él una tierna sonrisa, sus ojos iluminados por esa luz amarilla, las perforaciones en su rostro, su cabello que en ese momento se veía algo revuelto dejando ver sus rulos, esperaba que la misma sonrisa que hora le daba fuera la misma cuando se lo dijera.
El fuego hacía ruido e iluminaba sus pieles.
La luna bendecía ese momento e iluminaba no solo el lugar y sus caminos.
—¿No te parece que ya fue mucho para mí?—Al ver la caja en sus manos ella negó y se la acercó con un leve sonrojo mientras temblaba—¿Lo abro?
Olivia asintió para ver como comenzaba a abrir la caja que le pareció lo hacía en cámara lenta, dentro tenía los pedazos de madera que se habían desechado al hacerla, él apartó estás virutas para con sus grandes manos sacar la chambrita.
El corazón de ambos se aceleró, sus ojos se llenaron de lágrimas y de ese brillo de felicidad para los próximos padres.
—Vas a ser papá K'ukulk'an.—Salió de sus labios con un nudo en la garganta.
—¿¡Qué!?—Incrédulo aún viéndola y con la prenda en manos
—Estoy esperando un hijo tuyo.—Sus ojos estaban llenos de lágrimas mientras se mordía los labios nerviosa.
Él se tiró al piso, se puso de rodillas a ella con una sonrisa de oreja a oreja, está vez también temblando de emoción, felicidad, puso sus manos en las rodillas de ella encontrando sus ojos.
—¿Vamos a ser papás?—Olivia asintió repetidas veces en sollozos.
—¡No puede ser!—Empezó a llorar enfrente de ella para levantarse y tomarla en un abrazo.
Se estaban abrazando cerca del fuego mientras ambos lloraban de la emoción de la noticia, él la cargó enterrando su nariz en su cuello oliendo, sintiéndose en paz y con aún lágrimas en sus ojos, aún teniendo en una mano la prenda de estambre.
—¡Me haces el hombre más feliz del mundo!—Entre risas dijo, dando múltiples besos en su cuello—¡Me vas a dar un hijo!
Ella rio teniéndose abrazada a su ancha espalda, sintiéndose amaba, protegida entre esas lágrimas saladas ante momentos dulces, ahora podía estar feliz de estar embarazada.
—¿Entonces estás feliz?—Aún abraza a él.
La hizo verlo a los ojos ante esa luz amarilla de fuego, le beso la nariz y corrió a su boca queriendo tal vez silenciar un gritó de felicidad.
—¿No se nota que estoy tan enamorado de ti? ¡Me vas a dar un hijo, una familia!—Ella rio acercándose a sus labios.
Un beso tierno en él que ella se sentía tranquila ya sin miedos, tenía las manos en el pecho del Dios sintiendo su corazón al mil por hora.
Estaban que explotaban de emoción, él, ella, papás, estaban sonriendo en ese beso.
Él estrés del día, sus problemas como pareja, sus propios problemas del futuro que se presentan ante Talokan habían dejado de importar en ese momento, solo ella y el hijo que esperaban eran importantes para él.
Quería besar ese vientre aún plano donde ya se creaba ese hijo suyo, quería besar su boca con una sonrisa que estallaba, quería besar su vientre abultado dentro de unos meses.
Ambos recordando su soledad, todos esos días que se convirtieron meses, años y que para él ahora eran siglos sería pasado, ahora tendría una familia, una que calmaría todos sus enojos, temores y dolores, dónde ambos sanarian, estaban dando su vida entera por sacarse de las penumbras, dónde ambos rompían sus condenas en ese mundo que se derrumbaba, pero ya no más, estaban juntos.
Solo podía imaginar su cuerpo convertido en la madre de sus hijos, los ojos miel que a él enloquecía en los ojos de sus hijos, en los vestidos que usaría mientras cargaba a sus hijos en el vientre, las noches en que vería su cuerpo desnudo con su vientre abultado, sus senos llenos de leche para sus hijos, los mimos y risas que ya no solo serían para él también para su descendencia.
Sería el mejor papá, el que el necesitó, el que ella necesitó, en el que sus hijos necesitan, serían una familia feliz que juntos dirigirán a Talokan.
Ya no más soledad, ni para él, ni para ella, solo amor.
Beso sus mejillas repetidas veces mientras ella sonreía sin parar, comenzó a mecer su cuerpo con el de ella aún abrazados, sintiendo ese calor de amor.
—¡Voy a ser papá!—Olió su cabello en una sonrisa—Dilo de nuevo.
Aún no se la creía, era maravilloso como de ese amor, de todas las penumbras que a lo largo de sus vidas vivieron ahora culminará en amor, paz, luz.
—Estoy esperando un hijo tuyo K'ukulk'an.—Él negó en su cuello aún con lágrimas de felicidad—¡Vas a ser papá!
La bajo a la arena y se hincó ante ella pegando su rostro al aún plano vientre.
—Es mío.—Olivia asintió enternecida, enredando sus dedos en el cabello negro y con rulos del Dios.
—Es tuyo.—Sorbió su nariz—.Y será igualito a ti.
—No, por favor, necesito una niña como tú.—Ella rio el sentir los besos en esa parte de cuerpo que ya albergaba vida.
—Te juro, te juro, que daré todo por ti y nuestros hijos Olivia.—Asintiendo feliz.
—Yo sé Namor.—Puso sus tiernas manos en el mentón del Dios subiendo su mirada a la de ella—¿Cuántos más quieres?—Se mordió los labios coqueta.
—Me encantaría usar tu vientre unas cinco veces, tenerte mimada mientras tienes a los pequeños dentro de ti.—Olivia rio negando de felicidad, le daría cuántos él quisiera—.Jamás me cansaría de hacerte hijos, jamás me aburriría de tus besos, de tu cuerpo.
Entonces Namor comenzó a guiar sus manos por sus piernas viendo hacia arriba buscando alguna queja, le producía cosquillas, dándole su tacto áspero que tanto había extrañado, sus manos cada vez iban más al fondo del vestido mientras ella estaba temblando de ganas, de nervios, soltó un dulce gemido que al Rey provocó una sonrisa.
—Quiero besarte.—Pidió K'ukulk'an a sus pies causándole un placer con solo el tono de su voz al decir esas palabra.
Ella asintió gustosa pasando saliva.
"Busco la posición perfecta para usarte, patética ofrecida"
"Tenías que caer de nuevo a él"
"¿Sabes que él se está riendo de ti al saber que logró embarazarte?
Pero queriendo ella silenciar todos esos pensamientos, queriendo disfrutar guío de nuevo los dedos a su cabello y se centró en los besos que él Dios ya le daba a sus muslos con la mitad del vestido alzado, dejando espejos de saliva en ellos gustoso de besarla de esa manera, como todo un servidor a sus deseos, como un simple mortal, un simple creyente de su Diosa de ojos miel.
—Usame K'ukulk'an.—El casi en suplica teniendo los dedos en las orejas puntiagudas de su futuro esposo.
Él no lo escuchó dos veces y alzó el cuerpo de su mujer, con las manos en su culo regordete, besando sus labios mientras entraban a la casa junto a ellos.
Fue recostada en la cama para abrir las piernas recibiendo su cuerpo, Namor las manos en su cintura mientras aún la besaba, esperando alguna repentina queja, pero al no recibirla por un buen rato de besos y por las caricias que ella buscaba al rozarse con su muslo sirvió a los deseos de su propio cuerpo.
Con sus dedos aun en su cintura comenzó a subir el hermoso vestido que había mantenido al Rey en una incómoda situación de abstinencia, la deseaba con locura.
Se separó de los fervientes besos para mirar su rostro rojo, con ojos oscurecidos de deseo, soltando jadeos al verlo parar, cuando la miro seguía subiendo su falda queriendo tenerla segura con él.
—¿Puedo?—Preguntó con deseo contra su rostro.
"¿Te tiene a sus pies verdad zorra?"
"Jamás dejarán de burlarse de ti"
Pero antes de que las voces en su cabeza siguieran...
—Hazme olvidar las cosas feas K'ukulk'an.—Pidió como con ruego dejando un casto beso en sus labios.
Le sonrió para dejarle un beso en la nariz, tomó su cuerpo y lo alineó a la pequeña cama que usarían para demostrarse cuánto se habían extrañado, el vestido ya lo tenía a la mitad de sus muslos de nuevo así permitiéndole ver a él la cicatriz en su muslo donde pasó la lengua oyendola gemir.
Tenía tomada su mano como la primera vez de ellos, buscando quejas pero al contrario de eso recibía órdenes.
Subió el vestido mientras pasaba las manos por todo su cuerpo y se besaban los labios con ganas de más, haciendo un ruido pecaminoso con ellos.
Al tener el vestido a la altura de sus senos con los pulgares jugó con sus pezones mientras bajaba con besos en su mandíbula.
Ella tenía las manos en su cabello gimiendo.
Le quitó el vestido completamente viéndola por fin sin nada para él, viendo como no traía nada que le estorbara para disfrutar de ella.
—Quitate ésto.—Con urgencia dijo para ayudarle a quitarse el zarape que cubría su musculatura.
Quedó tirado en la habitación así como el hermoso vestido que hace unos momentos usaba para él y ahora estaba desnuda, para él.
Al despojarse de aquella tela que cubría su torso Olivia puso la mano en la erección que ya estaba presente entre sus calzoncillos, está vez quería hacerlo de verdad, no solo porque quisiera que él disfrutara, deseaba tenerlo en su boca, deseaba probar su sabor otra vez y verlo gemir ante los movimientos de su lengua, con él ya se sentía segura para hacerlo.
Cosa que nunca pensó desear con ningún hombre como ahora, se masturbo pensando en su sabor y ahora quería que pasara de verdad y de nuevo.
Beso su abdomen mientras él la veía en esa posición viendo su mirada miel ante él, con una mano en su erección, bajo el short viendo su falo erecto ante ella, grande, grueso, que apuntaba al cielo y se le notaban esas deliciosas venas, estaba brillando en la punta haciéndolo más apetitoso para ella. Con su mano pequeña ante su virilidad comenzó a masturbarlo viéndolo echar la cabeza para atrás, gemir en balbuceos.
Eso era lo que ella quería, tenerlo en sus manos, no solo de esa manera.
Sonreía de satisfacción ante la imagen de él gozando con su mano rodeándolo, tomando su pene con la mano, de arriba a abajo sus movimientos y con la otra mano adornada por ese bello anillo estimulando sus testículos.
Él bajó la mirada a la mujer que miraba su trabajo en el falo del Dios, guío una mano tomando su barbilla viendo sus ojos de deseo, le sonrió al verlo con esa cara de placer que hace tanto no veía.
—Ruegame que lo haga.—Lo reto para besar la mitad de su virilidad y sentirlo temblar.
—No tienes que...—Dijo comprensivo teniendo la mano en su mejilla.
Pero la realidad es que se moría por sentir la humedad de su boca, sus labios rodearlo.
—Hazlo.—Aumento un poco más la velocidad de su mano torturando al Rey que se evita a pedirlo.
—Metelo a tu boca nena, por favor.—La miro sonreír con burla y él enterrar sus dedos en el cabello café de ella.
Saco la lengua y recorrió todo su pene logrando probar en la punta su dulce semen, escucho su gemido mientras enredaba los dedos en su cabello y la miraba hacer eso, ella con la lengua limpió la punta y se lo metió a la boca.
Aunque la posición podía ser sumisa, podría parecer que lo era, todo lo contrario, ella lo tenía en sus manos y controlaba la situación.
Teniendo cuidado con sus dientes lo enredó en su boca danzando su lengua por dentro, era grande para su pequeña boca pero con una respiración y pasada de saliva acostumbraba a su garganta a dejarlo pasar.
Tenía una mano en el abdomen del Dios sintiendo sus músculos debajo de su mano sintiendo los pequeños movimientos de cadera que hacía para follar su boca pero con sumo cuidado.
Cuando se sintió acostumbrada comenzó a moverse dejándolo pasar con la boca abierta haciendo ruidos que obligaban a ambos correrse, una mano sostenía la punta de su pene teniéndolo así en su lugar y con la otra tocaba al Dios que la veía desde arriba con su falo en la boca, él gemía del gusto teniendo la mano arreglando su cabello, tratando de controlar las ganas de dejarse ir en su garganta.
Lo sacó de su boca apretandolo en sus labios y dejando escapar ese sonido de salida, se chupo los labios ante el rico sabor y volvió a lo suyo.
Entre el movimiento saliva salía quedándose en su barbilla y al tener esos movimientos tan rápidos y sin cuidado que él Rey le daba así mojándose más y él persiguiendo esa corrida sabiendo que pronto lo haría llegar esa mujer.
Comenzó a succionar su miembro con la boca está vez no metiéndolo hasta su garganta, solo con sus labios pero cuando iba meterlo de nuevo a su garganta se lo quitó sabiendo lo que pasaría y se dejó ir sobre su pecho viendo el bonito adorno de su mar en ella.
Remojo sus labios para provocar al Dios y que él se dirigiera a ella en un beso urgido probándose a sí mismo.
Al besarla la metió más a la cama para entre besos marcarla, dejando chupones en sus costillas y estómago oyendola reír ante los lugares que escogió mientras que ella jugaba con su cabello.
Tenía un mar entre sus piernas que podía beber, que podía navegar y gobernar, sus muslos estaban mojados haciéndole saber que estaba cómoda ante todo lo que acababa de pasar porque ese lugar brillaba de pasión.
—¿Te depilaste?—Besando su entrepierna así quitando su viscosidad de ahí.
Ella respondió en un "si" de susurros mientras aún la besaba y está vez la marcaba en la entrepierna.
—¿Para quién Jats'uts?=Bonita.—Gimió al oírlo decirle así.
—Para ti.—Entre gemidos, tomando con más fuerza los cabellos del Dios—¡Lame!
—No vuelvas a hacerlo.—Veía las tonalidades de su vulva y entrepierna, canela era su color casi jurando que era dulce su sabor, como la canela en un té o postre.
Le pidió, quería tenerla cómoda con él, al natural, sin miedo a la naturaleza de su cuerpo, le encantaba de la forma en que fuera demostrándolo al enterrar su rostro entre sus muslos y pasar la lengua por su clítoris desnudo, Olivia soltó un grito urgido al sentir su húmeda lengua, rio y por reflejo cerró un poco los muslos que él pellizco para que no lo hiciera.
Paso ahora su lengua por toda su entrada dejando su lengua e intimidad unidos por su viscosidad.
Al sentirlo alejarse jalo un poco su cabello regresandolo a su intimidad, queriendo seguir sintiendo su barba y nariz contra ella.
—¡Comeme el coño K'ukulk'an!—Con suspiros desesperados.
Sonrió de lado el Dios y eso hizo, la lengua la metió a esa cavidad jugosa así llenándose del jugo del cual el sabor aún lo tenía presente, con el resto de la boca atrapó su clítoris haciendo con su boca los movimientos de un beso escuchándola gemir.
Los ojos miel de Olivia está vez estaban llenos de lágrimas, no porque se arrepintiera, el placer la estaba llevando.
Levantó su cuerpo viendo esa excitante imagen de K'ukulk'an comiéndola con antojó, con los dedos enterrados en sus muslos. Olivia llevo la mano adornada por el anillo al rostro moreno del Dios mientras rápido respiraba aún sintiendo su boca adueñándose de ella.
Quitó un momento su lengua de aquel lugar viendo a su mujer deleitarse con la imagen, le sonrió para besar su vientre y ambos sonreír en esa posición.
—Eres mía.
—Soy tuya K'ukulk'an.—Salió de sus labios de manera coqueta enredando aún los dedos en el sedoso cabello del rey.
Él se levantó con una sonrisa y tomó su nuca robándole un beso lascivo mientras le decía "te amo" y se sonrieron, besos mientras él se recostaba sobre ella y guiaba los dedos a ese mar, recorrió toda su humedad con los dedos empapandola por completo para meterlos y ella soltando un gemido en los labios.
Cualquiera que pasara por afuera pecaría al solo escuchar sus gemidos y maldiciones, la escena era él sobre ella bombeando con los dedos y la otra mano en su cadera manteniéndola en su lugar enterrando los dedos, ella con las piernas abiertas sintiendo su miembro en el vientre así clavando sus uñas largas en la gran espalda de piel canela que tenía el Dios mientras movía la cadera en busca de más.
Corrió con besos a su cuello mordiéndolo mientras la oía reír con lágrimas y sentía como sus dedos estaban más atrapados en sus paredes, ciñéndose en ellos.
—Tú, te necesito ya.—Rogó con las manos en sus orejas.
Él no hizo más que obedecer, sacó los dedos metiéndolos a su propia boca viéndola tendida en la cama.
—¡Dios! ¡Eres tan hermosa!
—No dejas de ser tan tierno.—Rio al él tomar su pierna y subirla a su hombro.
Beso la separación entre sus senos alineándose con ella, paso su falo entre sus labios haciéndola gemir y se enterró en ella, lento y despacio así también permitiendo ver los gestos de placer de su futura esposa, sentir como abría esa cavidad resbalosa mientras tenía el ceño fruncido, los labios apretados, soltando suspiros pesados por la nariz con la sensación de placer que le daba su entrada, él le dio un beso en la frente.
Le encantaba que fuera rudo y tierno a la vez con ella.
Sentía como tocaba ese final en ella al entrar lento así ambos se miraron un momento sintiendo su conexión, él con una sonrisa acariciando su mejilla y dando un beso en ella, estaba feliz de no solamente tener su corazón también su cuerpo, con él de nuevo, de saber que se sentía bien y tranquila con él en aquella situación.
La posición daba la oportunidad de que entrara más profundo, ella sentía que se ahogaba con su largo y grueso, pero le encantaba la sensación, podía sentir sus fluidos en los muslos así dejándole en claro que estaba tan preparada para él, tan tranquila con él.
Ana había dejado de hablar, estaba feliz de poder volver a disfrutar con él sin miedos y aunque sonara patético, quería que la usará aunque fuera la última vez.
Le encantaban los lugares a los que podía llevarla.
Los movimientos del Dios eran lentos pero al enterrarse lo hacía con más fuerza así pegando en lo más adentro de ella, en una estocada se acercó a su oído con esa voz gruesa, aún penetrándola
—Creo que si soy un Dios Jats'uts=Bonita.—Dijo para morder su oreja haciéndola reír en gemidos.
—¿Por qué?—Logró formar la palabra sintiendo la boca seca con las manos en él pecho fuerte del Dios.
—Solo alguien que lo sea puede hacerle el amor a una Diosa cómo tú.—Rieron juntos.
Tenía las manos en sus hombros soportando cada embestida luchando por no dejarse ir, cerrando los ojos, queriendo dejar de ver la imagen excitante que era Namor embistiendola, viéndolo con devoción, era tan atractivo sobre de ella, con su polla dentro de ella que si veía esos dulces ojos chocolate se dejaría ir.
—Mírame.—Pidió Namor apartando cabello de su rostro.
Abrió los ojos encontrándose con su mirada chocolate más oscura que la noche para que al mirarlo sus movimientos fueran más bruscos, está vez golpeando sus pieles escuchandose en toda la habitación.
Ella se aferró a su cuello cuando su cuerpo se movía con más brusquedad con todo y la cama haciéndola golpearse contra la pared y él teniendo las manos enterradas en la piel de su cadera entrando y saliendo con demanda, veía así como sus senos se movían con cada embestida y como gemía ya arqueando la espalda incluso así jurando que se enterraba más y más.
Ese dolor en su intimidad comenzó a generarse por lo rápido que era el Dios en sus movimientos, él hacía que llorará, riera, gritara y gimiera durante el sexo.
—Ku-kul.—Quería gritar el placer que sentía de alguna forma pero las embestidas eran duras, el dolor en su bajo vientre y las contracciones le avisaban que llegaría pronto ese orgasmo y él rico dolor en su intimidad la estaba haciendo llorar—¡Kan!
El Dios sonrió orgulloso al oír sus balbuceos en un intento de decir su nombre, sintiendo y viendo como se dejaba ir apresando su polla, no se censuró dejo que sintiera su temblor corporal que la recorrió al llegar, respiró entrecortadamente teniendo las manos en su pecho y lágrimas en sus mejillas, para taparse él rostro por la pequeña liberación de líquido que dejó ir sin poder controlarlo más.
El Dios bajó su pierna débil y dejo besos por todo su cuerpo dejándola recuperarse mientras ella tenía las manos en su cabello, ya no podía pero él Dios no había llegado y aún no estaba cansado.
Pasó su lengua entre sus muslos y entrepierna limpiando su corrida mientras la sentía temblar debajo de su lengua.
Se levantó y la tomó como una muñeca de trapo sentándola sobre de él con las piernas abiertas, Olivia se abrazó a su pecho aún recuperándose mientras él acariciaba su espalda, la sentía temblar, estaba tan débil que ya no podía más pero quería más.
Guío sus dedos a su intimidad apresando a su clítoris entre sus dedos oyendola gemir en su oído, ella guió la mano a su erecto pene y comenzó también a masturbarlo.
—Termina en mí.—Le pidió teniendo enredada su virilidad en su mano dejando besos en el cuello de Namor-
Él beso su frente y acomodo su cadera pegando así sus pubis, junto su vientre en el abdomen de él para follarla cómo le apetece.
Tomó su miembro con una mano y lo pasó por su intimidad buscando la dulce entrada, la sintió quejarse con un gesto que él pudo ver, con los labios juntos soltando un delicioso mmm, el ceño fruncido con la mano en un puño en su pecho, con esa entrada lenta se permitió sentir él calientito coño mojado, su rugosidad, como automáticamente al entrar se ciño.
Estaba muy sensible y más rápido llegaría otro orgasmo para ella aún cuando su cuerpo ya no pudiera, Namor beso su rostro mientras apretaba los dedos en su cadera haciéndola bajar en su polla, besos que hacían sonreír a ambos probando el sudor de su rostro.
—Eres muy guapo follandome K'ukulk'an.—Con voz cansada le dijo, enterrando las uñas en su espalda ante la sensación.
—Y tú tan bella teniendo un orgasmo.—Apartó él cabello que tenía pegado al rostro así haciéndola sonreír contagiandolo.
—Debo verme horrible, roja del rostro, despeinada y sudada.—Bromeando con la voz entrecortada.
En realidad le gustaba que le dijera lo hermosa que era, la mojaba que lo dijera y más aún teniendo sus cuerpos desnudos juntos.
—Te ves tan bella mientras te hago mía.—Beso su hombro desnudo aún sintiendo el abrazo de coño.
—Te amo.
Para entonces él enterrar con más fuerza los dedos en sus caderas y comenzar a moverla con lentitud escuchándola gemir en su hombro, aferrándose a él, sintiendo como su cuerpo reclamaba ese orgasmo de nueva cuenta y él ya no retrasar su lluvia de amor para ella.
Llevaban un vaivén lento, amoroso, en dónde ambos sonreían de placer, dónde era más que deseo carnal, era deseo de su alma, cuerpo, besos, conexión.
Dejaba besos en sus hombros, cuello, produciéndole cosquillas por su barba jurándose dejarse ir con solo esas estimulaciones.
¿Cómo es que un hombre podía ser tan romántico pero sucio a la vez? Ese era K'ukulk'an que le demostraba cada que podía cuánto la amaba, de las formas en que ella podía lloraría de placer o felicidad.
El vaivén era cada vez más rápido, con las manos de él guiandola por las caderas, Olivia esforzándose por subir y bajar por lo cansadas que estaban sus piernas, su pubis rasurado se estimulaba en el trabajado abdomen del Dios que incluso eso lo obligaba a ya pronto dejarse ir.
El juntarse de sus cuerpos, gemidos y besos a los dos los estaba llevando a la cúspide de ese placer a las palabras de amor hechas placer.
Presionó de nuevo las manos en su piel dispuesto a saciarse, ella al sentir su apretar se aferró a su cuello para que empezará a saltar sobre él, trabajo de la fuerza de Namor y así comenzar a gemir más fuerte, con más ganas, con ese dolor rico y espasmos en el vientre, con lágrimas en los ojos pero también risas, estaba cerca y sentía como él entraba y salía sin problemas provocando ese sonido cremoso de sus fluidos, saltando sobre la majestuosa polla de un Dios.
—Este coño es todo mío mi amor.—Entre dientes le dijo al sentir como se tensaba alrededor de é.
Sus paredes se contrajeron así dejando escapar el orgasmo de ambos y que incluso el Dios sintiera que se hundía más en ella.
Ella soltó un grito desesperado como con un lamento al sentir que en cualquier momento se desmayaría.
Bajo su fuerza en las caderas de la mujer pero aún moviéndola en círculos disfrutando de su propio orgasmo que la llenó completa y que hacía mucho más resbaladizo ese lugar que empezaba a desbordarse.
Se echó a la cama junto con ella que aún lo abrazaba mientras seguían unidos ella sintiendo incomodidad en su intimidad.
—¿Estás bien?—Le preguntó pasando con delicadeza la mano por su espalda al oírla respirar rápido.
—Estoy bien.—Contestó con dificultad—.Quiero, quiero dormir...estoy muy cansada...
Él rio junto con ella presas de la emoción de sus pasados orgasmos, la sentía temblar sobre de él así pasando las manos por sus piernas a los lados de sus caderas en busca de calmarlas pero todo lo contrario, sentía su cuerpo sudado contra él suyo gustandole esa sensación, a ambos, de alivió, placer, cansancio y amor.
Él levantó su cadera saliendo de esa cómoda cavidad y así ella soltar un suspiro de placer por su salida que incluso tembló.
—Te amo tanto.—Mientras aún le acariciaba la espalda.
—Y yo a ti K'ukulk'an.—Snrieron aunque no se pudieran ver.
Después de dejarla recuperarse se levantó con ella en brazos y la acostó sobre la cama cubriendo su desnudez a la cual le sonrió cuando soltó un suspiro al sentir su espalda descansar, se alejó un momento comenzando a apagar las velas mientras ella veía su deznudes de piel morena.
Si era un Dios quien la había follado, no era posible que un humano simple la llevará a lo más alto. Si era un Dios, no era posible que un simple hombre tuviera aquella imagen divina que ella ahora veía en desnudez. Si era un Dios, no era posible que un mortal amara de la manera que él lo hacía.
Regreso a su lado abrazándola en la oscuridad, logrando escuchar las olas marinas a lo lejos, oyendo apenas un poco la casi muerta fogata.
Sus respiraciones y corazones se escuchaban en ese lugar de paz y amor que solo juntos ellos creaban.
Tenía la cabeza en el pecho del Dios así oyendo sus latidos mientras tenían las manos juntas jugando con ellas antes de que los ojos se le cerrarán, disfrutando de esos dulces momentos después de entregarse.
—Mañana es un día muy importante.—Empezó él en susurros así no quería alterar la paz.
—¿A sí?—Contestó con los párpados pesados.
—Mañana llegan los gobernadores de las demás ciudades, me acompañaras a recibirlos.—Acercando su mano a sus labios aún oliendo a coco.
No se alteró, estaba con él en ese momento y estaba segura y lo estaría tan bien en ese momento.
Así que asintió en su pecho.
—Pero una de las gobernadoras, forma parte de nada más que mi pasado, tú eres mi presente, nuestro hijo lo es ¿Me escuchas?—Preguntó aún en esos susurros melosos en donde tenía la mano en su rostro que él mismo puso.
—¿Eres mío?
—Lo soy, en cuerpo y alma mi reina, no tienes nada de que preocuparte por ella, ni por nadie, tú eres la única que me importa Jats'uts=Bonita.—Ella sonrió ante lo dicho confiando en él.
—¿Quién es?
—No importa ni siquiera su nombre, quería que lo supieras...tú eres la futura Reina de Talokan, mi futura esposa y mamá de mis hijos.—Soltaron una risita feliz en la oscuridad de la noche—.Así que ella no significa nada para mí.
—Te amo.—Soltó para que él pusiera la mano en su pecho.
—Y yo a ti Olivia, muchísimo.—Le dio un beso en la cabeza oliendo su aroma.
Y como por arte de magia en segundos, se durmieron profundamente.
El capítulo más largo hasta el momento con 11942 palabras...espero te haya gustado el capítulo<3
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