XXXII . Sueños

31 de Julio 1943

Despertó de golpe, como si algo la hubiese golpeado.
Había sido Ana queriendo salir y jugar su papel de mala.

Pestañeo un par de veces, vio su habitación sola con ella acostada sin saber exactamente cómo llegó ni qué había pasado, lo último que recordaba era meterse al agua y un sueño.?

Le dolía el cuerpo, la nariz llamo sus atención como dolor. Se recostó de nuevo sintiendo un dolor en la espalda que ni siquiera la permitía tener sentada, tampoco recordaba el porqué de su dolor y golpes por todo él cuerpo.

Iba a levantarse cuando llegó Yatzil abriendo sin preguntar, viéndola hacer gestos de dolor.
Se acercó a ella ayudándola a levantarse.

—¿Estás bien?—Preguntó recogiendo su cabello que volaba.

—No, me duele todo ¿Qué pasó?—Yat la miro un momento viendo el rostro de su amiga entendiendo que de verdad no recordaba nada.

—¿So recuerdas?—Su amiga negó una vez ya de pie—.Te enfrentaste a Mactzil

—¡¿Qué yo qué?!—Casi en un grito sin creer lo que oía—.No, eso no es posible.

—Si, si no llegaba tal vez incluso la matabas.—Le explico tomando una mano de ella viéndola desviar su mirada a un lugar sin causa.

—¿Le gané?—Yatzil asintió—.Pero, yo, no, no podría.—Trato de explicarse, nerviosa, moviendo las manos.

—Olivia, le quitaste la trenza con solo la lanza ¿De verdad no recuerdas?—Olivia negó una vez más, nerviosa, comenzando a llorar y sentir ese hormigueo en la espalda avisándole que Ana estaba cerca.

Se sentó de nuevo, nerviosa, presionando la mandíbula, jalandose el cabello, sintiendo que el oxígeno se le iba, Yatzil se inco ante ella y tomó su rostro para que se centrará en sus ojos.

—Todo está bien, respira.—Le dijo para juntar sus cabezas y respirar juntas—.Estoy aquí.

Fueron unos minutos así, en lo que Olivia se tranquilizaba y sentía esa sensación de frío alejarse de su cuerpo.

—Debemos irnos, tienes que ir a la escuela.—Dijl Yatzil bondadosa no queriendo estropear el momento de paz.

—No, yo no vuelvo a ir, que vergüenza que me vean despues de lo que hice.—Se quejo tapandose el rostro—¿Y que paso después de la pelea?

Yatzil la miro un momento, sin saber si preguntarle no solo por su perdida de memoria también por el increíble cambio de actitud.

—Te desmayaste, te acomodaron la nariz y te quedaste a dormir con Ujo' pero fui a la isla y ya no estabas allá ¿Por qué saliste?

—Es que, solo recuerdo salir en la noche y entrar al agua nada más, pero ¿Soñe a Namor?—No muy segura de lo que soñó o recordó.

—¿Segura que fue un sueño?

—No sé, recuerdo que me senté en una roca en medio del mar y a lo lejos, podía ver un barco, me levanté para escuchar un canto, como si fuera un ángel, volteo, era Namor mirándome, y, ya no recuerdo más...

La frustraba demasiado no recordar,al grado de llorar, de tener una ansiedad, esa sensación de frustración regresaba al no recordar nada de nuevo, cosa que ya no le había pasado.

Y en realidad, recordaba más, pero claramente no eran sueños eran recuerdos, solo que su mente al jugar varios papeles a veces le jugaba mal.

2 de Julio 1933
10 años atrás

Ana se acomodo el saco frente al espejo, llevaba un traje en vestido color púrpura señido y muy elegante.
Su cabello recogido en un moño apenas alto con caireles a los lados de su rostro.

Se sonrió para ponerse labial rojo sangre que llamaba mucho la atención más que sus ojos miel, que aúnque con la mirada la juzgarán que más daba si ya se iba.

Se había hospedado en un hotel apenas a unas calles de su casa, eran sus últimas horas en esa ciudad.
Pero antes Ana quería dejarle claro las cosas a Olivia.

Su equipaje era realmente poco, la mayoría de su ropa la había dejado en su antigua casa y no regresaría por ella.
Su orgullo era más.

Por último se puso unos tacones altos, negros, con un tacón no muy delgado que ella bien sabía manejar.

Se rocío un poco de perfume para ponerse sus pendientes favoritos, se miró por último al espejo tomando seguridad y lista estaba.

Busco en su bolsa, su inseparable amiga, su libreta, arrancó una hoja.

"Padre murió, ven a casa a despedirte, pero no te nos acerques.

No queremos que vuelvas a casa, ya no eres bienvenida

Jose."

Iba a mostrarle que ese hombre ya no estaba, Olivia al final merecía saberlo, no iba mantenerla engañada por los próximos años haciéndola creer que seguía vivo.

Dejo la nota en el tocador del espejo, con una letra entendible y grande, se alejo, miró por última vez el reflejo de Ana, cerró los ojos, sintió esa horrible sensación de pelea con Olivia que volvió.
Olivia miró a su alrededor, no reconociendo el lugar, respiro varias veces asustada, miró su reflejo odiando lo que veía para pasar el dorso de su mano quitando el labial, de repente puso sus ojos miel sobre la nota para derramar lágrimas.

Se rompió en miles de pedazos, rompió en llanto, faltando aire tirándose al piso.
Ella misma así como Ana y Fátima no entendían por qué lo quería. Y está vez ¿Por qué lloraba por su muerte si debería de alegrarse? ¿Coraje?

Pasó así unos minutos para que la puerta de la habitación fuera tocada.

—Señorita, se le hará tarde.—Dijo un hombre al otro lado de la puerta.

Olivia no tuvo de otra que levantarse, limpiar sus lágrimas y también su rostro de ese exceso de maquillaje que ella no usaba porque no iba con ella.
Junto las pocas cosas que tenía ahí y salió para que se las quitarán ayudándola a subirlas al carro.

—A la casa de mis padres, por favor.—Dijo al chófer subiendo al carro.

Ana había dejado todo preparado, el hombre sabía bien adónde tenían que ir después de salir del hotel y después de pasar a la casa de los señores Colombo.

Iban en el carro, callados, mientras Olivia lloraba mirando la calle.

El trastorno de identidad disociativo no solo afecta al paciente volviendolo una persona literalmente incapacitada.

Afecta también a su entorno como sus familiares, amigos, pareja que lidian con lo difíciles que a veces pueden ser sus otras "personalidades".


Y así, su madre, hermano sabían que algo había en la mente de Olivia pero jamás supieron que dos personas más vivían en ella.
Las demás personas solo sentían raro hablar con Olivia y no con Ana y eran pocas las personas que habían tenido interacción con las tres identidades de Olivia.

El auto paro después de haber dado literalmente la vuelta por todo el pueblo, tal y como Ana había indicado, pararon en la esquina de la calle donde estaba la casa, el hombre la miró por el espejo sintiéndose mal por su llanto, pero cuando menos lo espero la vio salir del auto.

Sus tacones resonaron en la calle pavimentada mientras caminaba una que otra mirada se posaba en ella, no solo por su figura y vestimenta llamativa también por sus lágrimas aún naciendo dándole un aspecto enfermo.

Mientras se acercaba, podía ver el montón de carros en cada lado de la calle que seguro eran los que acompañaban al funeral de su padre.

Al ponerse delante de su casa, con la intención de entrar ignorando la nota, vio salir a su hermano y madre llorando, saliendo de casa con la caja detrás de ellos, directo al camino de la sepultación.

Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.—Dijo el cura que iba detrás de la caja, haciendo oración y todos respondiendo al unísono.

Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá.—Otra frase del cura, como consuelo a la familia, haciendo derramar más lágrimas a la pequeña Olivia.

Mientras ella lloraba al otro extremo de la calle oía al cura, pudo ver como su cuñada llevaba la fotografía de su padre dónde lucía feliz, vivo, dónde todos podrían creer que iría al paraíso.
El mundo jamás se enteró del monstruo que era, pero no era lo que ahora le importaba, sino su misma existencia ante Dios
—¿Acaso Dios, es tan bueno? ¿Qué va a perdonar mi infierno en vida? ¿El arder de mi alma en el mundo terrenal?
"Perdonad nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden"
Para qué hacerlo, si después de estar en el purgatorio iría al reino de los cielos.

Su madre y hermano voltearon hacia ella, con coraje y lágrimas en su rostro, su hermano casi se dirige hacia ella con la intención de ir a golpearla pero su madre lo tomó del brazo para seguir con el camino a la despedida eterna.

El carro se puso delante de Olivia, sintió ese escalofrío, respiro profundo y Ana regreso, miró todo el lugar, se limpió las lágrimas y entró al carro .

El hombre miró por el espejo ,viendo como sonreía y incluso su rostro no se notaba triste, como si no hubiera llorado, no entendiendo su estado anímico.

—¿¡Qué esperas joder?! ¡Se nos hará tarde para el tren!—Dijo grosera e insistente Ana.

★...★...★...★...★...★...★....

—¿De verdad no quieres ir a la escuela?—Su amiga negó nerviosa—.Esta bien, hay que prepararnos, hoy es día de cosecha, pero mañana, si irás ¡No puedes hacer esto cada vez que estés mal

Yatzil la esperaba, sentada en la cama mientras Olivia se ocultaba en un cuartito de la habitación para poder vestirse.

—Y creo.—Inicio temerosa Olivia.

—¿Qué?—Quiso que continuará.

—Es que, no estoy segura...

—¿Qué? ¡Me estás asustando!

—Creo que me acosté con Ujo'.—Dijo de golpe para salir ya vestida y ver la cara de sorpresa de su amiga.

—Es broma ¿No?

—No sé, no recuerdo nada, solo, lo vi desnudo junto a mi.

—¿Tampoco recuerdas eso?—Olivia negó confundida para tomar su bandolera del tocador.

—Vale, hay que irnos.

Salieron de casa, aún platicando, Yatzil solo tratando de mantener tranquila a Olivia que no entendía todas las cosas que pasaron hace un día de las cuales no recuerda nada.

𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉

Namor nadaba tranquilo, viendo a toda su ciudad en movimiento, todos saludándole y trabajando también, todos con una sonrisa para su Rey.

Los preparativos para el día de la creación ya habían empezado.
Baile.
Espectáculo.
Comida.
Música.
De todo un poco, ese día era la celebración más grande del año y no la dejarían pasar en blanco aún cuando las cosas en Talokan no fueran de lo más lindo, ni para Namor tampoco.

Ahora iría a atender algún inconveniente, pero antes, iría a ver a Mactzil.
Llegó al laboratorio donde todos trabajaban, no perdiendo segundos.
Se dirigió al área de sanación y lo único que vio fue un herido no ha Mactzil, se volteo viendo a una enfermera.

—¿Mactzil?—Preguntó por ella mientras la mujer avanzaba hacia el herido y Namor la seguía.

—Bin in máako', tu ya'alaj ka iría jump'éel k'iino'ob ti' u lu'umil Itzayana=Se fue mi señor, dijo que iría unos días al reino de Itzayana.—Le explicó mientras hacía un curación en el estómago de la mujer en cama.

—Ba'ale' je'el bix kutal=¿Pero cómo se siente?—Preguntó al instante.

—Yutstal ti' jump'éel xanab k'iino'ob u x-oron yéetel ma'alob ma' úuch nuktakil=Mejoró, en un par de días su muñeca estará bien, no pasó a mayores.—Volteo a él un segundo.

—Yéetel máax biin máax le loobitubaj beyo'. Wa bin máax le peetlu'umo' ma' jach páajtal u k traicionen bey=¿Y quién fue quién la hirió así? Si fue alguien de la isla no es posible que nos traicionen así.—Namor molestó.

No era que le preocupara tanto Mactzil, sí no quien se lo hizo, porque si fue alguien de la isla, habría problemas.

—Bin le ko'olelo' Olivia=Fue la señora Olivia.—Termino de decir viendo como Namor se sorprendió—.Ba'al asab in máako'=¿Algo más mi señor?

Namor negó solo una vez, no creyendo que Olivia hiciese algo así.

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Mactzil había salido desde muy temprano hacia el reino de Itzayana.
Iba en una nave siendo así por su cansancio corporal y para recortar el transcurso hacia allá.

La humillación que había resivido la había afectado y al menos unos días quería estar fuera de Talokan.
Pero ahora, otro deseo de venganza nacía en ella y también de preocupación hacía su pueblo.
Le preocupaba ver esos barcos cada vez más presentes, le preocupaba las acciones de Namor, empezaba a creer que el apoyo hacia la isla de la superficie fue todo un error que merecían saberlo los gobernadores.

Llegó al reino, un poco más pequeño que Talokan pero bello.
Al ser menos las personas en ese lugar estaban más escondidos de la vista marina, siendo ocultos por un enorme acantilado y con ayuda de tecnología, invisibles.

Al llegar ese camuflaje se abrió dejándole ver la ciudad, su nave la dejo a las orillas de la ciudad y fue recibida muy bien por unos soldados que la guiaron hacia Itzayana.

Mactzil al ser pareja de Namor por mucho tiempo, se había ganado la confianza de todos, incluso de los gobernadores que ya la consideraban reina y mujer de Namor.
Así que Itzayana era su amiga, un día también Zacil hasta que se enteró que se metía con Namor.

El castillo de Itzayana era una hermosa pirámide que también hacía el papel de centro ceremonial.
Entró a una habitación de la pirámide, que daba vista a la ciudad y tenía un montón de decoración al tallado de piedra, fue interrumpida por el entrar de Itza que tenía un gran vestido azul que hacían juego con su piel y ojos claros, con joyas que bailaban con el agua.

—U je'el bix t'aane' yaantal a way Mactzil=Que gusto tenerte aquí Mactzil.—Se acercó a ella tomando sus manos y viendo el cabestrillo en su brazo—Ba'ax úuch ti' teecho'=¿Qué te sucedió?

Mactzil apenada negó.
—Mixba'al Páaybe'en, jach jats'uts a=Nada importante, estás muy bella.

—Ma' asab u teech=No más que tú.—La halago tomando su mano para dirigirse a la ventana—Teech bey táan noj ti', ki'ichpam, ba'ax a k'áat=Eres cómo está ciudad, hermosa y que te quiere.

—Bey xan u k'áat=También la quiero.—Viendo todo—.Le beetike' in taan waye' jump'éel k'iino'ob=Por eso me quedaré unos días.—Volteó a verla buscando permiso.

—Le k'áat, teech ma'alob querida waye'=Los que quieras, eres bien querida aquí.—Se alejó yendo a su asiento de coral en medio de la habitación.

—Yaan in xook teech ba'al Itza=Tengo que contarte algo Itza.—Empezó para seguirla y sentarse delante de ella con un asiento de roca.

—Ba'ax a k'áat florecita=Lo que quieras florecita.—Dijo linda para tronar sus dedos.

Mactzil iba a hablar cuando unas mujeres entraron dejando fruta para ambas y la gobernadora tomará una manzana para escucharla.

—Jach yóok'ol Namor, in wa'alike' u k táan u ts'áajik ti' talamilo'ob=Es sobre Namor, creó que nos está poniendo en peligro.—Sentenció mirando firme.

—U'uy ma'alob ba'ax ka wa'alik Mactzil=Oyé bien lo que dices Mactzil.—Se puso sería la gobernadora—Táan a t'aan u a ajawo'=Estas hablando de tu Rey.

—Bey le, ba'ale' in wa'alike' u ts'o'ok k'uchul ti' jump'éel lu'umo' sajbe'en yéetel le u ka'anal=Así es, pero creo que ha llegado a un terreno peligroso con los de arriba.—Como verdadera lider dijo, mirando los ojos océano de la mujer albina.

El Namor de este tiempo, si odiaba a la gente de la superficie, pero solo la que repetía las acciones de hace cinco siglos, los que robaban, conquistaban, mataban, nada que ver con esa isla llena de unión y amor que Namor antes de vez en cuando veía en las noches.
Nada que ver con Olivia que a vista de él era buena con su gente.
Eso fue antes de todo.

—In wa'alike' mina'an ba'alo'ob kuxlaken Mactzil=Creo que no hay razones suficientes Mactzil.—Terminó la gobernadora después de escuchar toda la historia—.Yéetel k yuum yéetel ajawo' Kukulkan ba'ax K'a'abet k creer ti' u decisiones u le bey yuum le leti'e', k'ajolo'on=Y es nuestro rey y Dios K'ukulk'an, tenemos que creer en sus decisiones que él como Dios las conoce.

—Ba'ale=Pero...—Intervino Mactzil molesta por la situación.

—Ba'ale=Pero...—Prosiguió—Yaan u yaantal wu'uyik, wa ba'al asab je'el bix le ba'ala' tuukul a, K'a'abet k t'aan bey póopil u amal kaajil Talokan, ka' jo'op' le je'ela' ku p'áatal ichil To'one'=Hay que estar escuchando, si algo más como esto ocurre, tendremos que hablar como autoridad de cada ciudad de Talokan, mientras, esto se queda entre nosotras.

—Sí señora.—Asintió rendida Mactzil.

𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉

Estaba Olivia entre las milpas recolectando, metiendo cada elote a su bolsa hecha por hojas de elote ya secas así usando cada recurso de la naturaleza.

Yatzil estaba con ella, apuradas en lo que hacían a la luz del sol fuerte que apenas les cubrían las altas palmeras de dos metros.

Cuando de repente llegaron unas mujeres con dos bolsas amarradas a su cintura repartiendo comida.
Les dieron una manzana y palanqueta.

—Vamos a comer que ya me cansé.—Dijo Yatzil después de las dos recibir la comida.

Se sentaron en la arena, junto al mar tranquilo de esa ya tarde, Yatzil comía solo la manzana estirada en la arena quitándose el respirador cada que necesitaba.
Olivia dio una mordida a su manzana y con curiosidad también a la palanqueta que tenía pepita de calabaza, cacahuate, pasas y amaranto, quedó encantada con el sabor dulce y ácido al estar juntos, comía maravillada, con antojó que se lo comió rápido.

—Esto sabe, divino.—Enamorada del sabor.

Pero mientras comía no se evitó pensar ¿Acaso este es un antojo de embarazo?
No dejaba de pensar en eso, en un posible heredero para Talokan y entre más lo pensaba más segura estaba de si decirle a Namor sobre que esperaba un hijo de él aunque ya no estuvieran juntos.

Después de un rato de estar ahí descansando pasaron dando también tunas ya peladas listas para comer, con un verde hermoso.

—Esta fruta jamás la había visto.—Dijo Olivia viéndola detenidamente.

—Es muy dulce y tiene muchas semillas en ella, prueba, es deliciosa.

Olivia la mordió sintiendo las semillas en su boca junto con la rica pulpa, muy jugosa que se derramó de su boca.

—Hay un nombre muy bonito que un día se lo escuché a un soldado de un reino vecino.—Empezó a contar Yatzil al comer la tuna—.Tenoch

—Tenoch.—Repitió como saboreando el nombre—.Me gusta, es bonito,pero ¿Qué significa?

—Tuna de piedra en honor al último cuauhtlahtoani "el que habla como águila" de la cultura Mexica, lengua náhuatl, no es nombre perteneciente a esta cultura, pero es bonito, así quería ponerle mi mamá a mi hijo.—Termino de contar y comer parándose de la arena.

Olivia subió la vista a ella y la siguió, le pareció un nombre muy bonito
—Tal vez así se llame mi hijo.—Pensó.

Regresaron a sus actividades al campo después del descanso, está vez cortando manzanas.

—Al rato hay que hacer dulce de manzana, a mí me sale riquísimo.—Yatzil echando manzanas a la canasta.

De repente se empezaron a escuchar pláticas y risas más al fondo del pasillo lleno de árbol de manzana, solo era uno pero se sacaba lo suficiente.

—¡Vamos a oír!—Levantándose Yatzil al ver qué otras mujeres también iban hacia allá.

Olivia corrió detrás de ella llegando al extremo del pasillo, viendo a una mujer sentada platicando con todas.

—Ts'o'ok u want asab, ts'o'ok ta wilaj u sak=¡Ya! ¿Para qué esperas más? Viste de blanco ya.—Dijo una mujer de avanzada edad.

—Ma', láayli' ma', ma'alob k pa'atik máan u k'iin u sukbenilo'ob, ts'o'ok ma' ku ts'aik to'on k'iin=No, aún no, mejor esperamos a pasar el día de la creación, ya no nos da tiempo.-La mujer penosa.

—Tuláakal a paklan waye', ts'o'ok casense utia'al u bin u ts'o'okol ka'a yanak paalal=Todas te ayudamos aquí, ya casense para que al fin tengan hijos.—Agrego una mujer más joven.

—Tuláakal waye' taak k, cha'ano', ts'o'okol beelo' yéetel wilech vestida sak=Todas aquí queremos, fiesta, boda y verte vestida de blanco.—Aportó Yatzil para la mujer reír feliz.

—Yantalto'on Líik'en ch'úupalo'=Aver levantate jovencita.—Dijo una de las mujeres.

La muchacha se levantó penosa para que la mujer pusiera las manos en su cintura y enredó los brazos en esta.

—Chéen ch'a'abil ti' jump'éel k'iino'ob teech a nook'e' x-ba'al=Fácil en unos días te tengo tu vestido de novia.—Sentenció.

—Teene' je'el in meentik le "pastel", yéetel áantaj=Yo puedo hacer el pastel.—Propuso Olivia con pena.

—Túun=¿Entonces?—Espero la respuesta, viendo ya convencida a la próxima novia.

—Wa=Si.—Dijo feliz riendo—Ya'ab níib óolal=Muchas gracias.

—Ka naj ti' Kanp'éel k'iin=¡Te casas en cuatro días!—Celebraron todas.

Los colores del atardecer llegaron para todos regresar al mar a su descanso esperado después de un largo día en el trabajo.

Ambas amigas se quedaron en la isla para preparar el dulce de manzana con las que les tocaban para tener un poco en casa, limpiaron estás para ponerlas al fuego producido por madera del capulín y después agregar suficiente azúcar y echarle canela y piloncillo.

—Te diría que para hacer menor el tiempo entrenamos pero me da miedo que me mates.—Bromeo Yatzil recargada en la mesa de concreto en medio de la cocina al aire libre.

—Prometo que no lo haré.—Rio incómoda aún sin recordar nada.

Corrieron ambas a el centro de piedra caliza, mismo donde Namor y Kaknab se habían enfrentado aquel día, había un mira estrellas y la estatua de la Diosa Ixchel, bella como la luna.

—Sin lanza, amo mi vida.—Volvió a bromear.

Lo cierto era que aunque Fátima fuera buena, Yatzil era mucho mejor, empezó a recibir entrenamiento desde muy niña y es la guerrera más importante de Talokan, todos le temían aunque en realidad fuera muy linda y tierna con todos.

La piedra era blanca que si hiciera sol deslumbraba todo, era fría al contacto con sus pies y con algunas figuras talladas a piedra.

Ambas se pusieron a posición mientras el sol ya quedaba en el olvido dándole paso a la luna que en el cielo comenzaba a notarse con una gran estrella a su lado, se veían en el cielo aves que iban hacia la isla en regreso a su hogar.
Era una tarde bella.

Cada una se fue acercando para quedar cerca con las manos levantadas como si fuera box, pero solo se defendían de cualquier golpe.

Olivia sintió su cambió, dándole paso a Fátima que al mirar al frente supo que tenía que pelear, estiró su brazo a ella en busca de un golpe pero Yatzil lo esquivo.

—Esto se llama box.—Presumió Fátima.

—Esto se llama ¡Ya verás!—Burlona.

Entonces Yatzil paso su pie debajo de los de Fátima así tirándola al suelo, ella cayó para ahora ella atrapar los pies de su contrincante y ambas en el suelo.

Fátima se levantó primero yendo hacia el cuerpo de Yatzil aún en el suelo pero al querer echarse sobre ella alguien la tomó de la cintura jalandola lejos mientras pataleaba.

Las grandes manos de Namor la agarraron para que él enredara sus brazos alrededor de su cintura alejándola.

—¡Sueltame, joder!—Gritó enojada pataleando.

—¿Qué haces aquí Namor?—Se levantó al instante Yatzil viendo como la tenía en manos.

—Necesito, hablar con ella ¿Te puedes ir?—Con voz amable mientras aún la tenía pataleando sin molestarle eso.

—¿Me preguntaste si yo quería hablar contigo?—Grosera aún Fátima para él soltarla.

Al voltear a verlo, su rostro solo se centraba él a ella y Ana fue la que llegó al verlo.

—Yo me voy.—Comenzando a irse con pasos largos.

Yatzil vio cómo se iba para meterse entre los cultivos y Namor la siguió aunque ella no lo viera.

—¿Quieres dejarme? ¿Qué las cosas no quedaron claras?—Se volteó a él para estar cerca de ella.

—¿Cómo estás? Tus golpes.—Señaló su nariz aún un poco inflamada.

—Esta bien ¿Cómo te enteraste?—Esquiva.

—Vi cómo quedó la otra.—Dijo gracioso acercándose a ella.

—¡Quédate ahí! No te me acerques.—Se negó señalando dónde él estaba y él regresando.

—¿Por qué lo hiciste Olivia?—Ella no le respondió solo presionaba fuerte el hilo de su bolsa por sus nervios al estar cerca de él—¿Por qué regresaste tarde la noche de ayer?

—Así que si has estado vigilándome.—Se cruzó de brazos aún lejos de él, acusandolo.

—Y sigo perdiéndome en ti cada que te veo.—Ana rio burlona pero Namor no lo hacía.

—Me cogí a otro ¿Te basta?—Dándose la media vuelta y dejándolo solo en medio de los árboles de mango.

A su lado pasó Yatzil con una olla cargando con ella el dulce ya listo.

—Fue con Ujo'.—Solo hacerlo enojar.

Namor sintió como el enojo subía a su razón, su facciones de hombre coqueto con Olivia desaparecieron al escuchar eso, volviéndose gruesas ante su enojo.
Los celos una vez más lo tomaban y sin el saber que hacer.

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Ambas amigas regresaron a casa, para Yatzil servir el dulce y comerlo con ella.

Ana lo probó sintiendo la necesidad de comerlo con pan, siendo un claro antojo de embarazo, pero lo ignoro para seguir comiendo.
Ella los conocía bien.

La noche ya estaba sobre ellas, con solo la poca luz que emitía el sol de Talokan pero que pronto se extinguirá anunciándose la noche que si en la superficie era oscuro en el mar era peor.

—Ay no soporto a Namor.—Dijo Yatzil tratando de iniciar una plática fluida ante la renuente Ana—¿Sabes que es lo mejor? Que siempre te cuidaste con él y su horrible plan...

—¿No funcionó? Ya cállate por favor Yatzil.—Grosera Ana para seguir comiendo.

—¿Ya no eres otra vez Olivia? Odio cuando te pones así.—Para levantarse de ahí e ir hacia la puerta abriendola—.Me buscas cuando seas otra vez Olivia, buenas noches.

La oscura noche de penumbra llegó a Talokan casi pareciendo que no existía en el mar, pero lo que si existía eran los pensamientos de Ana.

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Los años sobre Namor en su mente, a veces afectan no permitiéndole dormir para solo ver el techo durante la noche.

Que Olivia llegará a su vida fue "el regalo de los Dioses" del que su madre le habló, cambiando todo hasta su forma de pensar hacia los de la superficie.

Había más sonrisas, abrazos, besos, quería todo con ella, como morir por ella.

Las noches con ella eran cómodas, permitiéndole dormir, pero ahora sin ella eran difíciles, no solo por su cargo de conciencia también porque necesitaba su presencia, pero después de tratar mucho quedó dormido.

"Empezó a soñar, un sueño de esos que parecen aviso del destinó, de esos que parecen espejismos.

Era Olivia a lo lejos de su mirada, entre una infinidad de agua azul pero con esos detalles de luz que daba un verde.

Su cuerpo flotaba, vestida con un camisón blanco hasta sus rodillas, con su cabello suelto pero tranquilo casi permitiéndole ver su rostro, pero no por la distancia que los separaba .

Alrededor de su cuerpo había burbujas de aire que la hacían lucir bella, parecía un ángel en el agua, pero imposible porque por más que trataba de ir hacia ella no podía.

En eso ella estiró un poco su mano hacia su dirección como pidiendo que fuera hacia ella.

—Ayúdeme K'ukulk'an.—Con una voz entrecortada que producía escalofríos"

Despertó de golpe, respirando rápido ante su sueño, viéndose en su habitación.

Se levantó con la intención de ir con Olivia y ver que todo estuviera bien con ella.

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