XXXI . Rival

Advertencia⚠️⚠️
Tocaré un trastorno , grave y para nada fácil de tocar.
Previamente hubo investigación (si crees que estoy equivocada dime en privado) esto es solo hecho con fines de lectura, fantásticos y elemento de trama.
Recuerda que no hay nada como investigar por cuenta PROPIA.
Mi intención no es ofender o molestar a alguien, lamento mucho si sufres este transtorno.
















































Transtorno De Identidad Disociativo
Investigación

Frank Colombo

•Fragmenta tu persona, en dos o más.
Con diferentes edades, nombres, historias, personalidad y gustos

•Muchos dicen es un mecanismo de defensa ante experiencias traumáticas, mayormente en la niñez

•Muchas veces la "identidad dominante" es creada

•La persona real que creó estás identidades, no tienen idea de la existencia de otras personas en su cabeza

•Se cree que tiene apenas una igualdad a la epilepsia, por el comportamiento del cerebro ante esta

•Se le ha asociado a la "esquizofrenia" por el hecho de que estás personalidades (dicho así porque antes a este síndrome se le conoció como trastorno de personalidad múltiple) hablan en la mente del paciente, dejando pensamientos intrusos

•Es normal que a raíz de este trastorno se sufran otro tipo de problemas mentales y emocionales, tales como depresión, ansiedad, transtorno límite de la personalidad.































30 de Julio 1943

El día era hermoso, así lo consideraba ella, sintiéndose libre de ver el mundo después de días.

Estaba arreglándose el cabello, viéndolo hecho nudos y mal cuidado, Ana era demasiado perfeccionista y siempre cuidaba mucho su imagen personal y al verse así, se odio.

Se estaba pintando los labios, de un rojo fuerte que iluminaba su rostro, mientras se veía en el espejo tarareando alguna canción.
Pintarse los labios de un rojo intenso era algo que Olivia nunca acostumbraba a hacer.

Se sentía bella ante ese espejo, feliz, sintiéndose libre de ver la luz del mar o la poca que podía entrar.

La puerta fue tocada con urgencia interrumpiendola, fue corriendo a abrir, viendo a Yatzil para rodar los ojos.

—¿Qué quieres?—Entrando de nuevo a casa.

—¿Cómo qué que quiero? Tenemos que ir con Namor ¡¿Estas lista?!—Entró detrás de ella.

—¿Yo? ¿Ir con él? ¡Ni drogada!—Se sentó a verse de nuevo en el espejo.

Yatzil comenzó a sentir esa sensación de nuevo, no hablar con la Olivia dulce y comprensiva a la que se había acostumbrado, era literalmente con la que habló el primer día y que con solo su mirada la hacía sentir incómoda.

—¿Olivia?—Dijo con delicadeza.

—¡¿Cómo me dijiste?!—Con voz de enojo, entre dientes, como si su nombre no fuera ese, pero después cayó en cuenta que si lo era y su rostro cambió incluso asustando a Yatzil.

—¿Olivia?—Asustada acercándose a ella.

—¿Si?

—Te necesitamos, eres la única que puede salir del agua y respirar aire, necesitamos que hagas esto por todos.

Pero a ella le seguían importando muy poco lo mucho o poco que había formado Olivia con Talokan.

—Ellos no me quieren así que yo no los voy a ayudar, por mi, que se mueran de hambre.—Volviendo a ver su reflejó y cepillar su cabello.

—¿Olivia? ¿Estas bien?¿Qué paso?

Olivia estaba muy estresada, con las clases, el posible embarazo, la constante palabra "señora" recordándole así la humillación y traición que sufrió solo la obligaba a llorar y a sentirse peor y tener que ver otra vez a Namor, había estallado en la noche anterior.
Tuvo un ataque de ansiedad, una pelea con su mente para que "Ana" llegará.

Esa identidad de Olivia llamada "Ana" vino a darle un respiro a Olivia, pero sin quitar su irritable personalidad.





















1 de Julio,1933
10 años atrás

Fátima se encontraba en el comedor, con una taza de café enfrente de ella que humeaba y llevaba el aroma a café vivo, había extrañado su sabor y respirar.
Estaba descalza por haber caminado demasiado arreglando problemas legales, quería largarse en paz, no preocuparse por nada más que crecer como persona y empresaria. No sabía adónde se iría pero no era tema de problema por la fortuna que ya estaba a su nombre.

Su padre ese mismo día, a las 2:33 pm, había muerto o más bien, lo había matado, viéndolo agonizar hasta morir. Estuvo viendo como espuma de su boca salía y trataba de maldecirla pero no pudo hacerle más daño ni con la boca.
Mientras la muerte se pintaba en los ojos de ese hombre también se dibujaba una sonrisa de complacencia en su rostro, era su señal de libertad.

Se oía el tik tak del reloj que marcaba las ocho de la noche. Estaba sola, con una tranquilidad en el pecho que no conocía, pero se sentía tan bien.

Se soltó su cabello café largo y lacio quitando la aguja que sostenía este. Metió los dedos entre él para masajear su cuero cabelludo soltando un suspiro pesado, llevo después las manos a sus hombros masajeando, sonreía.
Su tranquilidad fue interrumpida por el abrir fuerte y estrepitoso de la puerta de entrada que aunque estaba lejos del comedor, pudo escuchar eso y un tacón urgido.

Sabía que una pelea vendría, pero eso a Fátima le importaba muy poco, no era débil "No como Ana y Olivia, que siempre lloraban y nunca hicieron nada".

—¡Maldita perra! ¡¿Dónde estás?!—Gritó Anastasia con voz en lágrimas.

En unos momentos traerián el cuerpo de su padre para velarlo, para orar porque su alma encuentre luz, para que dentro de unas horas bebieran café en su honor.
Ya lo estaba haciendo ella, pero en celebración.

—Aquí estoy.—Con su voz seca de Fátima, con un acento Español apenas marcado.

Esa mujer y su hermano mayor se acercaban más al comedor con aún gritos y eso solo la hacía reír de gusto, de poder ver sus patéticas lágrimas para disfrutar cada una de ellas.

La mujer entró, empujando una silla de la mesa haciendo a Fátima reír apenas un poco.

—¡¿Tú fuiste, verdad, Olivia?!—Limpiándose las lágrimasm

—Yo fui ¿Qué?—Tranquila tomándo aún café.

—Tan bromista.—Agrego su hermano mayor, apretando la mandíbula, molesto.

—¡Tú lo mataste! ¡Tú me quitaste a mi marido! ¡Tú fuiste!—La señaló con su manicura rojo.

Ella no hizo más que levantarse de la mesa, dejando su tinto incompleto. Se apoyó con una mano a la mesa, mirando a esa mujer vestida de negro llorar y su hermano mayor, más alto que ambas, verla regañon, sonrió por ello.
Se puso en esa posición altanera y dominante mirándolos

—¿Tienes una puta prueba?—Preguntó alzando una ceja con seriedad.

—Se que fuiste tú ¡Tú siempre haz sido la causante de los problemas en esta casa!—La última palabra fue el punto de estallar su enojo para darle una cachetada a su hija.

Olivia reaccióno al golpe poniendo la mano sobre su mejilla. Su enojo durante todos esos años estaba acumulado y en ese momento cuál volcán lo estaba sacando.

—¡No vuelvas a golpearme! ¡¿Me entendiste bruja?! Que tú no supieras darle placer a tu marido jamás fue problema mío ¡¿Me escuchaste?!—Gritó delante de ella.

Fátima se había creado con un solo fin, proteger a Olivia, ser siempre la víctima de los abusos de su padre.
No solo estaba traumada, lastimada, con una tristeza inmensa en su corazón, también era una psicópata, que mató muchas veces, como primera vez su padre.
Sabía pelear, defenderse, siempre estaba para Olivia en ese tipo de situaciones, pero cuando no, se mantenía oculta en el cerebro de Olivia.

—Estás enferma Olivia—Negó la mujer llorando más.

—¡Cierra el puto orto!—Con ese acento para empujarla con fuerza haciéndola irse hacia atrás apenas controlando su cuerpo.

Su hermano, se puso delante de su hermana, fingiendo protección a su madre, pero era un cobarde que así como su madre le había hecho mucho daño.
Para eso fue creada Ana, para enfrentar a su hermano y madre de Olivia, para enfrentar los escenarios de estrés en toda la vida diaria de Olivia, como ahora en Talokan.

—¡¿Qué?! ¡¿Vas a golpearme idiota?!—Lo amenazó mirándolo con sonrisa lobuna, acomodando sus anillos con el fin de golpear.

—Ni siquiera creo que puedas contra mi, puta zorra.—La miró con desprecio su hermano, teniendo que agachar la cabeza para verla.

—Vete al diablo ¡Váyanse al diablo!—Para escupirle a la cara y ver su rostro de asco, soltando una risa, se agachó y tomó sus tacones. Salió de ahí.

Su madre y hermano la siguieron con la mirada para salir con ella del comedor.

—Estoy segura, que con la que ahora hablábamos, no es Olivia, no es mi hija ¡No mi dulce Olivia! ¡Es un demonio! ¡Hace mucho que no hablo con ella!—La mujer asustada, en gritos detrás de su hijo, mirando a su hija ponerse los tacones apoyada en el sillón—Ya no se cómo llamarte ¿Fátima? ¿Ana? Solo se que son demonios.

—Gracias, no teníamos nombres.—Se levantó del sillón tomando su bolso—.Me voy, no sé adónde pero me voy.

—Vete Olivia.—Ordenó su hermano, manteniendo a su madre detrás mientras la señalaba.

—Me voy a encargar, que ambos, se pudran en la puta y mierda pobreza. Los voy a ver, llorarme los pies.—Entre dientes les aviso, burlándose de ellos con solo decir eso, sin risas—.Vayan con el notario, tesorero, pasado mañana, les tendrá una increíble sorpresa, les aconsejo revisar bien sus bebidas.

Y se fue, ya había dejado todo preparado para despojarlos de todo, incluso de esa casa.

Su madre las bautizó, sus otras identidades tenían tanto en común y a la vez nada, nunca se bautizaron por tener tan poca autoestima se dejaban llamar Olivia aunque les molestará.

Fátima preparó y soluciono todo, todos pensarían que fue muerte natural.
Esta identidad de Olivia, era la más dañada, manipulativa, violenta, casi una psicópata porque solo eso había hecho en los años de su existencia.

Esta identidad decía tener 33 años y ser española, tenía un acento apenas marcado.
Esta personalidad, en su ser, tiene todo guardado, desde el primer abuso hasta al último así librando a Olivia de esos recuerdos traumantes siendo su armadura, Oli sabía lo que había pasado, era consciente que fue violada por su padre solo que en su mente ya no tenía las veces que había sucedido, no recordaba ¿Qué? ¿Cómo? Y solo recordaba los primeros episodios de abuso, porque apenas tres meses de iniciados estos, Fátima nació.
Olivia en ese entonces solo tenía alrededor de cinco años.

Solo a veces, en sueños, sabía que era lo que había pasado después de que el hombre cerraba la puerta y comenzaba a bajar la bragueta de sus pantalones de traje .

Fátima se ocultó de la sociedad años y años para dejar vivir a Ana y ambas seguir protegiendo a Olivia.

Así que si te cae mal Ana, Fátima es aún peor.















—¡Nada! Está bien, vamos joder.—Se levantó enojada, Ana.

Ambas nadaron hacia los aposentos de Namor calladas e incómodas.
Ana iba dejándola atrás, presumiendo que ya le era más fácil nadar y sus piernas eran más fuertes, todo gracias a la práctica de Olivia.

Al entrar, ambas vieron a Namor con dos soldados en la mesa revisando un mapa, hablando en maya, interesados en el tema que ni siquiera vieron a ambas mujeres.
Por alguna razón, aún desconocida para Namor, habían aumentado mucho los barcos y algunos, pasaban mucho tiempo en un mismo lugar.
Esto estaba preocupando mucho a Namor y tropas, tenían que protegerse más.

—K'ukulk'an.—Llamó Yatzil, esperando con Olivia, para tomarle la mano apoyándola en la situación incómoda.

Pero Ana grosera la quitó y se acercó al escritorio
Namor que levantó la vista viéndola dirigirse hacia él, encontrando el miel dulce de sus ojos; las facciones de Namor cambiaron a unas más tranquilas e incluso una sonrisa le dio, pero no era Olivia, así que ella rodó los ojos molesta.

—¿Qué necesitan?—Preguntó señalándole la salida a sus soldados.

Yatzil iba a empezar a hablar para también acercarse a la mesa junto a Olivia pero Ana la interrumpió.

—Nos querías aquí ¿No? Para rendir cuentas sobre nuevas semillas para la cosecha ¿O era otro maestro plan para tenerme aquí?—Lo acusó, había leído.

Él realmente no sabía que vendrían, se ilusionó cuando la vió, pero estaba tan molesta que incluso podía jurar que esa no era Olivia.

—Si ¡No! Ahora les entregó la lista de semillas.

El ambiente era incómodo y silencioso, realmente Ana tenía muchísimo coraje, con Namor, Howard, con todos y así los trataría.
Ella era la verdadera racista, insensible y narcisista.

Namor buscaba en su cajón junto a la cama para regresar y darle el papel a Olivia y ella la tomara con grosería para leer cada una de las semillas.
Junto con esta lista le dio una bolsa de tela, llena de dinero para comprar todo.

—Es todo lo que tienes que comprar, si me dejaras acompañarte para saber que todo esté bien.—Dijo sin interrupciones y apoyándose en la mesa para estar más cerca de Olivia.

—No, claro que no, está bien, cualquier otro me va a acompañar.—Presumida para ponerle celoso, guardando la lista y dinero en su bandolera.

—Ten mucho cuidado.—Tono dulce.

—¿Quieres mi mano? Si, que mejor consejo que ese.—Lo miró a sus ojos chocolate sin sentir nada.

—Procura que nadie te siga de regreso, te vea salir del mar o algo así y ten mucho cuidado, a veces la gente de la superficie es un tanto, cómplicada.

—Claro, si quieres puedes mandar a alguien que me acompañe y vigile, como estoy segura lo has hecho toda esta semana.

Era algo cierto.
La libreta que siempre usaba Olivia, aparte de llenarla de anotaciones sin sentido o dibujos, también era su diario; para que así, Ana, Fátima o Olivia se guiarán ante su fraccionada memoria.
Y eso le había relatado Olivia a Ana.
La dulce Olivia, había dejado de escribir su diario ya que de la noche a la mañana sus "problemas de memoria" habían desaparecido, pero sabía ella que si se sentía mal, estos volvían a pasar.

—Solo cuídate mucho.—Ana no asintió, no hizo ningún gesto, dio media vuelta y salió junto con Yatzil.

Salieron de los aposentos de Namor de los cuales casi se podía ver toda la ciudad que ya estaba en movimiento con sus actividades diarias y era adornada por peces de colores y la infraestructura, iluminada con el sol de Talokan.

Nadaban aprisa, evitando las distracciónes.

—En serio ¿Quién te va a acompañar?—A su lado Yatzil mientras nadaban aprisa.

—Ujo', pero si le digo su nombre seguro lo mata.—Bromeo ante el nulo recuerdo de lo que pasó con Kaknab, aúnque no supiera el porque de lo que hizo Namor.

Llegaron a la isla, después de unos minutos de nadar esa larga distancia que separaba a Talokan y a esa isla, lo hicieron un poco más rápido al meterse en esa alocada corriente marina.

—¿Segura que vas a estar bien?—Yatzil estaba preocupada por ella, su nuevo actuar no le parecía bueno.

Ana al ser como sus primeros días en la playa, en medio del mar el potente sol le molestó en la piel y ojos y al pisar la arena blanca no supo si le dio una sonrisa o incomodidad.

—Si, no te preocupes ¿Ya puedes irte?—Pidió no soportando un momento más con ella.

—Olivia? ¿Pasa algo?—Asustada para tomar las manos de su amiga.

Antes de que Ana respondiera fueron interrumpidas por Ujo' que estaba en la colina de arena ya preparado para partir, él ya había sido notificado por la jefa de cultivo.

—¡¿Ya estás lista Olivia?!—Saludandola, tenía un pantalón de tela blanca y una camisa de la misma tela con bordados hermosos color azul.

Ana volteo y vio a aquel hombre viendo lo atractivo que era.

—¡Dale moreno!—En casi susurro al verlo, con una sonrisa coqueta para él.

—¿Qué? Olivia—Preguntó detrás de ella Yatzil para tomarla del brazo queriendo tener de nuevo su atención.

Ana una vez más doblo los ojos harta de ese nombre, volteo hacia Yatzil.

—Lo único que te puedo decir es que no soy Olivia.—Soltando una risita al final—.Me voy.

Y Yatzil la vio irse caminando incluso de diferente manera a Olivia, estaba segura ya que no era ella pero no se encontraba explicación. Regresó al agua a sus actividades, con su preocupación constante de cómo sería ese día para la nueva Olivia que estaba tan vulnerable ante sus otras identidades.

—Ya tienen nuestras prendas hechas, nos vamos después de desayunar.—Explicó Ujo' caminando a su lado—.Corre a la casa de esa mujer, yo ahora te alcanzo.

—Si ¿Cuál casa?—El lugar era totalmente desconocido para ella así que tomó su mano antes de que se fuera.

-—¿Cómo que cuál? Ayer comimos con ella

Su mente siempre que cambiaba de rol era un rompecabezas infinito que no tenía ni pies ni cabeza.
Rara vez había pedazos de memoria que tuvieran sentido, pero eran fugaces.

—Si, lo olvide, te espero aquí.—Con su sonrisa coqueta.

Ana era un poco amable solo por una razón, Ujo' era atractivo y ella deseaba tenerlo, al final Olivia ya había gozado mucho con Namor y ella se había perdido tanto, de Talokan, de todo, si bien apenas y conocía un poco de ese mundo, no lo suficiente y se sentía extraña estar ahí.
Olivia sabía un poco de maya, Ana no y ese sería un problema.

Se quedó ahí esperando, viendo hacia arriba las copas de los árboles y palmeras con pájaros cantando, no pudo evitar una sonrisa, pero fue interrumpida por unos niños que llegaron corriendo hacia ella abrazándola de la cintura, quintandole apenas un poco su equilibrio.

No supo cómo reaccionar, solo recordó que era maestra y ellos seguro sus alumnos; apenas y correspondió al abrazo incómoda mientras le decían algo que ella para nada entendió, solo repetía "hola", puso ambas manos en los hombros de unos niños pero para alejarlos con delicadeza, tenía una cara de asco que no se acercó demasiado a ellos.
Muy morenos para su gusto.

—In ko'olelo' uk'ul=¡Mi señora a desayunar!—Asomada una mujer de su casa.

Ana se señaló mientras veía pasar a más personas de la aldea que desempeñan sus actividades diarias ahí.
La mujer que la llamó asintió y Ana quiso dirigirse hacia allá pero los niños aún la abrazaban.

—Tengo que irme, joder.—Empezando a quitar a los niños.

Pero había una niña más chiquita que apenas corría hacia a ella y dirigió sus manos para que la cargará, sus días después de cambiar también eran segundos de visiones, como si el pedazo de su cerebro que usa Olivia le estuviera lanzando todo lo necesario
Ana se dirigió a ella para solo darle un beso en la mejilla evitando ser grosera con aquella niña. Era la consentida de Namor.

Los niños la dejaron para ella entrar a esa humilde casa, de piedra aún fresca, de piso de tierra y pocas cosas, su mente cruel no le permitió no pensarlo y mucho menos no hacer muecas de desaprobación, pero comió rico, un pollo con alguna salsa que sabía muy bien. Después llegó Ujo' que comió junto a la familia y Ana.

Ujo' salió para que Ana se vistiera con ropa para ir a esa playa ya que ahí no estaban tan acostumbrados a ver a mujeres que mostraran la naturaleza de su cuerpo, se puso unos huaraches hechos ahí, un vestido rosa fuerte como el de una bugambilia con tejidos a mano por todos lados color amarillo, la mujer de ahí trenzo su cabello en dos, poniendo unos listones en las trenzas del mismo color del vestido, luciendo bella.

Salio de esa casa para encontrar a Ujo' apoyado en la pared, mirando el cielo libre de nubes.

—Vámonos.—Dijo coqueta y él no tuvo palabras al verla vestida así.

—Te ves, muy bella.—Hizo el halago para pasar un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Ana se atrevió y le dio un beso en la mejilla de él para ambos ir con Yamil después de ese pequeño coqueteó.
Ana solo caminaba, no sabía adónde iba y no conocía el lugar, era como si apenas hubiera llegado.

Olivia, jamás fue consciente de que otras dos personas vivían con ella, pero era consciente de que tenía problemas, solo que no sabía cuáles. Tenía esos "problemas de memoria" y con la gente.
Había cosas que ella ni siquiera recordaba aver hecho que tenía que pedir perdón por las acciones de sus contrarias.
Su vida era difícil, porque aún recordaba el llanto que tuvo al quitarle su lugar a Ana y ver qué se encontraba en un lugar desconocido en medio del mar.

En un principio, las apariciones de sus otras ella eran de vez en cuando, pero después fue siempre al grado de que Olivia solo estaba como adorno en los pensamientos de Ana.
Pero por alguna razón que Ana aún desconocía era
¿Por qué Olivia ya no las había necesitado?
¿Cómo
las había aprendido a controlar?
Y solo usaba a Fátima para pelear.
La respuesta más cliché y al mismo tiempo obvia, es que
¿Aquí era feliz?
¿No había estrés ?
¿Era amada?
¿No había que fingir?

Eso solo le daba coraje porque trataba de olvidar que ella junto con Olivia se enamoraron de Howard y ambas fueron engañadas y no amadas, cosa que ella pensaba había resultado igual con Namor, aunque está vez ella jamás estuvo enamorada del Dios y nunca le dio confianza se sentía verdaderamente ofendida y Olivia, ella se enamoraba de todos.

Llegaron a la casa de Yamil escuchando los llantos de su hija, la puerta estaba abierta así que con libertad entraron viéndola cambiar a la pequeña.

—Ya nos vamos Yamil ¿Segura que puedes con la escuela sola?—Dijo Ujo' después de ver un rato como batallaba con su hija.

—Si, no se preocupen, yo puedo, ustedes vayan con tranquilidad.—Para su hija jalar fuerte su cabello y soltar un gritito.

Ana no pudo más y estalló en risas groseras, para sentarse en una de las sillas de madera gastada y reír un poco más mientras ambos amigos la miraban.

—Ayy, perdón, es que, tú tuviste la culpa, de embarazarte tan pronto, parece que estoy viendo a una niña cuidar a otra.—Rio un poco más ignorando las veces que había interrumpido su embarazo.

Yamil dejo a su hija acostada y fue por una liga y así amarrar su cabello sin decir nada, sintiéndose apenada y ofendida.

Ujo' igual sentía extraño conversar con ella, podría casi jurar que no olía igual, ni siquiera el tono de su voz, el que ahora usaba era más agudo y burlesco.

—Si quieres Yami, nos podemos llevar a tu pequeña para que así puedas atender mejor la escuela.—Viendo patalear a la niña mientras ella se peinaba el cabello.

—No, está bien, creo que la dejaré con una de las mamás, si no seguirá llorando y yo no podré atenderla.—Apenada por la mirada de Olivia aún en ella.

Ana rodó los ojos aún sentada viendo como aún preparaba a la niña que mínimo ya había terminado con su llanto molestó.

—Bueno, nos vamos.—Se acercó Ujo' a ella y beso la mejilla de la morena.

—Tengan mucho cuidado.—Los despidió a ambos aún incómoda.

Caminaron al otro extremo de la playa, de la que muy a lo lejos se podía ver la tierra.
Iban caminando callados, sintiéndo ese caluroso día de verano.

Llegaron viendo una canoa pequeña, con remos,.para poder llegar, amarrada a un palo de palmera para que no se moviera.
Era de madera, pintada de un azul cielo hermoso.

—¿Y cómo está todo allá abajo?—Empezó la plática Ujo', para soltar la lancha y meter sus piernas al agua y empujarla.

Trato de recordar ella lo escrito en la libreta ya sabiendo lo que pasaría ese día, completo de confusión por no ser la misma, a las tres de la mañana leyó lo mucho o poco que había anotado Olivia.

—Mal, nos quedamos casi sin nada que comer, por ahora, solo se comerán algas.—Levantó los hombros y lo miró.

—Ya verás que todo irá bien para Talokan.—Con una sonrisa.

—Y para la aldea también.

Él empujó la canoa al agua y Ana metió sus pies en huaraches al mar levantando su vestido para no mojarlo y se metió a la lancha, seguido él también.

Ya estaban en el agua, acompañados del movimiento dulce del mar, él era el único que remaba ella solo veía el mar y como cada vez más estaban cerca de la costa que se veía con gente disfrutando del mar.

—¿Cómo se llama está playa?—Dijo metiendo sus dedos al agua.

—No tiene nombre, también está alejado de la superficie, por así decirlo.

Mientras Ana metía los dedos al agua por una extraña razón peces se acercaron a sus dedos, danzando con ellos, sonrió y miró el agua que apenas y le permitía ver a esas pequeñas criaturas.

—Algo te paso desde hace uno días y no me has querido decir.—Indago una vez más Ujo' sacándola de su trance.

—¡Joder, nada! ¡Solo estoy estresada!—Gritó queriendo no recordar.

—Esta bien, bien, solo, me preocupas.—Dijo remando aún con tranquilidad para desviar la vista al infinito mar.

—¿Te preocupó? Hee.—Coqueta, levantándose a gatas de su asiento—¿Qué tanto?

Ujo' volteo hacia ella viéndola acercarse a él con cautela, como un gato a su presa.
Ella puso las manos en las caderas de Ujo' y acercó su rostro al de él para besarlo, un beso lento, mojado que hacía ruido, deseaba tocarla pero sostenía los remos.
Movían sus labios lento, Ana rozó su lengua con la de él para dirigir sus manos al bulto de Ujo' que aún dormía.

—Olivia, tenemos que llegar.—Él cortando el beso alejando su rostro, tratando de dejarle claro que no quería que lo tocará.

—Bien, será después.—Le dio un besito más y se alejó de él para sentarse de nuevo.

Él seguía sin entender, ya que ella ni siquiera le había dado señales de que lo aceptará y sabía bien de la relación entre K'ukulk'an y Olivia. Pero le atraía ella por su rareza y lo que le pertenecia al Rey.
La miró un momento sin hacer nada.

—¿Dijiste que teníamos que llegar no?—Con ese tono irritado al ser rechazada.

—Si.—Salió de su trance y volvió a remar.

Llegaron a la arena de la playa, fueron tiernamente empujados por las olas que los hicieron llegar más rápido.
Ujo' salió del agua para jalar la canoa y así asegurarse de que no se iría, amarrandola también para tenerla ahí.

—¿Puedes bajar Olivia?—Ella rodó los ojos y lo hizo.

Así era Ana, siempre quería que hicieran todo por ella y le molestaba que la mandarán o quitarán, era grosera.

Sacaron las bolsas de tela que les dieron y caminaron calles arriba para llegar a un mercado de esa pequeña sociedad Maya, que tenía todavía un más pequeño territorio que la isla.

—¿Vienes siempre aquí?—Volteando a verlo.

—Si, suelen mandarme siempre aquí por las cosas que se necesitan.—Explicó viendo a lo lejos el mercado.

Ella se acercó más a él y tomó su mano, enredando los dedos, no la quitó pero nervioso se portó, aún así caminaron así juntos.
Todos los miraban, con extrañeza, no sólo porque él siempre venía solo sino también porque venía con alguien de piel blanca.

Estuvieron comprando todas las semillas, algunas aún les faltaba la preparación como ponerlas a secar pero las compraron siendo que se necesitaban.
Compraron pepita de calabaza, mazorca, semilla de manzana y un montón de semillas más, todo lo iba cargando Ujo' con el sudor en su frente y él teniendo que comunicarse con todos.
—Habría sido mejor venir solo.—Pensó.

—¿Quieres una agua fresca?—Él cansado de cargar, para dejarlas tres bolsas en el piso.

—Si.—Dijo parando ya que ella iba delante de él.

—Corre a comprar y una para mí también.—Sacando unas monedas de su bolsillo delantero del pantalón.

—Corre tú, yo te espero.—Para seguir caminando y dejar al cansado hombre atrás.

El tuvo que llevar las bolsas para ir por las aguas, casándose más, fue con los vasos hacia Olivia para dárselos en mano para regresar por las bolsas.
Era tan grosera que no pudo evitar soltar risitas por lo cansado que se veía.

Estaban sentados junto a un árbol que le daba la perfecta sombra para su descanso a Ujo'.
Ambos ahí sintiéndo el aire de los árboles y los diferentes olores que otorga el tianguis.

—Estoy cansado.—Se quejó pasando una mano en su frente, quitando la capa de sudor.

—Pobrecito.—Poniendo un puchero para besar su mejilla—.Si tú me dejas, puedo recompensarte al llegar a la isla.—Rio y él la miró atónito.

No era que no le gustará, en realidad era lo contrario pero el sabía que no era Olivia, lo sentía con solo ver sus ojos y en segunda, estaba comprometida con K'ukulk'an y no quería problemas así que solo la alejó tomándola de los brazos.

—¿En serio me rechazas?—Aún tranquila para meter los dedos en el cabello de su nuca provocándole.

—Ya Olivia.—O no podría parar. Quitó también su mano que enredaba en los rizos de su cabello.

—¿Sabías que nunca, nadie, me había rechazado?—Se acercó de nuevo para besar su mejilla pero está vez cerca de sus labios, en la comisura de ellos.

—¡Ya por favor!—La quitó con fuerza tomando sus brazos apretando, viéndola aún con una sonrisa mientras tomaba su vaso.

—Finges muy bien diciendo que no quieres.—Rio un poco volviendo a beber.

Ambos estuvieron callados, viendo el movimiento de la gente que compraba y se iba, a los niños que jugaban felices.
Ella cruzada de piernas, probando la pulpa en esa agua de mango fresca que le provocaba esa sensación de saliva en su boca.

Se puso a pensar en ese momento
¿Ella era menos?
¿Solo a Olivia la aman?
¿Solo a ella la desean?
¿Tenía que cambiar su personalidad? Y es que a lo largo de su existencia leía los pocos escritos de Olivia donde todos parecían tratarla bien, sonreírle y era algo que a ella no le pasaba.

—Hay que irnos ya Olivia.—Dijo molesto Ujo' para levantarse de su lugar y llevar los vasos a regresar.

Allí basura no había, eran más responsables con la naturaleza, había temor ante sus Dioses.
El lugar a simple vista era muy limpio y daba la vista de un lindo y tranquilo pueblo.

Regreso con ella para cargar sus bolsas y caminar, ella no se levantó, realmente se molestó aunque en primera instancia no lo mostró.

—¡Nos vamos!—Le gritó ya habiendola dejado atrás.

Ella corrió hacia él y lo siguió hasta la playa, callados ambos, eran normales los silencios con esa personalidad, silencios totalmente incómodos.
El fuerte sol de dos de la tarde sobre ellos quemaba las cabezas de ambos y su vista la molestaba.
Era como si el sol estuviera enojado.

Subieron a la canoa, mojando sus pies en huaraches, está vez Ana tuvo que ayudar porqué las olas no les permitían avanzar, pero apenas pérdidas las olas ella dejó de ayudar y miro el infinito mar.

—¿Y cómo van las preparaciones para el día de la creación?—Ujo' con tono de disculpa por haberla tratado así.

—¿Dia de la creación? No sé de qué me hablas.—Por fin mirándolo pero indiferente.

—Es una celebración que se hace para los Dioses como el Corazón del cielo y otras seis deidades incluyendo la Serpiente Emplumada, K'ukulk'an.—Dijo captando la atención de Ana—.Querían crear seres humanos con corazones y mentes que pudieran "Llevar la cuenta de los días ". Sus primeros intentos fracasaron al intentar con diferentes materias como tierra, barro, pero lo lograron usando maíz blanco y amarillo que podían hablar, trabajar, amar, muchas cosas más.
Esto fue un 13 de agosto, de acuerdo a el nuevo calendario.

—Ah, no, no sabía.—Ya sin interés.

—Pensé que K'ukulk'an te había dicho.—Ella hizo un gesto molesto regresando la cara al mar.

Siguieron en la canoa, viendo como gaviotas volaban y el sol estaba en su alto punto iluminando el mar y la arena blanca de Yucatán.
Se sentía esa brisa salada y fresca en su rostro, que ha cualquiera le arranca una sonrisa.
Llegaron con las olas empujando la canoa, para salir tranquilos pero oyendo a lo lejos gritos, aplausos.

—¿Qué joder pasará?—Ana saliendo de la balsa y ayudar a jalarla.

—No sé, ahorita vamos a ver.—Ujo' comenzo a amarrar el transporte de nuevo pero al voltear hacia Olivia solo la vio correr aldea dentro.

Ana llegó corriendo viendo cómo la gente hacia un círculo y celebraba con aplausos y gritos bajo de la potente luz del sol.
Ella entró entre la gente para por fin ver a Mactzil, con un hombre bajo de ella, lo mantenía quieto con una rodilla en su espalda y las manos del hombre en su espalda sostenidas por ella.
El hombre se quejaba y era obvio que él se rendiría y ella ganaría.

Ana entonces se sujetó el cabello que llevaba en dos trenzas con los listones que llevaba, quitó de sus pies esos huaraches que ya le parecían incómodos, se quitó el vestido solo quedando en un blumer blanco de esa tela especial, con bordado azul y dejando una camisa blanca nada arreglada que hacía el papel de cubrir sus senos, todo esto lo hacía en medio de la gente.
Salió de entre ella para encontrar a Ujo' corriendo hacia allí.

—Tráeme mi lanza.—Pidió terminando de amarrar su cabello.

—¿Para qué?—Confundido la miro para después tratar de ver el espectáculo.

—Peleare con la zorra de ahí ¡Anda corre!—Señalo primero y después insistió, él no reprochó más.

Así como en la isla de cultivo de Talokan, sus armas las tenían enterradas en la arena.
Ana se alejó apenas un poco de la gente para que un ataque de pánico viniera a ella invadiendo la confianza que hace unos momentos tenía.

—¿Me escuchas Fátima? ¿Puedes hacerlo?—A su amiga creyendo que podría escucharla, sabiendo que existía—¡Ven! ¡Haznos ganar!

Le hablaba a esa mujer peligrosa, pidiéndole la seguridad que Ana ya había perdido y que Olivia jamás tendría, le hablaba en susurros, con las manos temblando.

Ujo' regresó corriendo, con el arma en manos.

—¿Estás segura que podrás hacerlo?—Él asustado, alejando un poco el arma de las manos de Ana.

Ella no le contesto, se acercó y le arrebató la lanza para una vez más meterse entre la gente, está vez todos la escucharon y vieron, sintiendo como el filo del arma los hacía aún lado, se hizo ver ante Mactzil que daba vueltas en esa tierra, ya cansada y sudada mientras el cuerpo del hombre era retirado.

—¿Viniste a retar?—Aún Ana, sintiendo como su cabeza parecía que le apretaban—.Y se bien a quien.

—No eres rival.—Se burló de ella, tirando al suelo el arma, dando por finalizado su reto ahí.

Ana se fue, dándole paso a Fátima que como si fuera su primer día en la tierra dio un respiro profundo, miró el cielo azul he iluminado y vio las personas que miraban a ambas sabiendo a qué venía.

—¿De verdad lo crees?—Para seguir su camino y meterse en ese círculo que la gente había creado—.Oh ¿Me tienes miedo?

—Cualquiera le teme a una asesina.—Fatima solo rio sintiendo placer al escuchar lo ya hecho hace diez años.

Ana y Fátima siempre discutían en la mente de Olivia, haciéndola creer cosas, dándole consejos, justo ahora, las que realmente querían pelear con Mactzil eran ellas, Olivia estaba tan lastimada que se sentía tan débil y poca cosa junto a Mactzil que ni siquiera pensaba en ganar.

Ambas tenían sus armas, que tomaban con coraje y fuerza para en cualquier momento utilizarlas.
Las porras, gritos y aplausos las incitaban a empezar.

—Jats'uts=¿Bonita?—Se burló con una tenue risa rompiendo su paciencia.

La pelea empezó, ambas usándo su velocidad; Fátima corrió hacia ella y Mactzil fingió hacer lo mismo, para entonces tomar la cabeza de Fátima y estrellarla en el piso.

El ruido para ambas ahí no existía, solo su coraje, ni los aplausos, gritos y porras estaban.

Fátima apoyó su cara en la arena, ensuciando su nariz de la que ya nacía sangre, llenándose así de arena.
Se levantó con la fuerza de sus brazos, pasó su brazo por su nariz así limpiándose la sangre y dedicarle una sonrisa a su contrincante.

Mactzil no era la mejor guerrera, pero todos en Talokan tenían aunque sea un poco de aprendizaje en combate, llevaban la sangre de Dioses y guerreros excepcionales así que con su lanza, presumió como la podía manejar en el aire, pero eso la distrajo y
Fátima encontró la oportunidad para correr hacia ella y tomar su cuerpo pasandolo hacia su espalda para así tirarlo al suelo.
Se regresó a ella pero Mactzil no la dejó ponerse sobre de ella poniendo un pie en su estómago.

Ambas tiradas en el suelo, en diferentes lugares , Mactzil tomo un suspiro y se levantó, tomó su lanza y se dirigió a Fátima que recuperaba su respiración.

—No me dijiste ¿Quieres que te humille o buscas la muerte?—Cansada, con la lanza poniéndola en su cuello.

—La muerte.

Tomó con su mano derecha la lanza para alzarla con fuerza hacia el rostro de Mactzil pegando en su mandíbula y asi después llevar hacía abajo la lanza y levantar su cuerpo guiando el cuerpo de Mactzil hacia el piso que se golpeó su respirador estrellandolo apenas un poco.
Fátima se quedó a su lado aún en el suelo para con velocidad subirse encima de ella que estaba boca abajo, tomar su lanza y cortar su cabello desde la nuca.

Miro a todos a su alrededor, festejando, teniendo la trenza de Mactzil en su mano.
Ujo' sabía que la que peleaba con él no era Olivia, pero a la que ahora veía, peleaba con enojo, coraje, venganza.

La humillación ya estaba sobre Mactzil, con su cabello ya cortado desde la nuca y chueco, podía ver colgar su cabello en la mano de Olivia, oír su risa burlona y el coraje nació en ella.

Trato de moverse debajo de ella para tomar su rodilla y voltearla hacía la derecha haciéndola caer de espaldas, se subió sobre ella y comenzó a dar puñetazos una y otra vez lastimando su rostro, sacando todo su coraje contra ella. Fátima trataba de empujarla pero los golpes cerca de sus ojos no dejaban de caer.
Reaccionó cuando un golpe en su nariz cayó, haciéndola llorar y sangrar por lo fuerte que fue, al siguiente intento de golpe, ella tomó la muñeca de Mactzil, parandola con el puño cerrado y comenzó a doblar está, haciéndole saber que pronto se la quebrara.

—¿Te duele preciosa?—Coqueta para levantar su espalda del suelo y está vez ponerse encima de ella.

Fátima, era lo más lesbiana que podía haber y aúnque todo lo que estaba haciendo era por coraje, venganza y defender a Olivia, no iba a negar que Mactzil era atractiva.

Cuando estuvo encima de ella se oyó el tronar de la muñeca de Mactzil ya rota, para que ésta se quejara del dolor en sollozos debajo de ella evitando un gritó.

Fátima se quitó de encima pasando una vez más su brazo por su nariz retirando aún sangre fresca, tal vez había sido más que un golpe, le dio la espalda creyendo ganar pero Mactzil volvió a levantarse, gimiendo de dolor aún creyéndose fuerte de pelear, la llamo al empujarla con el otro extremo de su lanza y Fátima volteo y sonrió porque era lo que quería, acabar con ella.

Empezaron a dar vueltas mientras Mactzil se quejaba y dejaba su mano colgar por el dolor, rengueaba y ya no caminaba derecha, pronto la tirará.
Fátima lo único que tenía era un sangrado que aún persistía de su nariz, pero el dolor ya era sordo, era como si lo controlará.

La gente estaba en espera del próximo ataque, sintiendo el dolor de Mactzil, todos estaban en silencio.
Ujo' veía la pelea, aún sosteniendo una camisa de el blanca, en un principio, la habría tirado pidiendo piedad por Olivia, ahora pedía por Mactzil.

Mactzil corrió hacia Olivia pero ella se hizo aún lado para tomar todo el largo de su lanza y con la fuerza y velocidad de sus brazos llevarla hacia y muslo y partirla a la mitad, todos aplaudieron.
Aventó el arma partida a algún lado de ese círculo y la vio llorar un poco, para sonreír con narcisismo mientras sentía el sabor de la sangre en su boca.

—¿Sigues creyendo que soy débil?—Gritó Fátima por Olivia, como si oyera sus palabras y pensamientos.

—Si.—Contesto gimiendo de dolor.

Regreso a ella, buscando tirarla al piso con un golpe en las piernas hecho por su lanza, pero está Mactzil la saltó y golpeó el estómago de Fátima con su pie.
Trato de levantarse pero otro golpe se estrelló en su estómago, perdió el aire por completo.
Se quejó en el suelo, buscando aire.

Mactzil con velocidad tomó el arma de Olivia y se puso encima de ella poniendo el arma en su cuello, solo sosteniéndola con una mano, no teniendo seguridad de ganar pero aún con ganas de mantener su honor.

Fátima tomó un profundo suspiro, apenas recuperando el aire, tomó la lanza para aventarla hacia adelante y Mactzil quedará a su lado comenzando a levantarse con dificultad.

Fátima corrió por su arma para encontrar parada a Mactzil, para con su pie patear sus piernas y estás flaquear, tiró el arma no creyendo necesaria y con su brazo derecho, intentar quitarle el aire, teniéndola pidiendo piedad, Mactzil tratando de quitar el brazo de su cuello.

—¡Olivia!—Llegó Yatzil corriendo para meterse en el círculo y comenzar a jalar a Olivia pidiendo que terminara.

La jaloneo tratando de quitarla de Mactzil pero no hizo caso, se mantenía fuerte, unos segundos más, cuando la sintió incluso su cuerpo completo ser una hoja de papel, lo hizo para aventar el cuerpo hacia adelante levantando la arena y su respirador, se rompiera.

—¡Llevenla al mar!—Gritó Yatzil a uno de los soldados que venían con ella tratando de centrar los ojos de Olivia.

La levantaron de la arena los soldados y se fueron corriendo con el cuerpo en manos, con la esperanza de que respondiera en el agua.
Yatzil trataba de levantar a Olivia de la arena, dónde permanecía viendo la forma del cuerpo de Mactzil en la arena.

—¡Sueltame joder!—Dijo grosera con su acento español, levantándose y pasar su mano en su nariz sangrante.

—¿Estás bien?—Se metió Ujo', tomando su rostro para verlo.

—¡Estoy bien!—Lo quitó también, sorbiendo la nariz y probar la sangre en su garganta para toser un poco.

La gente comenzó a irse, dejando ya el lugar solo y aún celebrando el espectáculo, sabiendo lo fuerte que sería su próxima "Reina"

Comenzó a caminar Fátima, para que sus piernas y mente flaquearan y se desmayara en medio del círculo ya abandonado.

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Namor estaba demasiado ocupado, los problemas en Talokan nunca harían falta pero el siempre estaba a la disposición de su pueblo, él también trataba de mantenerse activo para no pensar, para no pensarla.

Como el hecho de que ahora una ballena nueva y solitaria, había llegado a Talokan, pero se estrelló con un edificio entero.

Daba sus paseos rutinarios por todo Talokan, era saludado sin parar, se acercaban a platicar con él, lo abrazaban e incluso le convidaban dulces.
Era su forma de hacerle saber a su pueblo que estaba ahí para ellos y ellos para él.

Pero mientras paseaba, vió a unos soldados nadar rápido, con un cuerpo en brazos y vio claramente como venían del camino de la isla.
No lo dudo dos veces y los fue siguiendo con la esperanza de no ver a Olivia herida.

Al entrar vió cómo el cuerpo lo ponían en una cama y salían, iba a salir de ese pasillo y verla pero de la nada llegaron un montón de enfermeras, hablando entre ellas y preparadas para atender.
No quiso esperar más así que entró y vio el cuerpo golpeado y herido de Mactzil en la cama, con sangre saliendo de su boca por diferentes cortadas en ella, con una muñeca dañada, su cabello cortado sin precisión y en diferentes partes de su cuerpo moretones.

—Úuch ti'=¿Qué le sucedió?—Preguntó Namor poniendo una mano en el pie de ella.

Entró una enfermera desde el pasillo y escucho lo dicho por el Rey.

-—Le soldados tu ya'alo'obe' combatió xu'ullsa'al máax, ma' a'alab xu'ullsa'al máax=Los soldados dijeron que combatió contra alguien, no dijeron contra quién.—Dijo al llegar con una mesa con utensilios.

—Ba'ale' máax ti' le peetlu'umo' Jach ma'alob utia'al u ba'atel xu'ullsa'al Mactzil=¿Pero quién en la isla es tan bueno para combatir contra Mactzil?—Sin comprender quién pudo dañarla así, ella despertó.

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Horas después despertó y aunque Olivia luchó por salir, volvió a ganar Ana, despertó ella, en un catre, tapada con una manta roja que cubría su desnudez.

Unos segundos le costó acostumbrarse a la luz y literalmente organizar sus sentidos para así escuchar las voces y pláticas.
Era Yatzil y Ujo' en la pequeña cocina que había ahí. Vio cómo servían en un pocillo un líquido humeante para que Yatzil se volteara hacía ella.

—Ya despertaste ¿Cómo te sientes?—Se dirigió a ella para sentarse en el catre y poner una mano en su espalda obligándola a sentarse.

—Bien, me siento bien.—Tallándose el ojo.

—Ve a traerla.—En casi susurros Yatzil a Ujo' que salió después de eso—.Tomá esto, es para desinflamar tus heridas.

Ana hizo gestos, el sabor era amargo y le había quemado la lengua el líquido pero sentía demasiada sed que no rechisto más.

—¿Cuánto estuve dormida?—Aclarándose la voz ronca.

—Como media hora, ya todo esta bien.—En realidad horas pero no quería alterarla; le acomodo un mechón de su cabello ya suelto detrás de la oreja—.Olivia ¿Por qué lo hiciste?

Dudo en responder Ana, no solo porque no valía la pena, también porque no soportaba a Yatzil con sus preguntas sin sentido.

—Tenía que hacerlo, defender mi honor y tratar de borrar mi humillación.—Asintió Yatzil y le beso la frente para abrazarla de lado.

Fueron interrumpidas por el entrar de una mujer y Ujo' a la habitación oscura, dijeron algo en su idioma y la mujer se sentó también en el catre enfrente de Ana.

—¿Qué hace ella aquí?—Dijo nerviosa señalando.

—Solo, respira y estate tranquila, va a ser un dolorcito.—Sosteniendo sus brazos atrás de ella Yatzil.

La mujer sacó algo de su bolsa, una crema que se aplicó en sus manos y la repartió con ellas, olía fresco y fuerte.
Después la mujer puso un poco de esa crema en la nariz de Ana, para empezar a sobar y ella quejarse del dolor con solo el toque.

—Puta ¡Duele!—Con voz aguda de dolor queriendo quitarse.

—Esta bien, bien, tienes lesionada la nariz, te la va a acomodar.—Apretando sus brazos por sus movimientos, enterrando los dedos en estos.

—¡Joder! No, no ya no quiero.—Chilló sintiendo como movía su nariz en circulos.

—Ya casi acaba, concéntrate en el olor del árnica.—Con voz dulce y comprensiva.

—¡Huele a culo! ¡Ya, que me duele!—Rompiendo el tono dulce de Yatzil con su tono de desesperación.

Apenas un círculo más de la chamana y su nariz trono, regresando a su lugar correcto para oír los tres el grito ahogado que soltó Olivia ante el último movimiento.

Ujo' le extendió una taza, con un té para el dolor y que la tranquilizara, la chamana guardó sus cosas le dedico una sonrisa a Olivia que ella no correspondió y la mujer se levantó.

—Té, Ba'axten lo bey óoxp'éel k'iin=Té ,por lo menos tres días.—Dijo la mujer guardando bien sus cosas.

—Ma'alob, Yatzil yéetel Teene' ko'on yaantal ti' le je'elo'=Esta bien, Yatzil y yo estaremos en eso.—La acompaño a la salida y dejó a los amigos solos.

—Hay que irnos ya Olivia.—Dijo Yatzil pasando una mano por el cabello de ella.

—Deja que se quede, debe dolerle el cuerpo.—Ujo' acomodando su pequeña cocina.

—Esta bien, si quieres irte, me buscas en mi casa, claro si tú quieres.—Le dijo tierna, dándole un beso en la mejilla a su amiga.

Se levantó para abrazar a su amigo.

—Cuidala mucho por favor, cualquier cosa, tú tienes mi caracola.—Ujo' asintió y la acompañó a la salida.

Ujo' cerro y vio a Olivia hecha un ovillo en las mantas, le salió una sonrisa y siguió ordenando su cocina.
Él era una persona bastante perfeccionista, no podía ver nada mal puesto así que no iría a dormir hasta no terminar con eso.

Ana realmente no estaba dormida, se levantó del catre dejando la manta ahí, descubriendo su desnudez blanca llena de golpes, camino hacia él, casi de puntitas para que no se quitará.
Llegó a él, metiendo las manos bajo su ropa y comenzando a besar su cuello.

—Olivia no.—Tomó las manos que tenía en su cuerpo para quitarlas y voltearse a ella.

No pudo evitar no ver de pies a cabeza su cuerpo desnudo ante él, con sus pezones erectos, algunos moretones en su cuerpo de piel blanca, su cabello cayendo sutilmente en sus hombros pero sin tapar sus senos que tenían tiernas estrías.

—¿Me vas a seguir rechazando?—Ana enredando los brazos en su cuello.

Ujo' no pudo más y al sentir los labios de la mujer contra los suyos enredo sus manos en la cintura de ella, marcando tiernos círculos en su piel mientras se besaban teniéndola desnuda para el.

Se alejó con ella de la cocina caminando en besos hacia el catre, teniendo gemidos en sus bocas.
La noche ya estaba sobre ellos y solo eran iluminados por una vela en esa habitación, pero no era algo que les importará, solo las ganas de ambos.

Antes de echarse al catre ella le quitó la camisa, viendo su abdomen marcado y su pecho abultado que beso en la separación de este mientras él enredaba sus dedos en el cabello café de Ana.
Bajo también sus pantalones y ropa interior que él se terminó de quitar viendo como se acostaba.

Se echó sobre ella, juntando sus cuerpos desnudos para Ana sentir esa sensación de sus cuerpos unidos y gemir del gusto.
Él tomo su pierna derecha, poniéndola a su cadera permitiéndole entrar, con su otra mano metió dos dedos en ella, sintiendo lo mojada que estaba.
Ana si gimió pero aún no estaba lo suficientemente resbaladiza y preparada que le dolió un poco la entrada repentina de sus dedos.

Ujo' estaba urgido por sentir que lo rodeara, así que saco sus dedos y tomó su miembro ya erecto por ella, lo dirigió a la entrada de Ana, resbalando un par de veces mientras la oía gemir.

—Ujo'.—Con un gemido al sentirlo querer entrar.

La estaba lastimando, no le gustaba, le dolía su entrada que aunque era lenta le permitía aún más sentir ese molesto dolor.
No era un dolor que se convirtiera en placer, sino uno molesto, pero salió un gemido de dolor de su boca que Ujo' mal interpreto pensando ser placer puro.

Cuando entró por completo soltó un suspiro en su cuello, sintiendo la estrechez de su intimidad, le beso la mejilla esperando alguna queja y comenzó a moverse, con lentitud pero aún así a ella le dolía.

Una y otra vez entraba, moviendo su cadera mientras aún tomaba su pierna manteniéndola abierta para él y con su otra mano la mantenía en su lugar tomando su cintura.

No era la primera vez que a Ana le tocaba un hombre que no la preparaba y le provocaba dolor y sobre todo, que se centrará en el placer propio, pero le enseñaría.
Ana tomó el rostro de Ujo' apartandolo de su pecho que besaba para besar sus labios con delicadeza mientras él se seguía moviendo con lentitud, dejándose sentir cada sensación, Ana se levantó dejando de estar bajo de él para ponerse encima donde ella podría tomar el control y darse el placer que buscaba.

Él la vio arriba, viendo sus senos para subir las manos a ellos y pellizcarlos, tomó su miembro erecto metiéndolo a ella está vez rápido para que no la lastimara por su mala lubricación y comenzó a moverse, de delante atrás, comenzando a gemir del gusto y el evitándose gemir, le gustaba escucharla.

La tomó de las caderas, moviéndola como él quería, sintiendo como ambos se estiran con sus movimientos.
Ana bajó a sus labios, dejando escapar sus gemidos en la boca de él, sintiendo como sus cuerpos se rozaban una y otra vez y él apretaba sus glúteos.

Ujo' con cada movimiento se sintió cerca así que enterró los dedos en la piel de su cadera y le hizo dar saltitos sobre él, una y otra vez mientras se besaban y el chocar de sus pieles se escuchaba.
Ella dejó de besarlo para apoyarse en su abdomen y saltar más y más, dejándose llevar haciendo ruido con sus pieles y fluidos.

Ella gemía, con suspiros y cuando sentía que la tocaba en lo más profundo reía de placer, se sentía llegar, pero entonces paraba de saltar para dar círculos, tratando de evitar su liberación y disfrutar más de él.
Unos saltos más y sintió la liberación de Ujo', sintió como la empapaba por completo, poniéndola más mojada y casi dándole el orgasmo pero él paro, la tomó de las caderas buscando que no se moviera más.
Trato de moverse otra vez pero él no se lo permitió.

—Hay que dormir ¿Si?—Sin tomar en cuenta que ella no había acabado.

Pero no le iba a insistir, simplemente se bajó de él sintiendo el vacío que le había dejado e incluso con eso sintió placer, pero ya era un orgasmo pérdido.
Se sentó a lado de él sintiendo como su semilla bajaba y empapaba sus muslos, él la abrazo del vientre dio un suspiro profundo y se durmió sin más.

Ana sin querer a los minutos en esa posición se durmió, con aún el dolor en su cuerpo, ya estaba muy cansada y frustrada por no haber acabado. Y después de solo dormir minutos está vez despertó Olivia, con un salto de cuerpo, como si esa pelea contra Ana y Fátima hubiera acabado.

Estaba respirando rápido acostumbrándose a su regreso, no sabía dónde estaba y mucho menos recordaba lo que había pasado, pero comenzó a ver todo el lugar con miedo, bajó la vista viendo a Ujo' dormido en sus piernas, totalmente desnudo, al igual que ella.

Se quiso mover de ahí pero al instante sintió el dolor de su cuerpo por todos lados, no sabiendo exactamente porque.
Se quitó con pesadez para buscar con los ojos su ropa, la tomó y con prisa se vistió viendo también moretones y cortadas sutiles en su cuerpo.

Vio una última vez a Ujo' y salió de ahí, viendo la luna sobre ella y la soledad de la aldea por la madrugada, incluso con esa tranquilidad se podía escuchar el mar a lo lejos.
Trato de correr pero su cuerpo seguía adolorido así que camino lento y sintiéndose incluso débil pero al meter todo su cuerpo al mar, sintió su vida regresar.

El mar se veía terriblemente oscuro pero creía que podía regresar así que comenzó a nadar mientras Namor atrás la seguía con cautela.
Había recibido el aviso de que no había regresado a casa y estuvo en una palmera recostado, viendo la noche pero al verla correr al mar, la siguió.

Olivia no estaba bien, comenzó a sentirse mal, Ana quería regresar y tanto su cuerpo y cabeza comenzaron a doler diciéndole que pronto volvería.
Nado cada vez más rápido, queriendo llegar a su casa para allá sentirse con la libertad de estar mal, no solo por lo que tal vez había sucedido con Ujo' sino también porque no recordaba absolutamente nada y sentía que traicionaba a K'ukulk'an aún cuando fue tan ruin con ella.

Se desvío del camino, Namor la vio subir a la superficie, viendo a unos metros la roca donde ellos a veces iban, así que él se quedó atrás viendo como ella subía con pesadez.

Se sentó en la roca, a llorar, temblaba, abrazo sus piernas hacia su pecho comenzando a llorar más y a hiperventilar
—¡Cállate, cállate!—Decía entre llantos Olivia que jalaba su cabello desde la raíz.
Siempre oía voces en su mente, eran Ana y Fátima, siempre haciéndola pensar, hacer o decir cosas que ella no quiere.

Namor la miraba desde lejos, queriendo subir con ella y abrazarla como esa vez que se rompió con él y le contó su secreto más oscuro, quería escuchar su respiración para acompañarla con un abrazo hasta que se calmara.
Pero fue interrumpido.

—Máako' yaan jump'éel talamil=Señor hay un problema.—Dijo una mujer saliendo del agua para señalar un barco a lo lejos.

En un momento Olivia subió la vista viendo el infinito mar, pero está vez no solo, apenas y se lograba ver una inmenso barco a lo lejos, que avanzaba lentamente a el territorio de Talokan.
Se levantó de la roca con la intención de nadar hacia allá, obligada por un pensamiento de Ana.

Ve hacía ese barco, vete de aquí, llévate al hijo de Namor, hazlo pagar por romperte el corazón.

Era un pensamiento de Ana, pero también de Olivia, no le daría el gusto de darle un hijo, se preguntaba si ¿Estaría mejor regresar a su vida de antes?
Así que miro el barco a lo lejos con la intención de nadar hacia allá.

—Ku k'aay=Canta.—Pidió Namor a la llamada sirena—Meentik u weenel=Hazla dormir.—Dijo incluso nervioso, como si supiera lo que pensaba.

La mujer vio a Olivia a lo lejos en esa roca, con su cabello bailando por el viento de la noche, vio la silueta de su figura iluminada por el reflejo de la luna en el mar.
La mujer no rechisto y comenzó a cantar, Olivia volteo viendo a Namor fuera del agua junto con esa mujer para que en solo segundos cayera al agua dormida.

—Ka'a xi'iko'ob tak te'elo' bejla'e' yaan=Vayan hacía allá, ahora voy.—Ordenó K'ukulk'an a la comandante de las sirenas.

La mujer asintió y regreso al mar nadando hacia esa dirección para Namor nadar por el cuerpo dormido de Olivia que bajaba en el agua.

Se dio un momento para verla, notó su nariz hinchada, golpe en el pómulo izquierdo y en su ojo con ya una tonalidad morada, lo rompió verla herida porque no había estado para ella y ni siquiera sabía que le había pasado; la tenía en sus brazos, con la mano en su espalda alta, sintiendo su cabello café volando en el agua.
Era ella, su Olivia y tenía la oportunidad desde de días de tenerla con él, beso su frente y siguió el camino que ella seguía.

Entró a la casa de Olivia, metiéndola a su cama y dejándola dormir tranquilamente, beso su mejilla que también tenía un golpe y salió dejándola sola, muriendo por robarle un beso.

El barco había pasado sobre Talokan que había preocupado a todos los guerreros aún despiertos, pero no pasó nada más, siguió su curso para permitirle a todos ir a dormir.

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