XXX . Futuro

29 de Julio 1943

Una semana entera había pasado en la que ni siquiera habían cruzado la mirada, en la que se arrepentían y maldecían donde solo eran una pesadilla.

Él había hecho caso a su petición, no la había buscado, no porque no la extrañara, sino porque le dolían sus lágrimas, porque cuando recordaba su llanto por el sufrimiento que otros le causaron le recordaba que él también ya se lo había hecho. Era el responsable de sus nuevas lágrimas y preocupaciónes, el causante de sus ilusiones y sueños de amores.

Ambos habían estado muy ocupados, después del huracán todo estaba puesto patas para arriba así que hacía falta de ellos para volver a la normalidad. Ella atendía la isla y él a Talokan.

Namor sabía bien lo que hacía ella, sabía que cada mañana iba a la isla.—No se le ocurría darse una vuelta por ahí, evitaba tenerla cerca—.Se preocupaba por ella, por eso mandaba vigilancia.

Su prima, seguía sin hablarle, realizaba su trabajo en la isla pero no había visitas, ni reporte de la tarde, nada.
Mandaba a otros a solo decir
-Tarde calmada.

El sentimiento de vergüenza, pena, traición, no se había ido y es que en la isla seguían llamándola
"Señora" y en Talokan igual, cuando claramente jamás lo sería. Ese nombre solo le recordaba su sufrimiento, era el constante recordatorio de lo que había pasado.

Namor ni siquiera le había reclamado a Mactzil, no valía la pena porque no podía echarle la culpa completa de lo que pasó, su intención, si, había sido obvia, venganza, él lo sabía, pero ambos habían hecho tal cosa lo negara o doliera.

En la isla se respiraba ese aroma a mar o al menos según Olivia el mar tenía un olor particular.
Las casas ya estaban en reconstrucción, pero está vez usando materiales resistentes, para así no temerle igual a los desastres naturales que era normales durante esa temporada del año.

Olivia iba escurriendo agua, con una libreta en sus brazos y su bandolera colgando. Todos al entrar a la aldea la saludaban con esa reverencia, que ella aceptaba con una sonrisa incómoda. Traía el cabello suelto, con unos aretes nuevos de caracol que le había regalado Yatzil.

Yatzil era la que más la había ayudado en esa última semana, tuvo que pedirle perdón por todo lo que le dijo en su enojo, pero ¿Confiaba en ella? Realmente no lo sabía, pero necesitaba de sus palabras, presencia, así que creía.

Unos niños corrieron hacia ella interrumpiendo su juego de escondidas, ella los abrazo teniéndolos a la altura de su cintura.

—¿Cómo están?—Poniéndose de rodillas hacía los pequeños, estos mirándose entre ellos sin haber entendido—Bix yaanile'ex.—De nueva cuenta dijo, tomando las manos de los niños, mirando a esos cinco morenos.

—Ma'alob=Bien.—Dijeron juntos para ella soltar una risita tierna.

—Ku ki'imaktal in wóol=Me alegro.—Asintió para acomodar la trenza larga de una niña.

—Uts tin wich a úuricho'ob=Me gustan tus caracoles.—Señaló sus aretes para tocarlos.

—Ka tin wiknal a che'ej, Ko'ox xook'=Y a mí tu risa, vamos a la escuela.—Le dijo a ese niño como agradecimiento para tomar de las manos a dos de ellos e ir al aula.

Esa aula solo era a base de tejado de madera, que apenas ayer había arreglado para seguir con las clases. Eran buenas las clases al aire libre, el calor de Yucatán era infernal y así no era fastidiable el estudio.

Llegaron para que los niños se sentaran en sus butacas y escribieran la fecha del día tal y como la maestra escribió en el pizarrón, en español.
Esperaron un rato en lo que demás niños llegaron, alrededor de once pequeños asistían con ella.
También llegó Yamil con su hija dormida en brazos.

—Llegaste temprano.—Sentándose junto a ella en el escritorio.

—Siempre llegó temprano.—Con una sonrisa presumida.

—Si, lo siento, oye y ¿Cómo está el Rey? Hace ya rato que no lo vemos.—Preguntó.

A todos en la isla extraño su ausencia siendo que la última vez que se le vió, estaba muy enamorado. Ahora Olivia iba y venía sola y Yamil podía jurar que la miel de sus ojos ya no era tan dulce como ese día en que venía con él.

Olivia ni siquiera se importó en responder, se levantó de ahí y comenzó a hablar en español para Yamil traducirla no haciendo más preguntas.

La clase siempre empezaba repasando el abecedario y dando el sonido de cada letra, de la A a la Z.
Y ahí estaban todos oyendo y viéndola anotar en el pizarrón mientras que ellos escribían lo que ella les pedía.

Las clases eran de máximo dos horas, una hora para español y otra para matemáticas, para así no hacerlo fastidiable para los niños, solo si hacía falta después del juego regresaban al salón.

Ellos después de estudiar por fin salieron a jugar, dejando a Yamil y Olivia solas mientras desayunaban lo que las mamás de los niños les ofrecían.

—Ya durmió demasiado Lool.—Señalo a la pequeña que dormía en sus brazos.

—Toda la maldita noche lloro, ni siquiera mi teta la calmaba.—Dijo metiendo un poco de comida en su boca.

—Me imagino lo difícil.—No evitó reír un poco.

La miro con culpa, viendo como su blusa estaba manchaba de leche en la parte del pezón, aún cuando su pequeña ya tenía dos y medio años le seguía dando pecho.
Sintió pena por ella y la miró un momento mientras comía.

—Si quieres, ve a dormir un poco o darte un baño y déjamela a mí.—Propuso viéndola bostezar.

—¿Hablas en serio?-Se emocionó y Olivia asintió levantando los hombros.

Se la dejó en brazos para salir del aula y dejarla.
Tuvo a la niña en brazos, no se despertó ni con el cambio de brazos, comenzó a mecer su cuerpo mientras leía un libro extendido en la mesa, solo esperaba que la pequeña no despertara pidiendo alimento porque en ese momento no tenía nada con ella.

Miro como las pestañas de esa niña descansaban en su pómulo, sus cachetes grandes y labios pequeños. Sintió una ternura inmensa en su pecho para darle un beso en el puente de su nariz logrando percibir el olor característico de un bebé, al menos según ella los bebés también tenían uno.

No pudo evitar pensar en lo chiquita que era su hermana igual que la niña que ahora cargaba, tan indefensa y tierna con solo su respirar. Siempre había sido buena con los niños y había sido la mamá de su hermana en el tiempo en que la vida se lo permitió así que sabía tratar con ella.

Estaba muy sentimental en esos últimos días y cualquier cosa, recuerdo, la hacía llorar así que una lágrima nació de su ojo miel, poniéndole ese brillo triste a sus ojos.

—¡Hola!—Saludo Ujo', entrando al aula, subiendo esos pocos escalones.

Al instante se limpió las lágrimas para subir la vista hacia él.

—Hola Ujo'.—Le sonrió teniendo ya un calor bochornoso por cargar a la bebé.

—Te notó triste ¿Estás bien?—Jalando una butaca para sentarse delante del escritorio donde estaba ella—En realidad desde hace días.

En la última semana, si bien sus sentimientos seguían vivos como una rosa en primavera, ir y venir de un lado al otro la mantenía ocupada y sobre todo, las pláticas de Yamil, Ujo' y Yatzil la habían ayudado.

Él se acercaba siempre a ella todos los días y aunque solía decirle un cumplido, ella solo reía.
No iba a negarlo era bonito que le coqueteara mínimo así sintiéndo que alguien la miraba y haciéndola olvídar un poco lo sucedido con Namor, pero ella seguía enamorada de él y no había forma de que le hiciera caso.

—Estoy solo.—Rasco su frente—.Un poco estresada por esto, pero estoy bien...

—¿Cómo van los niños?

—¿Cómo vas tú? Tu español no es el más perfecto.—Se burló de él.

—Perdón profesora he tenido que ir a la playa a trabajar, claro que sí usted me quiere dar clases solo a mi, estoy a su disposición.—Le dio una sonrisa de lado.

—No tengo tiempo, lo siento tanto.—Reron un poco para llegar un niño con Olivia.

—¿Quiere jugar, maestra?—El niño con dificultad e incluso en algunas letras arruinando la palabra.

—U báaxal le yéetel Teene' chéen le in wilik tak waye', máax empate, ku náajaltik=Que juegue él, yo solo los veo desde aquí. Quién meta la siguiente, gana.—Con una tierna sonrisa le dijo al niño.

Ujo' rio pero cargó al niño llevándolo afuera.
Olivia se levantó de su silla para sentarse en el piso y ver a los niños más de cerca.
Dos equipos, con Ujo' en uno de ellos, la portería marcada con solo unas piedras.
Olivia trataba de no gritar para no despertar a la niña, pero los veía jugar con una sonrisa dedicándole una a cada niño como porra.

Después de todo lo que pasó ese día, así como Namor, Mactzil tampoco se aparecía por la isla, sabiendo que Olivia estaría ahí.

Pero también durante esa última semana, como Olivia diría —Ya era demasiada semana, porque muchas cosas habían pasado.
Había estado entrenando mucho, durante las tardes con Ujo'.

Que incluso, su odio, su enojo, le pedía pelear con Mactzil para así mínimo poder expresar su enojo aunque no ganase.
Se sentía valiente, capaz o tal vez solo era su enojo. Porque su sentimiento de ser menos a su lado ahí estaba y sentía que al menos golpearla la haría estar a su igual.

Le sorprendía mucho que Ujo' supiera pelear cuerpo a cuerpo, siendo que no era un guerrero ni nada por el estilo.
Tenía un cuerpo tan atlético, lo había visto cuando se quitó la playera para pelear contra ella, no sabía como era que tenía ese cuerpo trabajado.

El equipo de Ujo' había ganado que aunque tal vez había sido una total trampa los niños se divirtieron, después de jugar los niños fueron a casa dejando a ambos solos.

Ya llevaba un semana impartiendo las clases y todos los padres de los niños estaban agradecidos con los maestros y con la educación que recibían,.nunca habían visto a sus hijos tan entusiasmados y felices.

La niña mientras ya comenzaba a despertar de su sueño en brazos de Olivia.

—¿Y de que parte vienes?—Preguntó Ujo' sentado a su lado viendo a la niña abrir sus ojos negros.

—De los Ángeles, una ciudad de Estados Unidos, es, bonita.—Dijo sin entusiasmo para ahora la niña sentarse en sus piernas.

—¿Por qué la dejaste?

Era tonto decir "Por un hombre" la dejo solo para ver a Howard.Y también dejó toda su vida en Brooklyn y fortuna por él estando ahora en medio del mar.
Y también dejó su ciudad natal y hogar por un hombre. Quedarse ahí sería recordar todo lo que pasó con su padre, él la había hecho odiar esa ciudad así que también la dejó por un hombre.

—Era aburrida.—Dijo indiferente.

—Tu'ux yaan in na'=¿Dónde está mi mamá?—La niña tallando su ojo.

—Yanchaj in bin, táak a bin le k'áak'náabo'=Tuvo que irse ¿Quieres ir al mar?—Le propuso para entretenerla y que no llorará, la niña feliz asintió.

Ambos se levantaron está vez Ujo' cargando a la niña yendo hacia la playa que se veía a lo lejos con olas espumosas y tranquilas junto con un cielo cansado.

—Taak u jantik in x-ko'olelo'=¡Venga a comer mi señora!—Se asomó una mujer gritando.

—Je'el in jáal le ja'o' junsúutuk=¡Si, voy a la playa un rato!—Contesto feliz señalando la dirección de la playa.

La mujer asintió y regresó a su casa para ambos y con la niña ir al mar.

—¿Y es bonito ahí?—Señalo ahora el mar, viendo como las olas llegaban con fuerza a la superficie.

—Tiene tanta belleza, es demasiado lindo, es como un sueño, de verdad lo creí cuando vi Talokan.—Le explicó—.Es un lugar precioso y casi imposible de creer.

Él vio la forma en la que hablo de ese lugar submarino con fascinación. Ya era su hogar y eso era claro por la forma en la que se expresaba. Porque ese lugar no lo odiaba, ahí tenía un poco de paz.

El cielo tenía colores de tarde que aúnque estaba a unas horas el atardecer, los colores ya eran amarillos, el escenario era perfecto para la tranquilidad.

—Dámela, yo la meto.—Le pidió a la niña en brazos.

La niña pataleo cuando la tomó y se emocionó al verse cerca del mar al cuál Olivia, fue entrando con ella al mar con olas lentas que acariciaban sus piernas. La niña reía con el tocar del agua a su cuerpo.
Era rara la sensación que Olivia sentía al entrar al agua, sintiéndose ya en su hogar, en su lugar seguro.

Se paró apenas un poco lejos de la orilla, solo metía la mitad de su cuerpo y con sus manos mojaba la cabeza de la niña que reía. Las olas llegaban y Olivia la hacía saltarlas con sus brazos viendo su sonrisa de dientes pequeños.
Era una linda niña.

Cada vez que Olivia iba al mar hablaba con él, lo saludaba, se expresaba, siempre creyó que todo elemento de la naturaleza estaba vivo, con sentimientos y así fuera a un bosque, le pedía permiso para entrar y lo saludaba.

—A'al ti' hola k'áak'náabo'
Yuumbo'otik Cha' in wokol yéetel le méek' in ka ts'aik=Dile hola mar. Gracias por dejarme entrar y el abrazo que me das.—Le dijo con una sonrisa a la niña para besar su frente.

La niña le sonrió al subir su vista a ella
—Hola.
Le dijo tierna al mar.

La ayudó a patalear en el agua mientras ella estaba abajo de ella supervisando todo, viendo como la arena se movía con cada movimiento de ola.

Aunque la niña no se quería ir, tuvieron que ya que su madre estaba en la orilla esperándolos.
Olivia se sintió bien por las sonrisas que causó en esa niña, así no asustandola tanto su futuro, creyendo que sería capaz de generar más a alguien de sus entrañas.

—Ven a comer con nosotros.—La invito Olivia cargando a la niña mientras más se acercaba a Yamil.

—No, yo no gracias, vayan ustedes.—Le quitó a su hija de brazos para comenzar a irse—.Gracias por cuidarla Olivia.

—¡No hay de que!—Viéndola irse con prisa.

En esa aldea, Yamil era la oveja negra y para evitarse problemas, prefería no pedir nada de nadie ni recibir no dejando que nadie la tuviera cerca para lastimarla.

Olivia se sentó junto a Ujo' en la arena brillante y blanca, viendo el sol al horizonte y las gaviotas que volaban por ahí que le agregan vida al cielo.

—¿Tienes un apellido? Perdón por hacer tantas preguntas, pero en una semana y solo hemos trabajado.—Ella rio y asintió.

—Del estúpido de mi padre, Colombo.

—Todos los padres lo son ¿No?—Ambos rieron, como si tal dolor diría risa.

—Todos.

Un minuto estuvieron callados, con la compañía del trinar de las especies voladoras que ya iban a casa y el mar en una marea tranquila.

—¿Quieres practicar?—Propuso levantándose, para limpiar sus manos de arena con dos aplausos.

—Si, por qué no.

Él usaba su propia arma que él creó. Dos pedazos de vibranium en forma de cuarto creciente que escondía en sus puños para así atacar y Olivia su lanza, pero está vez, ambos lados afilados, Ujo' le había hecho creer que estaba lista para usarla así.

Olivia estaba de un lado, en una esquina y Ujo' en la otra, ambos esperando quien atacaba primero. Empezaron a dar vueltas, burlándose de ambos mientras se miraban.

Ya no era Olivia, comenzó a oír ruidos en su mente, sintió ese conocido escalofrío para entonces ella correr hacia él usando como arma su pié, pero él lo esquivo con facilidad para así tomar su pantorrilla y botar su pierna con fuerza.
Ella casi cae al suelo, pero encontró su equilibrio.

—Usa todo tu cuerpo para defenderte.—Dijo viéndola a un metro de él—.Si no cosas como estas pasan.

—Vale, si.—Asintiendo en decepción de si misma.

Ahora Ujo' fue con ella, la lanza la puso en horizontal para con esta empujarla, apenas un poco desorientada pasó la lanza con velocidad en el aire presumiendo su manejó en ella y así está hacer una horrible cortada en el pómulo de Ujo'.

—Es jugar sucio.—La aviso después de ver su mano con ese líquido carmesí.

Ella levantó los hombros en burla, esperándolo, él tiro sus armas y como respuesta ella también.

—¿Te gusta la venganza?—Haciéndola pensar que era la pregunta correcta para la situación.

—Demasiado.

Iban a pelear con nada más que el daño de sus puños y movimiento de su cuerpo.

—¿Quién inicia?—Retó mirándolo mientras daban vueltas.

—¿Me tienes miedo? Bonita.—Dijo guiñando un ojo.

Fue como un rebobinar de sus recuerdos, recordando como ese traidor la llamaba, esa fue la perfecta provocación, corrió hacia él.

Quiso con su puño golpear el pómulo herido pero él tomó su puño evitando ese golpe y así ella patear abajo de las rodillas, él se quejo bajando su cuerpo para así en la nariz golpear con su rodilla, aunque lo golpeó él tomó su rodilla para tirarla al suelo haciendo que su cabello suelto se ensuciara de arena y se golpeara la cabeza.

Tomó su tobillo empezando a arrastrarla pero con su otro pie quitó su mano, haciéndolo también quejarse de dolor.
Recordó ese levantamiento autoritario así que con el impulso de su espalda y caderas se levantó.

Ujo' tuvo reacción al verla levantarse, con sus huesos carpianos de la palma dio en su naríz, descontrolandola y haciéndola sangrar.
Vio como sus labios y nariz ya tenían sangre y como parecía ya enojada.

Ella corrió hacia él una vez más para querer dar un puñetazo pero él volvió a esquivarlo tomando su puño y obligándola a ponerse de espaldas a él.

—¿Cómo te enseñe?—Al oído logrando tener en su nariz su aroma femenino.

—Pelear con todo el cuerpo.—Estaba recuperando su respiración—.Y mente.

No tenía manos libres, así que con toda su fuerza, guío su cuerpo hacia delante dejándose caer al suelo y él con ella que aún la tomaba, pero como pudo, removiéndose, se puso boca arriba estando él aún encima de ella, pero su flexibilidad le ganó para con solo una pierna quitárselo de encima con fuerza dejarlo boca abajo a su lado.
Levanto su tronco y con solo el codo golpea su espalda, él incluso sintió que el aire se le fue.

Y por fin, cansada y con sangre en su boca y nariz se hecho a la arena, recuperando su respiración para reír orgullosa de haber ganado y sentir una vez más esa sensación de asfixia.
Y ser de nuevo Olivia.

—Tengo hambre.—Se quejó Ujo' con la cara contra la arena.

Olivia se tomó unos segundos, viendo el cielo azul y amarillo con nubes que parecían atrapar, siempre le pasaba, momentos de disociación después de regresar.

—Vamos.—Se levantó con dificultad para Ujo' seguirla también.

Fueron a la casa de la señora que ese día se ofreció a darles de comer.
Apenas acabó, regreso a la arena cerca del mar para regresar a casa acompañada por Ujo'.

—¿Segura que ya no te duele la nariz?—Sintiéndose culpable.

—No, tranquilo, estoy bien, gracias por el entrenamiento de hoy.—Lo dejo atrás caminando al mar.

—¡Nos vemos mañana!—Él con un trapo de agua fría contra su herida.

—¡Creo que eso es de puntos!—En un grito ya lejos de él para reír caminando hacia las olas.

—Ja-ja-ja.—Se burló con sarcasmos.

Y la perdió entre el agua, regresando ella a casa después de ese largo día que al menos la tenía entretenida de sus problemas.
Pero al llegar de nuevo a ese lugar solo, recordó su nueva preocupación.

Tenía un retraso del período de ya cuatro días y ella siempre había sido puntual.
¿Y si Namor había logrado su burla completa?
Dejaría que los días pasarán, ya que no era nada seguro, pero si así era, buscaría la forma de ocultarselo a Namor y a todo Talokan, suficiente humillación ya había tenido.

Y es que Talokan había comenzado a hablar nuevamente de ella o al menos algunas personas que aún no le tenían cariño ni confianza, así comprobando lo dicho en un principio.
—Solo un coño, un rato...

Quería llorar, porque si de verdad estaba esperando un hijo de Namor, si de verdad estaba esperando a su heredero, habían logrado su plan completo y sería la forma perfecta de cerrar eso.

Se vio en el espejo, viendo su figura imaginando, solo imaginando cómo sería ella si estuviera embarazada, pero no era lo único que imaginaba sino también que Namor la amaba, que estaba con ella y seguían juntos en esa dulce sospecha.

Si tendría a su hijo, se alejaría de todo, de todos, lo alejaría de su padre y lo más probable es que intentará escapar de Talokan.

Sus pensamientos ya la habían llevado a catorce millones seiscientos cinco finales, pero estos fueron interrumpidos por el tocar de su puerta

—Máanen=Pasé.—Dijo Olivia yendo hacia su cama.

Era Yatzil la que entró y cerró la puerta detrás de ella empezando a hablar.

—¿Cómo te fue?—Quitándose su bolsa.

—Bien, me fue muy bien.—Dijo para sobar su nariz por el golpe recibido que aún dolía.

—Que bueno, te tengo malas noticias Oli.

Yatzil camino hacia ella para tomar su mano, tampoco sabiendo cómo decirle aún cuando pareciera tonto. Verlo a los ojos significaba mucho.

—La agricultora quiere que tú vayas a la superficie, por semillas para recuperarnos del huracán.—No logrando quitar su cara de preocupación.

—¿Ah? Está bien, no le veo problema Yat, que me acompañe Ujo'.—Dijo apartándose de ahí.

—Si, pero, dijo que tenías que hablar con el Rey para que esté sabedor de los peligros...

—Bueno, ve y díselo tú.—Viéndose al espejo.

—¿Y si vamos las dos? Yo no quiero ir sola, aparte dijo esa mujer que era muy importante decirle a él, dijo también que según como señora, reina y también ya comprometida con la cosecha y agricultura tienes que...

—Solo soy una más en este mar !¿Por qué yo tengo que ir?!

—¿Es necesario que te lo explique otra vez?









Si eres de las y los que aún leen, déjame agradecerte, gracias por seguir está historia que yo amo demasiado escribir

Últimamente las lecturas han bajado pero a los que aún permanecen, infinitas gracias
Besos♥️

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