XXII . Cariño

Capitulo dedicado a Regresa_Draken
Feliz cumpleaños 🎇🎂❤️
Muchas gracias por el apoyo a esta Historia

Maria estaba pensando seriamente en renunciar.
Anastasia era la peor persona, en ella no solo había racismo, también clasismo y poco empatía por los otros.
Había dejado de juzgar a la muerta Olivia ya entendía el porqué de sus pensamientos, que de cierta forma ya no los veía como culpa suya, si no inculcados por su madre con la que ahora lidiaba.

De cierta manera, Maria estaba buscando la forma de que la despidieran aún cuando le costará conseguir trabajo y si trabajará de nuevo sería con un hombre viejo que la acosaria todos los días.

En su pecho, en su mente, en su coraje, había nacido el deseo de hundir a Anastasia, la forma en la que tiraba el dinero a la basura, en qué trataba a los demás de mala forma y la rareza de los papeles al ella quedarse con la fortuna, la hacían querer actuar contra ella.

Tenía una cita con Howard en su oficina a las nueve de la mañana.
Salió de casa con un traje negro en falda, tacones negros elegantes, su cabello rubio en un recogido y en sus tradicionales labios rojos que destacaban sus ojos azules.

Llegó siendo pasada automáticamente a la oficina de Howard y en menos de tres minutos, estaba con ella.

—Me sorprendió cuando me dijeron que eras tú la que pidió una cita conmigo.—Howard entrando, viendo la mesa de su escritorio con incomodidad al ver la libreta de Olivia ahí—.Un gusto verla.—Tomó su mano besándola.

—Si, perdón señor si vengo a quitarle el tiempo.

—No, no, es usted, bienvenida aquí, lo digo en serio ¿En qué puedo ayudarla?

Él se sentó en su escritorio con urgencia tomando la libreta para meterla en un cajón cuidando que la irreconocible portada de la libreta se viera y María empezó a hablar.

—Mire, yo sé que es un atrevimiento mío, pero, de verdad creo que es lo correcto.

—Dígame que yo veo como ayudarla.

—Yo sé de la relación que usted y Olivia tenían.—Howard se incómodo al instante pasando saliva incómodo—.Por ella, por el amor que le tuvo.

¿Amor?
Pensó Howard.

—Ayúdeme y haga esto por ella.

El despacho quedó hundido en el avance del reloj, con un silencio de apenas unos segundos.

—Quiero quitarle todo a Anastasia y encontrar al tío de Olivia que también se tiene como firma de Olivia se le quedará todo.

—Pero.—Se inmuta Howard—.También de su mamá, está en derecho.

—Pues me parece una mierda.—Entre dientes, molesta—.Y las circunstancias en las que fue hecho el papeleo, al tesorero y a mi nos parecen raras.

—¿Me está diciendo que algo hubo a favor de la señora?

—No es nada seguro, pero puedo opinar.

—¿Tío de Olivia?

—Así es, se tiene un registro como segundo a quedarse con todo, según dicen es de España.

—Maria.—Se quedó callado un momento—¿Sabías que incluso Olivia creía que ya estaba muerto? Ella ya no lo espera, hace mucho que no sabe de él, no hay nadie a quien buscar, lo siento.

—¿Por qué hablas de ella como si aún viviera?

Fue como si la corbata ahogara a Howard, como si María supiera todo, como si ella aún la esperara y creyera que vivía.
Recordando su pregunta
—¿Y usted por qué vivió?

—La extraño.—Tratando de convencerla a ella o tal vez a él mismo.

—Creo que somos los únicos que la extrañamos.—Con la voz algo cerrada.

—¿Eso nos hace tener algo en común?

—Creo que si ¿Vas a ayudarme aunque sea a tratar de encontrar a ese hombre?

—Si, te ayudaré.

Maria se levantó del asiento con la intención de irse pero volteo de nuevo a Howard.

—¿Aceptas ir a tomar algo conmigo?—Por fin se atrevía.

—¿Café? Si, claro.

Se sonrieron ambos, con eso aceptando que se gustaban aunque sea algo.
Y salieron juntos de la oficina.

★ . ★ . ★ . ★ . ★ . ★

En el mar, en una mañana soleada para el mar Yucateco Olivia apenas se levantaba, siendo acurrucada en el pecho de Namor que estaba libre de joyas para ella poder acomodarse.

Sentía el latido de su corazón en su mejilla, que marcaba posiblemente cada segundo o al menos eso creía ella.
Se levantó viendo la recámara desordenada por el llegar de ayer, donde solo se llegaron quitando la ropa y se metieron a la cama a dormir tranquilamente.

Pss
Psss

Hicieron desde la entrada, Olivia volteo viendo a Yatzil llamarla, se puso el vestido y caminó hacia ella.

—¿Qué paso?—En susurros.

—Una mujer va a tener a su bebé en este momento ¿Quieres venir?
Me dijeron que era bueno que fuera porque pasaré por lo mismo.

—¿Qué? ¿Yo? ¿Para qué?

—Anda ven, aparte tenemos que ayudar en algunas cosas.

—Vale, está bien, espérame allá afuera, ya vengo.

Yatzil salió a esperarla.
Se puso Olivia la ropa que uso un día antes del combate, no quería lucir tan arreglada. Tomó su bandolera y salió sin despertar a Namor.

Nadaron rápido, sintiendo el agua en sus rostros pareciendo el aire fresco de verano.
Había peces por toda la ciudad que acompañaban su camino.
Se metieron a esa brusca corriente de agua que las llevo a toda velocidad y más rápido para llegar al lugar de cenotes.

—Desde ayer dijo que se sentía mal.—Le dijo Yatzil tomando su mano para aumentar la velocidad nuevamente.

—Cierto, Namor y yo la vimos ayer, me parece.

—Si, aquí lo feo es que todo indica que el bebé no está en posición.

—¿Y que harán?

—Pues la comadrona intentará acomodar al bebé.

—¿Qué es una comadrona?

—Partera, la mujer que asesora durante el embarazo y parto.

Llegaron al lugar de cenotes que eran cámaras pequeñas donde realizan todo. Corrieron por esos pasillos escuchando el eco de sus pisadas y sintiendo un ambiente majestuoso de naturaleza.
Según los mayas estos lugares eran la entrada al inframundo por el agua bella que había en ellos, por su belleza incomparable.

Al entrar la mujer parturienta estaba en cuclillas quejándose por el dolor.

—Bix u biin=¿Cómo va?—Preguntó Yatzil a la partera con un frasco en manos.

—In wa'alike' yaan k'a'abéet u tsolik=Creo que será necesario acomodarlo.—Dijo la comadrona mirando a la mujer en esa posición.

—Yéetel u yuum=¿Y el papá?—Preguntó Olivia.

—Jóok' junsúutuk le peetlu'umo' maaya'ob te' lu'umo'=Salió un rato a la isla de los mayas en tierra.—Explicó la mujer y Olivia ya no entendió.

Yatzil le explicó mientras otras mujeres ayudaban a la parturienta a sentarse en una silla.
La comadrona se acercó a ella poniendo sus manos a los lados de su barriga, mirando sus ojos negros para que la escuchará con atención.

—Yaan in tsolik ti' teech yaan u yeelel ti' teech jump'íit yéetel páajtal k'i'ik'el=Voy a acomodarlo, te va a doler un poco e incluso sangre.—Le dijo la partera mirando a la mujer que lloraba y sudaba del dolor.

—Lo va a mover.—Tradujo Yatzil.

La mujer con toda la fuerza de sus manos y brazos comenzó a mover al bebé provocando un grito doloroso en la mujer que Olivia interpretó en un gesto.
En momentos la mujer paraba dejándola respirar para mover cada vez más al bebé y posicionarlo correctamente.

—El momento del parto es llamado"La Hora de la muerte".

—¿Se reconoce el peligro que conllevaba dar a luz?—Preguntó y completó Olivia a Yatzil y está asintió.

—Es el combate de la madre y su bebé, quien provenía del cielo, contra los señores del inframundo para poder nacer.

Su plática era acompañada por los gritos de la mujer que sentía el mover su bebé a la posición correcta.
Término y respiro profundo, lento tratando de estar tranquila pero aún sintiendo el dolor de las contracciones.

—Ts'o'ok u ts'o'ok ja' yéetel xíiwo'ob?=¡¿Ya esta lista el agua con hierba?!—Preguntó la partera después de meter la mano entre las piernas de la mujer.

—Ts'o'ok u ts'o'ok=¿Ya está lista?—Preguntó Yatzil para la embarazada, acercándose.

—Junsúutuk u yéetel=En un rato lo estara.—Les dijo también en cuclillas con la mujer.

Yatzil tomó de la mano a Olivia y fueron con otras mujeres a preparar el agua.

—Ka'atúul ts'ono'oto'ob asab táanil táan u chokojtal le ja'o' taase'ex le=Dos cenotes más adelante están calentando el agua, traiganla.—Pidieron a Yatzil mientras deshojaba plantas.

Estás corriendo afuera encontrando una olla grande llena de agua que se encontraba hirviendo gracias a fuego que estaba debajo de ella.

—Vamos a llevarla vale, agarrala del otro lado y yo de este.—Ordeno Yatzil tomando una oreja de la olla.

Caminaron rápido desde ahí oyendo los gritos de dolor de la parturienta.
Al llegar mujeres ponían demasiadas figuras de Ixchel por todo el cuarto mientras cantaban para ella.
El lugar ya olía a incienso puesto en cada esquina del lugar que atraería así a Ixchel para ayudar a un parto exitoso.

El agua la echaron en una zanja que había en medio del cenote y después echaron las hojas de las plantas para que el agua fuera relajante y curativa para la embarazada.

Minutos pasaban y la mujer seguía con contracciones que no cesaban y cada vez eran más seguidas y fuertes pero aún no estaba lista.
Todas las mujeres ahí incluida la familia de la parturienta estaban orando y cantando por un buen parto.

—Ts'o'ok ma' je'el in ma' je'el in. Yaaj ya'ab=Ya no puedo, no puedo, duele mucho.—Con dolor y en cuclillas la mujer que sudaba y lloraba por la labor que hacía.

—Ma' bixake' t'ona'an jul u páajtal a=No sea débil ¡Claro que puedes!—Ánimo la comadrona.

1

2

3
Horas

Y avance no había, solo poco a poco más dilatación.
El agua ya había entibiado tendrían que llenarla de nuevo de agua caliente tal vez.

En un momento entraron dos mujeres,que miraron la escena.

—Ka'ach ma'alo'ob u teen le ku ku k'a'ajesik ba'ax úuch yéetel le ts'ook ko'olelo' ichil meyaj=Era mejor que yo la ayudará ¿Recuerdan lo que pasó con la última mujer en trabajo?—Dijo a todos ahí.

Olivia la reconoció al subir la mirada, era la científica, hablando altanera.

—Ma' a taal ja'asik u péeksik le Péenen waye'=Cállate, no vengas a asustarla, vete de aquí.—Ordenó la comadrona con enojo.

La científica rodó los ojos encontrando a Olivia entre la gente y darle una mirada de odio cuando vio el brazalete en su muñeca adornándola.

—Wóoliso' u...=Bola de..—Los maldijo yendose.

Una hora más y por fin la dilatación era perfecta.
Entre todas la ayudaron a levantarse para meterla en la zanja de agua con olor tranquilizante.

Se puso de cuclillas aún en el agua y la partera entró con ella teniendo una mano en su vientre guiandola en las respiraciones.

Olivia se acercó a lado izquierdo de la mujer y Yatzil el derecho, tomaron su mano para ella apretarlas con fuerza cuando su cuerpo era invadido por una contracción.
Olivia no sabía que hacer, solo la veía ahí sufrir, con su rostro cada vez más cansado.

—Máans ti' teen le tées súutuko'=Pásame el té es momento.—Pidió la partera estirando su mano.

Ese lo había traído Yatzil preparado para cuando estuviera perfecta para tomarlo, se cree que este ayuda a dilatar más.

Namor entró al lugar, por fin encontrando a Olivia después de haberla buscado parte de la mañana.
Ella le sonrió mientras tomaba la mano de la parturienta.

—Ts'o'ok tin wu'uyaj u pool ko'olelo' esfuar a asab=Ya sentí la cabeza mujer ¡Esfuérzate más!—La parturienta no sabía si sentir alivio o miedo por eso.

Namor se acercó y le quitó el respirador a la mujer en labor y su cabeza la sumergió en el agua para así tal vez resistir más.
La partera se unió con ella supervisando todo.

Namor beso la cabeza de Olivia que aún tomaba la mano de la mujer.

—Me preocupe.—Le dijo a su lado.

—Cuando no me encuentres seguro estoy con Yatzil, estoy bien.—Contesto Olivia, tierna, subiendo la mirada.

Se oyó el correr de alguien en el pasillo de roca, llegó un hombre apurado, Yatzil metió la mano al agua buscando con ella a la partera y está salió del agua.

—Ti' meyaj Ko'oten láak'intik le=Está en trabajo, ven a acompañarla.—Autorizó la partera volviendo a sumergirse.

El futuro padre se acomodó entre las dos mujeres para sumergirse, se metió al agua estando atrás de su mujer que al verlo sus ojos se iluminaron.

—Wayaneche=Estás aquí.—El hombre asintió repetidas veces orgulloso por su mujer.

—Jump'éel asab=¡Una más!—La alentó la partera.

Olivia sintió el apretar horrible en su mano por el último empujón que dió, juntando todas sus fuerzas, liberando un grito duro, apretando los dientes fuertemente.
El empujón duró varios segundos, Olivia lo sintió por el apretar de su mano.

La mujer sintió ese vacío, ese pasar fácil y rápido del cuerpo del bebé por su conducto que la partera atrapó, teniéndolo un momento en sus brazos para dárselo a la mujer en brazos un momento.
Ambos padres miraron al bebé lleno de sangre y sucio de esa enzima blanca, pero con una sonrisa porque había nacido al fin, se sonrieron y dieron un beso casto viendo a su hijo recién nacido de piel morena.

—Le ba'ala' láayli' ma' ts'o'oks=Esto todavía no terminó.—Dijo la partera después de meter una mano entre sus piernas buscando una placenta pero encontrando otra cosa.

La comadrona mirando a los ojos a la mujer buscando su aceptación le quitó al bebé en brazos y lo sacó fuera del agua.
Olivia automáticamente se quitó su respirador y se lo cedió al bebé que Yatzil tomó en brazos.
El padre del pequeño saco su rostro teniendo él aún el respirador, solo mencionando.

—Tal juntúule' asab
J-bendecida tumen Ixchel=¡Viene uno más, fue bendecida por Ixchel!—Dijo el hombre orgulloso para después quitarse su respirador y dárselo a Olivia que aún pedía oxígeno.

—¿Estas bien?—Preguntó Namor tomando su mano y ella asintió recuperándose.

—Ka'a xi'iko'ob ichkíil le chan paalo' waye' k pa'atik u le uláak'=Vayan a bañar al bebé aquí esperamos al otro.—Les dijo una de las mujeres allí, yendo a tomar las manos de la parturienta.

Yatzil y Olivia se retiraron con el bebé saliendo de ahí para ir a otro cuarto a bañarlo.
Lo metieron a una tina de agua tibia limpiando su pequeño cuerpo azul, que apenas y lloraba.
Quitando la sangre, la enzima blanca con apenas un poco de jabón.
Olivia sostenía la cabeza del pequeño mientras Yatzil limpiaba e iban cambiando de posición para que esté quedará perfectamente limpio.
En el lugar se sentía un calor tierno, perfecto para el pequeño que era un lindo varón.

—¿Por qué dijo eso la científica?—Preguntó Olivia ya que entendió apenas algo de lo que dijo.

—Es una maldita odiosa, a todos trata mal por alguna razón, me sorprende que más que tú.—Rio.

—¡He! Yo ya no soy la misma.—Pidió perdón por actitudes que no reconocía en ella.

—Lo sé, solo bromeo.—Rio mojando con paciencia el cuerpo del bebé—.Ya quedó este niño, vamos a envolverlo en mantas.

Ambas fueron con el bebé, humectando su cuerpo con aceite de coco y peinar su poco cabello. Lo envolvieron dejándolo totalmente relajado y dormido.

La tranquilidad fue interrumpida cuando otras mujeres entraron con el segundo bebé y Yatzil las escucho hablar mientras lo hacían

—Ma' resistió u le yaanchaj u bisik yéetel le...kexi' tuláakal ken jóok'okene' ma'alob=No resistió se la tuvieron que llevar con esa...ojalá todo salga bien.—Le dijo una a la otra.

—Ki'imakchaj u k'aas?=¿Se puso mal?—Alterada se puso Yatzil.

—Wa a wa'alik u a etail béeyak yichkíil=Si ¿Crees que tu amiga pueda bañarla?—Le dijeron ambas mujeres preocupadas queriendo ir con la recién parida siendo hermanas de ella.

—Wa=Si—Les dijo a ambas, acercándose a quitarles a la criatura de brazos—.Bañala por favor Olivia.—Se la acercó.

—Si claro, vayan, avísenme cualquier cosa.—La cargo con delicadeza.

Las tres mujeres quisieron salir pero chocaron con Namor que también entraba al lugar, él las centro y ellas siguieron corriendo yendo directo con su amiga.

Olivia se acercó al agua nueva y limpia y metío a la pequeña con cuidado para Namor acompañarla, tomando sus caderas por detrás y apoyando su cabeza en el hombro de Olivia viendo como sus pequeñas manos bañaban a la bebé.

—Pobre mujer ¿Crees que se ponga bien?—Olivia a Namor, frotando su mano en el jabón para esta después ponerla en la cabecita de la bebé.

—Se pondrá bien, Mactzil, como su nombre lo dice, hará el milagro de sanar.

—Hace un momento se porto muy grosera con todos los que ayudaban en el parto.—Enojada dijo, también por la mirada que le dio.

—A ella le enoja que sigan las tradiciones.

—¿Si? Pues se me figuró más que lo único que quería era llamar la atención.

—Tranquila cariño.—Rio ante su actitud y beso su mejilla con amor mientras Olivia seguía bañando a la pequeña—¿Quieres que te ayude?

Olivia lo vio ponerse a su lado, él tomó a la niña de la cabeza y espalda manteniéndola en un lugar para que la bañará y quedará limpia de esa encima pegajosa e incluso suave.
Namor estaba hechizado por ella, por su forma de hablar, actuar, veía cada cosa que hacía gesto, sonrisa.
Veía su rostro concentrado en lavar a la niña.
Olivia lo cacho.

—Deja de verme así K'ukulk'an.—Rio nerviosa.

—No me llames así que...

—¿Qué? ¿Mmmm?—Se acercó a su rostro y rieron juntos.

Al fin la bebé quedó limpia y Olivia la sacó del agua cargándola tiernamente, mientras Namor la seguía.
La recostó junto a su hermano que dormitaba tranquilamente.
La seco con una toalla sin tallar su piel, dando una sonrisa a la pequeña de piel azul.
El Dios estaba sentado en esa pequeña cama donde solo se acostaban los bebés y pasó un dedo por la mejilla del niño lentamente, dándole una tierna sonrisa.
Olivia le puso su pañal teniendo cuidado y dándole una sonrisa.

—Pareces experta con los bebés.—Lo notó.

—Bueno, cuando mi hermana nació yo tenía diez años y a veces me tocaba cuidarla, no la dejaba sola para nada.

—Fuiste la mamá de tu hermana ¿Verdad?

—Si, me encargué de que ella no, sufriera el trauma que yo sufrí, pero a sus cortos años la vida me la arrebato.—Su voz sonó apagada, nada alegre como hace un momento.

—Lo siento Jats'uts=Bonita—Poniendo su gran mano para tomarle la mejilla, incluso abarcando todo su rostro. Olivia la tomó sonriendo.

—Esta bien, creo que es tiempo de sanar.—Le nació una lágrima de su ojo que Namor atrapó con un beso.

Humecto el cuerpo de la bebé con delicadeza, la arropó y durmió junto a su hermano tranquilamente.
Namor tomó su mano y la acercó a su nariz oliendo el aceite en ellas.

—¿Huelen a coco?—Mirando el rostro moreno de Namor que rio asintiendo.

—Ven.—Namor la guío al otro lado de la habitación, de la mano.

Ahí se encontraban la placenta, los dos cordones umbilicales y dos mazorcas manchadas de sangre, estos objetos estaban separados marcando a qué bebé pertenecía.
Las metió en una cajita de vibranium que tenían los nombres de los bebés ya elegidos.

—Al finalizar el nacimiento del bebé, el cordón umbilical es cortado con cuchillo de obsidiana y la sangre del cuchillo es colocada sobre una mazorca de maíz, la cual se desgrana y cultiva como algo sagrado. La primera cosecha servirá para alimentar al hijo o hija.—Explicó Namor mientras cerraba las cajas.

—Ya veo.—Dijo con cierto asco.

La bebé empezó a llorar para automáticamente también el varón.
Caminaron hacia ellos.

—Deben de ya tener hambre, pero no sé si la mamá esté en condiciones de alimentarlos.—Dijo Namor.

—Mi hermana se relajaba succionando mi dedo, era cuando a mi mamá no le apetecía alimentarla.

—Si, pero no le podemos quitar el respirador.

—No.—Negó Olivia viendo a los bebés llorar y después ver los brazos fuertes de Namor—¿Y si los cargas?

Namor asintió feliz, amaba a los bebés y uno de sus sueños más grandes era ser papá así que con gusto se sentó para Olivia cargarlos y acomodarlos en sus brazos fuertes y paternales de Namor, teniendo uno a cada lado, dándoles calor corporal.

—Me pregunto a cuántas generaciones has visto nacer.

—Demasiadas no tienes idea, recuerdo el día en que Yatzil nació, en el que su madre nació.

—¿Y su tatarabuela?—Con burla.

—También.—Rieron juntos.

—¿Y qué se hace con los cordones y la placenta?

—Antes se tenía la costumbre de que el cordón de las mujeres se entierra dentro de casa porque ahí es su lugar, pero ahora hacer menos a la mujer no existe, lo único que se entierra es la placenta en el interior y el cordón en el exterior.

—¿Las dejan desempeñar cualquier cosa?

—Lo que sea, aquí todos y todas pueden soñar ¿No es igual allá arriba cierto?

—No, allá una mujer no es libre.—Con cierta melancolía, aceptando que ser mujer fue lo que la condenó a su sufrimiento.

Los bebés ya se habían calmado, habían vuelto a dormir y el lugar estaba en silencio absoluto.
A Olivia le dio tanta ternura verlo con los dos pequeños imaginando lo buen padre que sería.
Fueron interrumpidos por Yatzil que entró feliz.

—Está respondiendo ¡Se pondrá bien! Denme a los bebés seguro que tienen hambre.—Dijo entrando, encontrando a Namor con ambos niños—.Awww que lindo te ves primo.

—De hecho ya lloraron de hambre, Namor los calmó.—Le dijo sonriéndole a Yatzil—¿Ya está bien?

—Si, dijeron que tal vez mañana pueda ir a casa con los pequeños, pero la científica quiere revisarlos.

—Vale llevalos.—Le dijo Namor levantándose con los niños.

—¿También le podrías decir a la comadrona que quiero hablar con ella?—Pidió Olivia.

—Si, yo le digo, me voy.

Yatzil se llevó a los bebés en brazos dejando a la pareja sola un momento porque segundos después llegó un familiar llevando los cordones y placenta.

—El parto fue largo, hay que irnos ya.—Olivia, acomodando lo del baño—.Tengo mucha hambre también.

Ambos regresaron al agua yendo hacia los aposentos para comer juntos mientras platicaban.

—Me pone muy feliz verte con la pulsera.

—Es muy bella aunque me pone algo incomoda pensar que fue de tu madre y me diste una reliquia sagrada para tu nación.

—Nuestra nación.—Olivia negó con una sonrisa.

—Yo solo vine a invadir Namor, no es mi nación.

—Lo es en el momento en que amas a su gente, su territorio y te preocupas por ellos.

Se sonrieron y siguieron comiendo tranquilamente.

—Cuando cantaste esa canción ¿Cómo es que hablas el español perfectamente?

—Mi tío era de España gracias a él aprendí, me dio lecciones de varios idiomas.

—Dijiste que tal vez era lo último que quedaba de tu familia.—Olivia asintió.

—A lo que le podía llamar familia,ni siquiera se si aún viva, era judío y eso significa la muerte.

—Lo siento Olivia.—Estiró su mano a la de ella—.Pero ya no estás más sola.

—No.—Negó una vez, con una sonrisa tierna.

—Sabes, me gustaría oírte cantar más seguido, para mí...

—Y para ti será mi amor.—Se sonrierón con una pequeña risa ante lo irremediable que sentían el uno del otro—.Lo intentaré, recuerdo que de niña amaba cantar y compuse una que otra canción, desgraciadamente de la mayoría me olvide pero hay una en particular que su letra no se me olvida.

—¿Puedes cantarla?—Pidió tiernamente.

—Solo, déjame recordar mejor su letra y arreglarla, para ti.

Las sonrisas con él eran seguidas, los sentimientos eran recíprocos y el amor inevitable.
Se sentía completa con el, como si toda la vida lo hubiera buscado.
Podía decir que toda la vida había vivido Sin Amor pero ahora había encontrado a Namor y todo había cambiado para ella y tal vez también para él.

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