XVII . Me encantas

2 de Julio 1943

El día llegó y Olivia estaba en su recámara tratando de hacer un chongo alto y hermoso, tratando de verse linda para el evento.

Tenía un dolor horrible en los brazos y hombros por el dia de ayer lleno de trabajo pero eso también la ponía feliz, era la primera vez que se sentía útil.

Fue interrumpida por Yatzil.

—Ven, Namor te tiene una sorpresa.—Sonrió tomándola de la mano para sacarla de la habitación.

—¡Nooo Yatzil! Yo no quiero ir con él, dijiste que no era necesario convivir con él.

—Hagan las paces.—Insistió, fingiendo un puchero—.Pidan perdón..

—El que debería de hacerlo es él a mi.—Se quejo regresando al espejo.

—Bueno, tú muy bien con él no te has portado ¿O si?—Olivia no respondió—Anda vamos.

Salieron pero algo lento ya que Olivia no quería que su recogido se arruinara.
Antes solía sujetar así su cabello, pero otros lo hacían por ella y ahora le había quedado horrible y con el agua se arruinaría.

Al llegar Olivia pensó en soltar su cabello por lo ridícula que se veía, pero Yatzil la obligó a entrar rápido y no lo hizo. Entró dándose impulso para salir, poniéndose su respirador.

—Gracias por venir.—Le dijo mirándola fijamente y casi soltando una sonrisa por su cabello, estaba sentado frente a su mesa.

—Me obligaron ni te emociones.—Sarcástica cruzada de brazos, escurriendo agua.

—Te tengo un regalo.—Mostrándole sus dientes en una no monótona sonrisa, arreglado con una tela sobre su musculatura.

Él fue junto a su cama y tomo una caja de madera con algo arriba que regresó a entregarla. Al tener la caja enfrente supo que era.

—¿Mi cabello?—Miró el pedazo de su cabello aún en trenza con un moño rojo para mirarlo a los ojos.

—Si, en el barco se había quedado ese pedazo de trenza y lo traje, quédatelo.

—Gracias.—Se suavizó mirándolo a los ojos, con una sonrisa—¿Y esto que es?

—Abrelo.—Pidió.

Ella obedeció abriendo la caja blanca de madera, viendo un vestido amarillo con gemas alrededor de este, formando rombos, era elegante pareciendo incluso de la realeza, el amarillo resaltaba su piel azul.

—Es para el Hetzmek, pontelo, yo tengo que salir.—Pasando a su lado restado importancia, no queriendo ver más si sonrisa que le daba todo tipo de esperanza.

—Gracias.—Le dijo sin mirarlo a los ojos y él se fue.

Olivia fue a la cama de Namor, comenzando a quitarse las pocas prendas que traía con ella.
Estando completamente desnuda miró su figura en el espejo que tenía en los aposentos.
Pero, no era la única que se miraba.

Namor había regresado por su lanza, encontrando a Olivia ya desnuda, se ocultó resiguiendo su figura de piel azul, sus pezones erectos por el frío que tal vez sentía, sus senos algo caídos, con el abdomen un poco gordito, sus muslos juntos.
Vio como se sacaba la aguja del cabello que lo sujetaba, viéndolo caer sobre sus hombros.

Ella miró a dónde él se ocultaba pero logro ocultarse para que no viera que la miraba, al final se fue sin decir nada.
Pero ya no seguiría negando que después de todo tenía ganas de besar esa separación entre sus senos o besar sus clavículas.

Se puso el vestido viéndose por fin ya vestida, se sonrió a sí misma, viéndose llena de joyas, le coqueteo al espejo sintiéndose bonita, su cabello aún se veía chueco así que trato de trenzarlo, tratando de hacerse una idea de cómo hasta que entró Namor.

Soltó un suspiró mirándola.

—Estás lista.—Dijo con una sonrisa, sin poder quitar su imagen desnuda.

—Si, pero mi cabello se ve horrible y no logro hacerme una trenza.

—Eso no es cierto se ve muy bonito, solo es volver a darle forma ¿Quieres que te peine?

Ella le resto importancia levantando los hombros y él asintió acercándose a ella.
Toco su cabello para así comenzar a trenzarlo.

—Te quedan bien tus perforaciones.

—Gracias, me las hizo la mamá de Yatzil.—Se miraba al espejo, viéndolo detrás de ella.

—No pude decirte que se te veían bien.—Ya tampoco se censuraba para decirle las cosas.

—A ti también se te ven bien las tuyas.—Se burló de él.

Él término de trenzar su cabello para tomarla de los hombros y volver a mirar sus ojos.

—Quedo bien, solo.—Saco dos mechones de cabello de su frente—.Faltaba esto.

Ella solo asintió.

—¿Nos vamos?—Preguntó apartándose de ahí.

—Si ¿Cómo me vas a presentar? ¿Cómo tu mujer?—De nuevo sarcástica, aún molesta.

—¿Por qué no?

Salieron encontrando a Yatzil afuera esperándolos y fueron juntos rumbo a la fiesta que sería en la superficie.

La ceremonia inició, siendo dirigida por Namor presentando a la pequeña de apenas tres meses como Namora.
Sus padrinos recibieron a la pequeña en brazos cargandola en la cadera izquierda para prender una vela.

Namor, iba poniendo objetos en la mesa, una coa, jícara, sabucán, machete, tijeras, ollas, comal, lápiz, cuaderno, libros e incluso tecnología de Talokan.
Los padrinos con la niña pasaron dando nueve vueltas a la mesa.

Namor a los padrinos después, les dio a probar un poco de huevo, pepita de calabaza, hojas de chaya hervidas y maíz con miel, simbolizando inteligencia, razonamiento, sensibilidad y dulzura para la vida de la niña.

La niña tiernamente, le prestó atención a una lanza de vibranium que tenía hermosos tallados.

—Yaan u utsil ti' le je'elo'=Será la mejor en eso.—Dijo la mamá orgullosa al ver a su hija mirar con atención la lanza.

Al finalizar, apagaron la vela y los padrinos entregaron a la niña a sus padres.
Después de eso empezó la celebración, cerca de otro cenote construido por ellos; empezó la fiesta en esa agua dulce, se pusieron a comer, tamales, atole, teniendo cuidados especiales con los alimentos cuidándolos del agua.

Namor y Olivia estaban sentados juntos mientras Yatzil bailaba con su esposo soltando risas divertidas.

—¿Bailas?—Preguntó Namor mirándola con una sonrisa.

—No, gracias...

Namor no preguntó más, la jalo de la mano para bailar, lo hicieron al compás de tambores, flautas prehispánicas, caracoles y aunque Olivia no sabía, las risas no faltaban.

—Me toca mostrarte un baile de la superficie.—Parando de bailar con él, mirándolo a los ojos entre las demás parejas—Y no puedes decir que no.

Tomó su mano grande poniéndola en su cintura y él soltó un suspiro que no sabía retenía.
La otra ella la tomó juntando las de ambos, para la otra mano ponerla en el hombro de él.
Comenzaron a bailar con el agua para flotar, sin ningún tipo de ritmo, si no el que ella guiaba.

Se miraban a los ojos reteniendo una risa de nerviosismo, Namor le dio una vuelta haciendo volar su trenza, sintiéndose bien con ella.

—Aprendes rápido.—Se burló.

Namor sonrió y ella igual, le dio una vuelta poniéndola de espaldas a él para enterrar su nariz y oler su cabello café, se tomaban de las manos entrelazadas en su abdomen y balanceándose al compás que ellos mismos guiaban.

La comida, pláticas, baile o risas no faltaban, todos se la pasaban bien entre todos aún cuando no se conocieran bien.
Todos eran una familia enorme en Talokan.

En un momento se sentaron y Yatzil con ella empezando a platicar.

—El dios del sol maya, Kinich Ahau, también es considerado protector de la música y de la poesía...

—¿Gracias a él escuchamos música?—Yatzil asintió.

—Y por él existimos, ya que él ha arreglado problemas entre Dioses, es el rey de todos los dioses. Él reparte las tierras entre los diferentes pueblos y ejerce la resolución de los problemas que se puedan presentar entre ellos, es el esposo de Ixchel..

—¿Su amor es verdadero, no?

—Lo es.

La fiesta siguió, sin sentir las horas pasar, tal vez incluso hasta la madrugada cuando al fin Namor la llevo con el sacándola de ahí. Salieron solo platicando sobre la fiesta y al llegar a los aposentos de Namor él se sentó en la silla cansado y Olivia se había quedado parada frente a él.

—Bueno, yo, tengo que irme, gracias.

—¿Y si vienes y dejas de estar tan lejos?—Le señaló la silla.

Olivia rodó los ojos molesta aún y llegó hasta él, sentándose.

—¿Sigues enojada verdad?—Busco sus ojos—¿Estás celosa?—Se burló de ella.

—Que optimista...

—Perdoname por lo que pasó.—Le dijo pareciendo sincero—.Y por lo de...

—¿Sobre cómo te ibas a follar a otra enfrente de mi? Claro, tienes que pedirle perdón a tu mujer.—Se burló ahora ella de él—¿Por qué me pides perdón a todo esto? Yo no soy nada tuyo...

Él la miró un momento, sin responderle para levantarse de su asiento y su aliento llegará a su rostro estirándose en la mesa.

—¿Eso crees?—Ella calló un momento—.Pensé que se entendían ya mis intenciones.

—¿Qué?—Lo miro confundida.

—Me encantas Olivia.

Sentenció Namor, se había obligado a hablar y al final lo decía.
Todo fue silenció entre ellos, solo la miraba, poniendo atención en sus ojos miel. Y de la nada Olivia le dio una sonrisa, esa que mostraba cuando tenía un deseo cumplido.

—¿Y en qué puedo ayudar yo a eso? Tú a mi no.—Altanera, también acercando su rostro al de él.

—Yo creo que si me puedes ayudar.—Pauso un segundo—.Bésame.

—No, no lo haré.—Se mordió el labio jugando con él.

Él se apartó de dónde estaba para estar enfrente de ella y con gran facilidad levantarla de su asiento y poniéndola con fuerza sobre la mesa.

—¿Quieres que te ruegue?—Preguntó cerca de su rostro con las manos en la cintura de ella.

Olivia alzó el rostro aún altanera y él siguiendo su juego se puso de rodillas delante de ella para besar sus rodillas, ella con su pie descalzo lo puso en su pecho apartandolo.

—No sabía que un Dios, rogaba.—Para abrir las piernas y pasar sus dedos en su entrepierna.

Él se acercó de nuevo, tomándo la mano que acariciaba su propia entrepierna y está besarla.
Kukulkan era un hombre que siempre mandaba pero sabía que eso no aplicaría con Olivia, iba a ser un sumiso que haría lo que ella pidiera, no se quejaría.

Él colo las manos bajo el vestido de ella, llegando a sus bragas para bajarlas lentamente mientras se miraban a los ojos.
Estás cayeron al piso y Olivia volvió a abrir las piernas.

k'ukulk'an pasó los dedos por su entrada mientras Olivia ponía sus dedos en el cabello sedoso de Namor y le sonreía mandando al Dios.

Ya no estaba perfectamente depilada, esa parte ya estaba llena de vello púbico pero no era algo que a él le molestará, era algo natural y una belleza femenina que aceptaba.

Una y otra vez Namor pasó los dedos por su entrada provocando quejidos de ella.

—Metelos.—Ordeno con autoridad.

Y Namor obedeció, los metió sintiendo la humedad que estaba saliendo de ella, sintiendo el calor que ya producía, sonrió altanero.
Olivia movió la cadera en respuesta de que le gustaba y Namor comenzó a follarla con los dedos, sacándolos y metiéndolos mientras en momentos presionaba su punto g.

Olivia ya gemía con vehemencia, con el ceño fruncido y la cadera hacia adelante pidiendo más, Namor tenía el rostro debajo de sus pechos así absorbió su aroma mientras besaba su ropa, le parecía tan atractiva que aceptaba lo que hacía.

—¡Estoy cerca joder!—Gritó Olivia soltando un gemido gutural.

Sus dedos hacían un gran trabajo, moviéndose dentro de ella como querían, llevándola a su cúspide tan rápido como quería.

Namor sonrió una vez más burlándose de ella ¿Tan rápido y ya iba a llegar?
Tomó su mano buscando alguna queja para después bajar más la cabeza y pasar su lengua por su hinchado clítoris mientras aún la follaba con los dedos, bebía cada gota de ese mar entre sus piernas.

—¡Joder!—Gimoteo con la cabeza echada para atrás, tomando una mano de Namor y con la otra tomando sus cabellos.

El Dios sintió como ella se ciño sus dedos mientras él mantenía la boca en su clítoris bebiendo lo que él provocaba, dándole unas hermosas cosquillas por su perforación en la nariz y su barba acariciándola.

El Dios, incluso de rodillas se veía con poder, pero estaba sirviendo a los deseos de ella, aún con esas joyas en el, aún con su título de Dios.

—Eres mía ahora.—Sentenció para volver a su intimidad.

Y ella al escuchar su voz ronca y llena de lujuria sin contenerse más se corrió en sus dedos con fuerza mientras Namor aún la estimulaba haciéndola llegar más alto que el cielo.

Olivia tenía los ojos cerrados, recuperándose con las manos apoyadas en la mesa, Namor se levantó para tomarla de las caderas acercándola a él aún vestida.
Ella lo miro un momento con sus jugos en la boca y barba que le provocó sonreír con satisfacción, esa imagen la mojó más.

—Se supone que yo no te gustaba.—Le empezó a besar el cuello.

Una gran mentira, la tenía con ganas eso era claro porque goteaba por él con cualquier simple acto.

Olivia enredo los dedos en su cabello mientras Namor dejaba un camino de besos por su cuello.
La ropa estorbaba así que Olivia levantó el vestido sobre su cabeza, desnudandose en la mesa mientras él apreciaba cómo lo hacía para aplaudir dos veces.

El lugar de agua se empezó a llenar mientras él le sonrió satisfecho de verla desnuda y está vez, poder tocarla, con sus manos tocó sus senos, acariciandolos mientras besaba su pecho, ella tenía las manos en sus orejas puntiagudas, tocandolas al vaivén de sus besos, el agua los sobrepasó y Namor con urgencia le quitó el respirador robándole un beso apasionado mientras ella enredaba sus brazos en su cuello.

—Dijiste que no te besaría.—Se burló una vez más de ella, cortando el beso con una mordida sobre sus labios.

Olivia bajo la mano hacia la erección dolorosa que pedía atención.

—Dijiste que me querías como esclava.—Rio en sus labios.—Ahora entiendo a que te referías.

Coló su mano en sus calzoncillos y enredo la mano en su erección haciendo que se viera demasiado pequeña junto a su longitud, Namor gimió en su boca por la estimulación que le daba Olivia con tranquilidad.

k'ukulk'an perdió la cordura, bajo la prenda que ya estorbaba para apenas Olivia lograr verla, notando su circuncisión provocando gemir.

—¿Ya vas a follarme?—Preguntó retadora, con las manos en los músculos de sus brazos.

Namor obedeció una vez más, con fuerza tomó sus caderas haciéndolas hacia delante para él, se guío mientras ella se abrazaba a su cuello, sintiendo poco a poco como entraba, estaba sucediendo todo.

Namor sabía que era demasiado para ella, sería cuidadoso

Frunció ella el ceño, aceptándolo, estirándose para él, sintiéndose extasiada con su grosor, clavaba las uñas en su espalda soltando un gemido ahogado, sentía ese roce de su entrada que la hizo temblar de placer haciendo que una corriente recorriera todo su cuerpo, estaba débil y pronto se correría de nuevo.
Cuando al fin entró completo, dejando unos centímetros fuera él la hizo mirarla a los ojos.

—¿Estás bien?—Se burló de ella que solo asintió respirando pesado.

Olivia pidiendo más comenzó a mover la cadera sonriéndole a Namor.

—Si, eso quieres.—Comenzo a moverse también.

Se movía, dándole lo que querían mientras besaba su hombro y sus oídos oían la música de sus gemidos en la habítación que lo ponían más duro y le provocaba tratarla con rudeza.

—Quien lo daría, este negro follandote.—Se burló de ella recordandole lo que le dijo cuando se conocieron.

En este momento todo era pasional, todo un momento. Era físico, algo que se podía querer repetir. Dónde solo dirían cosas sucias y no románticas, así era eso, en ese momento.

—Give him brown.—Pidió en inglés seductoramente, prendiendo más al rey.

Apenas unas estocadas ella se ciñó alrededor de él, tan cerca de nuevo, sintiéndose en las nubes.

—¿Namor sabes dónde está Olivia?—Entró sin preguntar Yatzil.

Namor y Olivia voltearon hacia la entrada viendo a Yatzil en shock.
Olivia se escondió con el cuerpo de Namor así ocultando su desnudez y Namor la abrazo.

—No ¿Qué? Perdonen, me voy, sigan en lo suyo, no vi.

Yatzil se fue y ellos quedaron incómodos sin ni siquiera moverse, Olivia respiraba apresurada tratando de recuperarse.
Quitó a Namor de ella empujándolo de pecho.

—Creo que mejor me voy.—Poniéndose de nuevo el vestido.

—No, quédate, no pasa nada.—Tomándola de la mano, queriendo detenerla.

—Hasta mañana.—Salió Olivia dejándolo.

Lo único que quería Olivia era que eso quedará como una simple noche.
Pero para el Rey, no había sido una simple noche.
Quería seguir, tenía que seguir.






























No puedo con los comentarios, me hacen muy feliz, sigan haciéndolo.

Yyy AAAA que ganas de ser Olivia, espero les gustara el capítulo.

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