XV . Sacrificio

30 de Junio 1943

Olivia despertó poco a poco, no queriendo abrir los ojos, la ventana abierta había dejado entrar peces de colores a su habitación, cuando abrió por completo sus ojos peces payaso nadando en su cara.

Se fue a vestir con una falda azul que cubría sus muslos muy cómoda con algunos bordados en esta, el sentido de la moda si existía ahí, pero no tanto como la superficie.
Se estaba viendo en el espejo convenciendose de ser bonita como siempre hacia Olivia.

Y Yatzil llegó.

—Hola, hay que peinarse, te traje algo de comer.—Entró urgida, dándole verduras.

—¿Qué van a hacer hoy, Yatzil?—Preguntó con la duda, comenzando a comer del plato.

No se lo quiso esconder.

—Un sacrificio.—Le dijo pasando un peine por su largo cabello café.

—¿Qué? ¡Pero eso es de salvajes!—Se calló a sí misma porque Yatzil le hizo una mueca molesta.

—No lo es, no es un sacrificio o solo muerte, es un ejercicio para regenerar vida.—Explicó—.Es una ofrenda para los Dioses..

—¿Existen?-Yatzil no contesto más—.Bueno mínimo dime ¡¿Para que Dios?!

Yatzil no queriendo responder.

—Buluc Chabtan, el Dios de la guerra y sacrificios y Ah Puch Dios de la muerte, se les hace está ofrenda agradeciendo su favorecimiento en batallas y así sacrificando prisioneros de guerra..

Olivia no contestó más, estaba segura que se refería al hombre que ayer Namor, aprisiono y aúnque se sentía un poco mal por él tampoco pensaba que estuvieran bien los actos que hizo en contra de la naturaleza marina.

Salieron juntas con velocidad, Olivia pensó que irían a la ceremonia pero llegaron a los aposentos de Namor dónde entraron ambas y aúnque ella busco con la mirada a Namor no lo encontro.

—Te voy a pedir que no salgas de aquí.—Pidió tomando sus manos, ya adentro de la habitación—.Nadie puede verte.

—Pero ¿Por qué?

—No pueden saber que tenemos a alguien de la superficie viviendo aquí, no salgas, no te asomes—Olivia asentía a todo lo que Yatzil le decía.

Y la morena salió dejándola sola en la habitación en la que no sabía que haría durante horas ahí.

𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉 . 𓆉

Comenzaron a llegar los invitados de Talokan.
Era una nación en el mar Yucateco, con gobernadores y división política, Kukulkan como el emperador de todo ese territorio.

Zacil gobernadora.
Litza gobernador.
Itzayana gobernadora.

Zacil era una mujer de complexión media, con senos grandes que las manos del Dios Kukulkan recuerda nunca poder agarrar, con ojos negros y cachetes risueños.

Litza, hombre de una estatura baja, piel morena, con un montón de joyas en su cara y cuello que incluso su rostro ya no era rostro.

Itzayana mujer delgada, albina, de ojos claros como el mar, con una presencia espectacular.

Todos estos personajes bien arreglados y con su gente salían del agua para ver el cenote sagrado, adornado y lleno de gente, subieron su mirada arriba viendo a Kukulkan arriba donde se realizaría el sacrificio.

Namor tenía plumas que adornaban una cabeza de serpiente en la suya, haciéndolo ver más imponente, reemplazando una simple corona, ese era su vestuario ceremonial que lo hacía ver cómo el verdadero Kꞌuꞌukꞌul Kaan.

Habían escaleras hechas con la piedra del cenote para subir arriba donde había una mesa de sacrificios y tres sillas importantes a lado del trono del Dios.

Los súbditos, ubicados abajo, alrededor del cenote adentro del agua cristalina, tocaban ellos música de tambores y caracoles que hacían un eco espléndido en ese cenote sagrado creado por la madre naturaleza.

Namor vio subir a Zacil con un escote pronunciado, una sonrisa y una mirada de urgencia, a sus demás compañeros les dedicó una mirada y reverencia de cabeza agradeciendo su visita.

Todos ya sentados, los tambores empezaron a sonar más y más anunciando así al Rey, Namor se levantó y estos callaron de golpe para que ni un ruido estuviera en el cenote, solo el hermoso rocio al caer de las piedras.

—Talokan
Bejla'e' u Táant k p'aax yéetel Buluc Chabtan,Ah Puch=¡Talokan! Hoy pagamos nuestra deuda con Buluc Chabtan, Ah Puch.—Hablo Namor en voz alta así resonando su voz en todo el lugar—Tuméen asab ba'ate'elo'obo' ti' k utsilo'=¡Por más peleas a nuestro favor!

Namor lo gritó levantando la lanza que tenía a su lado. Todos gritaron ahí, celebrando por sus victorias y el apoyo de sus Dioses, todos participaban en esa ceremonia, había niños, adultos, viejos, todos emocionados incluyendo a Zacil que también se emocionó mordiendo su labio.

—¡Líik'ik Talokan!=Levántate Talokan!

Todos gritaron y hicieron el saludo de Talokan mirando hacia arriba a los gobernadores y a Kꞌuꞌukꞌul Kaan.

Namor aplaudió dos veces y apareció el prisionero, débil, sangrado con más de 300 latigazos sobre su espalda, más de los que recibió Jesús.
Con tanta sangre por su rostro, con un diente perdido y un ojo que aún cuando pudiera escapar la visión no recupera.
Era seguro que si no se realizaba ahora el sacrificio, no pasaba esa noche.

Los sacrificios con Buluc Chabtan y Ah Puch eran los más sangrientos y temidos para todo guerrero que temia ser prisionero de guerra.

Al hombre ser presentado ante la gente todos volvieron a celebrar en gritos, musica y aplausos.

Dos hombre subieron al hombre a esa mesa de sacrificios, sin mucho esfuerzo más que por su peso, este ya ni siquiera se podía mover, lo más seguro era que ya deseara su muerte porque no pondría resistencia cuando la hora llegará.

Namor se levantó, recibiendo más aplausos y gritos; esa mesa era de vibranium, con partes de piedras preciosas incrustadas que en verdad sería un honor morir ahí.
Al menos no para ese hombre.

Namor llegó enfrente del hombre de ojos azules viéndolo ya agonizante, lo miró apenas un segundo para tomar un arma filosa hecha de obsidiana y pasarla por su mano, hizo una incisión en su mano, provocando ese líquido carmesí, apretó la mano y la paso por el cuerpo del hombre combinando sus sangres así empezando el ritual.

Los aplausos y gritos no cesaban, seguían al ver qué ya daba inicio ese ejercicio de renovación.

—U Buluc Chabtan yéetel Ah Puch u k'aame'ex u ka'anal=Que Buluc Chabtan y Ah Puch lo reciban en su cielo.—Gritó una vez más Namor, enloqueciendo a la gente.

Entonces Namor sin titubear sus movimientos clavó el arma en el pecho del hombre un poco de lado izquierdo para mirar a su gente abajo celebrando, hizo entonces avanzar el arma hacia arriba llegando a su clavícula.

Namor dejó a un lado el arma y con una sola mano saco su corazón de esa herida profunda, este órgano apenas y latía, lo mostró un momento como si fuera el cuerpo de cristo y lo lanzó al agua del cenote recibiendo aplausos y más.

Tenía las manos llenas de sangre que hicieron a Zacil cruzar las piernas con fuerza, ella jamás se arrepintió de lo que pasó con Namor la última vez que se vieron.

Namor se puso enfrente de la mesa de sacrificio dejando atrás el cuerpo del hombre para volver a hablar.

—¡Le jaajile'!=¡Está hecho!—Gritó Kukulkan.

Dos hombres tomaron el cuerpo ya muerto del sacrificado lanzandolo también al agua y así culminando su sacrificio.

Después se dispusieron también a celebrar, con comida, baile, risas, mientras los mandatarios veían la celebración con una sonrisa, aplaudiendo por la fiesta, felices de ver a su pueblo en la prosperidad.

Namor se retiró entrando al agua dulce del cenote donde la gente celebraba. Zacil lo siguió unos segundos después de que el se fuera.

Namor estaba llegando a sus aposentos pero Zacil lo llamo alcanzandolo.

—¡Namor!—Lo llama acercándose a él, flotando en el agua.

—U bien u a yila'al le nook'e'=Que bien se te ve este vestido.—Le dice mientras la espera para poner sus manos en sus caderas.

—Nib óolal, tuméen ma' táan k a naja' ku=Gracias ¿Por qué no vamos a tu habitación?

Entraron a los aposentos de Namor mientras el ya le besaba el cuello.
Y Olivia los vio, levantándose de la cama ante la incómoda situación.

—¡¿Namor?!—Le dice en casi un grito.

—Cierto, tú aquí, vete.—Señalando la salida, sin mirarla a los ojos.

Y así lo hizo, salió indignada mientras Zacil la veía irse, casi burlándose.

—Le ko'olelo' mix a daría le ba'ax kin=Esa mujer jamás te daría lo que yo.—Le dijo enredando los dedos en el cabello negro de Namor.

Namor la llevó a la cama mientras repartía besos en su cuello.

—Chup lela' ja' taak in ts'u'uts'ik a=Llena esto de agua quiero besarte.—Viéndolo sentarse en la cama.

—Ma' mixba'al ts'u'uts'o'obe' tu chi'=No no, nada de besos en la boca.—Le dice seductor.

La tomó de la mano mientras para que ella con la sus graciles manos bajara los tirantes de su vestido, la miró con veneración, con sus ojos chocolate bajando por esa piel azul mar.

—Cha' in wilech jump'íit asab ti' le nook'e'=Déjame verte un poco más con este vestido.—Pide, tocando sus piernas para subir sus manos con lentitud.

—Wa ma' in ka pitik a in ka tin luk'sik teen=Si no me lo quitas tú, me lo quitaré yo.—Poniendo las manos en los hombros del Dios.

Se sonríen mientras él ya tenía las manos coladas rozando sus bragas con su dedo medio provocando gemidos apenas oídos.

—Ko'oten kulen tin yooko'ob=Ven siéntate en mis piernas.—Ella obediente, quiso estar frente a frente pero la puso de espaldas.

Empieza el a besar su cuello, lamiendo mientras ella hace a un lado su cabellera negra ondulada.

—Péeksech tin muk' ook=Muévete en mi pierna.—Ordena con las manos en su cintura mientras aún besaba su cuello.

Ella ya podía sentir un bulto existente entre las piernas de Namor mientras se movía, él la dirigía siendo con las mujeres siempre el que mandaba.
Él sube sus manos a sus senos y los acaricia por encima de la tela, los deja una rato para subir sus manos por las piernas de la mujer mientras aún se movía, ella sintiendo tanta excitación por el roce que ya salían de su boca pequeños gemidos que a él más encendia.

Zacil se levantó apenas un poco para acomodar su vestido y el roce fuera directo en su intimidad.
Lloriquiaba, queriendo tocar a Namor pero solo podía sentir sus manos en sus pronunciados senos.

Namor entonces regreso las manos a sus caderas para bajarle las bragas y ella ayudándole.
Con delicadeza abrió sus piernas teniéndola aún sentada y la penetró, con sus dos largos y morenos dedos para ella soltar un grito ahogado.

—Uts ti' a wich mmm=¿Te gusta? ¿Mmm?—Hizo la pregunta, hablándole al oído mientras ella fruncía el ceño y enterraba las uñas en su otra pierna.

—Wa beyo'=Si, así.—Juntó los labios ocultando un gemido y ya tartamudeaba al hablar.

La comenzó a penetrar con fuerza queriendo hacerla llegar, presionaba ese punto, eso que él sabía las hacía llegar al límite.

—Ts'o'ok=Termina.—Mordiendo el lóbulo de su oreja.

Hizo caso, tres penetraciones más y terminó soltando un gemido agudo y una risita triunfal, puso toda su espalda en el pecho del Dios en el qué pudo sentir una capa de sudor mientras él ponía su cabeza en su hombro para el darle un beso en la frente.

—Ts'o'ok a je'el u páajtal a bin=Ya te puedes ir.—Le dijo calmado y tranquilo, aún cuando tenía una erección no le provocaba otra cosa.

—Beet in teecho'=Hazme tuya.—Pidió como niña pidiendo un dulce, tocando ya su bulto.

Ella era tan pequeña, delgada y sumisa que con facilidad la tomó de la muñeca jalando su brazo y así tirándola a la cama.
La tomo de las caderas con brusquedad poniéndola de espaldas a él, le subió de nuevo el vestido viendo su culo regordete arriba mientras ella se recargaba en la cama.
Le dio un azote fuerte para ella soltar un grito, se mordió el labio esperándolo.

Él bajo su truza descubriendo su grande erección, se tocó mirándola, sintiendo su líquido preseminal mientras soltaba pequeños gemidos, se guío hacia ella para primero torturarla, pasando su polla por su intimidad sintiendo su humedad, sintiéndo su cuerpo temblar, sintiendo que podía nadar ahí. Se introdujo lento y despacio, sintiendo cómo se abría ella, aceptándolo mientras él apretaba la mandíbula al tener esa sensación de placer.

Después de haber entrado completo puso las manos en las caderas de la mujer, presionandolas con fuerza y empezó a empujarla a él, una y otra vez, sin parar.

Los gemidos de Zacil inundaban más que el agua el cuarto, agudos eran provocando al rey darle un azote fuerte en el trasero, otra vez provocando un grito ahogado.

Sus senos aún vestidos se balanceaban mientras sentía esa sensación de calor y dolor en su vientre avisándole que se correría pronto si seguía penetrándola con esa fuerza.

Él ya no se centraba en el placer de la mujer, si no en el suyo, con esas ganas solo poniéndolo más duro, ella sin poder controlarlo se ciñó alrededor de Namor que ya no la miraba si no que tenía los ojos cerrados mirando arriba y sintiendo ese abrazo a su polla.

Apretando los dientes y penetrándola aún con más fuerza hizo que la llenará, se correría exhalando profundo.

—Ohhh Olivia.—Como saboreando el nombre.

Lo dijo con placer, en un suspiro y engrosando su voz que era tan excitante escucharlo, cualquiera se habría corrido pero si hubiera dicho el nombre de Zacil ella si habría corrido,pero no fue así, se detuvo enojada quitándose de esa posición con las piernas temblando aún por su corrida que nunca llegó.

—¿Máax le Olivia?=¿Quién es Olivia?!—¿Gritó bajando su vestido, extrañada y enojada-.

—Xen te'elo'=Vete.—Metiendo su erección aún viva y tomándola de los brazos para sacarla de ahí-

—Eeech juntúul paal u...—Tres un hijo de...—Quiso dirigirse a él otra vez pero la regreso al agua con fuerza-

¿Qué dice la psicología del subconsciente?
Aquello que está almacenado, guardado, escondido, negado tal vez.
Influyen también en el comportamiento y la toma de decisiones.
Es eso que no sabíamos que pensábamos o sentíamos y a veces puede salir a la luz.

¿Acaso era algo que él deseaba?

Salió de sus aposentos después de esperar un rato a que ese asunto se calmara, quizo ir por Olivia a la superficie dónde seguramente la encontraría pero aún cuando lo intento llegó Yatzil.

—Se necesita de su presencia en la ceremonia majestad.—Tomándolo del brazo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top