XLII . Nuestro sueño

30 de Agosto 1943
Kꞌuꞌukꞌul Kaan tenía los ojos cerrados, boca arriba, durmiendo después de lo mucho que le había costado.
Estaba cansado pero ella no estaba con él y eso le hacía más difícil conciliar el sueño.
Aún con sus nervios vivos lo logró y estaba durmiendo o viendo.
Sueños, destino, cosas muy distintas pero que la última vez le habían dejado muchas preguntas, era curioso que él no creyendo en la visiones, estuviera teniendo una, cómo mensaje, aviso, aunque muy tarde lo comprendió.
—Tuméen in k'Kꞌuꞌukꞌul Kaan na'=¿Por qué me llamo Kꞌuꞌukꞌul Kaan, mamá?—Preguntó el pequeño que aún no era infeliz, aún no vivía Sin Amor, aún no era Namor.
Los frutos debajo del mar no eran los más ricos, pero sí los más nutritivos y que en ese momento era lo único que tenían para comer. Aún era una nación joven, llevaban menos de medio siglo en el mar. Era Talokana joven que estaba aprendiendo a vivir ahí, a sobrevivir, así que con eso se tenían que conformar.
Estaban en un lugar de cosecha que estaba levantado en algas.
La pequeña familia que estaba conformada por Ixchel la madre de Namor, la segunda al mando del aún pequeño Talokan y K'ukulk'an el niño feliz que no sabía su futuro y no tenía odio.
—Teech jach táankelem utia'al wojéeltik lelo' in paal=Eres muy joven para saberlo mi niño.—Lo miró nadar entre las altas algas.
En realidad no lo era, tenía la edad de un hombre, aunque todos vieran un niño travieso, era un hombre con imagen de niño gracias a la unidad en la que nació, siendo más que un simple Talokani.
Ixchel vivía, solo vivía porque nunca sintió que el mar fuera su hogar, su hijo la mantenía feliz, la mantenía viva en esas penumbras marinas, lo amaba demasiado que hizo una caja de vibranium con sus brazos protegiendolo porque la vida que les tocó no era fácil, quería mantenerlo con ese brillo, sin odios, sin tristeza...ciego al verdadero mundo que vivía.
—Ma' kolnáalen tanto na', K'a'as ti' teen a kanantaji'=No lo soy tanto mamá ¡Recuerda que yo te cuido!—La mujer sonrió.
Era una mujer de ya avanzada edad así dejando claro que no era nacida de un vientre Talokan, así avisando que en solo unos años se despedirá.
Pero aunque era infeliz no quería morir, tenía a su niño y su muerte significaba demasiado, no solo para Talokan también para la futura vida del heredero al trono, su hijo, el cual no quería ver sufrir, no quería que supiera muchas cosas, su origen, nombre, futuro.
El acuerdo era que al la mujer morir, su hijo ascendía al trono, en un principio, cuando ya había perdido al amor de su vida, cuando ya no tenía un hogar, cuando ya no había nada que esperar, solo a su bebé, le pareció hermosa la idea de que su hijo, el primero de Talokan, fuera el futuro Rey, pero ahora, la nación a la que guiaría era demasiado.
Aquella mujer se sentía culpable por cosas que aún no le sucedían a su pequeño, porque lo trajo al mundo, a uno donde ella sabía cuál era el peligro, empezando por ser Rey de tal nación.
Y justo así fue, porque todo brillo de juventud en Namor, se fue al sentarse sobre el trono.
—Ma'alob, yaan jump'éel destino, jump'éel bej in paal beetike' a k'aaba', a kuxtal=Bueno, existe un destino, un camino mi niño, por eso tu nombre, tu existencia.—Le dolía saber eso.
—Ba'ax in k'áat ka le bejo' in bisik u guerrero, je'el in na'.=Quiero que el destino me lleve a ser guerrero ¿Puedo mamá?—Dijo emocionado, nadando hacia ella por un abrazo.
—Je'el u páajtal a in paal, chéen, jo'osene'exi' ba'al=Puedes mi niño, solo prométeme algo.—El niño subió sus ojos a la mujer—A toj óolal xan importa=Tu felicidad también importa...
Ella solo era una segunda al mando, pero sabía bien lo que le esperaría y era ver por otros, quitar cualquier sentimiento, valor, deseo por su pueblo.
—Tu prometo na', in meent in ki'imak ta wo'olal=Lo prometo mami, sonreiré por ti.—La mujer entonces lo enredo en sus brazos, moviendo tierna su cuerpo con el de su hijo.
Pero esa promesa 'Kꞌuꞌukꞌul Kaan la olvidó, por mucho tiempo se negó al verdadero amor porque el pueblo era más importante.
Lo que le hizo a Olivia fue por su nación.
Hizo tantas cosas por y para su pueblo, no para él.
Y ahora era trabajo de él decidir de ahí en adelante si sería feliz.
La felicidad era una elección para él, porque ya tenía lo necesario para serlo.
—Máax na'=¿Quién es mamá?—Señaló el pequeño detrás de su madre para romper el abrazo.
Ambos vieron la silueta de una mujer, de cabellos cacao, delgada, con un camisón bajo sus rodillas, estaba tan lejos que su rostro no podían reconocer.

—Sa'asik in k'Kꞌuꞌukꞌul Kaan=Perdóname k'Kꞌuꞌukꞌul Kaan.—Dijo la mujer en un llanto que daba miedo, mientras estiraba su mano hacia ellos.
—Sa'asik in paal ti', k'eeban tuméen le ka'atúul=Perdóname hijo, perdónanos—Repitió su madre detrás de él en un mismo llanto.
Namor volteó hacia su madre que lloraba y así de las algas personas empezaron a salir, algunas conocidas, otras no, entre las algas lloraban y le pedían perdón mientras más se acercaban y él solo veía eso asustado.—
Despertó, con la respiración acelerada, con su rostro y pecho en sudor, con lágrimas amenazando con salir y un temblor anunciando un episodio de ansiedad, pasó la mano por su frente limpiando el sudor, para taparse el rostro, sintiendo su cuerpo bajar y subir por su respiración.
Ese niño, ese hombre, no sabía quién era la mujer que tenía enfrente, pero él, él de ahora sí, era Olivia.
La última vez que la vió así, fue una mala señal.
Aún con su temblor se levantó de la cama y sin pensarlo dos veces nado hacia donde se suponía dormiría Olivia.
Que sería en la casa de Yatzil.
Todo Talokan estaba en penumbras no permitiéndole ver mucho, aún así nado entre la oscuridad confiando en que lograría ubicarse y así fue.
Tocó la puerta con urgencia, logrando asustar a Olivia y a quienes estaban con ella en la habitación, fue a abrir el esposo de Yatzil que al verlo se despertó más rápido.
—Ba'ax k'abéet in ajawo'=¿Qué necesita mi Rey?—Saludo.
—¿Namor?—Salió detrás de su esposo, Yatzil, aún adormilada viendo a su primo alterado.
—Olivia, leti' ma'alob, yaan in wilik le=¿Olivia? ¡¿Ella está bien?! Tengo que verla.—Se movió queriendo entrar.
—Leti' ma'alob, ti' quedaron, ma' u verían tak u súutukil u ts'o'okol beelo', maak a chi', u máan=¡Ey ey! Ella está bien ¡¿En qué quedaron?! No se verían hasta el momento de la boda, cálmate ¿Qué paso?—Tomó el rostro de su primó incluso viendo sus pupilas hechas un punto diminuto.
—Olivia a te'elo'.=Olivia ¿Estás ahí?—Mencionó alterado no viendo los ojos de su prima.
Olivia se levantó pegándose a la puerta oyendo su respiración alterada.
—Táan in ma'alob yaakunale' úucha'an=Estoy bien amor ¿Qué sucedió?—No lo veía pero incluso su tono de voz la desconcertaba.
—Jaaj a ma'alo'ob=¿Segura que estás bien?—Le dijo a la puerta para después a su prima—Cha' in ilej, a prometo u máak yaan u yojeltik walkila' áak'ab, chéen jump'éel minuto=Dejame verla, te prometo que nadie se va a enterar a estas horas, solo un minuto.
Yatzil pensó un poco, miró a lo largo de las calles, nadie, ni un alma estaba, tomó la mano de su esposo y lo metió con ella dejándolo así con Olivia un momento.
Cuando ella salió de entre la puerta ni siquiera le dio tiempo de decir o hacer algo cuándo él la atrapó en un abrazo fuerte, enterró la nariz en su cabello sintiendo que se soltaría a llorar.
Un sueño lo tenía alterado y al borde de toda posibilidad.
—¡¿Están bien?!—Preguntó para tomar su rostro en manos.
—Estamos bien Namor.—Tomó una mano de él guiandola a su vientre—¡¿Por qué estás así?!
Estaba también temblando, él lo pudo sentir cuando tomó su mano, la estaba comenzando a alterar por la forma en que él realmente se veía mal.
—Solo, fue un mal sueño.—Negó volviendo a abrazarla.
—Solo fue eso mi amor, un mal sueño.—Beso su mejilla en el abrazo, hablando con voz melosa para tranquilizarlo.
Fueron interrumpidos cuando Yatzil salió de su casa otra vez.
—Ya te tienes que ir Namor.—Intervino Yatzil tomando la puerta—.Sabes que está contra las reglas y si alguien los ve...
Él se separó del abrazo para que Olivia le besara la frente tratando de tranquilizarlo.
—Cuídala Yatzil.—Aún asustado.
—Todo está bien Namor.—Tranquilizo Yatzil para darle también un beso en la mejilla—.Anda ve a dormir.
—Way yanene' in ajawo', mixba'al ti' leti'ob yaan u yúuchul=Aquí estoy mi Rey, nada les va a pasar.—Dijo el esposo de Yatzil para Namor asentir y besar la mano de Olivia.
Namor se fue y los tres se fueron a la cama, desconcertados, recordando así Yatzil que fue lo que pasó la última vez que Namor tuvo un mal sueño, así que en Náhuatl le pidió a su esposo que se quedará despierto por cualquier cosa y así fue.
Nada sucedió, al menos no en ese momento.
La mañana llegó iluminando a Talokan que feliz estaba del nuevo ciclo para su Rey y pueblo y es que parecía todo un sueño perfecto, para ambos, uno del cual no querían despertar. Estaban muy nerviosos por el día que ya había llegado, dónde todo Talokan la vería como su Reina, dónde podrían decir que se pertenecen el uno al otro.
Después de todos esos años, siglos que resultaron ser difíciles, por fin veían la oportunidad de vivir, sonreír.
La vida en el mar para algunos podría ser infeliz por las penumbras que se viven ahí y alguna vez Namor también lo vió así, pero cuando la conoció, todo había dejado de ser gris.
La ceremonia sería a las doce del día, con el sol en su punto más alto así que Yatzil despertó a Olivia para ir hacía dónde la arreglaría.
Solo ellas dos.
Un momento importante para la novia era vestirse para su boda y según la tradición era que su madre y hermanas arreglaran a la futura novia, pero ella no tenía a ninguna de las dos.
Anastacia para ella, estaba muerta, después de todo lo que le hizo sufrir lo estaba...pero Julieta, su hermana, estaba viva, al menos en su mente, recuerdos.
Podía imaginarla a un extremo de la habitación viendo como la arreglaban con su sonrisa.
El vestido, huipil, apenas y tapaba sus tobillos que eran adornados por cuencas de vibranium, toda la falda era blanca y con bordados de flores también en hilo blanco. Su cuello estaba adornado con perlas, y sus orejas también.
Ya con él vestido se sentó en una silla de madera para que Yatzil comenzará a peinarla.
—¿Qué fue lo que pasó ayer Yat?—Realmente preocupada ante como lo vio y cómo estaría él en esos momentos.
—No lo sé, tal vez fue un sueño tan feo pero en el que te vio.—Tomó mechones desde el inicio de su frente para empezar a trenzar con un listón blanco como tercer mechón—.Pero no tienes de que preocuparte, solo fue un sueño.
Yatzil pasaba sus dedos alisando los mechones que se enredaban mientras cantaba con emoción así bendiciendo su futuro. La habitación de aquel cenote estaba con ese olor a incienso así atrayendo a los espíritus de los Dioses que bendecirán el momento.
Olivia no hablaba, estaba muy nerviosa como para hacerlo, se estaba tronando los dedos viendo hacia otro lado, con sus manos sudando, podía sentir su cuerpo temblar y sus dientes impactar.
Y de la nada se soltó a llorar recordando que en esa posición peinaba a su hermana, mientras ella cantaba, se soltó a llorar pensando en que de verdad estaba ahí ayudándola.
No tenía a nadie de su pasado que pudiera alegrarse por lo que sucedería y como dolía.
Se retiraba las lágrimas con la intención de que dejarán de nacer pero tal parecía que no había final.
Yatzil bajo su cuerpo al de ella abrazándola por atrás, Olivia descanso su rostro en el de ella está vez sacando un gemido de llanto.
Yatzil estaba con ella haciendo el trabajo de amiga, ayudarla con sus nervios, ayudarla con sus recuerdos y sentimientos.
—Todo está bien.—Dando un beso en su mejilla sobre su respirador.
—¿Tú crees que de verdad me ama?—Recordando ahora el pasado de su relación gracias a todo el problema que como persona significaba.
"Acostumbrate, estás no serán las únicas lágrimas mientras estés a su lado"
"Él no te ama, nunca lo hará, estar contigo es por su pueblo"
—Muchísimo para no notarlo.—Se quitó de esa posición poniéndose delante de ella de rodillas—.Se aman mucho Olivia, deben estar juntos y cualquier obstáculo que les ponga la vida juntos lo podrán pasar.
—Es que, yo, yo soy un enredo de sentimientos, yo no soy alguien fácil de tratar, no quiero que esté con alguien a la cual tiene que comprender, no quiero que me trate bien solo por culpa.—Estaba sollozando, con miedo a ser solo un estorbo.
"Solo se casa contigo por culpa, lo que te hizo aún lo carcome"
"No creas jamás que te ama"
—Se enamoró de lo que eres tú Olivia, ama cada cosa de ti ¿Sabes por qué estoy segura? Porque jamás había visto por su felicidad, esa eres tú.—Apretó sus manos en busca de que la mirará cuando empezó a alterarse—.Mírame, mírame Olivia.
—Ya no estoy segura de quererme casar con él.—Negó sintiendo que el aire le faltaba.
—¿Y privarte de toda la felicidad que te da él? ¿Le tienes miedo a ser feliz?—La miró cubierta de la cara y llorando más.
—Tengo miedo del sufrimiento que le puedo causar, yo no estoy bien Yat y yo lo sé.
—Y él lo sabe también, conoce todos tus secretos y aún así se enamoró ¿Acaso soy la única que nota como te ama?
Ni Ana ni Fátima estaban afuera, pero la estaban acompañando, la estaban aconsejando, ellas eran las que verdaderamente no se daban cuenta cómo la amaba él, no se daban cuenta de cómo ella estaba más que feliz que nunca.
Ahora ella lo necesitaba.
Mientras tanto Namor también se preparaba, en mente, en ese día, tantos pensamientos,tantos deseos, miedos.
Su sueño no lo dejaba en paz, la voz de Olivia era de sufrimiento que solo con recordarla se le helaba la sangre y su madre, el llanto que él vio lo asustó.
Pero ¿Cómo no asustarse? La mujer que el vio no era su madre, al menos no la que ella siempre le mostró.
Ese sueño estaba arruinando su felicidad, porque incluso recuerdos de su pasado tenía ahora, ese que había dejado atrás por su bien, pero justo ahora se veía a sí mismo en esa imagen de niño, pero edad y mentalidad de hombre, sentado en un trono gobernando una nación joven y con muchos problemas. Le revolvía el estómago de verse así, de ser quien era y es.
Todo su pasado significaba lo que era...
Y es que desde que la conoció lo hizo verse a sí mismo, sus actitudes, le dejó saber que tal vez no era tan bueno como ella podía creer, sembró todas sus semillas, odios, miedos, enojos y traumas y ahora esas semillas eran árboles bajo el mar que escondían sus gritos de libertad.
Su mente la tenía en otras cosas menos en su feliz día de boda, la pelea que hace unos días tuvieron aún lo tenía pensativo porque esperaba que su futuro con ella fuera brillante y no lleno de rocas por lo que representaban sus diferencias, esperaba que nada se interpusiera en su camino.
Tenía el miedo de que un día ella dejará de amarlo, el miedo de que un día se diera cuenta del monstruo que ella amaba y del cual gracias a ella se había dado cuenta que existía.
A él también iban a ayudarlo en arreglarse, pero quería estar solo, quería escucharse para darse cuenta de que estaba por casarse, estaba en la espera de su primer hijo, era feliz y estaba poniendo todo de sí para no arruinarlo, otra vez.
Esta vez él usaba un traje tradicional, también blanco, con bordados verdes y azules así combinando con el copil que usaría en la ceremonia.
Se abotonaba la camisa mientras se veía al espejo, tenía una sonrisa boba, cómo si se preparaba para ver a su primera novia, preparándose para el amor de su vida.
Las joyas no podían faltar, se remango las mangas de la camisa así dejando ver un lujoso brazalete en su muñeca derecha y en la izquierda, tenía la pulsera de su madre, esa que ella se había quitado el día en que por poco la pierde por siempre, tal reliquia le pertenecía así como su corazón antiguo, tenía que devolver esas dos cosas que le era imposible no estar atado a ella, le pertenecía, tal vez desde el instante donde su miel y chocolate su unieron por primera vez en ese barco que la trajo a él.
Quería mostrarle su amor de las mil maneras que hubiera, con palabras, regalos, besos y abrazos, placer, sexo, amor, acciones y una de esas, era la confianza de saber que era la mujer que debía amar y cuidar de Talokan.
Esperaba que todo lo que tenía preparado para aquel gran día y para su vida juntos estuviera de maravilla.
Pronto ella también portaría su propia corona, así demostrando su amor por ella, cómo Itzamná hizo a Ixchel Diosa de la luna una vez, así él haría Reina de Talokan a la mujer de ojos miel que amaba.
Todo lo que le regalaba, tenía un valor sentimental tan grande, su corona, sería igual, llevaría lo que significaba para él su llegada, un mensaje, amor.
Esperaba que eso mismo significará ella para su pueblo.
Fue interrumpido por el entrar de Yatzil a la habitación, se dio la vuelta viéndola con los ojos en lágrimas mientras habría los brazos también maravillada por ver a su primo preparado para esa boda.
—¿Cómo está ella?—Algo alterado mientras aceptaba el abrazo.
—Te necesita ya.—Se separó para ver los ojos chocolate de su primó.
—¿Qué tiene?—Preguntó alterado para que ella de la mano lo llevará hacia ella.
Estaba en contra de las reglas que se vieran pero no había parado de llorar.
Namor sabia que debía ayudarla con su respiración y Yatzil sabía que Olivia se quería casar, la había visto muy feliz antes de que todo a su mente llegará, pero necesitaba de las palabras de él para que creyera.
Namor llegó viéndola llorar en la misma silla con aún su peinado sin terminar, desecha.
Sabía, la conocía, no estaba bien, tal vez él jamás lograría ayudarla a sanar del todo pero la amaba.
— Mi amor.—Llegó con ella a sus pies, poniendo las manos en sus piernas mientras ella no le dedicaba una mirada—.Mírame por favor.
Olivia lo hizo, lo miró con su traje ceremonial, con una sonrisa preocupada, ella se lanzó a sus brazos sollozando cómo una niña pequeña.
—Déjame casarme contigo.—Pidió K'ukulk'an sobando su espalda.
Ambos estaban tan afectados por el pasado, pero para él ya eran siglos que había encontrado la forma de respirar y nada más.
Y ella, las voces, los traumas estaban ahí para acompañarla así fueran siglos.
—Sabes, aún creo que esto es un sueño, hermoso, uno del cual no quiero despertar, nuestro sueño Jats'uts=Bonita.—Se separó del abrazo mirando su rostro mojado.
Lo que ellos no sabían es que era una extraña, hermosa pesadilla la cuál apenas comenzaba.
—Te amo me escuchas.—Beso su nariz volviendo a hablarle a los ojos—.Prometo que te voy a hacer feliz, muy muy feliz.
Ella sonrió sorbiendo su nariz, oyendo lo que quería para estar segura de que sería feliz al unirse a él.
—Y yo a ti, lo prometo, lo intentaré.—Asintieron con las lágrimas ya naciendo de él.
—No importa nada mi vida, solo tú y yo, nadie más, podemos ser felices con eso.—Olivia asintió para besarse.
Un beso con culpa porque estaba en contra de las reglas, pero se debían permitir ser felices, no importaba si era un segundo.
—No puedo vivir sin ti.—Ella rio nerviosa—.Siempre, desde ahora, vas a ser tú y nuestra hija lo más importante para mí, no importa que.
—Tú eras lo que le hacía falta a mi vida k'Kꞌuꞌukꞌul Kaan, te amo tanto.—Él la beso, probando las lágrimas en sus labios, un beso profundo lleno de amor.
Yatzil entró interrumpiendo.
—¿Ya? Pronto vienen a verte Olivia y tú Namor ya deberías estar en la ceremonia.—Él asintió despegándose del beso mirando la miel en sus ojos.
—¿Estás bien?—Ella asintió con pena por sentirse como una niña berrinchuda.
—Alla te alcanzo.—Namor asintió dando un beso en su frente y levantándose.
—Te amo mi Jats'uts=Bonita.—Con una boba sonrisa saliendo de ahí.
—Hay que terminar de arreglarse.—Se acercó Yatzil limpiando su rostro de lágrimas—.Te quiero mucho Olivia, deseo lo mejor para ti y mi primo.
Su cabello lo termino en un santiamén, le puso un poco de color a su rostro al cuál aún se le notaban las lágrimas que dejo ir, pusl solo un tierno rubor y labial.
Olivia dejo a Yatzil arreglarse mientras se ponía el cinturón color negro en la parte de la cintura así a su manera y sin que los demás supieran, anunciaba su embarazo.
Cuando estuvo lista se vio al espejo, miro los ojos miel que amaba él, vio cómo las lágrimas ya danzaban por sus mejillas otra vez.
Su cabello estaba perfectamente arreglado que la hacía lucir verdaderamente como la Reina. Vió su sonrisa, sincera y blanca como el vestido, acomodó un poco el vestido y las perlas en su cuello temblando aún y preocupada por todo pero más tranquila gracias a la ayuda de Yatzil y Namor.
Subió su vista de nuevo al espejo y vio a su niña, adolescente, mujer, en el espejo, lloraba con esas etapas imaginando que las abrazaba, que las consolaba, seguro estarían muy contentas de saber que estaban triunfando profesionalmente, que hacía cosas por el prójimo, que tenía amigos, alguien la respetaba y amaba, que ella también lo estaba, que espera un hijo y estaba a minutos de casarse.
Sollozo tapándose el rostro para Yatzil acercarse y enredara en sus brazos.
¿Acaso era necesario todo ese sufrimiento para ser feliz de esa forma? No lo sabía, pero si todo eso tenía que suceder para conocer a 'Kꞌuꞌukꞌul Kaan, para amarlo cómo lo hacía, lo viviría de nuevo.
Ambas amigas finalizaron el abrazo mirándose un momento para después ambas salir fuera.
Estaban sus amigas de cosecha, la partera e incluso Itzayana ahí viéndola ya de novia, todas se acercaron felices a abrazarla y la acompañaron directo al gran salón de ceremonias en el gran castillo de Talokan, iban detrás de ella mientras Yatzil la tomaba de la mano mirando sus nervios y sonrisa.
Todo el pueblo estaba ahí, con una sonrisa de oreja a oreja al ver al Rey de esa manera, notablemente nervioso, feliz e entusiasmado.
Salieron de las aguas así Olivia escurriendo agua por su rostro pero ya no lágrimas, llevaba una hermosa sonrisa que iluminó a Namor al verla y causó que comenzará a llorar, el chamán rio siendo él ya también consiente de que sus Reyes se amaban con sinceridad.
Se amaban, querían casarse, no había más dudas, querían ser felices.
La música de viento y tambores retumbaba en las paredes del salón enorme y en los oídos de los presentes, los cantos, aplausos estaban también ahí, contentos de aquel acontecimiento.
Y las vibras que daba aquel lugar, aquel momento eran alegres, empezando por el aire, incienso y copal para retirar toda la mala energía.
Yatzil y Olivia comenzaron a subir las escaleras para llegar adónde estaba Namor y el sacerdote que uniría sus lazos de vida, él le tomó la mano, apretándola para que lo mirara asegurándose de que estuviera bien y así era, le dio la más dulce de todas las sonrisas.
Tal ceremonia presenta a los enamorados ante la madre tierra y sus elementos, agua, fuego, aire que así como permiten la vida, permiten a los Dioses bendecirlos con solo el toque del aire.
Energía, armonía, éxito en el matrimonio es lo que se le pide a los Dioses en esta ceremonia.
Ajq'ij o chamán era quién uniría sus lazos, estas personas llenas de sabiduría, de confianza para todo el pueblo, personas que se han preparado toda su vida para servir a los Dioses y a la gente que necesita de ellos.
Olivia soltó a Yatzil dándole una sonrisa de gracias y verla irse por las escaleras.
Volteó a ver el altar, dentro de un círculo de azúcar en el suelo y los puntos cardinales representados con velas de diferentes colores, norte: blanco, sur: amarillo, este:rojo y oeste:negro
El sacerdote los hizo sentarse, uno al este y otro al oeste para así la música y celebración de los presentes terminará para escuchar un momento la ceremonia.
El sacerdote empezó a hablar en maya diciendo oraciones, atrayendo los elementos de la naturaleza, a los Dioses, pidiendo permiso al corazón del cielo y la tierra, al centró de la galaxia para que así su amor este del conocimiento de todo ser existente.
Mientras eso sucedía ellos se tomaban de las manos y se miraban a los ojos, tranquilizandose mutuamente.
La música después de las primeras oraciones siguió, aunque un poco más baja, así acompañando el entorno.
Namor tenía un copil refinado, de plumas azules y verdes, con joyas uniendo cada pluma así representado quien era de la realeza. Su barba se veía más perfecta que nunca y la sonrisa en sus ojos la tenía enamorada. Guió ahora los ojos a su cuello donde tenía los pequeños collares en su cuello y en sus manos, que ella miró, el brazalete y pulsera, así sintiendo ese incómodo sentimiento del pasado. Quería verlo, grabar su rostro feliz en ese momento.
Y él, veía como chupaba sus labios y mordía, podría jurar que mordía también sus mejillas nerviosa. El brillo en sus ojos miel era cautivador así devolviéndole un poco de la felicidad que era ella en una sonrisa, miró su cuello con perlas causándole una risita a los dos. Pasó su pulgar por el anillo de compromiso así sabiendo que había cumplido, que la estaba haciendo feliz y también a él. Era tan bonita para sus ojos.
Fueron interrumpidos por el sacerdote que señaló a Namor lo que tenía que tomar.
Metió sus dedos en el plato de cacao y saco los granos para compartirlos con las manos de Olivia, jugaron con ellos un poco, apreciando su toque y sentimientos de solo vivir la ceremonia, dejaron los granos regados en el altar y ahora era ella tomó el chocolate en barra y partio en dos para consumirlo.
Hicieron lo mismo con los granos de maíz para ser devueltos en tortillas que también comieron.
Representando unión, prosperidad en el matrimonio.
El sacerdote mientras hacían eso mirándose a los ojos, explicaba que significaba cada elemento y explicaba el matrimonio.
—Le yaakunaj ma' chéen ch'a'abil, xaan ti' u ki'ichpanil, je'e ku bix aman le kaaja' suyo, ámense bix yuumtsilo'ob yaan u humanidad, je'e ku bix Te'exe' sabrán ts'a, expresenlo bejla'e' yéetel Mantats'=El amor no es fácil, tal vez ahí su belleza, ámense cómo aman a este pueblo suyo, ámense cómo los Dioses a su humanidad, ámense cómo ustedes sabrán dar, expresenlo ahora y siempre.—Les pidió para que comenzarán los votos.
Namor apretoysus manos y la llevó a sus labios para besarlas, dándole una sonrisa para decirle lo que sentía por ella, está vez enfrente de su pueblo.
—Áak'ab yéetel áak'ab, k'iin yéetel k'iine', in yaakunaj nojochtal teechi', Olivia, teech teech óolajil ku necesitaba, máax ma' in wojel ba'ax in enamoraría, teech yuumil tuláakal Tene', u in tuukulo'ob, deseos, wayak, fantasías, ts'u'uts'o'obe', abrazos, sonrisas. Le ujo' solía wa'al ti' in j kalbach puksi'ik'al, Mix bik'in cantaría jump'éel k'aay Ba'ale' chéen necesitaba ti' teechi' in yaakunaj=Noche con noche, día con día, mi amor crece para ti, Olivia, eres tú la felicidad que necesitaba, quién no sabía que me enamoraría, eres dueña de todo lo que soy, de mis pensamientos, deseos, sueños, fantasías, besos, abrazos, sonrisas.
La luna solía decir que mi cruel corazón, nunca
cantaría una canción pero solo necesitaba de ti mi amor.—Olivia lloraba delante de él mientras Namor se quitaba la pulsera de Talokan, sonriéndole, sintiendo ambos su corazón latir a mil por hora—Le ken oí a che'ej in ka'a a bufón yéetel teech, u yuumil in puksi'ik'al. Tin kaxtaj jump'éel ch'úupalo', ki'ichpam yéetel ch'ujuk, Mix bik'in tin wojéeltaj a Máax ku esperaba=Cuando oí tu risa me volví tu bufón y tú, la dueña de mi corazón. Encontré una chica, hermosa y dulce, nunca supe que eras alguien que esperaba.—Ella negó nerviosa y con lágrimas para él asegurar la pulsera en su muñeca y besar esta.

Vigilante
Este acto de amor, cambió la historia de este universo, la llegada de ella cambió todo para el futuro de él y el mundo.
Esa pulsera representaba todo, cariño entre ellos, salvación para Talokan y una única pero ya perdida esperanza para otra nación oculta.

—Encontre jump'éel yaakunaj ti' teen, in kúuchil utia'al sonreír, in wotoch utia'al teene', in wilik in futuro ti' a wicho'ob, kin wilik in toj óolal, in yan u ka'a u ka'a u ts'íibtik, yaakunaj le ku yaan utia'al u ts'aik teech, ba'ale' sincero, ma' chéen táan a Ma'atech asab chéen Kukulkan, táan in Teene' ti' teech, utia'al xan meentik teech sonreír, K'a'as, tuláakal jump'éel kuxtal in estaría wéetel, Ma' importa bey, mix bey, mix tu'ux, ba'ale' yiknal ta=Encontre un amor para mí, mi lugar para sonreír, mi hogar para ser yo, veo mi futuro en tus ojos, veo mi felicidad, mi revivir. Amor es todo lo que tengo para darte, pero es sincero, no estarás nunca más solo K'ukulk'an, estoy yo para ti, para también hacerte sonreír, recuerda, toda una vida me estaría contigo, no importa cómo, ni como, ni donde, pero junto a ti.—Él asintió feliz tomando su mano y besarla—Yuumbo'otik meentik in kuxtal=Gracias por hacerme vivir.
Ahora ambos estaban llorando y riendo nerviosos ante la sinceridad de sus sentimientos.
—Kaajal Talokan ts'o'ok k ko'olelo'=Pueblo de Talokan ¡Ya tenemos a nuestra señora!—Celebró el chamán causando bulla.
Namor rio nervioso y se levantó con ella tomándola en un tierno beso haciendo a la gente celebrar.
El Rey ya se había casado, feliz, enamorado.
—Gracias por amarme.—Olivia negó y pidió otro beso más profundo.
—Líik'en Talokan=¡Levántate Talokan!—Se unió Koyopa' para todos repitiera lo dicho por ella mientras la pareja aún se demostraba su afectó.
Estaban oficialmente casados, se abrazaron ahí enfrente del feliz pueblo, enfrente de estatuillas de los múltiples Dioses que bendecian a Talokan.
No precisamente al matrimonio.
Se besaron y reian felices al verse viviendo sus sueños.
Solo faltaba la coronación así que para ninguno de los dos pasaban los nervios.
Ambos de la mano y saludando al pueblo no sin antes pedir que los acompañarán a la coronación, aúnque ya por derecho era reina al casarse con K'ukulk'an.
Entraron a una de las habitaciones del salón a prepararse para este importante evento.
Solo sonreían, aún no decían nada, estaban muy felices y nerviosos, digiriendo su felicidad.
Ella se sentó a un lado de Namor viendo como se preparaba, quitándose el traje ceremonial.
Se puso nerviosa mientras lo hacía, no sabía porque pero él lo notó para bajar por un beso, mientras aún se desabotonaba la camisa.
—Te amo.—Cortandolo y mirando sus ojos miel.
—Te amo.
Fueron interrumpidos por el entrar de Yatzil que aplaudía contenta y con lágrimas en los ojos.
—¡Que bonito!—Le beso la mejilla a Olivia que estaba sentada en la mesa donde estaba el penacho de Namor, después también abrazo a Namor—¡Eres todo un romántico!
Ahora los tenía a los dos cerca de ella por si quería abrazarlos después de lo que tenía que decirles.
Ella era lo más cercano a una familia que tenían los dos y por eso sentía esa responsabilidad.
—Estoy muy feliz por ustedes, K'ukulk'an, prométeme que no importa que, ella siempre va a ser primero.—El pasado seguía como aprendizaje, cómo recordatorio.
—Te lo prometo.—Abrazo a Olivia que la tenía a su lado.
—Olivia, prométeme que vas a intentar comprenderlo, este hombre es de cabeza tan dura como vibranium.—Ella asintió en una risa.
—Lo prometo, lo amo demasiado aún cuando tenga una cabeza dura.—Los tres rieron.
—Les deseo lo mejor en esta nueva etapa, a ambos irá bien, se aman demasiado y eso es suficiente para cualquier obstáculo, sean felices por su hijo.—Les dijo con lágrimas para poner una mano en el aún plano vientre de Olivia.
—Hija querrás decir, va a ser niña.—Las dos rieron por la seguridad con la que dijo Namor.
—Verás cómo la vida te da un niño igualito que tú.—Rieron de nuevo las amigas cuándo Namor involuntariamente formó un puchero, lo abrazaron—Los quiero mucho, merecen todo lo bueno.—Se separó del abrazo limpiando sus recientes lágrimas—Bueno, no se tarden que falta la coronación.
Los dejo solos para Olivia ver cómo se desvestía volviendo a vestir con su short verde dejando ver sus piernas nadadoras a la vista, quitó la camisa también viendo ella con deseo ese abdomen.
Se levantó para ponerse detrás de él y poner sus labios en diferentes lugares de su espalda mientras sus manos paseaba por su abdomen duro y él terminaba de poner sus brazaletes mientras sonreía.
—Eres muy guapo Namor ¿Cuánto tuve que contenerme al verte con ese traje? Tú no lo sabes.—Paso la lengua dejando un espejo.
—Tenemos que ir a la coronación.—Se quejó cerrando el brazalete en su antebrazo.
—Aja, eso quiero.—Ambos rieron para volverse a ella y mirarla un momento.
—Eres tan bonita.—Le acomodo un mechón de su trenza y ella sonrió como una tonta guiando sus dedos entre los cabellos de su nuca.
—Gracias mi amor.—Se dieron un tierno beso.
Salieron del cenote tomados de la mano y él ya con su penacho ceremonial, el más grande y lujoso que tenía que incluía unas hombrera con perlas colgando de esta.
La forma de esa serpiente en el penacho tenía incrustaciones de jade por todos lados y las plumas verdes y rojas que salían de este lo hacían más grande e imponente, poderoso.
No podía dejar de verlo.
Pasaron nadando por encima de su pueblo para que los aplausos, gritos y música se hicieran fuertes.
Ambos sonreían ante la imagen de aceptación que destilaba el pueblo.
El que sería el trono de Olivia estaba cubierto por una fina tela que al verla llegar con el Rey, descubrieron así causando más celebración.
Dejó de avanzar para permitirle que lo viera, se tapó la boca, era demasiado. A los lados de ese trono había coral del que salían hermosos peces decorando este, era una enorme concha de mar abierta y en medio de está el trono hecho de vibranium con joyas incrustadas.
—Tú eres mi Diosa de la belleza Jats'uts=Bonita.—Le dijo con una sonrisa al ver su asombro.
—Es muy bonito Namor.—Se abrazaron para nadar hacia a los tronos.
Se sentó nerviosa en ese lujoso lugar mientras tomaba la mano del Rey que parado enfrente de su trono comenzó a hablar con su gente reunida toda y de otras ciudades para presenciar aquel acontecimiento.
—Mi pueblo, hoy es un día bendito por los Dioses.—Toda la bulla era fuerte, de felicidad y los tambores seguían un ritmo hermoso—.Hoy yo me he casado y hoy Talokan tendrá a su Reina, que me acompañara a dirigir nuestra existencia en el mar.
Tres soldados nadaron también encima de la gente así todos prestando atención a la lujosa corona que sería para la Reina.
Olivia miró su corona, era una tonta al esperar algo modesto.
Era plateada al ser de vibranium, con incrustaciones de jade haciendo el papel de las plumas de un colibrí, que tenía un pico largo y hermoso, en la parte de atrás tenía el mismo diseño de plumas que el de K'ukulk'an, solo que en verde y azul.
El pico largo y afilado de aquel hermoso colibrí estaba lleno de perlas así agregándole brillo.
Namor recibió la corona para hablar mientras miraba a su gente.
—Le colibríes ku mensajeros, u bisa'al k deseos, tuukulo'ob. Ka yuumtsilo'ob crearon yóok'ol kaab, asignaron jump'éel ts'íib ti' tuláakal ba'ax existía, k'áaxo'ob, ba'alche'ob, paak'alo'ob, yóolo'ob, tuláakal yéetel jujuntúulal, jump'éel mentaj. Ts'o'ok u crear tuláakal ba'ax k k'ajóol tu yilajo'ob u habían olvidado crear jump'éel bisaj t'aano' ku Buka'aj ya'abten le meyaj ts'íibo' u bisa'al u paajtal uláak', deseos, tuukulo'ob, mensajes. Le lak' yéetel ixi'im ts'o'ok u habían acabado, bin tanta u nen óol u ma' sobró mixba'al Ba'ale' kaxanta'al junxóot' jade tallaron te' beyo' juntúul chan flecha yéetel soplaron yóok'ol leti' yo'osal in le jóok'ol xik'nalo'ob tuláakal velocidad, ts'unu'uno'.
Le mensajeros ti' le k'ujo'obo', le colibríes, portadores le tuukulo'ob, deseos yóolo'ob xan le pixan. Lelo' ti' teen le ko'olelo' yéetel le ba'ax in ts'o'ok in casado, le t'aan yaakunaj yuumtsilo'ob, le t'aan in na' utia'al ki'imak, le ma'alo'ob ti' k'intaj utia'al k kaajal=Los colibríes son mensajeros, que llevan nuestros deseos, pensamientos. Cuando los dioses crearon el mundo, asignaron una tarea a todo lo que existía, árboles, animales, plantas, humanos, todos y cada uno, una misión. Al terminar de crear todo lo que conocemos vieron que habían olvidado crear un mensajero que tuviera la tarea de llevar de un lado a otro, deseos, pensamientos, mensajes. El barro y maíz ya se habían acabado, fue tanta su imaginación que no sobró nada pero encontraron un pedazo de jade que tallaron en forma de una pequeña flecha y soplaron sobre ella para esta salir volando a toda velocidad, Colibrí.
Los mensajeros de los dioses, los colibríes, portadores de los pensamientos, deseos humanos y también de los muertos. Eso es para mí la mujer con la que me he casado, el mensaje de amor de los Dioses, el mensaje de mi madre para ser feliz, la buena suerte para nuestro pueblo.—Con voz decidida y fuerte para causar celebración.
Él se dirigió a ella y colocó la corona en su cabeza sonriéndole para tranquilizarla mientras la bulla seguía y los tambores aumentaban.
Él beso su mejilla y se puso a su lado levantando su puño viendo como todos celebraban.
—Líik'en Talokan=¡Levántate Talokan!—Gritó Namor.
—Líik'en Talokan=¡Levántate Talokan!—Le siguió Olivia para todo el pueblo responder.
La pareja hizo el saludo Talokan así terminando la coronación.
—¡Vayamos a celebrar hijos míos!—Compartió el Rey para todos celebrar.
El sueño se hizo realidad.
La tristeza llegó a su fin.
Una vida comenzaba, una familia.
Todo apuntaba a la felicidad.
Anduvieron por todo Talokan con sus coronas, dándose cuenta así ella y él que eran los reyes por los múltiples saludos, abrazos y aplausos.
La gente estaba contenta y se sentían bendecidos de verlos pasar felices como Rey y Reina.
Entre más avanzaban por las calles más los seguían de regreso al castillo donde sería la fiesta.
Ahí estaba la música, la comida y la unión.
Ambos se sentaron entre la gente, no importaba que fueran los reyes, eran otros ciudadanos iguales a los demás.
En medio del salón pusieron las coronas para que así algunas personas pasasen a ver la de Olivia.
Compartieron papatzules, panuchos, son tortillas refritas rellenas con frijoles para freír y encima pollo con salsa de jitomate, cebolla, lechuga, queso y aguacate al gusto y Cochinita Pibil que es carne de cerdo adobada en achiote, preparada en hoja de plátano y dentro de un horno de tierra, lleva cebolla morada, salsa de chile habanero y puedes tener cerca tortas o tortillas para rellenar.
Habían compartido toda esa comida yucateca con todo Talokan incluyendo a algunas que venían de las distintas ciudades.
Terminada la repartición de alimentos las jaranas se hicieron presentes en el salón así que se levantaron a bailar algunas parejas.
Estaba al menos en ese salón la mitad del pueblo, la otra estaba en la plaza disfrutando de más fiesta.
Esta fiesta era la mitad de la dimensión del día de la creación, pero si les hubiera dado tiempo sería aún mayor.
Faltaban meses para el nacimiento de su primer hijo así que de eso se encargarían, de celebrar tal suceso cómo se debía.
Las jaranas fueron el alma de la fiesta incluyendo a los novios que bailaron con todo el mundo.
A veces se acercaban muchachas de buena manera, para bailar con el Rey y otros jóvenes con Olivia.
Mientras la fiesta avanzaba seguían repartiendo alimentos, cómo dulces típicos, merengues, cocadas.
Los reyes iban de regreso a su mesa mientras se tomaban de la mano y reían por las veces en que se equivocaron con los pasos.
—Te tengo una sorpresa ¿Quieres verla?—Dijo Namor al oído mientras veían los bailes.
—¿Otra sorpresa?—Él rio asintiendo y besándole la mejilla.
Fueron interrumpidos por el llegar de Yatzil y su esposo que se veían muy felices y sonrojados por el baile, su amiga venía tomándose el vientre que cada vez más se inflaba.
—¿No están ya urgidos por irse?—Dijo Yat con burla llegando con ellos—¡Ven Olivia vamos a bailar!
Queriendo o no se levantó con ella y ver cómo entraba el elemento importante en la pista para el baile, era un palo con cintas de colores unidas, tomaban una cada participante para bailar, la música era calmada y así como la música y el mismo baile tenía elementos yucatecos, pero también mexicanos así recordando esa época de mestizaje cómo muchas otras danzas del país México recordaban aquel tiempo haciendo suya la mezcla entre culturas.
Daban vueltas con estas cintas esquivando a bailarinas, sosteniendo su huipil coquetamente mientras los novios, admiradores, esposos veían a las mujeres bailar.
El zapateado no era difícil, solo unos pasos atrás, adelante, fuerte zapateado al final.
Yatzil estaba al lado de Olivia así que cuando tenían que estar de frente se sonreían.
La llegada de Olivia vino a impactar no solo en la vida de K'ukulk'an, también en la de Yatzil y todo el pueblo.
Poniéndoles una imagen noble de la superficie al pueblo, una amistad sincera para Yatzil y un amor real para el rey.
Ahora eran amigas, cómo hermanas y ahí estaban disfrutando de la música, fiesta, su vida en esos momentos.
El salón no permitía ver si era aún de día o noche, pero ya todo estaba preparado para la sorpresa que en cualquier momento saldrían de la fiesta para estar solos.
Se lo merecían.
Cuándo el tierno baile terminó a Olivia la trenza se le había empezado a desajustar así que mientras nadaba con Yatzil de regreso se la estaba deshaciendo.
Subió la vista hacia Namor que ya la esperaba para salir y así fue,casi huyeron.
—Bey u, kaja'anene' te'ela', kaja'anen yéetel celos túun=Así que, vives aquí, vives con celos entonces.—Empezó Zacil al encontrar a Mactzil sentada esperando a Itza que bailaba con el joven heredero de Litza.
—Ma' jach beyo', Ts'o'ok leti' ki'imak yéetel Teene' yaan ti' bejo' óolajil, táan in ma'alob, mix ba'ax teech in ta meentaj mix u toj óolal in molestan=No es así, él ya es feliz y yo voy en camino de esa felicidad, estoy bien, ni lo que tú me hiciste ni su felicidad me molesta más.—Le respondió sin mucha importancia volviendo a tomar pulque.
—Bey u K'a'abet k k'aam a=¿Así que debemos de resignarnos?—Dijo cansada y harta de ver a la pareja feliz.
—Wa Zacil, ts'o'ok u beel, u yu'ubik yaakunaj=Así es Zacil, ya está casado, enamorado.—Pauso un momento—Bino'on tontas ti' creer k táaj yaakunaj=¿Fuimos tontas en creer que nos querría?
—Le yaakunaj k ku beetik tontas, ma' bin ba'al máaxo'ob ku Mactzil, ma' bin in intención tóok teech=El amor nos hace tontas, no fue nada personal Mactzil, no fue mi intención lastimarte.—La afectada la miró ¿Era real lo que escuchaba?—K'eeban=Perdón.
—Ma'alob=Está bien.—Fingió que no le importaba, aún había un poco de coraje—Je'el in wóotik a t'aano'obo', chéen ba'ale' ma' kin ts'aiktech le k'eeban=Acepto tus disculpas, pero no te perdono...
—In na'atik=Comprendo.—Apretó sus labios,ella si estaba dolida—Jaaj táan jach enamorados=De de verdad están muy enamorados ¿Verdad?
—Jach, mina'an máak béeyak le separar=Demasiado, no hay persona que pueda separarlos.—La miró a su lado culpandola—Táan in segura u séeb yaan u taal le heredero yéetel yaan u reinar tumen ya'ab, ku aman yéetel lelo' jach evidente=Estoy segura que pronto vendrá el heredero y van a reinar por mucho, se aman y eso es evidente.—Lo había aceptado, por el bien de ella. Miró de nuevo a la mujer que lloraba a su lado, rio un poco—Bey in tin wu'uyaj teen=Justo así me sentí yo.
—Ma'alob, bey yaan u beetik tuláakal le wayak ka u nosotras chéen k tsikbaltaj=Bueno, al menos va a cumplir todos los sueños que a nosotras solo nos contó.—Mactzil asintió dándole un trago profundo al pulque—Táak a wóok'ot=¿Quieres bailar?-Le propuso la mujer que un día lágrimas le causó.
—Tuméen ma'
=¿Por qué no?
Mientras tanto la pareja estaba en ese oscuro mar, juntos.
—Pero tienes que cerrar los ojos cuando estemos cerca.—Le pidió nadando con ella de la mano, dejando la fiesta atrás.
—¿Qué escondes K'ukulk'an?—É le beso la mejilla y siguieron nadando—¿Es que no te parece que ya fueron demasiados regalos para mí?
—Y nunca serán suficientes, aparte, es el día de nuestra boda y aún no termina, déjame consentirte.—Con voz melosa.
—De acuerdo.
Iban nadando, claramente ya era de noche solo que no sabían que tanto, iban pasando por encima de las calles de Talokan que estaban oscuras y solo había movimiento y luz en el centro por la fiesta aún viva.
El día no solo era de felicidad para ellos, también para el pueblo así que podía celebrar sin ellos que se dirigían a disfrutarse después de hace mucho no hacerlo.
—¿Recuerdas la canción que deseabas que te cantara?—Él la miró asintió—.Ya la tengo lista.
—¿Podrías cantarla para mí? Amaba esposa.—Ellos estallaron en risas.
—Yo daré mi vida entera
Por sacarte de las penumbras
Romperé con tu condena
En este mundo que se derrumba.—Él la miró, en silencio, viendo cómo cantaba con calma, comenzó a llorar por todo lo que decía esa bella estrofa.
—Dame un poco más de tiempo
Que mi último aliento yo lo daré
Para mostrarte el cielo entero
En las nubes contigo me recostaré.—Está vez lo miraba a los ojos mientras aún se tomaban de las manos, estaba temblando por sentir que la letra podría olvidar y viendo el rostro cautivado de su esposo.
Namor al ver qué ya habían salido de Talokan, con su poder sobre las aguas y los seres en ella empezaron a llegar animales con luz propia, tal y como en esa primera vez en la que se dieron la oportunidad de conocerse.
—Y nos colamos con la brisa.
Y navegamos con el viento.—No había instrumentos pero para él su voz era la más hermosa que lo tenía cautivado.
—Tenía la intensidad de tus ojos
Quema más que el fuego y se refleja en vidrios rotos
Prometo que un día abrirás los ojos
Y apreciarás los tonos más rojos que ofrece el cielo.—Él rio nervioso, besando la mano que tenía tomada para después darle una vuelta y comenzar a bailar entre la luz de esos animales que seguían llegando, acompañados de su voz aguda.
-Entrе las sombras, mi amor
Tú eres el mayor destello
Qué bello, qué bello
Por eso es que, mi amor
Me recuerdas tanto a ello
Qué bello, qué bello.
—Nos colgamos con la brisa
Y navegamos con el viento
Y nos colgamos con la brisa
Y navegamos con el viento.—Su cabello danzaba con él agua mientras se miraban a los ojos y bailaban, él viéndola cantar, cautivado, seguro de que nunca había visto cosa más hermosa que esa mujer de ojos miel.
—Vamos tú y yo.
—Tú y yo.—Asinto Namor para envolverla en sus brazos y llorar con ella—.Te amo demasiado Jats'uts.
—Y yo a ti K'ukulk'an, muchísimo.—Le beso la mejilla flotando con él—.Ya estamos juntos para siempre mi amor.
Él le tomó la mano que también lo envolvía para besarla mientras la miraba, los peces de colores no hacían que quitará su vista de su hermosa chica.
Se acercó por un beso tierno y sincero, cómo ningún otro que se hubieran dado, uno que sellaba el inicio de su nueva vida.
—Anda debo mostrarte.—Termino el beso ahora dando uno en su frente y jalarla de la mano.
Ambos vieron la gran roca en medio del mar y que incluía muchas más abajo de la más alta, dónde sería su hogar.
Lo miro como pidiendo una explicación pero al contrario, se aventuró con ella entrando desde abajo.
Él entró primero para tomar sus dos manos y subirla con fuerza, quedó maravillada al ver esa hermosa cueva y choza en medio de ella.
Miró un momento el lugar, a todos lados pero aún tomando la mano de su esposo.
—¿Y esto?—Se volvió a él con una sonrisa.
—Es nuestra casa.—Tomó su cuerpo como si fuera una pluma para adentrarse al lugar.
Había un eco hermoso, el agua cristalina daba un ambiente de paz y los gusanos de luz eran perfecta iluminación.
Ellos hacían suyo el lugar con el amor que se tenían.
La bajo al piso cuándo entraron al lugar, miró la bonita mesa con grabados en la madera y los muros desnudos por el arte que ellos mismos harían.
Podía imaginarla ya decorada, con niños corriendo por ahí, risas y abrazos.
Era acogedor.
—Esto es demasiado.—Volteo a su esposo que la tomó de las caderas y la besó.
—Eso te mereces tú y nuestros hijos, este será nuestro hogar de casados.—Ella casi se lanzó en un abrazó, la enredó fuerte, oliendola, valorandola, amándola, era todo lo que necesitaba.
—Gracias por amarme tanto.—Se separó dando un casto beso en los labios de su esposo que dejó a los dos sonriendo.
Era su verdadera boda, un momento solo para ellos dos, dónde la felicidad era verdadera más allá de los intereses del reino.
Estaban sintiendo, diciendo todo lo que debían para así sellar su unión.
No importa nada ni nadie, solo ellos en ese precioso instante.
—Gracias por ser mi esposa.—Esbozaron una sonrisa, una que guardarían en una caja de vibranium.
—Siempre te voy a amar K'ukulk'an, no importa que, siempre voy a estar aquí, para ti, no importa ni siquiera la muerte.—Él tomó su rostro y dio un beso en su frente.
—No importa el tiempo, nunca dejare de amarte Jats'uts, podrían pasar setenta y tres años, siglos, y jamás dejaré de pensarte.
Ella volvió a ese tierno abrazo a sentir su corazón latir, su cuerpo contra el suyo, sus manos tocándola.
—Hay que ser muy felices.—Ella se volteó a el dándole una tierna sonrisa.
—Ya lo somos K'ukulk'an.—Se dieron un tierno beso.
No esperaban nada más que felicidad, pero la brisa traía cosas que ni su felicidad ni Talokan esperaba.
—Quiero dormir abrazada, ¿Podemos?—Al terminar el beso, él asintió y cargo llevándola a la recámara.
La bajo cuando entraron dejandola ver el lugar acogedor que tenía para ella.
—¿Te gusta?—Tomó su cuerpo por las caderas besando su cuello, oliendola.
—Me gusta.—Con una sonrisa—.Aún le falta color, pero es bonita.
—Verás que pronto estará completa, tú me ayudarás a pintarla, habitarla y llenarla de hijos.—Rieron juntos para darse un besó más.
La llevó a la cama aún estando atrás de ella, Olivia se echó y abrió las mantas y él por su lado también.
Se separó de ahí yendo hacia la cama cuando la vio desnuda.
Iban a dormir abrazados, con ella así no iba a poder.
—¿Quieres tu camisón?—Le preguntó yendo.
—No, solo ven a la cama ya.—Casi rogó quitándose ya todo el huipil, completamente desnuda.
Volvió con ella que lo esperaba en la cama, se abrazaron, ella poniendo su rostro en el pecho del Dios, oyendo sus latidos apresurados y él sintiendo su seno contra su abdomen, su grande mano puesta en el vientre de su esposa donde crecía su hijo.
Estaban felices, estaban enamorados, estaban tranquilos.
—¿Y él espejo te gusta?—Se aclaro la garganta y señaló, que estaba en la esquina de la habitación.
Era color rosa, con flores de vibranium por todos los lados de este y pajarillos también, con un diseño acercado a lo de la superficie.
—Es muy bonito, gracias.—Empezó a jugar con su cabello sintiendo una paz hermosa—.Gracias por todo lo que me diste hoy mi amor, pero no era necesario...
—Hoy y siempre te consentiré, eres mi reina ahora.—Él tomó la mano que tenía el anillo de compromiso y su pulsera, muestra de que era su esposa, la reina, beso sus nudillos, su muñeca, no viéndola sonreír ante los cariños sinceros.
—Ahora soy completamente tuyo.—Olivia río.
—Lo eres y yo tuya.—Subio su cuerpo besando los labios de su esposo, un beso ruidoso mientras tomaba su rostro.
—¿Esta todo listo para mañana?—Vio sus ojos después del beso.
—Todo listo, mañana es solo llevar los ingredientes.—Asintieron para besarse de nuevo.
—Koyopa' quiere ir ¿Puede?—Dijo durante el beso para ella reír diciendo si.
—Hay que celebrar con ellos, somos los reyes allá también y hay que empezar a despedirnos, aúnque no lo creas ambos se vieron beneficiados.—Lo miro un momento para después besarle las mejillas.
—Si, hay que despedirnos de la mejor manera.—Olivia bajo de nuevo a su pecho, dando un bostezo.
—Te cae bien el hijo de Litza ¿No?—Dijo bromista ante el baile que tuvo con él.
—Es agradable, tal vez con mi misma madurez y...
—¿Me estás diciendo viejo?—Ella rio con él.
—¡No!—Alargó la vocal con una risa—.Solo digo que tal vez por eso me llevo bien con él, cómo decía, ambos nos preparamos para la corona...
—Yo digo que me dijiste momia
—Maya.—Rieron de nuevo ya sintiendo sueño—.Podrías estar como reliquia maya por tus años de antigüedad.
—Ya entendimos Olivia.—Ella rio dulce mientras él hacía cosquillas en su vientre.
—Perdón.
Se quedaron un momento callados, disfrutando de su abrazo, silencio y paz al estar juntos.
Y después durmiendo, sintiéndose en casa.
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