XL . Despedirnos


Estaban acostados, él detrás de ella tomando la mano que estaba en su vientre, estaban desnudos después de haberse disfrutado un rato y con los ojos apunto de cerrarse ante el día tan cansado que significó cómo pareja.

—¿Cuándo te quieres casar?—En susurros le dijo el moreno.

Ella se volteó para verse de frente en esa noche aún de fiesta donde estaban bien y felices pensando que no había más problemas que solo planear su boda.

—El día que tú quieras.—Se acercó por un beso rápido.

—El 30 ¿Te parece bien? ¿De este mes? Tiene que ser lo más pronto posible antes de que nuestro hijo sea evidente.—Rieron.

—Me parece bien.—Asintió dando un beso en sus labios.

—Es día de luna nueva así marcando el inicio de un nuevo ciclo.—Poniendo una mano en su cintura así acercándola a él con su grande mano—.Iniciaremos una nueva vida Jats'uts=Bonita.

Era lo que ahora ambos deseaban, una nueva vida donde el pasado eso fuera.
Disfrutarían su matrimonio de criar a sus hijos de los días juntos.

—Te amo.—Se dieron un tierno beso.

Un beso que fue subiendo de intensidad, la tomó más fuerte de la cintura para ella ponerse sobre de él mientras soltaban risas.

—Y ¿Puedo invitar a Yamil?—Arriba, pasando los dedos por el abdomen marcado y duro del Dios.

Ella miro lo atractivo que se miraba debajo de ella, mirándola cómo un postre, goteaba con solo esas miradas, quería besar su pecho moreno y duro, libre de joyas para ella, se estaba haciendo una costumbre que se las quitará para estar con ella, para que lo besara cómo le apeteciera.
Y él, veía la forma de sus senos caídos y con estrías en los bordes, eran hermosos, desde el ángulo en que los viera, le provocaba al Dios chuparlos, besarlos, lamerlos, marcarlos, morderlos, tenía unos cuantos meses restantes para que dejarán de ser solo de él.

—Me temo que no Jats'uts, no puedo poner más en peligro a talokan y no creo que al pueblo le guste.—Guío ambas manos morenas y grandes por el abdomen leche de su joven futura esposa con la intención de llegar a sus senos.

Ella sonreía ante ese toque que aún era casto, sabía adónde iba de nuevo la situación y eso solo la estaba mojando, comenzó a moverse sobre de él mientras aún hablaba, un movimiento que rozaba su clítoris sobre su trabajado abdomen moreno.

—Entiendo.—Ronrió rendida, soltando un jadeo ante sus movimientos—.Me hubiera gustado que asistiera.

Sus manos por fin llegaron a sus senos así apretandolos y pellizcando la areola color café, se levantó e hizo que su cuerpo se inclinará para pasar la lengua por un pezón oyendola gemir.

—Pero después de la boda podemos celebrar en la isla, con todos, así presumiendo que ya eres mi esposa.—Regresando su cuerpo al de él aún jugando con sus senos y mordiendo su cuello.

Ella seguía resbaladiza, sensible ante su tacto, así que con amor se levanto un poquito para tomar el pene de K'ukulk'an que se estaba poniéndo duro de nuevo, lo paso por su entrada mientras soltaba dulces gemidos.
Gracias a qué se levantó sobre sus propias rodillas le dejo a Namor sus senos en la cara que el chupaba mientras sentía los dedos que lo guiaban por el mar entre sus piernas.
Su plática se veía interrumpida por sus sucios toques.

—Si ¿Qué te parece si la comida que íbamos a llevar mañana la pasamos para el 31?—Sonrió ella explicándole para él morder su pezón haciéndola soltar un grito.

—Me parece bien, será también una forma de despedirnos.—Soltó el otro pezón que tenía pellizcando con sus dedos para ver lo bonito que se veía erecto.

—¿Despedirnos?—Confundida, perdiendo el ritmo caliente así soltando el pene del Dios que estaba duro como roca.

—Si mi amor, no te lo había contado porque sé que no será de tu agrado ni fácil.—Besó su mejilla tratando de llamar su atención para él ahora guiar su miembro en venas, grueso y palpitante al coño húmedo que palpitaba de ganas—.Pero nos alejaremos de la isla de la superficie al llegar el otoño.—Amoroso le dijo para que ella no le dejara entrar y se dejara caer de nuevo en sus piernas con el ceño fruncido.

—¡No! Los niños no van ni el 80% de español y aún falta que prosperen más.—Su rostro rojo de excitación veía Namor pero estaba enojada está vez, ella quiso quitarse de encima pero él la tomó fuerte de la cintura enterrando los dedos en su piel manteniendo junta su desnudez.

—Tenemos que empezar a ser más cuidadosos Jats'uts, ya no podemos estar tan a los ojos de la superficie.—Tomó la barbilla de la mujer manteniéndose cariñoso y esa erección urgida—.Los peligros aumentan y los barcos también, va a llegar un momento en que ni siquiera los ojos podremos asomar por el bien de Talokan.—Dijo lento, con su voz grave de excitación, queria evitar su enojo así comenzando a besar su cuello.

—¡No Namor!—Lo detuvo Olivia, enojada, empujandolo del pecho moreno que tenía él—¡Yo tengo amigos ahí! ¡Por fin siento un lugar de pertenencia! ¡Ellos aún necesitan de nuestra ayuda Namor! Van a volver al hambre si no los ayudamos, no puedes ser egoísta y decir que todo te pertenece.—Lo regaño con las mismas razones que una vez Yatzil.

—Nos pertenece Olivia y no está a discusión Olivia.—Endureció un poco la voz pero siendo amable mirándola a los ojos.

Ella dejó de mirarlo para echarse a la cama, él ya sin detenerla, le dio la espalda haciéndose un ovillo.
Él soltó un suspiro, su erección dolía y una pelea que preocupaba a ambos se creaba, se inclinó a ella queriendo explicarle las razones, puso su cuerpo sobre su oído sin dejarle su peso encima, con su antebrazo sosteniéndose y con su otra mano apresando su cuerpo, teniéndola debajo, acostada y ofendida.

—Te amo y aunque me gustaría que tú vida siguiera normal, no puedo, entiéndeme, tengo que proteger lo único que le da sentido a mi vida, esa eres tú y Talokan, no los voy a seguir arriesgando Olivia.—Estaba siendo meloso con esa voz grave, para hacerla entender, que supiera que no era un regaño.

—No toda la superficie es mala Namor.—Dijo esquiva sin ceder a su melosa voz.

Sentía su húmeda entre sus muslos, estaba palpitando y su corazón seguía acelerado pero está vez por la pelea.

—¿Ah no?—Cambió su tono uno más serio, queriendo dejar la situación en claro le pareciera o no—.Entonces ¿Por qué matan personas de maneras inhumanas? ¿Por qué están en una guerra en busca de conquista? ¿Poder? ¿Recursos? ¿De verdad crees que no saquearían Talokan si tuvieran oportunidad?

—Pero ellos no son malos, no todos lo son.—Sintiéndose culpable por todo lo que le dijo.

Era una locura, una culpa saber que ella cooperó para saquear Vibranium que creyó no existía, era una culpa para ella saber que cooperó para crear armas así formando parte de esa superficie que él odia y teme.

—Ellos no, pero a boca de ellos, al visitarlos, podrían saber de nuestra existencia, no me voy a seguir arriesgando Olivia.—Al oído sobre de ella hablando claro y serio, sin ser amoroso, estampando su aliento en su oído.

Su voz la recorrió completa, causándole miedo por primera vez en tanto tiempo, sintiéndose regañada y culpable por lo dicho de su futuro esposo.
Era consciente de su carácter, pero no de ese asesino, genocida que tenía junto a ella, no de aquel sádico hombre que mataría a una nación entera ya no solo por su pueblo, también por ella.
De esos monstruos que le susurraban al oído a Namor desde siempre.

—Un día vamos a atacar como defensa, ese día te prometo que serás libre.

Sintió como se quitó de sobre de ella y se volvió a acostar a su lado, mirando al techo para así tener que esperar que ese asunto también durmiera.

Había sido su primera pelea como Reyes, dónde ambos iban a enfrentarse más de una vez, la situación aquí era ¿La ama más a ella? O ¿A su pueblo? Y ella ¿Era igual o peor "egoísta" que Ana?

Ninguno de los dos tenía precedentes del futuro, pero era claro que defenderla o, vengarla lo haría, ella lo amaba y aunque no estuviera del todo de acuerdo, lo apoyaría sin importar que.

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11 de Agosto 1943

La mañana llegó y así con ella la fiesta más importante del año, todos incluido el Rey ya estaban despiertos arreglando los desperfectos que siempre ocurren antes de una celebración.

Al despertar Olivia no lo vio a su lado, pensó entonces que si había sido una pelea y que había afectado a ambos.
Él sabía que era una buena mujer, amiga, novia, amante y un día madre, pero comenzaba a dudar de que fuera buena Reina y eso le preocupaba, que su futura esposa y reina no viera las cosas como él, le daba miedo, los problemas que sus diferentes opiniones podría causar, ya no solo como Reyes, también como pareja, cómo esposos.
Ella, sintiéndose con la culpa de hacerlo enojar, de ser esa parte de la superficie que lo haría enojar si no se hubieran enamorado...
Namor si se lo proponía podía ser muy amoroso, pero si no, podía ser el hijo de Satanás que una vez dijeron que era.

Esta vez Yatzil no pudo venir a ayudarla a vestirse, fueron unas de las mujeres de Talokan que se ofrecieron felices y amablemente a arreglar a la futura Reina la cual sería anunciada antes de todos los eventos, presentada si, de nuevo frente al pueblo pero también frente a los gobernadores.

Esta vez si uso un traje tradicional color verde oliva, con bordados rosas y amarillos en el cuello, mangas y falda, este tenía un escote tipo cuadrado alto dejando ver un poco su pecho pero no senos.
Las perlas la seguían adornando y su cabello fue hecho en trenzas que acomodaron en su cabeza por una peineta de caracoles, así dándole libertad a su rostro.
El maquillaje si iba acordé a la cultura, con una línea color rosa sobre sus ojos y círculos color azul debajo.

Se miró un momento al espejo mientras aseguraban su cabello y amarraban un lindo cinturón bordado a su cintura, lo que miraba no era una regente, una reina, no veía a alguien fuerte para tal cargo y título y al decirle eso Namor sabía que ni siquiera tenía un pensamiento como Reina para esa grande y escondida ciudad.

—Ts'o'ok u ts'o'ok in x-ko'olel=Ya está lista mi señora.—Le avisó una de las muchachas que sacó dos mechones de su cabello—Jach tech jach jats'uts, kex le yoot'el ka wich le raros=Es usted muy bonita, aunque esa piel y ojos son raros.—Olivia sonrió y la muchacha con ella.

—Ki'imak óolal tuméen u molay yéetel Kukulkan, táan in segura u yaan meent le ba'alo'ob ma'alob=Felicidades por su compromiso con K'ukulk'an, estoy segura que hará las cosas bien.—Y fue recordar su pelea e inseguridades.

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Estaban ambos delante del colosal y hermoso trono de K'ukulk'an, así dejando claro que ambos ya usaban ese lugar.
El pueblo y gobernadores estaban abajo, viéndolos, esperando que en cualquier momento diera inicio el Rey a la fiesta, la más grande del año, la noche en la que nadie duerme, todo el día era fiesta, baile, comida, música.

Ambos estaban arreglados para la ocasión, él llevaba su tocado ceremonial que ella no podía no admirar lo poderoso que se veía y él, no podía dejar de ver su figura creada por el bonito cinturón en el vestido, su rostro maquillado.

—Ku 372 ja'ab wu'ulo'on te'ela', yéetel alab óolal u k'a' che'ej, yéetel alab óolal u k'a' yaantal u cha'ano', bejla'e' lelo' súutulo'ob jaajil, k cha'ano'bo' utia'al k k'ujo'ob tumen túumben kuxtal Ba'ax Ts'a'ab to'on yéetel yo'olal tuláakal ba'ax Yaan to'on=Hace 372 años llegamos aquí, con la esperanza de volver a reír, con la esperanza de volver a estar de fiesta, hoy eso es realidad, hacemos fiestas para nuestros Dioses por la nueva vida que nos dieron y por todo lo que tenemos.—Sonaron trompetas mientras la gente celebraba por aquellas palabras de su Rey—Ma' ka'a yanak duda u k náajal tu taan je'el futuro, yuumtsilo'ob k ku kanáantiko'ob=No tengan duda de que vamos a vencer ante cualquier futuro ¡Los Dioses nos protegen!

Tambores y teponaztle sonaban después de las palabras dichas por el Rey, todos veían que está vez no estaba solo, tenía a su lado a Olivia, de la mano.
Y eso daba una garantía más al pueblo, herederos y Reina.

—Ba'ale' taak in ti' le ja'aba' ts'aiko'ob Yuumbo'otik ba'al asab Talokan yaan u pitik juntúul na', yaan u pitik jump'éel túumben reina utia'al le 30 ti' agosto, in beel=Pero quiero que este año den gracias por algo más, Talokan tendrá una madre, tendrá una nueva reina para este 30 de agosto, me casaré.—El pueblo automáticamente celebró en gritos, aplausos y los que controlaban los tambores lo hicieron sonar, él tomó su mano y la beso enfrente de su pueblo para sonreírle.

—¿Crees que sea una buena Reina?—Preguntó temerosa ante la mirada de todos y celebración ante el anunció.

Esta vez era más real aquel anuncio, ya era más que solo un aviso precipitado porque al fin había fecha y estaban muy enamorados, ahora podían celebrar en serio, por todo.

Los antiguos sabios decían que las personas más rotas pueden ser grandes líderes.—Ella sonrió con un nudo en la garganta—.Y yo estaré a tu lado, lo harás bien Jats'uts.

La abrazó a su lado y besó su mejilla mientras aún celebraban.
Mactzil y Itzá estaban normales claro no iba a negar que sentía celos pero verlo feliz significaba todo.
Litza y su hijo celebraban cómo alguien más del pueblo en aplausos.

—Il Chúunul le cha'ano'=¡Demos inició a esta importante celebración!—Gritó Namor.

Líik'ik Talokan!—Gritó de vuelta su pueblo.

Líik'ik Talokan—Dijo Namor en un grito dándoles ese saludo junto con Olivia.

Todos se dirigieron a dónde más les apetecería, al baile o a los juegos, a las obras de teatro, o los cantos, tal vez a comer. Todo era color, risas y diversión en ese lugar que había esperado esa fiesta.

Iban ambos nadando por las calles, ambos un tanto incómodos por su reciente pelea que preocupó y desconcertó a ambos.
Pero ninguno de los dos sabía cómo pedir disculpas. Y si alguien debería de hacerlo ¿Quién?

—¿Vamos a desayunar?—Propuso Namor, sacándola de sus culpas.

—Vamos.—Le mostró una sonrisa.

Antes de retirarse dio a uno de sus sirvientes el tocado, le hubiera encantado verlo todo el día con él, le habría pedido que la hiciera suya con eso puesto. Sería un pecado para ella no reconocer lo atractivo que era su futuro esposo.

Nadaron hacia la isla que tantos frutos les habían dado, ahí estaba también la celebración, no había lugar de Talokan dónde no celebrarán.

Ixchel en el centro de la isla mostrando la belleza del cuerpo femenino mientras cargaba un conejo, delante de ella había una gran ofrenda, con comida, velas, música, todos ahí enfrente bailaban y compartían alimentos.

Ambos se sentaron en una de las mesas que rodeaba la piedra caliza dónde bailaban, los árboles frutales daban una brisa y sombra fresca y el escenario era calurosamente cómodo.

Si, la pelea los había puesto incómodos pero ni ella podía dejar de verlo a él por lo atractivo que se veía al usar él zarape que le había regalado y ni él podía dejar de verla, con el maquillaje arreglando su rostro y el escote que provocaba llenarla de besos.
No, no se arrepentía al seguir en pie con la boda, pero temía que de verdad ella no tuviera pensamientos protectores hacia Talokan.

Así como a las demás mesas llevaron sus platos, eran tacos de tortilla de maíz azul, hechos de carne de pescado y carne de cerdo...era rara la vez en la que comían aquel animal así que estaban todos disfrutando.
Había salsa verde en medio de la mesa y jugo de manzana, así aprovechando al máximo aquella tierra fértil.

—Prueba.—Le dijo al verla curiosear el taco.

—Es pescado ¿Verdad?—Él se burló por su rostro—.Es que, si me gusta, pero se ve raro aquí...no es frito.

—Échale limón sabe bien bueno.—Aconsejo para empezar a comer y mirar los bailes.

Hizo lo que le dijo también poniendo salsa y limón a ambos tacos para probar el de pescado, la consistencia no le agrado demasiado en el taco pero el sabor la hizo seguir masticando.

Los tambores y caracoles estaban en el protagonismo de la música para bailar, siendo rápida para el modo de baile.

—¿Qué significan los bailes?—Inicio la plática incómoda.

—Es la danza de la conquista, relatando así lo que pasó hace siglos, en aquel tiempo Guatemala cayó ante el conquistador Pedro Alvarado, pero yendo más allá del coraje, honramos al valiente Tecún Úman, que defendió hasta morir...

Olivia sonrió al ver cómo aquel que protagonizaba al español correteaba al indígena pegándole en el trasero, era para burlarse de sus propias desgracias, ellos decían que gracias a eso fueron escuchados por los Dioses y nunca hubieran estado tan bien como lo eran debajo del mar.

¿Desgracias? No, oportunidades, tal vez eso le faltaba al mundo, usar su desgracia en pro de ellos, de aceptarlas bien para aprovecharlas cómo un camino nuevo que ves con sonrisa.
Ahora lo veía, estar ahí, "abandonada" fue la mejor desgracia que le pasó.

—Bailan bonito.—Con una sonrisa para seguir comiendo.

Terminaron de comer sin hablar por el entretenimiento, musica fuerte e incomodidad, pero aún así fue amena, al terminar empezó un nuevo baile, uno más lento de parejas y muy coqueto.

—¿Quieres bailar?—Le preguntó en una sonrisa coqueta que ella imito y se levantaron.

No iba a poner el -pero ,de no saber los pasos, confiaba en que él la guiaría.
La música está vez era más amigable con un ritmo que podía seguir y así también animando a más personas que rápido se levantaron a bailar.
Era un baile coqueto, con zapateado que seguía los tiempos de la música y con la peculiaridad de que los pies se cruzaban al dar el zapateado.

Los hombres tenían que ver a su pareja en todo momento y depende de cómo quisiera la mujer, coqueta, nerviosa o esquiva. Era en parejas pero con mucho movimiento de orden, dónde se ponían en diagonal o daban vueltas por todo el espacio levantando los brazos mientras con la mirada a lo lejos buscaban a la pareja.

Ella trataba de seguir el paso así que no podía ver a K'ukulk'an que sonreía al verla intentar, después de un rato tomó el modo pero las parejas se movieron y una de las mujeres la jalo para que siguieran en la danza, eso la distrajo un poco pero al ver el movimiento de los pies de las demás mujeres lo logró.
Después la línea de parejas se dividió, cada grupo yendo hacia el otro extremo de la pista de piedra caliza, las mujeres tomaban su vestido para que pudieran mover los pies en esos zapateados brincados y el hombre las seguían como su fiel enamorado donde ellas los ilusionaba al voltear con una sonrisa en cada término de zapateado, en una de esas miradas Namor le robo un beso rápido que hizo reír a los dos siguiendo el baile, dónde él mantenía las manos en su cintura aunque no fuera lo correcto para el baile.

Jarana, Se llamaba aquel baile.
Cuando se sintió ese cambio de ritmo de música varias parejas se tomaron de las manos y corrieron huyendo de la situación, a algunas no les dio tiempo correr y otros si quisieron quedarse al ver qué ya llevaban aquellas charolas con alcohol en ellas.
Ella miró a Namor que alzó los hombros burlándose de ella para darle un beso y al instante le pusieron a ella una charola y a él también en la cabeza....
Solo eran 10 parejas las que se atrevieron a bailar aquel baile con la dificultad de que está charola no cayera.

El zapateado era el mismo con la dificultad de que está no cayera al dar vueltas o los saltos de este zapateado.

Las parejas se comenzaron a mover y Namor también, tenía el control de esta pero ella no, no sabía qué hacer para evitar que no cayera ante sus movimientos así que tenía las más sosteniendo la charola.
Namor le rodeó buscando su sonrisa nerviosa, siguiendo la música y los pasos de las demás parejas, Olivia se atrevió y aún teniendo sus manos cerca de esta empezó a dar vueltas con él mientras se sonreían, miro las demás parejas para seguir sus pasos, él detrás de ella levantando los brazos para tronar los dedos marcando así el ritmo y dar vueltas, apenas Olivia se confío un poco de alejar las manos ya que no quería tirarlo.

Las parejas se agruparon en el medio para después regresar a sus lugares, el hombre siguiendo a la mujer, después se miraron de frente siguiendo la coordinación y sonriendo como dos adolescentes, las parejas se juntaron para dar vueltas por toda la plaza manteniendo esa sonrisa de felicidad y coordinación para la música tomar un ritmo más rápido donde hombres y mujeres empezaron a dar vueltas en su mismo eje, Namor lo hizo fácil pero a la tercera vuelta la charola de Olivia cayó al suelo haciendo reír a todos los presentes y también a ella para Namor parar y verla reír y también él empezar a hacerlo aún con la charola, ella lo abrazó y él le correspondió quitándose su charola y dándole un vaso de los tragos de pulque que tenía en la charola.

Regresaron a su asiento aún riendo mientras la danza de los que quedaban seguía que después de unos minutos terminó en aplausos y una sola pareja más había fallado.

—Casi empieza el otro espectáculo, vámonos.—Se levantó Namor mostrándole su mano.

Ella se levantó con él y caminaron hacia la playa donde algunos más iban hacia allá, había de toda celebración así que no necesariamente iba a estar todo el pueblo.

—Me gusto bailar, que reto.—Riendo ante su equivocación—Tú tienes mucha práctica.

—Aprendí de Yatzil, es también una excelente bailarina.—Se sonrieron para entrar al mar.

Llegaron a uno de los cenotes, mismo que se usaba para los sacrificios humanos, sería para agradecer la misma vida.
La pareja fue subiendo las escaleras de piedra mientras el pueblo comenzaba a llegar y ya sonaban los tambores.

Esta vez, no era sangriento, era uno donde la mujer que se ofreció estaba feliz de hacerlo, para subir así al Mictlán y celebrar con los Dioses ante tal decisión.
La familia estaba muy orgullosa y su muerte sería de dolor nulo ya que sabían que sería feliz en ese otro plano, incluso sentían envidia ante tal orgullosa muerte.

Toda su vida y esas últimas horas se había preparado para su muerte, ante oraciones y la imagen de los Dioses.
Antes de entrar con su familia al cenote se despidió de amigos y familia donde todos le deseaban un feliz viaje.

Entro viendo al Rey y la Reina sentados en sus tronos de piedra arriba de todas esas escaleras, al entrar fue vista por Olivia con una sonrisa de orgullo y joyas por toda sus vestiduras.
Aún a ella no le convencía del todo el tema de los sacrificios pero al ver cómo celebrarán y como ella sonría sin temor, la convenció y extraño al mismo tiempo.

Estaba al menos la mitad del pueblo ahí, celebrando, animando, rezando, escuchando la música, deseando la mejor de las suertes a la mujer joven y virgen que dedico su vida a los Dioses y que rindió hornor a su familia durante sus últimas tres décadas.

Antes, cuando aún vivían en el aire de los ancestros los mayas se llenaban de joyas pesadas y hermosas por su cuerpo y se lanzaban al profundo cenote, no tratando de resistirse a la muerte si no invitándola, con el peso de aquellas joyas y felicidad se ahogaban en lo profundo, en ese cenote sagrado, en sus aguas, había miles de cuerpos de hace siglos o meses.

K'ukulk'an se levantó de su trono no sin antes dar un beso en la frente de su futura esposa y esperar a la mujer en la punta de las escaleras, le ofreció su mano para guiarla hasta la mesa de sacrificios mientras todos celebraban.

—Kaajal Talokan, bejla'e' yaan seen tuméen agradecer =Pueblo de Talokan, hoy hay tanto porque agradecer y eso Malinche lo sabe.—Le dijo a todo el pueblo mientras la mujer sonreía a su lado para Namor mirarla y tomar sus manos—Itzamná, K'ukulk'an, Ixchel yéetel ya'ab asab táan agradecidos tuméen a Nib óolil, leti'obe' ku amorosos yéetel le kaajo' ku a brindarán le ma'alobil ti' le ki'imak óolal tu taan a túumben kuxtal paach le plano...=Itzamná, K'ukulk'an, Ixchel y muchos más están agradecidos por tu agradecimiento, ellos son amorosos con el pueblo que te brindarán la mejor de las felicidades ante tu nueva vida fuera de este plano.

—Kexi' ka yuumtsilo'ob ti' u tin kaajal le ma'alobil ti' le ti' k'intaj utia'al ku tal ti' jump'éel ja'ab=Espero que los Dioses le brinde a mi pueblo la mejor de las suertes para lo que viene en unos años.—Con una sonrisa tenue le dijo al Rey para también de reojo mirar a Olivia.

Namor no entendió y solo la vio hacer el saludo Talokan y él repetirlo para guiarla hacia la mesa.

—Meente'ex k'aayo'ob utia'al u k kiik xi'ik u utsil bix ken=¡Hagan cantos para que nuestra hermana se vaya de la mejor manera!—Ordenó Namor a su gente mientras la mujer se recostaba.

Los cantos eran hermosos, acompañados de las refinadas voces de las "sirenas" que tanto también habían hecho por Talokan

—K'áatik wo'osale' tu taan yuumtsilo'ob tuméen le futuro ku tech pa'ta'al=Rogare por usted, por el futuro que a usted espera.—La mujer, antes de que Namor le quitará el respirador.

Al quitarlo el agua se derramó por el rostro de la mujer para comenzar a sofocarse, mirando al Rey delante.
El lugar olía a incienso, los cantos seguían al igual que los tambores y el sol entraba iluminando al cuerpo que esperaba la muerte y al Dios que no entendía lo último dicho por esa mujer.

Los Dioses se comunicaron con ella durante la noche, mostrándole el futuro, próspero para Talokan...

Namor tomó el arma de obsidiana para hacer un corte en su mano y la sangre que brotó tirarla sobre la próxima herida en el pecho de la mujer.
La mujer no hacía intento de respirar, simplemente aceptaba que no podía para darle paso a su muerte.

Namor hizo un corté limpio y rápido en el pecho de la mujer que al terminarlo pareció que respiró el aire de los ancestros, su pecho bajó y murió con los ojos abiertos, K'ukulk'an sacó el corazón de la víctima causando así los gritos y aplausos.
La sangre corría por el antebrazo de Namor cosa que Olivia veía, aquel corazón no se movía, escurría sangre ante los gritos del pueblo, no, tampoco estaba de acuerdo con aquellas actividades.

El Rey puso el corazón arriba de la herida de la mujer y cerró sus ojos con la mano limpia así dejándola descansar en el cielo de los Dioses.

En el cenote sagrado siguieron celebrando para el Rey y la futura Reina se metieran a un cuarto cerca de la cima donde él se estaba lavando las manos llenas de sangre aún fresca.
Estaba sentada detrás de él esperando a que acabará.

—¿Realmente van al Xibalbá?—Preguntó por la muerte que acababa de ver.

—La muerte aquí es más que una despedida, es un nuevo camino, nuevo comienzo.—Se giró a ella tomando una toalla secándose.

—De dónde vengo igual, pero, a veces pienso que no es real, quería saber si aquí lo es.—Levantándo los hombros restándole importancia.

Olivia creyente si era, creía en la vida eterna donde seguro estaría su hermana mirándola desde alguna nube, Ana no lo era, Dios la había dejado sola.

Namor se acercó a ella tomando su barbilla para dar un casto beso en sus labios.

—Es real Jats'uts y si no, ellos viven aquí.—Puso su dedo índice en su frente para deslizarlo después a su pecho—Y aquí...la muerte no es el final.

Ella negó con una sonrisa...

—Nuestros seres queridos están con nosotros en tanto no los olvidemos.—Le beso la mejilla.

—Nunca me olvides.—Sonrió tierna.

—Jamás, yo te necesito aquí conmigo.—Se dieron otro tierno beso dónde él tenía que inclinarse a ella teniendo su rostro en manos—¿Nos vamos?

Salieron regresando a la isla para seguir escuchando la animada música y disfrutar la tarde que era luminosa.
Pero mientras iban hacia allá los niños se pusieron en su camino.

—Yaan k meentik le báaxalo' bejla'e' puksi'ik'al=¿Haremos el juego ahora Corazón?—Preguntaron los pequeños después de nadar demasiado rápido antes de que se fueran.

—Wa jul, Ko'ox=Si claro vamos.—Para que un niño la tomara de la mano y la jalara directo al lugar del juego.

La mayor parte de los presentes eran los familiares de aquellos pequeños pero al ver qué los Reyes iban hacia allá un poco más de gente llegó.

Cada equipo era de ocho, pequeños niños de nueve años con sonrisas brillantes ante el apoyo que recibían no solo de sus padres también del Rey que estaba en una de las gradas viendo el juego ya iniciado.

Olivia nadaba con la mayor velocidad posible, teniéndo que hacer movimientos acertados para alcanzar la pelota, le era difícil.
Parecían volar en el agua aquellos niños que gritaban y animaban a alcanzar la pelota y hacer una anotación.

El equipo de Olivia perdió pero aún así entre todo el equipo se abrazaron por aquel juego infantil y de celebración.

Después de eso la pareja siguió con su camino hacia la isla oyendo aún la música.
En la orilla de la playa, en la arena, estaban formando figuras así que ambos se sentaron con esos niños y parejas que mojaban la arena y la moldeaban tratando de hacer una figura.

Olivia tomó arena que fue agrupando formando una pequeña montaña igual que Namor.

—Estás enojada aún ¿Verdad?—Preguntó viéndola entretenida con la arena.

—No.—Contestó rápido.

—Perdóname, no debí hablarte así, solo quiero que entiendas que...

—Si Namor,si entendí.—Lo cortó para seguir con la arena.

"Es un genocida es algo que tú y yo sabíamos así que no seas llorona"
"Te dije que no valía la pena perdonarlo ¿Verdad?"
"Caprichosa"

Hizo un orificio en su montaña de arena así naciendo su idea, tenía que ir por agua así que subió la vista y vio que la miraba.
Se estiró hacia él porque tenía a su lado la cubeta, al estirarse él vio como esquivaba su mirada.
Si, estaba ocurriendo lo que no quería, problemas entre los dos por asuntos del Reino.

Fue al mar llenando la cubeta y regresando está vez a su lado en la arena mientras el pensaba en que más agregar para quitar su enojo y no lo esquivara...¿Le estaba doliendo que lo ignorará?

Tomó agua con solo una mano y mojo la arena para con sus manos empezar a dar forma a una flor.
Estaba sentada en flor de loto así alzándose su vestido que ya estaba sucio de arena.

Él tomó un puño de aquel polvo y lo puso en su pierna repartiendo la arena mientras se acercaba por un beso en el cuello, no se quitó, puso su mano en la que Namor usaba para tocarla así sintiendo como subía más y más.

—¿Por qué eres así?—Preguntó sonrojada con una sonrisa-

—Ya no me ignores.—Pidió como niño regañado, besando su mejilla y parando su técnica de seducción.

—¿Quieres ayudarme?—Señalando el desastre que estaba en su figura.

Ya habían logrado crear el boceto de lo que serían unas manos unidas.
Ella se levantó estirándose para tomar la pala de madera y él le dio una nalgada cariñosa.

—¡Esa mano K'ukulk'an!—Se sentó en una risa.

Ambos con sus dedos dieron la forma de los dedos de aquellas manos entrelazadas iluminados por la tierna luz de 3 de la tarde, mientras daban los últimos detalles llevaron fruta picada que empezaron a comer mientras terminaban.

Ya terminada su figura vieron un rato el sol al horizonte, ella metida entre sus piernas descansando la cabeza en su pecho duro, con sus manos juntas en su vientre gestante.

—¿Has pensado nombres?—Al oído con una sonrisa.

—Solo para un niño, si quieres, tú puedes elegir el nombre si es niña.—Le sonrió aúnque no pudiera verla.

—Va a ser niña.—Aseguro para hacerla reír—.Y ¿Cuál es?

—Tenoch, me gusta cómo suena.—Él le beso la cabeza mientras asentía para el nombre—¿Cuál le pondrías a la pequeña?

—Itzae, mi regalo de los Dioses, eso significa...

—Es muy bonito.—Naciendo involuntariamente una lágrima.

—Tu regaló para mí.—Le beso la sien—.Quiero protegerte a ti, a nuestra hija, nuestro pueblo, perdón por lo de la noche.

—Esta bien.—Más suave le dijo, soltó un suspiro no muy convencido.

—Una vez al año los visitaremos ¿De acuerdo?

Olivia rio feliz levantándose para abrazarlo, dándole un beso mientras él enredaba las manos en su cintura.

—Esta bien.

Se dieron besos constantes abrazados en la arena mientras el sonido de las olas y musica los acompañaba.

—Hay que ir de nuevo.—Namor pegándole un par de veces en el trasero para que se levantará.

Ella asintió y se levantaron yendo de nuevo a escuchar la música, vieron a Yatzil y su esposo sentados en una mesa así que fueron con ellos.

—¿Donde estaban?—Preguntó Yatzil tomando su coco del que bebía teniendo que quitar su respirador.

—En la arena.—Contesto Olivia viendo los bailes que seguían.

—¿Quieres bailar?—Invito Yatzil parándose.

No pregunto más y se pusieron a bailar, moría por hacerlo ya que a su esposo no le gustaba mucho pero al menos tenía a su primo y a Olivia para no perderse la felicidad de la fiesta.

Ruedas, saltos, vueltas y de todo tenia ese baile que duró casi una hora, cuando volvieron las amigas estaban cansadas, riendo , Olivia beso a Namor y se sentó a su lado.

Estuvieron ahí largo rato entre platicas y bailes que el cielo se oscureció, apenas luz presente en el firmamento, la fiesta parecía no tener minuto de acabar por aún las parejas bailando, comiendo, llegando.

Todo había resultado de maravilla y ya los últimos espectáculos del día se estaban llevando a cabo, después de todo su estrés para Namor había valido la pena por causar tanta felicidad en su gente.

Se acercó al oído de Olivia que estaba bebiendo agua de un coco.
—¿Quieres ir a la isla de la superficie?—Olivia asintió con una sonrisa.

Después de todo el esposo de Yatzil bailó con ella y al mismo tiempo ellos se dirigieron al mar calmado y cada vez más oscuro.
Se echaron al mar para ir con velocidad tomados de la mano.

Al llegar las risas, música y fogatas se hicieron presentes en el ambiente, se sentía la misma vibra de felicidad.
Al llegar Yamil los hizo pasar para que se sentaran entre ellos.

—Pensamos que no vendrían.—Mariana poniéndoles un plato enfrente de ellos.

Era elote asado y arroz verde que empezaron a comer ambos mientras escuchaban las pláticas, la música y los bailes que está vez se dejaban llevar por el mundo exterior, eran guitarras y trompetas lo que sonaban haciendo así armónica la música.

—¿Quieres bailar?—Ahora preguntó Olivia, familiarizada con esa música, dándole la mano y él asintió.

No eran la única pareja acompañando la música, estaban rodeados por más.
Ella se abrazó a él mientras Namor ponía las manos en su cadera mientras seguían la música.

—Te amo Jats'uts.—Al oído haciéndola sonreír.

—Yo a ti K'ukulk'an, mucho.—Un beso en la mejilla le dió.

Después de un par de bailes más y terminar de cenar se retiraron también dejando la fiesta aún viva.
Iban a pasar de nuevo la noche en la isla ya que iban a la orilla del mar caminando hacia allá.

—Y ¿Por qué decidiste ayudarlos?—Rompió el silencio que hacían las olas.

—Vi lo mal que estaban y aunque quería ayudarlos no estaba del todo seguro, Yatzil me convenció y así desprevenidamente salimos del agua en el inicio de primavera presentándonos a ellos...

—¿Tuvieron miedo?

—Si, un poco, pero cuando mencioné que era K'ukulk'an me recibieron de la mejor forma.—Olivia asintió y vio al frente, ella no quería irse—.Se que piensas que aún falta mucho para que ellos prosperen, pero lo que ves hoy, no está comparado en nada de lo que era antes, van a estar bien.

Le aseguro besando el dorso de su mano.
Él seguía sabiendo que la superficie era mala, pero gracias a ella había dejado de odiarla porque de ahí había venido ella, mostrándole que no todos son malos.
Pero tenía que protegerse, protegerla, protegerlos.

—Esta bien Namor, entiendo, solo, creo que fue mi dolor, es todo, no estoy molesta.—Subió la mirada en una sonrisa—.Perdóname tú a mí también.

Él negó con una sonrisa y la jalo para besarla, un beso tierno donde ella jugaba con su cabello que era un desastre y él ponía las manos en su cadera.

Pero tal vez la lección más importante que olvidaría Namor decirle a Olivia para ser un buen Rey es, tus dolores, tus emociones, tus traumas no interesan en el trono...y eso solo sería el inicio del...



















Debo decir que un tiempo baile folklor y uno de estos bailes hice yo, amo tanto este por que es re coqueto y imaginar a los dos bailando me da mil años de vida...espero les gustará el capítulo, dejen su voto, gracias!

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