XIII . Celos
29 de Junio 1943
La mañana llegó iluminando las aguas del mar y levantando un día más la vida de los Talokanis.
Era día de cosecha así que Olivia se preparó antes de que Yatzil llegará.
Se puso un short café de una tela elástica que llegaba a la mitad de sus piernas y una playera azul que tenía la pinta de ropa prehispánica, cómo toda la que se usaba ahí.
Ese día ella sola se peino haciéndose una coleta alta, queriendo empezar a aceptar su estancia ahí, queriendo tomar independencia.
Arregló su cuarto que sucio no podía estar pero desordenado si y llegó Yatzil ya lista llevando su huacal y el de Olivia.
Salieron y al instante Olivia comenzó a nadar hacia la superficie.
—Mi mamá irá a cosechar con nosotras, estará allá arriba y quiere que te hagan una perforación.—Le avisó.
—No Yat, me da miedo.—Se excuso nadando hacia arriba.
—Si quieres verte como alguien de aquí tienes que hacerlo y por aquí.—Tomó ella otro camino.
—¿Adónde vamos?—Regresó con Yatzil.
—Con mi primo, como que se esta preocupando mucho por ti ¿No te parece?—Casi burlándose.
—¿Por qué dices eso?
—Mando a unos hombres a conseguir semillas de café para sembrar y unas ya listas y mira que raro porque aquí nadie consume café.—La miró intrigada—.Me dijo que amabas el café..
—Si, se lo dije pero no le dije que mandara a conseguir.—Desquitada.
—Bueno, vamos.
Olivia no quiso entrar así que fue Yatzil la que entró a los aposentos de Namor mientras ella esperaba afuera.
Kukulkan estaba desayunando con un libro con él.
—¿Y Olivia?—Preguntó en primera instancia, dejo el libro sobre la mesa.
—Yo bien gracias mi rey,¿Dónde están las semillas?—Estiró su mano a él, pidiendo.
—Quería que Olivia viniera y supiera que tendría café para tomar en las mañanas..
—Ella ya se fue a cosechar, damelas que tenemos que irnos.
—¿Irnos? ¿Está afuera? Dile que venga a desayunar conmigo.—Está vez a su prima más serio.
—No puede, se quedó con Kaknab.—Levantó las cejas en señal de burla.
Namor miro a otro lado algo molesto, tal vez celoso.
-Ka wa ka wa'al ti' tech ts'o'ok u uts a wilik=¿Y si le dices ya que te gusta?—Rio fuerte Yatzil.
—Lelo' ma' jaajij Yatzil=Eso no es cierto Yatzil.
—Bueno, me vas a dar las semillas ¿O no?
El asintió y le señaló un baúl que estaba junto a su cama pareciendo una mesita.
Yatzil camino hacia ese baúl, abriendo vió las semillas de cosecha y las metió a otra caja que estaba ahí mismo que las protegería del agua salada.
—Bueno me voy primito, nos vemos al rato.—Se rio y le lanzó un beso que él no correspondió.
Que sentimiento experimento no sabía, pero se quedó ahí solo, mientras su mandíbula apretaba algo molesto.
Ambas mujeres iban ya directo a la superficie nadando rápido hacia la isla con una sonrisa.
Se pusieron sus respiradores y salieron al sol potente.
Al llegar como la última vez había varios guerreros alrededor de la isla y otros más dentro de la isla listos con palas, agua y vestidos de colores y joyas.
Yatzil entro a ese terreno preparado para plantar y extendió la bolsa a un hombre mientras los tambores ya empezaban a sonar.
—Táan a neek'o'obo' ku le máako' taak u joochobo'=Estás son las semillas que el señor quiere que se cosechen.—Dijo Yatzil, hablando en voz alta para que toda la gente la escuchará.
—¡U yuum Chaac k u jooch!=¡Que el Dios Chaac nos de la cosecha!—Contesto el hombre, después de tomar las semillas y gritarlo con emoción mirando hacia el cielo azul.
Mujeres, niños y hombres aplaudieron y celebraron, unos comenzarón a bailar y tocar tambores mientras una persona en medio del terreno tenía los brazos levantados orando a Chaac.
Y unos ya empezaban a abrir la tierra fresca para tirar las semillas.
Olivia miraba confundida todo ese espectáculo de colores, sonido y baile, no le incomodaba más bien le llamaba la atención.
—Es un ritual para el crecimiento de cosechas.—Contó Yatzil al ver su cara de confusión, Olivia asintió.
Yatzil mientras veía la celebración recordó su mentira y es que conocía bien a su primo y después de cómo había estado actuando sabía que investigaría.
Se apartó de Olivia sin que se diera cuenta y corrió a la orilla buscando al guerrero que dijo a Namor estaba con Olivia, lo tomó de la mano.
Un guerrero con un montón de caracoles en sus pies y muñecas mostrando sus múltiples victorias, alto y musculoso con piel azul y tatuajes en su abdomen, un perfecto postor que cualquier chica querría.
Corrió con ella sin comprender
—Teene' mixtan in tsa'ayal ti' le cha'ano' Yatzil=Yo no puedo estar en la fiesta Yatzil.—Se quejo pero aún así corría.
—Chéen junsúutuk, chéen yóok'ot yéetel juntúul ko'olele' ki'ichpam=Solo es un rato, solo bailas con una mujer hermosa.—Corrió más, haciendo que la arena se levantará con sus pies.
Yatzil cansada llegó y junto las manos de ambos para presentarlos.
—Kaknab leti' le Olivia=Kaknab, ella es Olivia.—Respiraba recuperándose.
El hombre no fue indiferente le gustó y le sonrió, Olivia también a él mientras se tomaban de las manos.
—Bailen.—Los empujó Yatzil hacia las orillas del terreno.
Olivia aún cuando no entendía esos saltos, siguió su ritmo y el de los tambores, caracoles y otros instrumentos de viento.
Se tomaban de las manos con una sonrisa mientras el sonido de sus caracoles los acompañaba.
Si, no hablaban la misma lengua, pero no era algo que importará en el baile.
Pero el señor Kꞌuꞌukꞌul Kaan, salió del agua, con su cuerpo musculoso, mojado, con el ceño fruncido.
Al salir pudo oír los tambores, caracoles, risas, aplausos.
Se adentro entre su gente y aunque lo saludaban no dejaban de celebrar ya que sabían que no había ningún problema, no era un rey déspota.
Al llegar y ver el terreno, sus bailarines y sembradores, vio a Olivia bailando con Kaknab y su sonrisa.
Pero él al ver eso no tenía la misma expresión de Olivia, su ceño se frunció más y su mandíbula apretaba, lo hacía ver poderoso y enojado.
—¿Bailamos, primo?—Se acercó Yatzil a él, tomando su mano.
Pero él se quitó bruscamente y se fue sin decir ni mirar nada más regresando al mar.
El baile solo duró media hora para que todos empezaran a cosechar aprovechando los rayos del sol.
—U ki'ichpam núup=Que hermosa pareja.—Dijo Yatzil al verlos juntos regresando del baile.
El guerrero sonrió y se fue para regresar a su puesto como guardia de la isla.
Yatzil y Olivia caminaron hacia los terrenos de cosecha de fruta que estaban del lado derecho de la isla. Tal terreno estába dividido; frutas, verduras, cereales. Empezaron a cosechar, manzanas, mangos, plátanos, cocos.
Mientras todos ahí le enseñan más Maya.
K'áak'náab= Mar
Boonil= Color
K'i'ik'el= Sangre
Jats'uts= Bonito
Tuunich= Piedra
Sáasilo'= Corriente
Puksi'ik= Corazón
La mamá de Yatzil se acercó, llevando con ella una aguja algo gruesa y una joya de oxidiana que todas ahí usaban en sus perforaciones.
La mujer fácil cruzó la aguja debajo de su labio arriba de la barbilla, apenas unas gotas de sangre salieron.
Hizo pasar la joya por su reciente herida, era apenas un punto de herida pero la joya en forma circular era de 1.5 cm de radio, lo suficiente para que se viera en su rostro y contrastara con su piel blanca.
En sus orejas aún tenía unas dormilonas de oro que Yatzil le pidió se quitará, Olivia se las dio a unas niñas pequeñas que por ahí corrieron y le colocaron unos aretes de oxidiana que colgaban y la habían ver femenina.
Le pasaron un espejo en el que ella se pudo ver para sonreír con dos lágrimas en sus mejillas ya secas por el dolor que le causó la herida.
Terminaron la cosecha y si bien aún era temprano por el sol aún vivo ya era hora de irse, ahí no existían horas extras de trabajo solo las necesarias y las que tú desearás servir.
En la isla había un reloj que marcaba tres de la tarde de acuerdo a los número mayas " ••• "
Las mujeres ya comenzaban a irse con sus hijos que corrían por la playa mientras se dirigían al agua.
Había una que llevaba un vientre abultado que seguro estaba por terminos del embarazo, pero aún así iban a cosechar
—Así de fuertes son las mujeres.—Penso Oliva al verla pasar.
Olivia cada vez se daba más cuenta que había mucha más equidad de género ahí, que la mujer era indispensable en todo sentido, no se les consideraba débiles ni un poco.
Ambas mujeres estaban sentadas en la orilla del mar viendo el cielo libre de nubes mientras Olivia le daba la espalda a Yatzil para que le trenzara la coleta.
—¿Te gusto Kaknab?—Preguntó con un tanto de risa, golpeando su hombro—.Porque es soltero.—Rio un poquito detrás de ella.
—Noo, claro que no, solo, se me hace buen muchacho aún cuando no entendiera nada de lo que decía..
—Bueno, porque yo creo que tú a él si le gustaste.—Ambas rieron—.Bueno, mañana vas con mi primo para tomar café.
Olivia levantó los hombros restándole importancia, después de un rato Yatzil dejo su cabello y ambas volvieron a mirar al frente el mar calmado, con su olor característico.
—¿Te duele?—Señaló su perforación Yatzil.
—No, solo se siente raro.
—Bueno, vamos a estudiar los números, saca tu libreta y lápiz.—Le pidió comiendo una jícama está vez.
Olivia sacó su libreta y espero a que hablara.
—Nuestra cultura aportó mucho al mundo que ahora conoces.—Asintió Olivia—.Pero de la que te voy a hablar ahora son los números...
—¿Y como es el veinte?—Preguntó maravillada, después de que terminara de dictar cómo eran cada número.
Yatzil extendió su mano para tomar su libreta y escribir en ella.
—Parece un caracol.—Dijo Olivia al verlo y Yatzil asintió.
—El cero es ese caracol pero sin ese puntito arriba, nosotros tenemos un sistema de numeración vigesimal, es decir, de base veinte, las matemáticas de tu tiempo es en base diez.
Hay 20 números, del 0 al 19, y al llegar al 20 tenemos que pasar a otro nivel, tal y como ustedes cómo en las decenas.
—¿Qué mierda?—Dijo con genuina sorpresa ya que de alguna manera se tomaban de la mano ambas matemáticas.
—Si supieras que nuestra cultura fue de las más importantes.—Olivia sonrió—Bien, entonces de pie...
Yatzil se levantó y corrió por unas lanzas que tenía enterradas en la arena, le entregó la suya a Olivia apenas lanzandola.
Solo las separaba un metro y ambas se miraban a los ojos con las piernas abiertas y su lanza dirigidas a ellas mismas.
—No siempre es bueno recordar, es bueno superar, está vez no te voy a pedir que recuerdes tu pasado.—Olivia asintió—.Piensa en alguien que ames, que quieras mucho, que te gustaría proteger con tu propio cadáver e imagina que tienes que pelar conmigo para defenderlo, concéntrate..
Olivia una vez más cerró los ojos.
No tenía amor, era la niña y mujer sin amor.
No tenía a nadie que valiera la pena defender.
Pero a quien amaba era a Howard y aún cuando la traicionó le hubiera gustado mostrar que daría mucho por él.
Olivia abrió los ojos y empezaron a pelear.
Yatzil subió su pie golpeando la mandíbula de Olivia volteando su rostro dónde mordió dentro de su mejilla provocando sangre.
—Si que te encendiste.—Sonrió retadora Olivia.
Ahora estaban más lejos una de otra. Yatzil trato de acercarse a ella pero Olivia puso la lanza en sus hombros girando para que no la lastimara pero entonces Yatzil pateó su estómago.
—Creo que esa persona ya estaría muerta.—Se burló Yatzil, con la lanza en su mano.
Olivia se levantó ya jadeando, Yatzil corrió hacia ella y Olivia también pero como futbolista Olivia paso abajo de ella arrastrándose en la arena.
Movió su tronco para con la lanza golpear el trasero de Yatzil
—Que bien luce eso.—Se burló Olivia y ambas rieron.
Pero no bajó la guardia. Yatzil se movió rápido con la lanza para ponerla en su cuello y sin hacer la suficiente fuerza la tenía debajo de ella.
—¿Te rindes?—La retó.
—Haría esto todo el dia.—Con la fuerza que tenía bajo la lanza haciendo que Yatzil diera una voltereta.
Entonces ambas de nuevo frente a frente en pose de pelea.
De repente Yatzil volteo hacia el mar para Olivia ver una gota de sudor salir de la nuca de ella.
—¿Qué? ¿Ya me tienes miedo?—Se burló sintiendo el sabor de la sangre en su boca.
—No, algo se escucha.—Se levantó Yatzil—.Algo paso..
—Yo no oigo nada.—Dijo Olivia.
—Acompañenme.—Gritó Yatzil moviendo la mano dos veces hacia el mar y los guerreros en la playa la siguieran—¡Tú también Olivia!
Le gritó entrando al mar dejando su huacal y Olivia la siguió también.
Espero les guste el capítulo <3!
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