cuarta parte
— ¿Crees que este bien?— le preguntaste a tu Pokémon, el cual simplemente asintió mientras dirigía la mirada frente a ella.
Dos años habían pasado después de que N desapareciera, lo extrañanas demasiado y a decir verdad, te molesto que él se fuera tanto tiempo. A pesar del tiempo que había pasado, cada vez que pensabas en el tu corazón latía con intensidad, demostrando que aún tenías sentimientos hacia él.
— Espero que ella, llegue pronto— suspiraste observando la enorme puerta que se encontraba frente a ambas.
Llegar a la calle victoria no era muy fácil, lo sabías porque lo habías experimentado. Tener el titulo de campeona tomaba caso todas tus horas diarias, debido a que habían muchas personas dispuestas quitarte aquel titulo y aunque ninguno lo había logrado hasta ahora, algo dentro de ti te decía que una aquella chica lo haría. Una nueva prodigio, ella fue capaz de hacerle frente al nuevo equipo plasma por sí misma y aunque aquella situación los había tomado desprevenidos tus compañeros también habían decidido ayudar.
El equipo Plasma había renacido junto a un nuevo miembro, Acromo. La primera vez que habias hablado con él, te diste cuenta de que era alguien que sentía mucha curiosidad por los Pokémon, solo que no pensaste en que uniría fuerzas junto a Ghetsis. Afortunadamente Mei, la pequeña prodigio consiguió vencer a Ghetsis, justo como lo habias hecho hace dos años.
Ella ya tenía todas las medallas de los gimnasios y te había mencionado que estaría allí en unas horas, debido a que también tendría que enfrentarse a los alto mando. Un combate con ella sería demasiado interesante, por lo que tus ansias habían aumentado.
De pronto escuchaste un fuerte sonido que provocó que el lugar temblará, Serperior se tuvo que sostener de tu asiento para no caer al suelo.
— ¿Que demonios fue eso?— rápidamente te levantaste de tu asiento con un gran pánico, aquel sonido parecía provenir de la cueva que llevaría al palacio en donde se encontraban.
Serperior se deslizó hasta quedar a tu lado, una vez que habías salido del la habitación en donde te encontrabas, al instante habías visualizado a los demás altos mando, quienes habían salido de sus habitaciones, absolutamente todos ustedes mostraban un rostro se preocupación.
— Tenemos que ver que esta sucediendo— formulaste mientras estabas dispuesta a acercarte hacia la cueva que se encontraba a cerca, tu Pokémon se encontraba a tu lado.
Una vez que entraste lo único que lograste visualizar fue una gran cantidad de polvo, lo que significaba que alguno se habia salido de control. Un joven comenzo a correr dispuesto a acercarse hacia la salida de la cueva.
— ¿Que está sucediendo?— le preguntaste sin entender, este se detuvo con un rostro preocupado.
— Un Pokémon se salió de control y comenzó a destruir las paredes de la cueva— explicó el joven para después irse de allí.
Tomaste algunas de tus Pokéball para después lanzarlas, eran cinco en total. Todos tus Pokémon habían surgido rápidamente, observándote y esperando algun tipo de orden.
— Necesito que ayuden a todos los Pokémon y personas que hay allí dentro— cuando pronunciaste aquello un temblor nuevamente se había hecho presente—. Lo más rápido posible, por favor.
Los Pokémon habían tomado la orden para disiparse por la cueva, todos menos Serperior. Estabas más que agradecida con la Pokémon, pero el también tendría que ayudar a las personas o Pokémon en el lugar.
— Serperior, tu también— le llamaste, a lo que el te observó negando la cabeza—. No te preocupes por mi, estaré bien.
Este nuevamente negó, mientras te seguía.
— Serperior— lo nombraste con suavidad—. Estaré bien, es solo que me preocupan los demás ¿puedes hacerlo?
La Pokémon pareció pensarlo un poco, le habias dejado en claro en diferentes ocasiones que podrías defenderte por ti misma. Así que aunque dudo un poco termino por aceptar la petición, deslizándose por la misma dirección a la cual tus compañeros Pokémon se habían retirado.
Comenzaste a caminar en una dirección diferente, quizás alguna persona se habia quedado atrapada en algún lado.
Algunas partes de la cueva estaban apunto de caer, quizás aquel Pokémon había utilizado terremoto, no sabias el porque se había salido de control, nunca había presenciado algo parecido en estos años. Cuando te habías adentrado aún más en el lugar, observaste aún Pokémon, el cual al verte se acercó rápidamente.
— ¿Servine?— lo observaste con confusión, la única persona que también poseía un Servine era Mei—. ¿Qué haces aquí?— al instante habías observado su rostro lleno de una gran preocupación.
El Pokémon comenzó a apuntar hacia un lado, por lo que te diste cuenta de que su entrenadora no se encontraba con él, entonces algo malo había sucedido con ella.
— Vamos— le llamaste dispuesta a seguirlo.
El Pokémon tipo planta comenzó a llevarte hacia un lugar más alejado de la salida de la cueva, durante el trayecto podías sentir como es que la preocupación del Pokémon aumentaba a cada segundo, era algo lindo de ver ya que expresaba lo mucho que quería a su entrenadora, pero no podías pensar en eso ahora.
Para cuando el recorrido había finalizado, observaste a lo lejos como es que el Pokémon se acercó a una joven de cabellos castaños y coletas, se trataba de Mei, la pequeña prodigio. Ella se encontraba en el suelo sosteniendo su tobillo con una gran mueca de dolor.
— ¿Que sucedió Mei?— le preguntaste una vez te acercaste a ella, hincandote en el suelo.
— Una pared me cayó en el tobillo— explicó la joven con dolor, mientras tomaba aquella zona afectadas—. Servine me ayudó a sacarlas, pero no puedo pararme.
— ¿Puedes mover el otro pie?— la joven asintió.
La menor no poseía de ningún Pokémon fortachón que la ayudara, es por ende que mando a su Pokémon a pedir ayuda. Aunque lamentablemente no tenías a ningún Pokémon tuyo contigo en estos momentos, no podías evitar sentir culpa por no haber aceptado la compañía de Serperior.
— Intenta levantarte— tomaste su brazo, colocándolo sobre tu hombro e intentando levantarla del suelo.
La de cabellos castaños se movió un poco generando varios quejidos y justo cuando estabas apuntó levantarla por completo, tus orbes observaron como es que el techo de la pared estaba por caer, así que en un instinto por proteger a ambos habías optado por tomar a Servine y a Mei bajo tu pecho, estabas dispuesta a protegerlos.
— ¿Están bien?— preguntó una persona familiar.
Conociste esa voz a la perfección, hacia dos años que no la escuchabas. Era él. Era N. Él había lanzado un ataque con Zekrom, para que aquella gran roca no les cayera, desviarse la mirada observando a la fémina que se encontraba abrazándose con un gran temor en su rostro, Servine se encontraba con ella, dispuesto a protegerla.
— Gracias— formulaste cuando bajo de Zekrom, este solo asintió con una gran sonrisa.
Estaba unos centímetros más alto de lo que recordabas, ya no mantenía aquella gorra que portaba hace dos años, sus facciones se veían más maduras. Había cambiado, aunque estando frente a él comprobaste que tu corazón comenzó a latir un poco más de lo normal, tu felicidad había aumentado. Querías abrazarlo. Besarlo.
— ¡(T/N)! ¡Mei!— exclamó una rubia para acercarse a ambas— acabo de ver como es que la cueva estaba cayendo, me alegro que estén bien— Bel sonrió mientras tomaba a Mei.
La rubia al poco tiempo después se había percatado de la presencia de alguien más, cuando lo observó rápidamente sus orbes verdosos se colocaron en ti y luego en él, así sucesivamente. Una sonrisa apareció en su rostro, Bel había sacado a su Pokémon Samurott, para que después las lianas de Servine colocaran a Mei sobre él Pokémon.
— ¿Estaras bien?— le preguntaste a Mei, ella simplemente asintió.
— Yo me encargo— formulo Bel con una sonrisa, para después guiñarte un ojo.
A decir verdad Bel no había cambiado en estos dos años, seguía siendo la misma persona traviesa solo que un poco más madura. Y la verdad es que cuando ella te mencionó que Cheren era su pareja estabas completamente feliz por ambos, sabias que ella se había enamorado de Cheren, debido a que eso fue de lo que habló contigo. Además de que ambos eran un poco obvios con su situación.
— Me alegra verte aquí— te dirigiste a él, abrazando con fuerza.
El mayor no dudo en corresponder aquella acción, su olor a canela tampoco había cambiado. Estabas alegre por verlo de nuevo, por tenerlo frente a ti una vez más. N tomó tus mejillas colocando sus labios en tu frente, sabias que aquel no era un buen reencuentro ya que estaban en medio de un situación peligrosa.
Sin embargo el de cabellos verdes prefirió tenerte en sus brazos, demostrando que los sentimientos aún eran mutuos.
— Debemos de ponernos al corriente con lo que ha pasado— expuso con una sonrisa, a lo que simplemente asentiste.
Ahora estabas totalmente completa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top