Capítulo 02: Mayo de posibilidades
—Llegas tarde, llevo esperándote desde las nueve de la mañana, son las once —dije, cuando la vi llegar.
Maeve parecía sonámbula caminando hacia mí. Se sentó a mi lado y bebió de la botella de agua que llevaba en sus manos.
Ahora llevaba su cabello suelto y ondulado, su vestimenta era muy linda, al verla con su cartera de lejos y por supuesto, sus zapatillas, parecía una sifrina, pero todavía con el poco tiempo que llevamos de conocernos, no la he visto ni una sola vez con maquillaje.
—Me dijiste que había llegado la profesora de mercadeo, eres una mentirosa. Me hiciste correr por toda la universidad y subir tres pisos, estoy demasiado ocupada ahogándome como para matarte, Brie.
Sonreí hacia ella soltando una suave risa inocente.
—Lo sé, solo quería que te apuraras para no estar solita aquí arriba.
Ella entrecerró los ojos hacia mí.
—Tienes suerte de que la clase de gerencia sea a las 12, sino ya te hubiese lanzado desde el último piso por payasa.
Sonreí nuevamente y saqué mi móvil para grabarla.
—Anda, cuéntame más —hablé.
Ella se cubrió el rostro con las manos.
—Deja de grabarme.
—Es mi turno, ayer me estuviste grabando como por dos horas —me defendí.
Maeve finalmente miró hacia la cámara sin poder dejar de reír.
—Quiero aclarar aquí, públicamente que Brie Voughn es, ¡La peor compañera! que he tenido.
Solté una carcajada.
—Pareces borracha.
—Estamos en cuatro veinte —mencionó aquel chiste interno entre nosotras.
Y sí, parecíamos muy drogadas. En mi defensa, tenía demasiado sueño, estaba en la universidad desde las siete de la mañana para que me dijeran al llegar que la profesora de la primera hora no vendría.
Así que me tocó esperar sola en el último piso para mi segunda clase que era a las doce.
Cuando finalmente llegó la hora de ir al otro extremo de la universidad para la clase de gerencia, aproveché cada segundo para grabar. No sé porqué, pero me gustaba tener videos de ella en mi móvil.
Tampoco le tomé mucha importancia, tenía muchos videos de mi mejor amiga también, Isabelle.
Ella tomó asiento en la tercera fila, un puesto detrás de mí. Éramos las únicas en el salón, no había llegado nadie todavía.
—No te vas a sentar detrás de mí, luego tendré que estar volteada todo el rato, mejor siéntate en el puesto de al lado.
—Pero me gusta más estar detrás de ti.
—No te vas a sentar allí —dije seria.
—¿Y dónde pretendes que me siente? Encima de ti no me voy a sentar.
Solté una carcajada que no me dejó responder.
—A mi lado, te he dicho.
—No, y si no me quieres detrás de ti entonces me voy.
—No, quédate aquí conmigo, Maeve Amberlee.
—¡Que no me digas así!
Ella se sentó detrás de mí ignorando completamente mi opinión.
Yo por mi parte, tuve que girarme hacia ella para poder hablarle. Coloqué mi brazo sobre su mesa, ella lo agarró inmediatamente aferrándose a él para abrazarme.
—Que sepas que no te voy a soltar, tu brazo es muy cómodo para dormir —me dijo, tal cual una niña pequeña.
Sentí mucha ternura, quise decirle que no importa, puede estar todo el tiempo que desee aferrada a mí, adoro el contacto físico.
Pero no lo hice, actué como si no me afectara en lo más mínimo.
—Pues no me molesta, si llega el profesor y me riñe por estar así, te cambiará de asiento y yo podré ser feliz.
Desde ese día me di cuenta que, efectivamente sí odiaba los viernes, pero por otro lado, ella los hacía menos pesados. Veía las peores materias que pude haber cursado en mi vida, pero todo era más bonito porque la veía únicamente esos días.
Empezamos a pasar más tiempo juntas y eso me alegraba muchísimo el día. Ella lo hacía todo más fácil, si me aterraba por defender, ella me ayudaba, si no entendía alguna actividad, ella me explicaba y si mi padre no pasaba a buscarme temprano, ella se quedaba conmigo, así cerraran la universidad, pero nunca me dejaba sola.
Nunca se fue hasta yo hacerlo primero.
A la semana siguiente, el día lunes, estaba junto a Isabelle y Naomi en nuestra clase de Publicidad II, me fastidiaba mucho esta materia, solo la metí con esta profesora para verla junto a mis mejores amigas.
Esta vez nos mandaron a analizar una página web. Yo me quería morir en ese momento porque no sabía qué hacer.
Pero entonces, recibí un mensaje de Maeve.
¿Sigues en la universidad? Quiero verte.
Sonreí hacia el móvil.
Sí, estoy aquí. Sigo en mi clase de Publicidad.
Ella respondió al segundo.
¿Puedo entrar? Así me quedo contigo un rato para acompañarte.
Miré a mi alrededor, todos estaban ocupados en lo suyo, la profesora no había empezado a explicar, así que supongo no habrá problema. De todos modos, sí la quería aquí conmigo, quería verla, pasar tiempo con ella.
Sí, ven. Estoy en el tercer piso, salón 07.
Busqué del otro lado del aula dos computadores disponibles para sentarme con ella. Aún no la presentaba a mis amigas y sabía que sería un poco incómodo para Maeve estar cerca de ellas para estar conmigo.
Isabelle y Naomi sabían de la existencia de Maeve, pero porque yo parecía no saber callarme nunca, siempre hablaba sobre ella. Me gustaba hacerlo, me hacía feliz estar a su lado y cada mínima cosa me recordaba a ella.
—Chicas, estaré sentada por allá —les avisé.
—¿Por qué te vas? —preguntó Isabelle.
—Viene Maeve, así que me sentaré con ella —les dije.
—Ah, claro, como ella es tu nueva mejor amiga. Sí, vete de aquí, nadie te quiere —bromeó Naomi.
Rodé los ojos.
—Tonta.
Me levanté de mi asiento y caminé hasta la otra fila para tomar dos puestos. La esperé tranquilamente guardándole una silla a mi lado, y mientras esperaba, intenté concentrarme en hacer el análisis de la página que me había tocado, pero no pude, porque a cada momento me encontraba a mí misma mirando hacia atrás esperando verla entrar por esa puerta.
Tampoco supe por qué tenía tantas ansias de estar con ella.
Cuando llegó, sonrió hacia mí y no pude evitar devolverle la sonrisa. Esta vez su aspecto lucía más muerto que antes, pero no pregunté.
Su cabello estaba peinado en una trenza de lado, lo cual me extrañó porque normalmente lo llevaba suelto.
Vestía una blusa turquesa, unos jeans y sus amadas zapatillas, demasiado sencilla.
Pero esta vez pude notar las ojeras debajo de sus ojos, el cansancio que mostraba su rostro.
—¿Qué haces? —me preguntó.
—Me mandaron a analizar una página web, pero no sé cómo hacerlo. Tenemos defensa de esto la próxima semana. ¿Tú qué haces aquí? Creí que ya te habías ido.
—Se supone, pero vine a entregar un trabajo de taller de diseño que debía. Y pensé, ¿Por qué no voy a molestar un rato a Brie? Así que aquí estoy.
Reí.
—Pues qué bien que pensaras en mí, así me ayudas a hacer este análisis.
—¿Y qué voy a saber yo de eso?
—Se supone que ya viste esta materia, Maeve.
—¿Y me acuerdo? No. Eso lo vi el semestre pasado, que me voy a estar acordando yo de eso.
—No hace mucho que el semestre pasado terminó.
Ella sonrió en respuesta.
Saqué mi móvil y lo acomodé apoyado en la pantalla del monitor de la pc para grabarnos.
—¿Qué haces? ¿Ya vas a empezar a grabar? Estoy fea, Brie —se quejó, haciendo un intento de acomodar su cabello.
Lo sé, pero no me importa, no la veo sonriendo todos los días, necesito tener eso en mi móvil.
—Sí, necesito tener todo registrado.
Estaría mintiendo si digo que logré avanzar con el análisis, porque en realidad durante el resto de la clase estuve tonteando con Maeve.
Y cada momento, cada risa, cada pequeño detalle, cada mirada quedó registrada en mi cámara.
Al salir, ni me molesté en acercarme a mis amigas, en ningún momento me alejé de Maeve. Salí con ella porque se ofreció a acompañarme hasta el estacionamiento y esperar conmigo a que mi padre pasara por mí, como cada vez que veíamos alguna materia juntas.
Mientras salíamos del aula, ella me quitó mi cámara. Confundida la miré pidiendo que me la regresara.
—¿Qué haces?
—Tranquila, tú solo sigue caminando, yo te grabo.
Sonreí ante su comentario.
Era la primera vez que alguien se ofrecía a grabarme.
Bajé las escaleras sumida en mis pensamientos y cuando me giré me di cuenta que Maeve seguía grabándome desde arriba.
—Baja —le pedí.
—Espera, aquí es un buen ángulo para tu documental. Estás muy linda, a ver, una vueltita.
—¡No! Ven aquí —dije, entre risas.
Ella bajó tranquilamente entregándome mi móvil.
—Una lástima, se acabó la batería —me dijo.
Excelente.
Ahora no tenía cómo llamar a mi padre.
—Pues espero tú si tengas porque debo llamar para que vengan por mí, sino me quedaré aquí de por vida.
—Buena noticia, estaremos juntas, entonces.
Ella sacó su móvil y empezó a grabar con la cámara en vertical.
—Yo soy la única persona en la faz de la tierra que—
La interrumpí saliendo en el vídeo.
—¿Por qué grabas así? —pregunté.
—¿Así como?
—En vertical.
—Ah, ¿Y entonces cómo se graba?
—De lado.
—¿Y para qué voy a grabar yo de lado?
—Para mí.
Ella soltó una carcajada.
—Ajá.
Maeve volteó la cámara de manera horizontal y siguió hablando.
—¿Mejor?
—Mucho mejor.
—Bueno, como decía —me eché a reír—, yo soy la única persona en la faz de la tierra que aguanta la cámara de Brie y graba con ella.
Yo seguí caminando.
Ella volteó la cámara y me grabó a mí.
La miré soltando una suave risa.
—¿Quién más te graba así, bebé? Más nadie —me dijo.
—¿Sabes? Las personas normales graban de frente.
Ella pareció no entender mi comentario.
—Ajá, ¿y?
—Tú eres anormal.
Me dió un pequeño empujón en respuesta sin poder dejar de reír.
—Vamos a grabarla de frente, para que no diga nada —dijo a la cámara.
Maeve se posicionó frente a mí para caminar de espaldas mientras me grababa como si fuera un paparazzi, yo no pude evitar reír más fuerte.
—¡Cuando te dije grabar de frente me refería a la cámara frontal!
Ella rio conmigo al entender lo que quise decir.
Detuvo la grabación y colocó la cámara frontal.
Camino al estacionamiento, ella siguió grabando todo el recorrido, yo me acerqué a ella para salir en el vídeo, pero hizo una mueca de asco y me alejó.
—Fuera de aquí, aléjate.
—Me encanta cuando te haces la difícil —bromeé.
Aunque en realidad en lo más profundo de mí, no era broma nada de lo que decía en ese momento. Solo que aún no lo sabía y mucho menos lo aceptaba, pero Maeve Amberlee cada vez se estaba metiendo más y más en mi vida, solo habían pasado dos meses de conocernos y ya sentía que la conocía de toda la vida.
Así que la dejé entrar sin saber que quizá esa podría haber sido la peor decisión que pude haber tomado.
¡Hellooo!
Qué emoción me da esta historia, no tienen ni idea de lo que está por venir, pero bueno.
Por otro lado, recordemos que el inicio de esta historia se basa en la inocencia de cada una, en cómo se empiezan a conocer un poco más las protagonistas.
Pero ya saben que yo amo el drama, así que no está de más advertirles que se preparen emocionalmente :)))
Eso es todo por hoy.
Besosss :)))
Paola Velásquez
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top