Capítulo 1
Como todos los días lo acompañaba la misma suerte, si, su condenada mala suerte que lo había acompañado durante toda su vida y ese día claramente no era la excepción.
Para empezar se había levantado tarde debido a que su reloj favorito, el cual era de All Might (su héroe de comic favorito) se había descompuesto sin que el lo notara, por lo que cuando su madre fue a despertarlo a meros gritos avisándole de su atraso, no le quedo de otra mas que levantarse, asearse, vestirse y salir corriendo como tren bala sin siquiera desayunar a la estación.
Como todos los días llego casi cuando el tren se iba, gracias al cielo que una amable mujer le ayudo, pero inmediatamente se arrepintió de no haber esperado el otro, pues este estaba peor que lata de sardinas, donde lo aplastaron hasta que quedo morado, y debido a esta misma congestión de gente termino por bajarse 1 estación mas de la que debería y sin mas que hacer termino por correr a su instituto, donde por su puesto termino siendo regañado por el presidente estudiantil en la puerta por la hora.
Termino por llegar a tiempo a clases pero antes de que llegara el profesor a el se le acerco el chico mas explosivo de la escuela, su "mejor amigo" que termino por como era costumbre molestarlo y su cuaderno de apuntes salió por la ventana terminando en el patio escolar, tras un suspiro salió por el, su salón estaba en el tercer piso por lo que tardo bastante en bajar y subir de nuevo y para ese momento ya se encontraba el profesor esperándolo en la puerta, recibió su respectiva reprimenda y bueno, como el profesor ya lo conocía le termino dejando un trabajo extra para compensar la falta.
El resto del día estudiantil resulto pesado, tedioso y aburrido, ya que las clases del día eran de las mas largas y monótonas, y el resto del tiempo se la había pasado solo o mal acompañado por Bakugo, o Kacchan como el solía decirle, debido a que sus 2 únicos amigos habían faltado ese día, la enérgica Ochako por una leve gripe e Iida por asuntos familiares.
Para decorar su mala suerte, casi al termino de las clases se desato una profunda lluvia la cual simplemente no se quito por mas que espero, porque obviamente, no llevaba paraguas, y termino por nuevamente correr, pero ahora bajo ese aguacero que insistía en quedarse, empapado y con frio llego de nuevo a la estación del metro, e igual que en la mañana, estaba tan atascado de gente que parecía que el iba arriba de 2 personas y otras 3 arriba de el, pero rápidamente se vacío y logro ocupar un lugar, aun que claro, el colmo fue que se quedo dormido y esta vez termino 2 estaciones mas alejado.
Frustrado bajo del tren, ahora no llovía lo cual agradecía, ya que así y la caminata que tendría que hacer seria menos pesada, en el camino el frio viento lo ayudo a secarse pero la nariz se le puso algo roja, probablemente se enfermaría, pero el temblor involuntario de su cuerpo y el lodo manchando sus tenis blancos recién lavados no le daban gracia, por algo prefería los tenis rojos pero en el instituto no los permitían.
En alguna parte del recorrido su celular sonó, probablemente seria su madre preocupada ya que ya iba 2 horas mas tarde de lo acostumbrado, pero antes de que pudiera contestarle su celular murió, si, no tenia batería y pues tampoco tenia otra forma de comunicarse a casa lo que seguramente pondría histérica a su madre.
Genial.
Ya sin molestarse mucho pues era algo bastante normal todo eso en su vida cotidiana siguió su camino con una sonrisa, pues su tipo de vida le había enseñado que ser positivo era lo mejor por que no podía estar amargado a cada momento.
El sol empezó poco a poco a mostrarse de nuevo tras las nubes, empezando a iluminar el mundo, y como tal... tropezó al ser deslumbrado por como reflejaba la luz en un vidrio, no callo milagrosamente, pudo mantener el equilibrio, y así, logro enfocar su vista en el negocio donde la luz lo había cegado, y se topo con un lindo letrero.
"Little Sugar"
El enorme letrero fue lo primero que percibió, era una cafetería bastante llamativa a la vista, el aroma dulce empalagoso logro adentrase en sus fosas nasales, y como buen fanático de lo dulce, la curiosidad le gano y se decidió a entrar.
Como tal era una cafetería sencilla, no era una en un millón si no solamente una cafetería mas entre tantas, era de colores claros, derivados del blanco y el amarillo pastel, había alrededor de 6 mesas color chocolate, y la barra en el fondo de donde salían los respectivos meseros, en esos momentos no había nadie a excepción de una viejita tejiendo en una de las mesas, quizás debido a la reciente lluvia.
Tomo asiento en una de las mesas mientras observaba el menú algo perdido, observando superficialmente cada bebida y postre.
— ¿Que desea ordenar? — Una voz masculina, algo gruesa y fría sonó en sus oídos como si lo hubieran pillado haciendo algo malo, lo cual le causo un leve estremecimiento y que mirara algo espantado al mesero, mirada que pronto paso a ser una de asombro y curiosidad.
Por unos leves momentos se perdió en aquella mirada heterocromatica del guapo mesero.
Era alto, de pies pálida, su cabello perfectamente dividido en 2 colores, una parte escarlata y la otra albina, su mirada era de un color turquesa por un lado, por el otro color gris y sobre uno de sus lados sobre salía una cicatriz de quemadura que mas que afectar su apariencia le añadía cierto atractivo.
— ¿Desea ordenar? — Volvió a preguntar observando disimuladamente a su curioso cliente, era un chico pecoso, de cara redonda y enormes ojos verde jade, su cabello de risos alborotados de color verde negriso, además de un curioso color carmín en sus mejillas al verlo, debido quizás a la pena de no haberle respondido de inmediato.
— Yo...eh.. solo un capuchino por favor — Respondió dudoso mientas miraba el rostro inexpresivo del bicolor, este solo asintió y sin tardanza se dirigió a por el pedido.
Soltó un largo suspiro mientras temblaba un poco, miro a través de la ventana y noto como esta pese a que el ambiente era aun frio, se tornaba de un bonito color azulado con destellos amarillos.
— Hermoso... —
— Todas las tardes son así — Escucho a su lado provocándole un escalofrió pasando su mirada nuevamente en el mesero bicolor quien le dejaba su pedido en la mesa sin despegar su mirada de la ventana — Debido al tipo de vidrio se puede ver de distintos colores, depende del clima — Le comento este de manera normal.
— Entonces creo debo volver mas seguido — Le respondió de vuelta sonriéndole enormemente, el bicolor ni se inmuto pero dejo una rebanada de pastel de tres leches en la mesa, la cual el muchachito no había pedido — Disculpe yo... —
— No, de parte de la casa, mal día ¿No? —Le refuto simplemente de tal manera que no podía contestarle para después irse, el peli verde sonrio por la acción amable y un poco tímido probo el pastel, ¡Era Delicioso! Pero algo cremoso por lo que termino con un poco en la mejilla y sin mas tomo la servilleta, pero al verla, su sonrisa no hizo mas que ensancharse.
"Algo Dulce para endulzarte el día"
No pudo reprimir sacar una ligera risita ante el gesto, ya que realmente, acababa de animar su día, doblo con cuidado la servilleta y la guardo en su bolsillo para después seguir con lo suyo.
Aquel mesero no volvió a acercársele hasta el momento de recibir la cuenta, donde pago, dejo la propina en la bandejita y acepto el volante del lugar para recordar la dirección, metiéndolo con rapidez en su bolsillo también.
Al salir del lugar, su sonrisa no desapareció, era cierto que la mala suerte siguió acompañándolo, en el trayecto a casa le había pisado la cola a un gato y este lo mordió, se topo con un viejito que lo agarro a bastonazos por defender a una ardilla y finalmente, ya habiendo llegado a la puerta de su hogar resbalo y termino estrellándose contra esta.
— ¡Izuku! — Su madre como lo suponía, ya lo estaba esperando toda paranoica y agitada, preguntando por su tardanza y mandarlo a bañar inmediatamente para evitar un resfriado, así lo hizo y ya en la cena se sentó junto a su madre.
— Hoy tuve un buen día — Comentó de la nada aun con su sonrisa, lo cual sorprendió a la mayor ya que su hijo era positivo, pero esta vez parecía que de verdad le había pasado algo bueno.
— ¿Si? Me alegra, por cierto saque esto de tu suéter — Le tendió los papeles en la mano y se levanto a recoger la mesa, el oji verde asintió tomando con cuidado los papeles, reconociendo el volante y la servilleta pero al revisar bien el volante, este traía una pequeña nota que termino por confirmarle que de verdad.
Había tenido un muy buen día.
"Espero verte de nuevo por la cafetería.
Me encargare de nuevo sacarte una sonrisa.
Todoroki Shouto"
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Ya aquí estoy como lo prometi, espero les guste y me dejen sus comentarios ya que como dije, soy nueva en esto pero me interesan mucho sus opiniones.
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