Capítulo 7

Para cuando el sol empieza a salir, yo ya terminé de leer un par de libros y de anotar varios puntos importantes para hacer que al menos tengan a Robbie encerrado unos tres meses en la correccional. Ventajas de ser un vampiro de siglos de edad con la cara de un mocoso de no más de dieciséis años.

—Supongo que con esto es suficiente para... —Un ruido proveniente de la cocina llama mi atención —¿Por qué tanto escándalo? —Me levanto a ver qué pasa.

El lobo está luchando por mantenerse despierto mientras la cafetera termina de hacer su trabajo. Más que una taza de café, pareciera que necesita cafeína pura a la vena.

—¿Mala noche?

—Dormí dos horas y ahora debo ir a trabajar por horario —Sus ojos apenas se mantienen abiertos mientras me entrega una hoja de papel con cuadros de colores en una tabla. Oh, es un horario —No entiendo por qué tan...

—No entras a las seis am, Beck. Entras a las nueve pm. Creo que confundiste los horarios tuyos con el de este otro chico que sí entra a esta hora. Ni si quiera coincide en el número; pero supongo que no estás muy concentrado hoy.

El lobo no deja de mirarme con una somnolienta sorpresa. Entonces decide volver a revisar la hoja para luego gruñir y dejarla sobre el mesón. Definitivamente en este momento no envidio no poder dormir.

—Supongo que volveré a dormir un poco más —Dice con voz perezosa antes de soltar un bostezo.

—¿Seguro que no...?

—No necesito hablar con nadie sobre nada. —El sueño vuelve a todos muy irritables, en especial a los lobos. Pero bueno.

Veo al lobo caminar con desgano hasta llegar a su habitación y cerrar la puerta con una lentitud escalofriante.

—Ya pronto me pedirá que lo escuche...

Seguramente hoy no es mi día. Al menos James me dijo que era el horario equivocado. Supongo que habría sido peor llegar al trabajo y que me dijeran que no era mi turno.

—Maldita sea... —Digo mientras me dejo caer nuevamente sobre la cama —Estoy cansado. —Un leve sollozo se me escapa y hundo mi cara en la almohada para ahogar los sollozos que siguen al primero.

Despierto gracias a un mensaje de Finn. Una fotografía.

Aquella fotografía es suficiente como para animarme el día. Eso y el hecho de que faltan treinta minutos para que empiece mi turno.

—¡Mierda! —Me visto rápidamente, tomo mi bolso y salgo corriendo del departamento. No será necesario pasarme por el ambiente de los lobos; pero llegaré a la hora justa.

Al llegar al recinto, mientras troto de camino a los casilleros, noto a un grupo de turistas siendo guiados por uno de mis compañeros. Por los rasgos de esas personas, me doy cuenta de que vienen de alguna parte de Noruega; y la expresión de sus rostros, no le están entendiendo mucho a Henry.

—Yo que tú iría a ayudar al pobre —Murmura Joe en mi hombro haciéndome dar un pequeño salto del susto. —Podrías ganar crédito en este lugar.

—Lo dices como si fuéramos un montón de animales más en este sitio.

—Las cosas como son. Es la ley del más fuerte, amigo. Anda, vamos —Me da un empujón nada sutil que llama la atención de los visitantes y de Henry. Ese sujeto me odia por razones que no entiendo.

—¿Necesitas ayuda? —Pregunto un poco inseguro.

—Para nada —Dice con expresión seria. —Está todo bien.

Entre Henry y yo hay una especie de rivalidad que nació desde el día en el que nos conocimos. El sujeto me agrada en parte; pero me hace sentir que debo estar en alerta gracias a su comportamiento conmigo. Él tiene una curioso rechazo hacia mí, y yo solo me defiendo siguiéndole el juego.

—Podrías ir a alimentar a tus perros y dejarme hacer mi trabajo —Hace un ademán intentando apartarme.

—Como quieras, suerte con tu guía. —La gente me mira algo interesada al oírme hablar en su idioma. Obviamente no dominan bien el idioma extranjero.

—Mister... —Dice un sujeto del grupo.

Henry está con una cara de odio descomunal debido a que uno de los visitantes insistió en que yo hiciera lo que quedaba del recorrido.

—Fanfarrón... —Murmura furioso antes de simplemente dejarme solo con el grupo.

Joe tiene razón, trabajar aquí es como ser parte de la exhibición del zoológico. Podría decirse que aquí también rige la ley del más fuerte. Quizás también tenga razón en eso de que tengo que dejar de ser tan..."permisivo" con todo y con todos.

—No puedo evitar ser así —Le digo a Teru una vez terminado el recorrido con los visitantes para ir a alimentar a los lobos —Desde siempre me he evitado problemas con los demás lobos o con otros humanos. Supongo que tienes razón. Es verdad, no puedo huir de los problemas por siempre. Solo no quiero tener problemas con nadie.

Es verdad, "los humanos tienen problemas entre ellos por todo y por nada todo el tiempo". A pesar de vivir en este lugar, Teru ha sido muy observador. Incluso en el zoológico hay personas que discuten por todo y nada.

Al acabar mi turno, regreso a casa caminando tranquilamente pensando en lo que haré apenas llegue. Básicamente beberé café y me recostaré a leer algo.

Dicho y hecho, apenas llego al departamento, entro a mi habitación y dejo caer mis cosas para luego dirigirme a la cocina, preparar café e ir a sentarme al sofá con mi libro, el cual no he tenido tiempo de leer por varias razones.

La tarde ha estado bastante tranquila. Por lo visto James no está en el departamento y no parece que llegará pronto.

Ahora que lo pienso, me parece curioso el que esté viviendo con un vampiro. Mi abuelo siempre decía que eran criaturas que no sabían hacer otra cosa más que solo pelear y matar a los lobos que se veían en el camino.

Ya saben, historias de guerra, rivalidad y muerte que le cuentan los ancianos a los cachorros durante la noche.

—Realmente no es como lo cuentan. —Pienso en voz alta.

—¿Realmente no es como lo cuentan qué? —La voz de James me toma por sorpresa —Tranquilo, Beck. No voy a chuparte la sangre sin que te des cuenta —Dice en tono irónico —La sangre perruna no es lo mío. —Eso solo lo hace ver más raro.

Veamos cómo avanza todo con este sujeto. Espero no tener que buscar otro sitio por el comportamiento tan extraño de este tipo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top