Capítulo 69

Esta reunión se está poniendo cada vez más peligrosa. Somos seis lobos en un departamento con dos vampiros.

Gebo es un tipo muy temperamental, ¿por qué tenía que ser él quién se hiciera cargo de esto?

—...Entonces déjenos estar —Todos miramos a James. ¿Qué hace? —No le hacemos daño a nadie estando juntos. De hecho, esta misma reunión es una completa estupidez.

James va a hacer que Gebo lo mate. Justo ahora este sujeto acaba de perder la paciencia y se acerca a él transformado en licántropo.

No sé qué hacer.

Justo cuando veo que levanta una garra, tomo una decisión.

—¡James! —Me levanto de mi asiento. Tengo que protegerlo.

—¡Iki! —Escucho la voz de mi madre.

Un largo silencio se arma mientras siento un dolor en mi oreja izquierda y que James me sujeta del brazo.

—Iki...

—¡¿Qué significa esto?! —Reclama Gebo —¡¿Qué te pasa?!

—No iba a dejar que le hicieras daño —Me atrevo a responder —Rompí varias reglas que son importantes para la manada. Pero no por eso dejaré que toques a James...

Soy lobo muerto. Le acabo de gruñir a uno de los grandes.

Gebo no deja de gruñir y de mirarme como si quisiera matarme por lo que acabo de hacer.

—Te dije que lo que tenían era real —Dice el vampiro que acompaña a James —¿Es suficiente prueba para ti?

—¿Qué te hizo reaccionar si hace un rato estabas muerto de miedo? —Gebo parece muy interesado en mi respuesta.

—Bueno... —Me siento nervioso hasta que siento la mano de James tomar la mía —No quería que nada le pasara... Quería protegerlo a pesar de lo asustado que estaba.

Sí estoy asustado en este preciso momento. De hecho, podría orinarme aquí mismo si no fuera porque esto es importante.

Gebo voltea a ver al alfa y a Claus, les hace un movimiento con la cabeza y comienza a buscar en su bolso.

Realmente no entiendo nada.

Un dolor en mi oreja me hace recordar que Gebo me hirió con sus garras. James coloca un trozo de tela para frenar el sangrado.

—No sé bien qué está pasando; pero usaré este tiempo fuera para ayudarte —Se inclina y me besa en la mejilla —Será mejor que vuelvas a ser humano.

—Claro...

Noto la sorpresa de James al ver que en cuanto vuelvo a ser humano, la herida disminuye de tamaño hasta no ser más que un pequeño corte que no necesita mayor cuidado.

—Estarás bien —Dice James, antes de solo reír por lo bajo.

Ambos volvemos a mirar a Gebo. Ya no se ve tan molesto. Más bien, se ve algo... Resignado.

—Aun así no me convence.

—Solo míralos, Gebo —Insiste el vampiro —¿De verdad crees que pueden ser dañinos para la forma de vida de los demas?

—Lo que hacen no es natural.

—Nada que se vea por primera vez lo es. De nuestro lado, los grandes estamos bastante interesados con esta interacción.

—Pero nosotros no. Este lobo volverá a Bergen y no se le dejará volver a salir del territorio.

—¡Señor! —No quise alzar tanto la voz —Yo... con todo respeto... —Ni siquiera se bien lo que quiero decir.

—Habla de una vez.

—Yo... Me niego a regrasar al territorio.

—¿Qué dices?

—Señor, yo amo a este vampiro. Lo amo como no se imagina. Por eso no aceptaré su decisión.

—¿Te atreves a desafiar mi autoridad? —Gruñe.

—Por él... —Sujeto su mano —Por él, lo que sea.

—¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar por él? —Su mirada me intimida bastante, más ahora que lo tengo literalmente a centímetros de mi nariz. —¿De verdad vale tanto? ¿Más que estar con tu familia y con los tuyos?

—Nunca podría escoger entre James y mi familia, señor. Ambos son importantes para mí.

—Señor —Dice Claus —Aquí está.

Claus le entrega a Gebo una carpeta.

—Esa es...

—Toma —Gebo coloca la carpeta frente a mí.

—Léela esta vez, idiota.

Esta vez me doy el tiempo de leerlo. James lo lee conmigo en silencio.

"Declaración de permiso de salida...".

"Pruebas de cumplimiento...".

"Recibos...".

Todo lo que sigue son formalidades que tuve que hacer antes de salir del territorio.

"Declaración de acusación".

—Creo que sí debiste leer esta página antes de firmarla. —Dice James.

Claro, él lee más rapido que yo.

"Declaración de acusación:

Se le acusa a Iki Beck de romper las reglas impuestas por los antiguos al confesar haberle enseñado su forma lobuna a un humano e ir en contra de sus instintos para involucrarse sentimentalmente con un vampiro de nombre James Moore. Sin embargo, las observaciones realizadas por Claus Falk con respecto al tema, indican que la relación no pone en riesgo ninguna de las dos vidas ni el estilo de vida de ninguno de los dos grupos.

Se sugiere la realizacion de una reunión de bestias."

—Espera... —Miro a Claus. Él me mira con los brazos cruzados.

—¿Qué clase de trabajo crees que tengo?

Mano derecha del alfa, informante, carcelero, caza recompensas, pervertido...

—No lo sé. Tengo un mundo de posibilidades para ti...

—Claro.

—Supongo que... Debí leerlo...

—Si Gebo esta de acuerdo —Dice el vampiro —Quisiera hablar con él a solas y encontrarnos aquí nuevamente mañana.

Gebo lo mira en silencio. Lo está pensando.

—Bien. —Mira al alfa y a Claus —Ustedes dos también vienen. Nos vemos mañana.

—¿Es necesario estar separados? —Pregunta James.

—Hagan lo que quieran —Geuñe Gebo antes de mirarme fijamente —Mañana habrá una decisión. Y quieras o no, la vas a obedecer.

No respondo nada. Gebo es muy intimidante sin la necesidad de decir mucho.

Cuando ambos grandes, el alfa y Claus se marchan, solo quedamos mis padres, James y yo. Nosotros cuatro, y un largo e incómodo silencio.

—Ya vámonos. —Dice mi padre —Mañana sabremos qué pasará con todo esto.

Ambos me miran. Sé lo que esperan.

—Yo... voy a quedarme.

Mi madre intenta disimular su sonrisa mientras que mi padre no teme en demostrar su disgusto.

—Como quieras... —Acaba diciendo antes de simplemente tomar la mano de mi madre para salir.

—Oye, espera —Salgo del departamento hasta hacer que se detenga en la escalera —Yo...

—Iki, no es necesario que digas nada. Realmente no quiero escuchar excusas.

—No tengo excusas, papá. Solo... me gustaría que me apoyaras en esto.

—Siempre te he apoyado, Iki. Pero me cuesta trabajo hacerlo esta vez.

Sin más que decir, ambos se marchan. Sé que mamá me apoya; pero entiendo el que no quisiera decir nada para no hacer que papá se altere más de lo que ya está.

Luego de un par de minutos, termino regresando al departamento en donde veo a James ordenando la sala.

—Déjame ayudarte...

—No hace falta —Responde sonriente —Mañana habrá que volver a ponerlas como estaban.

—Cierto...

—¿Estás bien? —Coloca ambas mano en mi rostro.

—Sí, solo...

—Mientes tan mal —Me regala una sonrisa —La reacción de tu padre te tiene así, ¿verdad?

—Sí, bueno... Sí.

—Discúlpame.

—¿Por qué?

—Por causarte problemas con tu familia.

—Nada de esto es tu culpa, James —Tomo sus manos —Pero, si tuviera que culparte de algo, te culparía solo de una cosa.

—¿En serio?

—Te culparía por ser quien me llena de felicidad cada día y en cada momento difícil que he tenido desde que te conocí.

—Iki... —Me encanta esa sonrisa nerviosa.

—Te amo, James. Y no importa lo que Gebo decida sobre mí mañana. No habrá nadie más que pueda hacerme sentir lo que tú cada día.

James rodea mi cuello con sus brazos y yo lo levanto del piso con un fuerte abrazo.

—También te amo, lobo. No quisiera estar con nadie más que no seas tú.

Ambos nos miramos en silencio hasta que solo decidimos juntar nuestros labios en un apasionado beso, cargado de todo lo que sentimos el uno por el otro.

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