Capítulo 62
Los días en Bergen han sido bastante tranquilos y aburridos ahora que no tengo trabajo ni nada que hacer.
Ya va una semana desde que Claus viene a verme cada mañana para prestarme su teléfono y poder hablar quince minutos con James.
—¿A dónde vamos? —Pregunta Finn mientras caminamos siguiendo una dirección.
—Quiero ir a ver un lugar.
—¿Te vas de casa?
—Le daré mi habitación a Caly y a Ulrik y me mudaré a un lugar que sea mío.
—¿Qué crees que pase en la reunión de bestias?
—¿Cómo sabes de eso?
—Oí a papá hablar de eso con tío Claus. —Dice tocando la punta de sus dedos.
—Bueno... Realmente no sé qué pensar sobre eso. E intento no hacerlo para no agobiarme.
—¿De verdad lo quieres tanto?
—Sí.
—¿Tanto como para irte de nuevo? Caly dijo que si pudieras, te irías con él y nos echarías al olvido.
—Mira, yo amo a James. Pero no por eso me iré y jamás regresaré. Ustedes son mi familia y también los amo tanto como a él.
—Entiendo.
—La próxima vez que Caly diga algo como eso, dile que la colgaré de cabeza.
—Está bien —Ríe.
Un breve silencio se arma entre nosotros hasta que entramos al departamento que planeo arrendar.
—¿Qué pasará si no te dejan volver a verlo? —Respiro profundo intentando encontrar alguna respuesta a eso.
—No lo sé. Cuando te enamoras de alguien, tienes que ser consciente de dos cosas, hermanito. Una, que es importante siempre intentarlo por estar con esa persona. Y dos, que si a pesar de todo, la relación acaba, la vida sigue.
—Entiendo.
El resto de la tarde nos la pasamos jugando y comiendo en el parque. Cuando ya es tiempo de volver a casa, vemos a papá parado en la entrada con los brazos cruzados.
No de nuevo.
—Papá, ya basta.
—¿Crees que con irte se arreglará todo?
—No, solo busco un lugar para mí y en donde no me recuerden lo que pasó cada día.
—No es necesario que te lo recuerde, si con esa llamada que haces cada día con ayuda de Claus te lo recuerdas a ti mismo.
—Ya sé que no apruebas esto. Y me lo has dejado más que claro desde que llegué. Pero ¿qué puedes hacer? —Me mira en silencio —Sé que esto va en contra todos los principios de los lobos.
—Completamente en contra.
—Pero, ¿y si ya no es necesario seguir todas las reglas?
—Las reglas nos protegen.
—Cuando éramos perseguidos. Y de eso ya hace varios siglos, papá. ¿Piensas que la gente aun cree que somos reales?
—¿Y crees que no pasará nada si ven a un lobo caminando por la calle como si nada? —Ahora soy yo quien guarda silencio —Para ellos es más fácil ocultarse porque no tienen un animal en su interior.
—Ya te he escuchado decir lo mismo cada día. Mamá lo acepta, ¿por qué tú no puedes hacer lo mismo?
—¡Porque no es natural!
—¡Hace años que dos hombres estuvieran juntos tampoco lo era!
—¡Esto es diferente!
—¡Ya basta! —Ambos guardamos silencio ante la voz de mi madre —¡Cada día es lo mismo como ustedes! ¡Ulmer, ya déjalo en paz de una vez!
No importa qué tan molesto esté mi padre. Cuando mi madre interfiere, sabe que no puede ir en su contra.
La quiere y la respeta tanto como para no hacerla enojar.
—Él no lo va a aceptar. —Mi madre me abraza.
—Es solo porque no lo conoce, cariño.
—Tú tampoco lo conoces. —La miro confundido —¿Cómo es que no apoyas a papá?
—Porque hablé con él la vez que te enfermaste —Recuerdo ese día —Me da gusto que sea alguien que se preocupa por ti, te quiere y te cuida.
—¿Sabías que él era...?
—No, pero sé que no es alguien malo. Y eso es lo que Ulmer no ha visto aun. Dale tiempo y verás que cambiará de opinión.
—Espero. Aunque no creo que eso haga la diferencia —Me dejo caer en una silla de la cocina —La opinión que importa es de alguien más grande...
Ya va un mes desde que la única forma de hablar con Iki es a través de un teléfono que ni siquiera es de él.
Llevo un mes entero esperando a que Jorah me de información sobre la reunión de bestias que es en poco menos de treinta días.
Me siento un poco mal por Iki cuando me dice que ha tenido discusiones con su padre por lo nuestro y que terminó mudándose para dejar de oír quejas y de tener la misma discusión todos los días.
Lo bueno es que el hombre ya no está con riesgo vital y no ha tenido recaídas. Odiaría saber que algo le pasó y que no puedo estar junto a Iki para apoyarlo.
En términos de trabajo, me ha ido bastante bien. Aunque es básicamente decir lo mismo con cada grupo que viene de visita. Pero no me quejo realmente, es bastante tranquilo y no tengo que revisar cientos de exámenes.
Acabé mudándome al nuevo departamento y Robbie se quedó en el otro, ya que está más cerca del zoológico.
De vez en cuando hacemos cosas juntos y me habla de lo que ha hecho. Realmente ha cambiado mucho en poco tiempo.
—Bueno, eso es todo por hoy, muchas gracias por visitar el museo del crimen...
Mientras el grupo se dispersa, un hombre se mantiene de pie hasta quedar solo.
—Veo que te adaptas bastante bien a cualquier trabajo.
—Hola, Jorah.
—¿Cómo has estado?
—He estado mejor. ¿Pasó algo?
—No exactamente. ¿Tienes un momento?
—Claro.
Ambos caminamos hasta llegar a una banca algo apartada de todos.
—¿Y bien?
—Como bien sabes, la reunión de bestias ya tenía fecha pero no lugar —Asiento en silencio —Posiblemente el lugar a convenir lo den con una semana de anticipación y es común que ellos lo decidan.
—¿Y eso por qué?
—Los lobos siempre buscan la forma de ser quien manda. ¿Nunca lo notaste viviendo con uno?
Por un momento intento recordar algún momento en que Iki haya sido dominante conmigo.
Un par de recuerdos vienen a mi mente y lo único que puedo hacer es apretar los labios.
—Nop, no, Iki no es para nada dominante. —Guardo silencio intentando disimular.
—Claro. —Sonríe levemente.
—¿Por qué estás aquí?
—Cuando se lleve a cabo la reunión de bestias, vas a venir conmigo.
—¿Qué acaso no es solo para los grandes?
—Bueno, como uno de los grandes, te ordeno venir conmigo a la reunión de bestias cuando el lugar sea fijado.
—¿Podré verlo?
—Eso lo desconozco.
—Entiendo.
—Quiero hacerte una pregunto y necesito que seas sincero en tu respuesta. —Lo miro en silencio —¿A afectado en algo el que estén separados?
—Bueno, sí es complicado en esta situación. Pero a pesar de ello, lo sigo queriendo tanto como si estuviera aquí.
—Entiendo —Parece satisfecho con mi respuesta. —Te estaré llamando cuando sepa algo sobre el asunto. Hasta luego.
—Nos vemos...
Que yo esté presente en una reunión de bestias es algo que me sorprende demasiado; pero solo siento que es una oportunidad para poder ver a Iki.
Espero también esté allí.
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