Capítulo 56

En cuanto llegamos al departamento, Iki se deja caer en el sofá totalmente exhausto y yo me siento junto a él.

Es grato verlo. Y más aun cuando se acomoda en mi costado.

—Me gusta mucho estar contigo, Iki...

Está roncando.

—Pobre lobo —Acaricio su mejilla mientras río por lo bajo y me recuesto para abrazarlo dormido.

En todo momento, no hago más que solo quedarme quieto y sentir su respiración, su calor. Así me quedo hasta que cae la tarde, en donde los último rayos del sol iluminan la sala.

Iki comienza a moverse y a estirarse hasta quedar pecho abajo sobre mí. No puedo evitar poner un beso subre sus labios antes de que abra los ojos.

—¿Dormiste bien? —Me mira con una sonrisa somnolienta y me besa.

—Bastante. —Me abraza y restriega su rostro en mi pecho. —¿Qué hora es?

—Las seis con treinta.

—Debería...

Ambos guardamos silencio cuando el estómago de Iki hace ruido.

—...Comer algo —Finalizo.

—Supongo que me bañaré y comeré algo en el camino o allá en el hospital.

—¿Pasarás la noche allá?

—No lo creo. Solo iré a ver si Caly necesita algo y luego me iré.

—Está bien.

—Volveré aquí —Me besa.

—Te estaré esperando

No pasa mucho tiempo desde que Iki se va hasta que Robbie llega del trabajo.

—¿Cómo estuvo el trabajo?

—Estuvo bien. Aunque quizas haya entablado una enemistad con el idota de Henry.

—¿Qué pasó?

—Qué no pasó...

Lo que me temía, mató a alguien.

—En resumen, el idiota ese se quiso pasar de listo conmigo mientras preparaba las cosas para los lobos.

—¿Pasarse de listo?

—Comenzó a decirme cómo debía hacer mi trabajo y que todo lo que Beck me había enseñado estaba mal.

—¿Solo eso?

—Me trató como a un niño estúpido, James —Parece un berrinche —Pero no contaba con que yo no soy igual a Beck.

—¿Qué le hiciste?

—Hice que tuviera que cambiarse los pantalones.

—Robbie...

—Beck tiene a Joe que es su mejor amigo. Tú tienes a Rita que era tu amiga del trabajo. Y yo tengo a Henry, que a partir de ahora hará todo lo que yo le diga y no se volverá a meter en asuntos a los cuales no ha sido llamado.

—Tienes una rara forma de hacer amigos. Habría sido mejor que me dijeras que solo lo golpeaste.

—Descuida, no se lo dirá a nadie. Es tan charlatán y molesto que nadie le creería. —Se ve tan orgulloso por lo que hizo. Pobre sujeto.—¿Qué tal te fue?

—Bueno... digamos que esperaré a que me llamen.

—¿De verdad? ¿Qué pasó con lo de "sin miedo al éxito?

—Mis mejores trabajos son enseñando. No me entusiasma ser director clínico de un hospital.

—Por cierto, te ves y hueles raro, ¿acaso la entrevista incluía el que te cogieran?

—Grosero.

—Ya me conoces. ¿Entonces?

—Iki estaba en el hospital.

—¿Qué le pasó?

—Su hermana dio a luz. Estaba teniendo un embarazo críptico y no le dijo a nadie.

—Esa chica es un problema.

—Se parece a alguien —Lo veo reír por lo bajo.

—¿Y dónde está Beck?

—Se fue hace un rato. Volverá en la noche.

—Ya veo. Entonces supongo que habrá movimiento.

—Cierra la boca.

Ambos reímos por un largo rato hasta que se hace un silencio persistente.

—Hay algo de lo que quiero hablar contigo —Digo de la nada —Sé que prometimos hacer esto juntos... No habrá nada de malo en que no quieras hacerlo, pero...

—Solo dilo y ya.

Tendremos una buena charla hasta que Iki regrese.

Al menos ya estoy completamente aseado y presentable en el hospital.

—Vengo a ver a Caliata Beck, soy su hermano mayor.

—En este momento se encuentra con visitas, tendrá que esperar un momento.

—Disculpe, ¿quién está adentro?

Esto si que no lo dejaré pasar.

Camino por el pasillo rumbo a la habitación de mi hermana.

¿Cómo se atreve a venir ahora después de lo que hizo?

Apenas entro a la habitación, ella me mira sorprendida mientras él mece al bebé con toda tranquilidad.

—¿Se puede saber qué haces aquí?

—¿No es obvio? Conociendo a mi hijo.

—Lo abandonaste apenas supiste que Caly estaba embarazada. No puedes solo venir y reclamar un derecho que perdiste.

—Iki... —La voz nerviosa de Caly llama mi atención —Has que se vaya. —Noto la forma en cómo la mira y es suficiente como para sacarlo a patadas de aquí.

—Tienes cinco segundos para dejar a mi sobrino en su cuna y dos segundos para largarte de aquí y no regresar.

—¿Y tú me vas a obligar? —Se burla —Eso quiero verlo.

Este tipo nunca me agradó. Es básicamente un idiota que se siente con la libertad de hacer lo que se le venga en gana solo por ser un lobo.

—¿Quieres hacerlo aquí? La verdad no tengo intenciones de partirte la cara justo en frente de mi hermana.

—John por favor, solo vete...

—¿Por qué lo haría? Pedí un permiso exclusivamente para venir a ver a mi hijo.

—Ya lo viste, ahora vete y ni se te ocurra volver a aparecerte por aquí. —No deja de mirarme de manera desafiante —Créeme que si estuviéramos en Bergen te partiría la cara en plena calle.

—¿Crees que te temo? Le pedí al alfa que me dejara salir para luego volver con ustedes, así que te aguantas y te acostumbras a tener que verme. Además, tengo más derecho que tú en este momento.

John termina dejando a Ulrik en su cuna para luego salir sin decir absolutamente nada.

—¿Por qué está aquí? —Pregunto con seriedad.

—No lo sé.

Saco mi teléfono y hago una llamada.

—¿Hola? Claus... ¿Podrías dejar de hacer eso mientras hablas? —Que desagradable.

¿Qué quieres? Y más vale que sea rápido. Estaba a punto de...

—No me interesa saberlo —Lo interrumpo —Tengo un problema con un lobo. Sí, el padre de Ulrik está aquí y no sé cómo lo supo.

Déjame ver qué puedo hacer. Si él se muestra hostil, no le sigas la corriente, ya tienes un problema como para meterte en otro.

—Está bien, gracias.

Apenas termine de coger iré a hablar con el alfa.

—...Claro... Como sea. Adiós.

Realmente no me impresionan las prioridades de este sujeto. Mientras me ayude con esto, puede hacer lo que se le de la gana.

A pesar de que el sujeto se fue hace un par de horas, no tengo la completa seguridad de que no volverá.

Yo: Tendré que quedarme. El papá de Ulrik está aquí y no puedo dejar a Caly sola. Nos vemos mañana.

James: Está bien. Nos vemos mañana

James: Te amo.

—Estaré afuera para ver que no esté.

—Iki —Volteo a mirarlo —Gracias, hermano.

—Sea cual sea la estupidez que hagas, estaré ahí para ayudarte, hermana.

Tengo un mal presentimiento sobre todo esto. Gracias a que dormí toda la tarde con James, no estoy para nada cansado.

Mi teléfono comienza a sonar ante la llamada de Claus.

—¿Hola?

Iki, estoy en el aeropuerto de Bergen hacia Londres. El alfa me dijo que no dio ningún permiso a ese sujeto. De hecho, el tal John está metido en un problema bastante extraño. Ten cuidado.

—Mierda...

Algo más. No involucres policías humanos en esto. Yo me encargaré de todo.

—Está bien, adiós.

Lo que me faltaba...

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