Capítulo 54

Desde que regresé del aeropuerto, no he hecho más que estar recostado sobre el sofá mientras Robbie me mira comiendo desde la comodidad del piso.

—¿Cuánto tiempo seguirás ahí? —Pregunto irritado.

—No lo sé, hasta que te pares.

—¿Siquiera podrías sentarte a comer?

—Claro, párate del sofá. —Restriego mis manos por todo el rostro totalmente irritado —Ya deja de ser tan miserable, hermano. Beck se fue y no llegaste a tiempo para detenerlo como si fuera una novela barata. La vida sigue, ¿no?

—Por desgracia...

—Si ya no eres maestro, ¿de qué trabajarás ahora?

—No lo sé, tú dime. Tengo un amplio repertorio de títulos que podría usar.

—¿Te acuerdas de ese juego? Voy por la caja.

—Solo toma un diploma y dámelo...

Recuerdo que siempre le ha gustado jugar a eso.

Varios años atrás, me puse a estudiar diferentes carreras para matar el tiempo. Entonces cuando necesitaba un trabajo, solo escogía una profesión y trabajaba de eso.

—No te he visto trabajar de esto en décadas —Desvío la mirada hacia él mientras me enseña el diploma.

—¿Médico?

—Podrías usar tu habilidad de nunca dormir para trabajar de noche o algo así.

—¿Por qué esa es tu única opción?

—Porque vi un anuncio en Internet que buscaban un doctor en el Newham University hospital. Así que pensé que sería una buena oportunidad para ti.

—Suena interesante, quizás vaya.

—Bueno, llamé para preguntar y agendé una entrevista a las ocho am de hoy.

—No me jodas.

—Si no quieres no vayas. Pero perderás una buena oportunidad.

—Supongo... ¿Y en dónde es la entrevista?

—Te acabo de decir que en el "Newham University hospital" —Dice irritado —Ponme atención.

—Sí sabes que solo faltan cuatro horas para las ocho, ¿verdad?

—Pues empieza a prepararte. Podrías comenzar por bañarte. Por mi parte, me voy a recostar hasta que llegue la hora de irme.

Desde que Iki se fue, este lugar me parece muy deprimente. Había pasado tiempo desde que me reí tan seguido.

Supongo que había pasado tiempo desde que fui realmente feliz con alguien.

—Robbie tiene razón...

—¡Claro que sí! —Grita desde mi habitación.

—¡Cierra la boca! —Me siento en el sofá con la iniciativa de levantarme —La vida sigue...

Me tomo mi tiempo para bañarme. Mientras el agua cae por mi espalda, recuerdo los momentos que pasamos juntos.

—Ya basta de eso, James —Me digo —Hazte la idea de que no volverás a verlo.

Me visto lo suficientemente formal como para parecer un doctor con experiencia pero sin parecer un sujeto que ha hecho lo mismo toda su vida.

—Cambia esa cara —Dice Robbie —Pareces una especie de doctor house; pero joven y sin ser cojo.

—Déjame en paz. Ya me voy.

—¿No es temprano aun?

—Sí, pero creo que me tomaré mi tiempo y recorreré el lugar antes de ser contratado.

—Sin miedo al éxito, ¿eh?

—Claro que no.

Ambos reímos antes de solo salir del departamento.

El hospital queda realmente lejos del departamento. Quizás también deba buscar otro sitio en el cual vivir.

No recuerdo la última vez que estuve en un hospital. Aunque ahora que lo pienso, nunca me he enfermado como para ir a uno, y la última vez que trabajé como doctor fue cuando fui interno por la universidad.

Nunca he trabajado como doctor, pero el que me va a entrevistar no tiene por qué saberlo.

Desde la entrada me agrada este lugar. Al menos no es algo que me haga sentir que me contagiaré de algo en un segundo.

Recorro los pasillos como si fuera cualquier lugar turístico.

Recepción, sala de espera, urgencias, maternidad, Iki...

Espera, ¿Iki? ¿Qué hace en maternidad? No espera, ¿quehace aun en Londres?

Creí que se había ido.

Lo veo caminando por el pasillo con lo que parece ser un bebé que no hace más que llorar.

—Por favor, pequeño. —Lo veo bostezar. Se ve cansado. —Si no te duermes, tu mamá habrá tenido razón y quedaré como un idiota frente a ella. No quieres que el tío Iki quede como un idiota, ¿verdad?

El pequeño parece querer ayudarlo y se termina durmiendo.

—Gracias —Suspira cansado.

No hago más que solo mirarlo por la ventanilla. Quizás sea mala idea hablarle.

Será mejor que busque la oficina, ya casi son las ocho.

Apenas sí pude dormir un par de horas. Terminé despertando por el llanto de Ulrik y encontré a Caly intentando hacerlo dormir.

Claramente necesitamos a mamá aquí.

Al menos nadie se quejó por el ruido cuando decidí salir con Ulrik al pasillo para pasearlo y ver si se dormía.

—Por favor, pequeño. —Le digo mientras lo meso en mis brazos. —Si no te duermes, tu mamá habrá tenido razón y quedaré como un idiota frente a ella. No quieres que el tío Iki quede como un idiota, ¿verdad?

Poco a poco parece quedarse dormido.

—Gracias —Suspiro cansado.

Es tan pequeño.

—Vamos con mamá para que duermas a gusto... —Justo cuando me acerco a la puerta, algo llama mi atención.

¿A caso es...?

Apenas pude verlo, pero tengo la impresión de que es James.

¿Por qué estaría aquí?

Debió ser mi imaginación.

—Voy a caminar un poco —Le digo a Caly mientras dejo a Ulrik junto a ella —¿Necesitas algo?

—No, estoy bien. —Me mira fijamente —Te ves realmente mal.

—Tú no te ves muy diferente, hermana. —Suspiro cansino —Voy a dar una vuelta y regreso.

Salgo del área de maternidad y uso un poco mi olfato en la puerta para desmentir mi sospecha.

—Está aquí...

Comienzo a recorrer los pasillos en donde puedo apenas percibo su olor entre el de tantas personas.

¿Dónde estás?

No lo encuentro.

—Quizás solo estoy cansado —Me siento un poco decepcionado.

Termino llendo a la cafetería y pido un café cargado para ver si con eso logro despertar.

Tengo mucho sueño.

Si me quedo aquí me dormiré sobre la mesa.

Acabo saliendo del edificio y me siento en la primera banca que veo para tomar mi café.

Aquí la gente entra y sale a cada momento. Ahora mismo no soy más que un simple espectador que intenta reactivarse con cafeína.

El aroma de James vuelve a inundar mis fosas nasales.

—¿Me puedo sentar? —Volteo sorprendido.

—Yo... Sí, claro —Hago un espacio y el se sienta junto a mí —¿Qué haces aquí?

—Entrevista de trabajo. Aunque creo que me gusta más enseñar.

—¿Qué hay del trabajo en la universidad? —Sonríe levemente y mira su café.

—Renuncié el día que te fuiste. Es probable que Rita no me vuelva a hablar y... Bueno, lo que pasó llegaría a oídos de todos tarde o temprano, así que...

—Lo siento.

—No fue tu culpa. Planeaba renunciar de todos modos.

—Entiendo.

Un breve silencio nos envuelve.

—Yo... —Volteo a verlo. Él permanece con la mirada en su café —Fui al aeropuerto. Creí que te habías ido y que ya no volvería a verte más.

—James...

—Si me sentía miserable por todo lo que pasó, me sentí peor al creer que te habías ido y que lo último que hice fue echarte.

—No tenemos porqué hablar de eso ahora...

—Te había ido a buscar —Me mira a los ojos —Quería evitar que te fueras a pesar de todo lo que dije.

—James.

—Quería que te quedaras —Niega con la cabeza —Quiero que te quedes, Iki. Te amo y dudo mucho que eso se acabe en poco tiempo, porque...

Su respiración se agita un poco y lo que sea que está a punto de decir parece estar atorado.

—...Porque soy realmente feliz contigo.

No sé qué responder. Termino de beber mi café y dejo el envase a un lado para acomodarme en la banca.

Es curioso ver que cuando James habla de lo que siente, es como si fuera otra persona, una más sensible y vulnerable. Una persona que realmente me encanta y que también me hace feliz cuando estoy junto a él.

James me mira sorprendido en cuanto me ve acercarme para abrazarlo como si temiera que alguien me lo fuera a arrebatar.

—Iki... —Su voz tiembla al decir mi nombre —Quédate por favor. Quédate conmigo.

Aquellas palabras me hacen sentir tan feliz, que lo abrazo con un poco más de fuerza y río por lo bajo mientras James hace lo mismo.

—Quería tanto volver a estar así contigo. —Le digo sin apartarme de él. —Quería tanto volver a sentir tu calor.



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