Capítulo 34
Apenas cierro la puerta, volteo a ver mirar a Robbie con seriedad.
—¿Qué me ves?
—Ya déjalo en paz, Robbie. ¿Tan difícil es eso?
—No le hice nada a tu novio.
—Iki no es mi novio.
—Sí, claro —Dice riéndo.
—No lo es.
—Seguro —Comienza a irritarme —Si no es tu novio, entonces ¿por qué lo besas y lo proteges?
—¿Y qué si lo hago? Eso no tiene por qué importarte.
—Hermano, ese sujeto es un hombre lobo y nosotros somos vampiros. Ni siquiera deberíamos convivir bajo el mismo techo.
—¿Y por qué no? —Lo veo algo confundido —Ya lo viste, Iki no es como los lobos de hace años atrás. Quizás ya ni son tan bestias como antes.
—¿Acaso ahora tenemos que ser amigos de ellos? Porque dudo que a los grandes les parezca una buena idea.
—¿Vas a decírselo a alguien? Jorah ya sabe que Iki es un lobo y que vivimos juntos. Lo único que dijo fue que no quería problemas con los lobos.
—¿Y crees que estar con un lobo no traerá problemas? No puedes involucrarte con él y pretender que no pasará nada.
Robbie tiene razón. No puedo simplemente estar con Iki y fingir que no pasará nada con ninguno de los dos.
—No pasará nada si somos cuidadosos.
—¿Lo quieres?
Guardo silencio por un momento.
—Déjalo en paz, Robbie. Iki no le hace daño a nadie.
—Será por su culpa que nos metamos en problemas los dos —Desvía la mirada con una expresión irritada.
—Gracias, hermano.
—Como sea, idiota.
Luego de la discusión con Robbie, decido salir de la habitación para sentarme en el sofá que fue mi cama por una noche.
¿Dónde está Iki?
De pronto, noto el sonido de la ducha. Ha de estarse dando un baño.
—Quizás tenga razón...
Odio este sentimiento. Siempre me hace dudar de todo lo que hago. De seguro que en algún momento lo arruinaré y acabará yéndose.
—Después de él, siempre fue así...
—¿Qué pasa?
Ver a Iki detrás de mí me sorprende.
¿En qué momento salió del baño?
—No pasa nada.
Verlo sentarse junto a mí mientras seca su cabello me hace un poco de gracia.
—Solo me debato cosas en mi mente.
Me sorprendo al sentir el brazo de Iki sobre mis hombros. Nunca creí que era eso lo que necesitaba.
—Puedes contarme si quieres —Me inclino lentamente hasta quedar apoyado en su costado.
—Mejor... dejémoslo así por ahora —Digo sin mirarlo.
—Claro, no hay problema.
Por varios minutos permanecenos en la misma posición hasta que siento un escalofrío proveniente de Iki.
—Será mejor que te vistas —Digo sin moverme.
—Es una buena idea.
Iki se levanta para ir a su habitación. Mientras, lo observo alejarse sin quitarle los ojos de encima de su trabajada espalda.
—Oye, chico guapo —Voltea a verme —¿Te gustaría salir a caminar?
—Mmm claro, ¿por qué no?
—Genial.
Me sentí extraño al ver a James de esa forma. Parecía muy melancólico.
Últimamente ha estado así desde que nos besamos por primera vez.
Realmente no sé que decirle para hacerlo sentir mejor. Por lo que solo me siento junto a él y paso mi brazo alrededor de sus hombros. Él me mira sorprendido.
—Puedes contarme si quieres —Digo sin mirarlo.
James guarda silencio unos segundos y se acomoda hasta quedar dar apoyado en mi costado.
—Mejor... dejémoslo así por ahora —Dice sin mirarme.
—Claro, no hay problema.
Por varios minutos permanecemos en completo silencio hasta que siento un escalofrío recorre mi espalda.
Olvidé que solo estoy en ropa interior y que acabo de bañarme.
—Será mejor que te vistas —Dice sin moverse.
—Es una buena idea.
Apenas me levanto para ir a mi habitación, James vuelve a hablarme.
—Oye, chico guapo —Volteo a verlo —¿Te gustaría salir a caminar?
Debo decir, que esa pregunta me tomó por sorpresa.
—Mmm claro, ¿por qué no?
—Genial.
Tengo que esperar a entrar a mi habitación para dejar de fingir que no me emociona mucho salir con James.
Ya basta, Iki. Contrólate.
Estoy por terminar de alistarme cuando mi teléfono anuncia una llamada. ¿De quién es este número?
—¿Hola?
—Iki, soy... Caly —Dice en nuestra lengua madre.
—¿Caly? Perdón no guardé tu número.
Hay algo en su voz que me preocupa. Es como si no fuera ella del todo.
—¿Estás bien?
—Yo... solo necesitaba hablar con mi hermano...
—Dime qué pasa.
—No sé si pueda hacerlo, Iki. Yo... sé que mamá y papá me apoyan en esto; pero...
—Caly, tranquilízate —La escucho ahogar su llanto —Caly, quiero que me escuches...
No sé bien qué decirle. No sé que es pasar por lo que ella; pero si sé lo que es sentirse incapaz de hacer todo. Ella siente que está sola...
—Caly, no pienses que enfrentarás todo sola, porque no es así.
—A pesar de todo lo que le dije, papá me recibió con los brazos abiertos.
—Así es nuestro padre Caly, lo sabes.
Está por decir algo cuando una voz se escucha de fondo.
"Pasajeros del vuelo de Bergen hacia Londres, favor de abordar..."
—Caly...
—Tengo que colgar, mi vuelo sale ahora...
—¿A qué hora llegas?
—Supongo que en unas dos o tres horas. No estoy segura.
—Iré por ti. Nos vemos.
—Nos vemos...
No lo entiendo. ¿Por qué me llama cuando está por viajar hacia acá? ¿Cómo es que la dejaron abordar?
—¿Iki? —Llama James desde el otro lado de la puerta y me apresuro en abrir —¿Todo bien?
—Sí, bueno... —No puedo mentirle —Surgió algo de última hora...
Realmente quería pasar la mañana con James, salir y no pensar en nada más que solo en el momento. Pero nunca le daría la espalda a mi familia por alguien más.
Aunque, por más que quiera estar con él, tengo que cancelar la salida con James y estar ahí para Caly.
—...Y eso es lo que pasó —Decidí contarle la situacion a James. De todos modos, quiero ver si pude orientar un poco a Caly con todo lo que está pasando —¿Podrías hablar con ella?
—No veo por qué. Sabes que puedes contar conmigo, Beck.
—Gracias, James.
Ambos nos miramos en silencio mientras sonreíamos suavemente. Quise contarselo en mi habitacion para evitar que Robbie me sorprendiera de alguna forma.
—¿Quieres que te acompañe?
—Descuida, iré solo. Probablemente le buscaré un lugar en dónde hospedarse y ya mañana le propondré que hable contigo.
—Está bien. Será mejor que salgas ahora. El transporte público se demora almenos una hora y media en llegar al aeropuerto.
—Claro..
Termino de reunir mis cosas para salir cuanto antes rumbo al aeropuerto. Pero tan pronto camino hacia la puerta, la voz de James me detiene.
—¿No vas a despedirte? —No hago más que solo reír por lo bajo y volver en mis pasos.
—Claro, lo siento —Me inclino para quedar a la altura de su cara —Nos vemos más tarde —Le digo antes de depositar un beso en sus labios.
—Nos vemos.
Termino saliendo del departamento con una sonrisa que no podría ser deshecha con nada. Al menos hasta que me encuentre con mi hermana.
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