Capítulo 24

No puedo creer que vaya a hacer esto.

No puedo creer que haya seguido a ese lobo hasta ese lugar, preocuparme por él luego de ver cómo ese animal lo mordía, y ahora volver al departamento después de ser testigo de cómo me ignoró allá.

¡Él me vio ahí entre la gente!

¡¿Cómo se atreve a llamarme tonto?! ¡A mí, que lo apoyé cuando se sentía como la reverenda mierda! ¡Qué lo escuché cuando se sentía agobiado por sus problemas!

Beck es un mal agradecido. Sabe que lo hice para ayudarlo.

Y aun así...

—¿Iki? —Golpeo a su puerta —¿Sigues molesto? —No responde.

De pronto, y para mi sorpresa, escucho pasos aproximarse a la puerta hasta que se abre, dejándome a mí y al hombre lobo con cara seria frente a frente.

—¿Que pasa?

—¿Cuánto tiempo más seguirás así? Ya te dije que lo siento varias veces. —Iki aparta la mirada de mí por un momento.

—¿Qué hacías allá? —No me esperaba esa pregunta.

—Bueno... —¿Cómo decirlo? —Supongo que...

Esto es tan incómodo.

Suspiro cansino y lo digo como salga.

—...Solo quería saber a dónde ibas...

—¿Me seguiste por mera curiosidad?

—Algo así, aunque... —Me mira atento —Sí me preocupé un poco cuando te vi ahí dentro y cuando ese lobo te mordió.

Un largo silencio se arma entre nosotros. No puedo creer que dijera eso. ¿Por qué tengo tanto calor?

—Estoy bien, descuida —Iki me enseña su mano y se quita el vendaje como si nada —No es para tanto, ¿ves?

—Sabía que los licántropos sanaban rápido; pero nunca lo había visto tan de cerca.

Sin pensarlo, sujeto la mano de Iki para ver mejor el lugar de la herida. Pero apenas soy consciente de su calidez, noto mi acción.

—Yo... —Suelto su mano y doy un paso atrás —Lo siento, ¿dejarás de hacerme la ley del hielo por lo que tu madre me pidió hacer ayer?

La expresion de Iki cambia radicalmente y vuelve a estar serio.

—Oh, vamos. No vas a enfadarte por eso otra vez ¿o sí? Digo, eres un adulto, deberías...

Cerró la puerta.

Carajo...

—¡Vamos Iki! ¡Solo...! Olvídalo. Te comportas como un cachorro.

Ahora sí me enojé.

—¿Sabes qué? Dos pueden jugar este juego.

Me alejo de la puerta y me encierro en mi habitación.

—Idiota.

Ahora sí se enojó.

Luego de un rato, dejo oír los llamados a mi puerta y oigo la puerta de James cerrarse. De seguro está allá ahora. Pero no tengo tiempo para eso, ¿qué acaba de pasar allá afuera? No dejo de temblar y mi corazón late demasiado rápido.

—Entonces se preocupó... —Musito mirando mi mano lastimada.

Saco el teléfono de mi bolsillo para hablarle a quien sea que pueda hacer que mi mente deje de pensar en él.

Yo: No sé cuánto tiempo más pueda ocultarlo, ¿qué se supone que tengo que hacer?

—Vamos, vamos, responde.

Joe: Hola, tengo que ir al aeropuerto por Sara, ¿quieres acompañarme? Paso a buscarte.

—¡Claro que sí!

Yo: Date prisa, te espero afuera del departamento.

Me levanto lo más rápido que puedo para salir del departamento y esperar a que llegue en su auto.

Me hace gracia saber que Joe tiene auto y aun así prefiere ir caminando o en transporte público al trabajo. Pero claro, nunca haría que su novia se fuera en taxi ni nada que se le parezca. Es bastante detallista y considerado.

—Entonces... ¿Vas a decirme qué pasó ahora o solo te quedarás ahí dándote de cabezazos en la guantera?

—No sé cuánto más pueda aguantar esto, Joe. James...

—Iki, solo tienes dos opciones para esto. Puedes decírselo y que pase lo que pase, puedes callarte y algún día superarlo, o puedes simplemente buscar otro lugar y seguir con tu vida. Bueno, tres opciones.

—Eso no me ayuda.

—¿Qué más quieres que te diga? No soy gay, ni un hombre lobo, y la persona que quiero no es un vampiro. Soy un humano completamente ordinario, bastante ordinario.

—Pero...

—Cuando Sara y yo comenzamos a salir, todo era relativamente normal. Éramos los mismos de siempre, solo que teníamos el privilegio de ciertas cosas. Entonces...

Escucho a Joe hablarme sobre su relación con Sara todo el camino al aeropuerto.

Esto es como una clase intensiva de cómo estar con alguien. Solo espero que...

—¿Sabes qué es lo mejor de tener una buena relación con tu pareja?

—Joe, huí del departamento por algo. Si lo dices, te juro que me bajo del auto y me regreso caminando.

—Tranquilo, amigo —Dice riendo —Lo último que quiero es hacerte sentir incómodo. Comprendo que todo esto es nuevo para ti.

—Gracias —Un silencio de dos segundos es todo lo que pasa.

—Pero algún día tendrás sexo con alguien.

¡Maldita sea, Joe!

—No me mires así. Sabes que es verdad.

—Sí, pero...

¿Cómo se le ocurre tocar ese tema cuando ni siquiera puedo hacer nada por lo siento?

—Llegamos —La voz de Joe me saca de mis divagaciones.

De pronto, la expresión de Joe se torna algo preocupada. Más bien, diría que está nervioso.

—¿Qué te pasa?

—Iki, ¿serías mi apoyo en este momento?

—¿Apoyo? ¿Para qué rayos necesitas tú un...? Oh...

Joe me interrumpe sacando un objeto de su bolsillo y colocándolo frente a mí. Una caja.

—No me digas que...

—Le pediré a Sara que se case conmigo. Me la pasé todo un día buscando el anillo indicado para ella. Por eso falte ese día que enfermaste, de otro modo te habría dicho que no comieras eso. —Ambos reímos.

—Claro que te apoyo amigo. Andando.

Joe se ve bastante nervioso como para ser él. No deja de moverse en su lugar a la espera de que el vuelo de Sara llegue.

—Oye... —Huele a que tiene miedo —¿Y si dice que no?

—No va a decir que no, Joe. ¿Por qué estás tan nervioso?

—Este es un paso muy importante. Le pediré a Sara que sea mi esposa y... Espero que diga que sí quiere que formemos una familia juntos...

—Ahí viene. —Al oírme, Joe se tensa y voltea a ver a la mujer de uniforme que se acerca a nosotros con una gran sonrisa.

—¡Hola Joe! —Sara es tan alegre a pesar de que su trabajo la agota. —¡Iki! ¡Qué sorpresa!

—Hola Sara, tiempo sin verte —Ella me saluda con un abrazo luego de saludar a Joe.

—Qué sorpresa que también vengas, ¿cómo esta todo en tu nuevo departamento? Joe me mantiene al tanto de todo —Sara me mira entre risas mientras veo a Joe con el ceño fruncido.

¿Por qué soy tema de conversación para ambos? Esto es incómodo.

Mi teléfono me notifica un nuevo mensaje. ¿De quién será?

James: ¿Dónde estás?

Qué sorpresa...

Yo: Con Joe.

Yo: ¿Por qué?

James: Nada...

Waw, James es realmente extraño cuando no es él quien está fastidiando. Supongo que me está gustando ser el que lo molesta.

—Oye amigo —Joe me hace despegar la mirada de teléfono —Ya nos vamos, ¿te llevo al departamento?

—Amm, está bien —Lo miro extrañado y me acerco a su oído —¿Qué pasó con...?

—No tuve el valor. En otro momento será.

Sé que no es lo que Joe necesita en este momento, pero no puedo evitar reír por eso.

—Cierra la boca, no estás en posición de reírte.

—Que bajo —Tiene razón.

—Tú empezaste —Me toma con fuerza de un hombro y ambos reímos —Gracias por acompañarme de todos modos.

—Gracias por sacarme de ahí.

—Al cual ahora devolveré.

Luego de un corto viaje hacia el departamento, Joe y yo nos despedimos como siempre hasta que él y Sara se van a su hogar.

Estoy feliz por ellos. Solo espero que Joe tenga el suficiente valor como para proponerle matrimonio a Sara.

Bueno, Joe puede tomarse su tiempo con eso. Pero a diferencia de él, supongo que no puedo quedarme frente a la puerta por siempre.

Apenas entro al departamento, noto que James continúa en su habitación.

Supongo que ya no tengo razones para seguir ignorando a James, pero si lo hago quizás me sirva para ordenar mis ideas.

Espero.

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