63 - IG + REAL LIFE
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Chrisevans no se nota ni nada que echa de menos el calor de L.A. que apenas sale un rayo de sol en Londres ya corre a por sus gafas de sol 💁♂️😎 🤳
#london #chrisvermola #selfietime #hydepark
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Brionylovelace qué guapos sois, y qué buena pareja hacéis 😘
↪silverlane muchas gracias, Bri, tú sí que eres guapa 💕
Scottevans primero Disney, ahora Londres... Ya nunca os acordáis del pobre Scott...
↪chrisevans pues no es por hacer que te sientas peor, pero después del paseo por Hyde Park, fuimos a visitar los estudios de Harry Potter 😌
↪scottevans ¿CÓMO OS ATREVEIS?
↪gavinmckenzie yo te entiendo, Scott, son unos abusones
↪silverlane Gavin, si siempre te invito a todas partes 🙄
↪gavinmackenzie quería sentirme integrado 🙈
↪scottevans 😂😂😂✌✌
↪chrisevans Sil y yo somos los mejores hermanos mayores, eso no es discutible 😌 bueno, Silver un poco más que yo... 💁♂️
Ellegautier Silsil te echo de menos 💕💕
↪chrisevans yo también te extraño, Elle 😘
↪ellegautier no hablaba contigo, Cieguevans, pero vale, puede que también me apetezca verte... Un poco, para que Seb se entretenga cuando no estoy 😊
↪chrisevans es mi cuenta, Elle, me estás comentando a mí 😌
↪ellegautier sí sí, tú tráeme a mi Silsil sana y pronto 💁
↪silverlane ayyy Elle yo también te extraño, y estoy deseando ver todas tus entrevistas 💕💕
↪sebastianstan nadie diría que se vieron hace unos días en los Oscar
↪silverlane ¡es que no llegó a nada! Chris y yo solo pudimos ir a la gala, a la fiesta y volver a Londres
↪ellegautier necesitamos más tiempo juntas 👑👑
↪silverlane mucho más 😭❤❤
Robeedowneyjr puede, y solo puede, que esté empezando a gustarme esta pareja... Anyway, aún te vigilo, Dorito 😎
↪silverlane Robert, no es necesario 😅🙈
↪robertdowneyjr chss, listilla, tú déjame que haga mi trabajo 😊
↪chrisevans no esperaba menos de ti, Robert
Chrisverfans son TAN OTP
↪teamcevans no sé cómo puede haber gente que no los apoye como pareja, se ven tan felices juntos 💖
Userrandom es el momento de pedir ¡¡boda chrisver!!
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Las últimas semanas pasaron volando para Silver. El rodaje de Woolf ocupaba la mayor parte de su tiempo, y el poco que tenía libre, lo dedicaba a estar con Chris, que no se había despegado de su lado desde principios de mes. Ambos volaron juntos a L.A. para la gala de los Oscar (donde Silver casi se desmayó de emoción cuando Gabrielle recibió el galardón a mejor actriz por su papel en Cabaret), pero no pudieron quedarse mucho. Apenas un par de días después, la actriz tuvo que regresar a la capital británica para continuar con el biopic sobre Virginia Woolf.
Y, por supuesto, Chris volvió a viajar con ella. De vez en cuando, el bostoniano se concedía a sí mismo esas temporadas de descanso, para desconectar del ojo público y simplemente disfrutar de su familia y amigos cercanos, entre los cuales, desde hacía muchos años, Silver ocupaba un lugar destacado.
Chris aprovechaba el horario de trabajo de su novia para tomarse con calma la elección de su próximo proyecto; leía guiones, hablaba con sus agentes, y seguía al tanto de la organización de su plataforma política y de las diversas causas solidarias en las que colaboraba. No quería precipitarse; gracias a su éxito en Marvel podía permitirse elegir sin presión, y solo se interesaba por aquello que de verdad despertaba algo en él, como Defending Jacob, la última serie que había rodado, todavía sin estrenar, pero que ya lo llenaba de orgullo.
Y cuando ninguno de los dos tenía que trabajar... entonces, todo lo demás daba igual, no importaba lo que hiciesen, el tiempo se pasaba volando entre risas, citas, paseos, visitas turísticas, fiestas, o sencillas noches acurrucados en el sofá de la suite viendo una maratón de musicales, películas clásicas, o Disney.
Cuando quisieron darse cuenta, ya estaban en marzo. El rodaje de Woolf iba muy bien, más adelantado de lo planeado en un principio; la boda de sus mejores amigos cada vez estaba más cerca (se celebraría ese verano), y Silver empezaba a reparar en que, sin apenas ser consciente, estaba viviendo su relación más estable hasta la fecha, con el hombre del que llevaba años enamorada.
Estaba tan subida en su nube, que, el día que se enteró de lo que le había sucedido a Gabrielle en el programa de ese asqueroso individuo, no pudo evitar arder de rabia.
Después de una videollamada con su mejor amiga, donde esta le contó todo lo ocurrido, cómo el presentador la había tocado en una pausa del programa, y la había amenazado con arruinar su carrera si se iba de la lengua, Silver no tuvo ninguna duda de que debía volver a L.A. para estar con Elle.
Gabrielle era una mujer fuerte, pero eso no evitaba que, como todo el mundo, pudiese sentirse vulnerable, y mucho más en una situación tan desagradable como la que había vivido. Silver quería estar con ella y darle todo el apoyo posible, tanto ahora, como mientras durase el proceso judicial que su mejor amiga pensaba emprender contra ese repugnante personaje.
Por suerte, no le costó mucho convencer a los productores de Woolf para que le concediesen unos días libres. La película estaba casi finalizada, solo tendría que regresar para rodar los últimos retoques en caso de que quisiesen hacer algún cambio de última hora.
Así, apenas un día después de hablar con Elle, ya estaba en el avión, rumbo a Los Ángeles, en los lujosos asientos de primera clase con Chris a su lado.
―¿Estabas hablando con Seb? ―le preguntó a su novio, después de que este dejase su móvil sobre la mesilla a un lado del asiento.
Él asintió en silencio, pensativo.
Silver le había contado lo sucedido, porque Elle le había dado permiso, y estaba tan cabreado como ella. Le parecía increíble y retrógrado que situaciones como esa todavía tuviesen lugar en su industria y, aunque no era un iluso, que le hubiese ocurrido a alguien que consideraba una gran amiga, era un toque de atención.
No podía dejar de darle vueltas. Estaba indignado, cabreado, se sentía impotente y frustrado... Pero sabía lo que quería y debía hacer; apoyar a sus amigos, y colaborar en todo lo posible para que algo así no volviese a suceder. Por eso, mientras Silver distraía a Elle, tanto por videollamadas, como por whatsapp, él se había pasado las últimas horas hablando con Sebastian, intentado asesorarlos en lo que pudiese en el tema legal.
―Ven. ―Chris le dio un suave beso en los labios a su novia, antes de abrazarla e invitarla a apoyar la cabeza en su hombro―. ¿Cómo está Elle?
―Ya la conoces. ―Silver exhaló un suspiro―. Se hace la fuerte, que lo es..., pero no es de piedra.
El actor asintió en silencio.
―Seguro que se anima cuando te vea ―le sonrió.
―Eso espero ―respondió Silver―. Ella siempre ha estado ahí para mí, y sé que no soy un caso fácil ―torció la boca, antes de que un resoplido escapase de sus labios―. Estoy tan enfadada, Chris ―murmuró―. ¿Por qué algunos hombres son tan idiotas?, No sé, ¿es algo que llevan en los genes?, ¿por qué no entienden que, que seamos agradables, o simpáticas, no implica que queramos irnos a la cama con ellos?
Chris ladeó la cabeza para mirarla a los ojos, con cierta preocupación.
―¿Qué quieres decir, Sil?, ¿alguna vez te ha pasado algo como lo de Elle? Porque te juro que si alguien te ha...
―No, no como lo de Elle ―se apresuró a aclarar ella―. Eso ha sido horrible, y por suerte es denunciable, y espero que ese hombre se haga responsable de ello, y de todas las demás situaciones así que haya provocado... Porque, por lo que me ha contado, estoy bastante segura de que Elle no ha sido la primera... ―apretó los labios, molesta y pensativa.
―¿Entonces? ―Chris no apartó la mirada de su novia. Sabía que algo más le rondaba la mente, y hasta que despejase sus sospechas, él tampoco podría quitárselo de la cabeza.
―Es difícil de explicar. ―Silver se mordió el interior de la mejilla y desvió el rostro, centrándose un momento en el cielo despejado que se veía al otro lado de la ventanilla.
―Sil ―Él le puso una mano bajo el mentón, animándola a mirarlo―. Si no quieres contármelo, no pasa nada, lo entiendo, pero sabes que puedes confiar en mí, no voy a juzgarte, ni mucho menos.
Antes de volver a posar los ojos en su novio, Silver dejó escapar un pequeño suspiro. Quería compartir sus pensamientos, pero no estaba muy segura de cómo expresarlos para hacerse entender... Ese era un tema delicado, que afectaba a muchas mujeres de formas muy distintas, y era consciente de que la mayoría de los hombres, tal vez por algo cultural, social, o simplemente por costumbre, aún no tenían la predisposición o empatía necesarias para comprenderlo.
―Verás, la cuestión es que, a veces, en ciertas situaciones, no es tan fácil decir no ―soltó, de repente, para luego volver a recostar la cabeza en el hombro de Chris―. Te sientes presionada, o condicionada, y aunque no te apetezca o no quieras hacer algo en ese momento, terminas yendo más lejos de lo que querías, porque es más sencillo que montar o una escena, o porque no te ves capaz de pararlo antes...
―Sil... ―Chris le acarició el pelo, y se mantuvo en silencio unos instantes, sin dejar de abrazarla, procesando las palabras de su novia. Silver era una de las personas más directas y sinceras que conocía; decía todo lo que le pasaba por la mente, y siempre había sido muy clara con él, incluso cuando él se empeñaba en estar ciego a la realidad... Si ella había llegado a sentirse así, ¿cuántas mujeres habrían pasado por situaciones similares? Sacudió la cabeza, de repente preocupado―. ¿Alguna vez yo te he presionado...?
―No, por supuesto que no. Eres de los hombres más caballerosos que conozco, nunca das nada por hecho. ―Ella lo cortó con una pequeña sonrisa, enternecida. Si había alguien que no encajaba en ese molde, era Chris―. Ya sabes que nunca me han atraído los chicos de mi edad ―explicó, apretando los labios―, siempre me interesaron más los mayores; mi terapeuta dice que es por culpa de mi padre. ―Sacudió una mano, restándole importancia―. El problema fue que empecé a salir con chicos bastante mayores que yo siendo muy joven, demasiado joven, y no es que me obligasen a nada, nunca me trataron mal, ni me forzaron, ni nada de eso, pero, a veces, insistían mucho..., y de algún modo, yo me sentía presionada... En retrospectiva, no tenía la madurez suficiente para tomar ciertas decisiones...
Se mordió el labio inferior al recordar esos incómodos momentos en su adolescencia; todas las veces que había llegado mucho más lejos de lo que quería en un dormitorio, por temor a que la dejasen, porque quería estar a la altura de su pareja, por miedo a quedar como una cría o una estrecha si no lo hacía...
―Ese es mi caso, pero ahí fuera hay millones de mujeres que se han sentido igual por razones muy distintas. Cada una tiene sus miedos, sus complejos, y si los hombres siguen dando las cosas por hecho, si siguen creyendo que estar con ellos a solas ya implica que tienen vía libre para hacer lo que les dé la gana... Va a seguir sucediendo ―aclaró, todavía con la cabeza apoyada en el hombro de su novio, que no había dejado de acariciarle el brazo en ningún momento, escuchándola atentamente.
Durante varios segundos, Chris no dijo nada, frustrado consigo mismo por no haber sido consciente a lo largo de su vida de la enorme cantidad de matices que podían llegar envolver una relación casual, preguntándose si, alguna vez él mismo había desencadenado ese sentimiento en una mujer...
―Te admiro mucho, Silver ―señaló, con total sinceridad―. Gracias por contarme esto. Gracias por hacerme un poco menos ignorante.
Ella levantó el mentón, lo justo para mirarlo a los ojos y sonreírle, antes de robarle otro fugaz beso.
―No hay nadie como tú ―susurró, todavía sobre los labios de su novio.
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Cuando llegaron al aeropuerto, un coche reservado por Chris los llevó directamente a casa del actor, pero Silver no se quedó ni a deshacer las maletas, su novio le prometió que él se encargaba de todo, y ella tomó su propio auto, para no variar, aparcado en el garaje de Chris, y condujo hasta la casa de Gabrielle, haciendo solo una breve parada en un supermercado cercano para comprar los aperitivos favoritos de su mejor amiga, y también un par de botellas de ron y ginebra, limas, azúcar y fresas congeladas.
Saludó a Sebastian al llegar, que le abrió la puerta encantado de verla.
―Elle está en el salón ―le dijo el rumano, tras darle un abrazo de bienvenida―. Os dejo solas, voy a hablar con Chris, llamadme si necesitáis cualquier cosa.
―Gracias, Seb ―Silver le sonrió de vuelta y pasó al interior de la casa, que conocía como si fuese suya.
Tal y como le había dicho Sebastian, Elle estaba sentada frente a la mesa del comedor, con su portátil abierto en alguna web de compra online, probablemente fundiéndose la tarjeta de crédito en regalos para todos sus amigos.
―¡Silsil! ―Gabrielle se puso en pie y fue a abrazarla en cuanto la vio―. Mira, ven, acabo de comprar este conjunto para Axel, ¿te gusta? Señaló una imagen en la pantalla, y también he comprado esto para Delta, y para Dodger...
―Elle. ―Silver sacudió la cabeza, sonriendo―. ¿Cómo estás?
―Bien, no me has dicho si te gusta...
―Elle... ―Silver la interrumpió―. No cambies de tema, y no me digas que bien, soy yo, no tienes que hacerte la dura conmigo ―añadió, dejándose caer en la silla al lado de la de su amiga y extendiendo una mano por encima de la mesa para tomar la de la canadiense.
―Estoy bien, Silsil ―Gabrielle frunció los labios―. Ya me desahogué por videollamada...
―Ya, cómo si eso fuese suficiente ―Silver sacudió la cabeza y señaló la pantalla del ordenador. Conocía muy bien a Gabrielle, muy, muy bien; sabía perfectamente que las compras online eran su terapia predilecta cuando estaba deprimida.
―A ti no puedo engañarte, ¿no? ―La canadiense exhaló un suspiro, y dejó caer la cabeza en el hombro de su mejor amiga.
―Ni puedes, ni quieres ―Silver sonrió con ternura, y volvió a abrazarla.
Tardaron en romper ese abrazo, y cuando lo hicieron, ambas se tiraron en el sofá, donde Elle al fin se animó a hablar, con la confianza que solo Silver le ofrecía, mostrándose tal y como era, sin máscaras ni corazas.
Silver la escuchó atentamente, tratando de demostrarle que estaba ahí para ella, ofreciéndole su apoyo y empatía, porque, en situaciones como esa, las palabras de poco servían. La consoló en la medida de lo que pudo, y cuando consideró que su mejor amiga necesitaba una distracción, acudió a las bolsas de la compra que había dejado en la mesa del comedor, y juntas se pusieron a preparar sus cócteles favoritos, mientras discutían detalles de la boda stautier y escuchaban su playlist favorita a todo volumen.
Un coctel llevó a otro, y este al siguiente. Las dos estaban ya bastante achispadas cuando Ex's & oh's de Elle King sonó por segunda vez, animando el, ya de por sí, intenso debate sobre la elección de flores para el comedor de la boda.
―¡Sabes que deberíamos hacer! ―saltó Silver, entusiasmada, tras beber otro trago de su daiquiri de fresas―. ¡Deberíamos ir a las Vegas!
―¿Ahora? ―Una mueca divertida ocupó los labios de Gabrielle―. Es un poco tarde, ¿no crees? Aunque no me niego, si encuentras a alguien que conduzca, ni tú ni yo somos de fiar al volante ahora mismo...
―No ahora, Elle. ―A Silver también se le escapó una risa floja―. Digo en tu despedida de soltera. Piénsalo, tú, yo, Kate, Amalie, Lizzie, Scarlett, Jessica, Brie... todas las chicas en los mejores clubes de las Vegas, y los mejores boys, obvio, porque habrá boys. Seguro que puedo contratar a alguno que se parezca a Alexander Skarsgard ―añadió, pensativa.
―Vale, frena, Silsil, o no me dejarás sorpresas... Pero sí a todo ―respondió la canadiense, echándose a reír a carcajada limpia.
―Tú confía en mí, será la mejor despedida de soltera de la historia ―repuso Silver, entusiasmada, haciendo ya mil anotaciones en su smartphone con ideas, además de las que ya había incluido a lo largo de las últimas semanas.
―No lo dudo, al menos hasta que yo organice la tuya ―puntualizó Gabrielle, alzando su copa a modo de brindis.
Fue en ese momento, cuando Sebastian apareció en el salón, con una mueca divertida, pero no de sorpresa, pintada en los labios. La música estaba a todo volumen, las botellas de alcohol, medio vacías, y decenas de revistas y folletos de bodas, extendidos por el suelo, mesa y sillones... Sabía a lo que se exponía al dejar a esas dos solas tanto tiempo.
―¿He oído despedida de soltera? ―quiso saber el rumano, tras dejar una caja de pizza sobre la mesa frente al sofá―. ¿Debería asustarme?
―Eso depende, ¿ya sabes que vas a hacer en la tuya? ―cuestionó Gabrielle, interesada de repente.
―Creo que la única aquí que podría saber algo de eso es Silver ―Sebastian sonrió y se dejó caer al lado de su prometida―. Chris no me ha dicho nada aún.
―Tampoco me ha dicho nada a mí ―confesó la aludida, encogiéndose de hombros―. El otro día lo hablamos, y terminamos apostando quién de los dos organizaría la mejor, así que los detalles pasaron a ser top secret. Ninguno quiere perder.
―Por qué será que no estoy nada sorprendido ―señaló el rumano, divertido.
―Yo no tengo ninguna duda de que la mía será mejor, mucho mejor. Lo siento por ti, amor, pero Cieguevans no tiene nada qué hacer contra mi Silsil ―la canadiense extendió la mano, para chocar los cinco con su mejor amiga, que sonrió divertida.
―Ya lo veremos, yo confío en Chris ―se defendió Sebastian, compartiendo el tono burlón de las chicas―. Te quedas a dormir, ¿verdad? ―añadió mirando a Silver.
―No, no quiero interferir o coartar lo que sea que hagáis por las noches ―respondió la aludida, con una mueca traviesa―, bueno, y por la mañana, y la tarde, y al mediodía...
―Silsil ―Gabrielle sacudió la cabeza, sonriendo, para luego ponerse más seria―. Nos hemos tomado como cinco mojitos cada una, y tú lo le has dado bien a los daiquiris... Si no quieres quedarte, Seb te lleva a casa, pero no vas a conducir.
―No pensaba hacerlo, mamá. ―Silver le sacó la lengua―. Para esto está uber, de hecho, ya he pedido uno ―añadió, poniéndose en pie, y cogiendo su bolso y su chaqueta―. Vuelvo mañana para recoger mi coche, y si quieres podemos ir de compras, a ver los sitios de los que hablamos hoy para el banquete, y a hablar con Gwyneth ―agregó mirando a Gabrielle.
Gwyneth Paltrow había sido una de las muchas celebridades que pusieron su grano de arena para que el escándalo de acosos y abusos por parte Harvey Weinstein terminase con el sujeto cumpliendo condena. Silver estaba segura de que la actriz sabría cómo aconsejar a Elle, y apoyarla en toda esa situación; además, eran muy buenas amigas desde que empezaron a compartir pantalla en el MCU, y confiaba plenamente en ella.
―Por mí bien ―la canadiense asintió.
Silver se inclinó una última vez para abrazar a su mejor amiga, y se despidió de Sebastian con otro fugaz abrazo, antes de dejarlos solos.
Mientras salía, llegó a escuchar alguna risa más, y eso le provocó cierta sensación de alivio... Así a todo, sabía que la procesión iba por dentro, y que, por muy fuerte que Gabrielle fuese, tardaría en superar eso.
Silver no se consideraba una persona rencorosa, pero, con ese pensamiento rondándole la mente, por primera vez en mucho tiempo, se encontró a sí misma deseándole lo peor al individuo que había provocado eso.
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Hello!
Pues ya que mi lady Alba tocó el tema del acoso en su capi de los stautier (si no lo habéis leído yet, sorry, pero recomiendo muy mucho que lo leais), quería aprovechar para abordar un poco el tema desde una perspectiva un poco más general. Espero que se haya entendido el punto de vista de Sil, que no hace referencia a acosos tan evidentes, pero sí a situaciones mucho más frecuentes de lo deseable, en las que muchas mujeres hemos podido llegar a sentirnos presionadas de alguna forma. Lo que he pretendido poner en sus labios es que, por vergüenza, miedo... o lo que sea, muchas veces es más fácil dejar que algo pase, y eso no está bien, no deberíamos simplemente dejarlo estar, y los hombres no deberían simplemente dar las cosas por hecho.
En fin, sé que me he hecho un pequeño lío al explicarme, aun así, espero que se entienda.
Y muchísimas gracias a todos los que seguís leyendo y apoyando a los chrisver y, sobre todo, a las bebitas ellever, la verdadera OTP jajaja
Besos 😘😘
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