15 - REAL LIFE

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15 - Ava Montgomery


Silver adoraba su trabajo, interpretar era su pasión desde que tenía memoria, de modo que no le molestó que su tiempo libre se viese dramáticamente mermado una vez que la filmación de KENOBI dio comienzo.

En pocas semanas tendría que viajar a Londres y a Túnez, ambas ubicaciones de la película, pero las escenas con las que habían empezado se rodaban en los estudios de LucasFilm en California, así que todavía podía disfrutar de unos días extra con su familia y amigos.

Y con Chris.

Aunque cada segundo compartido con Ewan era como un sueño hecho realidad, también necesitaba al ciego, miope, idiota de su mejor amigo. No podía evitar echar en falta esa complicidad que solían compartir y que, ahora, sin razón aparente, parecía empezar a desaparecer. Desde la fiesta en su casa, apenas habían quedado un par de veces, cuando antes solían verse a diario... Chris estaba raro, muy raro, por mucho que él lo negase.

Silver esperaba que en la D23, la expo de Disney, las cosas volviesen a ser como siempre. Ambos eran unos locos de Disney; no solo solían escaparse a Disney World cada vez que tenían tiempo, también se habían visto todas las películas de la compañía cientos de veces y, juntos, eran capaces de reproducir los diálogos completos de un montón de clásicos (números musicales incluidos).

Quería compartir esa experiencia con él.

―Hola, nueva madrastra. ―La voz de Gabrielle fue lo primero que escuchó en cuanto Ewan y ella cruzaron las puertas del backstage donde aguardaban los protagonistas de las presentaciones que estaban teniendo lugar esa tarde―. Y papá. Qué guapos estáis.

Silver sacudió la cabeza con pretendida resignación, antes de reír y darle un rápido abrazo a su mejor amiga.

―Gracias, Gabrielle, tú también. ―Ewan sonrió, relajado, más que habituado a los piques de su hija en la ficción―. ¿Has venido con tu novio? ―añadió, señalando con la cabeza, y una mirada elocuente, a Sebastian Stan, que se encontraba en pie junto a una de las barras improvisadas del backstage, tomando un refresco mientras charlaba con Anthony Mackie, RDJ y Chris Evans.

Silver se echó a reír. Le encantaba ver como su novio devolvía los legendarios "zasca" de la canadiense. Ewan era la única persona que conocía capaz de mantener a la explosiva Elle bajo control.

―Eh, yo me meto con vosotros, y lo soportáis porque me adoráis, no vosotros conmigo. No cambiemos el orden natural de las cosas, no me gusta ―advirtió Gabrielle, agitando una mano dramáticamente antes de ponerse seria y mirar a su amiga―. Te he mandado varios mensajes, pero supongo que mi padre te tenía muy entretenida, porque no me has respondido.

―Lo siento, Elle, mi móvil se quedó sin batería ―Silver sonó preocupada―. ¿Ha pasado algo?

La canadiense asintió despacio, sin variar un ápice la expresión solemne.

―Gabrielle, me estás asustando ―intervino Ewan.

La aludida resopló y se encogió de hombros.

―Ha vuelto. La he visto esta mañana con Evans. No se dónde se habrá metido ahora.

―¿En serio? ―Silver no pudo evitar que una mueca disgustada acudiese a su rosto―. Dime que es una broma, por favor.

―Ojalá lo fuese ―Gabrielle palmeó el hombro de su mejor amiga en un gesto de apoyo.

―Chicas, es muy bonito ver lo bien que os entendéis, pero algunos necesitamos nombres para poder seguir la conversación. ―Ewan arqueó las cejas, confuso.

―Ava Montgomery ―respondió Silver, casi bufando el nombre―. A lo mejor la conoces, también es actriz...

―No lo suavices, Silsil, es el diablo personificado ―la cortó Gabrielle―, y dudo mucho que Ewan la conozca, solo ha salido en telenovelas la muy...

―Estuvo con Chris hace un tiempo ―se adelantó Silver, pisando lo que estaba segura de que se convertiría en una sarta de insultos de lo más creativo―. Nunca llegamos a congeniar.

Ya habían pasado casi tres años desde la última vez que había coincidido con ella, pero recordaba a la perfección cada una de las múltiples perradas que Ava Montgomery le había hecho durante los cuatro meses escasos que duró su relación con Cevans.

No la odiaba porque fuese ex de Chris, ni mucho menos, en realidad tenía muy buena relación con todas ex novias de su amigo; sin ir más lejos, Jenny Slate le parecía una persona encantadora, y a Jessica Biel la consideraba una de sus mejores amigas... Sin embargo, Ava era un caso aparte, desde el primer momento le había demostrado una manía irracional, que disimulaba con falsas sonrisas cuando Evans estaba delante.

―Eres demasiado buena. ―Gabrielle sacudió la cabeza con condescendencia―. Esta vez no pienso contenerme. Si vuelve a meterse contigo, le enseñaré cómo nos manejamos en Canadá.

La vehemencia en las palabras de la chica, impulsó a Ewan a rodear a Silver en un abrazo protector. Desconocía qué había ocurrido exactamente con esa tal Montgomery, pero tenía claro que, mientras estuviesen juntos, Silver no volvería a pasarlo mal.

―¿Vas a estar bien? ―preguntó.

―Soy más fuerte de lo que parezco. ―Silver esbozó una sonrisa tranquilizadora―. Además, el sádico de mi entrenador lleva tres semanas obligándome a hacer dominadas y pesas... Yo que ella me lo pensaría dos veces antes de provocarme ―bromeó.

―Como sea, vosotros os quedáis conmigo. ―Gabrielle se puso en medio de la pareja y se enganchó a uno de cada brazo―. Ya he aguantado bastante a esos yo sola ―agregó, señalando a Downey, Mackie, Stan y Evans.

RDJ y Mackie los recibieron con sus típicas bromas y vaciles, dirigidos tanto hacia Ewan y Silver, como a Gabrielle y Sebastian. En apenas unos minutos, Silver olvidó lo de Ava y se concentró en disfrutar de ese momento con sus amigos, antes de que cada uno debiese acudir a sus respectivas presentaciones.

Todos felicitaron a RDJ y a Evans por el premio que estaban a punto de recibir, el Disney Legends Award, y tanto Silver como Gabrielle volvieron a tirarle de las orejas a Sebastian, pese a que su cumpleaños ya hubiese sido un par de semanas atrás.

―Sil, a las seis dan un concierto los actores de Frozen, ¿te vienes? ―le comentó Chris, mientras los demás reían el último chiste de Mackie―. Los dos, claro ―añadió, invitando también a Ewan.

―Yo no puedo, tengo una entrevista después de la presentación ―respondió el escocés―. Pero creo que tú ya estarás libre, Silver. Vete si te apetece. Iré a buscaros cuando acabe.

Ella les devolvió un gesto entusiasmado, Para qué mentir, era muy fan de Idina Menzel y Kristen Bell, se moría por verlas actuar en directo.

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Unas tres horas más tarde, Chris y Silver, esta vez a solas, tomaban algo tranquilamente en la terraza VIP de la expo, en un intento por refrescar sus gargantas, ardidas después de cantar Let It Go y otros éxitos de la película a pleno pulmón.

―Extrañaba esto ―dijo Silver, mientras jugaba distraídamente con la pajita de su zumo.

―Y yo ―reconoció él―. ¿Te acuerdas del último concierto al que fuimos juntos?

―Fue un desastre. ―Silver sonrió―. Casi nos echan por tu culpa.

―Claro, siempre es culpa mía ―repuso Chris, irónico―. Que yo recuerde, fuiste tú la que insistió en que nos colásemos en el camerino de Bon Jovi ―añadió, acusándola con el dedo.

―Era tu deber controlarme, sabes que no soy responsable de mis actos cuando me pongo en modo fan ―contestó Silver, llena de razón.

Chris se echó a reír.

―No puedo discutir contra esa lógica ―reconoció. Tomó un sorbo de cerveza, dispuesto a seguir recreándose en los fantásticos viejos tiempos, pero cuando dejó el vaso sobre la mesa y volvió a mirar a Silver, no vio una expresión divertida, sino pensativa y seria.

―Tengo que preguntarlo ―soltó ella―. ¿Te pasa algo conmigo?

Él arqueó las cejas, sorprendido.

―No, claro que no, ¿por qué lo dices?

―Últimamente estás raro, y no intentes negarlo, lo sabes ―explicó―. Ya casi no quedamos, y tampoco hablamos tanto como antes...

Chris exhaló un suspiro.

―Tenemos muchas cosas en nuestras agendas, Sil, no es tan fácil como cuando rodábamos juntos.

―No cuela, Evans. ―Silver chasqueó la lengua―. No es la primera vez que tenemos proyectos por separado, y siempre nos las hemos arreglado para vernos. Si hasta volaste desde Sudán para venir al cumpleaños de mi hermano cuando estabas rodando Red Sea Diving Resort.

―No es lo mismo ―repuso él―. Ahora tú estás con alguien. Y vais en serio. Muy enserio, según parece. ―No lo pensó, lo soltó nada más cruzó su mente, y se arrepintió al instante, sobre todo al percibir el gesto de desconcierto en el rostro de la chica.

―Chris... ―Silver entrecerró los ojos―. ¿Te molesta lo mío con Ewan?

―No, no. Mierda, no sé por qué he dicho eso. ―Él se pasó una mano por el pelo, casi con frustración. Estaba perdido, muy perdido―. Lo siento, Sil ―exhaló un suspiro―. Tienes razón, llevo una temporada algo... distraído ―admitió tras un instante de vacilación, para luego extender una mano por encima de la mesa, posándola sobre la de Silver―. Pero eso es todo, no hay de qué preocuparse. Siento mucho haber hecho que te sintieses incómoda,

Ella se mantuvo en silencio unos segundos. Conocía a Chris lo suficientemente bien para saber que no le estaba diciendo toda la verdad. Sin embargo la única razón que se le pasaba por la cabeza para explicar una mentira era totalmente descabellada. Evans no podía estar celoso, él no sentía nada romántico por ella...

Tenía que ser otra cosa.

―No digo que no te crea. ―Un suspiro de cansancio abandonó sus labios―. Pero en el hipotético caso de que sí pasase algo... ¿Me prometes que lo hablaríamos?

Las comisuras de los labios de Chris se arquearon en una pequeña sonrisa.

―Te lo prometo.

―Bien. ―Silver asintió, satisfecha―. Entonces, ¿te vienes a cenar esta noche con Seb, Elle, Ewan y yo?

―¿Eso no es una cita doble? ―Chris enarcó una ceja, divertido.

―Según Elle, es una salida de amigos. Ya la conoces. ―Silver esbozó una mueca burlona―. Anímate, hace mucho que no salimos.

Aunque la idea de hacer de sujetavelas entre dos parejas (o una pareja y una solo somos amigos con mucha confianza) no sonase demasiado tentadora, sí le apetecía compartir más tiempo con Sebastian, Gabrielle y Silver. Sabía que, fuese cuál fuese la situación, con ellos nunca se aburría... sin embargo, ya se había comprometido con otra persona.

―Me gustaría, pero he quedado con Ava ―chasqueó la lengua.

Su relación había sido fugaz y, en tres años, no había vuelto a pensar en ella, sin embargo, unos días atrás se la había encontrado en el centro, justo después de haber leído otro artículo sobre la increíble pareja que hacían Ewan McGregor y Silver Lane. En aquel momento, la repentina invitación de Ava a tomar un café le había parecido una idea excelente. Después de eso, la inercia, y la necesidad de distraerse, lo habían llevado a aceptar otras tres citas y alguna quedada improvisada...

―¿Estáis juntos otra vez? ―Silver se mordió el interior de la mejilla, tratando de sonar lo más natural posible.

Era consciente de que no era problema suyo. Tenía a Ewan y con él se sentía una auténtica princesa; no debía importarle con quien saliese o dejase de salir Chris..., pero ¿tenía que ser precisamente Montgomery?

―No, solo hemos quedado un par de veces, como amigos ―respondió él, sin dudar, provocando que ella soltase el aire que había estado conteniendo―. Ahora tengo demasiados proyectos en marcha, necesito concentrarme en el trabajo.

Aunque la excusa del trabajo no era del todo cierta (por muy ocupado que estuviese, siempre había sabido compaginar las obligaciones con las relaciones), tampoco mentía; no era su intención volver con Ava, y así se lo había hecho saber. Estaba seguro de que ella lo comprendía.

Fuera por lo que fuese, últimamente estaba hecho un lío. Antes de embarcarse en una relación con nadie debía aclararse consigo mismo.

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