08 - MESSAGES

Note: en este capítulo hay bastantes referencias a Fire in the Rain, el Social Media de Sebastian Stan de mi lady duffito2 si no lo habéis leído (que seguro que la mayoría sí xD) os animo a que lo hagáis, las dos Social Media están muy relacionadas y es mucho más divertido si se leen together.

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WHATSAPP (Groupchat)

Gym Bros 🥊

(Anthony Mackie, Sebastian Stan, Jeremy Renner, Chris Evans)


Chris
Es oficial
La semana que viene fiesta en mi casa

Jeremy
¿La fiesta que era una quedada de las chicas y habéis convertido en macroparty?

Chris
Esa
¿Cuál de vosotros será el alma caritativa que me ayude a organizarlo?

Sebastian
Qué raro que no se lo pidas a Silver...

Mackie
Stan, colega
No estás en la mejor posición para lanzar indirectas
Espero que hayas dejado a Gabrielle contenta
Tiene pinta de ser exigente en el dormitorio 😎

Sebastian
No volvamos a eso
Ya os habéis cebado bastante en el groupchat de Marvel
Gabrielle y yo somos amigos

Chris
Que conste que esta vez no he sido yo el que se fue de la lengua

Jeremy
Volviendo a la fiesta
¿Por qué no se lo pides a Silver?

Chris
No quiero agobiarla
Ahora está muy ocupada con lo de KENOBI

Jeremy
No con lo de KENOBI
Con Kenobi en persona

Mackie
¿¡También los viste!?

Jeremy
No fueron tan evidentes como Elle y Stan
Pero sí
Los vi

Chris
De qué estáis hablando

Sebastian

Yo también me he perdido

Mackie
Despues de que tú y Gabrielle os largaseis para retozar en privado

Sebastian
Mackie...

Mackie
Okey... No cuela, pero vale 👐🏻
Después de que tú fueses todo un caballero y solo acompañases a Gabrielle a su hotel
Vimos a Silver con McGregor

Jeremy
Como dirían las chicas
Silver atacó

Sebastian
Espera
¿SILVER LE ENTRÓ A McGREGOR?
Tengo que decírselo a Elle

Mackie
¿Estás con ella? 😎

Chris
Un momento
No nos desviemos del tema
¿Estáis seguros?
A ver, estabais de fiesta, y en el club hay poca luz...
puede que no fuesen ellos, ¿no?

Jeremy
Nosotros no somos los miopes, Cevans
Se enrollaron
Estuvieron juntos toda la noche
No sé qué quieres que te diga
Fue bastante claro

Chris
Es que no me cuadra
Silver no haría eso
Es decir, McGregor es un gran tío
Pero es mucho mayor que ella
Podría ser su padre...

Sebastian
Tío, ella te dijo que le gustaba McGregor
Es una chica directa
Siempre lo ha sido
¿Por qué te sorprende tanto?

Chris
No me lo tomé en serio

Mackie
La cuestión no es por qué te sorprende tanto
Sino, por qué te molesta tanto

Sebastian
Exacto
Siempre dices que Silver y tú solo sois amigos
Ella está soltera, él también...
No tiene nada de malo

Jeremy
Deberías alegrarte por ella
A no ser que pase algo más...

Chris
No pasa nada
¿Qué iba a pasar?
Me alegro por ella
Simplemente no lo esperaba

Sebastian
Eso no suena muy convincente

Mackie
Suena igual que tú diciendo que no tuviste nada con Gabrielle después de que os fuerais del club 😏

Sebastian
Y dale...
Chris, yo te ayudo con la fiesta
Nos vemos luego para entrenar y lo hablamos

Chris
Okey, gracias

Jeremy
Tío, ¿estás bien?

Chris
De maravilla
Tengo muchas cosas pendientes
Luego hablamos
Nos vemos en la fiesta


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REAL LIFE

La semana que sucedió a la noche del club estaba resultando de lo más extraña para Silver. Ewan había tenido que irse al día siguiente por un asunto de familia, y aunque la llamaba todos los días para charlar por facetime, todavía no habían aclarado el tema de su acercamiento durante la fiesta de después de la Cómic Con.

Silver necesitaba urgentemente hablarlo con alguien, necesitaba consejo, y, desde luego, Evans no era una opción; por muy ilusionada que estuviese con Ewan, era consciente de que los sentimientos por su mejor amigo seguían ahí. Y no desaparecerían de un día para otro.

Había intentado quedar con Gabrielle, pero la canadiense estaba ilocalizable, llevaba varios días poniéndole excusas de todo tipo para que no fuese a su casa. De haber sido otra persona, Silver habría empezado a sospechar, pero Gabrielle era así, diferente, intensa y complicada; con ella nunca se podía saber qué esperar... Eso sí, a la hora de la verdad, no existía amiga más protectora y entregada.

Así se lo demostró, una vez más, esa tarde, cuando apareció en su puerta con una botella de champán y dos bolsas enormes con productos del mejor spa de la ciudad.

―No te imaginas cuánto necesitaba esto ―admitió Silver una media hora más tarde, mientras las dos se relajaban en el salón con una mascarilla en el rostro y las copas en la mano―. Ayer fui a comer a casa de Robert. Se lo conté casi todo, pero no es lo mismo. Ya sabes cómo es él.

―RDJ siempre se pone en modo padre contigo. ―Gabrielle asintió antes de darle un sorbo a su bebida―. Entonces, te enrollaste con mi padre. ―Una mueca pícara adornó sus labios―. Qué orgullosa estoy de ti ahora mismo.

―Elle, por favor, deja de llamarlo así. ―Silver esbozó una sonrisa nerviosa.

―¿Y cómo fue? Quiero detalles.

―Increíble. ―Silver se echó hacia atrás en el sofá―. Fue tierno, caballeroso...

―Eso suena aburrido. ―Gabrielle rodó los ojos.

―Y ardiente ―completó la aludida, ahora en tono divertido―. Ese hombre sí que sabe besar... y mucho más. ―Sonrió―. Estuve a punto de invitarlo a mi hotel, pero me contuve; quiero hacer las cosas bien. Ya la he fastidiado otras veces por pasarme de impulsiva.

La canadiense se encogió de hombros.

―Ya sabes lo que pienso yo; mejor pedir perdón que permiso.

―Lo sé. ―Silver sacudió la cabeza―. El problema es que no sé en qué punto estamos ahora. Él me llama todos los días, y hablamos durante horas. Pero está en Londres con sus hijas, y no quiero agobiarlo...

Gabrielle extendió la mano para tomar el smartphone de su amiga.

―Elle, ¿qué haces?

―Es obvio, llamarlo. ―La canadiense buscó el número de Ewan entre los contactos. Silver era tan confiada que ni siquiera tenía el móvil bloqueado... En otra ocasión tendría una seria charla con ella por eso.

―¡Elle!, no, devuélvemelo. ―Silver intentó alcanzarla, pero su amiga se apartó justo a tiempo para pulsar el icono de llamada.

No llegaron a transcurrir más de un par de segundos antes de que la voz del actor escocés llegase alta y clara desde el otro lado de la línea.

¿Silver?

Gabrielle miró a su amiga con una mueca de triunfo.

―Te odio ―susurró Silver.

―Mentira, me adoras. ―La canadiense le guiñó un ojo a la par que activaba el altavoz; solo entonces le devolvió el móvil.

Silver negó con la cabeza, divertida, antes de responder.

―Hola, ¿es mal momento?

Al contrario, estaba a punto de llamarte. Voy de camino al aeropuerto; en unas horas estaré en Los Ángeles. ¿Tienes planes para esta noche? Me gustaría invitarte a cenar.

―¿Esta noche? ―Silver miró a Gabrielle, que la animó a continuar con un gesto de cabeza.

Eso he dicho ―Ewan sonó divertido.

―Sí, claro, esta noche no tengo nada ―respondió Silver, algo apresurada―. ¿En dónde?

En mi casa, si te parece bien. El otro día me comentaste que te gustaba la comida japonesa. Te prometo el mejor sashimi de salmón que hayas probado nunca.

―En su casa ―susurró Gabrielle, con una expresión traviesa.

A Silver se le iluminaron los ojos.

―Espera, ¿tú cocinas?

Una risa jovial al otro lado de la línea precedió a la respuesta:

No soy chef, ni mucho menos, pero me apaño. Ya lo juzgarás tú.

―Por mí perfecto. Ahí estaré.

Nos vemos entonces ―respondió Ewan―. Es una cita.

Un pitido indicó el final de la llamada. A punto de ponerse a dar saltos de entusiasmo, Silver buscó la mirada de su amiga, que ahora parecía regodearse en una nube de satisfacción consigo misma.

―En su casa, Sil Sil, y te va a preparar sushi. ―Gabrielle enarcó las cejas en un gesto sugerente―. Ya sabes lo que eso significa.

―¿Me ayudas a escoger vestuario? ―Fue toda la respuesta de Silver. Por supuesto que sabía lo que eso significaba.

―Contaba con ello.

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