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Continuo es desvelo a causa de la ladrona de Alices, recuerdo el día en el que Tobita llegó a la academia, en aquel entonces no estaba interesada en las clases o las opiniones de mis compañeros, me refugiaba en Ran para que ella interveniese por mí, ignorando mi realidad, fue entonces cuando Tobita se acercó a mí, con ese rubor en su rostro, tartamudeando solicitó expresamente mi opinión sobre el festival cultura, a pesar de que él sabía que no participaría, en ese momento solo pude pensar que el niño era un tonto, pero con el tiempo demostró que es un chico cuidadoso, gentil y servicial, ganándose mi respeto por encima de todo, no comprendo como un alumno tranquilo como se había entrometido con la organización Z ¿por qué se había convertido en una víctima?
¿O acaso ellos lo tomaron sin tener un objetivo concreto?
Por otro lado estaba Natsume, el cual me ignoraba desde nuestro último "encuentro personal", mi corazón quería ignorar todos aquellos sentimientos que estaba recogiendo debido a sus palabras, cuando Natsume y yo nos conocimos supe que sería como esa estúpida superstición de los gatos negros, a pesar de ello, no pude evitar crear un vínculo con él, casi imperceptible pero fuerte como el acero, sin embargo, no tenía tiempo para pensar en él porqué de sus palabras en este instante.
El director me había dado ordenes claras, no debía entrometerme demasiado, pero Tobita nos necesita, me necesita.
—¿Qué diablos hacen, Mikan?—pregunto con ojos vagos, las clases habían acabado por ello me dirigí hasta la posición de la mencionada, aquí me hayo en frente de lo que parece una larga cola de pajaritas, el lector de mentes, la chica mandarina, la inventora, entre otros hacían corrillo dando forma al papel, esto me recuerda a una fábrica.
—Son pajaritas de papel, haremos muchas para dárselas a Inchou.—contesta con la boca fruncida, parece que quiere llorar pero no puede dado que Hotaru la amenaza con un martillo de grandes dimensiones. ¿Cómo tiene tanta fuerza?
—¿Queréis animarlo, cierto?—pregunta Ran con una suave sonrisa, la cual se había colocado a mi vera, Mikan asiente. Así que era eso, nunca lo había pensado con profundidad pero, tener un Alice que te permite leer los sentimientos ajenos, no quiere decir que sepas interpretar todas sus emociones o sentimientos de la forma correcta, pensé que estaban perdiendo el tiempo para entretener sus mentes.
—Es una buena idea.—le digo, a lo que todo el grupo sonríe.
—¡Sakura!—el chico con gorro de gato, que siempre suele hacer el estúpido apareció a la vera de la mencionada—oí que fuiste a ver a Inchou.—él reposa la mano en su cadera con un rostro de desagrado.
—Seguramente has traído gérmenes de ese lugar.—añade su compañero, poseedor de un sombrero el cual no sabría identificar, quería golpearlo ahora mismo.
—¡¿Qué habéis dicho?!—exclama ella en cólera, se alzó para hacerlos callar, pero ellos comenzaron a usar objetos para matar insectos, molestando en mayor medida.
—Esos idiotas...—cuando quise moverme a hacer algo, un sonido estridente de puñetazo resuena en el aula, me sorprendo al ver a Sumire golpeando a los dos idiotas.
—Nosotros somos compañeros—mi corazón rebotó ligeramente al escuchar eso de ella— cuando alguien pasa por una situación crítica comenzáis con vuestras bromas, sin importar quien sea el afectado, sólo hacéis eso para liberar vuestras inseguridades.
La de dos coletas la mira anonadada por sus palabras, ella siempre suele ser ruidosa y cruel pero es firme con sus convicciones, aunque recuerdo que Ran me contó que Sumire fue la primera en molestar a Mikan al llegar a la clase. Suspiro ante mi pensamiento, mientras ella da un discurso a Mikan sobre la situación en la que nos encontramos y como reaccionar ante un posible peligro, un sonriente Tobita entra por la puerta.
Observo a la profesora, mujer rubia de ojos hermosos, Serina. Me dirijo hacia ella, aprovechando que se detiene en el exterior del aula, saliendo de la clase mientras que todos están centrados en Inchou, ambas iniciamos nuestra marcha, una al lado de la otra, con ningún lugar en mente.
—¿Te sientes cansada?—pregunta, niego con la cabeza dirigiendo mi mirada al frente, la miro de reojo notando que ella asiente ante mi negativa.
—Eso es bueno.
—Serina—ella se detiene, ambas nos miramos fijamente buscando las preocupaciones de la otra—¿Tobita estará bien?—ella dirige su mirada violácea en dirección a la ventana.
—Es posible que él pueda recuperar su Alice.
—Pero para ello debemos atrapar a los que provocaron esto.—añado a lo que la rubia afirma.
—Estamos hablando de una persona con la habilidad "robo"—dice, ella frunce el ceño levemente—por ello quieren que alguien manipule sus sentimientos, haciendo que caiga.
—¿Pretenden usar mi Alice?—pregunto, ella no contesta, pero sé la respuesta dada sus palabras.
—Esa persona, pertenece a la organización Z—¿aquella que había mencionado Reo?—ellos son rebeldes, que odian la academia.
—Me imagino lo que quieren—suspiro mientras cruzo los brazos—entonces, ¿qué aspecto tiene la persona que buscamos?
—Según el testimonio de Tobita, hablamos de una mujer que no supera los treinta, cabello corto castaño, vestía gafas de sol un largo abrigo y parecía amable.
¿Amable, eh? Inchou sin duda tiene un gran corazón.
—Aina—me llama, la miro captando su expresión desalentadora—Hyuga, Sakura y tú están bajo su mira, no debería entrometerte demasiado o pagarás las consecuencias.
—¿Me amenazas o intentas alertarme?—pregunto con una leve sonrisa.
—Si pretendes proteger a—la interrumpó alzando mi mano hasta su boca, mi dedo indice roza sus labios.
—Serina confío en tí, por ello confía en mí.—mi vista se detiene en el suelo.
—Aina, te han permitido participar en la misión pero él me ha indicado expresamente que te diga ''no te acerques al fuego que no podrás apagar''.
—Él realmente vigila todo lo que hago.
—Aina ¿te has alejado de Natsume como se te ha indicado?—mis ojos miran a través de la ventana.
—Ójala pudiera cumplir esa petición—Serina me mira con horror—''si el fuego está condenado a arder en su solitario ser, entonces el conejo lo verá arder''.
—Esa frase...—musita la rubia.
—Es lo que él desea, pero el conejo quiere mantener la llama del fuego a toda costa.
—Aina, por favor.—Serina mantenía una expresión fría, anhelando que obedeciera.
—¡Hemos interceptado un intruso!—ambas nos sorprendemos, mirando al megáfono en el techo—¡se avisa a los estudiantes, no acercarse a la zona de la entrada! ¡Repito!
Me pongo en marcha, pero antes Serina toma mi mano.
—Por favor, ten cuidado Aina.—me dice con expresión preocupada, asiento, para iniciar mi marcha.
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Me desplazo por el bosque rastreando la zona, mi objetivo principal es tomar como rehén a la mujer que robo el Alice de Tobita, el director no se interpondrá dado que deseamos lo mismo, por lo que puedo explayar mi potencial tanto como quiera, por lo que he escuchado a través del megáfono se mueven en un grupo, lo más seguro es que sea pequeño, con algún que posea la habilidad de teletransportación, deben haberse retirado de la entrada principal, no creo que sean tan ineptos de entrar sin ningún plan a pesar de haber sido tan obvios.
Me detengo observando a mi alrededor, ellos están aquí.
—Hey, tú.—escucho la voz de un hombre, volteó mi cuerpo hacia la voz encontrándome con tres dos individuos, uno de cabello blanco y el sujeto que buscaba. No creí que fuese tan fácil.
—¿Una niña?—una mujer, cabellos cortos, joven, viste diferentes ropas pero coincide con la descripción de Inchou.
—¿Eres aquella que posee el Alice de robo?—pregunto, no puedo ver la expresión de la mujer, dado que usa unas gafas de sol negras cubriendo sus ojos, pero hago uso de mi habilidad para atraer sus sentimientos hacia mí cuerpo, ella se siente confusa y preocupada.
—Tú no eres una niña normal.—dice con calma en su voz.
—En eso debo darte la razón, contesta—alzo mi mano—o saldrás mal parada.—mi voz, ojos, expresiones que usualmente se muestran neutrales, se han transformado en violentos.
—Así que eres un "especial".—ella es astuta, miro al hombre que la acompaña, ese tipo parece actuar como un guardaespaldas, no parece muy hablador tampoco, entonces, ¿ella es la líder?
—Es lindo que lo digan así—suelto una risa sarcástica, clavo mi atención en ella— me suelen etiquetar como "peligrosa", aunque me quedaré con esa palabra.
—¿Por qué haces esto?—pregunta la líder—¿no crees que tienes más opciones?
—En este lugar no existen opciones para mí.
—Entonces.—la interrumpo.
—Aunque tú las tuvieras, no escogería tu bando ladrona, devuélveme el Alice que robaste.
—¿De qué hablas?—¿está confusa de verdad? ¡imposible!
—El niño que tocaste, devuelve su Alice, él lo quiere de regreso.
—¿Lo quiere de regreso...?
—Aunque haya personas que lo odien, existen otras que aman su habilidad.—le explico, la líder se mantiene en silencio, tortuoso para mí poca paciencia.
—¿Cuál es tu caso?—¿en serio? ¿quiere hacer su buena obra del día? ¡hipócrita!
—La odio.
—¿Por qué no hacemos un trato?—lo pronuncia, casi como una severa tentación.
—¿Qué trato?—ralentizo mis palabras.
—Te dejaremos marchar— abro mis ojos impactada—abriremos un paso para ti, podrás huir de la academia—suena tan ilusorio que me dan ganas de llorar—pero deberás dejar que robe tu habilidad, de esta forma nadie te dañará, nadie podrá molestarte, nunca más.—pronuncia intensamente.
Cierro mis ojos, nunca podría imaginarme que alguien querría abrir una salida para mí, o que me desencadenaría de aquello que nació al dar mi primer llanto, pero...
No puedo.
—No—ella musita un "¿qué?"—he dicho que no, me niego.
—¡¿Por qué?!—exclama molesta mientras da un paso al frente, siento su indignación—¡¿Acaso no quieres liberarte de esta prisión?!
—Sí, pero necesito mi Alice.—ella se calmó, retirando parte de su cuerpo hacia atrás, siempre odié mi habilidad, sin embargo, eso no quiere decir que quiera eliminarlas, las necesito de igual forma que ellas me necesitan.
—Entiendo, sintiéndolo mucho debo arrebatárselos por las malas.—¿nos? miro detrás de mí, esas dos estúpidas, ¿qué hacen aquí?
—¡Aina-chan!—exclama la de dos coletas alegremente.
—¡¿Qué diablos hacéis aquí?!—¡¿están locas?!
—Eso pregunto yo, ¡estás enferma, no deberías pelear!—Mikan es mal momento.
—¿Enferma?—musita la desconocida, abre la boca ligeramente, parece haber caído en el dato—tiene una habilidad peligrosa de tipo restricción, así que no solo eres una enviada, sino que eres una de sus favoritas.
—¿Restricción? ¿Favorita?—musita Mikan entre la difusa aclaración de la adulta.
—¡Cállate!—le grito, hago una voltereta para crear una abertura dañando su pierna, pero ella la esquiva, salto hacia atrás evitando su tacto, si me toca ella antes de que yo la toque estamos perdidas. Entonces el tipo que la acompaña se coloca detrás de mí, sosteniendo mis brazos.
—Lo siento chica pero es por tu bien.—ella se reincorpora acercándose a mí, extendiendo su brazo. Hotaru golpea al albino para crear una abertura, caigo al suelo, entonces cuando pensaba que sería tocada, Mikan se atraviesa.
—¡No toques a mis amigas!—la miró sorprendida, ¿como alguien que podía sentir tanto miedo, puede ser tan valiente al mismo tiempo?
—Ella es de tipo peligroso, ¿sabes?—le habla la mujer, intentando hacerle entender, pero es una perdida de tiempo, ella no sabe acerca de ese tema.
—No importa quién sea, Aina-chan es nuestra compañera, todos somos partes de una gran familia, por eso, ¡no permitiré que dañes a mi querida amiga!—abro los ojos ampliamente.
Ella es realmente una inconsciente, siempre brindado su amabilidad a otros, sonriendo dulcemente, cariñosa con los que la rodean, una alegre optimista, es resplandeciente, como los rayos del sol que tanto me gusta notar, bañando mi piel, brindándome calor, esperanza.
«No te acerques a la oscuridad que no debes ver».
Comprendo a Natsume, él quiere proteger a Mikan, no quiere que se vea afectada por nuestro mundo, un reino donde no existe espacio para la luz. No quiero que ella vea en mi interior, solo yo debo ser la única que pueda ver a través de las personas, si ellos cruzan será su perdición.
Solo debo protegerlos, como usualmente hago.
Aparto a Mikan hacia un lado, evitando que la contraria se acerque de nuevo, corro velozmente hacia la mujer, rozándola con la punta de mis dedos, dado que el hombre que la acompaña se ha levantado para alejarla de mí. Fue apenas unos segundos, unas milésimas de segundo en las que pude ver sus emociones, sentimientos y por alguna razón que desconozco, un recuerdo.
Uno tan nítido, tan cuidadosamente protegido, albergando un gran amor.
Solo un nombre resonaba en mi cabeza, dando vueltas, como si intentara hundirse dentro mí convirtiéndose en un remolino. Todo ello se destrozó cuando una chispa comenzó a rozar el cuerpo de ambas, se asemejaba a una corriente eléctrica, este suceso produjo que las dos fuésemos apartadas por una gran onda de choque, siendo tiradas lejana la una de la otra.
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—Aina—escuchando esa voz todo se volvió luminoso, era una escena del pasado—¿qué quieres hacer cuando salgas de la academia?—la mujer de cabellos rubios y ojos como el chocolate, sostenía a una pequeña ''yo'' entre sus piernas, ambas estaban reposando en la alfombra redonda en frente de la chimenea.
—¿Cuándo salga?—recuerdo esta escena, miré a mamá, ese día había hecho dos coletas en mi cabello con unos lazos azules, me los había regalado por mi cumpleaños número cinco.
—Sí, ¿qué te gustaría hacer?—sonrió levemente, acariciando mi cabeza.
—¡Quiero comprar más libros!—exclamé alegremente, ella empezó a reír ante mi respuesta.
—Más libros dice—pronunció reprimiendo su risa— ¡Ya tenemos un montón!—exclamo sonriendo.
—Lo sé, pero papá leía muchos libros ¿no?—miré al cuento que reposaba en la alfombra, el libro estaba abierto en la página ilustrada del gato Chesire—quiero ser como papá.
—Entiendo, cuando leemos estos cuentos—ella acarició la imagen del corto relato—nos sentimos más cercanas a papá, ¿verdad?—me miró sonriendo, asentí con el mismo gesto.
—¡Oh!—exclamé, confundiendo a mi madre—¡si hay algo que quiero hacer!
—¿Y qué es?—preguntó, acostándose en la alfombra, imité su acción.
—Me gustaría ir a un lugar.
—¿Un lugar?—asentí mostrando mis dientes—¿Cuál?—preguntó, alcé mi dedo índice y lo reposé en mi boca.
—Es un secreto.—sonrío ampliamente.
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—¡Aina!—mis parpados se sentían pesados—¡Aina!—la voz de esta persona es como el sonido de un cascabel, siento mi cuerpo menos robusto que antes, el dolor está desapareciendo, entonces abro mis ojos, finalmente.
Cuando lo hago veo un gran número de caras mocosas, llorosas o preocupada, aunque al instante se cambiaron reflejando la pura felicidad, puede notar como el alivio de todos los presentes reposaban en mi mente, entregándome paz.
—¡Aina!—¿Ran había estado todo este tiempo sosteniendo mi mano?, esa voz que escuché, era de ella ¿cierto?
—¡Aina-chan!—pude ver ese gran resplandor en el rostro de Mikan, esa tonta siempre está llorando por todos lados, ¿lo único que sabe es reír y llorar?
—He retirado los efectos en tu cuerpo a causa del choque de Alice—¿choque de Alice? ¿qué diablos es eso?—también puede que tardes un rato en poder hablar.
Efectivamente, lo intento pero aunque abra mi boca no puedo emitir palabra alguna, miró a otro lado expulsando aire a través de mi nariz.
—No te preocupes yo puedo leer tú mente para comunicarte cuando quieras.—miro al lector de mente con ojos vagos.
—''Como si quisiera que leyeras mi mente'', dice.—él alzó su índice mostrando ese rostro de empanado que suele tener, siento como una vena comienza a hincharse en mi cabeza.
Miro hacia la derecha encontrándome con los ojos rubíes de Natsume, apoyado en el borde de la puerta, ambos conectamos encontrando nuestras miradas.
—''¿Te crees genial por estar en esa postura?'' dice—Mikan comienza a reírse a plena carcajada, junto algunos de la clase.
—Aina, tú realmente...—Ran suspira con una sonrisa nerviosa.
—No hables de los demás—habla el mencionado con mala cara—yo no soy el que cayó en coma durante una semana, amplió mis ojos.
—''¡¿Una semana?!'' dice.
—El uso de tu habilidad en esa mujer fue efectivo—uno de los miembros del consejo estudiantil, el cual reconozco como el hermano de Hotaru habló—sin embargo, el choque contra su Alice provoco un autorechazo entre ambas, produciendo una fuerte descarga, aunque ella no pareció verse afectada, al contrario que tú.
Miré a Mikan, recordando lo que había visto al tocar a la líder de Z, ella realmente es parecida a esa mujer.
—Muchas cosas pasaron mientras dormías.—habla Ran con un rostro decaído.
—''¿A qué te refieres?''—habló por mí el lector de mentes, entonces comenzaron a relatarme los sucesos de los anteriores días, como Hotaru salió herida, a continuación la formación de un grupo de recuperación de veneno compuesto por Mikan, Natsume, Tsubasa, Ruka y ese extraño robot en forma de pingüino que tanto aprecio le tenía Ran, finalmente como recibieron el antídoto y como regresaron pero sin el robot ya que se había sacrificado por ellos—''¿Cómo puedes estar siempre en el núcleo de los problemas, mandarina problemática? ''
Mikan se alerta colocándose en unas posiciones extrañas, asustada por mi mirada.
—Aina, hemos oído algo acerca de tí—habló Tsubasa, lo observé su rostro era más serio de lo usual.
—''¿De quién?''—él mira fijamente al suelo—''¿Qué sucede?''
—Aina-chan—ahora Mikan me observa de la misma forma, comienzan a preocuparme—hemos escuchado de la organización Z que has estado haciendo misiones para dar con su paradero y atacarlos.
Cierro los ojos mientras suspiro, así que ellos lo han descubierto por fin, miro al lector de mentes, él comienza a sudar ante mis advertencias.
—''No necesitáis saber más acerca de eso, rendiros''.
—¡¿Cómo puedes decir eso, Aina-sama?!—Permi me asustó con esos gritos, ¿qué le sucede tan de repente?—¡No queremos que Natsume-kun y tú acabéis yendo directos al peligro!
—''Entonces, no os acerquéis más a mí, no necesito niños tontos preocupándose por mí''.
Todos musitaron un ''¿eh?'', no puedo permitir que empiecen a entrometerse donde no deben, necesito hacer esto, necesito seguir trabajando para ese tipo.
—¿Por qué siempre haces esto, Aina?—sentí las emociones de Ran fluyendo a través de mí, me giré al lado contrario evitando su mirada—Cargando con todo tú sola, como si fuera más fuerte que cualquiera de nosotros.
—¿Ran-chan?—musita Anna preocupada.
—No necesito que me protejas—me sorprendo ante sus palabras—así que si quiere ir a la horca, ve.
—''Hace mucho tiempo que he estado en la horca''—todos me miraron sorprendidos—''alguien que está fuera de la torre, no puede decirme lo que puedo hacer o no''.
Ella va a llorar, si es necesario hacer que me odie entonces, lo haré.
—¿Por qué dices eso ahora?—sentí como apretaba las sabanas que me estaban cubriendo levemente—¡¿Crees que soy tan estúpida?!
—Ran-chan, no creo que Aina-chan quisiera decir eso ¿cierto?—miré a Mikan con desagrado.
—''Largaros''.—el lector de mentes abrió la boca, pero comenzó a cerrarla al instante.
—¿Qué está diciendo?—preguntó Permi preocupada.
—No creo...que queráis saberlo.—él me mira, era la primera vez que veía a ese niño con ese tipo de expresión.
—¡Dilo!—exclama Ran molesta.
—''No necesito peso muerto, así que dejar de jugar a los amigos y buscar a alguien que necesite vuestra pena, inútiles''.
Un largo silencio se hizo presente, era pesado, brusco, era indefinido el tiempo que creía que podría durar, todos comenzaron a desaparecer de la habitación poco a poco, despidiéndose con algún mensaje de apoyo, eso no fue suficientemente convincente, ¿eh?
—Sé que dices todo eso para protegernos, por eso esperaré.—entonces Ran se retira de la sala, dejando el silencio definitivo, miro a la ventana con ojos semicerrados, me encuentro agotada.
—Definitivamente eres una completa tonta—mis ojos se vuelven vagos al escuchar la voz de Natsume, él se acercó hasta mi cama—me alegro de que no hables, porque sería una molestia.
Este maldito prepotente, tengo ganas de golpear esa cara de niño apuesto que tiene.
—A estas alturas deberías saberlo Aina, ese tipo no planea devolverte a tú madre, solo está manteniéndote mansa.—lo miré con molestia, él se acercó hasta mi cama reposando su mano izquierda en el colchón, tomó unos mechones con la contraria y los acarició levemente.
—Verte en esta habitación me hizo darme cuenta, de cuanto me importa tu vida—mostré mi sorpresa, Natsume observaba las puntas de mi cabello con serenidad, él nunca me había dicho algo semejante—somos amigos, así que no te permito morir antes que yo, conejo estúpido.—entonces me muestra una mueca, echando la lengua, mi paciencia se está acabando, lo golpeó con mi brazo separando el contacto que él había creado. Él tira de mi mejilla con fuerza mostrando su enfado ante mi golpe y al ver su rostro de gato rabioso comienzo a sonreír, entonces suelta mi mejilla para poder mirarme con esa expresión que suele poner, clavando sus dos cuencas rubíes en mí, con tristeza, soledad, anhelo, ¿qué intentas decirme Natsume? ¿por qué usaste esas palabras?
Si me ordenas no morir antes que tú, debo rebatirlo.
Porqué no permitiré que te sacrifiques por nadie, nunca más.
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Me dieron de alta en el hospital hace unos días, justamente el día de mi cumpleaños, el veinticuatro de noviembre. Ran se mantiene en silencio, sin mantener ningún tipo de contacto, mientras que el resto de la clase parece mantener la distancia, aunque es lo que quiero, sigue sin agradarme, me siento estúpida ante mis sentimientos contradictorios.
Mikan se ha acercado varias veces a mí pero la he ignorado, no puedo hacer memoria para saber cuantas veces ha intentado hablarme en el día, a pesar de ello depositó lo que parecía una invitación a una fiesta de cumpleaños, concretamente una fiesta para Natsume.
¿Ella realmente espera que asista?
—Asiste, realmente se ve que quieres ir.—me asusto al escuchar la voz de Ran, la cual había comenzado a caminar hasta la salida del aula.
—Estaremos preparando la fiesta en esta aula—una vez más se me eriza la piel al escuchar la voz de otra persona, Hotaru me miraba de reojo con picardía—tu mente está gritando ''quiero ir, pero sería muy incomodo''.—ella mostró con su mano derecha una pequeña máquina que decía ''lector de mentes''
—¿Has estado leyendo mi mente, todo el tiempo?—la miro mientras que suspiro.
—Incluso después de dejaros a tí y a Natsume a solas en la habitación.—¿por qué lo hace sonar tan mal?
—Entonces, entenderás que no es tan sencillo.
—Si deseas ir ve, puede que no tengas muchas oportunidades de disfrutar de momentos con todos, ¿verdad?—entonces dejo una lista en mi mesa para retirarse, en ella explicaba sus ideas para la organización, junto a una especie de competición para demostrar cual de todos los regalos sería el mejor. ¿El mejor regalo, eh?
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Entré en el aula prácticamente a hurtadillas, todos parecían montar un escándalo entregando sus regalos al invitado estrella, simplemente me camufle al fondo de la clase observando las expresiones de todos, pero sobre todo las de Natsume, el cual se sentía inquieto aunqu feliz por la atención de sus compañeros. Los presentes, uno por uno, sostenían sus regalos entregandolos al protagonista de la fiesta, algunos eran lanzados, otros eran arrojados a sus propios destinatarios, sin duda alguna es Natsume del cual estamos hablando, en cuanto el regalo de Ruka llegó el comenzó a apartarse del grupo, observando como fluía el reloj de arena, no querría admitirlo pero ahora mismo él se ve hermoso, sus cabellos azabache y sus ojos rubíes junto a esa expresión solitaria hacía de él un ser humano que podía ser admirado durante horas.
Mi observación desaparece al ver como Mikan se acerca a él junto a su regalo, una cámara de fotos junto a una tarjeta que todos han firmado. Él está feliz, lo noto, sé que Mikan es diferente a todos los presentes, no puedo evitar sentir una punzada en mi pecho, llevó mi mano cerrada en un puño hasta la zona, apretando hacia dentro con fuerza.
—¡Aina-chan!—la misma voz de aquella que pertuba mi corazón resuena en mis timpanos, hasta ver su expresión alegre, ella sostiene mi muñeca y me obliga a levantarme—¡menos mal que Natsume se ha dado cuenta que estabas aquí!— miro al mencionado el cual esta esperando con una expresión neutral a nuestra llegada—¡saquemos una foto!
Así fue, cuando la imágen fue capturada me separé del grupo, acercándome a la mesa donde había depositado mi regalo, sin embargo, ya no estaba, miró alrededor viendo como el azabache una vez más, se encuentra apoyado en el borde la ventana, esta vez parece sonreír, ambos nos miramos en la lejanía, sin expresión alguna, entonces es cuando el saca del interior de la pequeña bolsa un pendiente de rubí que posee la forma de una gota, su cierre es de plata el cual es delicado y disimulado, Natsume se coloca la joya y me mira de nuevo, leo sus labios que dicen ''conejo tonto''.
No puedo evitar sonreír, a pesar de ello un atismo de tristeza se reflejan en mí, lo sé por la expresión de Natsume al retirarme de la sala.
Soy un conejo tonto y cobarde.
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