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【En multimedia: Aina con ropa informal.】
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Los pasados acontecimientos respecto al secuestro de Natsume quedaron en el aire, cuando recibí la visita del director él no parecía nada preocupado, como siempre apático hacia sus estudiantes, ignoré sus "advertencias" sobre no peligrar mi Alice, «no sería bueno que mi operante favorita fuese capturada».
En este instante nos encontramos en el festival escolar, se está realizando el acto conmemorativo que marcará su inicio, el director portando un traje de gran calidad, dando un discurso aburrido, lo mismo del año pasado, seguramente.
Era incómodo estar en frente de tantas personas sobre un escenario, como si fuese alguien importante, aunque muchos crean eso, realmente se debe a que no saben donde colocarnos, por alguna razón no me sentía del todo mal al saber que no era la única aquí.
Sí, hablo del idiota de Natsume.
Respecto a cabeza de fuego, concretamente el suceso de su comportamiento vicioso en la habitación del hospital, mi mal genio ha comenzado aflorar, incluso estando sentada a su vera en un sitio público no me despreocupo de sus perversos actos, por lo que suelo mirar su comportamiento de reojo.
Me he dado cuenta de que últimamente nosotros tomamos más contacto que antes, por supuesto soy consciente de que esa relación es a causa de haber conocido a Mikan, desde que ella llegó es más fácil acercarse a Natsume.
En el pasado era difícil respirar su mismo aire, tan asfixiante como estar encerrada en una jaula de fuego. Tal vez Natsume, ¿también se siente en una jaula de fuego? ¡Oh! Me pilló mirando de reojo a su persona, disimula, disimula.
—¿Crees que no te he visto, reina?—él ha comenzado a bromear con esa ridícula etiqueta que me han dado los estudiantes de la academia, tan solo para fastidiarme.
—No sé de que me hablas.—pero como ahora soy más habladora, es sencillo debatirlo.
—Has cambiado.—eso me tomó por sorpresa por lo que regreso a mirarlo de reojo, avisto su rostro sereno mirando al frente, pocas veces podías apreciarlo con esa calma.
—¿A qué te refieres?
—Hasta hace poco eras como una muñeca de porcelana, tus ojos siempre vagaban lejos de aquí, intentando parecer intocable.
Miré al suelo, me puse nerviosa sin saber porqué.
—Era imposible saber lo que estabas pensando, no quiero admitir esto pero, desde que Mikan llegó, tú comienzas a mostrar tus emociones más abiertamente.
—Usar una cara de póquer, mantenerme en silencio, o desviarme del camino para no entablar conversación contigo, son cosas que necesito hacer para no meterme en líos.
—Estás hablando conmigo, tú rubia tonta.—lo miro, él me echa la lengua con orgullo, obviamente no suelo ceder ante tal acto.
—Eres demasiado infantil para mí gusto.—miro al frente sin expresión alguna.
—Ni que buscase gustarte.—rechista.
—No debías de pensar lo mismo cuando estaba evaluando la copa de mi sujetador.—lo miro de reojo con mi conocida expresión neutral, obteniendo lo que quería, callar al chico de fuego, él desviaba su cabeza hacia el otro lado, podría jurar ver un leve sonrojo en su rostro, aunque mantuviera su pose de chico malo era consciente de sus emociones.
—Que sepas que me gustan más grandes.
—No tengo la necesidad de ceñirme a tus gustos.
—Me gustabas más cuando estabas callada vagando como un robot sin aceite.
—Cállate, gato idiota.
—Fue hablar, ¿Shiro Usagi? ¿Qué mierda de nombre en clave es ese?
—Como sí el tuyo fuese más original, ¿piensas que no sé reconocer un plagio?
—No te creas importante, no te he imitado en lo más mínimo.—gira su cabeza hacia el otro lado de nuevo, mientras cruza sus piernas.
—Oh, fantástico entonces.—dige mientras imito su acción.
Parecemos idiotas, pero a pesar de ello, este tipo de momentos no los odiaba, recuerdos que tendré de Natsume en donde no tengamos que arriesgar nuestras vidas, ese tipo de ocasiones me hacen feliz, aunque nunca se lo diría.
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No sé como me dejé convencer, si tengo cosas en común con Natsume nombraría, odio los eventos de la academia, sin duda alguna. No tengo recuerdo alguno de no sentirme discriminada por peternecer a los del tipo peligroso, así que no podemos divertimos viendo los Alices siendos expuestos como si fuesen un circo, un mero espectáculo para los del exterior.
Aunque todo eso queda a un lado cuando mi querida amiga, Ran, me trae arrastras a lo que parece ser una simulación del mundo de Aladin versión barata, no obstante, tengo que admitir que no está tan mal hecha, en el fondo. Ran ha tirado de mi brazo hasta retorcerlo para llegar aquí, ahora entiendo porqué, Mikan la obligó.
—¿Con qué eres su esclava?—le digo, mientras la miro con una expresión vaga.
—Sí—afirma llorando la castaña—ella dijo que como había perdido debía ser su esclava.—miro a Mikan la cual se remueve nerviosa en un rincón por mi presencia, ella parece estar vestida de bailarina del desierto, aunque según los de su clase '' es el genio de la lámpar'', bueno todos ellos.
—Te han mentido obviamente—regreso mi mirada a Ran— ¿no ves lo mal que miente la chica sin vergüenza alguna?—señalo a la mencionada mientras que sigo hablando con mi compañera.
—¡Lo siento! ¡¿vale?!—sin apenas darme cuenta tengo a Mikan llorando sostenida a mi pierna derecha, mientras que esparce sus mocos en mi uniforme—¡solo quería que vinieras a probrar nuestro juego!
Suspiro, suelto el agarre de Mikan dejando a la chica en el suelo, me dirigo hacia Tsubasa, el senpai más idiota del mundo entero.
—¿Me puedes explicar por qué dejas que tú kohai engañe a Ran, Tsubasa?—le pregunto con neutralidad, pero sin duda disgustada.
—Lo sé, discúlpame.—sus ojos estaba cerrados con una sonrisa nerviosa, mientras apoyaba las manos en su cadera, este tipo siempre se cree que tiene estilo pero está equivocado, ¿cuándo se lo dirá Misaki?
—¿Ya os conocíais?—pregunta Mikan abriendo su boca formando una 'O', ella se encuentra encima de mi hombro, apoyando su cabeza.
—No soy un mueble.—replico hacia mi compañera, la de dos coletas se remueve en mi cuerpo angustiada por mis palabras, ya saben, esto de tener un Alice que percibe sentimientos ajenos sirve para muchas cosas.
—Llevo años en la academia por lo que podría decirse que vi crecer a Ai-chan.—dice el de la marca de estrella, parecía sentir cierto orgullo, aunque no comprendo el porqué.
—¿Has crecido aquí?—Mikan me revisa como si fuese algo estrámbotico, es cierto que no muchos pueden ''presumir'' de haber nacido aquí, aunque para mí es una desgracia.
—Nací aquí—afirmo, ella emite una especie de brillo especial lo que comenzaba a preocuparme, si cada vez que hablaba de mi pasado se comportaría así, debo preparar mi saco de paciencia—si esperas que hable más sobre mi vida, estás muy equivocada.
—Pe-pero...—musita en la decepción, de nuevo el balbuceo con rostro de cachorro surjen.
—Mikan-chan, ¿no es mejor que le expliques el juego a Aina?—Ran aparece al rescate, simpatizando conmigo, agradezco con la mirada a lo que ella sonrie, a pesar de su gran curiosidad Sakura toma mi brazo y comienza a explicar el funcionamiento del juego.
—Tú serás Aladin, Aina-chan—clavo mi mirada en ella como diciendo ''¿acaso ves que tenga cara de hombre?''—por lo que deberás atravesar el lugar ganando las pruebas que te ofrezcan los genios, porsupuesto cumpliendo sus normas.
Miro a mi alrededor, veo a una multitud de personas de diferentes edades, percibo su curiosidad, emoción, sorpresa, entre ellos noto la mirada carmesí de un azabache junto a su acompañante rubio, ¿qué hace Natsume aquí?
Él me observa con ese rostro que habla por sí solo; ''vete de aquí reina''; ''¿qué haces perdiendo el tiempo aquí''; ''te vas a convertir en una perdedora como ellos''. Era inquietante como ese niño podía mostrar tantos pensamientos en un solo vistazo dirigido a mi persona, o por lo menos es lo que puedo imaginarme.
Decido mirar al lado de los alumnos de la división especial, los cuales captan mi atención ahora, todos parecen extrañamente contentos, ellos traman algo, o por lo menos, esperan que suceda algo interesante. Por alguna razón, siento que se están aprovechando de mí, aunque a estas alturas eso ha dejado de importar.
—¡Las normas son!—Tsubasa me sube en su hombro, sorprendiéndome, noto un aura asesina cerca de mí—uno, está prohibido usar la violencia; Dos armas, en caso de no poder usar tú Alice podrás usar el arma que has escogido en las cajas, si el retador puede usar su Alice, entonces deberás usar primero el arma y a continuación tú habilidad; y por último tres, usa tu arma y tu ingenio para superar el obstáculo que tu genio te plantee para seguir cualificado.
—Quiero irme.—confesé, todos me miraron con tristeza, Tsubasa sonrió.
—Por supuesto si no eres capaz de cumplir la prueba dentro del tiempo límite serás descalificado y te mostrarán la salida de inmediato.
—No me importa.—giré la cabeza ignorando sus palabras.
—Oh, ya veo—dice alargando el 'Oh'—Natsume pasó por aquí y ganó la prueba ¿lo ves allá?—pude ver a Natsume con Yo-chan y Ruka—él dijo que no serías capaz de superar los obstáculos.
Ese idiota ¿cree eso?
—Participaré, bajame.—él obedeció y con una sonrisa me dejó en el suelo, al acercarme a las cajas pude ver a Natsume dirigiéndose ante el barullo.
—La Reina Alice va a participar.—comentó un chico de los presentes.
—¿En serio? ¿Por qué ella participaría en algo así?—le contestó una de las chicas.
Miré a Tsubasa con una de sus características sonrisas, mientras cogías 'el arma', toqué algo extraño con mi mano y lo saqué, empecé a sudar al verlo, estaba vivo.
—Sé que tienes miedo de las ratas y los ratones, así que te traeremos una jaula.—dice mientras comenzaba a reír, estaba completamente paralizada con ese pequeño ratón marrón con ojos negros observándome.
—Maldito desgraciado, querrás esconderte en tu sombra para lo que te queda de vida.—le amenacé, un aura negra provenía de mí, logré mi cometido de hacerlo sentir nervioso y asustado.
—Ya Ai-chan, tranquila.—posiblemente Misaki y él, eran los únicos que me llaman así.
Entregándome una pequeña jaula con el ratón dentro de ella, me adentré en el juego, el decorado no estaba mal del todo, continúe con la marcha hasta que me detuve al ver a Misaki, ella me sonrió.
—¡Hola, Ai-chan!—dice con gran alegría—para poder pasar deberás adivinar cual es real.—dice mientras usaba su Alice de la multiplicación.
Me quedé en silencio mirando para ella, escuché antes de entrar que el tiempo eran treinta segundos, bueno no me llevará mucho. Primero usé el ratón para asustarla como decían las normas, pero no funcionó.
—Misaki—todas las mencionadas me miraron atentamente—¿he oído qué en primaria mojaste la cama, es cierto?—la mencionada comenzó a sonrojarse, sentí la vergüenza de la verdadera Misaki, tocando su hombro—No te preocupes, tu secreto está conmigo nee-chan.
Mientras me llevaba la jaula y continuaba el camino escuché los gritos de Misaki.
—¡Eres malvada!—sonreí, lo sé.
Continúe mi trayecto hasta encontrarme con otro genio de aspecto rechoncho, si no recuerdo mal él tiene un Alice de chistes.
—Para superar la prueba deberás no reírte en los treinta segundos, comencemos.—mostré el ratón, él salió de la jaula surcando los hombros del chico, pero no le afectaron, le ordené regresar a la jaula, me acerqué velozmente hacia el chico modificando sus recuerdos.
—Deberás ir a la salida ya que Tsubasa te está esperando.—él chico obedeció dejando el camino libre, suspiré viendo al ratón, los odiaba, lo único que me reconfortaba era tenerlo en una jaula, durante todo el camino estiraba mi brazo lo más lejos posible para no tener que estar demasiado cerca, entonces me arrebataron la jaula, observé a la chica que atravesaba los espejos.
—¡Hola! ¡Tendrás que quitarme tu arma antes del tiempo estimado!—la miré neutral.
—Claro, pero ten cuidado está vivo—señalé, la chica de los espejos miró la jaula encontrándose con el pequeño ratón, comenzó a tiritar hasta lanzar la jaula lejos, la cual recogí al instante.
—¡Tú y ese maldito niño prodigio son igual de horribles! ¡Lárgate niña frívola!— no tuve que usar mi Alice, que dura, solo le mostré el ratón, ella me señaló el pasillo emitiendo un 'fush, fush' constante, continué con el juego tropezando con el cuerpo de uno de los compañeros de Tsubasa, este estaba sentado en el suelo.
—¡Hola, hola! ¡Bienvenida!—su alma salió de su cuerpo, danzando entre los diferentes objetos—deberás devolver mi alma al cuerpo original en treinta segundos ¿serás capaz?
El ratón no sería útil en esta ocasión, ya que él no paraba de desplazarse de un lado a otro en un ser no físico, por lo que me acerqué al cuerpo original, si él puede regresar su alma al cuerpo eso quiere decir que está en estado de coma ahora mismo, toqué su hombro.
—Tu alma debe regresar a tu cuerpo, ahora—el espíritu fue absorbido por su cuerpo, regresando abrió los ojos mirándome con sorpresa— que tu ente no esté unido a tu cuerpo no quiere decir que estés muerto, tú cerebro sigue activo, tonto.—alargue la última palabra con neutralidad, continuando hacia la siguiente prueba.
Continué con el pasillo, según la chica de los espejos Natsume había participado, ¿habría ganado? seguramente sí, pero ¿por qué él participó? Me detuve al ver una pequeña pizarra colgada en el techo, una voz externa, no visible inició su habla.
—Deberás escribir el resultado en la pizarra antes de que termine el tiempo.
Estaba muy alta no llegaría fácilmente, con mucho temor toqué al ratón una vez más, ordenando su siguiente cometido.
—Eres un ratón entrenado por el circo, lánzate hacia la pizarra y araña el resultado.—el pequeño obedeció saltando desde la jaula hasta llegar a la pequeña pizarra, tapé mi oídos, el ratón arañó el resultado.
—Increíble... puedes continuar.—con un Alice mental siempre debes tener creatividad.
Continué hasta encontrarme con la sonrisa de mí senpai, le miré con molestia.
—¡Ai-chan, felicidades!—se encontraba sentado en un barril—tu ingenio es sin duda digno de ver, siempre has sido muy inteligente.
—Eres horrible Tsubasa, dime tu prueba.
—Pienso que podrás imaginarte de que irá—sonrió de lado, unos focos se encendieron, modificando mi sombra, imposibilitando todo movimiento—debes tocarme antes de que acabe el límite de tiempo, pero como ya sabes mi querida kohai, es imposible ahora.
No puedo usar mi Alice contra alguien que no puedo tocar, así que, toqué al ratón antes de que él pudiera inmovilizarme.
—Destroza los focos.—el ratón saltó mordiendo los cables de los focos distrayendo a Tsubasa, él estaba cerca de mí, lo rocé con la punta de los dedos.
—Liberame.—acotó la orden tirándose al suelo.
—Y pensar que odias los ratones, llevas todo el rato tocando al animal.
—Que lo odie no significa que no cumpla con mi cometido, odio perder—él me miró con seriedad—medidas desesperadas, actos desesperados.
—Eh, Ai-chan—le miré antes de irme—tus misiones, me gustaría liberarte de ellas, has usado mucho tú Alice deberías cuidar de tu cuerpo.
—Tú eres el que me retó—se levantó y se acercó a mí—solo quiero que disfrutes como una niña normal.—sus sentimientos eran reales, pero no podía.
—No soy una niña normal.—miré de reojo su expresión entristecida y me dirigí a lo que esperaba que fuese la última prueba, giré la intersección, encontrándome con una chica de dos coletas.
—Mikan.—pronuncié, ella comenzó a reír con ensoñación.
—¡Bienvenida Aina-chan!—¿no se aburre de estar ahí sentada con el ombligo al aire?
—Me imagino que la prueba será sacarte de la alfombra ¿no?
—¡Muy ágil! Así es, debes hacer que salga de la alfombra antes del límite de tiempo, ¿podrás?
Ella tiene un Alice anulación por lo que puede estar bloqueando mi Alice en este instante, miré al ratón el cual me observaba con ojos diabólicos, podría funcionar.
—No servirá que simules estar enferma como Natsume—él hizo eso, eh...—por supuesto tu Alice no servirá en mí.
—No lo necesito—ella emitió un leve '¿Eh?'—salta ratón.—el ratón marrón se abalanzó a la cara de Mikan pegándose a sus ojos, lo que provocó que cayera de la alfombra de cabeza, se llevó un coscorrón, entregándome la victoria, ella sin duda es entretenida, no pude evitar sonreír levemente.
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Todos me miraron con caras extrañas, entregué el dichoso ratón el cual lloraba por mi abandono, le agradecí con una leve inclinación, pero él continuó con su llanto. Tsubasa me observaba con una sonrisa nerviosa.
—Parece que los de la clase peligrosa estáis hechos para ganar a toda costa, ¿eh?—dice a lo que yo asentí.
—Dame mi premio para que me pueda ir Tsubasa.—él suspiró y me guío a lo que parecía una especie de lámparas.
—Cada lámpara contiene la imagen de uno de los genios, el que obtengas deberá concederte tres deseos.—él parecía nervioso, lo miré intimidatoria mente por lo que él se alteró.
—La lámpara que buscas es esta.—el chico de mi clase que lee las mentes se me acercó con su cara de bobo, realmente parecía estar siempre en las nubes. Natsume y Ruka me observaban atentamente, aunque no sé porqué. Tomé la lámpara en la cual tenía su interior la foto y nombre de Tsubasa, ahora mi venganza se haría realidad.
—Cuento contigo Tsubasa—le dije mostrando la imagen, él cayó al suelo derrotado—serás un gran sirviente, lo espero con ansias.—eché mi largo cabello hacia atrás.
—¡Aina! ha sido genial, fue muy divertido que hayas llevado ese ratón.—Ran no sabe lo que es divertido de verdad, esta niña...
—'La diversión habría estado en ver como Natsume hacía sus pruebas'—el chico que lee las mentes había representado mis pensamientos, el mencionado me miró atento, no podría interpretar sus sentimientos ahora—'realmente desearía tener un Alice elemental para quitar sus ganas de curiosear en la mente de otros'.—pronunció temblando, yo me retiré.
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Al día siguiente, decidí llevar conmigo a mi nuevo sirviente Tsubasa conmigo, Misaki y Ran nos acompañaron por todo el lugar, me impresionó ver tantos lugares extraños, en la zona de artilugios había grandes robots, algunos flotantes haciendo publicidad, u otros indicando direcciones, llegamos hasta lo que parecía ser la tienda de Imai Hotaru, la cual tenía un gran letrero indicando eso.
—¡Aina! ¡Es un pingüino!—Ran estaba entusiasmada por la forma de la tienda, la cual se asemejaba a su animal favorito—¡Tenemos que entrar!
—Vamos Tsubasa.—le ordené, él tenía un traje de mayordomo, pensé que sería divertido.
—Sí, Aina-sama.—lleva un buen rato usando la muletilla que le indiqué, es divertido, además Misaki se lo pasaba bien riéndose de su desgraciado ser.
—Es lo que mejor que he visto en años, bien hecho Ai-chan.—me felicitó palmeado mi cabeza, a lo que asentí conforme.
Al adentrarnos múltiples y extravagantes artilugios estaban organizados por precios en diferentes estantes, Imai sabía como usar bien el marketing, había visto varios robots voladores que nombraban su tienda, la vi revisando algunos robots, me acerqué a ella curiosa.
—Imai—ella me miró, hizo un gesto como saludo—has hecho un buen trabajo con la tienda, te felicito.
—Gracias, necesito llamar la atención de algún CEO para que contraten mis servicios—asentí, Tsubasa, Ran y Misaki se reunieron de nuevo conmigo escuchando nuestra conversación.
—¿Qué es ese anillo?—pregunté, ella lo miró y me devolvió la mirada.
—En realidad, eres perfecta para él—no comprendía, mucho menos su uso—necesito alguien que lo pruebe, además eres una persona de la clase peligrosa, te puede ser de gran utilidad.
—¿Para que sirve?—le pregunté curiosa.
—Su principal cometido es controlar los límites de una persona, cuando la joya brilla por completo se activa aplicando unas vibraciones por todo el cuerpo que son enviadas al cerebro estimulando las conexiones neuronales aliviando los músculos adoloridos.
—¡Eso es genial Aina!—exclamó Ran feliz, asentí.
—Imai sin duda eres un genio.—le alagó Tsubasa, a lo que Misaki aisntió.
Esta chica era increíble, creando cosas como estas se volverá millonaria, cuando regresé mi vista a ella sus ojos parecían brillar con el símbolo del dinero, sin duda quiere algo a cambio.
—¿Cuánto cuesta?—pregunté, ella tomó mis manos y me entregó el anillo.
—Es gratis, pero necesito que seas mi sujeto de pruebas, ¿lo harás?—asentí no perdía nada, ella arregló un papel como contrato, lo firmé y unimos nuestras manos.
—Estas dos son muy extrañas...—comentó Misaki.
—Bueno los raros se llevan bien entre raros ¿no?—dice Tsubasa con una sonrisa, ella suspiró imitando su gesto.
—Me alegro de que Aina se lleve mejor con nuestros compañeros.—Ran se acercó a nosotras con una sonrisa.
—Bueno, ella no es una idiota como una que conozco.—dice Hotaru con una expresión de cansancio.
—¿Hablas de Mikan-chan?—preguntó Ran, ella asintió—ella es un muy buena ¿por qué?
—Ser buena y estúpida no va relacionado Kobayashi-san.—le contestó la de ojos violáceos, asentí.
—Bu-bueno, pero Mikan-chan es muy divertida ¿verdad Aina?—miré hacia otro lado y asentí, realmente era cierto, sentí felicidad por parte de los presentes, sin entender la razón.
—Aunque una cosa y la otra, no van relacionadas—le dije, ella sonrió nerviosa—nos vamos, gracias por el anillo Imai.
—Hotaru, está bien—de nuevo el símbolo del dinero en sus ojos—ahora somos socias.
—Oh, si...—ella da miedo cuando tiene un objetivo.
—Adiós Imai-san, gracias por los dulces reductores.—ella sonreía malévola, ¿dulces reductores?
—Ya me dirás los resultados.—cuando ella sonríe no me trae buenas sensaciones.
—Adiós Imai.—se despidieron Tsubasa y Misaki, cuando estaba dispuesta a irme y el resto estaban algo más lejos Hotaru me frenó.
—Una última cosa—la miré—te agradezco que hayas ayudado a la idiota de mi amiga, aún a costa de tu vida.
—¿Es por eso que creaste el anillo?—ella no es para nada sincera, eso ciertamente es lindo.
—Te debía una, si funciona habré saldado mi deuda, a pesar de ello, espero que sea últi para tí, no me gustaría que una compañera que es importante para Mikan sufriese.
—¿Sabes acerca de mi condición?—pregunté, ella asintió con su expresión habitual.
—Un Alice que acorta la vida, como el de Hyuga Natsume, ¿debe ser duro, verdad?
—Lo es, gracias por el anillo Hotaru.—a mi cuerpo llegó sus sentimientos, gradecimiento, sorpresa...
—No me importaría tener una socia como tú, en cualquier momento.
—¿Quieres que seamos amigas?—ella me miró, aprecié su sorpresa por seguramente 'conocer su idioma en clave'.
—Me parece bien, de todas formas ambas ganamos.—asentí, despidiendome de ella, para reunirme con el resto.
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Nos adentramos en lo que parecía ser una cafetería, todo parecía el mundo de los dulces, colores pasteles por aquí y por allá, pero realmente me gustaba este estilo, me recordaba al cuento de Alicia.
—Debes estar encantada, ¿verdad Aina?—asentí, admiraba al hermoso ser que había creado este espacio.
—Así que te siguen gustando este tipo de cosas, eh...—los comentarios de Tsubasa siempre estropreaban mi humor.
—¿Quieres que te borre la memoria, sirviente idiota?—lo miré amenazante, él negó con la cabeza rápidamente.
—Venga Ai-chan, no hagas caso a las estupideces de Tsubasa, vamos a sentarnos.—mi opinión sobre Misaki era completamente diferente, ella era bonita, amable, atenta conmigo, sobre todo no me hacía enfadar.
Seguimos a Ran la cual había encontrado a una de nuestras compañeras de clase, para mí desgracia, nuestra mesa estaba justo al lado del extraño grupo formando por Natsume, Ruka y Mikan. ¿Qué diablos hacía ella con esos dos?
Natsume me miró, Ruka se giro para ver cual era el alboroto, por supuesto Ran estaba entusiasmada por ver a su linda amiga de cabellos rosado, Anna, vestida de forma tan llamativa. Por supuesto, Mikan se me avalanzó al instante, abrazandome, en serio se toma demasiadas confianzas.
—¡Aina-chan! ¡Me alegro tanto de verte!—ella se reposó en mi pecho, abrazandome con más fuerza.
—Tsubasa.—él suspiró, despegando, literalmente, a Mikan de mis pechos.
—¡Tsubasa-senpai! ¡Tú también estás aquí!—él sonrió nerviosamente.
—Bueno, tengo que cumplir mi deber como genio.—ella emitió un 'Oh'.
—Él es mi sirviente.—añado, ella asintió.
—¿Por eso haces cosplay?—me encantaba esta niña.
—Se supone que está sirviendo a una reina, por eso está vestido así.—Misaki interviene palmeando mi cabeza.
—¡Misaki-senpai!—dice la de coletas—¿por qué estás tu aquí?—sentí como la de cabellos rosados miraba para mí, observé el suelo levemente.
—Bueno, nosotros siempre hemos pasado tiempo juntos.
—¿En serio?
—Desde que llegamos a la academia hemos estado juntos, por eso Ai-chan es como una hermanita menor para mí.—le explica mientras se coloca detrás mía usando mis mejillas para jugar con ellas, estirandolas y creando muecas.
—Eso es genial, ¿cómo se conocieron?—pregunta Mikan aún más entusiasmada.
—Oh bueno, en mi caso conocí a Ai-chan cuando Tsubasa la trajo a la clase especial en un día lluvioso, estaba realmente empapada, ¿cierto?—dice mientras apoya su cabeza en la mía, miro hacia un lado evitando el tema.
—Entonces, Tsubasa-senpai—se dirigue a él alegremente—¿cómo conociste a Ai-chan?—él me mira nervioso y sonríe a Mikan.
—Tal vez te cuente otro día—se acerca a mí—ahora la reina querrá comer algo, ¿cierto?—me guiña un ojo, asiento, todos nos sentamos en nuestras respectivas mesas, notando las miradas de los chicos de la contraria.
—Ella es curiosa hasta decir basta.—me encuentro sentada encima del regazo de Tsubasa, como la reina que soy.
—Bueno, no puedes culparla, ella quiere ser tu amiga.—me encojo en su regazo, ella quiere ser mi amiga, eh...
—Chicos aquí tienen sus tartas y el té—dice Anna mientras posa respectivamente el menú en la mesa.
—Yo no pedí nada, aún.—dije, ella me miró con una sonrisa, siempre ha sido muy tierna según mi opinión.
—Bueno, Ran-chan ha pedido por todos vosotros.—miramos a Ran con ojos vagos, ella se rascó la cabeza suavemente, entonces la chica se dirigió a la mesa de al lado, miré mi pastel y el deTsuabasa.
—Ran—ella se alarmó—¿podrías decirme por qué mi pastel parece querer matarme?
—Bu-bueno, seguramente Anna-chan se confundió de nuevo con algún ingrediente.
—De nuevo...—musitamos los tres.
—No quiero ofender a tu amiga, pero debo rechazar ese pastel.—dice Misake a Ran, mostrando una sonrisa de disculpa, ella se veía algo triste.
—No te preocupes Ran, el pebleyo se las comerá, ¿cierto sirviente?—miré a Tsubaki con un gran presión, él negó constantemente mientras alzaba la tarta hacia él.
—¡Me niego! Quiero salir vivo de este lugar ¿sabes?
—¿Acaso eres un niño? ¡Sé un hombre y come los dulces!—exclamé molesta, él seguía negándose hasta que escuchamos un estruendo a nuestra vera. Pude ver como Natsume dejaba una tetera en el mueble con mantel blanco, mientras se marchaba trás los gritos de Mikan.
—Nos vamos.—ordené, todos me miraron confusos, cuando salimos del lugar me acerqué hasta Natsume tocando su hombro, el me miró confuso.
—Toma, los compré el otro día.—le entregué las pastillas que me recetaron para mi dolor de estomago.
—¿Por qué haces esto?—preguntó, alcé los hombros.
—Me siento contagiada por esa chica, o eso creo...—miré al suelo—simplemente ponte bien gato.
—Tonta.—le escuché pronunciar, mientras me iba.
Al regresar, mandé a Tsubasa que ma cargara en su hombro hasta la siguiente atracción.
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Mostramos el arco del festival cultura, ¿se pondrás las cosas interesantes?
—Kana
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