Capítulo 3

https://youtu.be/vv5zgsZT2u8

Michael y Stan se decidieron a ir de nuevo hacia aquella zona del bosque donde se había perdido el rastro de Andy, es decir, donde habían encontrado su celular.

Quizá ahora podrían ver algo más, notar algo distinto que la vez anterior hubieran pasado por alto. Michael seguía sin poder creer que Andy hubiera estado tan afectado sin que él se diera cuenta. Se preguntaba una y otra vez cómo podría haberlo ayudado, qué podría haber hecho para que le explicara lo que le ocurría. Todos esos pensamientos lo atormentaban y no le permitían dormir bien.

Llegaron a los límites del bosque por la mañana. El lugar era poco transitado, aunque había una carretera cerca. No parecía haber nada inusual, nada alterado o raro. Caminaron en silencio, observando el suelo, los troncos de los árboles cercanos, un par de bancas antiguas que habían quedado olvidadas. La atmósfera, sin embargo, parecía densa, pesada.

Stan estaba preocupado por su amigo. Parecía perdido en sus pensamientos. Le preocupaba que fuera a deprimirse, quería ayudarlo, pero además de servir como apoyo en su investigación no sabía cómo. Michael se estaba volviendo muy callado.

Mientras observaba unas fotos que mostraban exactamente cómo y dónde había sido ubicado el celular de Andy, a Michael le pareció escuchar algo. Primero pensó que era el viento, pero luego se dio cuenta que era más bien un susurro. Sabía que no era la voz de Stan, se oía más como la voz de una niña pequeña. No entendía qué estaba pasando, levantó la vista, miró hacia los lados, pero no lograba ver de dónde provenía la voz. ¿Acaso se estaba volviendo loco? Pensó que podría ser por la falta de sueño, pero el susurro era persistente. Miró a Stan, pero él no parecía escuchar nada nuevo. Entonces, pasó de ser un susurro tímido y apenas perceptible a una voz inquietante. Aún no entendía bien lo que decía, pero ahora le pareció notar de dónde venía y para seguirla, tendría que adentrarse en el bosque...

Stan estaba revisando aquellas bancas antiguas porque había algunas frases talladas en la madera, hasta ahora no había encontrado nada interesante, pero seguía revisando.

Michael empezó a caminar hacia el bosque, primero despacio y sin hacer apenas ruido, pero como la voz se iba haciendo más cercana, de repente empezó a correr hacia ella.

El sonido de las ramas y hojas que hizo Michael mientras corría, alertó a Stan, quien en ese momento notó que Michael ya no estaba cerca, de hecho, a pesar de poder escuchar sus pasos, no lograba verlo. Pensó que quizá había alguien o algo que lo había alertado y de inmediato fue tras su amigo, preocupado. Empezó a llamarlo, pero Michael no respondía. De repente Stan se encontraba avanzando al bosque, completamente desorientado, confundido.

Michael por fin parecía entender lo que la voz decía: "Es por aquí, ven, es por aquí". Encontrar el origen de esa voz se volvió de repente algo necesario, indispensable. Avanzaba incluso en medio de ramas que lo golpeaban y arañaban, pero no sentía dolor. Era como si una fuerza mucho mayor que él lo estuviera atrayendo.

Stan se sintió mareado. De repente, le zumbaban los oídos. No entendía qué estaba pasando o hacia dónde había ido su amigo. Ni siquiera entendía por qué, pero empezó a sentir angustia, como si fuera un niño pequeño que se pierde entre una multitud.

Michael había seguido avanzando, le parecía que el tiempo se había alterado, era como si hubieran pasado horas desde que había empezado a correr, ahora ya no sólo escuchaba la voz, le había parecido ver un par de veces algo delante de él, primero pensó que era un ave, pero por la forma que se movía, no podía serlo, además si fuera un ave, no parecía tener cabeza.

Stan estaba asustado y se dejó caer de rodillas. Justo en ese momento, de las hojas se movieron varios insectos negros que lo asustaron bastante, pero no tenía fuerzas para alejarse de ellos. Levantó los ojos al cielo, tratando de calmarse.

Michael por fin pudo ver de cerca aquella forma que se movía frente a él, no era un animal, era un pedazo de tela, pero no cualquier tela, era un pedazo de la chamarra roja que llevaba Andy el día que desapareció. Cada vez que intentaba alcanzar la tela, un viento parecía impulsarla, como si fuera una ligera pluma. Empezó a gritar desesperado. Entonces, el pedazo de tela se alejó, impulsándose hacia arriba, Michael lo seguía con la mirada. Un viento pareció desviar al pedazo hasta un claro, donde parecía haberse quedado quieto, por fin. Michael avanzó despacio, mirando fijamente la tela. Entonces, cuando por fin la levantó, estaba cubierta de gusanos, lo que hizo que la soltara. En el suelo, la tela se deshizo en un charco de sangre y desapareció. Michael entonces se acercó al lugar donde había caído la tela y encontró algo en el suelo, cubierto de hojas.

Stan apareció de repente, gritando el nombre de su amigo. Por fin lo había encontrado y se sentía aliviado, pero notó que Michael estaba muy pálido y parecía alterado. Notó que llevaba algo en las manos. Se acercó a ver qué era: se trataba de un objeto metálico, un llavero con una foto de Andy y Michael, tomada hacía unos años. Detrás del llavero, había salpicaduras de lo que podría ser sangre. Y eso no era todo: justo debajo de donde Michael había levantado el llavero, había una piedra no muy grande, casi plana, en donde estaba escrita una palabra: "Slenderman".

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