Capítulo 3: La chica de mirada muerta

Fue en cuestión de minutos que atravesamos el puente Blackfriars con dirección al Shakespeare Globe.

El Shakespeare Globe era un lugar muy fácil de divisar en la lejanía. Su estructura circular y sus paredes blancuzcas destacaban de entre los edificios modernos de la zona y era como si se hubiese quedado atrapado en los confines del tiempo.

Mi gusto por los libros me había hecho devorar también las obras de William Shakespeare, pero nunca las había visto siendo actuadas en las tablas. Era un caso de asesinato, pero al mismo tiempo tenía la curiosidad de conocer ese sitio como si yo fuera un niño abriendo su primer regalo en la vida. Supongo que esa debía ser la sensación que Sherlock tenía cuando podía vislumbrar la resolución de un caso, ya fuera extremadamente fácil o muy difícil.

Lo suponía, porque él era muy hermético conmigo e inclusive con John con quien llevaba más años trabajando.

Bajamos del taxi y Sherlock nos señaló la entrada con una sonrisa en los labios.

—Veo que nuestra mañana será bastante productiva...

—Sólo tú te pones feliz por un caso así...—Pude ver como John masticaba esas palabras, sabía que su amigo no dejaría de alegrarse de la tragedia de otros, aunque le rogase que no lo hiciera.

—Creo que ya perdí la cuenta de las veces que me has dicho eso...—Arregló el cuello de su abrigo y luego me miró como esperando un comentario de mi parte, mi respuesta fue un breve suspiro.—Y Stanley opina igual que tú...Así que mejor caminemos o perderemos de vista a esa tal Lari Scott...

Y sin más palabras contemplamos la bandera con el nombre del lugar ondearse con la fuerza del viento frío del otoño y entramos con paso seguro a las instalaciones.

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El personal nos indicó lo mismo que había dicho Greg, que esa chica se encontraba en el escenario practicando, así que no perdimos el tiempo y fuimos a su encuentro.

El escenario era completamente de madera y parecía que estábamos frente a un lugar donde podríamos toparnos al mismísimo Shakespeare y luego nos desearía un buen día. Fue ahí que notamos la silueta de una joven mujer en un vestido entallado y de color negro. Ella extendía sus brazos y hablaba con una voz suave como seda, pero al mismo tiempo, fría como el primer copo de nieve del invierno.

—¡Nunca habrá de ver el sol ese mañana! Tu rostro, mi señor, es como un libro donde el hombre puede leer extrañas cosas. Para engañar al mundo, toma del mundo la apariencia; pon una bienvenida en tu mirada y en tus manos y lengua; procúrate el inocente aspecto de la flor pero sé tú la víbora que oculta. Habremos de atender al que ha de venir y tendrás que...

Sherlock aplaudió de la nada, lo que hizo que ella se detuviera y posara su mirada en nosotros tres y apareciera una sonrisa traviesa en sus labios.

—Veo que los rumores de que el gran Sherlock Holmes venía a verme eran ciertos y me siento honrada de que alguien como usted quiera verme...

Ella bajó de la tarima y pudimos verla con mucho más detalle.

Cabello lacio, negro y puesto en un moño sobre su cabeza.
Labios delgados y casi invisibles si no fueran por una pintura labial rosa que hacían imposible no posar su mirada en ellos.
Y sus ojos...Nunca había visto unos ojos así...
Eran atrayentes, sí, pero...
Su mirada...Sus ojos no eran la ventana del alma, sino de la misma perdición...

Ella caminó con total tranquilidad hacia nosotros e hizo una seña con la mano para que la siguiéramos.

Sherlock la miró sin una expresión en su rostro mientras caminaba a su lado, dejándonos a John y a mí atrás.

—A veces estar aquí me hace llegar a sentir casi claustrofobia...Si gustan podemos hablar en el Swan, es aquí mismo...Hay una deliciosa comida y la vista es preciosa...

—Ya comimos...

—Excelente...Yo también ya lo hice...

John suspiró cansado y no entendí para nada las palabras que susurró mientras rascaba su frente.

—Estoy sintiendo un terrible deja vú...

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El lugar era bastante amplio y pudimos sentarnos en un lugar que daba con las largas ventanas, la señorita Scott prefirió darle la espalda a la hermosa vista al Río Támesis, haciendo que la luz del sol cayera sobre su cabello recogido, mostrando un tono levemente más claro.

—¿Café? ¿Té?—Hizo una seña y el mesero se acercó a nosotros.—Si quieren salirse de lo ordinario pueden tomar un Love potion o Tea party...—Señaló el nombre del trago con su dedo y sonrió.-Mi favorito es el primero que les dije...

—Todos tomaremos el té que sea de la casa...—Murmuró John ojeando el menú y entregándoselo al otro hombre, yo tuve que toser para hacer notar que el té no era de mi agrado.—Olvidé que no tomas té, Stanley...

—Un chico inglés que no es fanático del té...—Ella posó sus ojos castaños en mí y me sentí sumamente incómodo.—Interesante...¿Y qué desea tomar del menú? No hay respuestas érroneas...

Miré el menú y me llamó la atención la opción de Love Potion, este cóctel podía tener té Earl Grey pero al mismo tiempo tenía vino prosseco, al igual que miel.

—El Love Potion suena bastante bien...—Murmuré al mesero mientras arreglaba mis anteojos, tratando de ordenar mis ideas y evitar el contacto visual, logrando que ella volviera a posar su mirada en Sherlock.

—¿Y bien? ¿En qué puedo ayudar al Detective Consultor Sherlock Holmes?

—¿Conocía a Arthur Garland de forma íntima?—Él simplemente le dedicó una mirada de sospecha.

—Sherlock...—John comenzó a hablar para evitar problemas, pero la risa de ella no se hizo esperar.

Una risa hueca...

—Amo que las personas sean directas conmigo...—Ella le guiñó el ojo y soltó su moño, mostrando una larga cabellera que le llegaba hasta por la mitad de la espalda.—La vida es más divertida si todos fuéramos como usted, Señor Holmes...Decir lo que pensamos, no adornarlo con palabras bonitas ni pensando en el qué dirán...

—¿Es eso un sí?—Él la miró fijamente y ella no pudo evitar sonreír seductoramente.

—Si es tan bueno como me han dicho...Puede saberlo con sólo ver como sonrío o respiro...—Ella apoyó la mano sobre su barbilla y entrecerró los ojos.-Soy un libro abierto, dispuesto a que cualquiera me lea...

No pude evitar toser mientras que John optó por rascar su nuca incómodo, era casi como si esa joven quisiera coquetear con los tres al mismo tiempo, siendo Sherlock su principal objetivo.

—Pues ya la leí, Señorita Scott...—Sherlock se acomodó en su silla imperturbable.—Fue una lectura sumamente corta...Como el resumen de un libro...Leí lo que tenía que leer...

—¿En serio?—Ella suspiró maravillada.—La gente me conoce bien luego de unas copas...Usted ya me conoce y ni siquiera han llegado las bebidas...Y hablando del diablo...—En ese momento el mesero apareció y depositó la bandeja plateada con una tetera de cerámica con dibujos monocromáticos y con dos copas con un líquido color rojizo.—Por favor, sírvanse...—Volteó su mirada hacia mí mientras levantaba su copa.—Salud, Stanley...

Ella dio un largo sorbo de su copa mientras no dejaba de posar sus ojos en mí, lo que hizo que yo volviera a toser mientras que Sherlock arqueaba una ceja en desaprobación.

—Supongo que ese tatuaje se lo hizo junto a Arthur...¿Pero por qué?—Él la miró sonriente mientras juntaba las manos frente a su rostro.—¿Complejo de superioridad?

Ella rió y esta vez miró con detalle a John que daba un sorbo a su té y le guiñó un ojo, él la miró con cara de soy el doble de tu edad, olvídalo.

—Arthur era el que se creía superior...—Mostró su dedo anular de la mano izquierda donde había una corona/tiara tatuada.—Yo quise hacerme este tatuaje como un amuleto para obtener el papel de la obra en la que participo...Él simplemente me siguió y tuvo el atrevimiento de ponerse la corona de rey y King en su otra muñeca...

—¿Y eso la molestó?—John fue el siguiente en hablar, yo me centraba en dar largos tragos y oír lo que ella decía.

—¿Cómo para matarlo?—Ella simplemente suspiró.—Jamás mataría a alguien por quererse poner un tatuaje tan excesivamente revelador...—Dio un sorbo a su trago y chasqueó la lengua contra sus dientes.—Me arrepiento de haber dormido con él...Pero lo pasado es pasado...

Saqué mi libreta y ojeé mis notas mientras seguía tomando, lo que hizo que ella riera.

—Sigue usted...¿Qué desea saber?

—Lady Macbeth, ¿verdad?—Sonreí levemente mientras recitaba su diálogo ante la cara de sorpresa de John y la cara de templanza de mi mentor.—"Habremos de atender al que ha de venir y tendrás que dejar que sea yo quien se ocupe esta noche de nuestro gran proyecto que dará a nuestros días venideros y a todas nuestras noches absoluto dominio soberano, y el poder."

—Un conocedor de Shakespeare en Scotland Yard...Qué grata sorpresa...—Ella acomodó su cabello con su mano.—Un actor frustrado, ¿quizás?

—Un lector ferviente...—Murmuré cerrando mi libreta de apuntes.—Es curioso que haya recitado esa parte cuando sabía que llegaríamos...

Sherlock no pudo evitar sonreír satisfecho ante mis palabras, John parecía algo extraviado por la conversación.

—Macbeth trata de tragedia...¿Soy una asesina al decir mis líneas?—Ella cambió su mirada a una más seria.

—El mundo raramente es perezoso...—Sherlock murmuró eso mientras tomaba su té.—Y por eso las coincidencias no existen...

Lari Scott extendió sus muñecas frente a él y volvió a su mirada juguetona.

Arrésteme y arroje mi llave lejos...

—Sería muy perfecto para ser cierto...—Rió de forma socarrona mientras permanecíamos callados.—Pero no en la forma que usted cree...

—¿Entonces qué piensan hacer conmigo?

—Terminar nuestras bebidas y luego ir al Barts por unas pruebas...—Él le sonrió y ella entrecerró sus ojos.

—¿Puedo cambiarme antes de irnos? Una actriz siempre debe mostrar su mejor lado si algún paparazzi aparece...

—No, si es necesario hacer pruebas...—John sonrió levemente.—Puede que haya adn muy sutil...Y si quiere comprobar su inocencia, le sugerimos que vaya como está...

—Vaya, vaya...-Pasó juguetonamente su dedo sobre la orilla de la copa.-Espero que usted sea el que me revise, Doctor Watson...

—Y yo le aseguro que no será así...—Bufó él ante la sorpresa de todos y de Sherlock que no pudo evitar sonreír por el comentario tan no John.

—Y me dijeron que sólo Sherlock Holmes hablaba así...—Dio un último trago y sonrió.-Los hombres como ustedes son de mi tipo...Los que sean un reto para mí...Arthur me temo...Era sólo acción y menos palabras si saben a lo que me refiero...Pero mi debilidad fueron sus encantadores ojos color miel, porque había locura en ellos...

—Como sea...—Sherlock se puso en pie e hizo señas para que nos levantáramos de nuestros asientos, siendo ella la única sentada.—Hay que irnos...

—Hay que pagar primero, Sherlock.—John le hizo notar ese detalle, pero fue ella la que contestó.

—No se preocupen...Yo me encargo...—Ella sacó una chequera, escribió algo en ella y le entregó el cheque al mesero.—No se diga que los tiempos han cambiado y una mujer no puede invitar a un hombre...

—¿Gracias?—Murmuré sin querer, ella rió divertida.

—Tienes un lindo cuerpo, pero eres sólo un pequeño gorrión, Stanley...—Ella se acercó a mí y ajustó mi corbata gris, haciendo que su respiración chocara contra mi cuello, lo que hizo que mi cuerpo temblara.—Debes dejar a tus queridos papás y volar del nido...

—Por milésima vez...¡No soy gay!—Gritó John consternado ante la mirada de los curiosos.

—Y eso no es relevante para el caso, John...—Murmuró él mientras volteaba a verla.—Es tiempo de irnos, Señorita Scott...

Ella soltó mi corbata sonriendo divertida y avanzó hacia la salida, adelantándose para que pudiéramos ver sus caderas contonearse.

—Síganme...Puedo llevarlos al Barts en mi auto y así no gastan en lo que sea que ustedes viajen...

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El Barts como todos lo conocemos estaba implecable como siempre, lo que hizo que nuestra llegada en ese mini cooper de color violeta no pasara desapercibida, en especial por aquella chica de cabello castaño recogido en una cola de caballo y ataviada en una bata blanca que jugueteaba ansiosa con sus dedos.

—Buenos días, Molly...

La voz de Sherlock hizo que ella se sonrojara fácilmente ante ese breve saludo, pero fue por poco tiempo al ver que Lari Scott bajaba de su automóvil usando lentes oscuros y se acercaba a él sonriente como actriz en alfombra roja.

—Tremendo edificio...Digno para una película...

Ella miró a Molly y le sonrió amablemente ante la sorpresa de todos.

—Supongo que eres la que me hará las pruebas...Molly, ¿cierto?—Puso su mano en la barbilla de ella.—Tienes buena estructura ósea y bello cutis...

—¡G-gracias!—Las mejillas de Molly se tornaron nuevamente rojas mientras jugueteaba con su cabello, me vio a mí y a John y optó por toser para cambiar de tema.—Vamos al laboratorio, ya tengo todo listo para las pruebas...

—John, adelántate con Molly y con la Señorita Scott...Debo hablar con Stanley...

—De acuerdo...

John afirmó extrañado con la cabeza mientras nos dejaban atrás.

-Supongo que tienes tus deducciones y quiero ver si estamos en la misma página...—Su mirada heterocrómatica se hacía más notable por lo soleado del día, esa era la mirada de quien sabía que cada palabra, cada pensamiento era esencial en su trabajo.

—Sí las tengo...

—Seré claro con lo que preguntaré porque sé que estamos a contrarreloj con el caso...¿Ella es culpable o inocente?

Sé que mi respuesta sonaría como una locura, pero las palabras que Lari Scott me había dicho antes aún surcaban por mi mente.

//No hay respuestas erróneas//

—¿Ella es culpable o inocente?—Él me volvió a repetir y supe que debía decir mi respuesta, la que mi cerebro decía que estaba bien.

—Ambas...

Y sólo pude ver como Sherlock sonreía satisfecho por mis palabras mientras levantaba el cuello de su garbadina y avanzaba a la entrada con paso decidido y seguido por mí.

—El juego comienza...

Continuará!

Notas de la autora: Gracias por tomarse su tiempo para leer este capítulo! Otro cap y aparece la misteriosa Lari Scott.

¿Qué pasará en el capítulo que sigue?

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