Capitulo 5. Me iré contigo

Domingo 15

Después de sepultar a Alex, todos se marchaban y se condolían junto a sus familiares mientras se despedían.

Mientras todos se marchaban y no quedaba nadie sentado en las sillas, Aslly aún continuaba sentada en las primeras filas con su cabeza cabizbaja. Luego poco a poco empezó a llorar, y se pudo una mano en su frente. El padre de Aslly estaba allí. Se le acerca y toma asiendo a su lado. Guardó silencio mientras Aslly lloraba. Luego de unos minutos así, el padre de Aslly se inclina a delante mientras frotaba sus manos, dijo:

—¡Sé, que he sido un mal padre…!

—¡Ya nada me importa! ¡Ni lo que digas ahora, ni lo que dirás después!

Gritó Aslly enojada con él. Se levantó y le miró a los ojos. También su padre le miraba.

—¡Los amaré siempre! ¡Aunque antes los odie!

Se marchó, y su padre le miró desde su asiento. Luego suspiró bajando su mirada.



En la vida nada es para siempre. La felicidad, la tristeza, el sufrimiento, el amar a alguien, y verlo siempre hay a tu lado. Solo puedo recordar aquellos momentos, cuando solíamos venir aquí, y mirar las estrellas; la luna, los fuego artificiales, las luces de los edificios; no sabía que la ciudad desde allí era tan maravillosa por las noches, era como un mundo de fantasía al mirarlas desde allí. De aquel lugar me enamoré aún más, y más del ser que me enamoré como jamás lo hice antes. Donde también sentía el aire fresco de las noches,  donde mi pelo flotaba y mi cuerpo volaba con mis brazos abiertos.

Aquel hombre, lo amé. Siempre estábamos allí, en el salto de “la Calavera” desde ese momento me encantó mientras estábamos los dos parados detrás de las barras de aquel precipicio donde yo estaba delante de él con mis brazos abiertos en par en par mientras él estaba detrás de mi agarrándome las manos. Creíamos que volábamos. La brisa, lo hacía parecer así.

Ahora estoy allí, enfrente del salto. Abrí mis brazos como antes solíamos hacerlo, cerré mis ojos y una lágrima corrió por toda mi mejilla. En este momento solo pasa por mi cabeza todo lo que vivimos juntos y, lo que no he contado en esta historia. Y, todas aquellas palabras que nos dijimos antes se incrustaron en mi corazón. Y, jamás las olvidaré dónde quiera que estés, la recordaré… solo por última vez: “Si algún día me faltas, yo, te seguiré. A dónde tu vayas, también iré”

—¡Espérame! Así como dijiste en tu último mensaje de texto.

Dijo Aslly del otro lado de las barras, con sus brazos abiertos, lloraba. Luego cerró sus ojos.

Un hombre caminaba cerca del río recolectando latas. Las latas que recogía la echaba en una funda de plástico transparente.

—¡Aquí he, he, reco – recolectado más, más la – lata que antes! ¡Más la – lata, más, más dinero. ¡Je je!

Decía un tartamudo.

Aslly se deja llevar por el viento de allí y se va desplazando hacia delante. Se deja caer. En minutos que caía, pensó:

“Nadie, jamás hará lo mismo por mi; solo tú. Ni ningún hombre hará lo que tu hacías por mí… así que, iré contigo.” “Para que…”

Golpeó el suelo.

El hombre tartamudo al escuchar el golpe se da vuelta y se espanta al mirar lo que fue.

—¡Oh, Dios mío! ¡Oh, oh Dios! ¡Haya ya yh!

Decía nervioso.

No todos amaba como dicen cuando están frente a frente con el amor de su vida. No todos se sacrifican por otros. No todo el que expresa palabra las cumplen. No todos… están dispuestos a seguir a alguien por amor.

A la hora de la verdad, el perro se vuelve gallina, el León en oveja y el águila en una paloma. Amar es cosa de todos. Pero, hacerlo desde el corazón es decisión de unos pocos.

¡Gracias por leer esta corta historia! ¡Espero que lo hayan disfrutado!

FIN

La policía, ambulancia, forenses y agentes de investigación estaban en el “Salto de la Calavera”, cada uno hacia su trabajo en sus dichas áreas.

—…Yo no vi nada. Solo, estaba re – recogiendo algunas la – latas desechables y, y luego detrás de mi, mi, escuché el “pum", y hay vol – voltie y…

—¡Ya, ya, ya! ¡Esta bien amigo! ¡Tranquilícese! ¡Gracias por esa información!

—¡Si! ¡Si!

Le preguntaban los agentes al tartamudo. Algunos forenses hacia el levantamiento del cuerpo. Algunos recolectaban pistas de lo sucedido.

Mientras llevaban el cuerpo a la ambulancia, un comisario se levanta de su auto mientras lanzaba la colilla de su cigarrillo a un lado. Cuando lo hubo hecho, le hace detener y se acerca al cuerpo. Le desenfunda el rostro. La mira por unos segundos; después vuelve y la arropa. Luego mira de donde se hubo lanzado aquella persona.

—Nadie antes se había lanzado desde aquí. ¿Por qué lo hizo?

Susurró el comisario. Mientras decía aquello, un agente se le acerca y le muestras una pequeña nota.

—¡Mire esto! Estaba en su mano.
Lo toma y lo lee.

“Si alguien lee esto, por favor no le digan a mi familia,  ya que para ellos solo fui una lava platos e inservible. Si no fui valiosa para ellos antes , entonces ahora mucho menos les haré falta. El amor de mi vida, el hombre que me enamoré; marchó de éste mundo. Pues, ahora también partiré y, le seguiré como antes solíamos hacerlo. Amaré, al que leyó esto hasta el final. De corazón, gracias”.

Pos data: Aslly Calderón. Por amor a Alex Sanders. ¡TE SEGUIRÉ!

¡Gracias por haber llegado hasta el final de esta pequeña historia. Siempre digo, que de cada libro leído por más ridículos que sea, siempre terminamos aprendiendo algo. Un libro leído y cada palabra escrita en él, es una mente que deja fluir una idea, emoción, visto, ocurrido, hecho, realidad, etc, para que otros puedan adquirir conocimientos!

¡De Vera, gracias!

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