V E I N T I S I E T E
Los viernes parecen ser los días más emocionantes en la preparatoria.
La vibra y energía alrededor esta por las nubes, todo el mundo habla del juego de fútbol de esta noche, con quien irán, quienes irán, como se vestirán. Al parecer el juego es más un encuentro social que cualquier otra cosa. Por mi parte, me escondo en mi capucha, pasando por el pasillo silenciosamente. No quiero llamar la atención ni encontrarme a ninguna de esas chicas de ayer.
Aunque Diego y la visita a Dario y a mi madre me han hecho mucho bien, mi humor aún esta un poco decaído comparado con la mañana de ayer. Supongo que he subestimado lo mucho que me ha afectado el encuentro con esas chicas. Algo que también influye es el no saber de Kang desde que le dije ayer que no me iría con él. Fue la primera vez que no hablamos en la noche desde que empezamos a hablar.
Sacudo mi cabeza, no quiero pensar en eso, mi objetivo ahora es hablar con Perla, aunque no estoy muy segura si preguntarle sea lo apropiado, apenas llevamos una semana conociéndonos, ¿No será mucho tocar un tema que es obviamente muy sensible para ella? No me lo ha dichoo por una razón.
Ah, no se que hacer, olvidé lo fácil que se pueden complicar las cosas.
Me llevo muy bien con Perla, no quiero que nada arruine el comienzo de una amistad, se que nuestra relación esta en su punto más frágil, apenas nos estamos conociendo y se que si algo incomodo pasa entre nosotras, nuestra amistad terminara antes de comenzar.
No quiero perder a la única chica con la que interactuado.
Pero tampoco quiero creer ciegamente las palabras de esas chicas viles.
Viles.
Se siente bien llamarlas viles en mi mente.
No, Klara. Me regaño, no hay espacio para un sentimiento tan auto destructivo como el odio en mi corazón. Ya hay suficiente de eso en el mundo.
Las personas solo pueden apreciarte con la capacidad en la que se aprecian a ellas mismas.
No se sus batallas, sus luchas o que hayan pasado para terminar así. Tal vez no tienen ninguna razón, la maldad no siempre tiene justificación. Pero reaccionar y odiar en respuesta a la maldad es un triunfo para la misma, no puedo batallar oscuridad con oscuridad. Quizás mi visión del mundo sea ingenua, pero hay demasiadas emociones negativas en el mundo, si puedo mantenerme llena de cosas positivas para dar, tal vez, solo tal vez, pueda hacer un pequeño cambio, no en el mundo entero, pero por lo menos, en las personas a mi alrededor.
En la oscuridad, siempre tendré mi lucecita encendida para tratar de guiar aquellos que lo que necesiten. Mi luz no es grande, no es destellante ni alucinante pero es luz, y creo que todos tenemos la capacidad de ser luz y no oscuridad.
Cuando herimos a alguien con nuestras palabras, agrandamos su oscuridad.
Cuando hacemos sonreír a alguien con lindas palabras, extendemos su luz.
De alguna forma, solo somos un Yin yang de emociones, afectadas por nuestro alrededor.
Suspiro, absorta en mis pensamientos. Abro mi casillero para intercambiar libros para mi primera clase. Cuando cierro mi casillero, lo escucho.
Kang.
Él viene entrando el pasillo con un grupo de tres chicos, todos con la chaqueta del equipo de fútbol excepto Kang, quien trae puesta una camisa azul oscuro y unos jeans. Kang se ríe, y dejo de respirar, he olvidado lo lindo que es. Me paso las manos por mi cabello, asegurándome que este en su lugar y me quedo al lado de mi casillero, pero de frente a ellos.
¿Debería saludarlo?
¿Y si esas chicas me ven?
Se valiente, Klara.
Estoy decidiendo cuando los ojos de Kang se cruzan con los míos, y una sonrisa se extiende en mis labios. Kang me da una sonrisa de boca cerrada y asiente con la cabeza a modo de saludo. Arrugo mis cejas, mi sonrisa desvaneciendo cuando me pasa por un lado como si nada.
Auch.
Mi pecho se aprieta, y descanso mi hombro contra mi casillero, ¿Qué fue eso? ¿Ni siquiera pudo decirme hola? Me siento como una seguidora más en estos momentos.
Porque es es lo que eres para él.
No entiendo el cambio de Kang, ¿Se ha molestado por que no fui ayer con él? Las cosas empeoran cuando noto a la pelinegra de ayer al otro lado de los casilleros, observándome, la burla clara en sus ojos.
Ella se acerca a mí, lamiéndose los labios antes de hablar.
—Oh, ¿Estas dolida porque te ignoró?— su pregunta es como sal en la herida.
La ignoro, dándome la vuelta pero la escucho decirme desde atrás.
—Ya terminó su proyecto contigo, Klara. Así que deja de sonreírle tan patéticamente. ¡Feliz viernes!
Dejo su risa atrás y camino a mi salón. Suspiro, pasándole por un lado a Diego para sentarme detrás de él. Perla esta a un lado y yo solo me quedo sentada, mirando a la nada absorta en mis pensamientos.
Duele.
Mi mente sigue repitiendo esa escena, ese segundo en el que él me miro, lo forzada que se veía esa sonrisa de boca cerrada. No quiero pensar que esas chicas tengan razón, no quiero porque es demasiado doloroso, pero cobra sentido cada vez más.
Ya ha terminado su proyecto conmigo y ahora esta haciéndome a un lado.
Creo que Diego y Perla me hablan de algo y les respondo automáticamente sin saber exactamente de que hablan. Cuando termina la clase, y todos salen del salón, me giro hacia Perla.
—¿Puedo hablarte un segundo?
Ella me sonríe.
—Claro,— le da una mirada a Diego, —Ya te alcanzamos.
Diego analiza mi expresión y duda por un segundo, pero finalmente, sale del salón.
Cuando estamos solas, no se por donde empezar.
—¿Qué pasa?— Perla mueve su cabello ondulado detrás de sus hombros, —Estuviste en las nubes toda la clase.
Juego con mis manos sobre mi regazo, esto es más difícil de lo que pensé.
—Perla, la verdad no se como preguntarte esto, yo... no quiero incomodarte, me aterra arruinar lo bien que nos la llevamos. Yo—
—¿Es sobre Kang, no?
La tranquilidad de su voz me motiva a hablar.
Asiento.
Ella suspira.
—No luzcas tan aterrorizada,— me frota la parte de arriba de mi brazo, —Sabía que tarde o temprano tendría que contártelo.
—Lo siento.
—No te disculpes, es normal que quieras saber, estas interesada en él, ¿no?
Asiento de nuevo.
—Creo que necesitamos salir de esto, que sepas la historia y así seguir conociéndonos, esto no va a arruinar nada, Klara. Me caes muy bien y una historia pasada con un chico no va a cambiar eso. Vamos, las historias son mejores con un buen café latte.
—¿Hay lattes en la cafeteria?
Ella bufa.
—Hay una maquina de Starbucks en el salón de encuentro de los representantes de clase.
—¿Podemos entrar ahí?
Ella se levanta.
—¿Quién crees que es la representante de esta clase?
—¿Tú?
—El hecho de que estes tan sorprendida es insultante.
—Solo pensé que sería Malia o Jayden,— digo recordando a los inteligentes del salón.
—Ni lo menciones, Malia me ganó en notas pero yo le gané en voto popular, ¿De qué sirve la inteligencia sino puedes ser amable con todos?
Meneo la cabeza y salimos de ahí, para pasar por dos lattes bien cremosos en la sala de representantes de clase. Con nuestros abrigos, salimos al patio de la escuela, y nos sentamos en una banca, el día esta nublado pero no muy frío. La nieve que cayó ayer aún cubre el pasto ligeramente. Hay varios grupos de estudiantes alrededor, charlando.
En silencio, probamos nuestros cafés, nunca he sido amante del café pero este esta muy sabroso. Perla mira hacia el frente, así que solo puedo ver su perfil, y deja salir un largo suspiro. Le doy su tiempo, lo menos que quiero es que piense que la estoy presionando de alguna forma.
—Crecí en Nueva York hasta que mis padres se divorciaron hace dos años, en el acuerdo, mi padre se quedó con el apartamento en la ciudad y le dio una buena suma de dinero a mi mamá y le compró una casa inmensa aquí en Layton, la familia de mi madre es de aquí así que por eso escogimos este lugar. Además de que mamá tuvo la oferta de trabajo de consejera.— ella pausa, —Pero antes de que pudiéramos mudarnos, todo el proceso, las peleas, el divorcio, supongo que mi mecanismo para lidiar con eso fue comer. Engordé muchísimo en muy poco tiempo, mamá estaba muy preocupada pero la comida era lo único que calmaba mi ansiedad, mi tristeza.
—Lo siento.— digo honestamente.
—Tranquila, bueno, para cuando nos mudamos aquí, ya estaba bastante gordita. Eso fue al comienzo del año escolar pasado, nueva escuela, estaba aterrada, no estaba acostumbrada a ser observada con algo anormal, en Nueva York siempre me daban cumplidos por mi delgada figura. Mi recibimiento no fue el mejor, nadie me hablaba, nadie se sabía mi nombre, solo era la gorda nueva o la gorda del salón C. No tenía amigos, mis almuerzos solitarios al lado del bote de basura se volvieron rutina.
Se me estruja el corazón al imaginarlo.
Una sonrisa triste se forma en los labios de Perla.
—Fueron días muy difíciles, no voy a mentirte. Creí que todos en esta escuela eran malos y crueles al aislarme de esa forma. Pero entonces, comencé a escuchar el programa de Kang, y recuerdo pensar 'No todos son malos en la escuela, él parece ser diferente.' Y lo fue. Envié mensajes a su programa todos los días hasta que un día, Kang me escribió.
Mi pecho se aprieta dolorosamente ante esa revelación.
Yo:¿Es esto algo que haces con todas las chicas que siguen tu programa?
Kang: No, solo contigo.
¿Eso fue mentira?
—Hablamos por mensajes todos los días, y cuando finalmente nos vimos en la escuela, no podía creer que uno de los chicos más populares tuviera su atención sobre mi. No tengo palabras para explicar lo mucho que me ayudó Kang, me hizo recuperar mi autoestima, la confianza en mi misma, trajo a la superficie a esa chica extrovertida y alegre que solía ser cuando vivía en Nueva York. Me di cuenta de que no necesitaba ser delgada para ser quien soy, que mi apariencia no tenía nada que ver con lo que soy como persona. Yo puse de mi parte por supuesto, pero él fue ese empujón para encontrar mi fuerza. Gracias a él, empecé a conocer otras personas e hice mis primeros amigos.
Escucho atenta aunque mi corazón se esta agrietando cada segundo que pasa y que me doy cuenta de que no fui nada especial, que él ha hecho esto antes con otras chicas.
—Bueno como sabes, Kang es muy atractivo, y tiene una personalidad maravillosa, me enamoré como una tonta, estaba loca por él. Nuestra amistad siguió igual por un tiempo y al no ver ningún avance, decidí confesarle lo que sentía.
Una expresión herida cruza el rostro del Perla.
—Kang no sentía lo mismo, fue muy amable y todo un caballero en su rechazo pero igual dolió como no tienes una idea. Me dijo que él entendía el dolor de un amor no correspondido porque él mismo estaba enamorado de alguien que no podía tener, que lamentablemente su corazón tenía una dueña que aunque no le correspondía, estaba enterrada profundamente en su corazón y por eso nunca había salido con nadie en la preparatoria ni saldría con nadie.
Recuerdo las palabras de Kang en el programa hace tiempo.
"Debo admitir que no he sido del todo honesto con ustedes, mis queridos oyentes. El otro día les dije que nunca me he enamorado, pero eso no es verdad, mi primer amor fue uno imposible. Ella era alguien que tenía sus ojos sobre alguien más, así que se lo que se siente, y por experiencia les digo, que es mejor dejar ese amor ir, y seguir adelante."
¿Su primer amor no fue correspondido? ¿A caso Kang todavía estaba enamorado de esa chica?
—Le pedí que no me hablara, ni me buscara, que necesitaba estar alejada de él para poder olvidarlo y él lo entendió, y respeto mi petición. Terminó el año escolar y me tomó todo el verano olvidarlo para cuando empecé este año, ya no sentía nada por él pero retomar la amistad no fue algo que me atreví hacer así que aquí estamos.
—No se que decir.
—Esta bien, de hecho, ahora que lo pienso me parece tan triste que estemos tan acostumbrados a que no nos traten bien que cuando una persona lo hace, cuando nos brindan amabilidad y comprensión, asumimos que están enamorados. Como si la única razón o la única forma de que nos traten bien es porque tienen un interés amoroso. Que jodido esta el mundo, ¿no crees?
—¿De verdad ya no sientes nada por él?
—No, solo un inmenso agradecimiento, no tengo nada en contra de Kang, no fue su culpa que yo me enamorara y tampoco que él no pudiera corresponderme. La única razón por la que te advertí que te alejaras de él fue porque me vi reflejada en ti, en esa etapa de enamoramiento por él. Lo siento, tú eres una persona diferente, no tenía porque advertirte de esa forma, solo no quería que salieras herida. Y de ninguna forma, estoy diciendo que este sea tu caso, yo no se cual es la relación entre ustedes o si él tiene algún interés mayor en ti, solo te cuento mi historia.
—Te entiendo, no te preocupes,— agarro su mano y la aprieto suavemente, —Gracias por contarme, no tenías que hacerlo así que gracias.
Ella me devuelve el apretón.
—Nah, necesitaba hacerlo para que empecemos nuestro camino como amigas con buen pie.
Le sonrío y me enderezo, ojos al frente para tomar un sorbo de mi café, el cual calienta mi boca y mi garganta, dándome una sensación cálida muy fugaz.
El resto del día pasa en un borrón, es como si no estuviera ahí del todo después de lo que Perla me contó. Las grietas en mi corazón duelen, quebrantándose cada vez más.
Kang me escribió.
Hablamos por mensajes todos los días.
Cuando finalmente nos vimos en la escuela, no podía creer que uno de los chicos más populares tuviera su atención sobre mi.
No quiero creerlo porque es demasiado doloroso pero tiene mucho sentido, es como si Perla me hubiera contado exactamente lo que he vivido con Kang.
La campana de salida suena, y me quedo sentada ahí, Perla y Diego se despiden y me despido de ellos, distraída. Cuando vuelvo a la realidad, el salón ya esta vacío. Después de dejar algunas cosas en mi casillero, tomo mi mochila y lo cierro, y por el rabillo del ojo puedo ver una figura en la distancia del pasillo.
Cuando me giro hacia la entrada del pasillo, lo veo ahí de pie, con su mochila colgando de un solo hombro, su expresión neutra.
Kang.
El pasillo esta vacío, solo somos él y yo.
Mi corazón duele de nuevo, como duele verlo sin tener esa seguridad de que el interés que siento por él es mutuo, es una sensación completamente diferente ahora, vuelvo a sentirme como esa chica que lo escuchaba en la oscuridad de su cuarto, una seguidora más, nada especial para él.
Comenzamos a caminar, acercándonos cada vez más y aprieto mis manos a mis costados. Por un segundo, temo que me pase por un lado como lo hizo esta mañana pero él sigue caminando hacia mi directamente.
Cuando estamos frente a frente, sus ojos negros encuentran los míos y una leve sonrisa se forma en sus labios.
—Hola, Klara con K.
Él me habla tan tranquilo, como si no le ha molestado para nada el hecho de que no hemos hablando desde ayer. Soy tan tonta.
—Ahora que no hay nadie si puedes saludarme.— tengo que ser honesta con él, tal vez yo sea otra Perla para él, pero fue bastante frío esta mañana.
Él se rasca la parte de atrás de la cabeza.
—Lo siento, estaba teniendo un mañana difícil.
—Tranquilo.— le digo y le paso por un lado para irme.
Kang me sigue y camina a mi lado.
—Ey, ey, espera, de verdad, lo siento y para recompensarte, tengo algo para tí.
Él me ofrece tres entradas y las tomo, evaluándolas, son tickets para el juego de esta noche.
—Te hará bien divertirte un poco esta noche, toda la preparatoria estará allá, puedes llevar a tus nuevos amigos.
Él fue ese empujón para encontrar mi fuerza. Gracias a él, empecé a conocer otras personas e hice mis primeros amigos.
Las palabras de Perla dan vueltas en mi cabeza.
Y entonces lo entiendo, él no me esta invitando a ir con él al juego, él quiere que vaya con mis amigos y me divierta. La historia de Perla se sigue acoplando a la mía a la perfección y como duele.
—Gracias.— susurro.
Lo observo ahí caminando a mi lado con su expresión serena en su lindo rostro.
Me gustas mucho, Kang.
Eres la primera persona que me ha hecho sentir después de tanto tiempo de vacio emocional.
Lamento tanto haber confundido tu amabilidad por algo más, es difícil no hacerlo cuando tu crush te da un poco de atención.
Siento un nudo en la garganta y aparto la mirada, acariciando los tickets en mi mano.
—Gracias de verdad, llevaré a mis amigos.
—Bien,— Kang se voltea, caminando de espaldas para enfrentarme y seguirme hablando, —¿Me harás barra en el juego?
Finjo una sonrisa.
—Siempre.
—Tengo que irme,— me informa, —Nos vemos más tarde, Klara con K.
—Hasta más tarde, Kang.
Lo veo girarse de nuevo para alejarse en el pasillo, desapareciendo cuando cruza en la esquina del mismo. Maldigo a mis ojos por llenarse de lagrimas, así que esto es lo que se siente, leí sobre esto, escuché sobre esto pero por primera vez en mi vida siento este dolor.
El dolor de un corazón roto.
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Nota de la autora: ¡Feliz millón de leídas! Escribiendo esta historia nunca he tenido en mente la popularidad o las leídas, siempre ha sido sobre ayudar a los demás y expandir el conocimiento sobre la salud mental (sea un lector o sean miles) Sin embargo, mientras más personas lean, mas corazones serán los que pueda alcanzar así que me alegra mucho que todos ustedes le estén brindando tanto amor a este libro. También, quiero que sepan que yo leo TODOS sus comentarios. Siento una conexión muy especial con ustedes, como si a través de esta historia y de sus comentarios nos conociéramos a un nivel más profundo y humano que en mis otras historias. Gracias.
Aquí, desahoguense después de estos dos capítulos, dejen fluir su tristeza, duda, confusión, rabia, etc. Vamos, ¡LIBERENSE!
Muakatela,
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