T R E I N T A Y T R E S
No quiero abrir mis ojos.
Los labios de Kang encontraron los míos de nuevo después de que le dije que mi primer beso era él. La suavidad y la gentileza con la que mueve sus labios sobre los míos tiene a mi corazón al borde del colapso, y mi respiración no esta mejor.
No quiero que este beso termine, no quiero que este momento mágico llegue a su fin. No solo por lo especial, por todo lo que estoy sintiendo, si no por que no tengo ni idea de que hacer o que decir después.
Todo el mundo habla del primer beso pero nadie comenta sobre que hacer cuando termina, ¿Sonrío? ¿Hablo? ¿Le doy las gracias? No, claro que no.
Cuando el beso culmina, me toma un segundo abrir mis ojos y enfrentar al chico cuya voz seguí por tanto tiempo, cuyo programa fue un escape para mis cuatros paredes. Mi primer crush, mi primer amigo después de todo lo que pasé y mi primer beso.
Mis ojos se encuentran con los suyos y mi nerviosismo, mi miedo por el incomodo momento después de nuestro beso se desvanece al perderme en su oscura mirada, sus ojos con un brillo que dejaría a cualquier sin aliento. Sus labios están ligeramente enrojecidos por nuestro beso.
Y entonces entiendo porque nadie nunca habla del después de un beso, es un momento profundo de intimidad, de miradas compartidas, de complicidad, donde puedes ver las emociones de la otra persona claramente en como se suaviza su expresión, en como se entrecierran sus ojos con ese destello lleno de sentimientos.
Kang estira su mano hacia mi y acuna mi mejilla con delicadeza.
—¿Qué me has hecho, Klara?— me pregunta, y sonríe, —Se me va a salir el corazón.
A mi también.
Abro mi boca para decirlo cuando la puerta del balcón se abre de golpe y Kang y yo nos separamos tan rápido como podemos pero por la expresión en la cara de Diego creo que no fuimos lo suficientemente rápidos.
—Lo siento, no quise...— Mi pelirrojo amigo aprieta los labios aguantando una sonrisa, —interrumpir pero tenemos un problema.
—¿Qué pasó?— doy un paso hacia él.
—Perla se ha peleado con Yana.— a la mención de esa chica llena de maldad, me tenso y ambos chicos lo notan.
—¿Dónde esta?— Pregunto, caminando a la puerta del balcón donde esta Diego, Kang nos sigue en silencio.
—Esta en uno de los cuartos, Ellie esta con ella pero no me han dejado entrar. Creo que deberíamos llevarla a casa.—mi mente se toma un momento en recordar quien es Ellie, es la lectora de nuestra clase, la chica callada que nunca despega sus ojos de Diego y me ha dado malas miradas porque creo que ella piensa que llegué a quitárselo, si supiera la realidad de todo.
Mientras entramos a la casa, el sonido lejano de la música en el piso de abajo volviéndose presente, por un buen rato olvidé la fiesta por completo.
Preocupada, le pregunto a Diego.
—¿Por qué se ha peleado con Yana?
Diego se encoge de hombros.
—No me quiso decir.
Esto no me gusta para nada. Y tampoco ayuda el hecho de que algo le pasa a Diego, a la mención de Yana se ha puesto tenso y serio. Espero que él ya no tenga sentimientos por ella, aunque solo se que Yana es su ex y no se como terminaron o que pasó, tengo la corazonada de que ella le rompió el corazón.
Al llegar al cuarto, Ellie abre la puerta ligeramente, sin dejarme entrar, lleva puesta una bufanda de color café. Me saluda para luego decirme:
—Ella quiere que...— los ojos de Ellie caen sobre Kang y luego sobre Diego, —que los chicos se queden afuera.
Les echo un vistazo a los chicos detrás de mi por encima de mi hombro, dándoles una sonrisa de boca cerrada. Diego asiente y Kang me hace el gesto de que entre sola.
—Esperaremos aquí.
Entro y esperaba encuentro a Perla sentada completamente quieta en la cama con sus manos a los lados de sus muslos, aferrándose a la orilla de la cama.
—¿Perla?
Ella levanta la mirada, su cabello ondulado a los lados de su adorable rostro y me sonríe pero no es una sonrisa genuina y entonces lo veo, su cuello tiene un montón de rasguños.
—¿Qué ha pasado?— me acerco a ella, revisando su cuello, no son rasguños profundos pero la mayoría están hinchados y hay dos que tienen una ligera linea de sangre brotando de ellos, —Por Dios, ¿estás bien?
Perla mantiene esa sonrisa de tranquilidad como si pudiera creerme que todo esta bien.
—Son solo rasguños, ella quedó peor, créeme.
—¿Qué pasó?— me siento a su lado en la cama.
—Que paso...— ella repite, y deja salir un largo suspiro antes de mirarme, —que estoy exhausta, que me he dado cuenta que el mundo no se arreglará solo por un milagro, que si no le hacemos frente a gente como Yana, nada cambiará.
Sé a lo que se refiere, lo he pensado muchas veces, si queremos un cambio positivo en el mundo, tenemos que empezar con nosotros, con esas personas a nuestro alrededor. Generalmente no lo hacemos porque pensamos, ¿Qué va a cambiar con que yo haga eso en un mundo de billones de personas? Cuando un cambio por pequeño que sea puede significarlo todo para una persona y eso es más que suficiente.
Mis ojos caen sobre Ellie y ella aparta la mirada con tristeza.
—¿Qué hizo?— tengo que preguntar que hizo Yana para que Perla explotará.
—Ella estaba molestando a Adrian y a Ben, diciendo a todo el mundo que ellos eran gays y que estaban juntos, insultándolos. Luego,— Los ojos de Perla viajan a Ellie por un ligero segundo, —comenzó a molestar a Ellie, rodándole las pulseras sobre sus muñecas, mostrándole a todo el mundo las cicatrices de auto-lesión de Ellie.
No me atrevo a mirar a Ellie porque no quiero incomodarla pero admito que no me lo esperaba, Ellie siempre se van tan tranquila, tan indiferente a su alrededor, ahogada en la fantasía de sus libros.
¿Es por eso que vives en tus libros, Ellie? ¿Qué tan cruel es tu realidad que escapas de ella y te has hecho daño a ti misma?
Mi corazón se arruga y se estremece, pensando en la cantidad de dolor que debe sobrellevar para llegar tan lejos.
—Y vi rojo,— continua Perla, —no pude ver y no hacer nada, nunca había sentido la necesidad de lastimar a otro ser humano hasta esta noche, Klara. Nunca he tenido ni siquiera una discusión fuerte con alguien, mucho menos una pelea pero al parecer, hay una capacidad de violencia en mi de la que no sabía.
—Todos tenemos una capacidad de violencia, Perla, es solo que unos la controlamos mejor que otros pero honestamente, y no le cuentes a mi hermana, me alegra que hayas enfrentado a esa chica.
—Disfruté cada bofetada y golpe que le di, Klara. Me asusta lo mucho que lo disfruté. Solo espero que eso le sirva como lección y nos deje en paz.
—¿Cómo están Adrián y Ben?
—Bien, se fueron después de eso, la verdad no mucha gente le prestó atención cuando habló de ellos. Desgraciadamente, ya tenía una audiencia cuando expuso a Ellie.
No puedo evitar echar un vistazo a Ellie esta vez.
—Lo siento.— no se porque me disculpo, tal vez, me estoy disculpando por el mundo, por la existencia de gente como Yana.
—Estoy bien.— Ellie me asegura.
—Ellie...
—Son cicatrices viejas, estoy en terapia,— ella me aclara como si pudiera ver la preocupación en mis ojos, —ya van 64 días sin cortarme.— me dice con orgullo.
Y me levanto, camino hacia ella y la abrazo.
—Felicitaciones, preciosa.— le digo al separarme con toda honestidad, —y que todos los días a venir sigan así.
Cuando dos personas exponen sus vulnerabilidades, existe una especie de conexión instantánea que no se puede explicar con palabras. No se mucho de Ellie, solo la he visto en mi salón de clases esta semana pero se que este es el comienzo de conocernos, lo mismo me ha pasado con Perla, Diego y Kang. Solo llevo una semana en la preparatoria y ya he establecido lazos con ellos, no se que tan duraderos sean esos lazos pero se que son genuinos.
Perla se levanta y se acerca a nosotras.
—No se como salir, estos rasguños son demasiado visibles y no quiero que los chicos los vean.
Ellie se quita la bufanda, y Perla al entender sus intenciones, levanta las manos.
—No, no, Ellie, no tienes que—
—Quieta.— la interrumpe Ellie antes de ponerle la bufanda a Perla por encima de la cabeza hasta que queda alrededor de su cuello, cubriéndolo efectivamente. Ellie le da una sonrisa dulce a Perla, sus manos aún en la bufanda cuando le dice, sus ojos sobre los de ella, —Gracias.
Un pequeño cambio puede significarlo todo para un persona.
Perla le devuelve la sonrisa y pone su mano sobre la de ella.
—No tienes que agradecerme nada. Ha sido mi honor ponerla en su lugar. Además,— Perla le da una palmada a su mano, —hemos sacado algo bueno de esto.
Ellie arruga las cejas.
—¿Qué?
—Has sacado tu nariz de tus libros y nos has hablado, ya no hay vuelta atrás, estas atrapada con nosotras.
—Así es.— le digo, —no podrás deshacerte de nosotras fácilmente.
Ellie se ríe un poco.
—Por fin podremos ser como los tres mosqueteros,— me dice Perla, recordándome esa conversación que tuvimos el otro día, de que sería bien tener otra chica más con nosotras, —una versión dolorosamente realista de los tres mosqueteros.
—Pero una versión igual de maravillosa.— le comento, riendo un poco.
Perla asiente.
—La realidad puede que no sea perfecta o sin dolor todo el tiempo pero eso no le quita su particular belleza.
Ellie se pone la mano en el pecho dramaticamente.
—Es un honor servir con ustedes.
Perla y yo hacemos lo mismo.
—Un honor.— decimos y nos mantenemos serias por un segundo antes de reírnos abiertamente.
Un golpe en la puerta nos trae a la realidad.
—¡Ey! ¿Todo bien?— la voz preocupada de Diego al otro lado de la puerta.
—¿Lista para irnos a casa?— le pregunto a Perla.
Ella asiente y veo como Ellie disimula y se acomoda el cabello y he olvidado mi sospecha de que a ella le gusta Diego.
Y cuando abrimos la puerta, me doy cuenta de que he olvidado al chico alto que besé hace unos minutos, cuyos labios siguen ligeramente rojos cuando lo veo de nuevo y mis mejillas se calientan de inmediato.
—¿Nos vamos?— me pregunta Diego, sus ojos cayendo sobre Ellie quien tiene la mirada en todos lados menos en él y luego sobre Perla.
Perla le sonríe en un intento de disminuir la tensión en el aire.
—Si, vamos.
Eso me da una idea.
—¿Ellie?
—¿Si?
—¿Tienes como irte a casa?
—Eh si, me iré en taxi, no te preocupes.
—Claro que no, puedes venir con nosotros, Kang tiene que llevar a Diego a buscar su carro en el estadio de futbol y de ahí, puedes acompañarlo. Estoy segura de que Diego puede llevarte a casa.
Diego me da una mirada extrañada ante mi petición.
—Claro,— le dice Kang a Ellie, —ven con nosotros.
Y así todos salimos de la fiesta para ir a la camioneta de Kang. Cruzo mis dedos, esperando que este viaje no sea incomodo.
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¡Doble Capítulo! Siga leyendo y no olvide votar por este, o se servirán cereal y cuando vayan a servir la leche, se darán cuenta de que no tienen y quedarán solos y tristes con un plato lleno de cereal sin leche. Wow, me extendí en este, en fin, vote y siga.
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