T R E I N T A Y S E I S

—¿Cómo te sientes?

La pregunta del Dr. B no me sorprende al sentarme en el cómodo asiento a un lado de su consultorio. Honestamente, estoy muy emocionada de estar aquí con mi psicólogo de nuevo, quiero contarle mi progreso, quiero contarle que he hecho amigos, que he superado un ataque de pánico sola, que he conocido al chico que me alegraba los días con su voz.

Quiero decirle que ha tenido razón todo este tiempo, que si puedo salir adelante, que no ha sido fácil pero es posible, tan posible como la sonrisa genuina que se forma en mis labios al responderle.

—Estoy...— por alguna razón, mi voz se rompe un poco porque ha pasado tanto tiempo desde que he podido decir esta frase, —estoy bien.

Aprieto mis labios, lagrimas llenando mis ojos y el Dr. B me sonríe abiertamente.

—Me alegra mucho escuchar eso, Klara.— él me pasa la caja de pañuelos, —nada más refrescante que lagrimas de alivio, de emoción, ¿no es así?

Solo puedo asentir.

—Imagino que tienes mucho que contarme, un chocolate caliente sería un acompañante perfecto, ¿no crees?— asiento de nuevo y él se pone de pie para prepararlo en una maquina instantánea que tiene detrás de su escritorio. El olor de chocolate caliente llena el consultorio y él me pasa mi taza, la recibo para darle un sorbo antes de contarle todo.

El Dr. B me escucha atento, su semblante iluminándose cada vez más, en especial, cuando le cuento lo del ataque de pánico en el juego de fútbol.

—Bravo, Klara, ¿te has permitido felicitarte a ti misma, ahí frente al espejo, o a solas, decir en voz alta lo orgullosa que estás de ti misma?

—No.

—Es fácil decir las cosas negativas o los pensamientos negativos que tenemos sobre nosotros mismos en voz alta pero se complica un poco cuando es hora de decir algo positivo, cuando es un logro, ¿sabes por qué? Porque después de pasar tanto tiempo en ese lugar de tristeza y miedo, te acostumbras a resaltar lo malo, a expresar lo malo. De alguna forma, olvidas que lo bueno también tiene derecho de ser dicho, de ser expresado y que no hay nada de malo en sonreírte a ti misma en el espejo y felicitarte por lo que has logrado.

—Creo que no podría hacer eso sin llorar, soy una sensible.

—Pues, llora,— él se encoge de hombros, —las lagrimas no son otra cosa que la expresión de tus emociones, de sentimientos tan profundos que a veces no puedes explicar con palabras. Tus emociones son validas, tus lagrimas también lo son, al igual que tus carcajadas, que tus sonrisas. Todo lo que eres como persona es valido y maravilloso.

—Aún no me puedo creer que esté mejorando, que esto sea posible. El mundo,— recuerdo a Yana y su combo de chicas, —asusta a veces pero el simple hecho de ser capaz de estar ahí, de ser parte del exterior me emociona mucho porque significa que... — me lamo los labios, —que ya no estoy aterrada del mundo, que puedo salir de mi casa, que puedo... ser normal.

—Siempre has sido normal, Klara.— él me sonríe, —que hayas tenido tus batallas, tu lucha con tu salud mental no te hace una anormal, de hecho, te hace humana y creo que no hay nada más normal que eso.

—No ha sido nada fácil.— admito, limpiando una lagrima que escapa de mis ojos.

—Nadie ha dicho que lo ha sido, y eso te ha hecho una guerrera. Estoy muy orgulloso de ti, Klara con K, la chica que entró a mi consultorio hace seis meses por primera vez, temblando, de mano agarrada de su hermana,— mientras él lo dice me puedo ver a un lado, entrando a este lugar aquella tarde, llena de miedo por estar fuera de casa, —esa chica está ahora frente a mi, contándome que tiene amigos, que sale sola, que ha enfrentado un ataque de pánico sola, ¿ves lo orgullosa que tienes que estar de ti misma?

—Si.

—Así que quiero que al final de la sesión, vayas a casa y te felicites por todo lo que has logrado, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

#

Al llegar a casa, entro a mi habitación y cierro la puerta detrás de mi con lentitud. Mis ojos observan mi cuarto con nostalgia, recordando que este era el lugar que más conocía, mi lugar seguro, del que poco salía. Puedo recordarme caminando de un lado a otro, también sentada en una esquina del suelo llorando abrazando la foto de mi mamá, acostada en la cama con mis audífonos escuchando el programa de Kang, puedo verme mirándome al espejo y apartando la mirada porque no podía ni siquiera observarme sin sentirme mal.

Me acerco al espejo, mi reflejo recibiéndome como siempre pero no me siento mal, no esta vez.

—Yo,— comienzo, siguiendo el consejo de Dr. B, —he hecho un buen trabajo,— mis ojos se enrojecen, —he superado muchas cosas, me he caído, me he levantado, ha dolido, ha quemado pero aún estoy aquí.— lagrimas ruedan por mis mejillas, —soy una chica muy fuerte, estoy orgullosa de mi misma.— me quito la peluca, acariciando mi corto cabello, —he vencido muchos de mis miedos, es hora de trabajar en mi autoestima. No me esconderé más, mis heridas, mi sufrimiento no es algo de lo que tenga que avergonzarme.

Pongo mi mano sobre el espejo.

—Lo he logrado, he salido de aquí, he hecho amigos, felicitaciones, Klara.— un jadeo emotivo deja mis labios, —Mamá debe estar tan orgullosa de mi, ¿no es así, mami?— miro la foto de las dos a un lado de mi espejo, y levanto mi brazo, flexionándolo como si mostrara mi músculo, —Soy fuerte.— lo digo con fuerza, —soy muy fuerte, mamá.

La sonrisa de mamá en la foto me da tanta paz, tanta tranquilidad, casi puedo verla detrás de mi en el reflejo del espejo, sonriéndome y abrazándome desde atrás para besar un lado de mi cabeza.

"Eres una campeona, mi niña."

Cierro mis ojos, recordando su voz.

Si tan solo pudiera verte otra vez, mami. Sentir tu calor, tu olor en un largo abrazo.

Me abrazo a mi misma, apretando mis brazos con gentileza. Intento recordar aquel último abrazo que me dio porque me da energía, me da fortaleza, ya no quiero que su muerte solo sea un motivo de tristeza, quiero que también sea algo me de fuerza, que me de valor para salir adelante porque mi madre se merece mucho más que ser un recuerdo que me deprime.

Ella fue una mujer emprendedora, independiente, que nos regaló la mejor infancia a mi y a mi hermana. Ella merece ser honrada de manera positiva también.

Nunca voy a olvidarte, mamá, siempre estarás en mi corazón, en cada lucha, en cada victoria, en cada derrota porque eres parte de mi aunque no estés conmigo.

—¿Klara?— Kamila toca la puerta.

—Pasa.

Kamila abre la puerta, y tiene una caja mediana en sus manos, Andy detrás de ella con otra caja más grande y yo arrugo mis cejas.

—¿Pero qué...?

Kamila me pasa la caja, y la reviso: Es una cámara instantánea. Andy pone la caja grande sobre la cama y leo que es un poster de madera para colgar fotos.

—Hace días mencionaste que te gustaría tener un poster de todos tus avances.— me dice Kamila mientras ojeo la caja con la cámara, dice que imprime las fotos apenas las toma.—así que decidimos sorprenderte con esto.

Sonrío, y la abrazo porque no puedo tener una mejor hermana, alguien que recuerda con tanto detalle todo lo que digo.

—Gracias.— le susurro antes de soltarla y abrazar a Andy para agradecerle.

Cuando me despego de él, la emoción me recorre al ver la caja y saber que la armaré y lucirá preciosa con las fotos que tome, será mi primer proyecto artístico en mucho tiempo.

Mi primer paso para volver al arte.

Un paso a la vez.

Nada se resuelve de un día para otro pero mientras sea constante, se que podré lograrlo. Llegará el día que pueda sostener un pincel de nuevo.

Kamila se sienta en mi cama y Andy se recuesta contra el marco de la puerta.

—¿Cómo está todo?— ella me pregunta mientras me siento en una silla esponjosa que tengo en la esquina de mi habitación para abrir la caja de la cámara.

—Bien,— oh, tengo que decirle, mis mejillas se calientan, —de hecho, hoy en la noche voy a salir.

—¿Oh?— Kamila suena sorprendida y no la culpo, —¿A dónde vas?

—Al cine.— murmuro.

—¿Con quién?

Andy parece ver el rojo de mis mejillas y se aclara la garganta.

—Creo que va con sus amigos.— Andy tiene la capacidad de leerme la mente y notar cuando no quiero decir algo especifico. Creo que es mucho más hábil leyéndome que mi hermana a pesar de que ella es psiquiatra.

—¿Amigos?— Kamila comenta emocionada, —¿Cuándo vamos a conocerlos? Puedes invitarlos a casa, prepararé una cena, puedo—

—Kamila.— Andy la corta.

—Lo siento, lo siento, estoy siendo demasiado.— ella admite, —todo a su tiempo, cuando tu quieras que los conozcamos, lo haremos.

Eso me hace sonreír porque ellos se complementan tan bien. Kamila es demasiado y Andy es simple, él es de ese tipo de personas relajadas que van con el ritmo de la vida mientras ella es analítica y a todo le busca algo, intensa, como le llamaría mi madre.

No he visto una pareja que se complemente tan bien como ellos dos. Supongo que hay personas que están hechas para estar juntas.

—Bueno, te dejamos trabajar,— Kamila se levanta, —me muero por ver tus primeras fotos, — ella me sonríe, —Por cierto, ¿a qué hora termina la película?

—A las 10 pero creo que iremos por helado después de eso así que llego como a las 11, ¿está bien?

—Claro, cualquier cosa, no dudes en llamarme y te busco de inmediato, ¿ok?— sabía a lo que se refería.

Cualquier cosa: Ataque de pánico, si me siento mal, si siento la necesita de salir corriendo del lugar. Básicamente lo que mi hermana acaba de decirme es que ella estará ahí si algo sale mal, como siempre.

—Ok.

Ella se acerca y me da un beso en la frente.

—Te quieroooo.— me dice al separarse.

Yo arrugo mi nariz haciendo una mueca burlona de asco.

—Empalagosa, ¿cómo la toleras, Andy?— bromeo y Andy se encoge de hombros.

—No es fácil.

—No, ya me ha llamado empalagosa,— Kamila finge dolor, —está volviendo la Klara alérgica a los 'te quiero's'.

—No a todos los 'Te quiero's' solo a los tuyos.

—¡Oh!— chilla Andy, —Fatality.

Nos reímos y ellos salen de la habitación.

Cuando ya he montado mi poster con los bordes de madera, y lo he decorado con algunos pedazos de papeles de colores y unas luces viejas que quedaron de la navidad del año pasado, estoy satisfecha y ya quiero imprimir y colgar mi primera foto.

Así que después de ducharme, me preparó para mi salida con Kang. Me pongo unos pantalones negros, y una camisa púrpura de mangas largas, está haciendo frío. Me seco mi corto cabello con la toalla, está creciendo rápido, mechones ya tocan mis orejas y la parte de atrás de mi cuello. Me miro en el espejo, mis labios se curvan en una sonrisa de aceptación, de ese comienzo a quererme un poco más, me llevará tiempo pero por algo se empieza.

—Qué linda sonrisa tienes, Klara.— me doy un cumplido a mi misma porque el Dr. B me lo ha recomendado, la aceptación más dícifil para muchos es aceptar su cuerpo tal y como es, tal y como luce.

Si fuera más alta.

Si mis ojos fueran de otra forma, de otro color.

Si mi cabello fuera liso o rizado.

Si tuviera más pechos o más trasero, me aceptarían.

Si mi cara fuera linda.

Quiero lucir como ella, es perfecta, yo no lo soy.

Ella es lo que la belleza debe ser, no yo.

Lamentablemente, vivimos en una sociedad que estandariza la belleza, que nos bombardea con imágenes de lo que la belleza deber ser y si te sales de ese margen ligeramente, no eres suficiente.

No es mucho lo que podamos hacer para cambiar eso pero mi madre siempre decía que cada cambio comienza en ti mismo, contigo mismo. Es muy difícil admirar tu propia belleza, el Dr. B me dio un ejemplo muy claro al preguntarme con que facilidad podía ver la belleza en otras chicas y hacérselos saber.

Y me encontré recordando todas las veces que le di un cumplido a una chica y que todas me parecen tan hermosas, con algo único, que las hace resaltar individualmente.

El Dr. B me había sonreído cuando le conté eso y me dijo: Ahora quiero que imagines que estás caminando en la calle y te ves a ti misma caminando por ahí, ¿qué te parecería bonito de esa chica?

Fue tan difícil imaginarlo pero cuando lo hice, mi respuesta me sorprendió: que tiene una linda sonrisa, y unos ojos brillosos muy bonitos.

El Dr. B lució complacido antes de decirme: Es muy fácil ver la belleza en los demás, pero cuando llega el momento de verla en nosotros mismos es casi imposible, ¿sabes por qué, Klara? Porque solemos ser nuestros más despiadados críticos. Nadie te juzgará más o te criticará con mayor intensidad de lo que lo haces tu misma. Nadie será tan cruel contigo como tus propios pensamientos. Ahí está la raíz de la baja autoestima, nunca podremos satisfacer a ese critico implacable que tenemos en la cabeza. Así que para mejorar eso, quiero que comiences a ver que cosas de ti misma te parecen bonitas como lo has dicho, tu sonrisa, tus ojos, date un cumplido en el espejo todos los días. Hay algo muy terapéutico en mirarte en el espejo y decir en voz alta 'me encanta mi sonrisa.' Al principio tal vez ni te lo creas pero con el tiempo, esas afirmaciones positivas tendrán un cambio en tu mentalidad.

El Dr. B ha tenido un impacto tan positivo en mi vida, se que a veces ir a un terapeuta es algo tabú y muchos te tachan de loca o de que eso no sirve de nada, que para hablar con alguien, hablan con sus amigos. Pero los psicólogos saben lo que hacen, han estudiado el comportamiento y la mente humana por mucho tiempo, saben formas y ejercicios que te pueden ayudar mucho. Tal vez algunas personas no han tenido una experiencia tan positiva como la mía, pero es cuestión de encontrar ese psicólogo con el que tengas la armonía perfecta, yo pasé por varios antes de encontrarlo.

Mi telefono vibra en la cama y lo recojo.

Kang:

Ya estoy frente a tu casa.

Mi corazón se desata a latir como loco y tomo una respiración profunda.

Ya salgo.

Me pongo mi peluca, ajustándola frente al espejo, las palabras del Dr. B resonando en mi cabeza.

Sonrío y me quito la peluca, liberando mi corto cabello rizado, cada rizo cayendo despreocupadamente sobre mi frente y mis orejas ligeramente.

—Tienes unos rizos preciosos, Klara.

Me digo antes de ponerme mi chaqueta, mi corazón apretando mi pecho por el miedo de que Kang me vea así pero voy en contra de todo miedo. Caminado hacia la puerta de la casa para salir, puedo imaginar a mamá a mi lado, al Dr. B guiñándome el ojo, a Kamila y Andy aplaudiendo.

Tomo una respiración profunda al tomar la manilla de la puerta y abrirla, el aire nocturno recibiéndome, el miedo a decepcionar al chico que me gusta, a que el mundo me vea de esta forma tan vulnerable casi me deja sin aire pero lucho por seguir caminando.

Porque un cambio no pasa de un día para otro, solo necesita de un paso a la vez.

——————

Nota de la autora: ¡Ha pasado un tiempo! Los he extrañado mucho, como ya saben, estaba super ocupada editando A través de mi ventana porque, ¡Sale en físico en Mayo 16! ¡Ah! Anyway, y por eso no había actualizado mucho.

Espero que el capítulo les haya gustado, es uno de mis favoritos, ¡Así que vayan y se ponen frente al espejo y se dan un cumplido ahora mismo! ¡Sois preciosas! ¡O preciosos!

Quería hablarles de algo. A veces veo muchos comentarios diciendo que extrañan a Kang y lo entiendo porque es el una parte de la trama desde el comienzo pero solo quiero que sepan que este es el viaje de Klara en su camino a la recuperación, sus logros, sus pasos, sus nuevos amigos, el chico que le gusta pero sigue siendo y siempre será sobre ella. La idea de este libro no es 'chica lidiando con su salud mental conoce chico y mágicamente se cura' nunca he sido fan de esos libros donde utilizan el amor como la cura para problemas con la salud mental porque no es realista y solo brinda falsas expectativas de como recuperar y mejorar tu salud mental.

Si el amor romántico puede ser un gran apoyo pero no te cura de la noche a la mañana, cada quien tiene que tener sus batallas y luchas individuales como Klara las ha tenido. Kang la ha ayudado a integrarse, y le ha ayudado de muchas formas pero al final de día, ella ha liderado sus propias batallas y lo mucho que ha mejorado es debido a ella misma y por supuesto al apoyo que ha recibido de las personas a su alrededor, no solo de Kang.

Esto no quiere decir que no habrá romance en el libro porque obvio que lo hay y lo habrá, pero no es lo principal, Klara es lo principal y creo que la mayoría de ustedes ya lo sabe porque se han enamorado más de ella que del mismo Kang, lol.

Fin del comunicado.

Cuando será el día que yo no me extienda, paarfaaavaar.

Muakatela, 

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