T R E I N T A Y C U A T R O

Recuerden, doble actualización así que si primero te salió este capítulo, lee el anterior para que no te confundas. Muak!

Me alegra decir que el viaje de regreso en la camioneta de Kang no es incomodo. De hecho, Diego no para de hablar de todas las locuras de la fiesta, es como si él supiera que en el momento en el que el silencio reinará entre nosotros sería incómodo. Ellie se dedica a mirarlo cuando él no se da cuenta y Perla solo ríe ante sus locuras.

Bien, Diego, gracias por salvarnos de la incomodidad de la situación.

En cuanto a mí, voy en el asiento del copiloto con Kang a un lado manejando, riendo de vez en cuando con las cosas que dice Diego. Evito mirarlo tanto como puedo porque cada vez que mis ojos caen sobre él, solo puedo pensar en su rostro cerca del mío y la sensación de sus suaves labios contra los míos y estoy segura de que me ponga roja.

Mi corazón no ha tenido un ritmo normal desde que me monté en su camioneta pero he mantenido la calma. Inquieta, ojeo a Kang y ese exacto segundo él me echa un vistazo y nuestras miradas se encuentran por un segundo. Sus labios se curvan en una sonrisa de complicidad antes de volver a mirar el camino frente a él.

Siento ese hormigueo familiar en mi estomago y pongo mi mano sobre el mismo. Jamás pensé que los sentimientos podrían hacerte experimentar tantas reacciones físicas.

La primera que dejamos en su casa es a Perla porque vive llegando al estadio así que mi plan de cupido esta funcionando hasta ahora. Y en el estadio, Kang estaciona y Diego se baja, seguido de Ellie. Yo bajo el vidrio de mi lado para hablarles.

—Llevala a casa,— le guiño el ojo a Diego, o bueno, eso intento, nunca he podido hacerlo bien.

Diego me da una mirada extrañada.

—¿Qué le pasa a tu ojo?

Me aclaro la garganta.

—Buenas noches,— le susurro solo para que él me oiga, —cangurito.

—Klara.

Subo el vidrio, soltando una risita malvada. Cuando me enderezo en mi asiento, siento la mirada pesada de Kang sobre mí.

—¿Conocías a Diego de antes?— su voz es neutra, y se que se refiere si lo conocía de antes empezar la preparatoria.

—Eh, algo así.

—¿Algo así?— Kang levanta una ceja.

—Es una larga historia.— le respondo, dándome cuenta de que estamos solos.

Estamos solos otra vez, y la última vez que eso pasó, terminamos besandonos. Kang no dice nada más y comienza a manejar después de que le doy mi dirección. El olor de su colonia se mezcla con el aroma del ambientador que tiene colgando del vidrio retrovisor. Tomo una respiración profunda, y la dejo salir, sonando como un largo suspiro.

—¿Qué tal tu primera fiesta?— me pregunta Kang, girando el volante al cruzar en una calle y detenerse, estacionandose frente a mi casa.

—Nada mal, chocolate caliente, una pelea, una nueva amiga y...— trago grueso pero no digo nada más.

—¿Y?

—En conclusión, una fiesta con sus altos y bajos.

Kang se gira hacia mí en su asiento.

—¿No se te está olvidando algo?

Jamás lo olvidaría pero no puedo decirlo. Él sonríe y esos huequitos en sus mejillas me derriten.

—¿Qué?— pregunto, nerviosa.

—Creo que necesito recordarte algunas cosas que pareces haber olvidado de esta noche.

Kang se quita el cinturón de seguridad y yo dejo de respirar.

Él se inclina sobre mí, su rostro acercándose al mío a una lentitud que me deja detallar cada parte de su atractivo rostro antes de que sus labios se encuentran con los míos.

Mi segundo beso.

Quisiera decir que de alguna forma mágica ya era una experta después de un beso pero no es así, sigo torpemente siguiendo su ritmo, pero no es tan difícil como la primera vez. Pongo mis manos sobre sus hombros, besándolo, sintiendo los latidos de mi corazón en mi garganta y oídos.

Al separarnos, Kang sonríe sobre mis labios.

—¿Ya recordaste?

—Uhum.

Él se aleja de mí y se endereza en su asiento.

—¿Qué tipo de películas te gustan?— me pregunta de la nada.

Y yo ni siquiera se como se habla, como se respira, como nada.

—Eh, películas normales.

Ay, Klara, ¿Qué clase de respuesta es esa?

—¿Películas normales?— Kang se ríe un poco y solo puedo reír con él por la pena.

—Quiero decir, no tengo un género en específico que me guste, si la trama me llama la atención, no importa el género.

—Okay, bueno, revisa la cartelera de cine esta semana y escoge una, ¿de acuerdo?

Le doy una mirada confundida.

—Quiero que vayas al cine conmigo, Klara.

—Oh.

—Es una cita.

—Oh.

Kang se ríe y se ve tan lindo cuando lo hace que quiero hacerlo reír todo el tiempo.

—¿Te parece el miércoles?

—Si, claro, tengo que preguntarle a mi hermana.

—De acuerdo.

Las luces de un auto nos alumbran un segundo, captando nuestra atención. Kang y yo observamos frente a nosotros el carro de mi hermana entrando al garaje abierto de la casa. Kamila se baja con ambas bolsas de compras en las manos, y no me sorprende, mi hermana es el tipo de persona que va a comprar después de las 11 pm. Así que supongo que Walmart cierre a las 2 am es una bendición para ella.

Cuando ojea a Kang, arrugo mis cejas, él se tensa al observar a mi hermana darle la vuelta a su auto para caminar a la entrada de la casa.

—¿Kang?

Sin respuesta.

Sus ojos están fijados en ella, ligeramente abiertos como si estuviera sorprendido, ¿La conoce?

—Kang.— le llamo de nuevo y esta vez él parece reaccionar y me mira, forzando una sonrisa, —¿Conoces a mi hermana?

—Algo así.

—¿Algo así?— sé que está usando mis palabras.

—Es una larga historia.

No lo presiono ni exijo una respuesta porque él no lo hizo cuando preguntó por Diego.

—Ya debo entrar.— le digo, —Buenas noches, Kang.

—Buenas noches, Klara con K.

Eso me hace sonreír y me bajo de su camioneta, quedandome en la cera de la calle despidiendome con la mano mientras él comienza a alejarse calle abajo. Meto las manos en mis bolsillos y me dirijo a la puerta de la casa, sin poder evitar la sonrisa que curvea mis labios. El camino en nuestro jardín está cubierto de nieve por la que cayó hace rato.

¡Qué noche!

Con cada paso que doy en el camino a la puerta hace que mi sonrisa se extienda. Kamila sale de la casa, al parecer aún tiene bolsas que buscar en el carro y se para en la puerta, observándome.

—¿Y esa sonrisa?

Me encojo de hombros y cuando doy otro paso, no me doy cuenta de que la capa de hielo que cubre unas partes del camino y me resbalo, cayendo sentada sobre la nieve.

—¡Por Dios! ¡Klara!— Kamila se apresura hacia mi, pero tambien se resbala y cae frente a mi, estrellándose conmigo ligeramente.

Y ambas nos reímos a carcajadas.

Y se siente maravilloso.

—¿Estás bien?— Kamila pregunta entre risas.

—Perfecta.— le digo, sintiendo el frío en todo mi cuerpo por la nieve filtrándose en mi ropa, probablemente empapándola.

Kamila sostiene mi cara con ambas manos.

—Hace tanto tiempo que no te veía reír así.— su voz está llena de sentimiento, —te ves preciosa.

Pongo mis manos sobre las de ella.

—He sobrevivido tantas tormentas que soy una vista hermosa ahora.

Y ahí en medio de la nieve después de caernos y con frió, seguimos riéndonos, porque la belleza de la realidad de la vida está en que los momentos más simples como estos son inigualables, inolvidables, y lo que nos motivan a creer que sin importar nuestras debilidades, nuestras cargas, podremos volver a reír con todas las ganas un día.

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Nota de la autora: ¡Ay, Klara! Yo quisiera que me vieran escribiendo esta historia, soy puras emociones, hasta los momentos felices me dan ganas de llorar, esta historia me llega al corazón de una forma tan profunda que no puedo explicar. Klara es un personaje tan bonito, tan real que es como si la pudiera ver frente a mi, con esa sonrisa genuina que de que todo estará bien.

Algo que me gustó mucho de estos capítulos, es el poder del cambio, de pararte y decir no cuando algo malo está pasando. La frase de Albert Einstein siempre está conmigo: "El mundo no será destruido por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que los observan sin hacer nada." Yo se que a veces nuestros intentos de ayudar no son exitosos y tal vez se sientan como si fueran en vano pero no dejes de intentarlo, de verdad, como una persona que sobrevivió y luchó con su salud mental, que aún a veces tiene días difíciles, te digo de todo corazón, tus palabras, tu intervención, tu pequeña ayuda puede significarlo todo para alguien que lo necesita.

Otro tema que expuse en estos capítulos fue el de autolesión, son muchas las personas deprimidas que no acuden al suicidio si no a algo más temporal y continuo como es auto-lesionarse. Recordemos que esta bien pedir ayuda, y que la gente que se hace autolesiona no está loca simplemente están lidiando con un problema en su salud mental, que SI tiene solución, que SI se puede manejar para detenerlo y que SI se puede superar. La importancia de que SI se puede superar, SI se puede vivir y lidiar con cosas así es demasiada porque generalmente las personas pasando por algo así piensan que eso es todo lo que su vida siempre será, y que nunca saldrán de eso. Estoy aquí para decirte que si puedes salir de eso, que si puedes mejorar y que vas a ser una vista jodidamente hermosa después de eso, con mucha más empatía y entendimiento del dolor de los demás, en pocas palabras, una versión aún mucho más maravillosa de ti misma.

Los quiero mucho, y los llevo en mi corazón, gracias por estar aquí conmigo, en esta historia tan intima, llena de tantas realidades y sin perfección.

Muakatela.

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