D I E C I S E I S

¿La vida siempre ha sido de esta forma?

Es una pregunta que me carcome al observar la vida en la preparatoria. Veo tantas cosas que antes ni siquiera se cruzaban por mi mente. Es como si pudiera notar cada pequeña cosa por mínima que sea, lo que he vivido me ha vuelto... ¿Observante? Siento como si me hubiera dado una habilidad supernatural -aunque no lo sea- de ver todo como mucha más claridad, con un propósito.

Ah, ya me he vuelto loca.

Durante la primera clase, aprendo muchas cosas de mis compañeros: La chica pelirroja no es tan mala como se ve, ayuda a los demás cuando no entienden algo y tiene una sonrisa muy bonita. El grupo de chicas bonitas también se ven agradables con los demás. La chica rellenita tiene mucha seguridad sobre si misma, sus gestos derrochan confianza en como se ve, eso me hace sonreír, quisiera ser como ella.

Los dos chicos bromistas son solo bromas y miradas divertidas, ¿Es mi imaginación o hay química entre ellos? La chica del libro es callada y observa con cierta adoración al chico pelirrojo que casi se me acerca antes de los anuncios, ¿Le gusta ese idiota? No, no debería juzgarlo sin conocerlo, pero tengo el presentimiento de que no es un buen chico.

Los últimos que llegaron para completar la clase fue un grupo de tres chicos: un moreno de baja estatura, un rubio con la chaqueta del equipo de futbol, y uno alto de cabello pintado de ¿Morado oscuro? Con ellos, entran dos chicas de gafas y cabello recogido en una cola alta. Intento descifrar este grupo pero no lo entiendo, tienen un aire estudioso pero también bastante arrogante.

A medida que se desenvuelve la clase entiendo la dinámica un poco más y esto sonará muy estereotípico pero es la verdad de lo que observo: Los últimos que entraron son los nerds de la clase, lo que me sorprende es que son los populares, no los bonitos como solía ser en mi preparatoria.

¿Los inteligentes son los populares?

Vaya cambio, susurro en mi mente, y tengo curiosidad en saber porque, no tengo con quien hablar así que supongo que tendré que averiguarlo con mis técnicas de observación, es increíble lo mucho que puedes observar cuando no tienes nadie con quien hablar.

Al terminar la primera clase, me quedo en mi asiento mientras todos salen de salón. Agradezco que la profesora no me haya hecho presentarme frente a todos, no podría hacerlo, supongo que la consejera también habló con los profesores.

Sobreviví la primera clase, pienso positivamente, animandome. Una sonrisa danza en mis labios ante mi pequeña victoria.

Y Kang no esta en esta clase, gracias a Dios, durante la misma me dediqué a escucharlos a todos hablar.

No encontré su voz.

Alivio.

—Capucha.

Me tenso ante la voz de ese chico pelirrojo, estaba tan absorta celebrando mi pequeña victoria que no me fijé que solo quedamos él y yo en el salón de clases. Levanto la mirada para verlo caminando hacia mí.

No.

Mi respiración se acelera, y aprieto mis manos.

—¿Tienes nombre?— se sienta en el asiento frente a mí, —¿O prefieres que te llame Capucha?

Trago, sintiendo mi garganta seca. Es la primera vez que interactuo personalmente con alguien de mi edad en más de 6 meses. No encuentro mi voz.

Él ladea la cabeza, observandóme. Quiero desaparecer dentro de la capucha de mi sudadera.

—¿Eres muda?

Quiero irme, no puedo soportar su mirada inquisitiva sobre mí. La única razón por la que no he puesto un pie fuera de este salón es porque se que Kang por ahí en alguna parte, las posibilidades de encontrármelo muy altas y ni siquiera se como luce fisicamente para huir de él si lo veo.

Los ojos negros del chico bajan a mi cuaderno y se queda viendo los dibujos que hice durante la clase.

—Lindos dibujos.— pongo mis manos sobre el papel para cubrirlo, —¿De verdad no vas a hablarme?

Sacudo la cabeza.

Él sonríe y se pone de pie, —Bien, como quieras, Capucha.— levanta las manos como rindiéndose, pero hay algo en sus ojos que dice que no se rendirá.

Cuando se va, dejo salir una bocanada de aire que no sabia que estaba aguantando, ¿Por qué el empeño en molestarme? Tal vez tiene curiosidad o necesita una nueva víctima para molestar.

Después de la segunda clase, tengo que salir porque es hora del almuerzo, ir a la cafetería me llena de terror, demasiada gente en un solo lugar y Kang tiene que comer también así que se que estará ahí. A partir de mañana traeré mi propio almuerzo para comer en el salón, pero hoy tengo que aventurarme a la cafetería.

Tú puedes, Klara, si pudiste lidiar con el chico pelirrojo, puedes con esto.

Metiendo las manos en los bolsillos de mi sudadera, con la cabeza baja, me dirijo a la cafetería, ni siquiera he llegado a la puerta y ya siento los latidos de mi corazón en la garganta.

Paso por la comida, con bandeja en mano, me siento rápidamente en una mesa desolada que esta en la esquina. Se porque nadie se sienta ahí, esta al lado de la basura, lo cual no es muy motivante para comer pero no me importa.

Me le quedo viendo a la comida de la cafetería y lagrimas inundan mis ojos, estoy viviendo una vida normal, comiendo en la cafetería después de clases como una persona normal, no encerrada en mi cuarto. No son lagrimas de tristeza sino de alegría, de que estoy haciendo algo tan básico y normal que pensé que nunca más podría hacer. Me limpio una lagrima que escapa y parpadeo, soplando para detener las lagrimas, no quiero llorar delante de todo el mundo.

—La comida de la cafetería es mala pero nunca había visto a nadie llorar por eso.

Alzo la mirada para ver a la chica rellenita de mi clase frente a mi mesa con bandeja en mano. Mueve su cabeza para echar su cabello ondulado detrás de sus hombros y se sienta frente a mí.

—Me llamo Perla.— me informa, sacando la cuchara y el tenedor plastico de su envoltorio.

Así de cerca me doy cuenta de lo adorable de las facciones de su rostro.

Quiero hablar pero no se porque se me hace tan difícil.

—No voy a matarte, deja de lucir aterrorizada, vamos, come.— comienza a comer y me toma unos segundos, comenzar a comer.

Comemos en silencio, y ella no me presiona, no vuelve a hablarme como estuviera dándome mi tiempo y lo agradezco.

—Me llamo Klara.

Lo digo cuando termino de comer, y escuchar mi propia voz es refrescante después de toda una mañana de silencio.

Perla me sonríe, huequitos apareciendo en sus mejillas, —mucho gusto, Klara.

Le devuelvo la sonrisa.

—Sino quieres llamar la atención creo que deberías quitarte la capucha.— me recomienda, tomando un sorbo de su soda.

—Estoy bien así, nadie me ha notado.

Ella alza una ceja, —¿Eso es lo que tu crees?

Asiento, y ella sacude la cabeza, —Mientras más te ocultes, más curiosidad despertarás por aquí, sino quieres convertirte en una presa, no actúes como una.

¿Presa? ¿Estoy en la preparatoria o en Animal planet?

Kamila tiene razón mi sentido del humor esta volviendo.

—No creo que me hayan notado hasta ahora.

—Si te han notado, Klara, cuando estas con la mirada perdida en tu propio mundo, más de uno te ha dado un vistazo. '¿Quién es ella? ¿Por qué alguien llegaría tan tarde en el año escolar? ¿Por qué la capucha? ¿Por qué es tan delgada? ¿Esta enferma?' ese son el tipo de preguntas que he escuchado toda la mañana.

Me muerdo el labio inferior, incomoda, Perla continua, —No digo esto para incomodarte, solo quiero ayudar.

—¿Por qué? No me conoces.

—Porque me recuerdas a mi cuando empecé en esta preparatoria.

—No puedo creer eso, tú te ves tan... diferente a mí, tan segura de ti misma.

—No siempre fue así, Klara.— suspira, —Supongo que a veces tenemos que pasar momentos difíciles para ganar fortaleza.

—Hablas como si los momentos difíciles fueran algo bueno.

—Los momentos difíciles le dan forma a quien eres, más no te definen.

Ella me recuerda a mi madre, es agradable.

Quiero aliviar la conversación y ahora que puedo hablar con alguien, hay tantas cosas que quiero preguntar, —Esta es la parte en la que me das el tour de la preparatoria y me dices quienes son los buenos y quienes son los malos, ¿no?

Ella se echa a reír, —Ojalá fuera tan simple, no me gusta ver a las personas como blanco y negro sino más bien como una escala de grises, pueden tener un corazón bondadoso y aún así tomar decisiones egoístas, o un corazón frío y sacrificar mucho por alguien más. El ser humano es un enigma de grises.

—Suenas como mi psiquiatra.

Lo digo antes de pensarlo. Muy bien, Klara, que buena manera de empezar una amistad: "Soy la loca que va al psiquiatra."

Perla no se inmuta ante la mención de mi psiquiatra, —Mi madre es la consejera de la escuela, creo que se me ha pegado algo de sus interminables charlas.

Su madre es la consejera...

Todo hace click en mi cabeza, —Ella te envió a hablarme, ¿cierto?

No puedo evitar la decepción que siento, creí que se había acercado a mí porque le salió natural querer ser mi amiga no por que su mamá le dijo que lo hiciera. Perla me da una mirada de culpabilidad.

—Eh, bueno, yo...

Me pongo de pie, tomo mi bandeja y lanzo dentro de la basura para salir de la cafeteria.

Es que soy tan ilusa.

Hacer una amiga jamás sería tan fácil para mi, ya me estaba creyendo el cuento de que la normalidad no sería tan difícil de lograr. Estoy pasando el largo pasillo principal donde están los casilleros, esta bastante lleno a esta hora del día.

—¡Kang!

Nunca me he detenido tan abruptamente en mi vida. Mis pies se quedan pegados al piso, miro al chico frente a mi que acaba de llamar a Kang, es un chico alto rubio en chaqueta de cuero, sus ojos están sobre alguien detrás de mi.

—Mierda, Kang, te he estado buscando por todas partes.— el rubio dice meneando su cabeza, y siento que no puedo respirar.

La voz de Kang detrás de mí causa estragos en mi ya acelerado corazón, —Estaba almorzando.

Es él.

Esa voz... que reconocería entre un millón, suena mucho más profunda y ronca en vivo y en directo sin nada como la radio o el intercom de por medio.

—Vamos,— el rubio lo espera.

Siento que todo pasa en cámara lenta, el chico detrás de mi, dueño de la voz de Kang, me pasa por un lado y para cuando levanto la mirada, solo alcanzo a ver su espalda y un cabello negro desordenado que hace juego con la camisa negra que lleva puesta.

Alto...

Es muy alto.

Kang se encuentra con el rubio y ambos caminan para alejarse entre la multitud del pasillo.

La gente pasa a mi alrededor y yo no me muevo ni un centímetro, ni siquiera me he dado cuenta que mi mano se esta aferrando a mi pecho como si mi vida dependiera de ello.

Acabo de ver a Kang.

Kang acaba de pasarme por un lado, no lo puedo creer. Después de tanto tiempo siguiendo su voz, he estado a un paso de él.

—Guao, te deslumbró por completo.

La voz de Perla susurra a mi lado y me giro para verla, tiene una ceja levantada, me aclaro la garganta y sigo mi camino al salón, con el corazón aún amenazando con salir de mi pecho.

—Klara,— Perla me sigue, y somos las primeras en salón, aún falta unos minutos para nuestra siguiente clase, —Klara, escucha, si, mi madre me pidió que te hablará pero en ningún momento fue una orden, fue una sugerencia y yo decidí hablarte porque de verdad me recuerdas mucho a mi misma.

Tuerzo mis labios, asimilando sus palabras, y tomo asiento, Perla se sienta en uno a mi lado, —De verdad, Klara, mi interés por conocerte es genuino.

Perla me da muy buena vibra y aunque tal vez este complaciendo a su madre, no quiero cerrarme a la única persona que me ha hablado hasta ahora.

—Pierdes tu tiempo conmigo, soy un aburrida.— le digo y ella me sonríe al ver que quiero que sigamos hablando.

—Nah, no lo creo.— ella me da una mirada picará, —Además, tengo mucho información sobre el chico que te acaba de deslumbrar en el pasillo.

Exclamo emocionada,—¿De verdad?

—Si, ¿Qué quieres saber?

Abro la boca y la cierro de nuevo, sin saber bien que preguntar.

—No pensé que te llamaría la atención un chico como Erick.

Arrugo las cejas, —¿Erick?

—¿Rubio, alto, te deslumbro en el pasillo? Se llama Erick.

Y entonces, caigo en cuenta, yo estaba frente al rubio en el pasillo, Perla pensaba que él era el que me había dejado así, no tenia ni idea que era el chico que Erick estaba esperando, el que me pasó por un lado, Kang.

Espera...

¿Ese era Erick, el amigo de Kang, el del programa de radio que odio?

Trato de recordar su rostro pero estuve tan sorprendida con Kang que no lo detallé.

—No me interesa Erick.

Ella luce confundida, —Entonces, ¿Por qué estabas paralizada a la mitad del pasillo?

—Eh... el otro chico, el que alcanzó a Erick.

El color deja el rostro de Perla, —¿Kang?

Algo esta mal, ¿Qué pasa?

Por primera vez desde que hemos hablado, el semblante de Perla se endurece, —Olvidáte de él, Klara.

—¿Qué pasa? ¿Por qué—

—No tienes que escucharme, si quieres puedes hacer fila en su club de seguidoras, pero no te hagas muchas ilusiones con él.

—¿Club de seguidoras?

Ella suspira, —¿De verdad crees que un chico atractivo como él que tiene su propio programa de radio no es uno de los chicos más deseados en la preparatoria?

Tiene sentido.

—¿Y por eso no debo interesarme en él? ¿Por qué es popular con las chicas?

Hay algo que no me esta diciendo.

Ella me da una sonrisa triste, —Otro día te cuento esa historia, Klara.

Con eso se fue a su asiento.

Mi primer día de escuela no ha sido tan malo, y el hecho de que pude asistir a todas mis clases me llena de orgullo. Sin embargo, un momento en el día sigue repitiéndose en mi mente una y otra vez.

La voz de Kang detrás de mí, su espalda, la camisa negra que llevaba puesta que hacia juego con su cabello oscuro.

Te encontré, Kang.

Pero no puedo dejar que tu me encuentres.

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Nota de la autora: ¡Señoras y señores! ¿Cómo están sus corazones después de este capítulo? El mío esta al borde del colapso. Klara pudo terminar su primer día de preparatoria sin ningún incidente, celebremos.

Aquí desaten su energia fangirl en el momento del pasillo cuando Kang le pasó por un lado a Klara.

El trailer de allá arriba fue hecho por una dedicada seguidora de 'Sigue mi voz' así que démosle un aplauso y un poco de amor.

Muakatela,

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