C U A R E N T A Y U N O

-Hay un capítulo nuevo antes que este por si wattpad los trae a este primero-

—No.

Es lo primero que digo instintivamente. No hay manera de que entre a ese salón, muchas veces le he pasado por el frente cuando voy a otras clases especiales, pero nunca me he atrevido ni siquiera a echar un vistazo. He huido y no creo que sea el mejor momento de hacer esto, no después de ese ataque de pánico.

—Solo entremos, ¿si? —La Sra. Romes me propone, —quiero te vayas al descanso con navidad con un buen recuerdo, no con lo que pasó.

—Es solo que... —me detengo por un segundo, pensándolo.

—Estaré contigo en todo momento si así lo necesitas y la Sra. Mann ya viene en camino.

—Quiero entrar sola primero. —Le pido.

—¿Estás segura?

—Si.

Ella da un paso a un lado y me deja el camino libre. Yo giro la manilla de la puerta y la abro, por unos segundos, solo me quedo ahí, sin moverme hasta que tomo una respiración profunda y entro. Lo primero que me golpea es el olor... a pintura que conozco tan bien. Cierro mis ojos y me permito inhalar profundamente.

¡Coloreas precioso, hija!

La voz de mi madre me arruga el corazón. Desde que yo era una niña que se tomaba demasiado en serio colorear ella me había apoyado. Abro mis ojos y veo todos los lienzos, los trabajos en proceso de varios estudiantes, algunos con la pintura fresca, la única iluminación del salón viene de los grandes ventanales a un lado, que dejan a la vista la nieve fuera de la preparatoria y un árbol sin hojas. Es casi... nostálgico, como un abandonado salón de arte en medio del frío.

Camino entre las pinturas y veo desde las figuras más simples hasta las complejas, paso mi dedo por un lienzo en blanco, disfrutando de la textura, de la sensación y recuerdo a mi profesora de arte en mi antigua preparatoria.

—¿Otra vez un retrato de tu madre, Klara?

—Si, es solo que...

Desde que me había enterado del cáncer de mamá, lo único que quería era inmortalizar su rostro, era todo lo quería pintar y mi profesora no lo entendía porque ella no sabía lo que pasaba en casa y yo cada vez me cerraba más.

—Retratos fue el tema del mes pasado, Klara, tienes mucho talento, pero no puedo presentar otro retrato tuyo en la exposición escolar del mes que viene.

No dije nada, ella suspiró.

—¿Por qué no te tomas un descanso? Puedes volver al club de arte el mes que viene después de la exposición.

Me quedé viendo el rostro pintado de mi madre, intenté reflejar la belleza de su cabello porque ya había comenzado a perderlo. Me forcé a sonreírle a la profesora.

—De acuerdo, volveré por el cuadro cuando se seque.

Ese fue el último cuadro que pinté.

No he tocado un lienzo desde aquella vez y estoy bien con ese hecho. Estoy bien con que sea el rostro de mi madre lo último que pinté.

—Klara Rodríguez, —una voz desconocida llama desde la puerta, y me giro para ver a la Sra. Mann de pie ahí, es delgada y alta. Su cabello blanco está atado en un moño desordenado, ella continua, —talentosa pintora de la preparatoria San José, ganadora de varias exposiciones escolares desde que estaba en primaria. Es un honor conocerte finalmente, bienvenida.

—Gracias. —murmuro.

Ella me observa por unos segundos hasta que comienza a caminar en mi dirección.

—¿Te preparo un lienzo?

—No, —sacudo mi cabeza energéticamente.

—¿Por qué no?

—No he venido a pintar.

—¿De verdad? Ese anhelo en tus ojos pareciera decir lo contrario, —no digo nada, —¿Cuándo fue la última vez que pintaste?

—Hace mucho tiempo.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—¿A qué le temes, Klara?

Mis ojos se quedan sobre una pintura casi terminada de un anochecer.

—A mi misma. —Las palabras dejan mi boca por si solas.

—¿Tienes miedo de lo que puedas reflejar de ti misma en tu arte?

—Supongo.

—Bien. —Ella camina y comienza a montar un lienzo y a traer pinturas.

—¿Bien?

—¿No solemos ser los artistas un puño de miedos, de emociones? Siempre sentimos de más. —Me dice con una sonrisa, —El arte no es más que la expresión de todo lo que sentimos. No recordamos un cuadro por su belleza sino por lo que nos hizo sentir cuando lo vimos.

Ella me guía y me detiene frente al lienzo.

—No tienes que pintar nada elaborado, solo quiero que te permitas sentir y tocar la pintura, que grites esos miedos si es necesario, que saques esas emociones.

Mi mano tiembla al bajar y hundir mis dedos en el color negro.

Ha pasado tanto tiempo.

Levanto mi mano y veo la pintura rodar hacia dentro de mi palma, gotear de mis dedos y lagrimas llenan mis ojos cuando la presiono contra el lienzo.

Me has pintado otro retrato, hija, es maravilloso, y mira lo bonito que te ha quedado mi cabello. Esperemos que pronto me vuelva a crecer y se vea así.

Quito mi mano del lienzo.

—No puedo.

La Sra. Mann pone su mano sobre la mía en el lienzo de nuevo y la baja, dibujando líneas negras con la pintura.

—Si puedes.

Ella toma mi otra mano y la meto en la pintura roja para trazar líneas rojas al lado de las negras. Mis lagrimas ruedan por mis mejillas hasta caer de mi mentón y soplo, los sollozos atrapados en mi garganta.

—Llora, grita, haz lo que tengas que hacer. Tu arte está aquí para ser una puerta de salida a todo eso.

—Estoy rota... todo lo que crearé estará roto.

La Sra. Mann suelta mis manos y me deja seguir sola.

—"El arte es para consolar a los que están quebrantados por la vida" —Me susurra, —Vincent van Gogh.

De palma abierta presiono ambas manos contra el lienzo, la pintura se escurre entre mis dedos y lamo mis labios húmedos por las lagrimas.

—El cáncer es una mierda, —digo en murmullo, —lo odio, odio que me quitara a mi madre, —le doy una palmada con fuerza al lienzo y cojo más pintura, y sigo trazando, golpeando y pintando—odio que me quitara mi vitalidad y que arruinara mi mente. Extraño tanto a mi madre...y estoy tan cansada de vivir con miedo, estoy...—mi voz se rompe y me detengo.

La Sra. Mann pone sus manos sobre mis hombros y los aprieta en un gesto gentil. Yo me giro y la abrazo para llorar contra su pecho.

—Shhhh, Klara, bienvenida al arte de nuevo.

Ella me gira y me hace enfrentar el lienzo. Observo el desastre que he hecho pero que de alguna manera tiene sentido en mi cabeza, puedo ver los trazos de rabia mezclados con la tristeza, puedo verlo todo y puedo ver lo que puedo crear a partir de ahí.

—Toma el tiempo que quieras. —Ella me dice al alejarse y dirigirse a la puerta.

Después de verter algunos colores sobre una paleta de pinturas, tomo el pincel y comienzo con negro para crear la figura en medio del caos, la delineo con bordes blancos para que resalte y se vea claramente la figura de una chica. Enfatizo el rojo con un rojo más oscuro y agrego toques grises para crear un cielo lleno de calamidad, casi de fuego. A los pies de la chica agrego más grises como cenizas caídas de las llamas del cielo.

Recuerdo aquella noche encerrada en mi cuarto, escuchando el programa de Kang, delineando la luna con mi dedo sobre el vidrio de la ventana. Y busco el color blanco para pintar la luna en el cielo rojo, con cada trazo recuerdo el rostro sonriente de mi madre, de Kamila, de Andy, de Dario y las nuevas personas en mi vida: Kang, Diego, Perla, y Ellie.

En medio del caos, del calor del fuego, de las cenizas, las personas en mi vida han sido esa luna, ese destello de luz.

Pierdo la noción del tiempo y no es hasta que alguien toca la puerta que me doy cuenta de que quizás ya sea la hora de salida. Me detengo y la Sra. Mann entra.

—¿Cómo vamos?

Me encojo de hombros.

—No es nada especial.

—A ver —ella se para frente a mi pintura y sostiene su boca con la mano, —guao... Klara.

—No exagere, Sra. Mann.

—Es preciosa, tanto... dolor... es...— ella no sigue.

—Gracias.

—Gracias a ti por volver, tu contribución al arte va a ser increíble, Klara.

No digo nada y ella habla de nuevo.

—Los buses ya se han ido, pero no te preocupes ya le avisamos a tu hermana que te irás con tus amigos, —arrugo mis cejas, —están esperando por ti en la entrada.

—¿Qué? —me limpio las manos con un trapo, pero las manchas de pinturas siguen ahí y no me molesta después de pasar tanto tiempo sin esas manchas. Le doy un abrazo y las gracias a la Sra. Mann, y salgo de ahí.

Paso el pasillo, bajo las escaleras y cuando doy un paso en el pasillo principal, el ruido y los gritos me toman por sorpresa. El pasillo está repleto a los lados de estudiantes de toda la preparatoria con carteles con mi nombre y mensajes bonitos. Me quedo paralizada un momento.

—¡Klara! ¡Klara! ¡Klara! —mi nombre resuena por todos lados y veo todos esos rostros sonriéndome y no sé que hacer, y aunque no los conozco, esta celebración me hace recordar todo lo que he logrado. Respiro profundo para controlar las lagrimas, ya he llorado demasiado hoy.

Está bien celebrar las victorias por lo grande, Klara.

Así que les sonrío y comienzo a caminar entre ellos.

—¡Campeona!

—¡Hermosa!

—¡Sos un ejemplo a seguir!

Les susurro gracias a todos, y ya puedo ver al final del pasillo a mis locos. Diego tiene una pancarta inmensa que dice '#CapuchaEsLaMejor' Perla por su parte tiene una que dice 'Arte, prepárate que llegó la puta ama.' Y Ellie sostiene unos globos con ambas manos y una foto de unos de mis actores de drama coreano favoritos. Y luego está él.

Kang.

Él está todo de negro, esos huequillos claros en sus mejillas porque está sonriendo de oreja a oreja, su pancarta dice 'Eres un ejemplo de vida y fortaleza, bonita.'

Me acerco a él y con un poco de pena, lo abrazo antes de darle un beso corto y darle gracias antes de irme a abrazar a mis amigos.

—¡Muchas gracias a todos! —le digo a todos en el pasillo, —¡Feliz navidad!

—¡Feliz navidad, Klara con K!

Kang me toma de la mano para salir, Diego, Perla y Ellie nos siguen.

—¿A dónde vamos? —pregunto, curiosa. Diego se adelante y se voltea para enfrentarme mientras camina.

—¿Creíste que la celebración terminaba ahí? —Diego me pregunta y sacude su dedo, —No, querida, no seas ilusa.

—Esta noche se va descontrolar, —chilla Perla, —Descanso de navidad, ¡Oh si! ¡Soy libreeee!

Ojeo a Ellie y ella solo me sonríe.

—No, en serio, ¿a dónde vamos?

—Te daré una pista, —me dice Kang y se inclina para susurrarme al oído, —Bat-Kang.

No... ¿vamos al bar donde Kang canta?

—Pero somos menores de edad.

—Estaremos bien mientras no consumamos alcohol, —explica Kang, —es la única regla que me pone el dueño, cero alcohol. —Kang mira a Diego con intensidad. Diego jadea.

—¿Qué? ¿Por qué me miras a mi?

Perla voltea los ojos.

—No te hagas la victima, ¿a quién descubrieron bebiendo detrás de un árbol en el campamento de verano?

—Era un traguito. —Diego se defiende.

—Vamos.

#

El bar es muy sofisticado y elegante, me esperaba algo pequeño y poco conocido, pero esto parece un lugar de elite, de esos donde no entra cualquiera. Solo somos nosotros cinco en el bar al principio, quizás porque aún no anochece, así que nos pedimos unos batidos y comida mientras esperamos que el bar se llene y Kang pueda hacer su presentación.

—Estas papas fritas son la gloria. —Comenta Diego metiéndose tantas como puede en la boca. Ellie lo observa como si fuera la cosa más adorable del mundo.

Kang está a mi lado y he soltado su mano porque siento me suda increíblemente cuando la tengo con la suya no se si es normal o los nervios.

—¡Ahí están!

Me sorprende escuchar la voz de Kamila, y la veo venir caminando con Andy de la mano.

—¿Qué hacen ustedes aquí?

Ella ignora mi pregunta y me abraza.

—Felicitaciones, Kang me ha contado lo de la pintura.

Yo entrecierro los ojos y le doy una mirada por encima del hombro de Kamila a mi querido novio boca floja. Kang se hace el loco. Andy me abraza y se nos unen en la mesa.

—Ellie, Diego y Perla, ella es mi hermana Kamila, y su esposo Andy. —Los presento.

—Mucho gusto, tenía muchas ganas de conocerlos, —les responde Kamila.

—Más bien analizarlos, —murmuro y Kamila me da con el codo.

—No me agradaba mucho la idea de celebrar en un bar, pero se ve muy elegante, —agrega Andy.

Comenzamos a charlar y se nos pasa el tiempo hasta que se llena el lugar, es una noche tranquila, de bandas de pop y algunos cantantes, nada ruidoso. Cuando Kang aparece en el escenario, todos en nuestra mesa nos echamos a reír porque de verdad lleva puesta una mascara de Batman.

—¿Qué diablos lleva puesto? —pregunta Diego entre risas.

Sin embargo, nuestras risas se apagan cuando él acomoda la guitarra en sus manos y comienza a tocar una melodía suave antes de cantar y dejarnos con la boca abierta. Si la voz de Kang por si sola era mi perdición, escucharlo cantar es otro nivel superior. Estoy hipnotizada, mis ojos siguen el movimiento de sus dedos sobre la guitarra, como se flexionan sus brazos, como se mueven sus labios. Mis oídos se llenan de su voz, de la melodía de su guitarra.

Le echo un vistazo a los demás y todos parecen tan hipnotizados como yo. Kamila tiene su cabeza sobre el hombro de Andy. Diego tiene su brazo alrededor de Ellie y Perla sostiene mi mano a mi lado. Es increíble pensar lo mucho que ha cambiado mi vida en los últimos meses, y como cada una de estas personas ha puesto su granito de arena para ayudarme. Esos segundos me hace recordarlo todo, el programa de radio de Kang, la primera vez que salí de casa, los perritos de mi vecina, aquel ataque de pánico en el baño en el Kang me ayudó por el teléfono, la preparatoria, conocer a Diego, a Perla, a Ellie, mis recaídas, mis lagrimas, mis logros. Todo lo que me ha traído a este momento.

Vuelvo a mirar a Bat-Kang mientras él termina de cantar y todos le aplauden como locos. Diego y Perla bromean sobre algo, Kamila, Andy y Ellie se ríen mientras aplauden y Kang vuelve a nosotros aún con su máscara y lo felicitamos en grande.

Me pongo de pie y aclaro mi garganta.

—Quiero... hacer un brindis...— levanto mi vaso, —con batido de fresa, muy original —bromeo, —por ustedes, cada uno de ustedes ha sido... una pieza muy importante en todo lo que he logrado. Ustedes son un ejemplo para seguir para mi, quiero que sepan que seguiré luchando y que lo más probable es que vuelva a caerme, pero ya no me da tanto miedo porque tengo a las mejores personas a mi alrededor y también tengo la experiencia de que si puedo levantarme porque ya lo he logrado antes. Así que gracias.

Brindamos y sonreímos abiertamente porque, aunque la vida se complique y nos lance problemas y momentos difíciles, también hay días como este, días de celebración, días buenos y hay que resaltarlos más, sentirlos y vivirlos más. Juntos, sigamos la voz de la alegría, de la compasión, de la paz, del amor, de los pensamientos positivos, y sobretodo, seamos lo que queremos ser, como queramos serlo, cuando queramos serlo, no olvides seguir tu propia voz.

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