Capítulo Único
¡Hola a todos! Iniciando un poco tarde el año, pero con toda la disposición de comenzar a escribir sobre el universo de Boruto ❤️⚡️.
Esta vez les traigo un escrito que habla sobre la familia Uchiha y Boruto, si es de su gusto los invito a leer.
≈ ACLARACIONES ≈
⚡️ Historia basada en el canon de la trama original, sin spoilers.
⚡️ Historia escrita en tercera persona, enfocada desde la perspectiva de Boruto.
⚡️ Se hace mención de la familia Uchiha.
⚡️ Mención de posible pareja: BoruSara
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La alegría que explayaba el chico podía verse através de su sonrisa reluciente, así como en el andar de sus pasos vivaces y llenos de energía. Debía demostrarlo, ya que no siempre se podían tener días como ese.
El único movimiento, que realmente cambiaba, era el de alzar sus brazos y cruzarlos detrás de su nuca al bajar el ritmo de su caminata, sino, ocultaba sus manos entre los bolsillos de su pantalón y danzaba con sus pies mientras silbaba en silencio.
Una vez identificó la edificación a lo lejos, comenzó a cuestionarse que tan correcto —sino es que hasta desesperado— se vería de ser él mismo quien fuera por su maestro. Boruto no era un ninja que desperdiciaba la oportunidad, en cuanto se enteraba que Uchiha Sasuke regresaba a la aldea, le deba un día de descanso antes de irlo a buscar, o acosar, suplicando por un poco de entrenamiento de su parte.
—Es posible que hasta ella me odie.
Expiró un pesado suspiro antes de iniciar nuevamente su caminata al edificio, esta vez más lento, como si quisiese, de pronto, detener el tiempo para no verse tan ansioso ni incomodar a nadie. Uno a uno fue subiendo los escalones con parsimonia, reforzando el apretón de sus manos dentro de sus bolsillos mientras miraba de lejos la puerta, finalmente estaba en la residencia Uchiha.
Boruto analizó un momento su situación: en cuanto tocara la puerta, sería recibido por su compañera de equipo con una posible cara molesta, después de todo, le estaba quitando la oportunidad de estar con su padre; sumando a eso que hoy era, para su mala suerte, el día libre de su madre, Sakura. Mal día para ello.
Estuvo a punto de resignarse y no echar a perder la unión de una familia, sino fuera por las voces femeninas al interior del establecimiento y las cortantes respuestas de su maestro, del otro lado de la puerta había toda una orquesta que ansiaba escuchar a profundidad.
Así que decidió tocar con tres golpes sonoros y sutiles en la puerta, y temió esperar.
Tan solo segundos después, la puerta rechinó dándole ese indicio de ser abierta, para dejar ver a la mismísima chica de cabello azabache, ojos de un profundo negro ónix, y gafas rojas que la caracterizaban. Sarada le miró con un parpadeo, sin expresar realmente un saludo cuando su boca lucía torcida.
Boruto lo supo, estaba molesta.
—¿Lo ves papá? está esperándote.
Boruto rascó con una de sus manos su nuca apenado, con la otra la alzó en gesto de saludo, el cual la chica apenas y contestó al solo acomodar las gafas sobre el puente de su nariz y perderse por el pasillo, dejando la puerta abierta, perfecto para que Boruto comenzara a escuchar la melodía de la familia.
—Ya dije que lo sentía, Sarada. —expresó el hombre al colocarse la capa y mirarla de reojo.
—No importa. Mamá y yo teníamos planes, —contestó enseguida, mirando a la mujer —no podemos perder nosotras tampoco la oportunidad.
Sakura asintió en respuesta a lo dicho por su hija, rodeando la isla de la cocina para dejar sobre la mesa una bolsa con el almuerzo preparado, terminando por hacerle ese moño característico para ser cargada. A simple vista, Boruto identificó la prisa de las mujeres por irse, y por otro lado, su maestro se veía levemente inconforme, tal vez.
—Nos vemos después, cariño. —Expresó la pelirrosa con una sonrisa al seguir los pasos de su hija a la puerta, hasta que miró al rubio —buena suerte con el entrenamiento, Boruto.
—Gracias Sakura-san.
Boruto notó que Sarada ni siquiera le habló, mucho menos lo miró, más no le sorprendió realmente, después de todo, él seguía siendo culpable de alguna forma. Sus ansias seguían acrecentándose tras levantarse el telón de dicha orquesta, ofuscándose un poco por, tal vez, ser aquél que desentonó en una nota y arruinó el espectáculo.
—¿Nos vamos?
La voz del adulto logró despabilarlo, lo suficiente para solo asentir por incercia y mirarle con profundidad, denotando una expresión diferente en su rostro, mientras cargaba con la bolsa de comida en su mano, siendo bastante ágil para asegurar la puerta de su hogar y comenzar la caminata, siendo seguido por detrás del curioso ojiazul.
Afortunadamente, el campo de entrenamiento estaba vacío, pues al ser un día de descanso no había ninjas entrenando. Ambos detuvieron sus pasos sobre los asientos de troncos planos, recargando Sasuke la bolsa del almuerzo, mientras Boruto corría al otro lado del campo listo para sus interesantes enfrentamientos, se sentía preparado.
Tal vez aprendería un nuevo justu, o quizás recibiría su primera victoria contra su maestro, o tal vez ganaría alguna felicitación por su arduo entrenamiento en alguna de sus técnicas ninja, cualquiera que fuera la razón lo haría feliz.
Pero el viento sopló, no una, sino varias veces, mientras él seguía en pose de pelea listo para el ataque, y el adulto, ni siquiera se había movido de aquellos troncos.
—¿Ocurre algo, Sasuke-san? —cuestionó rendido, enderezándose para iniciar la caminata hacia el.
El hombre, como era de esperarse, no le respondió, y Boruto tuvo que responder la pregunta por sí mismo. Una vez arrribó, sus ojos se enfocaron en la nota volando de la mano de su maestro, así como tras dar un leve vistazo a la bolsa del almuerzo, el cual, tenía dos cajitas de alimento recién hecho.
—Dice que uno es para ti.
—¿Eh?
La sorpresa evidente se reflejó en el rostro del menor confundido, abriendo demasiado sus ojos y la boca, aunque el adulto se mostro excéptico, también lucía sorprendido, más que nada por la extraña nota en la cima de las cajas.
—Al parecer, —tragó seco y lo miró fijamente —Sarada lo hizo para ti.
—¿Eh? —repitió, y esta vez, con cierto miedo por el rostro molesto del adulto.
Si la sorpresa en sí, ya era gigante, jamás imaginó que sería su compañera la que se tomaría el tiempo de preparle algo así, más sabiendo que le robaba a su padre por entrenamiento. Sin embargo, el rostro del adulto era algo que lo tenía mas ansioso, pues sus ojos atormentándole lo hacían sentirse vulnerable, como si fuera un enemigo.
Pese a todo, recibió en su manos –casi a la fuerza– la cajita caliente con esa deliciosa comida preparada. Al estar recién hecha, su nariz fue capaz de percibir el delicioso aroma del arroz y ciertas verduras, algo que sin duda amaba comer, fuera de sus típicas hamburguesas.
Tomando cierta distancia entre ellos, olvidaron a lo que venían realmente y tomaron asiento para disfrutar del primer alimento del día. Boruto tomó entre sus manos la pequeña nota pegada a la caja, oculta en la parte de abajo, como si fuese un secreto, sorprendido, la despegó con cuidado para no ser visto por el adulto.
"Boruto. Sé que es improvisado, pero ¿podrías mantener a mi papá ocupado? Mamá y yo haremos las compras para festejar su próximo cumpleaños. Gracias."
Claro, ahora todo tenía sentido. No había forma de que Sarada le regalara algo sin una excusa, así eran ellos. Fuera de eso, supo la importancia del asunto, pues no era común que su maestro se quedará en la aldea tanto tiempo, así que debían aprovecharlo, incluso él lo hubiera hecho.
"Por cierto, espero te guste el almuerzo, traté de prepararlo según tus gustos. Sarada."
Otra vez quedó perplejo, y esta vez porque no podía creer que fuera ella misma quien le había hecho tal comida, no solo por la excusa de la nota, sino porque realmente había querido darle algo, vaya sorpresa.
El carraspeo del adulto volvió a hacerlo despabilar, pues por mucho que quisiese disfrutar del momento, la mirada en su persona seguía dándole ciertos escalofríos.
Sus manos abrieron con sutileza la tapa de la caja, pronto, el aroma de pescado, verduras y arroz inundó sus fosas, abriendo el apetito en su estómago.
Cada uno de los condimentos yacían bien esparcidos dentro de la caja, así como todo tenía su balanceada ración, un perfeccionismo envidiable y muy reconocido en Sarada, para ser honesto. Boruto sonrió para sí, su corazón latía un poco más rápido de lo normal, evidentemente lo excusó por las ganas de alimentarse.
Cayendo el medio día, Boruto recordó que no solo debía saborear el almuerzo, también debía encargarse de esa tarea solicitada en la nota, y aunque seguía temiéndole a su maestro, giró a verlo, notando lo pacífico que se veía su rostro, disfrutando de la comida y el significativo acto de comerla.
—Sarada alguna vez me dijo... —rompiendo con el silencio, el hombre lo miró con atención —que la comida no solo es para comerse, —sus ojos enfocaron la caja con algunas de las sobras restantes de su comida —cuando sabes que quien la preparó es alguien especial.
Los palillos fueron rozando cada uno de los alimentos dentro de la caja, Sasuke era cuidadoso hasta con el más pequeño grano de arroz, tomándolo con una delicadeza antes de saborerlo en su boca, sin evitar pensar en la imagen de una sonriente Sakura de por medio. Es más, podría decir que, desde que era un infante, solía rememorar dicha significancia cada que su paladar recibía alimento preparado por alguien.
El rubio no tardó en reflexionar sus palabras. Es cierto que estaba acostumbrado a la comida casera de su madre y las hamburguesas de un restaurante, pero aquella chispa de sabor era significativa y novedosa, y muy placentera también. Siendo así, la imagen de aquella Sarada recitando esas palabras llegó a su mente, y no pudo evitar sentirse incómodo.
—Lo sé. —Expresó el adulto rompiendo nuevamente el silencio. —Por eso, me molesta. —sus dedos apretaron los palillos con los que señaló la cajita que yacía sobre las piernas del chico, y aunque frunció el ceño, siguió comiendo sin verlo.
"¿Eso significa que ahora me odia por comer un alimento que me preparó Sarada?"
No, espera. El significativo gesto del almuerzo podría explicar algo más entre ellos, ¿o no?.
Lo único bueno de la situación, fue que el adulto se tomó bastante tiempo en comerse el almuerzo, algo inesperado para Boruto, y aunque el entrenamiento fue corto y efectivo, Boruto afirma que su maestro parecía estar molesto con él, al no medir del todo su fuerza en cada golpe y que parecía disfrutar, secretamente, las veces que el pobre rubio rodaba por el suelo.
Caída la noche, ambos caminaron de regreso a la residencia Uchiha. Boruto quiso escaparse, pero la fría mirada del azabache le recriminó el hacerlo, peor aún, siquiera pensarlo. Así que su alivio arribó cuando notó las luces encendidas del hogar, esperó paciente tras los toques en la puerta, sintiéndose satisfecho de haber cumplido su misión.
—¡Bienvenido de vuelta papá! —expresó la chica con una sonrisa alegre —¡ah, hola Boruto! —expresó al mirarlo detrás del cuerpo de su padre.
Boruto alzó su mano en respuesta, por alguna razón temía hablar. El adulto posó su mano sobre el hombro de la chica, regalándole una sonrisa antes de adentrarse a su hogar y recibir la bienvenida de su esposa desde la cocina. Estando afuera, Boruto reconoció que su maestro cambiaba completamente una vez arribaba a su hogar, y eso estaba bien.
—Gracias, Boruto. —agradeció la chica con una leve sonrisa cómplice.
—Ah no, no hay de que, —contestó de inmediato, levemente nervioso —más bien, gracias por la comida... —susurró lo suficiente para que Sarada abriera sus ojos —estuvo deliciosa.
Las orbes azules chocaron con aquellos pozos de ónix brillante, un significativo brillo surgió en ambos, al punto de tener que apartar la mirada del otro incómodos, escuchando de fondo el llamado grave del padre de familia. Sarada rió nerviosa y volvió a mirarlo con otra sonrisa, esta vez, Boruto fue su cómplice y le sonrió de vuelta.
Alzando sus manos, se dieron la debida despedida, antes de él comenzar a caminar en dirección a su hogar, mientras ella cerraba la puerta y evadía las extrañas repentinas manías serias de su padre. Con la risa divertida de su madre de fondo, Sarada asimiló su posible error de preparar dicho almuerzo una vez se acostó en la cama con una sonrisa, o tal vez no.
Boruto, al final, disfrutó del almuerzo que Sarada se esforzó por preparar para él, vaya locura. Tal vez vuelva a comerlo en otro momento, cuando su padre no se de cuenta, pues tenía un signficado para ambos, tal vez.
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Así es como termino el escrito del día de hoy. La verdad es que tenía muchas ganas de escribir sobre la familia Uchiha y un poco de BoruSara 😌❤️✨.
Próximamente estaré subiendo más escritos de este fandom. Así que muchas gracias por el apoyo y la espera de siempre, espero sus votos y comentarios.
Nos leemos pronto ✨⚡️.
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