Confusión

Jimena

Por supuesto que deseaba perforar su garganta sin contemplaciones, pero estaba atontada con verlo a mis pies, tan entregado en lo suyo, siendo obediente y con esa única mirada seductora que me enciende hasta más no poder.

No sé qué me está ocurriendo. He estado jugando con fuego y siento que ese fuego terminará por consumirme por su culpa. Todo con él ocurre con tanta naturalidad, es difícil no sentirme atraída. La conexión que hay entre nuestros cuerpos y nuestra mente, va más allá de lo que pueda describirlo.

Ese lado racional deja de funcionar cuando estoy con él. Me digo a mí misma que no debo caer bajo su hechizo, pero he descubierto que sus palabras tienen la habilidad de hacerme sentir cosas que no debería. Me ilusionan a tal grado de irritarme.

Empujé su cabeza al borde de la cama, mientras lo aprisionaba entre mis piernas y lo sometía a mis empujones. Su garganta lo recibía con tanta precisión, mientras presionaba sus labios alrededor del dildo. Le cogió el ritmo muy rápido. Sus gemidos son tan lindos, igual que su rostro rojo y las lágrimas que están al borde de sus ojos. Sus manos se apoyaron en mis muslos, pero no trató de evitarme, todo lo contrario, es como si quisiera más. Habla de que soy glotona, pero él no se queda atrás. Odio admitir que está logrando lo que quiere. Este deseo me está quemando por dentro. No puedo más.

—¿Te gusta sentirme en lo más profundo de tu garganta?

Esa mirada que me dedicó claramente era una respuesta. Y, por supuesto, como una buena ama debía atender las necesidades y ruegos de mi pequeño y preciado cachorro, por lo que no dudé en torcer su cuello hacia atrás, aun con sus cabellos entre mi mano y me incliné un poco más para que lo tragara en su totalidad. Oí su lindo quejido, la manera en abrió sus ojos de sorpresa y su dificultad para respirar, por eso le daba sus cortos segundos para que pudiera tomar algo de aire y luego él mismo retomaba el acto.  

Odio saber que me he vuelto vulnerable, que me he estado dejando controlar por él, aunque me empeñe en ocultarlo. Fallé a la única regla que había interpuesto entre los dos, y fue por elección propia. Pensé que luego de haber tenido esa noche loca con él, podría acabar con lo que sea que tenemos, pero ese infeliz se ha clavado como un maldito puñal aquí dentro y se niega a soltarme.

No creo poder encontrar a alguien más que sea igual de compatible conmigo que él. Una parte quiere conservarlo, tenerlo exclusivamente para mí, mientras que la otra lucha con tal de no ceder tan fácilmente, pero estas ganas de controlarlo, de tenerlo y dominarlo, me están volviendo loca.

Creo que lo quiero; de una manera muy retorcida y con locura. Tener ese pensamiento fue lo que me detuvo de ese arrebato y retrocedí. Su respiración agitada y sus lágrimas de éxtasis, lo consideré lo más bello que había visto alguna vez. No, eso no es cierto. Si realmente lo quisiera, no estaría disfrutando de sus lágrimas y haciéndole esto. Estoy confundida, eso es todo.

—¿Por qué me miras así? ¿Qué hice mal esta vez? — su voz ronca y fatiga me llevó a admirarlo.

Se arrastró hasta quedar de rodillas a mis pies, manteniéndose en la misma postura de antes. Mi corazón volvió a martillar frenéticamente en mi pecho. No, esto no puede estar pasándome a mí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top