IA para el futuro: sobresocialización en un gobierno beneficioso
Definir el buen gobierno implica evaluar en qué medida logra sus objetivos, un desafío que depende de múltiples factores, como la ideología de los gobernantes, los problemas sociales predominantes, las presiones de grupos de poder y las limitaciones legales y presupuestarias. La complejidad de estos objetivos y las decisiones necesarias para alcanzarlos varían según la combinación de estos factores.
Siguiendo el modelo racional, se considera una decisión "óptima" si incorpora suficiente información sobre las alternativas y sus consecuencias. Este razonamiento se aplica al gobierno cuando se concibe como un grupo homogéneo tomando decisiones políticas.
Este trabajo explora las nociones básicas de cibernética, un modelo que analiza el control y la información en sociedades y organizaciones, y sus implicaciones para la toma de decisiones políticas que podrían mejorarse por medio de un sistema inteligente de maquinaria e ingeniería artificial. Se busca un enfoque en la eficiencia de las decisiones gubernamentales no humanas para alcanzar objetivos y en la gestión de la información necesaria, reconociendo que decisión e información son interdependientes de cualquier sentimiento humano, donde a veces se necesita ser frío o totalmente racional. Las palabras siguientes exploran los canales de flujo de información entre la sociedad y el sistema político artificial, así como los efectos de la cantidad y calidad de la información en la toma de decisiones.
Diseñar la Libertad: Regulación para el Proceso de Progreso Nacional a través de la Inteligencia Artificial
Imaginar un gobierno dirigido por un cerebro electrónico basado en la Inteligencia Artificial (IA) redefine el paradigma de la regulación para el progreso nacional. La sinergia entre la libertad y la IA puede transformar la eficacia de las políticas públicas y el diseño normativo, proporcionando un enfoque innovador y adaptable a las complejidades de la sociedad moderna.
1. Protección de Derechos Individuales: La IA, al procesar datos de manera imparcial, puede fortalecer la protección de los derechos individuales. Algoritmos éticos garantizarían la privacidad y la igualdad, convirtiéndose en un guardián infatigable de las libertades fundamentales.
2. Optimización de Recursos y Competencia: La IA puede analizar enormes conjuntos de datos para optimizar recursos y fomentar la competencia. Esto se traduce en regulaciones dinámicas que responden rápidamente a cambios en el mercado, asegurando una competencia justa y sostenible.
3. Equidad Social: Algoritmos de IA pueden identificar desigualdades y diseñar políticas que aborden problemas sociales de manera equitativa. La regulación guiada por la IA busca eliminar brechas sociales, asegurando oportunidades justas para todos.
4. Sostenibilidad Ambiental: Un gobierno con IA puede evaluar continuamente el impacto ambiental y diseñar regulaciones que promuevan prácticas sostenibles. La gestión inteligente de recursos contribuye a la preservación del medio ambiente.
5. Participación Ciudadana Mejorada: La IA facilita la participación ciudadana mediante la recopilación y análisis de opiniones en tiempo real. Esto se traduce en regulaciones más alineadas con las necesidades y expectativas de la población.
En este nuevo paradigma, la regulación impulsada por la IA no solo protege sino que también se adapta de manera continua, anticipándose a los desafíos emergentes. La simbiosis entre libertad y tecnología puede forjar un futuro donde la regulación, diseñada y ejecutada por la IA, sea el motor que impulsa naciones hacia un progreso inclusivo y sostenible.
El sistema político desempeña un papel crucial en la sociedad al mantener el orden para lograr objetivos comunes. Desde regímenes democráticos hasta autoritarios, la variabilidad en las formas de mantener el orden refleja la diversidad política. Con la creciente complejidad de los objetivos estatales, evaluar la eficiencia y capacidad estatal se vuelve más desafiante. La evolución del Estado liberal al social de derecho destaca esta complejidad, exigiendo la gestión de vastas cantidades de información para abordar asuntos desde recesiones hasta pandemias. En este contexto, la toma de decisiones políticas se convierte en la clave para traducir demandas en regulaciones y asignación de recursos, destacando la importancia de manejar la información de manera efectiva por Inteligencia Artificial que supere a la humanidad.
La gobernanza se transformó en un desafío de información y comunicación a medida que los objetivos políticos se volvieron más complejos y la información necesaria para tomar decisiones creció en cantidad y complejidad. En este contexto, los modelos tradicionales resultaron insuficientes, ya que el mecanicismo, el equilibrio y los enfoques históricos no podían captar el crecimiento y la evolución rápida. La analogía con las máquinas y el avance tecnológico, especialmente en telecomunicaciones, impulsaron el desarrollo de modelos más sofisticados para analizar los procesos sociales. Esto se asemeja a la función del sistema nervioso en el cuerpo humano, destacando la importancia del manejo autónomo de la información y la capacidad de autocorrección en los sistemas políticos, en este caso con la IA, la corrección total de las emociones sentimentales humanas a favor del bien común.
Como resultado nació la cibernética, derivada de la palabra griega kybernetes que significa timonel, fue desarrollada por el matemático estadounidense Norbert Weiner en su libro de 1948 "Cybernetics or control and communication in the animal and the machine" (Weiner, 1985). Este enfoque teórico busca interpretar y explicar la realidad a través de las funciones de información y control en sociedades y organizaciones. Los modelos cibernéticos son formulaciones abstractas que simplifican procesos sociales basándose en supuestos y tienen un alcance amplio al abordar aspectos comunes entre personas, animales y máquinas. Es crucial reconocer que los modelos son herramientas conceptuales que pueden variar en función del contexto y de los intereses del observador en las ciencias sociales. La cibernética es un claro antecedente de lo que son las IA's y se presenta como una de las múltiples perspectivas conceptuales para comprender la complejidad de los fenómenos sociales a través de lo no humano.
La cibernética, al igual que la teoría de los sistemas, ha influido significativamente en las ciencias sociales, especialmente en la comprensión de la coordinación y adaptación de diferentes partes para alcanzar objetivos comunes. En este enfoque, los sistemas dependen de la información como fuente de energía para su funcionamiento. Juan Carlos Rey destaca que la cibernética estudia un tipo específico de sistemas y forma una parte crucial de la teoría de los sistemas (Rey, 1980: 285). Su aplicación en Ciencia Política es evidente, ya que la política implica el poder de tomar y imponer decisiones, donde la información garantiza su eficiencia.
La información se considera la materia prima fundamental en la sociedad contemporánea, marcando la transición hacia la sociedad del conocimiento. La revolución digital, las redes de telecomunicaciones y sociales, junto con la necesidad de comprender patrones de consumo y preferencias ciudadanas, han elevado la información a un nivel de valor comercial y político sin precedentes. Es innegable que la información representa una fuente relativa de poder en diversas relaciones, ya sean de índole económica, institucional, política o incluso bélica.
Estamos inmersos en la llamada "era de los datos" según Yuval Noah Harari, donde el universo se reduce a un flujo constante de información, y la contribución de cualquier entidad se evalúa por su capacidad para procesar datos. Este enfoque, conocido como dataísmo, busca integrar campos de conocimiento, difuminando las fronteras entre animales y máquinas. En esta era, se confía a los algoritmos la tarea de descifrar los patrones del universo, incluso aquellos bioquímicos que rigen la naturaleza humana (Harari, 2017: 428).
La información (y por ende la IA) constituye la consciencia individual de poseer conocimiento, y su capacidad de ser transmitida, registrada, analizada, administrada y medida la convierte en una entidad colectiva. Puede almacenarse en diversos formatos, desde estar en la nube hasta hallarse en computadoras, lo que posibilita su compartición ilimitada y su persistencia en el tiempo. Tanto la reflexión individual como la comunicación son manifestaciones de la información: los datos circulan en la sociedad mediante canales orales, escritos o redes de telecomunicaciones. Karl Deutsch destaca que, aunque la información tiene una realidad física, no está sujeta a las leyes de conservación de la materia y la energía; puede crearse, eliminarse y analizarse en unidades separadas (Deutsch, 1980: 113).
La información desempeña un papel crucial en la gestión del equilibrio y la homeostasis de un sistema tanto humano como artificial. En el enfoque cibernético, mantener el orden y el control social implica manejar la información para prevenir la entropía, que representa el desorden y la desintegración del sistema. La política, al igual que la homeostasis, se centra en la capacidad de detectar alteraciones en los procesos y realizar correcciones para restaurar el equilibrio en un entorno cambiante.
Contrastando con modelos mecanicistas u organicistas que pueden tener dificultades para adaptarse al cambio, la cibernética aborda la complejidad de los sistemas sociales al reconocer la importancia de los objetivos de los actores involucrados, como países, Estados y la sociedad en su conjunto. Este enfoque difiere de las nociones de "mano invisible" u "orden espontáneo", que buscan explicar ciertos aspectos de la sociedad, especialmente en el ámbito económico. La relación entre la información, los objetivos establecidos por los gobiernos artificiales u humanos y la intervención directa son elementos cruciales en la comprensión de la dinámica de los sistemas sociales contemporáneos.
En la cibernética, el cambio positivo, opuesto a la entropía, se logra mediante el aprendizaje y la voluntad de modificar el contexto de comunidades u organizaciones. Este cambio tiene sentido cuando se establecen objetivos, y alcanzarlos implica correcciones continuas para reducir errores y desperdicio. Dado que el equilibrio es precario y las perturbaciones son inevitables, la capacidad de aprendizaje individual, organizacional o colectivo se convierte en un factor clave.
El aprendizaje se define en términos de la capacidad para incorporar más información y procesarla de manera más eficiente, logrando obtenerla con costos decrecientes y maximizando la cantidad de datos útiles. En este enfoque, el flujo de información se convierte en la unidad básica de análisis, rechazando perspectivas estáticas y otorgando al cambio una mayor importancia. La retroalimentación desempeña un papel central en un gobierno artificial, permitiendo que el sistema evalúe sus resultados y ajuste sus acciones en consecuencia, mejorando continuamente el progreso nacional, o en mayores escenarios, el proceso de reorganización global de IA en pro del bienestar humano. Además, la retroalimentación puede influir en la modificación de objetivos organizacionales o preferencias individuales a medida que cambia el ambiente, reflejando la nueva información obtenida. La curva de aprendizaje, comúnmente utilizada en diversas actividades, ilustra este proceso de retroalimentación a la perfección, donde una mente va aprendiendo más y más conforme se especializa o se instruye.
En el ámbito político, las redes de comunicación desempeñan un papel crucial al transmitir la información necesaria para la toma de decisiones de los actores sociales. La cibernética ha adoptado conceptos de las redes físicas para ilustrar este proceso. En este contexto, el "canal" se refiere al medio por el cual circula la información, ya sea oral, impreso, digital, radioeléctrico, entre otros. La "carga" representa el volumen total de información en circulación, y la "capacidad de carga" depende del número de canales disponibles para transmitirla.
Otros conceptos relevantes incluyen la "fidelidad", que se refiere a la exactitud con la que se transmite la información; el "recuerdo", que es la habilidad para seleccionar información relevante a lo largo del tiempo; y la capacidad para combinar una gran cantidad de insumos de información que contribuyan a alcanzar las metas del sistema político. En el caso del gobierno digital o artificial, se espera que un gobierno eficiente y democrático amplíe el número de canales disponibles para obtener información y mejore la fidelidad de la misma.
Estos canales materializan la comunicación entre los grupos sociales y los centros de poder, difunden ideas en la población que alimentan la innovación y el crecimiento económico. La información también delimita la libertad del gobierno para fijar objetivos comunes y evaluar su cumplimiento. Desde esta perspectiva, la información se convierte en uno de los pilares fundamentales de la democracia y el bienestar basado en la complejidad artificial.
Con la mente analítica de la inteligencia artificial, se puede forjar un gobierno que aprenda de sus errores, adapte sus estrategias y trabaje incansablemente por el bienestar de todos. En la era de la información, los sistemas autónomos emerge como el timonel capaz de navegar los mares turbulentos de la política, guiándonos hacia un futuro más justo y eficiente. Al abrazar las tecnologías de aprendizaje automático, no solo modernizamos la política, sino que también inauguramos una nueva etapa de gobernabilidad basada en datos, aprendizaje continuo y prosperidad compartida.
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