Stark&Rogers (II)

Natasha se limpió su nariz rojiza por centésima vez, mirando hacia los retratos de sus padres colgados en aquella pared vieja que pedía por otra capa de recubrimiento y pintura. Se encontraba en la isla que le llamaba la Isla del Recuerdo porque ahí estaban todas las cosas que alguna vez pertenecieron a sus padres, sus fotografías como muebles, incluso el traje de novia de su madre María Stark estaba ahí bien preservado en una vitrina de fino vidrio. Nadie sabía de esa isla más que Jarvis, su segundo padre y cómplice de su escape, a quien había suplicado que no dijera nada a nadie de su escondite hasta que pasara su pequeña larga crisis existencial de madre primeriza a punto de ser soltera si seguía escuchando su Stark interno.

Se preguntó entre lágrimas dramáticas más que adoloridas para esas horas, cómo habrían hecho sus padres para amarse por tanto tiempo con semejantes hijos. Quería escuchar un consejo materno de cómo salvar su matrimonio y no ser una Stark con una relación fallida. Amaba al idiota de Steve, por supuesto, jamás dejaría de hacerlo porque era su alma gemela y todas esas cosas románticas que había soñado, más al muy mentecato se le había metido un demonio. Ahora que sabía que estaba esperando un hijo suyo no sabía qué hacer. Primero había pensado en pedirle el divorcio y hasta ahí acababa su historia, pero ahora las cosas eran ligeramente más complicadas o más sencillas. Toni aceptaba que estaba agregando una buena dosis de melodrama a sus pensamientos y culpó a las hormonas por ello.

Tumbada en la cama matrimonial mirando esas fotografías de rostros felices de sus padres, se limpió sus lágrimas cuando escuchó sonidos provenientes de fuera. Primero lo atribuyó a la presencia de un preocupado Jarvis, más el ritmo de las pisadas fueron demasiado conocidas para ella y tomó lo que tenía a la mano, un almohadón de plumas que lanzó sin pensarlo dos veces contra la cara de su esposo en cuanto cruzó la puerta del dormitorio con un grito airado al haber sido descubierto su rincón de consuelo al que siempre había recurrido desde que sus padres desaparecieran, ese santuario personal que una vez su padre Howard le enseñara con cariño, o eso era lo que recordaba.

-¡¿PERO QUÉ CARAJOS HACES AQUÍ PEDAZO DE IMBÉCIL?!

-¡TONI ESPERA...!

-¡VETE DE MI VIDA...! ¡ERES UN...! -Se tiró a llorar de nuevo a la cama, maldiciendo en cada idioma que sabía a las hormonas de embarazada que le debilitaron.

-¡TONI, NO!

Steve corrió hacia la cama, arrodillándose a la orilla y tomando una mano casi a la fuerza de la castaña que besó por el dorso con lágrimas en los ojos.

-¡Por favor, perdóname! ¡Fui un tonto! ¡Jamás quise hacerte daño! ¡Toni, por favor háblame!

Natasha estaba con su rostro hundido en la cama, sollozando. El rubio se puso de pie, colocándose detrás de ella para abrazarla como siempre solía hacerlo cuando le había visto decaída o que le pedía que la mimara como una niña pequeña.

-Toni, Toni, te amo, jamás he dejado de hacerlo. Fui un estúpido y... y... no tengo perdón, pero perdóname... Toni...

Besó sus cabellos y le abrazó con fuerza, cerrando sus ojos, esperando por el milagro. Luego de lo que pareció una eternidad, ella se relajó entre sus brazos, calmando su llanto hasta que no fueron más que hipos.

-¡Eres un idiota Steven Grant Rogers!

-Lo soy.

Toni abrió sus hinchados y rojizos ojos, lanzando un hondo suspiro antes de girar su rostro para reclamarle lo que había hecho. Fue entonces que se dio cuenta del horripilante moretón en el ojo izquierdo de Steve como un labio partido y algunos rasguños cuya marca supo reconocer.

-¡¿Pero qué te pasó?! -prácticamente brincó de entre sus brazos, girándose por completo para verle con una expresión de espanto- ¡Steve!

-Perdóname.

-Ou... -la castaña bufó- Escucha, Steve, creo que los dos estábamos mal, ¿de acuerdo? -su mano acarició ese rostro golpeado- Tú me dijiste que tu familia necesitaba dirección y me tomé muy a pecho la misión.

-Pero ahora somos una mejor familia gracias a ti.

-Sí, bueno, sí... pero el asunto es que tampoco se trata de que yo tome el control por completo solamente porque soy la más lista de los dos.

Steve sonrió. -Confío en mi esposa.

-Oh, Steve -Natasha le abrazó con fuerza, negando suavemente, su mirada recorriendo esas fotos de sus padres una vez más- Somos un matrimonio, las decisiones deben ser entre los dos. Tú eres más pasional pero al mismo tiempo templado, yo también soy pasional pero al mismo tiempo pierdo el piso. Necesito de tu mano para saber dónde estoy.

-Y yo necesito de ti para saber dónde está mi hogar.

-¡Steve! -Toni rió con lágrimas ahora de felicidad que se combinaron con las de su esposo, juntando ambas frentes- Tenemos que hablar entonces sobre lo que sí y no se puede hacer. ¿De acuerdo?

-Lo siento, Toni. Nunca te haría daño... moriría primero antes de hacerlo.

-No digas tonterías. Además, no me sirve que te mueras. Nuestro hijo necesita un padre.

El color desapareció en el rostro de Steve. -... h-hijo... ¿h-hijo?... ¡HIJO!

-¡Oh, sí, tonto! ¡Estoy embarazada!

-¡TONI!

-Ahora dame amor y felicitaciones como tu bella esposa que soy.

Natasha abrió sus brazos para su esposo quien le cargó lleno de felicidad, estampando besos en su rostro y manos, sentándole luego para tocar su vientre como si fuese el tesoro más preciado del universo.

-¿Hijo?

-Sí, bueno, cuando dos adultos hacen el amor...

-¡Toni! Es decir, me refiero... ¿cómo sabes...?

-Supongo que es instinto de mamá. Jarvis dice que cuando nuestra madre estaba embarazada, desde que lo notaba ya sabía que sería, si un niño o una niña. Papá siempre se equivocaba. Así que supongo que heredé eso.

-Oh, Toni... soy tan idiota.

-Pero eres mi idiota.

Steve le sonrió, acariciando su rostro. -¿Por qué te ocultaste aquí, en esta isla perdida?

-Ah... -la castaña miró alrededor, esa vieja casona en un pedazo de suelo que no figuraba en los mapas al ser demasiado pequeño- Es mi Isla del Recuerdo. Puedes verlo por ti mismo, todo lo que hay aquí perteneció a mis padres, incluso esta misma cama. Conforme fueron amasando una fortuna, ya no necesitaron de sus primeras adquisiciones, pero eran muy sentimentales para tirarlos porque tenían recuerdos de ellos, así que fueron dejando todo aquí... hasta que murieron. Papá solía traerme en su bote para jugar cuando mis hermanos eran demasiado pesados conmigo, mi casita de muñecas anda por ahí.

-¿Es tu lugar especial?

-No -Toni se volvió a él, tomando su rostro malherido entre sus manos- Mi lugar especial es junto a ti. Te amo, Steve.

-Y yo te amo, como a nuestro hijo.

-¿Ahora me dirás cómo terminaste con esa cara? Es más, ¿cómo diste con esta isla? ¿Te trajo Jarvis?

-Am...

-Fui yo -tronó la voz de SIM, haciéndose presente en la habitación- Le di la oportunidad de que te pidiera perdón... antes de que lo mate.

-¡TONY NO!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top