Capítulo Dos: Adán

Y entonces la veo. Camina junto a varias chicas. Debo admitir que se ve radiante… ¿De dónde he sacado yo esas palabras? Seguro que no me reconoce; pero yo a ella sí. Es la única de nuestro año  con esas creencias tan… tan estúpidas y hace rato que esperaba para meterme con ella, para que salga al exterior su caótica y oscura naturaleza. Me recuesto de una farola aguantando la risa que me da verle las caras. Me temen y eso me gusta. Ella me mira de arriba abajo y parece contener la respiración. Cuando ya ha dado la espala volteo y las acecho. Ahora es cuando comienza lo divertido. Hago mi primera pregunta en un tono tan sombrío  que pegan un pequeño saltito. Y para cuando las más pequeñas empiezan a decirme “enviado del mal”, “vasallo de Lucifer” les digo un gracias e igualmente que las deja locas. Ella me mira y aprieta los puños intensamente. Vamos, hazlo suelta tu maldita rabia y prueba que eres igual que yo. Mi cara brilla de satisfacción y la suya realmente no tiene precio. Y entonces pasa

-Que Diosa te bendiga- dice

Me quedo sin palabras, totalmente bloqueado, en el mismo limbo. En mi cara debe notarse mi confusión porque la suya es toda una balada. No puedo ni moverme siquiera, y mucho menos hablar ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¿Cómo ha sido que esa… Esto no ha acabado, juro por los infiernos que la arrastro conmigo.
En los días siguientes me cruzo con ella, y lo que pasa una vez pasa una segunda, y una tercera. Cada vez que intento acercarme es  como si estuviera enterrado en la arena mientras se mete por mi boca y me asfixia
Paso noches en vela mirando los postres de Marlin Manson, Metallica y ACDC. No se me ocurre nada para al menos acercarme a ella, la cabeza me da vueltas y si antes no atendía a las clases, ahora menos. En la clase simplemente dibujo una carabela cuando en medio de una explicación estalla una pelea entre punks y góticos. Es la tercera de la semana y hoy es martes. Todos acabamos en la oficina del director y resuelven separar mi grupo y regarnos por los demás.
Al otro día al llegar nos dan el nuevo salón, yo he ido a parar al aula seis, al menos me gustará el número. Pero todo empieza mal, me tengo que presentar y no me gusta hablar en público cuando no conozco a nadie. Pero al final de la fila del medio está ella, y en su mesa la silla de su izquierda está vacía.

-Mi nombre es Johann Barker , y a parte de lo obvio- digo mientras me señalo completo- me gusta tocar la guitarra, dibujar y leer de vez en cuando

No espero a que el profesor me diga donde sentarme, me voy para el final de la fila del medio y me siento a su lado

-Buenos días ovejita- susurro con una voz demasiado temblorosa para mi gusto y lo disimulo con una tos

-Buenos días-dice y se limita a ignorarme.

La clase continúa y solamente la observo tratando de sonsacarla. Realmente tiene unas facciones perfectas y eso me da una idea para al menos llamar su atención. De mi carpeta saco un trozo de carboncillo y le arrebato la libreta de historia. Ni siquiera se inmuta pero la observo detenidamente para capturar todos sus detalles. Mis dedos se vuelven ágiles... Hace rato que no pintaba con tanto ahínco. Cuando termino, satisfecho le devuelvo su libreta. Se sonroja mientras me mira dudosa. Esta vez es su cara la que no tiene precio. Desearía poder sacarle una foto. En una hoja de su libreta de Historia está ella con el vestido blanco que llevaba el otro día, y ella en el dibujo es un ángel.
Satisfecho vuelvo a mis cosas mientras ella me mira de reojo. Entusiasmado incluso tomo notas por primera vez en el curso. Al final de las clases voy directo a casa. Cuando entro me encuentro a mi tía hablando por teléfono. Evita mirarme a los ojos y eso solo puede significar una cosa: faltan como tres semanas para el aniversario de la muerte de mis padres. El abismo en el fondo de mi corazón se retuerce pero lo relleno con rabia y odio… Aprieto los puños cuando miro a mi tía

-Lo sé- es lo único que puedo decir mientras subo las escaleras, ella solo asiente.

El rock metal retumba en mi habitación tan fuerte que no puedo escuchar mis propios pensamientos, y esa es la idea. Ahora mismo no quiero saber de nada ni de nadie. En mi escritorio está un viejo cuaderno de dibujos, lo ojeo un rato mientras me siento en la cama, pronto me tumbo con las manos en la cabeza y me quedo dormido.
Ella aparece en mis sueños, junto a mí. Estamos de pie frente a un pentagrama. En el suelo entre las líneas rojas de la estrella hay un papel, reconozco mi propia firma y supongo que la otra debe ser la suya, ambas escritas con lo que parece sangre. Entes oscuros y lumínicos giran alrededor de nosotros y de repente los de luz se reúnen a espaldas suyas y se materializan en unas alas majestuosamente blancas. En cambio a mí parece ocurrirme un proceso similar pero totalmente opuesto: dos alas inmensas de murciélago han surgido bajo mis hombros, lo que parece ceniza las cubre totalmente y un poco cae continuamente al suelo. Nos miramos a los ojos y  juntamos nuestras manos sellando el pacto. Acto seguido el polvo que habían desprendido mis alas se eleva y cubre las suyas poniéndolas primero de un color gris ceniza y luego incluso más negras que las mías color carbón. Su mirada cambia de angelical e inocente a intensamente libidinosa. Nos besamos locamente, ansiosos de llegar a algo más, a mucho más, el placer del orgasmo nos hace repetir  una y otra y otra vez…
Abro los ojos cuando siento la perdida  del teléfono. Me relamo mientras me recuerdo del sueño y de sus sensaciones, todo era tan real, la suavidad de su piel, el calor de su cuello, su virginidad perdida… pase lo que pase tengo que llevármela a la cama. Ya sé cómo así como lo hizo Mephisto: con un pacto, lo que esta vez yo si saldré victorioso. El problema ahora es en qué  yo podría ganarle y cómo convencerla, tengo que pensarlo con cuidado, porque tengo que ganar a como de lugar. Sin tan solo ella pudiera ver el mundo con mis ojos de seguro que bailáriamos a otro compás, si tan solo ella viera lo mucho que se puede disfrutar en una fiesta… Pero claro, cómo va a ir a una buena fiesta alguien que solo va a la iglesia, si tuviera la oportunidad de salir de ese mundo aunque sea unos días seguro que no vuelve. Creo que por aquí se puede sacar algo bueno, piensa, piensa, si fueras un tentador que ofrecerías…. ¡Lo tengo! Aunque ahora el problema será convencerla, y eso realmente dudo que pueda hacerlo porque no me da ni un poquito de tregua.  Pero si tengo tanto éxito con las mujeres por algo será, ¿no? Mmmmm ya pensaré en algo, Demonios, diablos, infierno, gracias por el sueño
Una piedra pequeña salta por la ventana y me cae en la cabeza haciendo un seco ruido. Son los chicos, !llego tarde!. Bajo las escaleras como alma que lleva el diablo, (quien sabe y de verdad pase un día), digo adiós a mi tía y cuando abro la puerta ahí están los chicos: Spike, Matthews y Miranda. Sonrío y les cuento todo lo que me ha pasado en estos días. Los cuatro nos conocemos  desde hace tiempo y nos volvimos rebeldes a la misma vez Hay personas que piensan que el Lucifernismo no es más que matar cabras, chupar sapos y ve tu a saber que de cosas se dirán de personas como nosotros, lo cierto es que lo único que hacemos es lo que queramos sin hacer daño a nadie, al menos no físicamente, si cuenta asustar a chicas de vez en cuando como daño moral. Como cuando a mí se me cruza algún corderito por la calle, que me es imposible resistirme

-No puedo creer que una chica te haya dejado sin palabras, ya era hora de que encontraras alguien te no te lo hiciera fácil, me agrada la chica sin conocerla, es de las mías

-Y desde cuando a ti te gusta ser una corderita, ¿he Miranda?

-Desde que estoy casada de ser un bicho raro,  ¿no podríamos ser normales, fiesteros y punto?- dijo Miranda a Spike

-Ya hemos hablado de eso- Añade Matthews

-¿Me he perdido de algo?- pregunto mientras ellos niegan con la cabeza al unísono.- ¿Saben que nunca han sido buenos para ocultarme algo? ¿No?

-Hay una nueva secta en la ciudad

-Spike, no me cambies de tema

-De las de misa negra y sacrificio- añade Miranda

-Deberíamos ir un día- dice Matthews

-Con migo no cuenten-salta Miranda

-Ni conmigo, ahí si seríamos corderitos, además no sé por qué pero me dan mala espina- los miro a todos vestidos de negro, incluyéndome a mí y se me ocurre algo
-¿Por qué no complacemos a Miranda y actuamos un poco más normal de ahora en adelante? Ya me estoy cansando del negro
Los chicos parecen reprimir su entusiasmo salvo Miranda que bulle de felicidad. Tomamos de acuerdo hacerlo desde hoy y todos volvemos a cambiarnos. Mientras estoy de nuevo en mi habitación sonrío. Ellos están en esto por mí, por darme su apoyo y ya es hora que dejen de preocuparse tanto y empezar a hacer sus vidas, el dolor es lo suficientemente soportable como para dejarlos con más tiempo para sus cosas. Estos diez años casi no nos hemos separado, salvo cuando estaba con alguna que otra chica. Aunque si tuvieran que hacer una orgía para que yo estuviera con mi pareja junto a ellos con las suyas sin dudas lo harían. (Creo que sonaba más incondicional de lo pervertida que es la idea en general)
Hace rato que no me vestía de esta manera, no se me ve tan mal sin esas pintas de rockero malvado aunque creo que se me estaba quedando chico el guardarropa, tendré que ir de compras muy pronto.
Cuando bajo las escaleras mi tía pega un grito del susto que casi se desmaya. Según me contó más tarde fue porque pensaba que era alguien que se había colado en la casa. Lo mismo le pasó la primera vez que me vestí de rockero, o como dice ella, que me disfrazaba. La verdad es que se puso muy contenta al verme algo más normalizado. También me dijo  que estos días iba a visitar a su marido y mis primos en la otra ciudad y que tardará un tiempo por allá
Cuando llego al pasillo principal me tengo que quitar las gafas para poder buscarla con la vista, he perdido la costumbre. La veo en la entrada del salón junto a su amiga. Me observa pero parece no reconocerme hasta que hablo.

-Buenos días Meissa, hola ovejita- hago una pequeña reverencia y entro

-Pues parece que si es humano- escucho decir a Taylor mientras me siento aguardando el momento para llamar su atención.

Me resulta imposible que tuerza el cuello hacia mí: me ignora totalmente e incluso no tiene nada encima de la mesa con lo que distraerla. Me pongo de mal humor y cuando estoy de mal humor hago cualquier cosa para obtener lo que quiero, esto sí va a doler.
Empiezo a mover mi cuerpo como si estuviera en un ritual de santería y paseo mis manos por toda la mesa, cuando toco las suyas ella las aparta y deja toda el tablero a mi disposición. Perfecto
-Quedan los demonios invitados a esta mesa- digo en una voz casi inaudible y aumento el volumen mientras me observa con el ceño fruncido Tomo un rotulador carmesí y dibujo el pentagrama mientras no paro de hablar y ahora si estoy seguro de que me escucha.

-¡Satanás reina en esta mesa- exclamo con los ojos cerrado esperando lo que viene. Lo repito con frenesí y con oscuridad  mientras tiemblo a propósito. Y entonces pasa

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top