💔21💔

Seokjin no logró conciliar el sueño en toda la noche desde que había vuelto a la casa. Las palabras de Namjoon se incrustaron en su mente para dejarlo completamente perdido entre sus emociones revueltas; aunque las suyas propias también lo habían dejado asombrado. Por lo que solo podía volver a ese momento una y otra vez, tratando de entender.

—Así que es ciertomusitó con decepción—. No creí que realmente lo fueras a admitir, Jin. Al parecer no eres tan egoísta —dijo completamente serio, desconcertando al castaño.

—Tú.... ¿lo sabías? su expresión demostraba que no entendía cómo podría ser posible eso; en ningún momento de su conversación con Hoseok los mencionaron a ellos, Jungkook se lo confirmó.

—No lo sabía, lo presentía —aclaró, envolviendo la zona de la herida con el papel de baño, solo para que aguantara hasta que llegara a su casa y pudiera tratarla como se debía—. Pensé que si Yoongi era quien conducía, alguno de ustedes debería saber algo o quizás lo habrían ayudado a encubrir el accidente. Y odio tener razón.

—Espera. Sigo sin entender cómo fue que deduciste todo eso. ¿De verdad solo lo presentías o hay algo más? —preguntó, su mente estaba confusa y realmente sorprendida, sin mencionar que su miedo estaba aumentando con cada palabra que decía.

—Jin... —lo llamó, clavando su mirada profunda en él. No quería explicar más, solo trataba de obtener toda la verdad sin que su corazón se entrometiera; al estar ebrio por primera vez, no pudo evitar hablar del tema por sus desordenados pensamientos—. Yo no quería acusarte. Y deseaba con todas mis fuerzas creer que tú no podrías hacer algo como eso o siquiera estar involucrado. Pero lo admitiste.... y no sabes cómo me dolió que lo hicieras...

Esa expresión y esas palabras llenas de decepción, lo hicieron sentir tan culpable que tragó en seco sin saber qué decir. A él también le dolió admitir que estaba involucrado, pero pensaba que era lo mejor; nunca fue una persona a la que le gustara engañar o mentir sobre asuntos o personas importantes; no quería lastimar aún más a Namjoon, mucho menos ahora que sabía cuánto sufría.

—Lo siento mucho por decepcionarte, Nam, pero no soy de los que dicen mentiras ni se andan por las ramas empezó con algo de confianza, dando dos pasos hacia él, dispuesto a decir todo lo que sentía aunque la voz se le quebrara en el acto—. Siento que esa persona haya sido tu hermano, y créeme que comprendo tú dolor, porque yo perdí al mío cuando él apenas tenía 9 años. No es fácil y no se supera con el pasar de los días, pero tuve a las personas que quería a mi lado para apoyarme y ayudarme a superarlo poco a poco. Sin embargo, ya son cinco años los que pasaron y aún duele.

Hizo una pequeña pausa, observando su expresión neutral; aunque solo trataba de procesar lo que le estaba contando. Mientras que él estaba a punto de deshacerse en lágrimas por recordar ese momento; era uno de los pocos recuerdos que lo dejaba en completa vulnerabilidad.

No soy una buena persona, ¿vale?  —confesó, y a su vez, las lágrimas comenzaban a correr—. No sé demostrar abiertamente mis sentimientos y, por eso actuó como un imbécil al que no le importa lo que sus palabras o acciones puedan causar en otros... Pero tú sí me importas, Nam, más de lo que puedo aceptar.

Jin..

—Lo sé. Fui yo quien quiso acercarse a ti solo por placer y por capricho. Pero no me puse un límite al hacerlo y creo que.... creo que me gustas de verdad, no solo físicamentelo interrumpió, quería que escuchara cada una de sus palabras, las cuales eran totalmente sinceras. Además, su extraño nerviosismo solo provocaba que hablara sin parar sobre su pasado, como queriendo que viera que él comprendía su sufrimiento, no para obtener su lástima. Intentó respirar hondo para calmarse aunque fuera un poco, mientras secaba sus lágrimas—. Yo... Disculpa. Tienes tantos problemas y ahora yo estoy empeorando las cosas. Tal vez no quieras volver a verme después de lo que dije y.... estás borracho, y herido. Maldición, será mejor que me vaya.

Decidió que ya era hora de irse. Se estaba abriendo demasiado en un momento incorrecto y con la persona incorrecta; ya había confesado, ahora debía alejarse de él porque sabía lo que venía y no quería lastimarlo, ni lastimarse.

«Realmente desearía que las cosas fueran diferentes, Nam. Perdón por todo...»

Sin embargo, antes de que lograra acercarse a la puerta, Namjoon sostuvo su mano, deteniéndolo.

No dejaré que te vayas —dijo con firmeza, observando su sorpresa y confusión—. ¿De verdad me dejarás solo ahora?

—Nam.... Por favor, no me hagas esto. Estar cerca de mi solo te hará daño y empeorará las cosas —recordó, aunque le doliera admitir que era alguien malo para él.

Yo... No sé si es por el alcohol pero... necesito que te quedes conmigo, Jin —murmuró, acercándose lentamente hacia él, con los ojos llorosos—. Aunque sea por un corto tiempo, quiero que me abraces y me beses para sentir que realmente me quieres. Aunque después no lo recuerde y mi conciencia haga que me arrepienta. Déjame estar contigo un poco más.

Sus palabras dejaron a Jin completamente desconcertado y ligeramente feliz. Pero lo había confesado, le dijo claramente que fue cómplice de la muerte de su hermano. ¿Él realmente podría aceptarlo?

—Nam... ¿de verdad no me odias? —preguntó, en un hilo de voz, percatándose de las pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas, las cuales secó al desviar la mirada por segundos.

Creo que no puedo odiarte, Jin. Si hubieras sido otra persona, me mentirías hasta el final y aprovecharías mi dolor para acercarte más a mi. Pero no lo hiciste. Incluso querías alejarte y, lo entiendo. Sin embargo, hay algo dentro de mí que no quiere dejarte ir —golpeó ligeramente su pecho, acortando la distancia de un metro a centímetros de su cuerpo, mirándolo de manera dulce, deslizando su mano por su brazo hasta posicionarla en su mejilla, acariciándola—. Soy mayor que tú, Seokjin, y debería mantenerme al margen para no caer en tus encantos; debería hacer lo correcto. Pero por mucho que no quiera, solo puedo pensar en ti como lo que necesito; quiero que te quedes conmigo a pesar de todo, Jin.

Las lágrimas que ahora brotaban sin control eran las del menor. Se sentía tan... vulnerable y en el fondo tan feliz, que no creía que esas palabras hubiesen salido de sus labios. No podía ser real.

Pero sí las había dicho, cada sílaba salida de su boca era pura y sincera, impulsado por la valentía del alcohol y por la necesidad de encontrar un refugio entre todo el sufrimiento que estaba viviendo.

Y al comprender eso, Jin no sabía que hacer a continuación. Había intentado alejarse para que todo fuera más "fácil" para ambos, sin importar las súplicas de su corazón para luchar por lo que quería; tal y como le había reprochado a Yoongi, que ironía. Pero Namjoon lo estaba haciendo, se estaba dejando controlar por su corazón para que se quedara a su lado, sin importar lo que había confesado.

Él tenía miedo, ambos lo tenían. Pero en ese instante, en ese espacio, en ese preciso momento, solo estaban ellos y sus sentimientos encontrados; confusos y aterrorizados.

—¿De verdad quieres eso...? —preguntó Jin, sintiendo una mezcla de temor y timidez.

—Ya te lo dije, Jin —respondió con suavidad, continuando con los movimientos delicados en mejilla para transmitirle seguridad, acortando más su distancia hasta el punto de fundir sus respiraciones—. Amo profundamente a mi hermano y me duele haberlo perdido de esta manera. Pero, si tú también me dejas, no sé de dónde sacaré fuerzas para apoyar a mi familia.

Susurró, con la voz completamente quebrada, cerrando los ojos y juntando sus frentes, mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro.

—No tiene sentido, lo sé. Tampoco suena correcto, también lo sé. Sin embargo, es lo que siento; mi corazón no puede y no quiere odiarte. Solo te quiero cerca, Jin... necesito que me quieras...

En ese instante, el mundo que los rodeaba se desvaneció, como si el tiempo se hubiera detenido. El corazón de Jin, que antes era sólido y resistente como una roca, se derritió ante la fragilidad de esas palabras. Cada sílaba resonaba en su interior, desnudando sus miedos y anhelos más profundos.

Las lágrimas de su compañero eran un eco de su propio dolor, un recordatorio de la necesidad de tenerse cerca, aunque estuviera envuelta en confusión y sufrimiento. Jin sintió que su corazón se abría, vulnerable y expuesto, anhelando la cercanía que su voz imploraba. ¿Cómo podía resistirse a corresponderle?

Sin darle más vueltas a la situación, dejó que sus sentimientos lo guiaran y, con un impulso decidido, lo besó. A través de ese dulce contacto, entregó las emociones más profundas y bellas que ambos necesitaban para intentar sanar; un acto que simbolizaba la promesa de ser la fuerza del otro en la lucha por seguir adelante.

Jin se separó primero, sus manos rodeando el rostro de Nam, brillando en sus ojos un destello inexplicable.

Entonces, estaré aquí para ti, Nam. Te demostraré que no miento cuando digo que realmente te quiero...

Cada vez que recordaba ese instante, un torrente de emociones lo inundaba, haciéndolo sentir tímido y avergonzado, mientras su almohada se convertía en su confidente cada vez que la abrazada con fuerza. Pero, en medio de esa eufórica felicidad, las palabras de Yoongi regresaron a su mente de golpe, recordándole la idea que había planteado sobre asumir las consecuencias solo. Así que, aunque su corazón danzara de alegría, se comprometió a no dejar a su amigo atrás.

Se levantó de la cama para salir de su habitación e ir a tocar la puerta de Yoongi.

—¿Min? —dijo, después de unos toques en la madera—. ¿Yoongi sigues durmiendo?

Volvió a preguntar pero no hubo respuesta, solo un denso silencio.

—Oye, no pienses que te quedarás encerrado ahí para no hablar conmigo. No dejaré que cometas una estupidez, así que sal ahora.

Otro silencio respondió.

—¡Min Yoongi, te estoy hablando maldita sea! ¡Responde! —golpeó con más fuerza la pobre puerta, pero esta no se abrió y el dueño tampoco respondió.

—¿Jin? —la voz de la Jisoo lo sobresaltó cuando se acercó por las escaleras, con sigilo.

—Ah... Buenos días, tía Jisoo —dijo apenado; estaba armando un escándalo tan temprano en la mañana sin considerar el sueño de los demás—. Solo quería despertar a Yoongi, pero no responde.

—Oh, Yoongi no está, cariño. Ayer en la noche se marchó a la cuidad, mucho antes de que tú y Kook regresaran —informó, implantando desesperación y asombro en el castaño.

—No, no, él no puede volver sin nosotros, tía —repitió Jin, sintiendo cómo la preocupación se apoderaba de él. Su mente empezaba a darle vueltas a la idea de que Yoongi pudiera estar enfrentándose a todo solo, sin ellos.

—Tranquilo, cariño —dijo Jisoo, tratando de calmarlo mientras notaba su creciente ansiedad—. Seguramente se fue a resolver algunos asuntos. Tú sabes cómo es él.

Jin sacudió la cabeza, sintiendo que la frustración y el miedo se acumulaban en su pecho. No podía dejar de pensar en las últimas palabras que habían intercambiado. Él tenía muy claro que apenas volviera a la cuidad, se declararía como único culpable.

—No puedo quedarme aquí —dijo, tomando una decisión—. Tengo que buscarlo antes de que sea tarde.

Jisoo lo detuvo antes de que se moviera, mirándolo con una mezcla de preocupación y confusión. Ella no estaba completamente segura de los motivos que tuvo su sobrino para volver, pero por la expresión de Jin, parecía que era algo realmente malo.

El sonido de una puerta abriéndose se escuchó, antes de que alguna palabra saliera de los labios de la mujer; un Jungkook somnoliento salió de esta.

—¿Por qué estás tan alterado, Jin? —preguntó, frotando sus ojos mientras bostezaba. Jin se le acercó rápidamente, agarrando sus hombros.

—Él se fue, Kook. Yoongi volvió a la cuidad sin avisarnos, estoy seguro de que sigue con la idea de asumir toda la responsabilidad y no podemos dejarlo —la información tardó un poco en ser procesada por el pelinegro, hasta que reaccionó, abriendo mucho los ojos.

—¿Realmente se fue? —musitó, su mirada perdiéndose en el suelo.

—Sí, Jungkook, se fue. Ahora tú y yo tenemos que ir a detenerlo, te doy cinco minutos para cambiarte y empacar, ¿de acuerdo? —dijo, perdiéndose con rapidez en su habitación, dejando confundidos a Jisoo y a Jungkook.

—¿Kook? ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó la pelinegra, buscando respuestas en el chico al intentar acercarse, pero este retrocedió.

—Perdóname, tía, pero no puedo contarte aún —tras una pequeña reverencia con la cabeza, Kook se encerró en su cuarto para cambiarse, sin darle ninguna explicación.

Cuando ambos estuvieron listos , salieron corriendo de la casa, dejando atrás la mirada preocupada de Jisoo y dirigiéndose a sus motocicletas. Cada uno iba montado en su vehículo, sintiendo cómo el viento golpeaba sus cascos con fuerza, en tanto aumentaban la velocidad. Su propósito era llegar a tiempo a su destino, antes de que su amigo se lanzara al vacío donde la culpa y el arrepentimiento lo abrazarían durante toda su vida.

En unas horas, la ciudad los recibió con su bullicio habitual, pero ellos solo tenían un objetivo en mente: encontrar a Yoongi.

Mientras corrían por las calles, la preocupación aumentaba. Intentaron llamar al pelirrojo múltiples veces cuando se detuvieron frente a su casa o frente a su departamento, pero no se encontraba en ninguno de estos. Ambos se dirigieron a la empresa de su padre, con la esperanza de encontrarlo ahí. Pero al estar frente al gran edificio, aquel hombre de edad media que poseía rasgos similares a los de su amigo, se encontraba yendo en dirección a su auto.

—¡Señor Min! —gritó Jin desde su posición, captando su atención. El castaño se acercó al mayor, seguido del pelinegro.

—¿Qué están haciendo aquí ustedes dos? —preguntó el hombre, con confusión, mientras acomodaba su traje.

—Estamos buscando a Yoongi, señor —intervino Kook, acomodándose el cabello hacia atrás—. Desde ayer en la noche regresó sin avisar y no sabemos dónde está.

El mayor suspiró pesadamente, cerrando los ojos mientras masajeaba el puente de su nariz, sintiendo como la tensión se acumulaba en sus hombros. La preocupación lo consumía y sabía que el tiempo se estaba acabando.

—Ese chico en serio es impulsivo —dijo, su voz cargada de estrés—. Cuando le dije que no podía ocultar la verdad, no me refería a que lo confesara todo y fuera directamente a la policía. Ahora, por no avisarme, lo tienen detenido a la espera del juicio, el cual iniciará dentro de dos días.

—¿¡Qué!? —exclamaron ambos chicos al unísono, sus rostros reflejando incredulidad y preocupación.

—Exacto —respondió el mayor, su tono firme pero con un matiz de desesperación—. Hace unas horas me llamaron para que fuera a verlo. No permitiré que mi hijo vaya a prisión.

La determinación en su voz les dio confianza a los demás, pero también un toque de ansiedad. Sabían que la situación era grave.

—Iremos detrás de usted —dijo uno de los chicos, a lo que el mayor asintió y se apresuró a entrar en el auto.

Los chicos se volvieron a subir en sus motocicletas y lo siguieron, rumbo a la estación de policía dónde actualmente tenían a Yoongi.

Mientras tanto, en la celda, Yoongi se encontraba en una esquina, acurrucado en el frío suelo. Sus ojos, rojos y cansados, reflejaban la tormenta de emociones que lo atormentaban. Había llorado en silencio durante horas, dejando que el dolor y la culpa lo consumieran. La frialdad y la oscuridad de ese lugar parecían tragárselo, y los barrotes de hierro se sentían como una prisión no solo física, sino también emocional.

Cuando su padre entró, la expresión de seriedad y enojo que había llevado consigo se desvaneció al ver a su hijo en ese estado. El corazón del mayor se hundió al notar cómo la tristeza y la desesperanza iluminaban el rostro demacrado de Yoongi. Sin pensarlo, se acercó hasta casi pegar su cuerpo a los barrotes, mirándolo con una mezcla de dolor y amor.

—Hijo... —musitó, sintiendo que la mirada vacía de su hijo lo atravesaba como un dardo afilado, provocando un fuerte ardor en sus ojos—... ¿Por qué hiciste esto, Yoongi?

—Papá.... yo... no podía mentirle —murmuró, mirando algún punto de ese pequeño lugar, sintiendo a sus lágrimas correr por sus mejillas nuevamente—. Si vieras como me miró.... con tanto odio y decepción.... me dolió tanto que... solo quería  desaparecer.

Su voz se quebró por completo, cada palabra que salía de su boca parecía desgarrar aún más el corazón de su padre, y eso solo aumentó el dolor que  sintió al verlo.

—Solo deja que yo lo resuelva, ¿si? No tienes por qué entregarte, hijo —intentó persudirlo mientras limpiaba sus propias lágrimas.

Pero ya Yoongi no tenía esperanzas. La vida parecía haberse desvanecido de su mirada.

—Él me quiere aquí... —susurró, la voz llena de resignación—. Quiere verme destrozado por quitarle a su padre, y no lo culpo —su voz se extinguía con cada sílaba que pronunciaba, todas llenas de sufrimiento—. Haré lo que él quiera, no me opondré a lo que él me pida.

Dirigió la mirada hacia su padre, transmitiéndole todo el sufrimiento que llevaba dentro a través de esa mirada sin vida.

—Lo sigo amando aunque él me odie con todas sus fuerzas, papá.

—¡Pero no puedes quedarte aquí! —gritó su padre, golpeando los barrotes con fuerza, sintiéndose impotente ante la situación desgarradora que enfrentaba. Su voz se quebró, y las lágrimas se comenzaron a asomar en sus ojos—. ¿¡Qué pasará con tu madre, eh!? ¿¡No piensas en cómo se sentirá ella al verte en este estado!? ¡Por favor, piensa mejor las cosas, hijo!

—Lo siento mucho por mamá, pero no puedo salir de aquí sin pagar por lo que hice. Se lo debo a Hoseok.

—¡Maldita sea, Yoongi! ¿¡Puedes dejar de aferrarte tanto al amor hasta el punto de lastimarte!? ¿¡No estás cansado de ser el que siempre sale herido!?

—Papá, mi decisión no cambiará digas lo que digas. Yo seré el único responsable de lo sucedido, yo enfrentaré las consecuencias solo, yo recuperaré al hombre que amo únicamente a mí manera —dijo con firmeza y determinación, a pesar de su evidente debilidad—. Diles a todos que el culpable soy yo...


¡¡¡Diosito!!!
No sé si sufrir por cómo sufren mis niños, o si sufrir porque no faltan muchos capítulos para que se acabe esta triste historia 😭

¡Gracias por leer a mis corazoncitos rotos!  

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