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Yoongi se levantó rápidamente y se acercó para abrazarlo con fuerza, intentando calmarlo mientras acariciaba su cabello suavemente.

—Perdóname tú, Seok. No quería que te pusieras así por lo que dije. Por favor no llores, ¿si? —alejó un poco el rostro para secar sus lágrimas y sonreírle levemente—. Entiendo que estés preocupado, pero no creo que Jimin se haga daño sabiendo cómo te sientes. No pienses en eso, ¿vale?

—Sé que no lo haría, pero aún así me preocupa —respondió Seok mientras Yoongi acariciaba sus mejillas.

—Está bien —le susurró—. ¿Quieres que caminemos un poco y me cuentas? —él lo miró con cierta inseguridad, pero finalmente asintió—. Bien, termina y nos iremos, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Hoseok terminó su rebanada bajo las caricias del mayor en su cabello. La curiosidad comenzó a apoderarse intensamente del pelirrojo, haciéndolo preguntarse qué había ocurrido para que Seok estuviera tan  preocupado y qué era eso que atormentaba Jimin. Sin embargo, no quería presionarlo ni interrogarlo, al menos no hasta que él decidiera compartirlo.

Cuando el menor terminó de comer, ambos comenzaron a caminar fuera del cine. Hoseok ahora le contaría la razón de su preocupación, o por lo menos lo pondría al tanto de lo que sucedía.

—Hace unos años, Jimin conoció a un chico que pertenecía a una pandilla muy peligrosa en su vecindario. Este  tuvo conflictos con su hermano mayor varias veces, pero como él vivía en el extranjero, no lo sabía —comenzó a relatar, mientras Yoongi prestaba completa atención.

—El chico solo lo utilizó para causarle problemas a su hermano. Llegaron al punto de hacer que metiera droga en su casa, bajo la excusa de que era un paquete para él. Por eso lo arrestaron  por "contrabando". Jimin le exigió explicaciones, le suplicó que dijera que no tuvo nada que ver con eso, que podría arreglarlo y que realmente lo quería. Pero él solo lo abandonó y desapareció por completo.

El pelirrojo escuchó la historia del chico con una mezcla de tristeza y rabia. No podía creer la crueldad que había sufrido. Cada palabra resonaba en su mente, alimentando el desprecio que comenzaba a sentir hacia quien le había hecho daño.

—Eso fue lo que pasó, en resumen. Pero no termina ahí. Cuando su hermano se enteró de que él "lo traicionó", dejó de hablarle durante mucho tiempo, y su familia tampoco quería verlo; decían que solo les traía problemas. Y como la razón por la que lo enviaron a otro país fue su preferencia sexual, provocar la encarcelación de su hermano fue la gota que colmó el vaso para ellos. Por eso intentó suicidarse días después.

El asombro se reflejó en el rostro de Yoongi al oír esto. Comprendía ahora el profundo miedo que sentía; la posibilidad de que Jimin se lastimara era aterradora.

—Ahora sé por qué te preocupas tanto por él, Seok —dijo mientras buscaba la mano contraria para tomarla—. Si hay algo en lo que pueda ayudar, no dudes en decírmelo, ¿está bien?

El menor asintió.

—Lo tendré en cuenta —respondió con una pequeña sonrisa de boca cerrada—. Muchas gracias por entender, Yoonie.

—No tienes que agradecerme por eso y lo sabes. Recuerda que siempre estaré aquí para ti, Hoseok. No importa lo que pase —le aseguró, transmitiéndole seguridad.

—Lo sé. Y ya que dices eso —se posicionó frente a él, sosteniendo sus manos—, quiero pedirte algo.

Yoongi, tras unos segundos de sorpresa, asintió lentamente, animando al rubio a continuar.

—Sé que tenías un plan maravilloso para hoy y que no salió como esperabas. Pero yo no quiero que recordemos esto como un intento fallido de confesar lo que sentimos..... porque también lo sientes, ¿no?

Preguntó con un leve temor a una respuesta negativa; sin embargo, confiaba en su instinto y no se equivocó. Yoongi le sonrió y comenzó a acariciar suavemente el dorso de sus manos.

—¿De verdad crees que me esforzaría tanto si no sintiera nada por ti? —preguntó con una sinceridad que iluminó el rostro de Hoseok, llenándolo de alegría—. Solo el  tenerte tan cerca, sosteniendo tus manos entre las mías, sabiendo que tus ojos brillan de esa manera cuando me miras, me hace sentir ansioso y feliz, muy feliz. Y no solo ahora. Cada segundo que paso contigo siento que podría admirarte durante horas sin aburrirme. Adoro tu voz y tu sonrisa, tu forma de vestir e incluso tus interminables pláticas. Y créeme, si no te tengo cerca siento que me falta el aire, Hoseok.

Las mejillas de Hoseok comenzaron a sonrojarse levemente, al igual que las puntas de sus orejas. Esa confesión era un espectáculo adorable ante sus ojos; podía ver la sinceridad de sus sentimientos en cada palabra empleada. Muchas veces, había sentido un cosquilleo en el estómago ante cada roce entre ambos, una chispa que se intensificaba con cada momento compartido, especialmente cuando comenzaron a tomarse frecuentemente de las manos. Esa conexión, tan simple y tan poderosa, había encendido en él un deseo de más.

Ambos sabían que lo que sentían, mientras más se conocían, se había transformado en un sentimiento profundo, uno que los hacía soñar el uno con el otro, despertando anhelos de llevar su relación al siguiente nivel. Solo hacían falta unas pocas palabras para que se hiciera realidad.

—Entonces..... ¿te gustaría salir conmigo? —preguntó el menor con cuidado, su voz temblando ligeramente entre la ilusión y la vulnerabilidad.

Yoongi, con una sonrisa traviesa, fingió pensar por unos momentos, dando unos cortos pasos hacia él. Ese acercamiento comenzaba a generar una tensión palpable entre ellos; aumentando los nervios del contrario.

—Mm, no creo que esas sean las palabras adecuadas —respondió, confundido, pero con un brillo juguetón en sus ojos. Al ver el desconcierto en el rostro de Hoseok, acortó aún más la distancia, obteniendo su completa atención.

—Ya que yo debería preguntar.... si tú, Kim Hoseok, me harías el honor de convertirte en mi novio —las palabras salieron de los labios de Yoongi como un suave susurro cargado de emociones, que le hicieron cosquillas a su corazón. Hoseok se quedó en silencio por un instante, disfrutando del eco que hacía esa pregunta en su cabeza.

Pero su falta de palabras no impidió que una hermosa sonrisa en forma de corazón, abultara sus mejillas y convirtiera sus ojos en finas líneas. Ese fue el reflejo de la emoción que sintió. Así que no dudó en acercarse al pelirrojo, acortando los milímetros que quedaba entre ellos, para al fin envolverse en un dulce y ansiado beso.

En la mente de Hoseok, todo se desvaneció excepto el movimiento lento de los labios de Yoongi. Su corazón latía con fuerza, cada pulsación resonando en su pecho, mientras las manos de su pareja se dirigían a su cintura y acariciaban su mejilla. Era un momento que estuvo esperando durante tanto tiempo, y ahora por fin estaba sucediendo; era mucho más perfecto de lo que imaginó.

En la mente de Yoongi, solo había espacio para la textura de los suaves labios de Hoseok, la calidez que irradiaba de su ser. Sus delgados y finos dedos se enredaron en sus cabellos, acercándolo aún más, queriendo absorber cada fragmento de ese instante. Sin embargo, aunque sus deseos llegaban al extremo de querer tener mucho más de él, de sentir mucho más, tomó la decisión de romper ese primer beso entre ambos, para tomar algo de aire, y así lograr controlarse.

—Me tomaré eso como un sí entonces  —dijo el pelirrojo, sin dejar de sonreír.

—Creo que eso está bastante claro —respondió Hoseok, antes de depositar un corto beso en sus labios, para después sonreír—. ¿Seguimos?

Yoongi asintió, aunque quería detener el tiempo un poquito más y quedarse en su pequeña burbuja de felicidad.

—Está bien —volvieron a tomarse de las manos con firmeza, sintiendo la calidez que les transmitía ese simple roce de pieles.

Ahora seguirían su camino hacia la casa del rubio. Seguros de que sin importar lo que se les presente en el futuro, continuaran sosteniéndose el uno al otro, teniéndose como un lugar seguro.

Sobre la mano afectada del pelinegro, una compresa fría estaba envuelta en una pequeña toalla, intentando bajar la hinchazón causada por el fuerte golpe que recibió. Pero a pesar de las constantes punzadas de dolor en su muñeca, trató de ignorar el temblor de su voz y decidió comenzar a hablar.

—Yo.... quiero arreglar las cosas contigo, Jim —dijo cada palabra cargada de un peso que parecía aplastarlo—. Sé que piensas que no merezco tu perdón, y tienes razón. Tienes mucha razón. Pero aún así, quiero intentar enmendar mis errores.... no sabes como me arrepiento de lo que te hice.

—Yo te di una oportunidad para redimirte —lo interrumpió, manteniendo la firmeza en su mirada, atravesándolo con su indiferencia—. Te lo pregunté una y otra vez, confiando en que nunca me harías eso hasta el último minuto. Pero, ¿qué fue lo que hiciste? Me alejaste y desapareciste. No te importó cuánto sufrí, ni cómo mi familia me dio la espalda... ¡Ni siquiera te dignaste a ir a verme cuando ingresé al hospital!

La voz de Jimin se elevó, cargada de dolor y enojo. Cosa que provocó que el pelinegro centrara su vista en el suelo; con vergüenza y arrepentimiento.

—¿Y ahora quieres arreglar las cosas? ¿Después de tanto tiempo? —Jungkook aún no lo miraba; sabía que se merecería su desprecio y rabia—. ¿¡Después de cómo me trataste en el taller!? ¿¡En serio te atreves a venir a aquí y pedirme que te perdone!?

—¡Sé que no tengo ningún derecho de hacerlo! —se atrevió a mirarlo, con lágrimas amenazando con salir—. Soy una mierda de persona, créeme, lo sé. Y solo pensar que, por hacer lo que me dijeron, te perdí, me hace darme cuenta de que soy un completo cobarde.

Dejó a un lado la compresa, cubriendo su rostro con las manos, como si pudiera ocultar la realidad que lo rodeaba. La rabia y la vergüenza lo invadían, recordándole que no logró proteger al chico que amaba. Por cumplir las órdenes de un imbécil drogadicto, había permitido que todo se desmoronara. Había mentido tantas veces, evadiendo la verdad de que sí tuvo que ver con lo sucedido. Por miedo no pudo detener lo que planeaban, sin importar cuantas veces trataran de convencerlo, no debió aceptar el papel en ese estúpido juego. Y lo peor de todo, es que lo abandonó a él y a su amor, intentando, en vano, empezar de cero.

Pero ahí estaba, desmoronándose frente a él, deseando ser escuchado; él quería arreglarlo. Así que entre sollozos, pasó sus dedos por su cabello, despegándolo de su frente y se arrodilló ante él, mirándolo fijamente.

—Sé que no soy perfecto, y que no puedo atreverme a esperar tu perdón —dijo extendiendo lentamente sus manos hacia las de Jimin, intentando tomarlas sin que se alejara, pero no lo logró. Por lo que, ocultando su dolor, continuó—. Pero estoy aquí, y lo seguiré estando hasta que vuelvas a confiar en mí. Haré lo que sea necesario para recuperarte, Jim. No importa lo que tenga que hacer, no te dejaré ir de nuevo, te lo prometo.

Decir que Jimin estaba sin palabras era poco; su corazón se debatía entre un amor profundo y un rencor feroz. En ese instante, se preguntaba si era posible amar y odiar a alguien al mismo tiempo.

Pero no se la pondría fácil. Si Jungkook estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su perdón, entonces él también podría hacerle sufrir, como él había sufrido. No permitiría que su corazón débil lo guiara: usaría su mente para castigar a quien había roto su confianza. Y, de paso, trataría de borrar hasta el mínimo sentimiento que le reservaba a Jeon Jungkook.

—¿Kook? —una voz externa interrumpió el tenso silencio y ambos miraron hacia la entrada, donde se encontraban la pareja.

—¿Yoon... Yoongi? —musitó el pelinegro con asombro.

En segundos, Hoseok corrió hacia Jimin para alejarlo de él con desesperación; tratando de protegerlo.

—¿No te pedí que te alejaras de Jimin? —preguntó, intentando ocultar a su amigo—. Por favor, solo déjalo en paz.

—Hoseok —Kook se levantó del suelo, secando sus lágrimas para intentar acercarse, pero los chicos retrocedieron—. Solo quiero arreglar las cosas.

—No puedes arreglar nada ahora —dijo Hoseok, frunciendo el ceño—. Hyung, por favor llevátelo, no quiero verlo aquí.

—Hoseok, yo no quiero lastimarlo, solo... —el peso de una mano sobre su hombro lo interrumpió.

—Nos vamos, ahora —ordenó con seriedad el pelirrojo, arrastrándolo hacia la salida.

—No, ¡Yoongi suéltame! —gritó, pero este lo ignoró—. ¡Jimin, juro que te lo compensaré! ¡Jimin!

Su voz se desvaneció cuando la puerta se cerró. Una vez estuvieron solos, Hoseok comenzó a inspeccionar a su mejor amigo de arriba a abajo.

—Estás bien, ¿cierto? Él no te hizo nada, ¿verdad? Por favor, Jimin háblame —le pidió con preocupación.

—Estoy bien, no me hizo nada  —respondió con suavidad, aliviando a Hoseok, quién tras suspirar lo abrazó.

—Eso es bueno. Prometo que no te dejaré solo otra vez, ¿vale? —dijo mientras tomaba su rostro entre sus manos—. Estaré aquí cuidando de ti, sin importar lo que pase.

—Seok, sabes que no tienes que hacer eso —le dijo, tratando de calmarlo—. No volveré a lastimarme si es lo que te preocupa. Sé defenderme, de verdad. Ya deberías dejar de preocuparte tanto por mi y pensar en ti mismo de una vez.

—Nunca haré eso. Eres mi prioridad, y te seguiré cuidando no importa lo que pase.

—Pero tienes que vivir tu vida —le recordó, tomándolo por los hombros—. No quiero que mi pasado te abrume, porque es mío. Y no permitiré que nadie más que yo se encargue de eso.

Tras decir eso, Jimin se alejó.

—Minnie, Minnie espera —ya era tarde; se había encerrado en su habitación.

Hoseok tomó asiento en el sofá, revolviendo su cabello con frustración. La impotencia de no poder borrar el dolor que Jimin había sufrido lo consumía, ya que a él definitivamente no le gustaba verlo así. Por algo había decidido en el pasado que vivirían juntos, desde que su familia lo abandonó: razón por la cual se comprometió a ayudarlo, protegerlo y apoyarlo ante cualquier situación.


¡¡Helousi people!! (≧▽≦)

Quiero empezar diciendo, que este capítulo es uno de los más importantes en la historia. Por eso me tomé el tiempo de hacerlo lo más perfecto posible. Así que espero que lo hayan disfrutado...

Porque a partir de ahora.... vamos a sufrir 🥲


¡gracias por leer!

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