❤️09❤️
Eran las 8 de la noche, y ya Yoongi se encontraba frente a la casa de Hoseok, esperando a que este saliera para ir a su cita.
Tenía todo planeado en su mente, cada detalle estaba cubierto en su cabeza; verían una película romántica, luego irían a comer algo que le gustara a Hoseok y al final, cuando lo llevara hacia su sorpresa, tomaría el valor para preguntar aquello por lo que se estuvo preparando desde que sus sentimientos comenzaron a nacer.
Por eso fue su demora. Todos los días se aseguraba cada vez más de que sus sentimientos por Hoseok eran genuinos, que no los estaba confundiendo con lo que antes sentía. Tuvo muchas advertencias y consejos de su tía, por eso se tomó su tiempo para dejarle y dejarse en claro que el nuevo dueño de su corazón, era aquel rubio que portaba el nombre de Kim Hoseok.
Volviendo al ahora, el pelirrojo que aguardaba nervioso y emocionado, vestía una camisa blanca de lana y una chaqueta de mezclilla, junto a un pantalón del mismo material. Al abrirse la puerta café frente a él, salió un hermoso rubio con un conjunto blanco, cubierto por una chaqueta verde y un pequeño gorro azul cubriendo parte de su cabeza.
Hoseok se acercó a él, escaneándolo de arriba a abajo con una sonrisa. Pero su vista se desvío hacia el auto negro sobre el que su cuerpo descansaba, mostrándose algo sorprendido y confuso.
—Hola, hyung, ¿el auto es suyo? —preguntó, curioso, a lo que el pelirrojo sonrió un poco y le dio un pequeño vistazo al vehículo.
—Lo es, no lo habías visto porque.... —las palabras se atoraron en su garganta, haciendo que recordara la noche del accidente.
Estaba tan emocionado cuando salió que no se acordó de lo que había pasado; se había dicho que no conduciría un auto en un buen tiempo. Pero esta vez, quería hacer algo diferente con Hoseok; quería mostrarle comodidad y hacerlo sentir bien. Sin embargo, en ese momento, sintió un profundo miedo al recordar todo aquello que sucedió.
Hoseok, al ver que de repente su cuerpo se congeló, tomó su mano con delicadeza para entrelazarla con la suya, queriendo que lo mirase; cosa que logró segundos después.
—¿Estás bien, Yoonie? —la preocupación se reflejó en sus ojos al preguntarle.
Yoongi, a pesar de el nudo en su garganta, asintió, pero eso no convenció al rubio, quien sintió que de alguna manera, el auto le traía malos recuerdos.
—¿Quieres que mejor caminemos? —preguntó, llamando la atención del pelirrojo—. El cine no está muy lejos, así que creo que puedes dejar el auto aquí. Estará seguro.
—Yo.... no quería que te cansaras caminando —admitió, logrando calmarse mínimamente—. Además, tenía planeado llevarte a un lugar que descubrí después de la película, pero sería difícil llegar sin el.
—Podemos ir en otro momento —sugirió, buscando una manera de bajar su tensión—. Hoy solo quiero ver la película contigo, además, no debo volver muy tarde. Minnie no se siente bien, y mi tío sigue en el trabajo, no puedo descuidarlo por mucho tiempo —intentó mostrarle una sonrisa para transmitirle algo de confianza y seguridad, pero en esta solo pudo ver preocupación.
—Si quieres quedarte con él, está bien. No quiero que estés desanimado a mi lado —dijo Yoongi, con suavidad, tomando ambas manos del rubio para acariciarlas. No quería verlo triste o distraído en su cita—, así no lo disfrutarás.
Hoseok mentiría si dijera que no quería quedarse con Jimin para consolarlo y vigilarlo. Pero tenía muchas ganas de ir con Yoongi, sumándole a esto que su mejor amigo lo sacó prácticamente a patadas de la habitación, para que no rechazara la idea de ir; diciéndole que él podía manejarlo solo.
—Sé que estará bien —afirmó, soltando un leve suspiro—. Por ahora concentrémonos en nuestra cita, ¿si?
Escucharlo hizo que sonriera, y que entrelazara nuevamente sus manos.
—Prometo hacer que te sientas muy bien esta noche, Seok —este asintió con alegría.
—Estoy seguro de que así será —tras decir esto, ambos se encaminaron hacia su destino.
En el único bar del pueblo, el pelinegro se encontraba consumiendo aquella bebida sin control, despojándose de sus sentidos en poco tiempo.
Solo se lamentaba internamente, conteniendo sus lágrimas que no tardarían en salir si seguía pensando en todo el mal que provocó en el pasado. Quería ahogarse en el alcohol para tratar de sentirse mejor.
—Ponme otro —dijo al colocar el vaso que despegó de sus labios en la mesa.
—¿Aún seguirá bebiendo? —le preguntó con cierta seriedad el bartender; ya llevaba más de 5 copas seguidas de whisky y ni hablar del vodka que ya se había acabado.
Una liga explosivamente mala.
—¿Crees que no puedo aguantarlo? —rió levemente por segundos ante su expresión—. Esta es la única forma en la que puedo olvidarlo todo, solo por un rato.
Finalizó, para beber la nueva copa que había frente a él.
—Yo creo que tus problemas no se resolverán si sigues sentado aquí, sin hacer el mínimo esfuerzo por arreglarlo —le dijo mientras limpiaba la barra—. Todos los que vienen a lamentarse como tu, siempre tienen un dilema diferente, pero de igual manera sienten que no lo pueden resolver por sí solos.
Una leve risa fue desprendida de los labios contrarios. Este colocó la copa de nuevo en la barra, deslizando su índice por el borde lentamente.
—No hay forma de arreglar lo que hice. Tampoco tengo el valor de enfrentarme a él después de todo lo que pasó entre nosotros.... simplemente no puedo.
Su mirada cristalizada se posó en el chico, quién le respondió con una pequeña sonrisa.
—Claro que puedes, si las ganas de reconciliarte con él son más fuertes que tu miedo, solo hazle frente —le acercó una servilleta para que secara sus lágrimas—. Créeme, no querrás arrepentirte después.
Le aconsejó, para luego alejarse con la intensión de atender a los demás clientes que se acercaban. La expresión y el tono en el que aquel chico le habló, le dió la sensación de que él sí se arrepentía de algo que nunca pudo arreglar, y él no quería sentirse así.
Por eso pagó la cuenta, recogió sus cosas y salió de ahí lo más rápido que su cuerpo le permitió, en dirección a la casa de Jimin.
¿Cómo saldrían las cosas?....... No lo sabía.
¿Él lo perdonaría?........ No sería tan fácil.
¿Siquiera lo dejaría hablar?........ Eso pronto lo averiguaría.
Estaba nervioso y desorientado. Sus piernas se sentían temblorosas y por ende sus pasos eran sumamente torpes; el alcohol en su cuerpo era tan fuerte que cayó un par de veces al suelo en el camino, pero no se detuvo hasta que llegó a su destino.
Y estando frente a aquella puerta, respiró profundamente, queriendo acumular el valor suficiente para poder expresarse; pero recordemos que está borracho, así que nadie sabe.
Después de unos tres toques en la madera, un suave: "ya voy" se escuchó, cosa que hizo latir fuertemente el corazón del pelinegro.
—Pensé que llegarías maña... —el rostro del chico literalmente palideció al verlo ahí.
—Ah.... hola, Jimin, yo...
—Vete —le ordenó con firmeza, tratando de que todo el tiempo que empleó en calmarse y en prepararse mentalmente para no volverlo a ver, se desperdiciara en solo un segundo—. No sé que te ha dado el valor de venir hasta aquí, pero quiero que te vayas ahora.
—Por favor déjame hablar...
—¡No lo haré! —lo interrumpió, y pequeñas lágrimas corrieron por sus mejillas—. ¿Crees que quiero verte, Jungkook? No tengo nada que hablar con alguien como tú. Y definitivamente no dejaré que me vuelvas a mentir.
—No, no, no, ¡Jimin espera!
El rubio intentó cerrar la puerta, pero la mano contraria se interpuso en medio de la puerta y el marco, por lo cual esta recibió un fuerte golpe que lo hizo gritar de dolor.
—Mierda... —murmuró, sujetándola con fuerza. El menor lo miraba con preocupación, pero no quería acercarse y demostrárselo; no quería volver a caer. Este dirigió la mirada lentamente hacia su rostro—. Ji... Jimin, por favor vamos a hablar, ¿quieres? Te lo ruego.
Le pidió, de esa manera en que no podía negarse, haciendo que se perdiera nuevamente en aquellos ojos que le suplicaban ser escuchado, provocando que se revolviera cada mínimo sentimiento y fragmento de su ser; él era su debilidad, y siempre lo fue. A pesar de lo mucho que lo hizo sufrir, y de todo lo que sucedió en el pasado, su tonto corazón quería creer que había cambiado y que realmente se arrepentía.
Sin embargo, dijese lo que dijese, él no se doblegaría tan fácilmente, y tampoco se lo demostraría...... Pero yendo contra su conciencia, quería escuchar lo que diría.
—Te doy solo 30 minutos. Pero si comienzas con tus mentiras, te juro que te echo, Jeon —le advirtió.
El contrario solo asintió con rapidez y se adentró a la casa cuando él se lo permitió, con la plena intención de hablar con tranquilidad y soltar todo lo que contenía; buscando el perdón del chico que nunca olvidó.
Pero..... ¿funcionaría?
Estando en el lugar, los chicos buscaron sus tickets, refrescos y palomitas, para luego tomar los asientos que le correspondían y proceder a ver la película recomendaba para ese día; aunque no contaban con lo que sentirían al verla.
La trama era un tanto divertida y a la vez muy romántica, cada interacción entre los personajes principales le sacaba una sonrisa al menor; una de la cual claramente Yoongi no se perdió. Pero a pesar de todo lo transcurrido en ella, y de como lucharon por su amor, no tuvo un final feliz.
Todo fue a causa de un accidente que ocurrió casi al final de la película, y ahí, la protagonista trágicamente falleció, dejando al hombre que la amaba solo, sin rumbo y sin esperanza de volver a amar.
Esto tocó el corazoncito de Hoseok, el cual no paró de llorar durante toda esa escena. Y Yoongi; quien también se mostró algo triste en ese momento, ya que aquel hombre le recordó a si mismo meses atrás, solo pudo secar sus lágrimas e intentar sacarlo de ahí para que no la siguiera viendo; acto que se le dificultó un poco, debido a que el rubio quería terminarla a como diese lugar.
Pero él sabía lo sensible que era Hoseok, y no le gustaba verlo llorar, aunque fuese por una película. Así que no paró hasta que logró sacarlo antes de que se deshiciera en lágrimas.
Por eso, Seok ahora se encontraba sentado en una de las mesas del lugar, esperando a que Yoongi llegara con el dulce prometido; ya no estaba llorando.
—No pensé que la película acabaría así —empezó el pelirrojo, al acercarse a él con una pequeña rebanada de pastel de fresas.
Su rostro se mostraba decepcionado y con pocos ánimos; todo le estaba saliendo muy mal. Terminó tomando asiento frente a él.
—No quería que lloraras hoy —finalizó, con cierta seriedad, pero a Hoseok parecía no importarle mucho el haber llorado.
—Está bien, hyung —acercó la cucharita que se encontraba a un lado del dulce, para tomar un pedacito y llevárselo a la boca, saboreando aquel delicioso trocito de pastel que le devolvió la sonrisa—. Me gustó mucho, a pesar del final que tuvo.
Un leve suspiro fue desprendido de los labios del pelirrojo, quién comenzó a masajear el puente de su nariz, cerrando fuertemente los ojos; acto que llamó su atención, y esta vez, si le resultó extraña la expresión del mayor.
—Hyung...
—Esto no fue como lo planeé, ¿ok? —soltó, frustrado—. Hoy se suponía que estarías feliz, Seokie, pero todo me está saliendo mal. No te pude llevar a dónde quería, la película no fue como la imaginé, y sé que tu mente ha estado con Jimin toda la noche. Estoy seguro de que le pasa algo y solo quieres quedarte con él para apoyarlo, pero yo no sé cómo hacerte sentir mejor o despejar tu mente, Hoseok —sus ojos se cristalizaron levemente al finalizar, y él no sabía que decir.
Era cierto que sí estuvo pensando en cómo estaría Jimin con todo lo que pasó, y que miraba regularmente su celular en busca de un mensaje o llamada de su amigo, pero creía haberlo disimulado, aunque al parecer, Yoongi sí lo notó.
Y la verdad no pensaba que todo estaba arruinado, ya que cada segundo con Yoongi era maravilloso para él. Pero el pelirrojo parecía tenerlo todo planeado para que fuera completamente perfecto.
—Será mejor irnos —secó las pequeñas lágrimas que salieron por la molestia que sentía consigo mismo—. Ya saldremos en otra ocasión —este hizo el intento de levantarse de su asiento, pero la mano de Hoseok sobre la suya lo detuvo.
—Yo.... lo siento mucho, Yoonie —su voz se mostró frágil, como si estuviera a punto de volver a llorar, así que retomó su lugar—. Sé que has planeado todo para que fuera perfecto, y lo aprecio demasiado. Solo.... me preocupo por él, ha pasado por tantas cosas que tengo miedo de que pueda volver a hacerse daño.
Ahora eran sus mejillas las que se encontraban mojadas por sus húmedas lágrimas, haciendo que el mayor se sintiera como la peor persona del mundo por hacerlo llorar nuevamente, y eso solo le dolió más.
¡gracias por leer!
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